Sylvana Di Angelo

por **Sylvana Di Angelo** Vie Jul 07, 2017 1:20 am

DATOS BÁSICOS

▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲

Sylvana Di Angelo

▲EDAD▲

Murió aparentando 24 años, teniendo realmente 48

▲ESPECIE▲

Fantasma

▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲

Ninguna

▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲

Clase Media

▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲

Heterosexual

▲LUGAR DE ORIGEN▲

Piamonte, Italia

▲HABILIDADES/PODERES▲

→ Aparición/Invisibilidad: Habilidad para aparecer y desaparecer las veces que deseen y a cualquier hora del día, además de que ellos poseen la capacidad de mostrarse solo ante las personas que ellos elijan y ocultarse a ojos de los que no desean que los vean.

→ Ilusión: Capacidad de crear ilusiones ópticas a los vivos, mostrar recuerdos a través del tacto o similares.

→ Teletransportación: Habilidad para moverse de un lugar a otro sin ocupar espacio o masa en el trayecto. Traspasar superficies sólidas que un humano común no podría, como paredes, etc.

→ Telequinesis: Habilidad para mover objetos, tocar a los seres humanos que están vivos, animales, etc. En pocas palabras pueden hacerse pasar perfectamente por una persona viva y realizar las mismas actividades que un vivo haría si es que lo desean. Los objetos pueden moverlos no sólo con tocarlos, también haciendo uso solamente de su mente.

→ Permanencia: Capacidad de quedarse en el mundo de los vivos el tiempo que deseen, pero mientras lo hagan su alma no estará en paz y no descansarán como el resto de los difuntos.

→ Corporeidad: Característica de lo que tiene cuerpo o consistencia. Los Fantasmas tienen la capacidad de tener un cuerpo físico, de tocar, sentir y hacer sentir y ser tocados por otros (vivos) si lo desean; significa que pueden gozar de las mismas sensaciones de las que goza un mortal (aunque nunca será igual a como las siente un vivo) pero esto sólo será logrado si se concentra lo suficiente y solamente si desea que asi sea.

→ Posesión: Posibilidad de entrar en el cuerpo de un vivo, pero esto sólo pueden lograrlo con la ayuda de una persona que tenga conocimientos en el tema (como los hechiceros o mediums), además de que la posesión solo será momentánea (máximo un par de horas), nunca permanente.

En su antigua vida como cambiante, además de tener los poderes típicos de los de su raza, también desarrollo memoria fotográfica, bloqueo y ojo superior. Pertenecía a la familia de los felinos, siendo capaz de tomar la forma de un gato negro, pantera y tigre blanco.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Sylvana siempre ha tratado de pasar desapercibida, ya que nunca le ha gustado llamar la atención más de la necesaria.

Antes de ser cazada era bastante temperamental e impulsiva. El tiempo le enseño a guardar la compostura poco a poco, pero nunca pudo deshacerse su mal hábito de actuar antes de pensar las cosas.

Ahora, después de una muerte creada por su propia inmadurez y falta de conciencia, la mayor parte del tiempo tiene una actitud calculadora y serena, aun cuando su instinto llega a dominarla en varias ocasiones y su lado temperamental, guardado celosamente dentro suyo, llega a salir a flote cuando quiebran su paciencia, la cual no es mucha.

Su sentido de lealtad siempre ha sido extremadamente fuerte, aunque todos los demás estén en contra, ella protegerá a aquellos que considera importantes en su vida, aun si no llega a ser correspondida de la misma manera o es fácilmente manipulable por la persona en la que confié ciegamente. Eso sí, una vez que es traicionada su rencor no tiene comparación, siendo incapaz de perdonar o de dejar de guardar odio.

HISTORIA

Nacida al norte de Italia en el poblado de Piamonte, Sylvana fue la tercera hija de ocho hermanos. Sus padres, dueños de un modesto pero exitoso viñedo, los criaron con cariño, pero poca atención, ya que tenían que repartirla entre todos ellos y los deberes necesarios para mantener el negocio familiar. Aun así, ella nunca se quejó, ya que podía notar el aprecio y amor que sus padres les profesaban.

De todos sus hermanos, era especialmente unida a sus dos hermanos gemelos, Dante y Celio, mayores que ella por cinco años. Los cambiantes no podían evitar mimarla cuando era niña, permitiéndole tomarlos entre sus brazos en sus formas gatunas para poder correr por los viñedos, agarrando en secreto algunas uvas con mucho cuidado para comerlas después de un largo día de juegos.

En su adolescencia tuvo el enorme temor de no poder cambiar a algún animal, ya que a los catorce años aún no había logrado tomar ninguna forma. Aunque Celio y Dante la animaban con palabras de apoyo, eso no logro mejorar su humor, cayendo al borde de una depresión donde empezó a sentirse inútil y defectuosa.

A los quince años y viendo que todos sus hermanos tenían al menos una forma animal fue cuando perdió la esperanza de ser una cambiante, alejando a todos los que trataban de hablar con ella y saliendo en la noche a pasear por los viñedos, dejando que las lágrimas que contenía todo el día, llenas de tristeza y rabia, salieran con libertad cuando sentía que no podía más.

Fue en uno de esos paseos donde, cansada de caminar y sintiendo una potente furia hacia todo lo que le rodeaba, empezó a correr sin un rumbo en mente, sintiendo el viento en su cara secar sus mejillas y su corazón latir contra su pecho.
—¡Yo no merezco esto! —gritaba con furia, descorazonada y sintiéndose un fracaso de cambiante y una desgracia para su familia, ya que no se sabía de ninguno que no hubiera podido transformarse.

Entonces lo sintió.

Su vista se agudizo y los jadeos que hacía por el esfuerzo fueron acallados casi de golpe, sintiéndose más ligera y rápida.

Los primeros en saber de su cambio fueron sus hermanos mayores, quienes tuvieron que contener sus propias lagrimas mientras abrazaban a su hermana, quien se negaba a dejar su forma de gato negro y solo maullaba con fuerza.

Con el paso de los años logro conseguir su forma de pantera y de tigre, superando a varios de sus hermanos y siendo de las pocas que tenían tres formas, como Dante, Celio y la menor de todos sus hermanos, Allegria.

Cuando tuvo veinte se mudó a Nueva Orleans con los gemelos para poner una pequeña tienda de vinos e ir expandiendo el apellido Di Angelo. Fue una vida cómoda y apacible, donde la mayoría del tiempo estuvo al cuidado de la tienda como vendedora hasta que un cliente regular empezó a cortejarla. Discreto al principio por las miradas furibundas de sus hermanos cuando trato de acercarse a ella, se volvió más osado al ir ganando la confianza de la joven.

El hombre termino resultando ser también un cambiante de la familia canina llamado Dean Rither. Aun cuando al principio todo lo que hacían era tener peleas verbales ridículas donde más de una vez Sylvana termino con los nervios de punta y casi echándolo del lugar, fue cautivada por su naturaleza salvaje y dinámica. Después de medio año, la cambiante se enamoró del joven, siendo novios casi dos años hasta que él le ofreció acompañarlo a Francia, donde se casarían y se harían cargo de la pastelería.
Sylvana se debatió mucho la propuesta, ya que no quería dejar a sus hermanos, pero al final no fue capaz de abandonar a Dean y acepto ir con él. Dante y Celio estaban realmente tristes por su decisión, pero la apoyaron con cariño y comprensión.

—Está siempre será tu casa, Sylvi—le dijeron entre susurros mientras se abrazaban los tres con fuerza, aguantando las lágrimas y deseándose suerte.
—Y si resulta ser un idiota, no olvides de golpearlo antes de volver—comento Celio casi siseando. Haciendo reír a su hermana.
—Puedes apostar que lo hare—confirmo Sylvana antes de apartarse, dejando atrás a su familia para empezar una nueva vida en Francia.

Sin embargo, no resulto ser como esperaba.

Dean empezó a cambiar poco a poco con el paso del tiempo, atrasando la fecha de la boda con escusas y llegando tarde a casa. Las ojeras debajo de sus ojos no dejaban de crecer, preocupándola cada noche hasta que no pudo ignorarlo más.

Tras tratar de que se abriera con ella varias semanas, logro hacer que confiara en ella y le contara que estaba pasando sin entrar en varios detalles.

—Es solo una mala racha con las ventas, Sylvi—dijo mientras tomaba su mejilla con su mano, dándole una temblorosa sonrisa. —No te preocupes.
Ella solo podía apoyar la mejilla en su palma, sin saber que hacer más que dejar que se apoyara en su pecho mientras acariciaba su cabeza.

Varias semanas después, cansada de verlo tan demacrado decidió seguirlo una noche en su forma de gato, teniendo una distancia prudencial hasta que Dean se detuvo en un pequeño callejón donde una sombra parecía esperarlo.

Acercándose con sigilo, observo con cierto horror como su pareja, casi temblando, le daba a la sombra algunas hojas sueltas que el otro le arrebato.
—¿Son todos?
—Son todos los de esta área—murmuro Dean, su voz entrecortada. La risa que sonó después le erizo el pelo a Sylvana, notando por primera vez que aquel con el que su pareja hablaba era un inquisidor.
—Tienes mucha suerte de seguir vivo, ¿Lo sabias? De haber querido te hubiera matado en el acto. Pero es más beneficioso tener esto que tu vida—dijo el encapuchado mientras agitaba las hojas. —Como prometí, te dejare ir junto con tu mujer. —Dean suspiro de alivio, tomando la maleta que había dejado en el suelo y que Sylvana no había tomado importancia. —Pero solo una de ellas.

La cambiante casi sintió como su corazón latió con más fuerza, clavando sus garras en el piso donde estaba agazapada.

—Tú me dijiste que podría…
—No te daré más tiempo del que te mereces, traidor—contesto el inquisidor, girando una daga en sus manos. —No me importa quien sea, ambas son cambiantes. Solo elige a la que quieras y vete. Y no trates de ir por ambas—le amenazo—. Lo sabré y morirán los tres además de todos los que has entregado.

—¡Pero yo ya no estoy con ella! —grito Dean exasperado. El inquisidor solo paso a su lado.
—Pero lo estuviste hace poco, y se bien que le hubieras advertido el escapar para dejar limpia tu consciencia. —El hombre volvió a reír antes de seguir caminando, casi saliendo del callejón. —Una pena por ti, pero no sería divertido si te dejo marchar sabiendo que no entregaste a nadie que te importara a los inquisidores.

Dean se quedó ahí mientras el inquisidor se iba. Solo cuando Sylvana estuvo segura que no podría oírlos salto de la pared, asustando al joven quien al reconocerla aun en su forma de gato soltó una maldición.
—Sylvi, no es lo que crees. —Ella le siseo, callándolo antes de tomar su forma humana. No podía creer que aquel hombre al que amaba tanto la había traicionado en más de una forma.
—Tu sabía todo lo que eras para mí, todo lo que confié en ti. —dijo ella apenas conteniendo su enojo e incredulidad. No podía reconocer al hombre que tenía en frente. —Y no solo me has traicionado a mí, sino a quien sabe cuántos cambiantes, gitanos o incluso vampiros.
—Eran ellos o nosotros, Sylvi—contesto Dean, ella pudo notar que desde su punto de vista él no había hecho nada malo. —Quería decirte pero...solo no pude.
—¿Qué Nosotros? ¿No podías dices? —pregunto con sarcasmo y desprecio.—Ya no hay un nosotros Dean. Pero no te preocupes, lo haré fácil para ti y tu cobardía—dijo antes de golpearlo en la cara con tanta fuerza que lo tiro al piso. —Puedes ir por aquella con la que me engañaste y pudrirte lo que queda de tu inmunda vida. Yo haré lo correcto para nuestra especie. —Después de eso, retomo su forma gatuna, saltando hasta los tejados e ignorando los gritos desesperados de aquel que fue su pareja para buscar al inquisidor.

Sylvana sabía que era arriesgado, pero no le importo, busco al hombre lo que le pareció horas hasta que logro dar con él. La pelea que tuvo momentos después casi la deja sin un brazo, pero al final logro eliminarlo después de mucho esfuerzo y varias heridas graves.

Ella recupero las hojas con los nombres, pero también había conseguido algo más; un pesado y duro libro de lo que parecía ser un diario y que al dar una pasada por las hojas supo que era demasiado importante, algo que podría ayudarles a todos ellos.

En el estaba escrito donde era el centro de operaciones y varios nombres de inquisidores además de anotaciones importantes, toda esa preciosa información había caído en sus manos.

Sylvana tuvo que huir pocos días después, llevándose sus pertenencias más importantes y leyendo el libro cada que podía para retener toda la información hasta que llego a un pequeño poblado donde conoció a otra cambiante que la dejo quedarse en su casa, convirtiéndose rápidamente en amigas.
Aun así, Sylvana prefirió no comentarle del libro hasta haberlo memorizado todo, saliendo de noche varias veces en su forma de gato para tratar de hallar un poco de paz y llorar lo que no pudo por el engaño de su prometido.
Odio todos los momentos que pasaron juntos, pero al mismo tiempo una enorme melancolía la invadía con fuerza, dejándola varias veces viendo un punto fijo, perdida en sus pensamientos.

Y eso mismo fue su perdición.

Una noche fue tomada por sorpresa por dos inquisidores. Al no estar preparada no pudo hacer casi nada, siendo asesinada al poco tiempo de empezar la lucha.

Jugaron con ella, cortando apenas la piel de sus brazos hasta que logro tomar su forma de tigre, donde pudo dañar a uno de ellos en la cara, creandole una enorme cicatriz cuando otro enterró su espada en su abdomen, haciéndola perder su forma, aguantando los gritos que querían salir de su garganta cada que la apuñalaban antes de recibir un certero disparo en el pecho.

En sus últimos momentos, pudo notar como aquellos hombres la revisaban, buscando el libro que había robado hasta encontrarlo, pateándola al irse mientras se burlaban de su inútil intento de batalla.
Su único consuelo al cerrar los ojos fue el que ellos no sabían dónde vivía ni con quien, pero eso no le dio paz a su alma, por lo que aun cuando supo el momento exacto donde la vida escapo de su cuerpo, deseo con todo su ser el seguir existiendo, el prevenir el peligro.

Poco después Sylvana regreso como fantasma, algo que le tomo un tiempo asimilar y otro poco más el controlar sus poderes para poder ir con su amiga, dejándose ver ante ella aunque eso le había dado un gran susto, para después ser regañada.

—¡Te atreviste a irte y morir! —reclamo su amiga, llorando mientras trataba de golpearla
—No fue como si lo quisiera—contesto Sylvana con paciencia, sonriendo sin querer aun en su situación. —Y no gastes energía, aun no sé cómo hacerme corpórea.

Poco después cuando su compañera se tranquilizó Sylvana le conto todo. La antigua cambiante noto con cierta decepción varios huecos en su memoria respecto al diario que no lograba recordar, tales como el lugar donde se ubicaba el centro de operaciones y algunos nombres. Aun así, con ayuda de su amiga logro transcribir lo que recordaba para pasar la información a todos los líderes que lograran encontrar, cualquiera que fuera su raza, para que evitaran en la mayor medida a los inquisidores y los lugares que frecuentan, aunque otro objetivo es encontrar a aquellos que mataron a Sylvana tan cruelmente.

Desde el día de su muerte ha pasado dos años, siendo capaz de dominar sus poderes de fantasma con rapidez, aceptando su nueva naturaleza para tratar de aprovecharla al máximo.

DATOS EXTRA

Irónicamente, Sylvana les tenía miedo a los fantasmas, ya que en el viñedo de su familia se podía llegar a ver sombras extrañas que la ponían nerviosa cuando se quedaba sola.

Le tiene pavor a las abejas y avispas. Aun cuando es fantasma, no puede evitar mirarlas con cierto pánico en los ojos.

Protege mucho a la amiga con la cual vive, siempre trata de estar en guardia para evitar cualquier ataque sorpresa.

Repele el contacto con el sexo opuesto casi de forma inconsciente. Este aspecto a veces le parece chocante.

Aunque perdió todos sus poderes de cambiante, aun es capaz de transformarse, con el detalle de que solo dura tres horas máximo en su forma de gato negro y media hora en la de tigre blanco. Ya no puede manifestar su forma de pantera de ningún modo.

Tiene la costumbre de jugar con sus manos cuando está nerviosa.

Le gusta cantar, pero solo cuando no hay nadie para oírla.

A veces le manda cartas a sus hermanos para que no se preocupen por ella, aunque aun no reúne el valor suficiente para verlos después de obtener su nueva condición.

Aunque su muerte fue bastante cruel, en su estado de fantasma no se ven casi ninguna herida más que una enorme herida en el pecho que llega a sangrar de vez en cuando.

Tiene una pequeña cicatriz que cruza su ceja derecha hasta el borde de su ojo producto de un accidente cuando era niña. Dante y Celio nunca se perdonaron ese descuido ya que ellos la vigilaban.

Conserva un colgante en forma de lagrima de color aguamarina que le fue regalado en su ultimo cumpleaños por sus hermanos mayores.

por Invitado Vie Jul 07, 2017 2:18 pm

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