Comida del cielo (libre)

por **Théodore** Sáb Ago 25, 2018 10:55 pm

Todo parecería perdido si él mismo se rendía. Estaba demasiado cansado después de trabajar como un condenado toda una jornada y solo había tenido un descanso en todo el día. Las casualidades de la vida siempre podrían traerte momentos que recordar siempre. Théodore paseaba de vuelta a su hogar cuando las personas comenzaban a amontonarse en un gran grupo de personas frente a un escenario en el que se mostraba una competición de barbería y por puro instinto se acarició la barba de tres días que se había dejado simplemente porque no tenía ganas de afeitarse.

Se quedo entre la multitud con su bolsa a cuestas, riéndose de las pintas de ambos, como contrastaban ya que uno iba con aspecto fúnebre y el otro parecía un soldado de ballet, todo muy puesto ahí, con sus tonos llamativos que parecía un cazador de toros a punto de exhibirse en una gran plaza de arena. Siguió su camino buscando un sitio en donde poder comer, en donde descansar y encontró el comedor social en el que había una larga cola.

- ¿El último? - pregunto curioso y una mujer de cabellos rubios le dijo que ella era la última. Vaya. Otra necesitada. Últimamente estaba encontrándose con muchas caras familiares por donde iba. La muchacha que la respondió juraría haberla visto cerca de un hombre respetable, de alta alcurnia. Probablemente no era así, estaría haciéndose ilusiones o pensando en cosas que no tendrían sentido alguno. Bueno, seria el hambre que le estaría haciendo ver cosas en donde no las hay. Theodore siguió esperando su turno y para cuando le tocó su turno, poco de comida había, se enfadó rápidamente pero la joven compartió un poco de la comida con Theodore. Este agradecido, comenzó a comer con ansias, pudo escuchar a la muchacha reírse por lo bajo, bueno, al menos a alguien le parecía un hombre gracioso.

- Esto estaba delicioso – Theodore dejó el cubierto sobre el plato y se levantó para poder irse de aquel lugar. Observó que la joven estaba todavía en el comedor, aquella que compartió parte de su comida para dárselo a él. Algo en esa muchacha no olía bien, estaba un poco temeroso pues una extraña que le da comida vale, lo agradecía pero que se hubiera quedado hasta tan tarde en un tugurio como lo era el comedor comunitario, le resultaba extraño. Decidió irse por el otro lado, por la puerta trasera por la que siempre acostumbraba ir. Respiró el aire de la calle parisina por la noche y se dirigió hacia el apartamento que tenía alquilado a una de las prostitutas del burdel en el que ayudaba a veces y era su segundo hogar.

por **Genesis Santini** Sáb Sep 22, 2018 7:55 pm

Cerré mi libro mientras el señor de buena apariencia y buena educación me pagaba con piezas de oro y unos cuantos francos - ¿Cuándo comenzare a ver resultados? – la voz ronca del hombre había logrado estremecer hasta mi propia alma “ Tú no tienes Alma Génesis” decía Gala la voz que nunca se apagaba en mi interior – De manera casi inmediata, Señor Dupont, créame que este tipo de encantamientos alejaran a esa joven de su lado – Sonríe de manera amplia mientras fruncía el ceño ante lo que había dicho Gala – Si no hace efecto usted sabe dónde encontrarme – le guiño un ojo y seguí mi camino, comencé a seguir a la joven de cabellos dorados con mi libro abrazado, aquel hombre me había pedido un encantamiento para que su hija no deseada se independizara y tomara las riendas de su vida lejos de él, su padre. Aquel hombre me había contado que lo único que deseaba que ella empezara a tomar la vida con otros ojos, que se pudiera valer por sí sola. Así que con mi ayuda, y la de mi amado libro había logrado un encantamiento de independencia, la joven comenzó a tener pensamiento propio ante lo que deseaba y necesitaba, y era de esperar que no todo fuera color de rosas.

Tres días habían pasado del pago del señor Dupont, y mientras daba mi paseo por las calles parisinas vi a la joven, se veía bastante diferente, independiente podría decir, pero al parecer no le estaba lleno muy bien, era evidente que una jovencita malcriada que todo lo había tenido en la vida no sabía hacer nada para ganar dinero. Me atreví a seguir de lejos mientras me aseguraba que pudiera siquiera comer algo, “No eres tan mala como aparentas” moví los ojos de lado mientras me hacia la sorda ante las palabras de Gala. Camine hasta ver que llegaba al comedor comunitario, punto para mí la jovencita si se estaba alimentando, eso ya me dejaba más tranquila, rodee el lugar para asegurarme que ella comiera y estuviera bien en lo que pudiera. Llegue hasta la parte de atrás y seguí mi camino. “Es increíble que no puedas ayudar de otra forma a esa joven” proclamaba Gala en mi cabeza, y continué mi camino hasta ver a un joven que al parecer salía de aquel comedor comunitario. Su forma de caminar me hizo recordar a Bruno, sonreí y tropecé a la vez con unos botes de basura. Caí en aquel lugar lleno de pestilencia mientras oía la risa en mi interior mi libro rodaba metros más allá. -¡Demonio! – grite mientras me levantaba y volvía a caer ya que la superficie del suelo estaba resbaladiza por los desperdicios domésticos. - ¡Diablos! – volví a caer. Y me quede ahí sentada, un micro segundo cuando me entro el pánico por que no veía a mi adorado libro, si bien nadie podría leerlo no podía darme el lujo de perderlo, lo vi más allá cerca de donde estaba el joven.

Sin pensarlo dos veces, me puse a gatear en el lugar, arruinando claramente mi vestido y manchando los guantes que cubrían mis blanquecinos brazos, de alguna forma u otra tenía que llegar hasta el libro. Levantarme me era difícil con el vestido arruinado el peso de la suciedad me lo impedía por no decir todo lo demás que tenía aquel callejón. Sople con fuerzas hasta darme los impulsos necesarios para llegar al libro, y cuando lo tuve entre mis manos no sabía si llorar o reír – No sé qué hubiera hecho si te me pierdes – dije casi con un sollozo. “Sentimientos tiene la maldita bruja que ocupa cuerpos para vivir eternamente… llora maldita desgraciada ¡llora!” abrace el libro conteniendo las lágrimas, cerré con fuerzas mis ojos por unos segundos intentando soportar los gritos en mi cabeza, estaba todo arruinado….

Gala* nombre de uno de los cuerpos tomados para la reencarnación de Génesis.
Almalgor* libro de Hechizos, el significado del nombre el Indestructible

por **Théodore** Mar Sep 25, 2018 6:38 pm

Theodore, conforme su paso se acercaba al piso que tenía alquilado escuchaba a su izquierda maldiciones formada por una voz femenina y al parecer, para cuando Theodore, preso de la curiosidad la vio a cuatro patas agarrando con fuerza un pesado libro rojo.

- ¿estás bien? – Pregunto con curiosidad. Miró brevemente la tapa de aquel libro y solamente pensó para sus adentros. Bien. Una bruja o una pirada sacada de un manicomio. – Creo que te has puesto un vestido muy poco funcional para mezclarte entre los cubos no? – Rio con suavidad – pero seguro que no te hace justicia – Siguió ahora con una sonrisa y él mismo tomó la iniciativa de agarrar el libro por debajo de su brazo y con las mismas tomar de los brazos a la joven para levantarla del mugriento suelo. Paso siguiente dejó el libro sobre la repisa de una ventana para después hacer una reverencia, era de clase baja pero tenía educación o según lo que había visto de sus paseos en la gente de París que siempre se estaban haciendo reverencias los unos a los otros – Que tenga una buena noche – Diciendo esto, Theodore, queriendo no tener ningún trato con aquel que fuera brujo/a o que se considerase como tal, él quería tener el mínimo contacto con ninguno de esa especie.

Cuando estuvo ya cerca del burdel y de su casa o más bien su cutre de apartamento, observó delante de él a aquella mujer que siempre había crecido con él, que siempre lo había cuidado en sus noches de terrores nocturnos, en momentos en los que le habían roto el corazón. Podría considerar a esa mujer su madre, su ángel guardián. Era prostituta, sí, pero había cuidado de él durante toda su vida e incluso cuando no tenía que hacerlo. Sin embargo, las prostitutas, cuando este era ya más crecidito, se dedicó a estudiar en secreto o no tanto pero si estudió finanzas o algo parecido por lo que cuando ya lo pudo poner en práctica, su madre adoptiva ahora gobernamentaba dos burdeles y estaban a punto de abrir un tercer burdel. El negocio iba perfectamente bien sobre todo cuando tenían que hacer competencia entre un burdel vecino o con las mismas cortesanas de clase alta que se llevaban mucho más dinero.

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