Non, Je Ne Regrette Rien | Libre

por **Olympe Sinclair** Sáb Feb 17, 2018 4:46 pm

Despertó sobresaltada. Había perdido la noción del tiempo, después del último trago de whiskey cedí al cansancio y la poca cordura que aún conservaba. ¿Qué hora es? El áspero sonido de las manecillas le aturdía. Un par de minutos antes de las 9. Cuando irguió su cuerpo pasó por sus manos un par de cartas y boletines, fue entonces cuando notó la invitación a un evento en el Palacio Royal. Rodó los ojos y no pudo evitar soltar una risa en tono bajo. Pues, aunque siempre trataba de evitar asistir a ese tipo de congregaciones, parecía que esta vez su madre, es decir la madre de la verdadera Mina le había tendido una trampa, un par de semanas antes el maestro de ballet había asistido a la mansión y aunque salió bien librada existía un ápice de duda y autenticidad aún en su forma de hablar y de comportarse. De mala gana tomó un baño para relajarse un poco y de inmediato ordenó al cochero llevarle a dicho lugar.

La servidumbre indicó que su madre le esperaba ya en el Palacio y estaba consciente que la tarea de suplantar aquella identidad falsa resultaba cada vez más ardua. Las luces mortecinas bajo las farolas parecían darles un toque a las empolvadas calles parisinas. Apenas pudo distinguir la realidad de aquella benevolente pesadilla remarcada con su nombre, admitió que esa fragilidad que en ocasiones le revolvía el estómago era insoportable, se sentía como una chiquilla estúpida atrapada en su torre de naipes a merced del viento. Logró contener una lágrima, no iba a arruinar su aspecto por acarrear fantasmas del pasado que al parecer cada vez se encontraban más cerca de ella. Era una asesina y una ladrona es cierto, pero muy en el fondo de esa mirada vacía existía aun el terror de ser rechazada por su condición sobrenatural.

El conductor le advirtió que habían llegado, se despidió de él y se internó en el amplio salón donde el baile estaba por dar inicio. La mirada de Mina se perdió entre la multitud quienes vestían apropiadamente para la ocasión, escuchó rumores de personajes de la realeza incluso, pero para ser honesta eso le tenía sin cuidado, pues si había bien aceptado asistir, era tan sólo para encontrar paz y que de ese modo su madre le dejara en paz. Pudo escuchar entonces la voz de aquella mujer recriminándole por llegar tarde y de inmediato frente a ella, le era presentado a quien sería su pareja de baile por esa noche. Recordó entonces a Chase y su insistencia por acordar todos los preparativos de la boda, pero en la mente de Mina eso seguía siendo un martirio y aun no estaba del todo lista para aceptar, echó de lado esos pensamientos y entonces con una sonrisa clara saludó al caballero en cuestión.

–Mina Harper caballero ¿Y usted es?–