Problemas entre los perfumes de la noche [Brigitte]

-"Pase, pase, es por aquí" escuché la voz angustiada de una de las mujeres mientras tapaba mis inocentes ( pero era un hombre a fin de cuentas ) ojos de los cuerpos desnudos de todas esas chicas que parecian curiosas por ver lo que habia sucedido. Según me habia explicado esa chica, un hombre habia querido algo con ella, le iba a pagar el doble si le atendia ahora mismo pero no fue mucha la paz que tuvieron cuando aceptó porque los hombres al ver eso increparon al pobre hombre con que ellos tambien querian eso y que estaban esperando, asi que hubo una pelea, no contentos con eso una de las chicas habia salido herida y ahora sangraba porel brazo derecho mientras asustada chillaba con qe iba a perder el brazo-

Calma -Pero me arrepentí al decir eso cuando encontré la mirada de aquella mujer, empezó a chillarme como era normal el dolor lo estaba padeciendo ella no yo, asi que de nada valia decir que la sangre era demasiado escandalosa pero que lo que comprobaba era una herida de clase inferior que solo requería una presión y un poco de cuidado. Me arrodillé delante de la mujer mientras con el rabillo del ojo ahora miraba a los otros hombres que estaban balbuceando cosas que aun no habia escuchado, pero negué, todo por el sexo...era mucho mejor ser paciente y esperar o escoger otro dia para tener el sexo con aquellas damas, muchas miraban horrorizadas pero no por la sangre sino porque la madame habia hecho aparición. Mirandome con su particular frialdad mandó a una mujer a pedir ayuda a una tal "brigitte" ¿sabia de medicina? no lo sabía pero tampoco pude preguntar porque cuando iba a dedicarme a uno de los hombres unas uñas femeninas se clavaron en mi brazos- Lamento decirle que usted no tiene prioridad aqui, señorita

-Mi voz no sonaba impaciente sino indignado de como esa mujer viendo que los otros hombres estaban peor aun asi exigía su derecho de ser atendida en primer lugar, por eso me gustaba atender mas a los hombres que a las mujeres ya que los hombres no gritaban no porque no les doliese sino por ese orgullo, esa terquedad viril que la mayor parte de los hombres poseían siendo incapaces de emitir más que algunos sonidos de dolor cuando llegaba a hacerles daño, a regañedientes esa mujer me soltó mientras chillaba y pronunciaba frases poco dignas de una señorita, pero no formulé nada al respecto y tomé con cuidado al hombre que tenia un corte en la frente que no dejaba de sangrar, asi como un ojo morado y al parecer la nariz rota, sacó un pañuelo colocándolo en la boca del maltrecho señor que se dejó hacer, claro lanzó un alarido cuando coloque mis dedos en la nariz para evaluar el daño, examiné mis dedos, eran callosos por estar todo el día sometiendolos a prácticas como tocar a la gente, las medicinas, las hierbas...no eran unas manos que una mujer se sintiera halagada de tomar para dar un paseo, abandonó esos superfluos pensamientos mientras apretaba donde debía para recolocar más aquella nariz a bases de crujidos que eran dolorosos y eso lo demostró el rostro de ese hombre mientras continuaba apretando los dedos, ignorando la sangre que acariciaba sus manos hasta dejar la nariz en su sitio, agradeciendo que lo pudo hacer preparando todo- ¿Aun no ha venido esa muchacha? -hablé mirando a las curiosas que negaban-