"La muñeca de Giardelle" ( +18 Privado)

Una noche fría sin duda alguna sobre las calles parisinas se estaban haciendo presentes, no quería volver a casa pues no sabría si padre estaría regresando a pesar de tener mucho tiempo sin visitarla, estaba segura de eso más prefería no arriesgarme ante el hecho propio de recién haber vuelto y topármelo después de la huída más cobarde de mi vida no sonaba como una de las más grandes ideas pasándome por la cabeza. Sólo habían sido dos días de haber arribado nuevamente a París, estaba distinto en algunas cosas, en otras seguía siendo la hermosa ciudad de siempre.

Mis andrajos no daban una buena imagen sin duda, parecía una indigente que realmente en eso me había convertido pues mis dotes vagando por el resto de Europa no había conseguido mucho de profesión, quería preguntarme ¿En dónde había quedado esa chica que era?, no tenía ni idea pues hacia un año que no tenía el placer de volver a convivir con ella; mis sonrisas se habían agotado casi por completo, con el ceño fruncido siempre sin prestar atención a lo que sucedía a mis alrededores todo parecía darme igual pero las necesidades humanas me causaban algunos infortunios diariamente como el hecho de comer, lavarme, tener algo de tomar para no deshidratarme; entonces me preguntaba si era buena idea ir corriendo tras mi padre con el papel de víctima rogándole porque me convirtiera en uno de su especie quitándome todo eso de encima, pero a cambio el hecho de matar a inocentes tampoco me encantaba, era una decisión algo imperativa para alguien como yo.

Caminando después de haber bailado en las calles se me antojaba ese delicioso ponche que solía tomar, dormitar en algún lugar suavecito pero pedía demasiado, mi orgullo era mucho más grande que todas mis necesidades juntas, no regresaría como lo había hecho: absolutamente fracasada, pasando el son de la taberna se había escuchar por los gritos de los presentes, la hora del show se había hecho presente y yo quería cuando menos lavarme las manos, la cara tan sólo comer algo; a lado mío estaba pasando justo por la entrada hice una mueca pues el dueño tal vez no me reconocería toda mugrosa. Ese hombre había sido uno de los mejores amigos, socios de padre pues siendo uno de los proveedores de alcohol reconocidos a nivel europeo tenía grandes nexos con él, siempre me había parecido un poco repulsivo pero era hora de aguantarme.

Busqué con la mirada al señor, mis ojos fueron a dar hasta su silueta cambiada pues se hallaba más regordete y algo anciano, caminé como toda pordiosera con los ojos posado sobre el piso con la voz queda dispuesta a pedire por asilo.

-Disculpe, monsieur sé que quizá he cometido un error al haber entrado así a vuestro negocio, sin embargo si pudieséis comprenderme tengo hambre y quisiera pediros algo de agua para asearme, a cambio podría lavar vuestros trastos sucios o limpiar el lugar cuando me lo pida- murmuré con tono suplicante sin levantar la cabeza, el hombre gruñó palabras en otra lengua, sin embargo me alzó el rostro con la mano casi forzándome aceptando mi propuesta, a cambio tendría que limpiar por dos semanas sin descanso, sin salario pagado tampoco por supuesto.

Ya que tenía la cabeza levantada pude divisar a un hombre en la tarima del lugar suponiendo que era quién desprendía los gritos arrebatados de los presentes, pues se movía con el compás de melodías sin sentidos, me quedé mirándolo por unos segundos recordando algo que solía contarme mi padre sobre la "Muñeca de Giardelle". Decían los citadinos que era una mujer de belleza imperial que había nacido en el sur de Francia, de padres sumamente pobres pero tenía la capacidad de envolver a quién se le acercara con facilidad inquebrantable para que la siguiesen, la alabasen o cumplieran sus caprichos sólo utilizando sus gestos junto con el rostro de muñeca que tanto le caracterizaba, había llegado a trabajar en muchos sitios, entre ellos algunos bares cantando, algunos decían haber tocado el cielo mismo, así me imaginaba a éste chico, pues todo mundo alrededor no miraba otra cosa en lo absoluto, el momento era de él, esa instancia le pertenecía sólo a su torso medio desnudo moviéndose de un sitio a otro.

Sonreí de lado yendo por las cosas para limpiar, pero antes decidí caminar hasta el baño para limpiarme un poco pues era toda una mancha gris de todos lados, me miré en el espejo extrañada de la imagen que veía, me preguntaba qué tendría esa "Muñeca de Giardelle" para encantar a todos, me observaba con mis ojos esmeralda devolviéndome una imagen que ya no conocía, me agaché para levantar la cara ya un poco más decente, el tono marfíl ya resaltaba entre mis vestimentas cochinas, mis mejillas rosadas volvían a distinguirse levemente, acordé no levantar el rostro para que no me reconociera el dueño, salí con las cosas en la mano comenzando a mi labor nocturna...