Perdu- Libre

por **Soleil** Miér Sep 13, 2017 2:45 am

"Bienvenue, ma petite , Sol"

El viaje con la señora fue diferente a cómo lo esperaba. Imaginé que me la pasaría encerrada en el camarote hasta que tomásemos tierra. Volver a París, me brindaba la oportunidad de por fin conocer quién era, dejé allí a lo que más me importaba aunque él no me comprendiese. Sabia que tras mi partida, lo que tanto deseé que ocurriese entre nosotros... se redujo a cenizas porque no comprendía mi empeño en conocer a la única que le llegué a importar, según él..me abandonó. Quería respuestas y allí estaba para conocerlas.

Nos alojamos en la mansión Cavey, hacía años que no la visitaba. Alguna que otra vez fui con la señora de visita pero solo era una niña cuando regresé al norte, casi se me había olvidado la vida parisina, tan diferente a la fría del norte. Mientras la señora se encargaba de unos asuntos en sus negocios, me di el capricho de visitar el centro de la ciudad. Uno de los cocheros, me acercó al mismo centro y tras mi espalda...sentí la presencia de uno de los hombres de confianza de la familia, por si me ocurría algo.

Sonreí al ver tantas tiendas, escaparates en los que la señorita Valeska se volvería loca. Le llevaría alguno de esos vestidos en total agradecimiento, ahorré lo suficiente para llevar regalos a todos para cuando regresase, era mi intención. No iba a quedarme en París más de lo necesario. La señora me dejó prestado uno de sus vestidos, no demasiado ostentoso de color vino tinto. Me agradaba su tacto, las pieles se quedaron sobre mi cama...la temperatura era mucho más agradable. Aún así, echaba de menos encogerme en mí misma, el frío azotar mi rostro.

Observé con atención cada escaparate, me adentré en uno y estuve tanto tiempo que al salir el hombre aquel había desaparecido. Mascullé por lo bajo, no tenía ni idea de cómo volver, París era totalmente desconocido aunque fuese mi ciudad natal, demasiado tiempo en el norte como para recordarlo.

-Me he perdido -miré al cielo, un hermoso cielo azul que se extendía ante mis ojos, sonreí ampliamente...París era una ciudad mágica.

por **Josiah D'Olincourt** Dom Oct 08, 2017 10:56 pm

Lugares comunes, torpezas por doquier, un llamado a la perspicacia de Josiah.

A través de reiteradas jugadas, inició una más, el no problema no se añadía cuando las dejaba caer contra el asfalto, el desosiego se generaba cuando veían a un gitano como él, integrado sin escándalo y de formas reiterativas en la particularidad en el centro de París.

No ansiaba ser aceptado, su única devoción de estar allí, era el acto mismo del dinero. Residía en el castaño la paradoja ¿Cómo personajes con mejor posición social aún creían en sus falsedades? Chasqueó sus dedos para comenzar a llamar la atención, impresionó de inmediato a otro par de adeptos he inició sus marañas — Mis estimados amigos… — Inició, no sin antes sonreír ante el juego de palabras que nadaban en su mente es-“timados” — Señoritas, señores… vengo con el único fin de hacer sus vidas más benévolas, la intransigencia, lo maligno y sus asociados huirán de sus vidas , si vienen acá, y toman una de estas cartas — Hizo silencio, conservó la mirada fija de un febril admirador y se dirigió a él — Confíen en mí, anímense, vengan con este mundano agradable — Dicho eso, hizo reverencia y simplemente se dejó estar contra el borde de la pileta que adornaba su lomo.

Nadie le aseguraba que alguien iría, pero bastaría para satisfacerlo un cliente más. No se quedaría ahí tan sólo como un personaje, comenzó a experimentar con las cartas entre la yema de sus dedos hasta que un fornido y elegante señor preguntaba por su futuro. Afiló sus ideas, y comenzó a lanzar representaciones en combate, minúsculas hazañas se generaba entre sus dedos hasta sacar las cartas más favorables para el castaño que parecía suponer mucho de lo que presagiaba el gitano. A decir verdad, Josiah jamás entendió como analizar cartas, inadaptado completo en lo que a eso se refiere — Pague — Sentenció luego de lanzar palabras al viento, muy imprudente y obstinado. El castaño cumplió en lo posible con su exigencia para luego emprender su marcha.

Fuentes de placer, actos naturales, hechos punibles — Vaya… vaya — Sentenció, observando cómo alguien que desencajaba tanto como él, se detenía a mirar nada más y nada menos que el cielo. Soberano espectáculo.
Deliberadamente y sin lío se posó junto a ella — No pertenece a éste lugar… — en función de despreocupación, vendaba sus cartas con un pañuelo haraposo como las prendas que vestía.

— Algunos podrán creer que sí, pero sé que usted no es como ellos ¿Qué hace y cuál es la razón de estar sola? —

por **Soleil** Dom Nov 12, 2017 3:40 pm

Desprotegida, con una terrible sensación de pérdida, así se sentía. París fue la tierra donde nació pero no lo atribuía a su “hogar”, se crió en el Norte con los demás y sin duda , si alguien le preguntaba... se sentía norteña, más que parisina. No conocía París como debería, apenas acompañaba a veces a la señora, a sus recados y demás pero poco tiempo permanecía en tierras francesas.

Demasiadas personas, ambiente y clima al que no estaba acostumbrada. Y no, no estaba su familia, ni él. Chasqueó la lengua, molesta consigo misma, no tenía que separarse de aquel hombre que acompañaba a ambas a todas partes. Lo buscó con la mirada, sin éxito...dejándose llevar por el tumulto de gente y terminar en una calle menos transitada en donde algunas personas permanecían, observando una especie de espectáculo.

Mirada perdida, caso omiso...su único objetivo era salir de allí, lo demás carecía de sentido. Susurró un nombre infinidad de veces, pidiendo un milagro y él apareciese en su corcel, la mirase enfadado y terminasen entre risas por los pasillos del gran castillo. Solo de imaginarlo se sonrojó, ilusa y soñadora... como siempre.

Se sobresaltó por la voz, la presencia del extraño. Desconfiada, frunció ligeramente el ceño, escrutándolo con la mirada. No se fiaba de nadie, era un hecho y aquel desconocido había invadido su espacio, un par de pasos hacia atrás, mirada fija en él.

-Me perdí -apenas fue un susurro, jugueteaba con su cabello de forma distraída. Carraspeó, aquel hombre no parecía ser de este lugar, aunque no es buena en ciertas cosas...no conoce a mucha gente y socializar es algo nuevo -No hay ninguna razón, este no es mi sitio, me he perdido... no hay más -se estaba empezando a poner nerviosa, ¿y si quería robarle? -No tengo dinero, no tengo nada... solo soy una criada, vine de visita y...¿por qué le cuento todo esto? -resopló dejando escapar un suspiro, decidida a marcharse... lograr encontrar el camino que le devolviera a su hogar.

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