Solo un instante de miedo [Privado]

por **Lena Thompson Vilhjálmur** Vie Nov 09, 2012 11:26 pm

Hace mucho, mucho tiempo, fuimos paridos por la dulce avaricia
De ese pecado nacimos y con ese pecado moriremos
Lena & Marlon

La mañana era hermosa, mas fresca de lo que la primavera ameritaba, pero con el sol soliendo con todas sus fuerza, era una de esas mañanas en las que sol brillaba pero los rayos no quemaban, solamente brindaban calor a los transeúntes madrugadores, los pájaros comenzaron a trinar en cuanto las primeras luces del alba se levantaron hacia el cielo, moviendo las alas para sacudirse del somnoliento estupor en el que el frio de la noche les metió, ligeras como el viento volaban junto a él en busca de alimento para sus crías, mientras que por su parte los humanos que habitaban la casa Thompson hacían los mismo, algunas mujeres trabajaban en el molino, otras en la cocina, los hombres revivían los huertos casi muertos por el abandono al que se vieron sometidos los dos años anteriores, la jardinería comenzaba a dar fruto al igual que los manzanos, un montón de gente alrededor cuidaba de la finca, los animales estaban siendo alimentados correctamente mientras la dueña de la casa, sentada sobre un taburete se miraba en el espejo del tocador, arreglaba su cabello con sumo cuidado colocando una horquilla para darle punto y final a su peinado, el vestido estaba perfectamente plisado mientras sus ojos azules miraban con minuciosidad en busca de algún defecto, a Lena le gustaba honrar el nombre de su familia muerta, sin embargo ser la perfecta dama era lo único que podía hacer por ello.

Unas manos frías tocaron sus hombros, él estaba a su lado, observándola en silencio, como el fantasma que era, ella miro hacia adelante y noto la manera en que el hombre evitaba pararse delante del espejo, sonrió, hacia tiempo que él no le hablaba y eso la ponía nerviosa, era mejor tenerlo parloteando a su lado, haciendo cometarios ácidos que solamente ella escucharía, pero el ver su figura silenciosa parada al pie de la cama volvía el ambiente mas pesado de lo que la mansión era, no sabia a aquel se debía, quizá se trataba del cansancio después de su viaje a la corte de los milagros y unas noches mas de sueño le regresarían al Marlon de siempre, o quizá simplemente estaba perdiendo su don, eso la asustaba mas le lo que creyó, no creía poder soportar lo que ocurriría si perdía su don después de haber visto lo que habitaba en las sombras.

Suspiro saliendo de la mansión, había dejado las instrucciones de siempre para inmediatamente dirigirse a al Colegio de Francia, aquel sitio en donde Jean se paseaba de vez en cuando antes de su repentina desaparición, el viaje paso monótono, preocupándola cada vez que sentía a Marlon sentado a su lado, silencioso como una piedra, solamente manteniendo la compostura como jamás lo hacia cuando estaban juntos, la llegada fue un alivio para a ella aun pues la gente le rehuía la mirada debido a su rango, sin embargo a pesar de mantenerse lejos le daba la impresión de estar acompañada en todo instante, segura de cualquier repentino movimiento que el fantasma pudiese hacer, una sonrisa inundo su rostro cuando, asomada desde uno de los balcones observo en la parte de abajo las clases de equitación a las que ella jamás presto atención cuando tuvo la oportunidad de tomarlas, ella detuvo su educación durante un tiempo pero irónicamente gracias al fantasma recupero el ritmo, por otro lado el ver a algunos jóvenes nobles conviviendo le ponía de buen humor, ella tuvo una educación privada de modo que nunca tuvo la oportunidad de disfrutar de esa clase de lecciones, la costumbre de pasar por el colegio en realidad la obtuvo de su amigo quien se volvió dueño del resintió, él le invitaba de vez en cuando, suspiro recargándose un poco sobre el balcón guardando silencio prontamente quizá sus visitas pararía definitivamente…