The Time of the Spells (libre)

por Invitado Mar Jun 08, 2010 6:44 am

Unos ojos claros acechaban desde las sombras de una calle parisina, ocultando su rostro y su cabello por la negrura de una tosca capa de lana. Sus pies descalzos sentia la fria y dura roca de los adoquines que asfaltaban sus calles, impidiendole sentir las pulsaciones de la madre tierra. Odiaba las ciudades con toda su alma, aquellos nucleos de población en los que el hombre se enorgullecia de sus atrocidades contra la madre tierra, lugares donde cada obra de arquitectura de las que tanto se presumia en los nuevos tiempos siendo un claro expolio del vientre de la tierra.

Aquellos devotos de Nuestra Señora de Paris no entendian que la verdadera Señora no deseaba ser adorada en suntuosos templos, que lo que de verdad de ella deseaba era que ellos se reunieran de nuevo en los bosques, adorandola en plena libertad y no por obligacón como ocurria con aquel crucificado de los cristianos.

Dejo escapar un suspiro mientras pasaba junto a un frondoso arbol que luchaba por crecer mas alla de los muros de el jardin de lo que antaño fue una lujosa casa y que ahora se veia devorada por las grietas y el paso del tiempo. Pronto la derribarian para construir algo mas acorde al nuevo siglo.

Ella no veia de forma muy diferente a los libre pensadores de los ignorantes campesinos de la region de Burdeos. Ellos la hubieran quemado por lo que era y estos simplemente la encerrarian en uno de sus hospitales psiquiatricos para intentar convertirla en algo encajable en ese nuevo mundo que intentaban construir. Ella era un recuerdo viviente de otros tiempos, tiempos en los que las leyendas era mucho mas que leyendas.

por Invitado Mar Jun 08, 2010 5:33 pm

Noche. Noche cerrada.
Las calles parisinas me engullen en su más absoluta y completa oscuridad. Una muchachita corriente no se estaría paseando por las calles a estas horas. Pero yo no era una muchachita normal. Madre siempre me enseñó que no era la oscuridad lo que debía ser temido; no, sino la otra cara del bien, las sombras. Allí nunca sabes qué puedes encontrar. Ni siquiera puedes adivinar si aquel a quien encontrarás al otro lado serás tú mismo.
No hay luna, ni estrellas. París se ve envuelta de un manto sombrío y temible. Las criaturas de la noche salen de sus escondrijos y la hacen suya. Y los peores cuentos y mitos cobran vida propia.

En todo esto divagaba mi mente a una hora indecente de la noche, sentada apoyada en la pared de una calle cualquiera, ojos cerrados, murmullos en latín. Concentración. Meditación. Un momento de descanso para el alma, mas con el oído agudo a cualquier posible paseante. No creí que nadie estuviera por las calles a estas alturas de la noche, pero cuando tu vida pende de un hilo porel mero hecho de ser lo que eres, aprendes a desconfiar de cualquier cosa y cualquier persona.

Y, en efecto, con mi sentido mágico agudizado, sentí un aura que se acercaba. Guardé silencio y abrí los ojos. Pero respiré hondo. No era un aura humana, al menos, no una cualquiera. La chispa de la brujería brillaba en ella...

The Time of the Spells (libre)

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