Una Criatura…¿Compasiva? [III Part] [Privado Janelle]

El paseo al jardín botánico había resultado todo un éxito. Los niños habían quedado encantados y también extenuados por todas las horas de incansables juegos, emocionados por las historias de sus acompañantes mayores y sorprendidos por las cosas que habían aprendido ese día de éstos, aunque Gianella prefirió pasar más tiempo lejos que cerca del grupo, argumentando vigilancia, aunque se podía notar que estaba bastante pensativa, misteriosa como ella sola.

Tomaron vías de regreso cuando el cielo cambió de azul a rojo, cuando los más pequeños de la improvisada “manada” iniciaron un concierto de bostezos que hicieron que incluso Emily se cubriera la boca para disimular el progresivo adormecimiento que experimentaba. Jeanne y Léa lideraban el pelotón con un par de niños entre sus brazos, la mencionada humana secundaba y la Loba Milanesa cerraba para evitar que cualquiera les siguiera, aunque avanzasen por atajos que igualmente les hicieron ver la Casa de la Esperanza a lo lejos con la noche ya instalada en sus espaldas.

Repentinamente, los pasos de la italiana dejaron de resonar junto al resto, y de eso se dio cuenta la menor de las ayudantes, quien terminaba de encaminar a los niños hacia la puerta principal del lugar, directo a sus camas - ¿Gia? – Ésta miraba a los costados, en señal de rastreo. Tenía “algo” atrapando sus sentidos, y no eran precisamente los fideos a la bolognesa que Jeanne había prometido cocinar para la noche – Hay problemas cerca de aquí. No vuelvan a salir. – Dijo mirándole brevemente y saltó a la acción con la sonrisa de Emily que no vio, siguiendo ese par de aromas que rondaban la zona de la Corte, siendo uno de ellos particularmente nostálgico haciéndole sonreír de forma igualmente particular al identificar esos cabellos que escapaban agitados del tipo que se notaba desbocado, corriendo no por su propia voluntad.- Un berserker…- susurró desde los techos, haciendo una mueca luego – No me queda de otra…- decidió y, al ver a la perseguida doblar a un callejón sin salida y a su persecutor licántropo acercársele, actuó - ¡Oye! – Gritó haciéndose notar desde el techo de la edificación vecina, sonriendo arrogante, dándose un par de golpes en el pecho – ¡Búscate a alguien de tu propia raza para pelear! ¡Los humanos no aguantan tantos golpes! – Complementó burlándose de forma encubierta de la mujer, tratando de ser convincente. Sin embargo, las burlas se fueron temporalmente cuando los ojos cambiaron de azul a amarillo, y los colmillos se hicieron más marcados – Ven acá y alcánzame si puedes, cachorro…- Su sonrisa inicial se torció cuando vio que el joven novato había caído por la provocación, teniendo a Gianella como su centro de atención. Miró de reojo a la mujer tratando de decirle algo con la mirada, y se volvió a centrar en su rival de turno.

Al menos iba a ejercitar su cuerpo con algo de acción ese día…

La Loba soltó una risotada cuando su desafortunado hermano de raza saltó a la acción llevado por sus instintos, iniciando un combate que parecía igualado a una lejana primera vista, pero el rostro lleno de arrogancia risueña de la fémina daba a entender que simplemente estaba jugando con él. Era capaz de darle un mísero golpe y derribarlo del techo para azotarlo contra el piso, pero su diversión tortuosa y al mismo tiempo piadosa podía más que los nimios deseos de querer acabar pronto con el asunto- ¡Vamos, vamos! ¡Esfuérzate! ¡Así no tocas ni a una mosca! – Dijo retrocediendo un par de pasos más tras esquivar un enésimo golpe, manteniendo esa sonrisa ladina que hasta a los inconscientes les irritaría. Sí, Gianella sabía que esa forma de actuar les ponía de los nervios a los más noveles y a los no tanto, y aprovechaba perfectamente esa especie de habilidad a su favor; no por nada tenía un respetable historial de no-ser-nunca-atrapada-por-la-policía.

De reojo miró a la bruja que ya le había reconocido y que ya había sido reconocida, y su memoria le trajo a colación un dejavu con la solución perfecta al inesperado conflicto que ahora les tenía de aliadas en vez de enemigas. - ¡Janelle! – Llamó su nombre, esperando la atención que seguro tenía. Les había seguido durante todo el improvisado combate – Todavía recuerdas lo que se hace con un licántropo fuera de control, ¿no? – Una nueva patada fallida y un giro que le hizo posarse detrás del malogrado, apresando sus brazos y piernas en un candado perfecto, haciendo la fuerza que ni una cerradura de plata podría abrir - ¡Hazlo! – Dijo mirándole, pensando en que si se demoraba lo soltaría para seguir disfrutando un rato.

La táctica planificada tuvo éxito sin ningún contratiempo. El desafortunado licántropo tuvo sus fuerzas mermadas con una rapidez drástica, y ya al par de minutos dormitaba en la espalda de Gianella, quien lo cargaba como quien carga un saco de patatas. – Se ha hecho más fuerte…-susurró con conformidad más para sí misma mientras observaba el cuerpo sin reacción y luego veía a la bruja subir hasta el mismo techo con ayuda de sus poderes. Ésta le sonrió, y la Loba Milanesa también lo hizo, con un deje de nostalgia y extrañeza entremezclados – Más de un año, sí…- Asintió mirando a la noche que se instalaba en el cielo, buscando que las estrellas le respondieran con mayor exactitud a la interrogante que tenía pero que pronto fue dejada de lado. Sonrió alzando una ceja ante su último comentario y soltó un par de carcajadas, sabiendo del pasado que cargaba sobre ellas; el cómo se habían conocido a partir de un arranque berserker de la que ahora había salido triunfante, el posterior encierro in extremis a la fuerza, y la final “huida” con la vampirucha de Carmmine durmiendo por horas. ¿Qué sería de ella?

- Y tú en problemas con sobrenaturales para variar…¿no puedes usar esos poderes tuyos para alejar a tanto ser raro? – Se burló un poco – Aunque tu poder de levitación es increíble…-Dijo sin problema, mirando a su alrededor notando que cada vez había menos gente en la calle - ¿Qué hacías por esta zona a estas horas? No es un lugar para damiselas como tú. –Comentó apuntándole con uno de sus índices, rascándose una pierna con la otra haciendo gala de su equilibrio perfecto.

Gianella sólo alzó las cejas ante su explicación, ante la cual sólo hubo un falso conformismo. No era que desconfiara en ella todavía después de todo lo que hizo, pero entre el ligero vínculo entre ellas –que no pasaba de un par de desafortunadas y afortunadas coincidencias- y esa situación que le olía a excusa, el convencimiento estaba lejos de aparecer en el semblante lupino. – ¿Y tenías que venir a esta hora? Empiezo a pensar que te gusta meterte en problemas – Dijo llevándose la mano que no estaba sosteniendo al durmiente a su cintura, observándole luego cómo procedía con un par de frascos y explicaba lo que hacía, aunque a la loba no le interesase demasiado. Era como una cultura general que no iba a utilizar por ser lo suyo los golpes en vez de los hechizos. Tenía un cuerpo hecho para ello.

- Pues…han pasado demasiadas cosas desde que te vi la última vez, así que no sabría por donde empezar – Lo de Sybelle, Jeanne, la Hermandad…tantas historias para más de una noche de conversación – Dentro de todo, he estado bien. De todos modos, sigo aquí, viva…- Encogió los hombros aún con el licántropo sobre su espalda y depositó a éste en el piso cuando terminó el procedimiento, alejándose junto con ella del lugar. – No esperemos a que despierte, no me gusta andar dando explicaciones. – Reclamó con las manos tras la nuca, mirando de reojo al de la respiración lenta y ojos cerrados, que cuando despertase seguro se iba a llevar una gran sorpresa por estar en un techo que no reconocería. – Déjame ayudarte… - Dijo y le cogió en brazos sin darle tiempo a que reclamase, bajando de un salto a los terrenos propios de los humanos, aunque ese salto haya parecido apenas un paso. La puso de nuevo en posición horizontal y se apoyó en una de las paredes, de brazos cruzados. Era casi su postura de marca registrada - ¿Quieres que te escolte a casa? A esta hora hay muchos descerebrados sueltos…