Of The Rapture Born Within This Loss † Privado

por **Lasher** Mar Feb 23, 2016 12:54 pm

Desde su llegada a la capital se había sentido como un extraño, siendo los primeros días los más pesados. Poco a poco se empezaba a habituar a ser parte de las pinceladas tan singulares en las que se sumergía día con día. Océanos de recuerdos inmemoriales le separaba de la tierra que le había visto nacer y morir en poco tiempo. Rusia era fría, solitaria, como él pero en París las cosas eran muy diferentes, cada detalle en las calles era hasta cierto punto embriagador, único y fascinante. Las fauces de las calles empolvadas le engullían una vez más en este largo recorrido hacia un venidero crepúsculo cenizo. Durante el tiempo que su condición fantasmal le hizo deambular de un lado a otro había sido testigo de una y mil formas de actuar en el raciocinio humano, amantes lejanos, familias separadas por peleas, disputas por herencias, a donde quiera que el volteara se topaba con una gama de comportamientos perturbadores, la contradicción de la que los humanos son presa.

Acostumbraba dar un pequeño concierto en las plazuelas antes de que los últimos rayos del sol murieran en las entrañas de la atmosfera vespertina. No importaba si los extraños le arrojaban una moneda o no, él tan solo quería ser escuchado, el sonido ensordecedor de un par de aplausos bastaba pues quería que las personas hallaran un remanso de paz en las melodías lúgubres que nacían de su viejo Stradivarius largo. Esas composiciones adoloridas tan diáfanas pero con un sinfín de trasfondos. Cada pieza, cada movimiento evocaba un momento de su vida. De este modo daba inicio un acto más, una nueva presentación ante miradas extrañas. Con la pequeña bolsa aterciopelada colgando en su hombro izquierdo avanzó entre un pequeño tumulto de personas, sonreía cuando se topaba con la mirada de algún chiquillo ingenuo que le saludaba, se mantenía callado cuando la ocasión ameritaba pero normalmente su amabilidad salía a relucir, aún con desconocidos.

Llevó suavemente el instrumento hacia su mentón y suspirando antes de dar inicio a esta confesión admiro la forma de las curvaturas en los pocos edificios que se erguían portentosos a su alrededor. Sonrió. Con la mirada apagada sus dedos acariciaron la textura del Stradivarius y eventualmente el aullido de las notas anunciaba su nacimiento. Cada sonido tomaba forma y figura conforme los movimientos del fantasma fluían de forma magistral. Se entregó a la ejecución como lo había hecho las noches previas, sin temor, sin vacilar. En el vaivén exquisito los murmullos de aquellos ajenos a sus recuerdos le contemplaban quizás, otros pasarían de largo sin detenerse siquiera. Aun cuando los coloridos edificios se derrumbaran y una tormenta pudiera caer en la plazuela el seguiría tocando, nació para ser un músico y curiosamente había perdido la vida por la misma causa. Porque la música lo era todo para él: destrucción y sanación.

por **Honneur Castle** Sáb Feb 27, 2016 4:28 pm

Sus ojos se cerraron al descubrir aquel sonido que se unía con el aire. Percibió el sentimiento que poseían aquellas notas musicales. Continuó escuchando atentamente, disfrutando de aquel sonido que sólo un violín y unas manos habilidosas podían crear.

Era sumamente agradable y aún más, cuando lo único que rondaba por su mente eran los recuerdos recientes de la noche anterior. Jamás olvidaría el pesado llanto de la pálida vampira a la que había observado como uno de los suyos se disponía a hacer su trabajo. Pobre de ella, pobre de todos los que seguían aquel triste camino de profunda oscuridad. Dejó de pensar en eso, se aconsejaba a que era mejor que no se distrajera con cosas que no valían la pena, como si fuese la primera vez en que presenciaba algo como lo que había visto.

Abrió sus ojos para encontrarse con el joven que se dedicaba a crear tal canción, admiraba su dedicación, como sentía el arte. No tenía que conocerlo, ni conversar con él para saberlo, con sólo ver su rostro podía darse cuenta de aquellos detalles. Pensó que un músico como lo era aquel, debía estar en otro sitio más encantador, más dorado y brillante pero sin embargo, se alegró de que estuviera allí, para hacer que la música llegase a los oídos de los que paseaban por allí, animando las últimas luces de tan melancólico día.

— Simplemente hermoso — susurró a nadie, sólo así misma a pesar de que poco a poco, más personas, algunos por curiosidad y otros con la misma admiración que ella llevaba en aquellos momentos se acercaron para también, apreciar aquel momento tan poético que surgía en ese opaco lugar.

por **Lasher** Miér Mar 09, 2016 12:26 pm

Su memoria sempiterna aun contenía demasiados recuerdos tortuosos, memorias que vagaban al vaivén del viento al igual que él. El espectro mantuvo sus orbes cerrados a la luz taciturna que se derramaba a esas horas sobre la plazoleta. A su alrededor muy pocas personas habían sido atraídas por la cadencia casi perfecta de la melodía. Almas en pena que compartían quizás en esencia la misma frialdad que él. Esos sentimientos solo podían fluir a través de su música y la languidez de las notas que brotaban del Stradivarius por el cual mucho tiempo atrás había dado la vida. Y no es que el instrumento ostentara un valor meramente físico, la devoción hacia aquel objeto yacía en un pasado tortuoso que en su momento fue jubiloso, cuando su madre con paciencia infinita enseñó al violinista todo lo que ahora conocía.

Suavemente el murmullo de la música se desvanecía en los rincones del lugar, el éxtasis máximo de la sinfonía acaecía conforme los dedos largos del ruso dejaban de presionar fuertemente las cuerdas. Un último suspiro, una exhalación que se ahogaba entre el mar de vítores y ovaciones que la poca concurrencia le regalaba como única condecoración a su ejecución. Sobre los labios de Ruslan una tenue mueca se trazó, una nostálgica, pero sincera. Hizo una breve reverencia y con sumo cuidado colocaba el Stradivarius nuevamente dentro de la bolsa de terciopelo, muy pocas personas habrían notado su verdadera esencia, de otro modo ya le hubiesen cuestionado sobre aquello. Él estaba consciente de su peregrinar, había sentido como su alma era arrancada del plano terrenal minutos después de que las balas hallaran un espacio en su cuerpo.

–Buenas tardes madame, espero que mi ejecución no haya evocado alguna memoria dolosa, si ello fuese verdad me disculpo–

El espectro hacía uso de su instrumento solo para brindar momentos sosegados a extraños, sin embargo estaba sabido que de vez en cuando podía causar sentimientos negativos a través del mismo, por eso había ofrecido una disculpa de corazón a la única persona que aún se mantenía de pie a unos cuantos centímetros de él.

–Se hace tarde, pero la vista a estas horas es lo que realmente atrae a muchos. Los colores que se descomponen, plasmándose en cada objeto que nos rodea, Paris es mágico ¿No lo cree?–

Se mantuvo a lado de ella, contemplando ese momento que el venidero crepúsculo les ofrecía antes de abrazarles en una profunda oscuridad.

por **Honneur Castle** Sáb Abr 09, 2016 11:47 am

En cuanto esa melodía que la había envuelto como un sueño nostálgico desapareció, de la misma forma lo hicieron sus recuerdos, esos que escondía detrás de una dulce sonrisa, al igual que como escondía las manos detrás de su espalda. Unas manos delicadas que de sangre se habían manchado y que ahora, lucían limpias e inocentes pero podía estar libre de sangre ajena en esos momentos pero sus recuerdos no podían y era quizá eso, lo que le dolía.

Al irse los recuerdos, al irse la música, unas pocas personas, quizá dos o tres y ella, habían juntado sus manos para regalarle a él, ese pequeño agradecimiento y dejarle ver cuán admirados se sentían en forma de aplausos. Le alegró a ella saber que aún quedaba buena gente que sin importarle, perdía unos pocos minutos de su tiempo para disfrutar de aquello.

Aunque el resto de las personas siguieron el rumbo de sus vidas, la joven permaneció allí, observando como guardaba el instrumento con delicadeza y pensó en irse, a volver a su paseo, a los recuerdos que debía no recordar pero no lo hizo.

— Buenas tardes — saludó en cuanto él lo hizo, una pequeña reverencia a modo de presentación y sonrió por ser descubierta — No debe de disculparse — dijo, admitiendo así que tristes recuerdos la habían inundado — Debería de sentirse orgulloso, sólo los verdaderos artistas logran formar sentimientos en otras personas a través de sus pasiones, ya sea una pluma, un pincel, en este caso, usted lo ha hecho con su instrumento, ha formado en mí cierta nostalgia, lo confieso, pero ¿No eran esas sus intenciones? Transmitir ese sentir, yo creo que pocos artistas pueden hacerlo y usted lo ha hecho por lo que yo, he de considerarlo a usted un artista — volvió a sonreír, sus palabras eran honestas y sintió que quizá había dicho mucho, a veces, hablaba sin poder detenerse — Disculpe por excederme en mis cumplidos pero cuando se siente admiración es imposible ocultarlo.

Alzó su mirar hacia el cielo en cuanto escuchó sus palabras, cuánta razón tenía aquel hombre. Pocas veces se podía encontrar a alguien que admirase tales bellezas de una ciudad que a veces era tan gris como una nube a punto de llorar.

— Además de su magia, también posee su encanto y son escasas las personas que pueden notar eso, el ver los colores es fácil pero percibir esa magia es ya un poco más complicado y dejarse encantar, bueno, creo que París es quien decide a que persona lanzar dicho encanto.

A Honneur le apetecía seguir conversando con él sobre los misterios de aquel sitio y volvió a mirar al hombre que por algún motivo, le recordaba a un viejo amigo suyo, uno que hace mucho no veía. Era la forma en la que se expresaba y la forma en la que miraba la que lo hacía recordarlo.

— Usted me recuerda mucho a un amigo — dijo sin poder resistirse — A él le encantaba tocar el piano y ver el sol salir o esconderse — explicó con notable nostalgia, perdiéndose de nuevo en los colores del cielo.

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