One Night [Privado]

por **Kei Koizumi** Jue Abr 10, 2014 1:07 am

Acababa de salir del café, la noche estaba tranquila y él pensativo. Estaba solo y aunque a estas alturas pudiese resultarle extraño, tampoco parecía tan malo. Además, malo hubiese sido si ese tiempo sin esa persona se alargara, pero no lo haría, le vería a o mucho en un par de horas. Salió de la supuesta protección del café directamente al frío aire del exterior. Se acomodó el abrigo más como un acto reflejo que por sentir realmente el frío calándole los huesos.

Hacía tanto que no iba a un lugar como aquel solo a perder el tiempo, pero su límite esta vez había sido hasta que el líquido perdiese su tibieza. Estaba esperando, así que ahora ya no tenía que hacerlo, podía ir directamente a casa. Metió las manos en los bolsillos y empezó a caminar. No llevaba salvo unos cuantos metros cuando alguien pasó a su lado tropezando ligeramente con su hombro. Desvió la mirada hacia la persona, pero no prestó demasiada atención, no se detuvo ni dijo nada, su mente estaba solo en el hecho de que debía volver.

por Invitado Jue Abr 10, 2014 1:36 am

Aquel cambiaformas era despistado, demasiado, era tonto que a veces necesitaba la protección de alguien mas, como su muy querida hermana mayor. Suspiró al estar en las calles, aquella noche hacía demasiado frío, no tenía refugio y estaba lejos sin nadie a su alrededor y de alguna manera temeroso, tenía instinto, sí, pero uno muy estúpido por no decir otra cosa. Paso frente a uno de los establecimientos guiado por el aroma, los granos de café, le encantaría tomar una taza, sentir el calor en sus entrañas y después tomar una siesta pero aquello era imposible. Y los postres, algo dulce, si, su paladar se vería degustado con ellos y mientras tonteaba mirando a la gente comer tras aquellos frágiles cristales se tropezó con alguien.

El humano casi cayo, pero se sostuvo por poco.-¿Lo siento? –Susurró con su francés nada refinado, con ese tono estúpido que se cargaba pero inmediatamente vio a la persona le pareció alguien demasiado refinado, olía bien, a dos perfumes, gardenias, lavanda, algo como refrescante como si antes se hubiese impregnado con un abrazo. Enarcó una ceja y comenzó a olfatearlo de pies a cabeza. -¿Usa dos perfumes? –Susurró oliéndole hasta el cuello sin recato mientras las tripas le chillaban. -Pareces una mujer, eres hermoso. -Dijo con una sonrisa mientras le veía fijamente. -¿Cómo te llamas?, ¿Me invitas a comer? -Esa forma desesperante del canino, nadie la soportaba.

por **Kei Koizumi** Vie Abr 18, 2014 1:37 am

Probablemente el tipo de personalidad que poseía le habría hecho ayudar a cualquier persona sin pensarlo demasiado. No era una especie de inconveniente o algo que fuese a dejarle sin monedas que usar, después de todo él no comía y fortuna era algo que había acumulado casi sin querer en más de un siglo.

Al inicio solo se le quedó mirando al muchacho. No le parecía extraño, pero incluso alguien vistiendo de una manera que lo fuera ya no le parecería de esa forma. Muchas cosas se veían incluso en estos tiempos y en aquella ciudad.

Un suspiro algo resignado fue lo que salió de sus labios. Sí que era insolente aquel chico. Pero había logrado dibujar una reacción en sus facciones ante el comentario del perfume. Él mismo no había notado las dos fragancias entremezclándose fuese en sus ropas o en su piel. Eso le hizo sentir algo ligero, una especie de pena que no dejo que saliese mucho a flote. Además de escuchar aquel corazón latiendo a una velocidad algo curiosa, pudo notar el sonido de su estómago. ¿Qué clase de persona sería si se negara? Sobre todo cuando por muy insolente que fuese, le pidiese comida y no dinero como otros, que luego lo usaban para algo menos provechoso.

-No debería ser tan insolente- Había arqueado una ceja, incapaz de no decir aquello -Te invitaré a comer... pero solo eso... -Dijo creyendo que no era necesario hablarle con formalidad. Ignoraría el otro comentario y su posible respuesta al respecto de ser posible. Giró el cuerpo quedándose frente a él, como esperando ver si hacía algún comentario o petición tras eso. solo esperaba no estar cometiendo un error.

por Invitado Mar Mayo 06, 2014 3:01 am

Quizás no era demasiado inteligente pero en cuanto escuchó esas palabras mágicas salto de alegría alrededor del que ahora se convertía en su acompañante y no le importó que no le respondiera ciertas cosas casi siempre terminaba desesperando a las personas a su alrededor. Badou no lo había visto pero su olfato si era preciso. -¿Tu vienes del café, no es así? –Podía olerlo aun en sus cabellos y en su ropa. -¿Podemos volver ahí? –Sí, quería un café, hacía frío después de todo y necesitaba algo caliente además ya había visto en las vitrinas los diversos postres que ofrecían y le aparecían un montón.

En serio hueles a una flor morada que hay en el bosque y hueles como a vainilla y café y muchos olores pero se mezclan bien esos dos perfumes, ¿puedes regalarme un poco? –Sonrió de forma tonta y le tomo el brazo para llevarlo al café y notaba ciertas cosas, ciertos rasgos extraños, sabía que aquel no era humano, sabía que era diferente pero no como él, ¿entonces era como su antiguo amo? -¿Eres un vampiro verdad? –lo dijo tan bajito porque temía que alguien le escuchara y él sabía que ambos podrían escucharlo fuerte y claro.

Lo jaló al café hasta que estuvieron frente al establecimiento y por miedo a que la gente lo viera extraño se quedó esperando la reacción del otro. -¿Cómo te llamas?, yo me llamo Badou –no le dirigió la mirada porque veía el interior del local como si fuera algo de otro mundo o algo inalcanzable y escuchaba la música, las teclas del piano, observaba a la persona** que estaba tocándolo y le parecía alguien sacado de otro mundo, sus cabellos, su forma de tocar y lo bien que se concentraba. -¿Sabes tocar esa cosa? Suena bonito. –añadió y abrió la puerta para entrar con él.

-** El amorcito de Kei <3... Meh, estoy haciendo sufrir poquito a Kei, lo quiero ver rojo como tomate.-

por **Kei Koizumi** Jue Mayo 22, 2014 2:02 am

No pudo evitar verle con cierta extrañeza. si bien su comportamiento no le parecía adecuado, aquello superaba cualquier cosa que hubiese podido imaginar. La forma en que hablaba de forma tan despreocupada, y después el acercamiento, como si fuese algo tan normal al tomarle así del brazo. Claro que su mente no pudo pensar mucho en ello gracias a sus palabras. Intentó disimular los pensamientos que le venían a la cabeza mientras el mencionaba de forma casi descuidada el olor a lavanda y otros que él mismo no habría atribuido a su propia persona. Estaba apenado aunque no con el otro, sino consigo mismo, por ser tan consciente de aquella otra persona que en ese instante no estaba allí.

Y solo salió de su estupor cuando hizo aquella pregunta y sonrió de medio lado -¿Lo sabes y aún así haces esto? Bastante descuidado, tal como parece - contestó fijando su vista al frente, hacia las puertas del café que estaba tan cerca.

Suspiró pesadamente -Mi nombre es Koizumi... Kei.. - dijo ladeando la cabeza ligeramente mientras respondía -Anda, vamos... -Dijo intentando deshacer su agarre con toda la sutileza posible. Había visto por el rabillo del ojo la expresión infantil, era como un niño frente a una pastelería. Esa idea le hizo dudar por un segundo de lo que hacía, pero finalmente entraron y él tomó asiento, con la vista fija en el piano que él otro tampoco parecía poder ignorar, pero su concentración estaba en quien tocaba, el movimiento de su cuerpo, de sus manos sobre las teclas. Verle desde ahí le hizo quedarse demasiado ensimismado en sí mismo, atraído por la imagen, absorbido por ella, la expresión de su rostro cambió ligeramente y un ligero rubor cubrió sus mejillas, imperceptible, cuando el muchacho le hizo despertar de su ensueño, en el cual había deseado aquella mirada que tan bien conocía, cayese sobre él. Sonrió para quien le acompañaba sin darse entera cuenta -No... no de esa manera - Como vampiro, podía imitar algunas cosas, pero era diferente ser capaz hacerlo con maestría. Por la forma en que había soltado aquello, tuvo que suponer que no podía preguntar si podía tocar algún instrumento. Le indicó que pidiera lo que fuese a consumir, mientras él dirigía una sutil mirada a quien había atraído su atención un momento antes.

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