Rondando tu esquina - Privado

por **Lilia D'Aramitz** Miér Mar 22, 2017 6:02 pm

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Esto debía ser… no una broma, eso era poco, esto era un insulto asqueroso y desagradable, una aberración, una mentada de madr… mi dios. Miro de nuevo la fachada del lugar y siento que se me revuelve el estomago, malditas PERRAS, pero esa Giorgiana me las va a pagar, como se atreve, sabe que yo no trabajo en… en… ESTAS condiciones, por mi dios bendito. Miro de nuevo el lugar y siento como las arcadas se crean a la altura de la boca del estomago. Es que ¿En VERDAD? El aroma de la calle apestaba, y el lugar era uno de esos de clase baja que frecuentaban lo peor de la sociedad, no puedo creer que se hubieran atrevido a enviarme a AQUI. ¡Mierda!

Los gestos de mi rostro denotan la cruel agonía de mi ser al tener q poner un pie en aquel lugar, con cara de asco miro a mi alrededor en busca del hermano de Max, mis manos se alejan de todo aquello que pueda tocar, siquiera rosar a la mínima sensación. El comentario soez hace q mire al hombre frente a mí. Por mi mano se desliza la cadena en forma de serpiente brillando suavemente de un peculiar verdoso, aquella cadena que uso como látigo y arma. Agitándolo al viento sujeto con agilidad la muñeca donde sostiene la bebida. –Puta si, princesa también, pero no para que tu me folles, o no por el momento, no he venido a este asqueroso lugar soy para tu deleite– Ja, este pretencioso maldito cree que … oh lala, y las palabras mágicas brotaron de sus labios. Un jalón y este cae de rodillas con todo y su trago rompiéndose –Pues tienes mucha suerte porque tu amigo resulto ser amigA– susurro sonriendo con el destello de mi magia emanando por mis ojos. La serpiente de plata sube enroscándose en mi muñeca quedando petrificada –Camina, no me hagas perder el tiempo– susurro altiva, alzando una ceja mirándolo con desdén y coquetería.

Al subir las escaleras una de las chicas que pese a los trapos q lleva puestos sus pechos casi se desbordan por el escote, abre una de las habitaciones y la ofrece haciéndose a un lado. Ahora si, a trabajar. Tomo asiento mirando mi alrededor, aliso la falda con mi actitud prepotente esperando lo que he venido a buscar. Que es lo que quiere este mugroso de una D'Aramitz.