La aparición de la muerte "Los eternos" C. de Le due maschere della norte"

por **Darkness Severaux** Mar Mayo 26, 2015 9:23 pm

Una noche nublada inundaba los cielos del centro de Inglaterra, sus densas calles empedradas y con poca concurrencia se empaparon de pronto en cuanto una torrencial tormenta comenzó a bañar aquellos civilizados parajes de los que solo un hombre podía caminar sin importarle la temperatura del agua que caía cada vez a raudales, esa silueta caminaba sin que le importara que los mortales, los escasos que pasaban a su alrededor le advirtieran que se refugiara al menos de que quisiese enfermarse de una pulmonía y morir, el hombre, pálido y con el cabello oscuro completamente empapado apenas si esbozaba una sonrisa en tan imperturbable rostro, simplemente continuo su camino en profundo silencio.
Mientras pasaba por una de las pequeñas capillas inglesas que en esos instantes estaba salvaguardando algunos que la lluvia les sorprendió de repente, simplemente se detuvo, quedo impávido como si en realidad fuera una estatua de mármol decorando parte del atrio cubierto de arbustos y algunas flores que únicamente se daban en Inglaterra -¿Alguna vez…?- quedo en los aires de su memoria y pensamiento suspendida la pregunta, todavía no podía dejar atrás el recuerdo envuelto en letras hablando del incidente en el teatro y la mansión de París el día cinco de noviembre, el corazón se le encogió de pronto y se sintió tan humano como los que había visto hasta entonces, como todo buen feligrés de los tiempos en los que el oscurantismo estaba en todo su esplendor, apoyo una rodilla en el piso, realizo la señal de la cruz y prosiguió su marcha.
¿A donde iba ese vampiro? a veces parecía que ni Dios mismo lo sabía, el era tan impredecible y más cuando su alma había sido golpeado a magnitudes apenas soportables, jamás supuso que tomar el periódico aquella tarde cuando el sol se ocultaba dando paso a las estrellas, seria el inicio de un viaje hecho pesadilla, si nunca se sintió atado a una cadena, ahora esta parecía hacer alarde con su metálico frío sonido al seguir sus pasos como el cuervo que sin importar cuanto se empapara su negro plumaje iba muy cerca de él sin emitir ningún graznido, sabia que su amo pensaba y demasiado, que su mirada perdida entre piedras de río de calles donde los desperdicios de la clase baja se multiplicaban cada día, ni siquiera el hedor desprendido de todo aquello daba pauta a Darkness para volver en si.
Su cabello escurría, pequeños filos de las gotas que caían en el y resbalaban después se veían ligeramente en la piel fría y blanquecina que aquella noche no hubo sangre humana, tortura o recuerdo que lo hiciera tener ese discreto color en sus mejillas, en sus facciones -¿Debo ir o debo quedarme y fingir que estará con bienestar?- resoplo la voz de sus adentros -Mi pequeño Mulehim- pareció lamentarse pero por fuera seguía tan estático y firme como siempre, con la mirada seria, los labios sin el leve resquicio de alguna mueca, el dolor era por dentro -Aún me resulta imposible creer que tu seriáis así, recuerdo vuestra nobleza, vuestra esperanza, vuestros anhelos, vuestra fe- un golpe pareció sacudir su pecho, hacerlo retroceder y detenerse en medio de la oscuridad de una callejuela sin sentido -¿Porque señor? ¿Porque en vez de salvaros, lo destruí? ¿Seré yo el único responsable? ¿O seré el último de todos los que alguna vez le hicimos daño? ¿Cual fue mi error? ¿Dejarlo, abandonarlo a su suerte? ¿Pero era si era tan listo, no necesitaba de mi… o sí?- Entonces se percato que hablaba en voz alta, no hubo nada ni nadie, ni su cuervo que lo viera en semejantes condiciones y hacerlo a marchas forzadas entrar en razón, nada ni siquiera esos ojos rojos que le vieron por primera vez cuando su único hijo nacía del vientre de la madre noche, esas orbes que le llenaron de terror, de miedo,era una mirada que pese al dolor que provocaba la muerte mortal parecían desmembrarlo por dentro, esa mirada que tuvo más poder sobre él que toda la magia de su voz, de su imponente presencia, de su estatura majestuosa… -The Phantom, devoro a Mulehim- asintió con su voz quebrada y tenue, seca, sin tinte, continuo entonces lejos, muy lejos entre ese mundo que hoy en día ya no era el que le vio nacer.
Sin medir el tiempo paseo entre las calles sin rumbo fijo, no había deseo de matar más, además el agua había penetrado sus ropajes y llegado a su piel, su cabello seguía derrochando gotas de lluvia a través de sus puntas lacias, su mano en enteras condiciones se poso en su codo, a modo de una maña de su antigua humanidad tendía a frotarlo cuando su cabeza resultaba un circo de pensamientos sin sentido. Finalmente sin saber como llego a su casa, enorme estructura, de los típicos colores opacos de las fachadas londinenses, la calle lucia vacía y pese a todo algunos carruajes y caballos relinchando se percibían a lo lejos, el sereno canto de la serenata nocturna daba la pauta que sugería tranquilamente que a la noche le quedaban quizás la mitad de sus horas de vida, aun quedaba suficiente tiempo para torturarse frente a la chimenea, antes de girar la perilla y sumergirse con su alado compañero a la casa que en vano trataba de darle confort, llamo su atención un caballo negro y de sedoso pelaje que dormitaba mientras su arnés se mantenía atado a una las columnas de la acera, aunque le pareció familiar, no tenia cabeza ni paciencia para recordar de donde era que había visto algo semejante a aquel animal.
La casa estaba en quietud total, la servidumbre dormida donde era su lugar, recorrió el largo pasillo alfombrado de rojo intenso hasta llegar a su sillón del mismo tono que daba espalda a la puerta principal y frente a la chimenea encendida, raro en verdad aquello puesto que cuando salía esta debía de estar apagada hasta su regreso, siguió con paso sigiloso, dejando pensamientos tortuosos para después, su empapada ladeaba y su capa mojada dejaba su marca de agua con el arrastre que le propinaba el andar de su dueño, el cuervo por su parte permanecía en su sitio, observando desde una distancia prudente pero listo al ataque si algo salía de allí, era claro que esa mano sosteniendo la cristalería más fina de Severaux debía tener cuerpo, ese cuyo reflejo se daba en contraste con el naranja luminoso y cegador de las llamas, el mismo cuerpo que debió haberse encargado de la muerte del sirviente que estaba en el piso, con la mirada fría, fija, asustada, un hombre de color que de pronto perdió su anuloso color, para hacerse pálido y de facciones marcadas por la inflexibilidad de que la muerte provocaba en los miembros de los hombres, su mano metálica estaba lista, unos cuantos pasos y la hundiría como una guadaña en el pasto cuando una voz tranquila y familiar le detuvo de un solo tajo.

por **Cetanu Vasili** Jue Mayo 28, 2015 8:23 pm

No valía la pena contar como era que Cetanu llego a ese lugar, lo único que importa narrar será quizás lo que vio antes de entrar en aquel hogar, en esa lujosa mansión de la que siempre todo observo pero nunca entro, aquella donde estaba el ser que más amo.
Era una tarde lluviosa en aquel país, Inglaterra siempre ha tenido la fama de que sus cielos se tiñan de gris aun cuando las estrellas al cielo nocturno intenten cubrir, era una noche en el fresco de la noche se podía sentir, donde el silencio en algunas partes se podía percibir pero en otras el escándalo de las riñas conyugales se podían percibir, por su puesto sus pasos no estaban cimentados donde el hombre rico solía vivir, deambula por las callejas donde la desgracia impera, donde la pobreza reina, donde los asesinos y ladrones salen de su madriguera y están al acecho cual fieras, donde los mendigos aun a esas horas de vez en cuando piden monedas.
Cetanu era un vampiro que con aquella visión se divertía, era como ver al elenco que solo para el actuaría, su corazón era frío y cruel desde mucho antes que el estuviera en la milicia, la misión era fácil, acidia aquellos que bajo su criterio no los veía tan enfermos, jugaba con ellos por momentos, entre las sombras el ocultaba su cuerpo, su voz era disparada como flechas de sus labios abiertos, los llenaba de horror y de miedo y cuando se cansaba de eso, los dos alfileres blancos clavaba en su cuello, le gustaba estrujarlos y romperles los huesos mientras el precioso liquido de su sangre iba saliendo y a su ser se iba introduciendo, después cual desechos los dejaba en el suelo y continuaba por otros, mientras sus pasos pasaban sobre ellos.
Mojados ya tenia sus rubios y largos cabellos, sus labios limpiaba como elegante caballero, tabernas frecuento y otros tantos mato, aquel siempre estaba sediento y también le gustaba ver los cuerpos muertos, le recordaba a esos días en que estaba en la bizantina milicia, los días en que Italia y otros tantos se hicieron sus conquistas, le recordaba a las espadas hundidas en cuerpos sin vida, muchos más de los que ahora veía, el interpretaba muy bien su papel y la muerte suprema en verdad se creía.
Con su mirada fija hacia arriba intento adivinar lo que la madrugada pretendía,aun había tiempo de sobra para lo que dentro de su sopor decía aquel día, hoy con el hablaría, hoy finalmente después de siglos de distancia a su lado estaría y aunque quisiese ser una visita amistosa en realidad era una situación engañosa, necesitaba indagar, necesitaba preguntar y quizás el era el único que a sus preguntas podía contestar, el plano era muy claro, entre los eternos se juraron que buscarían quien fue el ser que el teatro había incendiado en un noviembre no muy lejano, porque su naturaleza estaba negando, porque con los humanos estaba jugando y con ello toda los vampiros estaba arriesgando, quien era que sin medir consecuencias lo había creado… el vampiro que ahora iba entre truenos y gotas caminando sabía que su amado a alguien había creado, sabia que era alguien de un circo gitano, lo sabia porque así con el mismo sigilo a su pupilo siguió durante siglos, sin importar los eternos el estuvo observando de lejos, cuando creo a ese gitano como vampiro se alejo pues lo dio todo por perdido, pero conocía la naturaleza de las atracciones de circo, ¿seria aquel ser que su amado se empeño entre las sombras renacer uno de esos que invade la hiel por todo su ser?
El brillo de los zapatos negros lustrados se detuvo de inmediato, a la casa había arribado, era en verdad un lugar tranquilo aquel vecindario, el celador pregonaba por todos lados la hora que en ese momento los relojes estaban marcando, observo hacia todos lados, humanos dormidos, los callejones vacuos, solo su silueta en finos ropajes oscuros envuelta y el caballo allí amarrado tal y como le indico a Violeta, esa vampiresa era su mano derecha y de él siempre estaba alerta, aunque Cetanu insistió en caminar a su caballo lo mando ensillar y dejarlo en ese lugar, porque quizás la discusión que tendría largo se podría transformar.
A la puerta llamó con la cabeza de serpiente que decoraba su bastón, un sirviente abrió y del que de inmediato su vida le arrebato, la fina cristalería saco, el cristal sonó después de la brusquedad con que las hurto -Que conveniente- hablo -Justo en la chimenea- declaro, la sangre de su víctima saco y de gota en gota en su copa sirvió, en el sillón frente a la chimenea se sentó y paciente espero.
Con la relajación que siempre le caracterizo observo cada elegante rincón, finos gustos eran los adornos que decoran cada salón, pinturas y esculturas que Da Vinci creo y una pintura que el mismo Cetanu pinto, de jubilo sonrío, en el respaldo acequiando y rojo su espada recargo, los brazos a los contados reposaron y una copa con sangre fresca yacía en su mano, de un momento a otro interrumpieron su paso unos pasos ¡Que divina la sensación de tenerlo a su lado! -¿Así es como recibes a tus invitados?- pregunto aun dando la espalda al recién llegado -¿Tanto es lo que te tardas en cazar?- se animo a preguntar -Tal parece que los siglos no se han encargado de adiestrar a mi único hijo inmortal - el filo de la copa de cristal con su dedo se dispuso a acariciar -¿Deseas probar?- finalmente su mirada con la inflexible del otro vampiro se volvió a encontrar, se puso de pie y la copa alzo en aras de invitar -No te preocupes aun esta caliente, la acabo de sacar de fiel sirviente- con su delgado dedo al cadáver se atrevió a señalar -El me abrió la puerta de par en par, no es mi culpa que su actitud me haya caído fatal, no se me hizo alguien de fiar por esa simple acción que conmigo acabo de realizar siendo que tu no estas- sonrío y sus colmillos se pudieron observar -Deberías escoger mejor a tu personal- ladeo la cabeza aquel inmortal -Hablando de vidas creí que sin mi ni un siglo más ibas a durar, ¿Aun sigues utilizando tu antigua forma de hablar, hombre medieval?- seguía fijo su mirar en aquel que le oía hablar -¿Ya descubriste que la tierra es redonda y no plana como en tus tiempos la iglesia atrevía a proclamar?- con sarcasmo le había cuestionado.

por **Darkness Severaux** Sáb Jun 06, 2015 7:30 pm

Involuntariamente el cuerpo se vio encorvado por la sola presencia de ese ser al que despreciaba tanto, un escalofrío le recorría la columna y algo nauseabundo parecido a las arcadas que sienten los mortales pareció golpear contra su propio ser físico en un santiamén,contemplo su figura detenidamente, el viejo vampiro aún era como lo recordaba, su melena dorada brillaba como el sol que se negó siglos atrás, su piel tan blanca como la nieve que vio golpear suavemente la tierra durante los eternos inviernos vividos desde la edad media, su presencia se veía imponente enalteciéndose con su delgada y alta estatura, los ropajes de oscuros terciopelo ni siquiera le hacían justicia, todo resultaba tan opaco cuando de él se trataba, aún bajo la mirada de un vampiro como Darkness, ese otro hombre que sostenía la copa de sangre caliente seguía siendo tan exquisitamente atractivo como en los años primeros de su unión carmesí.
Su inescrutable rostro permanecía sin expresar la más mínima mueca en cuanto su mirada paso de recorrer a su creador de pies a cabeza a el pobre sirviente que se había entregado de pronto y si objeciones a la muerte misma, que siempre cual diva dejaba algún rastro de su breve presencia, en aquel suelo cubierto de alfombra roja, resultaba inconfundible detectar una mancha de tal vital liquido sobre la fina fibra del algodón.
-¿Como te atrevisteis a venir aquí?- pregunto con tono severo -¿Como os atrevisteis a volver a profanar mi hogar? ¿A mancharlo de sangre de nueva cuenta?- reclamo con recelo, mientras el cuervo de oscuro y brillante plumaje volvía a su lugar, una larga rama elegantemente pulida fungía como su hogar, sonidos guturales desprendía y la chimenea encendida parecía cobrar importancia cuando el silencio se hizo entre los dos, las chispas que el fuego escupía eran los únicos sonidos presentes en la clásica estancia decorada de objetos antiguos y valiosos-Podrán pasar los años, los siglos pero lo que os hicisteis conmigo jamás se me ha olvidado, la herida sigue tan abierta como si ayer todo hubiese acontecido- arrastro aún mas su voz —Y solo para que os lo separáis, un vampiro siempre podrá sobrevivir aún en la soledad misma de la inmortalidad... prefiero estar solo que con alguien como vos, un asesino sin misericordia, que arrebata, que arranca lo que otros poseen solo porque al militar se le atraviesa un miserable capricho por su maldita cabeza- si sus palabras eran dichas con furia, su blanco y pálido rostro no era el espejo idóneo para contemplar en carne viva la emoción que le encarnaba en ese momento, por lo menos para él, ese momento se volvía más tenso a medida de la marcha aletargada que sugerían los antiguos relojes parisinos de las paredes -Creo que nunca necesite de vos en realidad- asintió despacio, sus cabellos negros acompañaron el movimiento de su cabeza y sus manos jugaban detrás de la larga capa mojada que llegaba hasta los suelos -Se lo suficiente de este mundo y sus criaturas, se sobre vuestra especie, se sobre mi y con ello me basta y me sobra para pediros que os marchéis de aquí- sus ojos fríos, incoloros se fijaron de nuevo en él, examinaba cada gesto y con desagrado rechazaba la sangre que se le estaba ofreciendo, a la vista del ajeno bien podían ser dos animales bravos retándose a duelo, dos perros peleando un territorio inhóspito y viejo donde solamente uno tenía cabida, no hacían falta las palabras y Darkness creía estar dando un mensaje claro, la presencia de Cetanu Vasili era indeseable en sus terrenos y también en la eterna existencia, ese vampiro siempre supo lo que pensaba, lo que se preguntaba y toco cuanto hacia cuando en la caza los caminos se separaban durante las frescas horas de la madrugada -Parece que tal como en el pasado hacéis caso omiso de lo que os digo y no podéis decir que nada a tu defensa, siempre me has leído el pensamiento sin que te os lo pidiera, quiero que os marchéis de aquí, vos advertí que os quería volver a ver, que no me buscarais porque sin importar lo que digáis la respuesta es no- negó rotunda y firmemente -Asesinasteis a mi familia y eso jamás lo haber de perdonar, jamás, ¡Marchaos!- finalmente vino a él exaltación de su presencia, la imagen nítida de su fallecida esposa estaba allí frente a é, el cuerpo de un bebé sin vida sustituía el cuerpo del sirviente muerto, la sangre era la de ellos -Marchaos Cetanu- murmuro en medio de aquel trance mental -Marchaos asesino de almas- cerro los ojos, inspirando y pasando saliva para ocultar su desdicha -Después de siglos puedo usar los conocimientos obtenidos y destruiros sin misericordia, lo que debí de hacer hace más de mil quinientos años- amenazo con la cólera rebosando los caudales de la aparente tranquilidad que su forma de ser.

por **Cetanu Vasili** Sáb Jul 04, 2015 7:20 pm

-Mi amado Darkness, ¿que otra bienvenida podrías brindarme?- contesto el vampiro tranquilamente después de escucharle -Fui un completo imbécil al ilusionarme- se puso en pie y la copa ofrecida osó a tomarse -Pero ya que empezamos con ese tipo de familiaridades, un consejo mi querido alumno me atrevo a darte- prosiguió contándole, mientras sus miradas parecían encontrarse, Cetanu parecía embelesarse por la rígida e inescrutable manera en que su compañero solía comportarse, siempre lo había encontrado interesante, antes y después de transformarse, era de esas características que aun en este siglo seguía enamorándole -Nunca vuelvas a echarme- se atrevió amenazarle mientras la cristalería fina al suelo fue a estrellarse, ahora sus manos estaban libres y poco centímetros le separaban para volver a sentirle -Tu bien sabes que hay personas a las que tu comportamiento no podría gustarles, les desagrada saber que me rechaces Darkness- finalmente los impulsos cedieron y en su odio de un momento a otro parecía recargarse mientras estas palabras su voz pacifica quiso contarle, esperaba otro movimiento del vampiro inerte, algún ataque, alguna forma de maniobra inerte pero nada de aquello aconteció lo cual el agradeció, ese hombre fuese lo fuese era lo único capaz de deshelar su corazón -Sabes bien que si sigues en esa posición, ellos en mi defensa actuaran sin compasión, matarían por mi si ven a su maestro humillado frente a otro condenado- negó de inmediato, mientras sus largos cabellos rubios se movían de lado a lado -Yo te sigo amando pero ellos no tanto y tienen sus razones querubín endemoniado… pero eso en otro momento habremos de abordarlo, mientras tanto a tus… amables cuestiones iré contestando-, a su otro oído Cetanu siguió susurrando -Ahora… creí que todo lo pasado había sido olvidado, ni inmortales ni humanos pueden comer de ese ser despiadado, la mente es susceptible de sus propias estafas y sus enfermizos trucos mágicos, un ilusionista maestro en el arte del engaño, traerá a ti los devastadores recuerdos solo con el afán de que te quedas postrado en tu lecho, añorando viejos tiempos, nadie en sano juicio puede con ello y es por eso que a veces muchos terminan de la demencia y el retraimiento… créeme si cada persona en este maldito mundo llorará por su difunto y el cielo cediera a su pedido de tenerlo vivo, el resto del planeta estaría como tu en medio de su melancolía envuelta en un disfraz de rectitud y de fuerza… ellos no volverán más y sino hubiera sido yo el que la vida les arrebatará otro infeliz hubiera podido atacarla, deberías agradecerme- se enalteció y por un momento dejo de verle -Ve el lado positivo ellos vivirán jóvenes en tu mente por siempre- suspiro levemente -No puedes vivir del pasado eternamente, a larga eso te llevará a tu propia muerte, ¿Sabias Darkness que los antiguos enloquecen sino dejan atrás las vivencia del humano inexistente?- cuestiono de forma irreverente -¡Oh Darkness como me dolería de ese modo perderte!- susurro a su oído suavemente -No sé, quizás debas buscar una amante viviente o una de nuestra misma especie, bella e inteligente… desprotegida y confundida en el valle de la muerte, alguien quizás que tenga similitudes que ambos puedan conectar- volvió a suspirar -Yo siempre te he de amar pero jamas me perdonarás… jamas lo harás no importa-, negó separándose del vampiro de alma rota -Mientras estés vivo y seas feliz todo estará bien para mí, lo creas o no, mi eterno querubín- sus colmillos de su escondite prefirieron salir en cuanto él comenzó a sonreír -Y hablando de eso, creo que es el tiempo de hablar sin rodeos- lo que más queria evadir Cetanu era otro amargo momento, frente a el impuso su delgado cuerpo, envuelto en la mirada del vampiro ataviado completamente de negro -¿Sabes que en Paris se quemo un teatro entero?- dejo la copa de lado y tomo el bastón entre sus dedos -Sabes que conozco ese secreto porque… ¡ah! Bueno… yo soy el líder de los Eternos y si bien a simple vista parecería un incidente de humanos enfermos en realidad fue la rivalidad de uno de los nuestros con un cazador insurrecto, del que hasta este momento desconocemos todo paradero- la serpiente grisácea bailaba al compás de los movimientos de su mano blanca - Sin embargo Darkness- continuo su voz blanda -Sabemos que allí en el teatro se alberga un alma condenada… un alma que ha hecho sin fin de matanzas, alguien que pasamos por alto quizás por simple ignorancia…ese ser pone en vergüenza a toda nuestra raza, además viola todas reglas por nosotros impuestas- sus ojos repasaron el rostro de su interlocutor en busca de respuestas silenciosas y secretas, pero de ellas no vio alguna seña, con la misma mirada seria y una sonrisa perversa Cetanu continuó exponiendo su sospecha, si su sospecha -Tu sabes que la discreción es parte esencial para la supervivencia de nuestra creación, de lo que nos puede deparar el mundo traidor… Esa es la palabra que se pone de eslabón, Traidor, alguien a ese monstruo creo, violo las leyes, las saltó y no conforme con eso infundo en el iniciado un profundo rencor, no le enseño nada sobre lo que implicaba su condición y además claro de poner el orden de esta situación como es el deber de esta organización, matando al vampiro del teatro, un enmascarado, a su creador debemos enjuiciarlo y matarlo claro esta…- amenazó con facilidad, mientras el bastón en la alfombra de manchada de sangre empezó a reposar -Si te busco es porque creo tu tienes que explicar que ha sido de tu creación de hace doscientos siglos de antigüedad ¿Fue en París verdad?— esa ultima cuestión con maldad se le dio por subrayar.

por **Darkness Severaux** Sáb Ago 15, 2015 8:57 pm

Negó -Quizás sea feliz con mis fantasmas Cetanu- respondió apenas en un amargo y sentido susurro –A pesar de que siempre vos me lo has repetido, que los años son sabios y milagrosos, todavía se siente el dolor- bajo la cabeza, algo seguía partiéndole el alma por cada minuto que volvía a revivir sus memorias, él, su esposa, su hijo, aquella felicidad que se hallaba tan lejana como la esperanza de que algún día podía recuperar todo aquello que le fue arrebatado, lo que alguna vez fue el indicio de que Darkness tuvo corazón, sentimientos y amor para dar sin condición alguna –Después de siglos no me resigno a su perdida, sobra tanto dentro de este corazón Cetanu… tanto- siseo -Pero vos y nadie más que vos fuisteis quien me corto las alas sin compasión ni culpa, fuisteis el responsable de que todo esto que tenía por dar se pudriera con él tiempo- bramo con violencia hosca.
Escucho lo siguiente y mientras lo hacia sostenía la mirada del rubio con rostro angelical y alma diabólica, le costó bastante mantener la pulcritud de su escasa paciencia, solo su respiración quizás podía ser el indicio de que en ese mismo instante podía expulsar fuego por la boca y desprender humo de los poros, mientras más lo observaba más lo odiaba, lo que alguna vez le pareció bello hoy no era más que una gárgola sacada de lo más profundo de lo onírico -¿Mujer?- cuestiono bruscamente –Vos, Cetanu Vasili diciéndome eso, ¡Vos! El bastardo que lo ambiciona todo, que si no lo tiene lo mata, lo tortura y aniquila… ¡Vos que alguna vez me dijo con palabras toscas que si no era tuyo no sería de nadie!- enarco la ceja –Permíteme reír del absurdo de vuestras palabras- pero Darkness no sonrió, por el contrario, su aspecto se tornó más intimidatorio, su mirada se volvió de hielo y sus pupilas eran dos cuchillas que se clavaban en el hombre de mirada celeste -¿Para eso asesinasteis a mi familia? ¿Para que después vinierais a esta mi casa, matarais a mis empleados y dijerais que al fin me dejabais en libertad, que me buscara una mujer?- bromo -¿¡Para eso murió MI familia!?- exclamo sintiendo que la paciencia se había terminado, la gota se había derramado, la copa se había roto finalmente -¡Yo no necesito mujer!- de sus ojos negros se desprendió el brillo de lágrimas aprisionadas, de sangre translucida que brotaba de las heridas abiertas del alma -¡No necesito a nadie!- llevo su mano al pecho, lo golpeo con desespero –Para eso me tengo a mi mismo- desvió la mirada por un momento –Además- agrego con más calma, con el cabello alborotado y los mechones cubriendo su mirada hecha un infierno de furia -¿Para que alguien con esas características?, ¿Esa es vuestra recomendación para mí?- interrogo con la voz entrecortada –Tomar a una idiota como yo para manipularla a mi antojo-declaro firme, inmóvil de nuevo, con la vista vuelta hacia los muros cubiertos por tapiz persa –No soy tan ruin como vos- espeto con rencor.
Pequeños cristales iban rasgando su interior, el alma que estaba reconstruida se quebrantaba poco a poco, la remembranza, el recuerdo de todo lo vivido, la presencia de la soledad tras su muerte, el peso de la culpa, todo aquello que estuvo en la bóveda del olvido por más de un lustro venia como una bestia dispuesta a devorarlo, cápsula de hielo que se derretía con el fuego del odio, la sangre que destilaba la cicatriz en su pecho de nueva cuenta lo estaban haciendo añicos, pero el vampiro no mostraba ni un ápice de su destrucción interior, de su derrumbe, de su debilidad, observaba por encima del hombro al creador de su miserable existencia, un orgullo falso, una de las tantas máscaras que portaba siempre –Con lo que vos acabáis de hacer me doy cuenta perfectamente que nada en vos ha cambiado- dijo mientras tomaba el largo de su capa entre las manos –Vuestra visita por tanto no corresponde a la amabilidad y ni a la causalidad, ¿Que buscáis aquí?- gruño y quizás lo mejor fue no haber preguntado en el momento, las palabras Paris, teatro, creación…. Otro recuerdo salió entre los cristales de la bóveda, casi intacto, completamente claro, otro pedazo de hielo que cayó abruptamente al vacío, dejando su corazón sin defensa -¿Cómo sabéis eso?- dos siglos vinieron sin ser invocados por él, en su interior corrió el espanto y su pensamiento susurro un nombre –Mulehim-.

por **Cetanu Vasili** Vie Ago 21, 2015 10:25 pm

Una sonrisa en su rostro dibujada -¿Mulehim ah?- Cetanu profano su pensar -Extraño nombre con el que le hicieron llamar- su entrecejo se comenzó a enarcar -¿Ese nombre no es el que los gitanos le dan al demonio o Satán?- su blanquecina mano el bastón se dispuso a abandonar, la llevo al rostro para su barbilla acariciar -Me pregunto ¿Porque así le han pensando en llamar?- más por comentar, la única intención de su cuestionar era insultar y provocar a esa estatua de marfil condenada … estatua congelada por la quietud en el reinaba, su rostro ninguna emoción expresaba, sus ojos oscuros admiraban a la nada, del cuerpo desangrado nada mencionaba y por el rabillo del ojo solo de pronto lo observaba y solo con ello una sonrisa maliciosa de su brotaba, ese vampiro a pesar de su rechazo cuanto era el amor por él, el que le profesaba y antes de que más tiempo le sostuviera a la mirada como una muda y callada amenaza, Cetanu prosiguió con su lengua afilada -Darkness a ti no se te escapa nada, aunque cierto es que también quería verte y saber que tal estabas, tus obras en las calles no me son suficientes para soportar tu ausencia que me mata, necesitaba ver tu figura estática, tu frialdad y mal humor con el que siempre me tratas… creo que a veces en verdad necesito de eso para saber que aun me amas, aunque de la forma en que figura esa imaginación anhelada- inspiro y continuo con su envenenada habla -En fin ese será otro tema que discutiremos en una futura velada, porque después de esta, me seguirás viendo las próximas madrugadas- no era consejo, no era invitación, era una sutil amenaza -Mi visita persigue los fines del fantasma o de Mulehim como es que le llamas- sonrío apenas con faz sarcástica, su faz parecía la de un ángel por Miguel Angel pintada, una serpiente disfrazada de figura humana, un reptil que estaba cada vez más a su víctima cercana, su cola lo tomaba, el resto lo enfrascaba -¿Has leído las ultimas planas? ¿Sabes que en París aconteció la quema de una casa y la destrucción del lujoso teatro de aquella ciudad lejana?- pregunto observando si de algún rastro se podía ver de su alma -¡O mejor aún!- exclamaba -¿Has ido a alguna biblioteca cercana o las librerías en las que te hundes por el resto de las madrugadas?- con desprecio lo ultimo pronunciaba -Hay… una novedad literaria… que al menos a “Los eternos” nos llamo la atención leyendo el titulo de la portada… “Le due maschere della notte” y de dos enmascarados esta historia habla, una historia fantástica es la que narra, lo curioso es que con estos incidentes esta mezclada y asegura el autor que lo que allí plasma es la verdad de lo acontece ante la inocente mirada de los humanos incautos- sabia que a partir de aquí sus palabras debían decirse con más cuidado -¿En que mundo vives mi bien amado?- cuestiono anonadado ante el pulcro silencio del condenado -Todo aconteció hace más de un año…- se acerco a él más despacio, elevo su bastón que llevaba al costado, la serpiente de plata en el rostro ajeno estaba suavemente postrada -Y el muy cinico a París ha regresado y posee una familia recién formada- explico con calma -No hagas las cosas más complicadas, alma solitaria- dijo separándose de él, observando con amenazante mirada -No guardes silencio mi alma, es en vano que defiendas a ese miserable de mirada malva- su rostro se vio iluminado por una sonrisa falsa -Esa alimaña es tu creación abandonada, lo sé todo…- asintió y descaradamente como si nada pasara fue al sillón donde siguió analizando las expresiones de Darkness quien parecía mostrar frustración -Tienes que comprender que la estupidez con la que se pelearon esos dos me hizo buscar mayor información que de un libro de un mugriento mortal español- su rencor con extremada discreción en sus palabras acentúo -Graverober, mi fiel servidor todo indago y dio contigo como su creador- frunció el ceño y grito -¡Lo que me lleva a preguntarte ¿¡que demonios pensaste cuando su alma mortal a los brazos de la muerte entregaste!? ¿¡Como te atreviste siquiera a abandonarlo sabiendo cuales son las reglas!?-se agito de forma violenta, sin separar del asiento su figura esbelta -¿¡Para eso te di el maldito don de la vida eterna!? ¡¿Para que los desperdiciaras con el infeliz de máscara en vez de cara?!- azoto la punta del bastón contra la alfombra con brutal fuerza -No serás ruin como tu insistes en describirme a mí, eres un idiota entre otras cosas que por prudencia y amor no voy a decir- su calma volvió a en la situación prescindir, la furia pareció haberse marchado una vez que él se atrevió a sonreír -Ahora gracias a ti debo limpiar todo el maldito desastre que dejaron esos dos dos tras combatir, debo eliminar personas que por el simple hecho de saber demasiado ya no deben existir- acaricio su pelo del que tanto gustaba presumir -Y eso me llevaba a que algo debo de hacer de ti… según nuestras normas tu mereces morir al igual que Mulehim, aunque los cargos con los que se le acusan en nada te involucran a ti, pero… creaste y abandonaste, falta bastante grave Darkness- la mirada celeste en la chimenea encendida fue a posarse -Que mal te portaste- siguió hablándole a la estatua inmutable -Debería matarte- siseo y una espada saco de su bastón, arma delgada, brillante y plateada, delgada cuya punta a Severaux amenazaba -Debería asesinarte, cortar tu cabeza y después al fuego de esa chimenea arrojarte, ver alejarte una vez que el fuego comience a alcanzarte, ver incinerarte y después a tu hijo de sangre y a toda su familia asesinarle, al fin y al cabo son ellos unos insignificantes mortales, esos a nadie debe importarles si algo llegase a pasarles ¿o me equivoco mi amado Darkness?- se incorporo para la chimenea orillarle, con la espada apuntando y una mirada malvada y siniestra pretendía dibujarse, logrando con éxito rotundo en el rostro pulido plasmarse.

por **Darkness Severaux** Mar Sep 08, 2015 12:30 pm

Darkness no se inmuto ante la espada sino hacia las palabras, su hijo... el único que tenia divagando por París se encontraba en riesgo ¿Cómo no pensó antes sobre aquello?, quizás el vampiro prefería mentirse a si mismo por el cariño que le profesa a la criatura desprovista del amor de toda una humanidad entera del cual al fin y al cabo también formo parte al dejarlo a su suerte –¿Qué esperabas Darkness Severaux?- se pregunto perdiéndose en la inmensidad de los ojos celestes del otro que no dejaba de amenazar con la espada, más no admiraba su belleza, en absoluto... el encanto sobre el rubio termino el día de las confesiones, lo que admiraba era esa mirada fría cada vez que Cetanu se proponía a hacer algo depravado o ruin intuyendo de inmediato que mataría a toda la familia que su hijo había adoptado por alguna extraña razón que él no llegaba a comprender, pensó en la amargura en la que alguien cae cuando pierde todo lo que posee, una riqueza más allá del oro y el materialismo de cual su creador no era capaz de entender –No te atreverías- siseo apenas en voz audible para ellos dos –No podéis hacerle eso, ¿No lo entendéis?- interrogo por protesta –Ya no puede ser lastimado de nuevo, bastante hice yo- pero sabía perfectamente que eso no detendría al hombre, nada lo haría... una regla se había roto y debí fungir un papel que nadie le atribuyo –No podéis condenarlo al infierno Cetanu, no podéis hacerlo como lo hicisteis conmigo, mortales o no, importantes o no, él tiene derecho a ser feliz, tiene derecho a una familia por encima de vos o de mi que no merecemos absolutamente nada- sus ojos negros, tan profundos como un abismo le vieron con la furia de la que nunca le manifestó pero que siempre sintió allí -Quizás sea prudente recordaos que fuisteis vos quien me concedió el permiso de hacer con él lo que a mi se me viniera en gana ¡y yo quise darle la inmortalidad! ¡Yo!- se apunto con su pálido dedo, golpeándose en el pecho como si estuviese orando la plegaria de los pecadores antes de la extrema unción -Por tanto este desastre también es de vos- el entrecejo se junto en su frente y pequeños pliegues parecieron dibujarse mágicamente en el lienzo blanco de su piel –Mátame si vos queréis, poco me importa ya, sabéis perfectamente que ya nada me detiene aquí, de cualquier forma, mi hijo es tan demonio o más que vos, nadie podrá destruirlo y si lo logran será con mucho esfuerzo- defendió al ausente, al fantasma o mejor dicho al vampiro del teatro de París -¿Qué vos hace pensar que ganarás?- interrogo con la lengua filosa que poseía -Pensadlo bien, si un cazador que tiene todo en su favor por destruirlo, no pudo porque vos sí, ¿que tenéis de diferente con ese mequetrefe de pacotilla? ¿La inmortalidad quizás?- retrocedió entonces unos pasos hasta sentir el filo de la chimenea y el calor del fuego por detrás -Déjame daros un pequeño consejo, la vida eterna no lo es todo mi gran Cetanu Vasili, además olvidáis que fui yo quien lo convirtió, bebió de un antiguo... ¿Qué significa eso en vuestras leyes? Para mi alta traición, lo sé- asintió en silencio, sin dejar de observar al rubio que con aquella complexión de pronto se le veía tenso -¿Y para el novicio?- prosiguió con aire de triunfo y media sonrisa en sus labios pequeños -¿No es verdad que ellos son fuertes si es un antiguo el que los transforma?- alzo su mano alcanzando el metal de fría temperatura, de un movimiento lo forzó a que este reposará en su cuello definitivamente –Si habéis de matarme hacedlo sin rodeos – comento bruscamente, insistiendo en tener un fin digno, si algo le harían aquellos a su hijo el no sería participe, no más... -Si el motivo de vuestra visita es para pedirme que yo lo atrapase estáis en un error, el lazo se ha roto como habríais de suponer y aunque ese no fuese el caso, no os lo entregaré en vuestras garras, prefiero morir antes de volver a lastimarlo- añadió lentamente, arrastrando las frases cual era su costumbre, con la voz opaca y lúgubre de todos los siglos –Haz lo que queráis conmigo- bramó en un intento por defenderse.

por **Cetanu Vasili** Miér Sep 09, 2015 12:46 pm

Media sonrisa se dibujo en su rostro -Que rápido olvidas alma mía- respondió a continuación el vampiro con alevosía -Parece que no entendiste la lección que años atrás padeciste- bajo la espada y movió la capa del inmortal de cara pálida -No te dolió haber perdido una de tus alas- entonces trato de encontrarlo con la mirada, necesitaba hurgar en lo que pensaba, pero para su sorpresa su mente estaba cerrada, empezaba a detestar la lección sobre aquello por el enseñada -Fue una suerte que estuviese aquella lejana madrugada, de lo contrario ahora no serías nada, polvo desechado en una tierra olvidada seguramente por la civilización humana – prosiguió con voz fastidiada -Yo estuve de tu lado, yo fui el es que abogo por ti para que del peor castigo fueras liberado, gracias mi solo te cortaron el brazo y no te incineraron como era la idea de mis allegados- clamo de inmediato -¿Es así como me lo agradeces hombre condenado?- interrogo con aire calmado, sin alterarse demasiado, debía de andar en esos terrenos con cuidado, lo temido por el estaba siendo observado por sus penetrantes ojos azulados, Darkness había cambiado, no era el mismo que alguna vez había deseado y había amado en profundo secreto, no era aquel hombre insurrecto que se la pasaba las noches enteras sufriendo, si en realidad aun sentía algo de eso, él lo supo guardar en sus adentros, pero aun tenía un defecto, era demasiado pasional, siendo este sentir para nada vanal.. Cetanu lo veía con claridad y quizás de ella se iba afianzar, debía cambiar el plan original, quizás por el no obtendría al vampiro de alma teatral, pero al enmascarado en bandeja de plata Darkness se lo podía entregar si usaba como objeto a negociar la vida de aquellos a su creado se empeñaba tanto por ellos la vida dar, al final la espada volvió a su lugar, despacio la arrebato de su agarre fatal del otro que le observaba con aparente aire firme y triunfal, acomodo su cabello rubio y largo hacia atrás, sonrió con extrema frivolidad –Con que esas tenemos mi pequeño inmortal- echo a reírse aquel romano de vestimenta y porte formal –Resulta que estas dispuesto en dar la vida por alguien que seguramente y sin equivocarme diría que quiere tu muerte, siempre supe que eras un demente, pero no para llegar a extremos tan deprimentes... y- agregó valiente para su frio e imponente oyente, de estatura prominente y mirada que bien podía asesinar fácilmente sin siquiera tocar al que estuviera por el frente –Temo contradecirte de lo que en esta visita vengo a decirte- había pensado ya en el gran engaño que iba a decirle, así de sagaz era el vampiro cuando las cosas parecían salirse de todo plan y camino –Quiero al ex cazador conmigo, tu querido hijo en venganza lo ha transformado en un horrendo vampiro y ha sido ese sujeto que ha asesinado a cientos de los míos...- fu interrumpido por el otro antiguo aunque poco importo lo que dijera aquel sujeto altivo –No te conviene estar así conmigo si quieres seguir viendo a tu hijo y su familia vivos- amenazo de pronto dando unos cuantos pasos cortos lejos del que tan amaba y su corazón si es que el romano tenia lo había roto –Escúchame bien, necesito tu ayuda... no pido más- siseo después de un extraño momento en el que el silencio reino en el hogar –Si me ayudas abogare como lo hice contigo ante los eternos, persuadiéndolos de ser severos, quizás hasta pueda deslindar al vampiro de París con todos lo hechos de lo que lo hacen el único responsable en ellos- observo de reojo y vio que el vampiro atención le estaba poniendo –Si te dije que necesitabas a un mujer era por esto- respondió el hombre con un gesto serio –Hay una joven, una infeliz neófita que no sirve para ser uno de los nuestros, es débil... ingenua, idiota, una mugrosa muchacha confundida, a la que quitaré su vida en cuanto ella ya no me sirva, por el momento ella esta sola en este oscuro universo, necesita de un guía a su lado y he pensado en dárselo no solo por que me siento benévolo sino porque es la única que conoce al parecer el paradero de cada uno de los involucrados en este enredo, incluyendo al enmascarado, asesino de condenados, ella es la única llave que me llevará hasta este infeliz malcriado- asintió y quedo callado, en el filo de la ventana ahora abierta por sus manos el quedo recargado, respiró el aire templado de un anochecer nublado –Estuve pensando a quien darle ese trabajo- insistió Cetanu –Pero de mis subordinados, ninguno esta capacitado, todos acabarían matándola, hasta yo mismo lo haría, pero tu tienes la prudencia y la calma- al hombre de oscuros trajes devolvió la mirada –Tu puedes ayudarla y mientras lo haces te dedicarás a sacarle palabra por palabra lo que necesitamos saber sobre esa infesta de plaga que sabe demás y que no puede seguir en esta faz, cuando sepas la ubicación exacta de su escondite a mi vendrás y todo me dirás- sonrió con maldad, vio su bastón en la mano reposar -Después ella morirá junto con los demás, en una agonizante noche que jamás ninguno de nosotros como hombres habremos de olvidar- se mojo los labios, continuando con su hablar -¿Y porque tengo que hacerlo? te preguntarás y yo he de responderte que solo tienes dos opciones a tomar... O me ayudas a investigar y de esa forma salvas a The Phantom y su familia mortal o te niegas ahora mismo y la hoguera lo enviarás, sino es que cambio de parecer y quizás primero mate a su mujer y a su niño, dejándolo vivo para que sufra su perdida tal y como lo hice contigo y tu bien sabes como se siente ese castigo ¿No es así amigo mío?- sonrió divertido –No pongas ese rostro de afligido milenario vampiro, un poco de compañía por unos cuantos meses no va acabarte, además si después la detestas yo mismo te daré el honor de poseerla antes que todos los miembros de la Secta, de hacerla tuya las veces que tu quieras y después asesinarla como dictan las reglas, para ella será un castigo copular contigo una y otra vez como cualquier otra mujer que hayas intentado poseer... para ti es el regalo perfecto para tus necesidades satisfacer- quiso entonces saber –Pierdo mi tiempo.. ¿Qué vas hacer?- pregunto al oscuro y callado ser de cabellos negros cubriéndole la cien.

por **Darkness Severaux** Jue Sep 10, 2015 1:24 am

Antes de que pudiera decir algo más el rubio había sentenciado de forma determinante. Como toda su vida solo había dejado dos caminos a escoger y ninguno que le llamará la atención a elegir, pero debía hacerlo, en el fondo tenía entendido que aun le quedaban precios por pagar ante sus faltas y sus errores, The Phantom era uno de ellos, su sufrimiento, su odio y su sed de sangre eran su creación y responsabilidad.

El vampiro sabía perfectamente lo que era todo aquello de lo que tanto alarde comentaba su creador, tanto que el dolor pareció regresar con tal fuerza que en algún momento supuso que las piernas no soportarían mucho más tiempo su peso, era como un oleaje frente a las rocas desiertas de la playa, imágenes mortíferas que solo dejaban más y más heridas abiertas de las que tenía, las cicatrices del alma se habían caído de pronto y todo en su interior dolía. Asintió por el momento en absoluto silencio y completa sumisión, no podía permitir más daño contra su pobre Mulehim, siempre lo quiso aunque fuese a la distancia.

No quería ser cómplice y bien lo había anunciado, tenía sus dudas y no poseía conocimiento suficiente para decir si realmente las intenciones de Cetanu eran confiables, los años, los días y los siglos a su lado hablaban por él enseñándole que ese, ese sujeto no era de fiar, al fin y al cabo un soldado más de los miles que había en Roma antigua y uno de los pocos que se había dejado corromper por la barbarie y el poder de aquellos días. Midió, valoró y finalmente tuvo en cuenta que si otro plan había de por medio contra su hijo de sangre, nada le costaría adivinarlo y así mismo de aceptar se sentiría con la obligación de ir a París y confrontarlo cara a máscara, quizás advertirle del peligro o muy probablemente hacer circo, maroma y teatro por protegerlo de la amenaza, perder a una familia y vivir recordando su trágico final, venerar fantasmas y amar muertos era de lo que Darkness vivía y con lo que se flagelaba constantemente, la culpa era mucha.

Consideró, alzó la vista prendándose de la suya –Conmigo siempre perdisteis el tiempo Vasili- susurró arrastrando cada palabra con su voz grave y rasposa –Me cortasteis las alas dos veces, dos- sintió y lo último en realidad era para él, no para su interlocutor, de alguna manera remembraba y al hacerlo se confirmaba lo que por tantos años trato de ocultar con trabajos como arquitecto, encierro y de vez en cuando sexo por ocasión, encuentros que terminaban en muertes, gritos ahogados por la tortura mental a las que el vampiro las sometía y no liberaba hasta que ellas le suplicarán la muerte –Ya sé que un poco de compañía no me matará, pero vos bien sabéis que yo no puedo fingir afinidad, simpatía... mi corazón murió con ellos y nada le hará latir de nuevo- firme fue al decirlo sin embargo por dentro se cayó en ruinas, pedazos que a larga solo consiguieron que desviara la mirada hacia otra dirección menos a quien exigía en silencio toda su atención –Pero lo haré- agrego instantes después, un suspiro se escapo del milenario -Lo haré porque no me dejas más opción y daño...- expuso encogiéndose de hombros -Daño a ese ser ya he hecho bastante, en algún momento sabía que tenia que pagar por el error de mi propio egocentrismo disfrazado de buenas intenciones- pareció atormentado y caminó, pasos lentos en la habitación de un extremo a otro, la cabeza baja y los ojos perdidos en la nada de la alfombra tañida de rojo vivo –El simplemente no debe saber...- se detuvo su mente y también sus pies –Solo, prometedme que cumplirás tu palabra- sentenció volviendo la vista hacia él -Que yo te juró entregaros a ese bastardo y a toda su comitiva de ignorantes en bandeja de plata incluyendo a la idiota de la neófita... a quien de una vez os digo que no la quiero, podéis hacer lo que queráis con ella así sea mantener relaciones si es tu deseo, yo al menos, no necesito los servicios de esa víbora, ame una vez, me entregue a otra por segunda vez... jamás lo haré por tercera ocasión. Solo contestadme una última interrogante ¿Cómo, sabiendo tanto de The Phantom, como, sabiendo que fui su creador no hicisteis algo en nuestra contra? ¿Por qué abogas por él y por mi ahora?- curiosidad del hombre, la pregunta fue lanzada por simple curiosidad, sin ápice de ser un arremedo o un sarcasmo, Darkness permanecía sumiso ahora, incomodo por saberse atrapado y si opción a retractarse, ya había firmado sentencia de muerte para otros que ni siquiera conocía, debía hacerlo antes de que perdiera toda fe en si mismo.

por **Cetanu Vasili** Mar Sep 15, 2015 8:50 pm

El rubio sonrió complacido después de que creía perdería el juicio, su interlocutor se estaba comportando como jamás lo había imaginado, el hombre hecho seriedad desde que fue condenado, el que absolutamente nada le había afectado y por mantener la defensa de alguien había actuado, ahora estaba dispuesto a defender a su manera al enmascarado del que tanto se estaba hablando –Volverte un creador parece haberte cambiado- advirtió el vampiro hacia él volteando –Es eso o los siglos parecen haberte ablandado- regreso sobre sus pasos, lentamente caminando –No importa mi amado- realizo un seco movimiento con su pálida mano, que buscaba de nuevo su contacto –Lo único que interesa es que ahora te tengo atrapado y que como siempre , te he derrotado, pobre de mi pequeño caído alado, cuando con prudencia aprenderás de los asuntos a tratarlos, siempre tus palabras terminan siendo en vano- río divertido para si mismo –Pero mi querido- reclamo de pronto el vampiro –No me mires con esa cara de asesino- señalo una vez que el antiguo una amenazante mirada le había ofrecido, la primera que se apartaba del suelo frio –No me mires así porque sabes que es verdad lo que te digo- finalmente sus pasos cortaron el camino, frente a frente se hallaban los antiguos.

-Respondiendo a tu pregunta, Darkness- prosiguió con su siseo incesante –Digamos que tu pequeño tiene ciertos beneficios por ser de tu parte- asintió con el mismo aire arrogante, con los ojos por encima del hombro mirándole –Que ya no estamos juntos no significa que has dejado de importarme- declaro el vampiro de aire elegante –Todo lo que para ti sea importante para mí lo será y deberé resguardarle para que no haya más dolores internos de los que aquejarte, no más provocados por mi o mi aquelarre- levantó el bastón y la capa le aparto, el brazo inexistente señalo y con frialdad observó –Entendí que después de eso que hace tiempo sucedió debí cuidar de ti mejor, guardar tus secretos en mi interior- declamo con arrepentimiento y compasión, consciente que él fue quien la orden dio, se puso celoso de aquella mujer con la que la cama compartió, al consejo de su falta informó y el castigo él lo impartió sin el juicio estipulado por las reglas que el mismo escribió, no conforme con ello la peste no fue quien detuvo el corazón de aquella infeliz, fue el mismo quien le puso fin de la forma más ruin que pudiese existir, no entraría en detalles pero el simple hecho de recordarlo lo hacía feliz –Sé que la querías convertir… pero ellos, los miembros del consejo interno no me quisieron oír, pese a que yo era su líder a seguir- el rubio decía siendo tan fiel en su arte de mentir –Es momento de dar una compensación a la falta que contigo cometí, por eso vine antes a verte a ti, a negociar por su seguridad, cierto es que no recordaba el trasfondo de la historia, sabes que los errores salen de mi memoria… pero en fin, estoy dispuesto a pagar, siempre y cuando tú seas como ahora… tan servicial- sentencio con delicadeza veraz aunque esa no fuera lo que sentía en ese momento en realidad –Deslindare de toda responsabilidad a tu inmortal, argumentare al consejo que lo descrito por el escritor con respecto al teatro carece de veracidad, que es imposible que exista en un neófito de sobrevivir sin guía en la inmortalidad, quizás lo único que diré de toda esta verdad sea que tú fuiste el responsable de semejante fatalidad con un gitano al que yo te ordene matar, diré que tuviste compasión por él al final y que además una malformación tenía ese mortal y quisiste experimentar, sabiendo que las reglas te atreviste a cruzar, me informaste y yo te ordene que sino querías que el castigo pasará a más debías torturar y luego matar, para tu error enmendar, comentaré que lo incineraste y que de él rastros no dejaste… si algo más se atreven a preguntarme, veré en el momento improvisando- tomo un silencio prologado –Pero ya sabes al final soy yo quien mando y nada se atreverán a estarme cuestionado, al informante que hizo este trabajo ordenaré matarlo para que el secreto siga resguardado o veré si es que aún sus servicios me sirven una forma de silenciarlo, mantente sin cuidado- su bastón regreso al suelo y con su mano el rostro de Darkness fue acariciado -¿Ves cómo deseo ayudarte y no hacer daño?- declamo con dulzura el condenado –Nadie de los que están allí afuera vigilando dirá nada de lo que hemos hablado porque todos son mis esclavos, simples humanos por mi controlados bajo el placer de la sangre que les regalo, deja de mirarlos- advirtió cuando observo que la cabeza blanquecina y preocupada de su creado estaba atenta a lo que acontecía del otro lado, otra mentira más que en el momento había inventado, todos eran vampiros, todos habían escuchado, salvo un verdadero esclavo –Ahora escucha, te recalcaré lo que debes hacer a cambio- hizo que su mirada regresará hacia donde él estaba parado, ambos seguían estando frente a frente, a poca distancia separados –Si te dije que una mujer debiste haber buscado es porque eso es lo que necesito que hagas, mi amado… solo que yo te he conseguido ya al corazón solitario, a la dama que habrás de ganar, de su confianza abarcar… un estúpida neófita de la que estamos seguros sabe perfectamente donde el vampiro se esconde, en París reside… deberás dejar tu amado Londres- dijo firme al dar sus instrucciones –Insisto, ella es nuestra llave, yo lo haría pero no tengo la paciencia que se necesita, necesito alguien con sabiduría, siendo una infeliz ignorante, una creación débil y aberrante, bastará con que un antiguo la apantalle y le prometa enseñarle, es tan ingenua que no tardará en aceptarte, esa misma noche lo hará sin pensarle- se atrevió asegurarle, puso la mano en su hombro, de él se atrevió a separarse, paso por el cuerpo sin pararse dispuesto a marcharse –Por el momento es todo lo que debes hacer ahora… ganarle, que en ti confié, que te involucre en todo lo que hace, que te diga lo del asesino sabe, si se encariña contigo, no debes preocuparte, en cuanto tengamos lo que necesitamos procederemos a asesinarle, regresarás aquí y de todo deberás olvidarte- aseguro viéndole antes de marcharse –Ya me encargaré de en París encontrarte, para que de todo lo que sepas vengas a platicarme- sentencio firmemente –Pero si no lo haces…-

Dio media vuelta y girando la perilla salió a la acera, llamo a sus seguidores y todos al carruaje fueron a escoltarle, su caminar era feliz y triunfante, en marcha estaba la primera parte del plan trazado para restablecer el orden, la disposición Darkness por ayudarle estaba ya comprada, sabía muy bien cómo mover las fibras de su creación, haberle hablado de todo lo que un pasado aconteció, del dolor que sufrió por aquel brazo faltante, de lo que era capaz de hacer si no le ayudase y la vida que había arruinado en París había logrado que esta misma noche Severaux se marchase, estaba dispuesto a reparar un poco la vida que destruyo al abandonarle.

El coche desapareció finalmente en medio de la bruma de la noche.