Tristes recuerdos

por **Claudia Gunter** Lun Feb 04, 2013 9:39 pm

Cinco la habían violado la noche anterior, perdón, había conocido a cinco amigos diferentes, uno de ellos se había tardado tanto tiempo, que en su cabeza no sabía si agradecerle o ponerse a llorar por lo que le había ocurrido, no tenía idea, pero de algún modo gracias a él ya no le habían puesto más clientes esa noche, eso era lo único bueno.

Ese día podía usar dos horas a como mejor le pareciera pero si se enteraban que iba a alguna estación de ferrocarriles le iría muy mal, más le valía simplemente caminar. Se vistió con uno de los vestidos viejos de la mujer del tabernero y se lo ciñó para que no le quedara como camisón, pidió un poco más de dinero para poder ir al cementerio y dejarle un par de flores a sus padres, tenía la amenaza de que si ellos iban y no encontraban rastro del ramo se las cobrarían.

Salió de la casa y antes de llegar al panteón había pasado al mercado a comprar el ramo más colorido que se había encontrado a su paso, al menos eso le causaba cierta felicidad aunque le daba vergüenza ir a la tumba de sus padres para que se dieran cuenta en que se había convertido.

Al llegar al cementerio, el lúgubre ambiente sólo la hizo sentirse como siempre o incluso más, era como si su alma se hubiera desprendido de su cuerpo intentando que en ese sitio reposara, si por ella fuera... Pero su madre de algún modo le inculcó el amor por la vida, aunque ella no se lo encontraba por ningún lado, sólo lo hacía porque ellos tuvieron que morir para que ella siguiera con vida, no haría que su muerte fuera en vano.

Cuando estuvo cerca de la tumba de sus padres se acercó para empezar a quitar toda la basura que ahí se encontraba, dejó las flores a un lado y comenzó a buscar alguna vasija olvidada para poder llevar agua, el apuro de salir aunque fuera unos minutos de aquél lugar la hizo olvidar por completo cualquier detalle que pudiera ocurrírsele.

por **Maëlle K. Frieh** Lun Mar 04, 2013 12:34 pm

Maëlle camina libre por todos los lugares como si estos le pertenecieran. No iba con prisa a ningún lado y tampoco lo hacía por obligación. Su apariencia desdeñosa y sus pies descalzos espantaban a cualquiera, por lo que en el camino hacia su destino, muchos de los transeúntes que se la cruzaban en el camino la evitaban con la mirada o lanzaban palabras poco amigables hacia su persona. Hacer que no existían, su mente vagaba por paraísos terrenales cuando ellos estaban allí y la observaban. Les ignoraba completamente. Había aprendido con el tiempo a seguir el mismo juego que ellos seguían, por diversión y por sobre-vivencia.

Visitar el cementerio la hacia sentir paz interior y nunca se había explicado el por qué. Su familia ni siquiera se encontraba en el cementerio de París y de hecho, si comenzaba a recordar con mayor claridad, cobraba en su mente la certeza de que no estuviesen en ninguno. No había habido funeral alguno, ni tumba, ni flores. ¿Habrían los lobos recurrido al salvaje instinto de comerse los cuerpos? ¿Los habrían dejado allí? ¿Los habría consumido la tierra? Miles de preguntas inundaban a su mente con respuestas que jamás conocería.

Un suspiro que jamás se convirtió en llanto recorrió su garganta y fue exhalada al viento para marcharse lejos en el horizonte: Ya estaba ella dentro del cementerio.

No esperaba encontrarse con nadie en el cementerio y sentía de hecho, que la presencia de cualquier persona interrumpía profundamente su ritual de paz. Y allí estaba ella, con el vestido, con las flores. Con la concentración propia de quien rinde tributos a sus seres queridos. Una sensación de vació se apoderó de Maëlle, una que lentamente se fue transformando en una mezcla peligrosa de rencor y tristeza. La observaba, tan a escasos metros que era imposible no notar su presencia, más aún todavía sin decir nada.

por **Claudia Gunter** Mar Mar 05, 2013 10:55 pm

Después de buscar por unos cuantos minutos había podido encontrar un cuenco, aquél era perfecto para poner agua al mugroso florero que se encontraba al lado de la lápida donde yacían los restos de sus padres. Dio un par de pasos más para encontrar la fuente y toma el vital líquido. Suspiró largamente mientras sus manos tocaban aquél, se encontraba fresco y daba vida, pero aún con sus dedos mojados ella seguía sintiéndose muerta.

Cerró los ojos respirando el aire que le daba un toque mortecino al sitio y se fue hacia la tumba de nuevo, había logrado quitar las hojas secas y un poco de polvo que se había acumulado -No sé porque sigo viva, yo debí morir el día que tú te fuiste- dijo con certeza, sólo se dirigía a uno de ellos, su padre realmente le dolía en el fondo, no es que a su madre no la apreciara, pero su papá era tan fuerte, se veía tan vivo, siempre la había mimado tanto, todavía recordaba el primer juguete que había tenido, un peluche bastante peculiar, aquél mismo que no dejaba y que le servía de almohada, aquél que ya nunca más iba a ver, como a su padre.

Se sobó la muñeca y en ella llevaba una pulsera de plata, algo que para muchos no tenía un valor real pero que para ella era la joya más valiosa que existía en el mundo, se la había dado él y de esta pendía un dije que había sido un regalo de su madre, nunca se los quitaba y esperaba que al verse tan pobre a nadie se le ocurriera arrebatárselo.

-Quiero que me abraces...- dijo casi con reproche mientras se llevaba las manos para cubrir su rostro y comenzó a llorar entre estas, pero algo le llamaba la atención, era como si un peso cayera sobre ella y tuvo que enderezarse para girar y ahí estaba ella, una chica de cabellos largos y ojos azules, se quedó quieta y se pasó el dorso de la mano por las mejillas quitando el sabor salado de sus lágrimas -¿Puedo ayudarla?- preguntó mientras intentaba calmarse, en ese momento necesitaba un abrazo, uno tan fuerte que le demostrara que no estaba sola, Tan sola como se sentía.

por Contenido patrocinado

Tristes recuerdos

Tristes recuerdos

Re: Tristes recuerdos

Re: Tristes recuerdos

Re: Tristes recuerdos