Una velada inesperada - libre

por **Cedric White** Sáb Jun 09, 2018 10:44 pm

Sus negocios le habían tenido ocupado todo el día, por esa razón, se encontraba en el hotel, registrándose para pasar la noche allí, ya que las reuniones parecerían extenderse hasta mas allá de las nueve de la noche, y teniendo en cuenta su esposa aún no había arribado a la ciudad, y la casa sin ella, era peor que vivir en un mausoleo, decidió pasar unos días en el centro de la ciudad.

La habitación que le habían asignado era una de las mas costosas del hotel, ya que se trataba de una de las dos suites presidenciales que existían. La de él, poseía una amplia terraza que daba a la calle, y la otra, era la que se mantenía reservada solo para la dueña del hotel, un hermosa mujer alemana, llamada Silke, según le dijera uno de los empleados. Sonrió de manera disimulada, pensando en que no importara el lugar donde se encontrara, si se trataba de un hotel cinco estrellas, o una posada, siempre existiría algún chismoso con el cual hablar y poder así recolectar la información necesaria para sus negocios. Así, descubrió que la dueña del lugar, poseía otros negocios, y que su pareja era un oriental que se lo relacionaba con corrupción en diferentes lugares de oriente, - vaya pieza - pensó - pero podría servirme en un futuro, por si las cosas llegaban un punto en el cual deberíamos tener contactos con el hampa o el mercado negro - caviló, al cerrar la puerta luego de dar una generosa propina al chismoso de turno.

Luego de cambiarse, decidió bajar al restaurante del hotel y pedir la cena, luego debería encontrarse con un posible comprador de unas tierras que poseía en Irlanda, había decidido darle una sorpresa a su esposa y comprarle una hermosa mansión en la campiña francesa, un lugar de ensueño, mucho mas acorde con la bella mujer a la que amaba en alma y cuerpo y por la que era capaz de cometer mil locuras, con tal de verla feliz. Pensando en ella, dejó su cuarto y bajó las escaleras, hasta la puerta de acceso al restaurante, eligió una mesa, cercana a una de las grandes vidrieras que daban a la calle y se sentó, mientras se deleitaba con la interpretación de una pieza musical que el pianista de turno estaba ejecutando.

por **Catherine Blossom** Mar Jul 10, 2018 7:59 pm

Catherine ese día se daba por vencida mientras se sentaba en camisón sobre el lecho de su cama en el Hotel Des Arenes. Muchos días anteriores quería que un milagro ocurriera simplemente para poder volver a encontrarse con su esposo. Desde la noche del carruaje y cuando se encontró con aquella muchacha, Catherine había estado completamente ausente, apenas comía, sus ropas le estaban un poco grandes por lo que se compró tres o cuatro vestidos que utilizaría para poder vestirse, al menos el mundo los vería, su esposo no lo haría.

Su depresión parecía que iba desapareciendo poco a poco pero no podía evitar el hecho de que echaba de menos a su esposo. Si al menos supiera la localización del vampiro probablemente encontraría a su esposo o la dirección si el vampiro se deshizo de su esposo. Nunca debió de haber jugado con el destino, pero entonces no estaría con el hombre a quien ella amaba.

Su corazón debía de tenerlo un poco oscurecido ya que por su culpa ahora tenía que pagar el precio. Igualmente lo encontraría costase lo que le costase, entonces simplemente podrían volver a empezar, casarse de nuevo o empezar una nueva familia juntos. Eso estaría bien y sintiéndose un poco más animada, se dispuso a darse un baño mañanero. Estando sola en Paris y no teniendo a sus damas de compañía, se puso un vestido sencillo, intentaba abrocharse detrás aun siendo una tarea difícil para ella sola, pero una de las doncellas del hotel que entro para comenzar a limpiar la habitación, corrió en su ayuda y acabo por terminar de vestir a Catherine. Le secó el pelo y le hicieron un recogido de altura baja para que ella estuviera cómoda.

Catherine se pasó la mañana y tarde encerrada en su habitación mirando libros, mapas, notas que había pedido que trajeran de la biblioteca para que ella pudiera estudiar con tranquilidad y sin la necesidad de sentirse observada pero el hambre estaba haciendo mella en ella y sin darse cuenta se le había hecho completamente de noche y su estómago era más que prueba suficiente para saber que necesitaba comer. Dejó todo como estaba y bajando las escaleras fue acompañada por un miembro del hotel a coger la mejor mesa de todas – Gracias – Un simple “gracias” y cuando le acomodaban la silla su mirada que estaba al frente llegó a alcanzar un rostro conocido del pasado.

- ¡Cedric! – Dijo con tono alegre que se alejó de su mesa y fue directa hacia a la ajena - ¡Qué bueno verte! ¡Cuánto tiempo! – Sonriendo de oreja a oreja Catherine esperaba que al menos Cedric White se acordase de ella y de cuando iba a veces con su esposo a ver al Sr. White por negocios entre ambos caballeros que al final Catherine también se hizo un poco amiga de Lady White.

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