Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)

Recuerdo del primer mensaje :

Viernes 7:00 PM.

Cuando Denver detuvo la carrosa, sus manos ateridas por el frío le dolían mientras sostenía las cuerdas que controlaban a los caballos. Se quedó unos momentos sin moverse soplándose las manos en un vano intento de calentarse, el cliente sólo le había dado la indicación de dejar a Anuar en el borde del camino y regresar por donde había llegado. Pero ¿Como iba a dejar a ese jovencito en medio de un bosque en el borde de un camino que no llevaba a ninguna parte sin nisiquiera un candelabro? De repente se encontró pensando en lo peor. ¿Y si el cliente lo que quería era asesinarlo y que no hubiesen testigos? Porque en ese lugar hinóspito sería la carnada perfecta, el cuerpo podría ser escondido y jamás encontrado por la policía...

¿Tendría el chico una deuda pendiente con algún señor poderoso? ¿Estaría metido en un lio pasional? Pobre muchacho, con esa carita inocente que tenía. Denver comenzaba a sentir el remordimiento de consciencia carcomiéndolo por dentro, pero él era sólo un conductor ¿Que podía hacer para cambiar el destino oscuro de ese pobre y desnutrido joven?

- Hemos llegado - Anunció bajándo del carruaje buscando un candelabro y encendiéndolo para Anuar quien en algún momento del viaje se había metido dentro del carruaje de nuevo. Karl había dormido un par de horas también y se rascaba los ojos mientras bajaba el baúl con provisiones y lo depositaba en el suelo. El cliente además había dicho que el baúl se quedaba en ese lugar con Anuar.

- Fue un placer escoltarle hasta este lugar monsieur Dutuescu - Comenzó Denver con una sonrisa - Ahora yo debo volver... que Jesus y la virgen le protegan en su infinita misericordia - . Finalizó con un gesto bastante religioso y volviéndo a montar al carruaje, el viaje de regreso sería tedioso, así que probablemente su hijo le relevaría conduciéndo los caballos mientras el dormía un poco.

Soren tuvo que aferrarse a Anuar con sus manos una vez el animal tocó tierra al otro lado de la cerca, a lo lejos vio como algunos hombres intentaban calmar a los caballos y evitar que otros más escaparan, pues todos parecían querer la misma libertad. El caballo aminoró el paso y esta vez trotó apaciblemente tomando el camino empedrado, subiendo la colina por la que anteriormente ambos, vampiro y humano habían bajado.

Ante la pregunta de Anuar, Soren no supo que decir en el momento, llevarse el caballo de regreso a Paris sería volver a someterlo a más trabajos forzosos y a que otro dueño le abusara, aunque por supuesto también cabía la posibilidad de que dieran con un hombre que tratara bien a los animales y los apreciara. Por ahora no podían hacer otra cosa que regresar a la cabaña, una vez allí, le darían algo de agua y frutas al caballo y le dejarían pastar, ya tendrían ellos tiempos de pensar.

El caballo continuó cabalgando por casi 10 minutos, Soren continuaba en silencio, extrañamente en otra circunstancia hubiese hablado sin parar sobre lo emocionante que había sido la aventura, pero se había olvidado inclusive de mencionar sus inservibles gafas en el bolsillo, también la leche que no habían logrado conseguir. Comenzaba a sentir su cuerpo pesado, como si sus piernas se hubiesen convertido en sacos llenos de arena.

La visión borrosa de todo a su alrededor no ayudaba mucho, sentía como si alguien estuviese echándole tierra en los ojos, pues parpadeaba con rapidez evitando que estos se cerraran, los parpados parecían más pesados que sus propias piernas. ¿Pero que demonios? No se había sentido así desde...
Desde que había dejado de alimentarse por más de una semana, eso era lo que pasaba, era la necesidad de sangre ¿Pero porqué de repente?

- Anuar...- Murmuró con un hilo de voz y entonces lo notó, un cartucho de escopeta le había dado por la espalda en algún momento y con toda la adrenalina del momento no lo había notado, una enorme mancha escarlata se extendía como una flor mortifera por su espalda y estómago, manchándole inclusive el pantalón.

Siguieron avanzando sobre el lomo del animal, observando su entorno con tranquilidad el camino sobre el cual andaban destellaba como un listón luminoso en el irregular suelo, las herraduras del equino golpeaban las rocas haciéndolas resonar con una divertida melodía que indicaba su pausado andar, ahora que era libre no tenia mayor preocupación que seguir siéndolo, agitaba la cabeza orgulloso de su hazaña como quienes jacta de su logro ante nadie, porque nadie podia verle, los altos pinos resguardaban quizas las creaturas que con asombro les observaban o quizas alla detrás nadie les veía.

La voz de Soren le hizo voltear a primera instancia no encontró nada extraño ¿no llegaba lentes?, enarco una ceja virando mas el cuerpo intentando mantener el equilibrio sus manos se humedecieron aun cuando en la obscuridad de la noche no podia asegurar con que, sus manos recorrieron el torso del vampiro sintiéndole pegajoso, alzo sus manos para encontraras teñidas en rojo, un rojo opaco y mal oliente –Soren- chillo con los parpados abiertos de par en par.

Sus manos se aferraron a la camisa del vampiro y su corazón pareció detenerse a la par del otro ¿en que momento le habían herido? ¿Por qué no se habia dado cuenta? Se maldecía entonces por no caer en cuenta de lo sucedido y haber seguido como si nada por un tramo bastante largo cavia mencionar, sintió como el miedo le embargaba de un modo inusual al pensar en perderlo ¿podia morir por una bala? No sabia y no quería comprobarlo.

Le sujeto con suavidad golpeando al animal con el pie para apresurar el trote nuevamente –no te sueltes porfavor- le murmuro rodeando su cuerpo con su brazo a como podia, se mantenía sujeto con una mano al caballo y con la otra aferrándose al cuerpo de Soren con el el tronco completamente virado, con uno de sus costados manchándose por la sangre derramada. El equino comprendía la urgencia de la acción y comenzó a trotar tan rápido como lo habia hecho en busca de su libertad ¿Cuándo tardarían en llegar? Esperaba no demasiado.

-¿Qué tengo que hacer?- le cuestiono observándolo su mirada divergía entre el camino el cuerpo del vampiro, su cuerpo temblaba presa de la desesperación e impotencia pensó entonces en lo único lógico, si perdia sangre debía recuperarla y los vampiros solo podían hacerlo bebiendo ¿cierto era? Aunque debía hacer que dejase de sangrar o ambos morirían drenados.

Encamino al caballo hasta la puerta de la cabaña bajando con un amplio salto, extendiendo sus manos y plantándose al suelo para tirar del cuerpo de Soren y sujetarlo entre sus brazos impidiendo asi que golpease el suelo, un fuerte tiron le hizo ahogar un gemido dentro de su pecho, avanzo casi a gatas hacia la puerta de la cabaña no solo con el cuerpo del vampiro entre sus brazos sino todo rastro de esperanza y ahelo.

Anuar se había dado cuenta y su expresión angustiada le molestó sobremanera, no le gustaba causar ese tipo de sentimientos en otras personas, especialmente en una que le importaba tanto. Intentó decir que no era nada, que no se preocupara, pero dolía como un demonio. Aquella no era una bala común, era la bala de una escopeta, un cartucho bastante grande que sería difícil sacar de su interior a no ser de que un vampiro doctor le atendiese y era obvio que en un lugar así no podría recibir ese tipo de atención.

¿Cuanto tiempo tardaría Erkki en llegar si lo llamaba? Pensó por unos instantes mientras el caballo cabalgaba con más rapidez, no, aquello era imposible, faltaban pocas horas para el amanecer, sería imposible que llegara a tiempo.

Se dejó hacer como a un niño pequeño, Anuar le ayudó a bajar del caballo y se tuvo que llevar los brazos al estómago adolorido con la acción. La última vez que le habían herido con una pistola había sido en presencia de Gerard, pero para su suerte había sido llevado al hospital y Erkki le había dejado beber de su propia sangre, la sangre vampirica era poderosa y ayudaba a reconstruir los tejidos, pero en medio de esa montaña las posibilidades eran más bien reducidas. Caminó cojeando, apoyándose en Anuar hasta que entraron en la sala, donde se acomodó como pudo en el sofá al lado del fuego que ya se había extinguido.

- No se como paso... - Murmuró entrecerrando los ojos débilmente – Tampoco me di cuenta en el momento... - Se levantó un poco en el sofá intentando no quedar del todo acostado horizontalmente – Ayudame a quitarme la camisa – Le pidió con lentos movimientos de cabeza – Debes detener la hemorragia... he perdido mucha sangre – Agregó carraspeando.

Le dejo recostarse en el sillón y sus ojos color de oro no se desprendieron de la herida mientras le hablaba y hacia suaves movimientos casi como si el simple hecho de mover un musculo le pesara y costara en demasía -¿Cómo debo detenerla?- le cuestiono pensando que debería haber aprendido algo de medicina lo habia después de la paliza y las dos persecuciones de licántropos, ahora por lo menos sabria si debía vendar la herida, sacar la bala o quemar porque al quemar las venas se cerraban y dejaría de sangrar ¿cierto?

La cabeza le dio vueltas mientras sus manos antes firmes y delicadas temblaban sin cesar, desabotonando la camisa y ayudándole a sacársela, el hoyuelo en su piel dejaba entrever la bala encarnada, la sangre saliendo como de un manantial, ríos de escarlata se formaban por su torso hasta perderse en su pantalón, aquella sangre tan preciada para ambos resplandecía frente a sus pupilas y de no haber sido por el shock del momento quizas el sabor de la misma le hubiese hecho pensar en probar un poco de aquella ya vertida que no servia para mas nada.

Tomo la camisa entre sus manos comenzando a usarla como un trapo para limpiar parte de la sangre que comenzaba a adherirse a su cuerpo, si tan solo no hubiese ido atrás, si hubiese ido en otro caballo o aprendido a maniobrar en el equino, la bala no le hubiera dado entonces a el quizas a si mismo y eso no importaría porque egoísta se llamaba y por amor tenia apellido, mejor el que el vampiro ¿aunque tuviese una eternidad? Mejor el que Soren.

-no se que hacer…- confeso en voz baja temblando en su lugar Soren debía saber algo de medicina ¿no era Erkki su mentor? ¿y no era este medico? Debía haberle enseñando algo por mínimo, o haber observado alguna intervención y curación. Suspiro ampliamente adquiriendo el color que habia perdido en los últimos minutos, coloco la camisa a presión por encima de la herida y se arranco la propia buscando a tientas el orificio en la espalda del vampiro por donde la bala debería haber entrado, presiono pensando en que mas hacer necesitaba algun desinfectante, aguja e hilo o por lo menos eso suponía.

-¿tienes hilo para pescar?...-¿en que estaba pensando? Parpadeo varias veces pensando en como improvisar la sutura porque era obvio que de alguna forma debía cerrar la herida, sacar la bala y desinfectar.

Frunció el ceño con cada movimiento de los dedos de Anuar aún cuando sabía, procuraban ser suaves y no hacerle daño, pero el solo roce de la tela contra la piel ardía en demasía, una persona común estaría ya delirando con fiebre alta, probablemente inconsciente o muerta, pero él no tendría fiebre, tampoco tendría una infección llegado el caso, porque si su cuerpo estaba muerto no había nada que infectar y ninguna enfermedad podría afectarle, sin embargo esto no quitaba el hecho de que doliera espantosamente y que la perdida de sangre lo debilitara hasta el punto de casi ni poderse mover.

-He sido herido de bala en otra ocasión – Murmuró, mientras el chico le quitaba la camisa – Tienes que sacar el cartucho de la bala... si esta sale por si sola, será mucho más doloroso y tardaría más tiempo en curarse – Explicó cerrando los ojos como si el sólo hecho de hablar le costara demasiado.

-Todo esto es mi culpa... maldita sea – Comenzó a decir luego de una pausa – Si me hubiese alimentado debidamente antes de venir... si estuviera completamente en forma... la herida estaría curándose ya – Explicó, recordando que había estado tan ocupado con su regreso a clases, con el desorden que había en la tienda y la preparación del viaje, que había olvidado cazar en los últimos dos días. No necesitaba cazar a diario, pero como mínimo una vez a la semana, la sangre era casi como la fuerza vital para el vampiro, entre más se tardara en beber más débil se pondría, así de simple.

- No...intentes quemar la herida para evitar la hemorragia... el fuego sólo lo empeoraría todo... podrías matarme – Murmuró dejando escapar un suspiro – La bala...la bala tiene que salir -

-lo pensé…pero lo descarte al recordar lo del fuego- confeso observando como las telas de las camisas comenzaban a teñirse de rojo como si hubiesen sido sumergidas a un estanque con el agua pintada de aquel color, se imagino entonces a un torpe niño quizas un vampiro como Soren tirando sus acuarelas sin querer en aquel manantial quizas aquella seria una buena historia para contar los inicios del agua del aquel color, negó, dejando los absurdos pensamientos de lado quizas los nervios le hacían pensar en otras cosas aunque lo que debía hacer era concentrarse.

-de acuerdo, sacare la bala- murmuro ideando como hacerlo, podría utilizar sus dedos aunque ademas de seguramente doloroso para Soren seria desagradable para el sentir la carne contra sus dedos y tener que introducirse en el con aquella brusquedad, quizas seria mejor buscar unas pinzas y extraerla de aquella forma, porque no le importaba sacar la bala y después salir con un fuerte mareo y nauseas si con eso Soren se pondría mejor aunque dudaba que el grosor y largo de sus dedos ayudase para aquello.

-aguarda- le pidió en voz baja besando sus labios con rapidez, se levanto de un salto andando a la cocina a grandes y sonoras zancadas, rebusco por todos lados, quizas un cuchillo serviría también, vacio los estantes con rapidez sobre el suelo, sus zapatos terminaron cortados, arañados y golpeados por los diversos utensilios de cocina, tomo al fin un cuchillo y una cuchara los cuales pretendía usar como pinzas, dejo el resto sobre el suelo y regreso sobre sus pasos a grandes andadas, con el suelo rechinando bajo su pecho, con aquel clpa-clap que solo lograba hacerlo temblar con un mayor frenesí.

Se dejo caer a un lado de el suspirando ampliamente pues con aquel pulso irregular no lograría nada mas que lastimarlo –no te muevas- murmuro como si realmente fuese Soren quien se movia aunque mas lo decía en voz alta para si mismo, no espero respuesta quito la camisa e introdujo el cuchillo y la parte no redondeada de la cuchara sino el mango de la misma, rebuscando con el tacto y a tientas el cartucho, lo sujeto con aquellos objetos como si de una pinza se tratase, levantándola hasta tenerla fuera, aunque era un minúsculo perdigón manchando como un tizón al rojo vivo sobre la piel del vampiro. Inhalo profundamente rebuscando en su interior algun otro de aquellos balines cromados.

No le agradaba la idea de que fuera Anuar quien tuviera que hacer la curación, demasiada carne y sangre para una mente tan frágil, pensaba, porque sin importar lo fuerte que fuera, los humanos siempre sentían nauseas con la sangre y les afectaba el juicio. Pero no tenía otra salida. El chico había ido corriendo a buscar algo para ayudarse en la tarea y Soren se quedó echado cual estaba lamentando su incompetencia. Si no hubiese sido tan terco con la idea de ir por leche, si tan sólo hubiera hecho caso omiso a ese impulso anarquista y aventurero que se mantenía escondido muy profundo en su interior.

Si tan sólo...
Anuar no estaría pasando por esos incómodos momentos y el no estaría muriéndo de dolor.

Pero no cambiaría ese dolor por la alegría y la emoción que había sentido mientras cabalgaba en el caballo por el potrero despejado, no cambiaría el sonido de su risa y ese beso extraño que le había dado en la mejilla cuando intentaban ordeñar la vaca.

Oh Soren que tonto eres, expones tu integridad física y mental por otra persona.

Abrió los ojos temeroso cuando le vio con el cuchillo y la cuchara, no muy seguro de para que demonios los usaría, entonces, cuando los introdujo dentro de su piel, un grito seco y ahogado se le escapó de los labios, sus manos se aferraron a ambos lados del sofá y sus dedos dejaron marcas inmediatamente en el mullido material, cerró los ojos frunciendo el ceño con tanta fuerza que sendos surcos de arrugas adornaron su frente, jadeó varias veces, antes de volver a gritar, enseñando los colmillos.

- ¡Sacala, Sacala! - Se quejó, nublado por el dolor.

-¡aguarda!- exclamo azorado por sus gritos sabia que debía doler quizas no conocía la medida en que sucedia mas estaba seguro que lo hacia y el rostro compungido y los gritos de dolor no hacen de aquella une mejor situación sobre todo no al tener que meter las improvisadas pinzas la mitad de una decena de veces sacando balines a cada intento, no sabia cuando terminaría de sacarlos todos y tampoco sabia si Soren lograría atinar a decirle cuando no hubiese ningun otro.

Saco las pinzas las cuales goteaban con la sangre del vampiro, no pudo evitar sentir un hueco en el estomagó aun y pese a que habia comido ya aquel dia, una sensación de frialdad le embargo los adentros haciéndole estremecer, dejo los balines conseguidos sobre la mesa e inspecciono con la mirada le herida no seguro de si habia hecho bien la labor o por el contrario sus acciones propiciaban a algo peor.

-¿y ahora?- le cuestiono observando el cuchillo y su dedo índice, quizas debería abrirse una herida para que el vampiro bebiese de ahí o quizas debía otorgarle una vena mayor por donde pudiese succionar mas sangre en menor tiempo y sanar asi con rapidez , no estaba seguro y no llegaría a estarlo en lo que restaba de la velada, dudoso por no conocer sobre medicina o vampiros lo suficiente como para decidir tomar una decisión no un minimo temor a errar o sencillamente ir en dirección contraria de lo debido.

Se restregó los parpados con los nudillos manchando su rostro con la sangre de la cual sus manos se habían impregnado -¿las e sacado todas?- le cuestiono en voz baja apretando la camisa a modo de gaza sobre la herida suponía o quería suponer que no habia ningún órgano perforado en ese caso desconocía los parámetros de la herida, si podia constarle o no la vida o si seguían siendo de vital importancia, los riñones por ejemplo o algun pulmón perforado ¿era necesario para un vampiro tenerlo en optimas condiciones?

Entrego su muñeca a Soren observándole –la necesitas ¿cierto?...- le cuestiono quizas si bebía podría recuperarse antes o quizas perdería la sangre por las heridas no estaba seguro y mejor era dejar que el vampiro decidiese.

El vampiro sabía que aunque le gritara, Anuar no lo haría más rápido y el dolor se mantendría igual, pero era la lacerante sensación como de estar desgarrándose por dentro, lo que le nublaba los pensamientos, le pareció una eternidad el tiempo en el que el chico terminó de sacar la pólvora de sus entrañas, cuando volvió a abrir los ojos, se quedó observando el techo, unas manchas irregulares de café oscuro que suponía era la madera, pero su vista no era muy buena sin sus anteojos. Se quedó en silencio, jadeando como un perro, sobreponiéndose a la sensación y unos instantes después volvió su vista al humano.

Una vista bastante macabra era la de Anuar con toda esa sangre manchando sus manos.

-Creo que si – Murmuró débilmente ante la pregunta del chico – Ahora... sólo necesito quedarme muy quieto y esperar... - Murmuró, el proceso parecía simple a simple vista, la sangre hacía que los tejidos se regeneraran, simple. Pero Soren realmente no comprendía como funcionaba aquello, pues no existía tampoco mucha documentación sobre vampiros, al no ser los vampiros criaturas muy sociables, preferían mantener sus secretos a voces y no podías encontrar un libro donde se hablara de como funcionaban esas cosas, con experimentos realizados en pacientes y teorías, así como las investigaciones elaboradas por científicos y médicos humanos.

Cuando Anuar le ofreció la muñeca, Soren tuvo que aceptar muy a su pesar, que deseaba esa sangre con absurda necesidad, si bebía no era por placer o por conectarse con el humano como días atrás había hecho, si bebía era porque lo necesitaba, se sentía débil y temía morir... irónicamente.

- No...no es necesario – Logró decir mientras contemplaba la muñeca del humano como un pordiosero hambriento contemplaría el mostrador de una panadería – Mi cuerpo se irá recuperando poco a poco... sólo debo esperar un poco más y... lávate las manos y sólo quedate a mi lado ¿si? -

Se sento a un lado de el con las piernas en dirección a la apagada chimenea, el calor que antes habia irradiado parecía haberse adherido en sus cercanías de modo que el sitio era mas bien agradable, con la alta temperatura colándose a su cuerpo desde sus pies no tardo en sentir la calma embargarle, si habia sacado ya los balines no quedaba mas que aguardar a la pronta recuperación del vampiro y resultaba increíble como aun siendo su vida eterna y la propia un frágil hilo se habia preocupado en sobremanera por el, al grado de haber deseado ir detrás de el.

Se limpio las manos contra el pantalón no queriendo despegarse de aquel sitio nisiquiera un paso mas alla aunque cierto era que antes del amanecer debía llevar a Soren a la habitación donde habían dormido la noche anterior aquella a la cual le habia llevado cuando Morfeo lo sujetaba entre sus brazos, en ningun otro sitio de la cabaña la entrada de luz era tan nula si no era que imposible para el astro rey, debía entonces recuperarse antes del amanecer.

Le ofreció nuevamente su muñeca observándole con seriedad y aquella pasividad incorruptible salvo a escasas excepciones como la que acababa de suceder –podrias recuperarte mas rápido si bebes…- asevero preguntándose el motivo de su negación si anteriormente sin ninguna herida le habia mordido, sin una necesidad de ser mas alla del querer sentirle ahora lo necesitaba, como un vivo necesitaría del aire y lo rechazaba, no, no aceptaría un no por respuesta.

-bebe ya…porfavor- le pidió casi como un ruego o un rezo a algun dios benévolo y apreciado, suponía que morderle en el cuello era mas simple pero seria incomodo para ambos que tuviese que inclinarse sobre el y mantener su cuerpo alejado de el del vampiro para no aplastar sus heridas, la muñeca le resultaba entonces la forma mas eficaz de hacer aquello y comenzaba a preguntarse si seria la misma sensación o el cambio de la mordida en su anatomía cambiaria algo en la sensación.

-falta poco para el amanecer…debes recuperarte- murmuro temeroso que de decirlo en voz alta su anhelo no se cumpliese, como un deseo, porque los deseos no debían ser jamás pronunciados.

Le vio limpiarse las manos en la ropa, no exactamente lo que había pensado, la sangre mancharía el pantalón y comenzaría a oler feo, sin mencionar que cuando regresara a París la gente se le quedaría mirando y haría conclusiones erróneas. Pero no tenía ánimos para discutir al respecto y seguramente Anuar saldría con un argumento difícil de debatir. El chico insistió de nuevo con lo de la sangre y Soren se sintió tentado a coger ese brazo y morderlo sin pensarlo dos veces, permitir a esa deliciosa sangre bajar por su garganta llenándolo de alivio. Pero como era de esperarse, él lo pensaba una y dos y tres veces.

-Gracias por el ofrecimiento... no cualquiera diría eso a un vampiro precisamente – Comenta desviando la mirada hacía otro lugar que no fuera esa vena verdusca sobresaliendo ligeramente sobre su pálida piel – Pero no quiero que te conviertas en una reserva de sangre... no quiero que se vuelva costumbre...-

Oh ¿En serio? ¿No será que en el fondo temes ser tan vulnerable y depender de Anuar?

Con una mano que le pareció demasiado lenta y pesada, intentó alejar la muñeca que Anuar le ofrecía, mientras negaba con la cabeza, no sólo se trataba de una necesidad física, estaba en juego sus principios y su integridad mental. ¿Como podía beber de la persona con la cual tenía el vinculo más importante? No, era algo aberrante y si anteriormente lo había hecho, era porque no había podido controlarse por el placer de las caricias que este le ofrecía, pero ahora no tenía excusa, si por no beber tardaba más en sanar, así sería.

-No moriré – Dijo al fin – Dolerá más porque tardará más, pero no moriré... pasaré el día durmiendo y estaré mejor mañana cuando despierte – Se quedó en silencio unos segundos y se mordió el labio inferior antes de continuar – Estoy así por mi culpa, si no hubiera insistido en ir por esa leche y... bueno, nada de esto hubiera pasado, debo hacerme cargo de mi propio desorden, quiero decir... ser responsable... se que estás preocupado por mi y yo también lo estaría si fueras tu quien estuviera herido... pero no quiero... no puedo... -

Y eso pasaba por mezclar filosofía con todo. Por intentar siempre razonar y reprimir el impulso.

Enarco una ceja dejando escapar una minúscula risa que afloro desde lo mas profundo de su sarcasmo ¿Cómo era posible aquello? Anuar pensaba eso cuando bebía de el porque asi lo deseaba, porque anhelaba aquel liquido escarlata bajar por su tráquea era en aquellos instantes en que no sabia que pensar, enque se preguntaba si solo su sangre era agradable para el, si el dulzor de esta no contrastaba demasiado con su carácter mas bien amargo, se imaginaba a si mismo como un ananá con una cascara rugosa y cafesosa y con un interior agridulce, con gustos aveces mas dulces o aveces mas agrios difícil de adivinar al observar como seria su interior.

Pero en aquellos instantes en que la sangre no era por gusto sino necesidad Soren se negaba a ello asegurando que no quería volverlo un empaque de sangre y mas nada, sonrio de medio lado apoyando su brazo por el sillón, sujetando con una de sus manos la del vampiro, aquella fría aun mas de lo usual como una tormenta de nieve un inusual escalofrió se apodero de su interior ¿se culpaba a si mismo? Que absurdo era el amor y era absurdo porque intentaba comprenderlo, un imposible, un anhelo de un soñador y un romántico pero también de un pesimista pues sabia que jamás lograría adivinar que era aquel sentimiento, a que se debía o que acciones llevaba a hacer.

-cuidare de ti todo el dia- aseguro en voz baja acariciando distraídamente sus dedos, sus uñas estaban ahora en una tonalidad violesca, con la sangre adherida bajo la misma como la pintura solia quedarse atrapada en aquel espacio entre la carne y la uña –supongo que si no quieres no puedo obligarte, aunque si quieres y lo que piensas es que no deberías estas equivocado- le indico desviando su mirada a donde habían estado las crepitantes lenguas de fuego antes.

-porque prefiero saber que con eso estaras mejor a verte desfallecer hoy y mañana- Retrajo las piernas apoyando su pecho contra sus rodillas, el pantalón olia a sangre adherida y seguramente olia bien a como comenzaría a hacerlo en las próximas horas, observo las gasas improvisadas y seguidamente los perdigones que habia extraído -asi que no seas testarudo- le pidió volteándole a ver con el gesto entristecido y una vaga sonrisa deformando sus labios, no sabia quien era mas testarudo si el vampiro por no aceptar o el por insistir.

-¿Porque te ríes...? - Le reclamó con una voz suave, observando la risita que se había formado en los labios de Anuar luego de que le hubiese explicado sus intenciones de no beber, quizás el chico no lograba entenderlo del todo y bueno no esperaba que lo comprendiera a la perfección, Anuar era humano después de todo y no estaba condenado a beber sangre de otro seres racionales, para sobrevivir.

-Cuando era joven... la gente me importaba una mierda – Murmuró, sin atreverse a moverse de la posición en la que estaba – Cuando fui convertido en vampiro... las primeras veces que bebí, no me importó en lo absoluto que pudiera hacerle daño a las personas, aunque Erkki me enseñó a hacerlo sin necesidad de matar a la victima, a mi, simplemente no me importaba, porque odiaba la sociedad en la que vivía – Explica cerrando los ojos unos instantes, haciendo una pausa para descansar.

-Pero... uno cambia con el tiempo – Continua tomando impulso, alzando el rostro para mirar a Anuar – He aprendido a valorar la vida...y a las personas – Con un movimiento lento, tomó la mano de Anuar y entrelazó sus dedos con los de él, sintiendo su tibieza agradable – Soy un depredador, tengo que cazar para vivir... pero a diferencia de otros animales... soy un ser racional que siente remordimiénto de consciencia cada que bebo sangre...-

Hizo una nueva pausa, nunca podría ver a Anuar como una presa, como un alimento, le parecía tan aberrante y tan desagradable, aún cuando esa sangre supiera delicioso y disfrutara de ese orgasmo de sensaciones cada que tenía la oportunidad de probarla, Anuar no podía convertirse en uno más, en otro humano del que pudiera beber a cada momento.

Sonrió por aquella palabra tan poco cordial aflorar de los labios del vampiro no comprendía aun como le salían con tanta naturalidad el no sería una persona perfecta pero creía no poseer ningún vicio del habla, la acción o el consumo, no necesitaba beber para sentirse bien o fumar para olvidar sus problemas, no necesitaba del sexo como otros tantos hombres juraban como fuente existencial de su vida ni siquiera creía que estuviese sujeto a cosas materiales como otras personas ¿no había logrado erradicar el hambre aun cuando su cuerpo clamaba por él? No sería perfecto pero en su imperfección se sentía bien.

Su mano se desvió al rostro del vampiro, quitando suavemente y con manos aun ensangrentadas los castaños y rubios cabellos que caían sobre su perlada y fría frente como una estatua de mármol labrada delicadamente con cincel, con cada rasgo por alejado que estuviese de la belleza simétrica envuelto en un halo de atracción la misma que suponía poseían todos los vampiros y que mas sin embargo no había optado por ver sino hasta aquel instante porque no solo el ignoraban algunas cosas sino también sus pupilas parecían no distinguir en aquel relativismo de la belleza.

Alzo su cuerpo inclinándolo en dirección del vampiro, observando su rostro mientras se acercaba con aquella parsimonia nunca extinta de su rostro, sus labios recorrieron su frente bajando en un camino definido por su nariz, aquella casi aguileña, rozando la parte que separa los labios de la nariz y llegando a estos con una delicadeza impropia de cualquier ser inclusive de el mismo, un pintor, un artista de almas que temía ahora manchar aquel cuadro con su esencia porque quizás fuese prodigioso en algunas virtudes y aun así se ahogaba en los placeres y pecados que no el cuerpo mas quizás la mente podía sucumbir.

Sus labios sellaban los ajenos con un prolongado beso que se vio obligado a suspender cuando las ansias de profundizarlo le invadieron –eres un pequeño vampiro inusual- murmuro carraspeando con la insistencia de un hombre que, dudoso de sus palabras no puede ya callarlas o extinguirlas en su garganta –lo inusual no es siempre mejor peor en este caso lo que quiero…aunque no hace falta decirlo ya ¿lo sabes cierto?- le cuestiono con sendas ojeras abultando el parpado inferior.

Le vio acercarse lentamente y en silencio y se quedó mirándole a la expectativa, sintiendo sus labios recorrer su rostro con una suavidad tal, que a una rosa le daría vergüenza florecer en su presencia y mostrar sus delicados pétalos. Cerró los ojos entregándose a la sensación y correspondiendo sus labios tibios con un beso lento y tranquilo, porque aunque deseara besarlo con más intensidad y desatar una lujuria que siempre procuraba reprimir, la recuperación de su cuerpo primaba sobre las otras necesidades... por ahora.

Sus palabras lo hicieron sentir algo confuso 'inusual' no era una palabra halagadora, no era ni buena ni mala, pero lo importante del asunto era que Anuar le aceptaba siendo inusual, diferente o mil cosas más, tenía la certeza de que ese chico cumpliría su palabra de seguirle hasta el fin del mundo si era necesario.

Asintió con la cabeza lentamente, porque en lo profundo de su corazón lo sabía. Anuar se lo había demostrado una y otra vez, como si supiera que en su torpeza, le costara más entender – Mmm... - Murmuró pasándose la punta de la lengua por el labio superior mientras cerraba los ojos de nuevo – Creo que podemos remplazar esa sangre que quieres darme... con más de esos besos -

Sonrió de manera ¿picara? Si, traviesa, como un niño que acaba de hacer una pilatuna y te convierte en su confidente. Faltaba poco para el amanecer y pronto debería volver al cuarto para resguardarse, esperaba sentirse mucho mejor a la noche siguiente, porque habían muchas cosas por hacer, el lunes en la noche debía dar clase en la universidad, si faltaba no sabía que consecuencias habrían teniendo en cuenta lo sucedido semanas anteriores, Anuar podía volver en el carruaje que estaría dispuesto para él, pero Soren tendría que volver a pie, pues no conseguiría ningún carruaje tan tarde en la noche.

Observo como su lengua repasaba el contorno de su labio superior con atención aunque sin inmutarse por aquello, su rostro por lo menos no denotaba una cambio de carácter o sensaciones encontradas ni ninguna cosa inusual como aquella –creo que va en cincuenta la cuenta…¿no?- le cuestiono sonriendo de medio lado no era tan mal matemático, no habia tenido un maestro en la materia pero el mismo se habia enseñado a restas y multiplicar, a sumar y dividir, a sacar raíces y exponentes, al leer los números al derecho y al revés memorizando cada una de las reglas, no seria un físico matemático pero tampoco un mendigo sin conocimiento alguno en la materia y por ello sabia que la cuenta no era la que acababa de pronunciar.

Se sentó con calma en el borde del asiento procurando no poder mas de lo debido aquel objeto tapizado para no poder llegar a causarle un agudo dolor al vampiro si de por si el hecho de que también habia sido su culpa no dejaba de rondar su cabeza como para pretender verle quejarse de incomodidad por su causa, suya y de mas nadie.

Increíblemente parecía que aquella noche el vampiro caería antes que el por no tenia intención alguna de entregarse a los brazos de Morfeo no sin antes saber que Soren sanaba como era esperado mientras dormitaba, pasaría el dia entero en vela para asegurar su bienestar, seria la primera y muy posiblemente la única ocasión en que la preocupación vencería al sueño y la necesidad de dormir.

-¿quieres ir a la habitación ahora o después?- le cuestiono con calma suponiendo que debería ayudarle en el traspaso de su cuerpo del sillón a la mullida cama que se encontraba resguardada tras dos puertas y un pasillo, coloco entonces su mano frente al vampiro al percatarse de la falta de gafas -¿Cuántos dedos tengo?- le cuestiono con curiosidad, alzando tres frente a sus ojos, lo imaginaba como si pequeño murciélago cegatón.

El vampiro sonrió débilmente cuando le escuchó decir que iba en 50. Ya había olvidado que había dicho lo de la cantidad de besos por días, intentó reír, pero le dolió la herida al hacer el esfuerzo y terminó haciéndo una mueca, si las curaciones dependieran siempre de los besos de Anuar, se metería en peligro más a menudo - Ya perdí la cuenta - Murmuró sin dejar de sonreír.

Ante la pregunta, Soren se enderezó un poco y se observó su propio pecho desnudo y la improvisada venda, se llevó una mano hacía la herida y la palpó frunciendo el ceño ligéramente con el roce de la piel, ya no sagraba, no de la manera alarmante en como había sangrado de regreso a la cabaña, la piel habìa comenzado a cerrarse lentamente, pero aún debían quedar hemorragias internas que tardarían más en sanar.

- Creo que es buena idea - Comentó - ¿Vez? ya no sale sangre... probablemente para mañana por la noche esté mucho mejor, eres un buen doctor - Agregó suprimiendo una risita porque sabía que le dolería.

Lo siguiente le hizo arquear una ceja, ¿Que cuantos dedos veía? Frunció el ceño inmediatamente - ¿Te estás burlando de mi niño? - Se quejó con un fingido tono serio - No estoy tan cegatón... por supuesto que se cuantos dedos tienes... pero no me pidas que distinga rostros en la distancia porque no podré... veo borroso a cierta distancia, eso es todo -

Negó con calma levantándose, sacudiéndose las mugrientas y ensangrentadas manos contra el pantalón para ya sin mas reclinarse sobre el vampiro observando y buscando el mejor modo de transportarlo resultaba ser que su imaginación habia ideado el plan perfecto, arrastraría el sillón con todo y vampiro hasta las puertas que delimitaban la habitación sin luz, le cargaría entonces y depositaria en la cama, donde pasarían en resto de la noche hasta que el astro rey, que no podrían ver, hiciera caer al vampiro en un profundo sueño del cual no despertaría sino hasta la noche siguiente cuando sus heridas hubiesen sanado ya y Anuar tuviese alguna sorpresa a la cual le quedaba aun pensar.

El único inconveniente era que el sillón seguramente pesaba demasiado al aparentar estar hecho de madera pura, con un tapizado y algodón mullidos para los recarga brazos y asientos, el piso terminaría con sendas marcas y sus brazos seguramente no soportarían en peso del vampiro como para poder abrir y cerrar puerta y dejarlo sobre una cama con cuidado, era una idea demasiado utópica para ser realizada pero sabia bien que cuando uno deseaba lo mejor lo mejor se aparecía en la mente y no asi lo que se podia hacer.

-pensé que eras como una de esas ratas con nariz rara que viven bajo tierra- rio suspirando si hacia meses habia logrado cargar en brazos a una joven por varios kilómetros cargarlo a el algunos pesos no debía ser demasiado diferente aunque en aquel instante la adrenalina de ser perseguidos por un hombrelobo habia actuado en su sistema a su favor.

Bordeo su espalda con uno de sus brazos pasando la otra bajo sus rodillas –lamento mucho si esto te duele- asevero en voz baja conteniendo el aire para alzarlo sobre sus brazos, un manchon rojo le fue visible en el sillón donde antes habia estado el dorso del vampiro –voy a necesitar que abras las puertas- le indico apenas y con aire mientras avanzaba sobre el suelo al principio el peso no le incomodo mas no tardo en comenzar a sentir los brazos tirarse dolorosamente.

¿Cómo una que? ¿Y ahora lo comparaba con un topo? Abrió los ojos con expresión quejumbrosa, imaginándose así mismo viviendo bajo la tierra en un pequeño túnel, usaría gafas,una lampara sobre su frente y traería un mantel de cuadros rojos abrigándole. - Te burlas de mi porque estoy en desventaja ¿no? ¡ya verás cuando me recupere -

Y estaba pensando en como sería su posible venganza, cuando el chico le había tomado entre sus brazos y le había levantado, le dolió, tenía que admitir, pero fue más la sorpresa de verse en brazos de alguien más, así que su gemido de dolor se convirtió en algo así como un – wow – Mientras el chico transportaba con lentitud por la habitación. Sus mejillas se sonrojaron al instante, que vergonzoso era saberse tan vulnerable y débil y ¡más aún en brazos de un humano!.

-Voy – Exclamó estirando la mano para darle vuelta la pomo metálico de la puerta y abriéndola, para permitir al joven entrar – Tan...tan ta ran... tan tan ta raaan... - Tatareó la marcha nupcial sin pensar. La musiquita había llegado a su mente justo en el momento en que abrían la puerta. ¿No entraban a la novia en brazos al dormitorio la noche de luna de miel?

Valla ironía más graciosa.

Sus parpados se abrieron desmesuradamente al escuchar tararear aquellas notas ¿no era acaso lo que sonaba en los pianos de las iglesias cuando la gente se iba a casar? Por poco y no lo dejaba caer directo al suelo, el asombro habia sido tal que helado se habia quedado en pie a mitad del obscuro pasillo, reaccionando y avanzando con rapidez tal que se olvido de la puerta que falta por abrir, golpeando con sus brazos la puerta y de no llevar en brazos al vampiro seguramente su rostro se habría estampado contra la puerta.

Agradecía la falta de luz aunque seguramente aquello no era inconveniente para el vampiro que llevaba en brazos aunque quizas sin sus lentes le era difícil observar también en la obscuridad, sus mejillas calidad ahora y sumidas en una tonalidad rojiza le hacían sentirse sumamente apenado ¿por qué habia cantado aquello? Si ellos jamás podrían poner pie dentro de una iglesia ¿jactarse de su pecado frente a Dios? ¿Desde cuándo le importaba?

-lo siento- exclamo azorado al sentir los nudillos palpitando por el reciente golpe contra la puerta aguardo hasta escuchar la manija se virada y poder transportarse a la habitación en la cual deposito con cuidado el moribundo cuerpo del vampiro sobre la cama y sedosas colchas porque desconocía el color que tenían.

Lo deposito pues sobre la cama intentando adecuarse a la falta de luz a la cual una persona jamás podría acostumbrarse -¿te a dolido mucho?...lo lamento- aseguro en voz baja buscando con las manos un espacio en la cama libre, donde poder sentarse.

{mori!}