Lytius Myklebust

Descripción Física:
Mide alrededor de 1,98. Tiene ojos de color celeste con una forma de media luna cuando se sonríe, pestañas largas y castañas, pómulos sobresalientes, mentón fuerte, labios semi-gruesos, su nariz tiene una leve protuberancia que sobresale al principio. Cabello castaño oscuro el cual sobrepasa los tres dedos de largo, sin llegar a volverse una melena. Podría decirse que es alguien engañoso, trayendo consigo una sonrisa bastante coqueta y aparentemente amistosa, sin embargo no lo es. Suele traer una barba rasa. Viste trajes formales la mayor parte del tiempo, cuyo constituye en un sombrero de copa, camisa blanca, o negra, un sacó hecho a su medida, un reloj de bolsillo tallado finamente con palabras de su país natal, y un bastón. Se podía decir que es un hombre bastante atractivo ante la vista de las mujeres, no por belleza, más bien por su desplante elegante al hablar.

Descripción Psicológica:
Un hombre codicioso. Ansioso de obtener poder, sin importar el resto a su alrededor. Es egocéntrico y aunque pareciera que no, sus pensamientos pueden ser terriblemente retorcidos. Arrogante y amargado, un tanto burlesco, pero bastante brillante, siempre teniendo una respuesta para todo. Es mentiroso. Cree que siempre tiene la razón, todo esto fue creado para mantener al margen a todo ser que intentará acercar a él, manteniéndolos lo más lejos posible de su vida. Es extremadamente celoso, sin embargo odia demostrárselo al mundo, aquello lo haría ver débil ante los demás que le observan y lo que era peor, dejando a relucir ese carácter posesivo. Puede llegar a ser muy frio, cruel y irónico. Bastante seductor, le encanta coquetear con las chicas y es un cliente frecuente para las cortesanas. Lytius, es un hombre que solo quiso saber lo bueno de la vida.

Historia:

Lytius de la familia Myklebust, fue criado y nacido en el ceno de un hogar tranquilo, en Noruega. Su padre fue agricultor. A pesar de vivir en una época de pocos lujos, jamás le falto la comida, tampoco paso frio, ni penas. La madre de este joven, se encargo de él igual que de todos sus hermanos, dándole todo lo que estaba al alcance de sus manos. Viajaron de ciudad en ciudad por negocios, sin embargo jamás salieron del país, pues eran fundadores de enormes tierras.

Este muchacho, siempre fue un soñador, deseando conocer más allá que lo que sus ojos veían, necesitaba ver el mundo, pero sus padres decidieron casarlo a la corta edad de 16 años, creyéndolo preparado para semejante cargo, la joven era bastante hermosa, de cabellos castaños oscuros y grandes ojos celestes. Lythius, era el mayor de cuatro hermanos, todos hombres, así que se hizo cargo de las grandes terrenos que su padre había conseguido durante sus años de vida. A los 19 tuvo su primera hija, así que la felicidad reinaba en su hogar, sus hermanos también consiguieron familias y trabajaron codo a codo.

A los 27 años una guerra azoto su vida, tuvo que partir a servir a su país, así como sus hermanos, dejando atrás a su amada familia. Con el tiempo se enamoro de esa jovencita que había conocido años atrás, ahora lo era todo para él, pero nunca pensó cuan importante seria para él. Dentro de seis meses escribió cartas a su esposa, todas ellas fueron de vuelta por ella, perdió a dos de sus hermanos en la lucha, los restantes seis meses... no volvió a tener una respuesta de la mujer que le esperaba en casa, quizás supuso que pasaba, pero jamás lo quiso aceptar.

Ese día, la libertad y la retirada de las tropas del enemigo retrocedieron, la calma volvió y era hora de volver a donde pertenecía, su familia lo esperaría con los brazos abiertos, lleno de alegría por su victoria subió a su medio de transporte, sin embargo la casa ya no existía, eran solo cenizas. Su mujer y su hija habían desaparecido. Pasaron largos años en que les busco, sin ni un solo rastro, les perdió por completo. Desesperado se refugió en el alcohol, gran apaciguador de penas y plegarias. Conoció mujeres, tuvo sexo salvaje, durmió en la calle, mato, robo y lloró desconsoladamente, hasta vender su alma al diablo, el cual lo volvió en un hombre eterno gobernante de la noche.

Ya nada era lo mismo, y con el tiempo se volvió duro e insensible, nada lo mantenía a pegado a la vida, y a pesar de todos los años que habían pasado seguía siendo igual. Ese día le vio parada tomando manos extrañas, diciendo palabras sin sentido y sin dudas era su mujer, el vivo retrato del amor que una vez perdió y quizás en una de esas vueltas que el Destino tanto le gustaba jugar le había regalado la alegría de verle una vez más, aunque él fuera diferente... ella solo era un retrato, más no la mujer que una vez amo, o... tal vez si?