Cuentas de vidas

por **Børiska K. Hercžog** Lun Mar 06, 2017 7:15 pm

Así es como todo surge y cae

Para expresar con claridad las palabras es mejor no pensar en ellas dejando así que sean los recuerdos vagos que tomen nota de aquellos sucesos acontecidos en tiempos inmemorables.

Los niños riendo, los niños cantando, los niños jugando.
La niebla gris que cubre todo llevándose la sonrisa de los niños.

Es el canto más antiguo y horrible de las tierras altas, el lugar de la muerte susurrante en las noches de luna llena o nueva, cada ser se escondía cuando la campana de la santa iglesia era agitada con fulgor. Todo infante hasta cierta edad era llevado a la común tierra santa, denominada así por ser santiguada aguardando las horas hasta que el sol pueda salir, ser de nuevo niños, ser nuevamente hombres libres del temor.

El miedo gobierna el lugar olvidado por Dios, y así se aferran los ignorantes aldeanos a la idea de una providencia superior a ellos. Mitos, leyendas, costumbres muy olvidas practicadas por viejas locas son tomadas en cuenta fallando miserablemente en cada intento.

Las familias temen por sus descendientes, su deseo de huir de ese lugar maldito es en lo que piensan constantemente pero incluso ello es inútil no hay escapatoria porque el bosque que los rodea les hace difícil moverse más allá del atardecer, no podrían llegar más allá del denso follaje boscoso y atravesar las montañas, para esa hora estarían todos muertos. Solo pueden quedarse lamentándose, sufriendo, echando culpas a todos, señalando con dedos sus miserables existencias. Amargados por su olvido y el cansancio que tiene, por su incompetencia.

Entre la pesadumbres, la buena noticia llega, el nacimiento de una niña a la comunidad maldita, una pequeña inocente de quien sus padres están más que orgullosos de tenerla, una niña entre la vida de varios hombres que conforman su casa. Una niña que sería la perdición de su pueblo y de muchos otros.

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