Baby don´t be Shy || Privado

por **Tarja & Stephen Hauks** Lun Ene 27, 2014 12:35 am

El trabajo es la parte más importante del ser humano, ayuda en cuanto a la forma física como mental, siempre alerta y activo, no hay nada de malo en ello, pero ¿existe un punto de quiebre?, existe algún punto en donde este sea malo para el ser humano? La verdad? Quizás, depende de las mentes y sus dueños, algunos trabajos han trastornado a muchos hombres y mujeres al punto de quebrar su sentido de la realidad ¿solución? Alguien que pueda trabajar en el problema en las mentes humanas para ver cuál es el daño y como recuperar a aquellos hombres y mujeres de bien para la sociedad o ver si los encierran para el bien el de la misma, persona y sociedad.

Temprano en la mañana, debían los hermanos Hauks salir a su trabajo en el consultorio privado de aquel hombre que había contratado sus servicios para él y para gente de elite, pero aun así no olvidaban a las personas que no podían acceder a una consulta, por lo que en la tarde iban los dos al sanatorio mental, para brindar sus servicios de estudio de la mente humana y sus problemas a gente de escasos recursos, así que como buscar las soluciones de aquellas personas que han perdido su razón, ese era su aporte a la sociedad, así como un escape de su trabajo privado para aquel hombre. Llegan a su lugar de trabajo, con una sonrisa Tarja ingresa al lugar, su hermano casi no habla con nadie, es porque no le gusta involucrarse con nadie por miedo a la maldición de aquella bruja.

Reciben la lista de pacientes para los hermanos, ambos revisan uno a uno los nombres y sus problemas, dividiéndose los pacientes y viendo cual atender los dos juntos, entre sonrisas cómplices comienzan a atender a los pacientes, uno a uno van llenando el consultorio de ellos dos, la auscultación general por parte de Stephen y el diagnóstico mental por parte de Tarja, cuando de pronto en manos de Tarja cae la ficha médica de una joven nueva que ha llegado al sanatorio porque la han encontrado en las calles desvariando sobre vampiros, muertes, sexo salvaje, en fin un sin número de incoherencias y actitudes algo extrañas en gente “normal” (denominación social que se efectúa bajo el concepto de clases sociales aceptadas).
La joven había estado internada porque había llegado con un severo cuadro de deshidratación, inanición y desnutrición, la tendrían ahí por unos días para luego enviarla a la calle de nuevo, pero Stephen por pedido de su hermana evita que eso ocurra, pasando el caso médico a ellos dos, tanto el de diagnóstico médico como mental.

-Bonjour, soy la doctora Hauks, Tarja Hauks, este es mi hermano Stephen Hauks, ahora estas en nuestras manos, ¿sabes cómo te llamas?- miró a la joven con una sonrisa muy amble como si fuera una madre o una hermana ¿Por qué le interesaba tanto el caso? Por el reporté decía que gritaba varios nombres entre ellos Katiuska y que el problema era por Anastasia pero luego asumía la personalidad de una niña pequeña, y esa tipo de ruptura mental en tres, le llamó la atención –Tranquila, estas en el hospital mental, ¿sabes lo que te pasó pequeña?- no sabía con cual estaba tratando pero antes de que su hermano pueda auscultarla quería hacerla entrar en confianza –mira el doctor Stephen tiene que revisarte, el no hará nada malo, solo va a tomarte los signos vitales y ver en qué grado estas de estabilidad, no me iré, estaré aquí todo el tiempo ayudándole, ¿te parece?- pasó unos mechones algo rebeldes por detrás de la oreja de la joven sin borrar esa sonrisa y mirada con el brillo de “querer ayudarla pase lo que pase”

por **Katiuska Roslyakova** Lun Ene 27, 2014 9:05 pm

Mucho había pasado en la vida de Katiuska, de Anastasia y Milenka; que ya casi nunca salía, era mejor así, pero ella estaba allí, muy dentro, muerta de miedo, sin entender lo que pasaba a su alrededor, solamente podía sentir que el peligro siempre andaba cerca. A Katiuska la echaron de la casa en donde servía, el trabajo que le daba techo y comida se había ido y con ella muchas comodidades, ahora estaba prácticamente en la calle, con algunos francos que le ayudarían a sobrevivir. No esperaba que nadie se dignara a ayudarla, ningún príncipe iba a venir a rescatarla.

Pero el deseo de que todo fuera mejor estaba vivo dentro de ella, también de Anastasia; de quien había sido la culpa de que la hubieran despedido, si solamente no hubiera perdido aquella carta tan importante para el señor de la mansión. Esa había sido la gota que había derramado el vaso, el se lo había advertido, la ama de llaves, la mujer más vieja de ese lugar, también, si volvía a cometer un error, no habrían mas tolerancias, por ser una mujer “enferma”. Ella sabía que en los rincones de la casa, le decían la loca, que todo era un invento de ella, para justificar sus torpezas, como desearía que fuera así, pero no lo es, todo es verdad, Anastasia estaba muy dentro de ella.

Paso días pagando por el mercado, por lugares en donde podría tener algún tipo de trabajo, excepto el de prostituirse, eso nunca lo hacía, Anastasia y ella podrían tener eso en común, no llegarían tan bajo. Anastasia solamente aparecía para meterla en problemas, arruinar sus intentos de tener otra oportunidad más. En tal ocasión, su mala suerte le jugó una mala pasada, se encontró con tal vez el mismísimo diablo, que jugó con ella hasta que se canso, para después dejarla tirada como trapo viejo en medio de la calle.

Dos personas notaron a Katiuska deambular torpemente por las calles, maltratada y con un aspecto poco prometedor, la llevaron al hospital, pero cuando ella noto que era un centro médico, estuvo entrando en un episodio de histeria, pero por suerte pudieron controlarla y sedarla.

Aun estaba en ese lugar, mirada detenidamente cada una de las personas que se encontraban a su alrededor, se había dado por vencida, ahora se portaba bien, no quería dormir mas, eso la volvía como una muerta viviente y no exactamente como los que conocía. Había llegado dos personas nuevas, un hombre y una dama, que parecían estar muy interesados en ella, la joven le hablo, pero ella no quiso responder, miraba a los ojos, de cada uno, con cierta ausencia — Esta bien… — susurro suavemente, bajando la mirada.

No parecían gente mala, por eso dejo que el doctor la examinara con detalle, mientras la mujer permanecía muy pendiente de ella — Auch — había algunos moretones distribuidos en todo el cuerpo, que le dolían, pero por suerte huesos rotos no había, era un milagro la verdad. — ¿Me llevaran al Sanatorio Mental después de esto? — Pregunto sin mucha emoción, dirigiendo su mirada exactamente a la mujer — Si, esos en donde llevan a los lunáticos como yo — alzo la mirada para dirigírsela al doctor y volver a bajarla. No quería volver allí, era un infierno, una cárcel, para gente que era incomprendida, recordaba en su diario, algunos fragmentos de los episodios de cuanto estuvo en ese lugar y no era nada grato esa parte.

por **Tarja & Stephen Hauks** Sáb Feb 22, 2014 12:24 am

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.
-Coros eclesiásticos-

La mirada de Tarja se suavizo al ver a la joven toda lastimada, herida, asustada, el corazón de la mujer se estrujó fuertemente como si aquella muchacha que no conocía fuera más que solo una paciente de caso peculiar, es más hasta se olvidó de eso mirando a su hermano con aquella mirada de “no podemos dejarla así y aquí”, la diestra de la mujer fue a su pecho para tocarse el corazón que latía tan fuerte al verla con esa mirada y sus huesos rotos, las lágrimas comenzaban a salir sin pedir permiso, como si lo hicieran, dio la vuelta parándose un poco, caminó hasta estar lejos de la joven y poder secar sus lágrimas, regresó a ver a la joven con una sonrisa en sus labios como si fuera su madre.

-Shh ya, pasó, mi hermano tiene que revisarte, sé que duele pero está bien, si duele quiere decir que todo está bien, sabes por qué?- acaricia los cabellos de la joven jugando con ellos entre sus dedos mirando los ojos de la pequeña con una dulzura única -porque eso demuestra que estas viva y consciente- guiñó su ojo cuando rozón con sus dedos la mejilla de ella y esa sonrisa en sus labios, luego miró a su hermano, el cual miró a la joven para retirarse un poco de ella –Estará bien, solo tiene unos huesos rotos, que sanaran con reposo, además su signos vitales están bien, recetaré unas pastillas para el dolor de las fracturas y quizás para la fiebre que pueda presentar, pediré que estén atentos a ello, señoritas- reverencio a los dos damas retirándose, dejando a su hermana con su trabajo.

Tarja sonrió mirando a la joven –Ya ves estas bien, con respecto a tu inquietud, te cambiaremos de lugar, te quedarás en el hospital y nos haremos cargo de ti, así no podrán llevarte al hospital mental, y luego veremos cómo ayudarte para evitar que te encierren ahí- se levantó buscando el historial de la joven, cuando lo tuvo la miró, cerró sus ojos para suspirar un poco pesado –No son lunáticos, son personas que ha pasado por eventos traumáticos que ha hecho que se alejen de esta realidad de la sociedad en busca de un auxilio, creando así realidades alternas donde no pueden ser dañados, es como crear otro mundo para defenderse de los ataques del mundo real- uso la teoría de las realidades para entrar en el caso de la joven pero de manera relativa como si tocara lo de las otras personas así no la aturdía –Además ¿por qué dices que tu también eres lunática? Te ves muy normal, solo un poco lastimada pero nada más, si de lunáticos se hablan, la sociedad entera estaría encerrada no crees- encuentra el historia de la joven anotando las indicaciones de su hermano y las de ella de mantenerla en observación sin sedantes, por completo solo una mínima cantidad pero para los dolores, mira a la joven dejando todo a un lado –Mira par que te quedes a nuestro cuidado debes ayudarme con algo- toma la ficha de la joven sin borrar la sonrisa, quería hacerle sentir tranquila y que podía confiar en ella y su hermano, con un bolígrafo anota lo de “paciente herida, recluida en el hospital área de medicina general” –Me dices cómo te llamas, para anotarlo en tu historial y saber cómo llamaré a mi paciente favorita, así no cometeré errores- con una sonrisa en sus labios rosados la mujer busca que al joven no se sintiera en un hospital o que estuviera loca.

por **Katiuska Roslyakova** Dom Mar 23, 2014 7:43 am

La mujer era muy amable, esa actitud no la entendía muy bien, pero trataba de que no le afectara mucho, en ocasiones encuentras personas de ese tipo, el caballero también era cuidadoso, buscaba las anomalías en su cuerpo, con mucha maestría, la joven solamente se trataba mantener quieta, para ser una buena paciente, aunque aun tenia aquel leve sentimiento de desconfianza entre ellos, era natural, con lo que le había pasado, le costaba tratar a las personas de forma cordial y sociable, para ella todos eran malos, gente que solamente querían su destrucción. Trato de mover su cuerpo y volvió aquel dolor, provocado por sus huesos rotos, así que prefirió quedarse quieta, mientras escuchaba al doctor atentamente, para luego ver como se retiraba dejando a la mujer a su lado.

— Pero de todos modos no es seguro… — susurro para ella misma, ahora siendo, Anastasia la que se ocupaba el cuerpo. sentía que les iban a fallar, como siempre lo hacían, no tenían esperanzas, tal vez sí, pero tan poca, que no llegaba a verse dentro de tanta oscuridad en su interior. Jugaba con sus dedos, mientras escuchaba atentamente a la doctora — Nosotras no somos malas, pero nuestras diferencias y formas de ver la vida, nos hace meter en muchos problemas — era extraño que le dijeran que era normal, no era un doctor que mirara debajo del hombro, prefiriendo mandar los medicamentos necesarios para tenerlos en la raya, eso era mucho más fácil que tomarse la molestia de saber toda su historia.

— eh… pero no puedo, Si llega a aparecer ella, de repente, cuando este durmiendo. ¿Cómo podría ser una persona cuerda si no atiendo a mi nombre y alego ser otra persona? — tenía miedo, mucho miedo. Noto que cerca de ella había una mesita de noche, con un diario forrado de cuero negro, lo reconoció casi al instante, era de Katiuska, trago levemente saliva — Mejor póngame Katiuska — inquirió derrotada — De todos modos, ella es siempre la que tiene el mayor control, yo solamente soy una pizca de oscuridad en una gran ráfaga de luz — señalo el libro, para que se lo pudieran hacer llegar, quiso que se lo pusieran debajo de las manos, no deseaba moverse, todo le dolía — Ella tiene en este libro, todo lo que ha pasado — entrecerró sus ojos, tal vez hubiera sido buena idea que ella poseyera lo mismo, un diario que relatara su parte, pero la verdad, era que no le gustaba escribir.

por **Tarja & Stephen Hauks** Miér Mar 26, 2014 8:15 pm

Las únicas personas que me agradan son las que están locas: locas por vivir, locas por hablar, locas por ser salvadas.
Jack Kerouac

La mujer miró el historial anotando el nombre de “Anastasia” subrayándola varias veces con un asterisco al final porque de eso haría un expediente para ella más adelante con sus anotaciones y avances sobre aquella joven, le miró a los ojos sonriéndole entregándole su confianza completa ¿por qué? Porque para que un doctor pueda realizar su tarea debe tener la confianza de su paciente en todo momento, escuchó atentamente a la jovencita caminando hasta la puerta para cerrarla con seguro dejándolas a ellas seguras dentro de esa habitación, luego de eso se dirigió a la ventana para abrirla un poco a que entre el aire de la ciudad y el sonido de las aves.

-¿crees que eres mala o creen que eres mala?- anotaba en su historial médico el cambio de lugar, del sanatorio al hospital general para ser atendida por lesiones graves que dejaron como secuela hematomas físicas y quizás cerebrales recomendando la observación las veinticuatro horas por las enfermeras y poniendo ella a su hermano como médico cabecera y a ella como médico secular por los golpes en la cabeza, mientras dejó el historial a un lado sentándose al pie de la cama mirando a la joven directo a los ojos, la mejor parte para la confianza ese eso, la ventana al alma que son los ojos. –Anastasia, los problemas son parte de la vida, si no tuviéramos problemas no sería vida, porque todo sería tan sencillo que para que vivir- con una sonrisa cálida responde las preguntas de la joven

Volvió a tomar el historial negando leyendo de nuevo todo lo que había anotado –No puedo poner Katiuska porque ya he puesto a Anastasia, y si pusiera Katiuska dirían que estoy loca después de todo lo que lograría mi encierro y aislamiento de la sociedad por completo- se ríe un poco para alivianar la tensión del ambiente –Mikró, todos somos solo una parte de lo que aparentamos, algunos muestran una mínima parte de su bondad, mientras otros solo son maldad, pero ¿lo son de verdad? ¿Crees que eres mala o que son buenas? ¿Eres o tuviste que serlo?- pregunta tomándole la mano sujetándosela delicadamente –No importa el nombre, un nombre no te define, somos nosotros y nuestras acciones lo que nos define dentro del margen de la sociedad ¿Qué le define a Anastasia y que a Katiuska?-

Su mirada se dirige a la mano de la joven tomándole los dedos rozándolos con los dedos de ella, es parte de la terapia que brinda aquella mujer, una terapia nueva que hace que el mismo paciente vislumbre su realidad y su pasado para luego ella entrar en la mente de ellos.

por **Katiuska Roslyakova** Miér Jun 04, 2014 10:18 pm

Veía detenidamente los movimientos de la doctora, como un animalito asustadizo que aun no confiaba en sus protectores, aunque quería tener esa confianza en ellos le era muy difícil practicarlo, pero trataba de esforzarse en no verlos como enemigos y mas como aliados, al menos estaba más tranquila de saber que estaría en un hospital en vez de un sanatorio, pero aquella mujer la mareaba, estaba tan cerca y sus preguntas la hacían pensar mucho que lograban aturdirla por varios segundos, mientras intentaba procesar sus preguntas y formar una respuesta lo suficientemente coherente para no sentirse como una total estúpida.

Era bueno tener aquel contacto corporal cariñosa y reconfortante, le hacía olvidar los malos momentos y maltratos provocados por aquel mismísimo demonio sacado de sus propias pesaditas, aunque quisiera decir que había sido su locura, las heridas y el dolor le decían que todo había sido tan real, la habían lastimado, ultrajado, podía dudar hasta de su propia existencia actualmente. ¿Si aquello solamente era parte de un delirio en sus últimos suspiros de vida? ¡Qué desdicha! Quería llorar amargamente.

― Para mi katiuska es un ser malvado, es mala, pero cuando la conoce parece no serlo ― dijo suavemente bajando la mirada ― Para Katiuska soy también un ser malvado, pero cuando aparezco, no puedo decir en concreto si las personas piensan si soy mala o no ― se alzo los hombros suspirando ― somos creados, no deberíamos estar en un solo cuerpo, kat debería tener el suyo y yo el mío ― se queja levemente mientras desvía la mirada hacia otro lado. Lamentablemente para ella ya no sabia cual era la realidad, había sido guiada por tanto tiempo por Katiuska, que aceptaba la realidad que ella quisiera mostrar ante el mundo, terminado ella siendo un cordero que sigue a un pastor fielmente aunque no sabe si este lo llevara al matadero.

por **Tarja & Stephen Hauks** Miér Jul 02, 2014 2:12 am

La mirada de la doctora fluyó con un sentimentalismo único y cálido, como si se tratara de una madre que mira a su pequeña hacer algo extraordinario, como cuando una madre conversa con su pequeña sobre temas que desconoce, así se miraban aquellos orbes de la doctora que no se apartaron de la joven, al contrario solo mostraba un profundo deseo de abrazarla y de indicarle que todo estaría bien de ahora en adelante.

Con sus ojos cerrados buscó la mujer la forma de ayudar a la mente aturdida de la pequeña, cuando los volvió a abrir solo la sonrisa se dejó ver en los labios rosados de la doctora mientras la sonrisa se iba acentuando más y más la zurda viajó por el pie cubierta de la pequeña dama junto a los recuerdos de sus clases de psiquiatría –Cómo te sientes con ello?- le toma el pie sujetándola para que sienta el ahora y el aquí -¿Por qué? Katisuka verdad – queda pensativa unos minutos retomando luego la idea -¿por qué ella es mala según tú? Hace algo malo que tu no quieras hacer- luego de esa pregunta se da cuenta que está comenzando un análisis por lo que se levanta abruptamente a mirar todo el lugar detenidamente murmurando muy leve cada objeto que está en la sala, luego de eso toma asiento de nuevo al pie de la cama ¿estaba la doctora también loca? Quizás sí, quizás no.

Su postura toma un giro, ya no es muy abierta con la joven al contrario se torna un poco distante, pero no olvida que esa una pequeña confundida así que no opta por la postura habitual sino más bien adquiere un semblante como un “prima” dispuesta a escucharla, pero sin olvidar que ahora es doctora-paciente, así que entre un suspiro trata de controlar su habitualidad como si estuviera en su consultorio por la nueva circunstancia optando por leves cambios en su semblante, la posición de su cuerpo y leves movimientos que este hacía y también el de sus manos, cruza los brazos sobre su falda mirando a la jovencita –Quién es más peligrosa, Katiuska o Anastasia? Si es Katiuska peligrosa ¿puedes dejar que hable conmigo? Solo unos minutos, quizás podamos las tres ver porque no tiene su propio cuerpo, ¿te parece?- una pequeña mentira encubierta con una solución, quería ver que tan profundo estaba aquel trastorno de personalidad y cuál era el trasfondo de cada uno, hasta qué punto pueden llegar y sobre todo el que derivó a Katiuska y Anastasia y cuál es la verdadera tras esas personalidades dividías, incluso comenzó a pensar en una terapia alternativa pero eso solo sería luego de hablar un poco más con la joven.

por **Katiuska Roslyakova** Dom Jul 27, 2014 8:02 pm

Tal vez katiuska había sido un ser extraño que había entrado en su cuerpo, por tenerle envidia de poseer uno, también podría llegar a tener la posibilidad de que ella fuera la ajena a todo eso, la que no tenía nada que ver en este mundo, pero aun así se empeñaba a seguir jugando una partida que estaba destinada a perder, dejo que la doctora tocada sus pies, los moviera dándole una especie de masaje, eso comenzaba a relajarla a tal modo que entrecerró sus ojos mientras un leve suspiro inundaba su cuerpo de tranquilidad.

— Esta bien — acepto frunciendo el ceño. Debía aceptar que posiblemente ella podría no ser la correcta para estar en ese cuerpo — acepto que puede que yo este mal y que Katiuska siempre haya tenido la razón — comento mientras giraba su cuerpo acomodándolo hacia un lado, dejo de ver a la doctora mientras todo su cuerpo comenzaba a tener una posición fetal — Pero algo dentro de mi me dice que no deje de luchar, que trate de gritarle al mundo que existo para no ser olvidada fácilmente— dejo salir un leve suspiro mientras entrecerraba sus ojos.

Fueron unos segundos los cuales parecieron largos, era un cambio repentino y rápido, al abrir los ojos ya anastasia se había ido, se podía notar en el cambio del brillo en los ojos, ahora se presentaba una mujer con unos ojos más amables expresivos, como borrego que aceptaría cualquier orden de su amo, trato de reincorporarse pero el cuerpo estaba muy lastimado como para moverse mucho. — ¿Qué ha pasado? — pregunto algo aturdida, Katiuska sintió el punzante dolor de las costillas rotas en su costado, trato de no gritar respirando agitadamente mientras se acomodaba en una proposición que no le provocara dolor.

Se encontró con los ojos de la doctora — esto lo hizo El ¿Cierto? — Pregunto tratando de moverse lo mas poco posible — Si Anastasia no lo hubiera provocado — mostro mucho dolor en su rostro — lo siento, no había podido sentir la gravedad de las heridas, cuando tenemos en nuestro poder el cuerpo somos algo recelosa, no lo queremos soltar por nada — explico ella con un poco mas de cierto conocimiento y libertad.

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