El cuento del vampiro y el bufon

por **Bufon** Mar Jun 07, 2011 10:27 am

Tenia ya un buen rato caminando por las calles oscuras de parís, sus ojitos azules lucían cansados y sin querer un pequeño bostezo se había escapado de sus labios, sus cabellos estaban ligeramente desacomodados debido al viento que había comenzado a correr desde hacia unas horas, el paisaje se pintaba mas oscuro que normalmente, ya que no había estrellas en el cielo ni luna que alumbrase las calles, la poca gente y los carruajes que andaban a esas horas por la calle caminaban despacio y sin prisa, con sus abrigos y capas puestos mientras sus rostros miraban al cielo esperando una fuerte lluvia que según sus predicciones nunca llegaría. Aquel era uno de los pocos días que incitaban su pereza, el siempre trabajaba bajo el sol y la lluvia sin importar que pasase su voz jamás dejaba de cantar aunque muchas veces tenia que desistir de ello s riesgo de quedarse sin comer, ya que era perfectamente consiente de que las cosas que se usaban demasiado terminaban quedando inútiles al final… un suspiro salió de sus labios mientras se abrazaba a su mismo frotando sus manos con sus brazos, aquella era una fría noche de esas que abundaban en parís, tomo aire y abrió la boca soltando algunas notas al aire

Hace mucho mucho tiempo, en algún lugar
Existió un reino de una mala humanidad…

Entonces un ataque de tos callo sus labios, se había enfermado por cantar bajo la lluvia unos días antes, fue entonces cuando se llevo las manos al cuello, tenia la garganta algo fría así que tendría que cuidarse bastante, ya no mas rondas nocturnas no sobreexposiciones, es mas, si empeoraba no habría siquiera mas rondas, un silencio se apodero de su mente y una idea paso por su cabeza, hambre, y lo que tendría que hacer para calmarla, volteo para todos lados como tratando que nadie lo viese ni sospechase lo que tramaba, siempre hacia lo mismo aunque sabia que nadie lo notaria. Sus pies se dirigieron rápidamente a su callejón, aquel donde pasaba sus noches desde hacia dos años, le había sido difícil encontrar un lugar tan bueno en las calles, se trataba de una simple choza construida con cartón y periódico, pero la verdad era caliente en las noches de frio y se ubicaba debajo del borde de un techo donde podía resguardarse de la lluvia… nuevamente otro suspiro salió de sus labios mientras sus pies se detenían súbitamente al tiempo que un extraño sentimiento la invadía, no sabia que era exactamente como sabia que estaba relacionado con alguno de sus dones, se asomo un poco en la oscuridad y hablo

- Hay alguien ahí???

por Invitado Mar Jun 07, 2011 11:11 am

La noche era especialmente fría, más de lo que recordaba que eran en París, o quizá era su estado de ánimo el que le provocaba aquel sentimiento helado, quizá el frío no estaba en el exterior, ni en su piel, sino dentro, en su corazón, en sus pensamientos, en las conversaciones dejadas en Italia. Decidió que era suficiente, que ya no debía pensar en ello, que debía relajarse y disfrutar su estancia en París, no sabía cuánto iba a durar, no sabía cuánto podía quedarse en la ciudad y después de lo que Indro le había dicho, ahora se cuidaba de tanto en tanto la espalda.

Rara vez pisaba los callejones, no porque los considerara indignos de él, él no era así, sino porque lo abrumaba la apariencia desgastada y triste de ellos, era una tontería, lo sabía bien, pero ver un sitio así de deprimente lo ponía mal, porque le hacía ver su incapacidad por salvar a todos, al mundo, él era sólo un hombre... bueno, un vampiro, y no podía con todo.

Caminó por los sinuosos trazados de aquel sitio, silencio nada más, con sus sentidos alerta, por la amenaza que ahora se cernía ante él (ante Indro en realidad, pero era su mejor amigo después de todo) y porque era siempre bueno llevarlos así. Metió las manos a los bolsillos de su abrigo y apretó el paso.

Supuso que sus pisadas en los solitarios callejones fueron escuchadas cuando escuchó un "¿hay alguien ahí?", su primera reacción fue tranquilizarse a si mismo cuando escuchó que se trataba de una voz aguda, un niño probablemente. Avanzó un par de pasos más.

-Eh... sí, lo siento -habló con voz fuerte y firme sin gritar, dio otro par de pasos para descubrir quién era su acompañante esa noche fría-, no te haré daño -tuvo la necesidad de aclarar, pues si se trataba de un niño era obvio que tendría miedo de un adulto en medio de un ambiente sórdido como ese, aún sin conocer la identidad de aquel que como él, estaba solo en ese sitio.

por **Bufon** Miér Jun 08, 2011 9:20 pm

Su comentario había sido lanzado al aire, ya había tenido encuentros desagradables entes, y se había quedado sorprendido de todo lo que uno se podía encontrar en las calles, y de lo que le podían hacer a uno en las calles, por suerte gracias a algunas cosas que había aprendido había desarrollado un increíble talento para la huida. Su rostro se volteo hacia la entrada del callejón donde alcanzaban a verse las luces de las casas y los faroles, en ese momento una carreta atravesaba la carretera, parecía ir muy rápido pero ante sus ojos se movía lentísimo, era como si de repente el tiempo se hubiese detenido y comenzase a correr veinte veces mas lento, una mueca de extrañeza se formo en su rostro y al tratar de respirar sus pulmones se mostraron lentos y pesados, trato de girar la vista hacia el lugar de donde provenía la voz pero fue inútil, era como si hubiesen atado de pies y manos, o como si lo hubiesen metido en el fondo del mar donde no podía moverse a su gusto… ya había sentido aquello antes, cada vez que alguna criatura sobrenatural estaba cerca de el.

Otro ataque de tos le hizo doblarse un poco hacia adelante y aquellos movimientos que hacia unos segundos le parecían eternos comenzaron a volverse normales, sintiendo detrás de su espalda el relinchar de aquel corcel que jalaba la carroza y el sonido de las llantas que rodaban escandalosamente, cubrió su boca con las manos hasta que se calmo y enfoco la vista en la persona que tenia adelante, a su parecer el veía mejor de noche que de día, era como un búho… o un topo- daño???...- aquello sonaba raro… muchas veces había escuchado aquella frase proveniente de personas que vivían en la calle e incluso de caballeros y damas adineradas, pero con el paso del tiempo se había dado cuenta que cuando las personas se lo decían significaba exactamente lo contrario, sin embargo a el le había enseñado desde que nació a creer en la gente y no era algo que pudiese quitarse así como así- No se preocupe, comprendo…-susurro de manera apenas audible aun cuando realmente no comprendía muy bien porque una criatura de la noche no querría hacerle daño… o por el contrario, porque querría dañarle, el era solo un niño, no creía posible que lo volteasen a ver siquiera, antes había encontrado esa clase de seres pero nunca había interactuado directamente con ninguno

por Invitado Miér Jun 08, 2011 10:50 pm

Antes poder hacer algo, o decir otra cosa aquella tos lo interrumpió, su oído, ya no de vampiro, sino de doctor le hacía notar que había algo mal, sonaba a tos crónica y eso podía complicarse si no se atendía adecuadamente. Finalmente estuvo a una distancia prudente como para poder observar al joven, como lo había supuesto antes, se trataba de un niño, entornó los ojos intrigado, qué hacía un niño de su edad, sólo en un lugar como ese a esas horas.

-¿Estás perdido? -preguntó, pues era lo más lógico, no quería asustar al chico, por lo que guardó su distancia. Sin embargo, su instinto de doctor le ganó -¿cuánto tiempo llevas con esa tos? -perdido o no, necesitaba ser revisado, tal vez no por él, pero sí con urgencia. Concentró su atención en los signos vitales del joven, en el latido de su corazón, en su respiración (congestionada, pudo notar) -no deberías estar en la calle una noche tan fría como esta con tu estado -le dio aquel consejo, esperando el mejor de los escenarios, en donde el niño tuviera un hogar al cual llegar.

Sabía que con tantas preguntas podía hacer eso que precisamente trataba de evitar, que era asustarlo, pero no sólo era su sentido del deber como doctor, sino su necesidad enfermiza por ayudar, tal vez podría acompañar al jovencito hasta su casa y verlo llegar con bien, no quería pensar en la posibilidad de que su casa fuese ese mismo callejón en donde ambos estaban parados.

por **Bufon** Jue Jun 09, 2011 9:35 am

La mirada de niño se concentro en aquella persona que repentinamente se había acercado a el, aquel hombre tenia una expresión preocupada en su rostro y sus ojos reflejaban sinceridad y amabilidad, así que no hizo nada por alejarse u ocultarse sin embargo se sintió aturdido al escuchar a aquel extraño hablarle, las palabras le llegaron despacio debido al frio y la comprensión se le torno igual de lento, sus ojos azules estaban muy abiertos tratando de entender, tal vez no lo que preguntaba sino mas bien porque lo preguntaba, no era normal la amabilidad en las calles sin embargo lo que alcanzaba a distinguir de las ropas del caballero eran bastante finas, lucia limpio y elegante así que no podía tratarse de otro vagabundo mas.

- Eh…-el dedo índice de la mano derecha se movió indeciso sin atreverse realmente a mostrarle su pequeña choza-por ahí…-susurro indeciso mientras señalaba su pequeña esquina en al callejón, después de mucho tiempo había comenzado a verla de una manera diferente, al principio lo único que pensaba era “Pues no puedo quejarme” pero ahora las cosas eran diferentes, aquella era SU casa y se había esforzado mucho por mantenerla oculta de los demás vagabundos- esa es mi casa asi que no estoy perdido- contesto ahora ya con normalidad, estaba acostumbrado a que se preocupara por el cuando vivía en la iglesia pero la verdad era que después de aquello era difícil que alguien le tendiese la mano- Estoy enfermo desde…- miro sus manos y comenzó a contar sus dedos, a pesar de que un niño de su edad debería saber perfectamente los números el no había recibido una educación tal cual era, solo contaba con los conocimientos básicos- Cinco, cinco días así- contesto mostrándole la mano con los dedos extendido como esperando que el los contase de la misma manera- Pero no se preocupe esto me pasa de vez en cuando, ya se me pasara- prosiguió con una expresión de indiferencia, la mayoría de los chicos y chicas que vivían ahí solían enfermarse seguido así que el lo había tomado como algo normal, sin embargo se esforzaba porque no sucediera mucho ya que su voz era lo único que tenia para alimentarse cuando no encontraba a quien hacerle alguna travesura

por Invitado Jue Jun 09, 2011 3:04 pm

Sus ojos vagaron del niño al punto que señaló como su casa, no vio nada que pudiera parecerse a una casa ni remotamente, sólo una especie de refugio precario que no cubriría a nadie de las inclemencias del tiempo, ni a un chico tan pequeño como él. Alzó ambas cejas.

-¿Esa es tu casa? -preguntaba por la pura impresión, porque eso era lo que el niño había dicho, aunque una parte de él aún no quería creerlo; lo estudió detenidamente, sus ropas se veían viejas, desgastadas, no aptas para un frío atípico como el de esa noche de primavera, también algo grandes, era obvio que no eran de su talla, se quedó pensativo cuando escuchó que llevaba cinco días así.

Cinco días con esa tos que sonaba horrible, y quien sabe qué otros síntomas, necesitaba saberlos, pero también necesitaba asegurarse que no pasara una noche más en ese álgido callejón. Se acercó, al menos el jovencito no había demostrado temerle y eso ya era ganancia, si vivía en las calles no lo culparía por ser desconfiado.

-Necesitas ser atendido -dijo muy serio, casi con tono severo-, eres muy joven, una tos como esa se pude complicar -dio otro paso y luego se puso en cuclillas para quedar a su altura, estiró un brazo y colocó una mano sobre el hombro del niño, para darle confianza y para poder sentirlo, con la ropa no era capaz de notarlo, pero al tacto pudo darse cuenta de la condición real del joven, como lo supuso, sus huesos se sentían más de lo que deberían-, soy médico, déjame ayudarte -lo miró a los ojos, quería creer que su joven acompañante no conocía de vampiros y demás, y no le tendría miedo.

por **Bufon** Vie Jun 10, 2011 2:41 pm

Las expresiones de aquel extraño eran realmente graciosas, oscilaban entre la preocupación y la sorpresa parecía pensar mucho en algo que el no era capaz de entender y parecía querer acercarse de manera cautelosa, tal vez por el hecho de ser una sombra de la noche se comportase de aquella manera pero no estaba realmente muy seguro, sin embargo a pesar de ello no podía soltar ni una pequeña sonrisa, si estaba preocupado debía ser por algo, su vista se dirigió a su casa, no era formalmente una casa pero ahí era donde vivía, seguro que a los ojos del caballero parecería un lugar horrible sin embargo a el no le molestaba en lo absoluto. Un escalofrió recorrió su cuerpo al sentir aquella mano fría en su hombro, era cierto que el mismo tenia la temperatura de una tempano de hielo pero aquel tacto era diferente, la piel muerta no se sentía igual que la viva no importa cuanto lo comparase

- Complicarse??- pregunto llevándose las manos al cuello, lo ultimo que quería era perder su voz, sabia que si estaba enfermo no podría cantar, y si se complicase seria peor, el no sabia nada de medicina como aquel hombro que afirmaba ser medico pero no había que ser muy listo como para darse cuenta de los riesgos que la enfermedad conllevaba- Acaso podría perderla??- dijo refiriéndose a su voz al tiempo que bajaba la vista, de nuevo aquella vieja manía que había tenido desde siempre, había desviado la vista y sus pestañas temblaban mientras pensaba en su situación- Lo lamento pero no puedo dejar que eso ocurra-Prosiguió hablando esta vez de la ayuda que el medico le había ofrecido, la verdad la tentación de aceptar era bastante paro había cosas que lo detenían, no podía dejar su casa abandonada por la noche o alguien mas la tomaría, tampoco podía pagar un tratamiento medico y el irse con un extraño rompería con aquello que le había enseñado, las palabras del obispo siempre eran claras y concisas “Ten cuidado con los extraños” aunque aquella persona parecía confiable pero sus creencias eran muy claras.

por Invitado Vie Jun 10, 2011 3:51 pm

Suspiró, ya sabía que no iba a resultar fácil, si lo pensó por un segundo pecó de ingenuidad. Como lo había predicho antes, el niño era desconfiado, pero tenía una razón totalmente válida, no quería imaginarse de las cosas que había sido víctima, la gente (no sólo los vampiros, eso no era exclusivo de una raza) solía ser muy cruel, abusar del débil, aprovecharse de las desventajas de los demás. Asintió cuando el preguntó si podía perder la voz.

-Si no te atiendes a tiempo es probable, puedes perder la voz o... -no estuvo seguro de continuar, pero si quería ayudar al joven tenía que ser drástico -o morir -finalmente concluyó, aunque era verdad, era una posibilidad remota. Sin embargo el chico seguía reacio a recibir ayuda, tampoco esperaba que de buenas a primera dijera que sí, Daniil podía tener toda la cara de niño bueno que él quisiera pero no iba a cortar de tajo toda una historia de vivir en las calles y desconfiar de la gente.

Se puso de pie y se quedó en silencio, pensando, mirando al chiquillo de reojo.

-Como quieras -se encogió de hombros -pero pareces muy preocupado por no perder la voz y yo podría evitarlo -dijo como si se estuviera despidiendo pero no se movió ni un centímetro, esperando que el niño recapacitara y aceptara su ayuda, se sentía especialmente torpe cuando trataba con chicos tan jóvenes, no tenía idea de cómo lidiar con ellos, pero le gustaba, tenía una especial empatía con los niños, tal vez por su incapacidad por ser padre o porque él mismo se sentía uno.

por **Bufon** Vie Jul 01, 2011 12:48 pm

Su cuerpo se negó a moverse en el instante en que aquel hombre le había dicho que su voz podía desaparecer, en esos momentos era lo único que tenia para el, su mas valiosa pertenencia, era parte de su pasado, de su presente, y esperaba que lo fuese de su futuro, sin embargo aquella persona le había dicho que podía perderlo. Sus ojos miraron hacia otro lado mientras su mente se atormentaba con pensamientos que en realidad no resolverían anda, nunca se había preocupado por una enfermedad, si se recuperaba o no lo dejaba en las manos de su señor, y aunque se cuidaba jamás pensó que podría enfermarse gravemente

- Porque hace esto?-Dijo mirándole con una interrogante en la mirada, sabia el confiar en la gente no era algo que le costase sin embargo el aceptar la ayuda de una extraño se había convertido en tabú desde que vivía en las calles, sabia que no todas las personas eran malas pero prefería mantenerse al margen de cualquier cosa que pudiese ocurrir, sin embargo aquella persona le había transmitido un aura muy cálida y una curiosidad común surgió dentro de el. Coloco sus manos sobre su boca para calentarlas sin quitar la mirada de aquel extraño esperando una respuesta, jalo un poco las mangas de su camisa para que cubriesen duda dedos también aunque aquella tela no fuese lo suficientemente gruesa para mantenerlo caliente- Usted es una persona extraña…- susurro por ultimo mientras bajaba la cabeza y comenzaba a soplar sobre la piel fría

Una ráfaga de viento movió sus cabellos y logro que sus ojos se cerraran, le estaba hablando de nuevo, aunque no sabia que era lo que le pedía, si aceptar la ayuda de aquel hombre o le rogaba a gritos que se alejase, aquel viento siempre era difícil de entender… bueno, el le llamaba viento, otros podrían decirle razón.

por Invitado Mar Jul 05, 2011 12:28 am

Por unos momentos se mantuvo de pie con un semblante que lucía más bien severo hasta que el niño volvió a hablar, eso fue como una pequeña piedra que brinca en dirección a un cristal y lo rompe a penas, pero cuya cuarteadura avanza con el tiempo, la voz del jovencito provocó eso en la supuesta seriedad que quiso mantener por ese instante. Se agachó de nuevo para quedar a su altura y poderle hablar de frente.

-No lo sé –fue sincero al dar su respuesta, ¿por qué lo hacía?, no tenía idea y esa pregunta pronunciada con inocencia podía ser la gran pregunta de su vida, ¿por qué hacía eso?, ¿por qué ayudaba?, ¿por qué incluso cuando la gente claramente no quería su ayuda?, porque algo estaba evidentemente mal con él, eso lo tuvo claro el momento mismo que le rompieron el corazón por primera vez y aún así, incluso así, seguía de pie deambulando por el mundo teniendo la mano a quien creía lo necesitaba, y no importando si después la moneda con la que le retribuían era el desagradecimiento o peor, la traición, a él no le importaba, tenía una necesidad imperante en su vida de ayudar y más cuando se trataba de personas con esta que tenía de frente, claramente vulnerables. Rió cuando se refirió a él como “extraño” y asintió-, sí, me lo han dicho antes –y en todas las formas posibles cabía aclarar, de forma despectiva, y también con aquella entonación que hacía ver que “extraño” significaba bueno.

Aún en aquella posición se quitó el abrigo negro de lana cuando notó lo que el niño intentaba hacer con sus mangas y sin pedirle permiso lo colocó sobre sus hombros.

-Creo que esto te cubrirá mejor –comentó mientras trataba de acomodar la prenda para que no cayera pues era mucho más grande que el niño-, no te voy a obligar a nada, ¿sabes leer?, puedo anotarte mi dirección y puedes ir cuando quieras, si esa tos no mejora o simplemente si tienes hambre, yo… -se quedó callado a mitad de la frase y agachó la mirada-, no suelo tener muchas visitas así que me alegraría si decides pararte por ahí –sonrió con la mirada aún envuelta en sombras.

por **Bufon** Mar Jul 19, 2011 3:18 am

Un mal sabor de boca le quedo después de aquella pregunta al ver el rostro que ponía aquel hombre tan amable, no sabia si lo que dijo era malo, era bueno, o simplemente era algo sin importancia, pero aun así se había quedado con aquel sentimiento que tenia cada vez que decía algo fuera de ligar, no comprendía realmente bien, estaba acostumbrado a decir las cosas tal cual eran pero a menudo recibía reprimendas de los adultos cuando algún comentario llegaba de mala manera a los corazones de la gente, sabia perfectamente que las palabras eran cosas que debía usarse con cuidado y siempre limitaba sus comentarios cuando era consiente de que podían atraer algún problema pero, no sabia exactamente cuales eran así que de vez en cuando se resbalaban de su lengua

- Señor…-dijo suavemente sintiendo la cercanía de aquel adulto y el calor de aquel suave abrigo que colocaban sobre sus hombros y cerro los ojos durante algunos segundos, se sentía muy bien, parecía oler en el aurea aquel ambiente familiar que tanto extrañaba y tanto le hacia falta- Si se leer señor…-contestó nuevamente siendo interrumpido pos un pequeño ataque de tos que le obligo a llevarse las manos a la boca, un suspiro salió de sus labios, sentía que en cualquier momento le sangraría la garganta- Lo lamento pero sabe?? Esta es mi casa ahora, era el la penitencia que tengo que pagar por mis pecados, aceptar su ayuda será como escapar de aquella carga que el señor me a impuesto y con la que e aprendido a vivir-continuo de una manera completamente serena- Pero… claro que iría a visitarle señor, pero le aseguro que si lo hago no será para aprovechar de esa amabilidad suya-termino diciendo esto ultimo de una manera algo mas seria, a el no le gustaba recibir las cosas sin dar un pago a cambio, no porque creyese que la gente no podía ser desinteresada sino porque el simple hecho de ayudar a alguien merecía una recompensa

Lanzo un suspiro al aire el cual salió con dificultad debido a su salud pero que dejo ver como el rostro del pequeño comenzaba a calmarse un poco mientras su mente empezaba a analizar la situación, verdaderamente se encontraba en una situación difícil, necesitaba atención medica pero no debía aceptarla, no quería perder su voz pero si esos eran los designios divinos aunque aceptase la ayuda no sanaría, quería tomar la mano que le tendían pero… ¿Y si lo soltaba cuando mas le necesitara?

por Invitado Vie Jul 22, 2011 4:13 am

Lo miró con expresión complicada tratando de desenredar la maraña de sus palabras hasta que poco a poco la comprensión llegó a él y negó con la cabeza ante sus propias conclusiones.

-No, no, ¿de qué hablas? –la voz le salió más fuerte y severa de lo que a él le hubiera gustado –esto no es designio de nadie, es decisión de sólo una persona… -pausó para enfatizar lo que decía –de ti –lo golpeó suavemente con el dedo índice en el pecho, respiró profundamente para calmarse-, en todo caso, ¿no crees que Él me puso en tu camino por algo? –debía usar su lógica para convencerlo, aquel otro ataque de tos que lo volvió a asaltar confirmaba que necesitaba ayuda y con apremiante urgencia. No sabía qué hacer o qué decir para que confiara en él, peor si estaba al tanto de que era un vampiro, lo miró a los ojos y en ellos vio no sólo los estragos de la enfermedad, también la pesadumbre de una corta pero difícil vida y su desesperación por ayudarlo aumentó.

-Bien… -dijo y sacó un trozo de papel del bolsillo interior del saco que ahora se había quedado, ya que su abrigo lo tenía el chiquillo –te anotaré mi dirección, pero sería mejor si me acompañaras hoy –insistió en ese punto, estaba muy mal y una noche más a la intemperie podía hacer la diferencia –te daré medicina y una cena propia, podrías quedarte si quieres –sacudió la cabeza y suspiró pesadamente –sé que es complicado pensar que hago esto desinteresadamente, pero créeme, no quiero que pierdas tu voz, o peor –no quería enterarse después que ese niño indefenso moría en las calles mientras a nadie le interesaba. Lo miró expectante, esperando que ese último intento rindiera frutos, o al menos le hiciera ver que el jovencito dudaba en si ir o no, eso ya sería un gran avance.

No podía entender que un niño tan pequeño y que claramente ha sufrido tanto tomara aquella difícil vida como un designio de Dios, y que por ello de dejara morir, porque eso era lo que estaba haciendo. Su relación con la divinidad y la religión era complicada por decir lo menos, pero había veces, como ésta, en que unos deseos enormes de abandonar de plano la fe se apoderaban con saña de él, cuántas tonterías se podían hacer en nombre de Dios.

-¿Qué dices? –su expresión se relajó, lo que menos quería era asustarlo, quiso adoptar nuevamente un semblante amable y cálido que le brindara confianza.

por **Bufon** Dom Ago 14, 2011 4:15 pm

Escucho dentro a un montón de cristales rompiéndose mientras las tos causada por las inclemencias del clima no parecía querer parar, dentro de su cabeza resonaban las palabras del mayor, tal vez tenia razón, tal vez las cosas se podían arreglar si iba con el y dejaba que le ayudase, tal vez era parte de los designios del señor el que se encontrasen aquella terrible noche y su estado de salud era una señal que le indicaba que debía seguirle, un montón de pensamientos esperanzados y dudas absurdas invadieron la calmada mente de Bufón logrando que por primera vez en su vida cuestionase sus propias decisiones

-Estos son mis pecados y debo cargar con ellos solo, todas las cosas malas que eh hecho durante mi corta vida están siendo pagadas de esta manera y odiaría pensar que mi propia existencia le trajese algún mal a los demás, odiaría sentir que soy culpable de las desgracias que le ocurren a las personas que quiero nuevamente- dijo mientras su voz comenzaba a quebrarse poco a poco y los recuerdos de su viejo hogar volvían de manera lenta y dolorosa invadiendo nuevamente su corazón y su memoria, aun podía escuchar las voces del coro de la iglesia cantar por las mañanas, aun podía sentir la calidez de los rallos del sol tocando su rostro mientras descansaba en una pequeña pero cómoda cama, llegaron a el los rezos de aquel viejo obispo que fue como el padre que nunca tuvo y que le cuido hasta el ultimo día de su muerte

Levanto el rostro lentamente con una expresión de terror y tristeza, mientras observaba el papel que le había sido extendido, sus instintos comenzaron a lanzar señales de alarma por todos lados empujando rápidamente las manos del extraño y la ayuda que este le ofrecía, ¿Una cena propia había dicho? ¿Quedarse tal ve? Imposible!!!

-No quiero ser grosero ni micho menos pero no necesito su ayuda, me e cuidado yo solo este tiempo, tengo un lugar donde dormir y un trabajo aunque humilde, muy honrado, por favor váyase de aquí, no quiero verle mas, no quiero que se vuelva a acercar a mi-Su voz sonaba triste pero decidida, jamás hubiese querido que las cosas terminasen así pero la posibilidad de volver a encariñarse con alguien igual que lo hizo con su iglesia y con la gente con quien compartió su niñez le había aterrado al punto de preferir cualquier cosa, incluso la perdida de su voz, antes de que volviese a suceder- Yo ya no soy un niño y no necesito a nadie a mi lado para sobrevivir, mucho menos la caridad ajena-Un sentimiento de suciedad le invadió en ese instante revolviéndole el estomago por completo, casi podía verse a si mismo escupiendo brea y desperdicios por la boca… Así que así sentía mentir…

por Invitado Mar Ago 16, 2011 8:47 pm

Si algo debía admirarle era la fuerza que tenía para apegarse a sus creencias, para aferrarse a ellas, ya muchos hombres adultos quisieran esa firmeza en sus convicciones. Era un tipo paciente pero empezaba a encontrar absurdas las palabras del chiquillo, sin embargo tenía que controlarse y mantenerse impasible ante la terquedad del niño;, nadie tan joven debía hablar de ese modo, creía que sí, viviendo en las calles sus experiencias eran más y diferentes, más complicadas, que se envejece y madura más rápido, pero aún así era muy joven, demasiado como para creer que debía pagar por sus pecados. ¿Qué pecados podía tener un niño tan joven?, además, de ser de ese modo, tenía la vida por delante para redimirlos, eso claro, si aceptaba ser atendido, porque sino no habría vida venidera alguna, sin embargo parecía reacio a aceptar ayuda.

-No creo que este sea el pago que tu dios esté buscando por cualesquier que sean tus pecados –dijo con tono severo-, de ser así no me habría puesto en tu camino, ¿no crees?, es demasiada coincidencia que te toparas conmigo y con nadie más, yo que soy médico y tengo la solución a tu enfermedad –su semblante fue el mismo, pues si flaqueaba una pizca tal vez no conseguiría su cometido, el de finalmente ayudar al muchacho.

Dio un paso hacia atrás cuando el jovencito pidió que no se le acercara, tampoco quería asustarlo, o forzarlo a algo que era evidente que no quería, tuvo que contener un risa pues no quería parecer que se estaba burlando, pero era definitivamente gracioso escucharlo decir que ya no era un niño, ¿entonces qué se suponía que era?

-Sólo guarda el papel, tal vez algún día lo necesites –insistió-, y has hecho un buen trabajo cuidándote hasta ahora, pero debes entender que en la vida a veces necesitaremos ayuda, no seas tan necio –a pesar de sus palabras, y su rostro que aún denotaba severidad, sus palabras fueron suaves, pues era un consejo y quería que fuese escuchado como tal, no como una orden o una amenaza.

-Recibe mi ayuda y luego me pagas como puedas –ofreció –de ese modo no será caridad, mi intención no es ofenderte –su voz se deslizaba por el tono paternal que raramente usaba y el del médico que era, esa voz profesional que había aprendido a perfeccionar con los años, esa que tiene que dar terribles noticias de enfermedades terminales y seguir sonando cálida y amable, lo cual resultaba no sólo una habilidad muy propia de un vampiro con sus años, sino algo único. Su amigo le había dicho que la gente le pagaba por decirles que se estaban muriendo, y que lo hacían con gusto. No sabía si era halago o no, pero era algo, una habilidad que nadie más tenía.

por **Bufon** Mar Dic 27, 2011 3:06 am

Algo en aquella conversación no se sentía correcto, durante su corta vida había aceptado las cosas que le llegaban y las que le eran arrebatadas, nunca se había quejado de nada ni de nadie, ese no era su estilo, prefería pensar que el señor hacia las cosas por alguna razón y que en realidad al final del camino había algo bueno para todos, una pequeña gota de felicidad que lograría que todo el sufrimiento valiese la pena, que desapareciese todos los golpes y cerrase las heridas, que fuese capaz de calmar la sed se vivió durante toda una vida… sin embargo algo raro estaba pasando con él, algo inexplicable y no le gustaba, hacía dos años, aquellas personas a las que consideraba su familia habían sido asesinadas en medio de un enfrentamiento entre dos razas distintas, en aquel momento él no había podido dejar de rezar por sus amigos muertos y por aquellas personas que había terminado con sus vidas, inexplicablemente se había sentido terriblemente afligido en el momento en el que el sol salió y vio varios cuerpos ajenos a la comuna de la iglesia desvanecerse al contacto con este, transformándose en cenizas y desapareciendo mientras otros tantos que parecían monstruosos animales recobraban sus formas humanas mostrando rostros comunes, todos ellos eran hermanos, hijos, padres, novios, esposos, sobrinos nietos… la perdida no había sido solamente suya, todos aquella noche había perdido cosas valiosas, seres queridos, y todos los sobrevivientes sufrirían por algo que simplemente no tenía sentido, los causantes eran diferentes, no eran humanos y eso lo había sospechado… no, lo había sabido desde el momento en que decidió dejar que aquel reducido grupo entrase a la iglesia a descansar, el jamás hubiese imaginado que algo así ocurriría sin embargo el sabía perfectamente que si volviese a ocurrir el actuaria de la misma manera…

O eso quería creer, a decir verdad aquello le estaba preocupando un poco, aun cuando hace dos años el fácilmente hubiese aceptado la invitación de aquel extraño a su casa ahora las cosas eran diferentes, él estaba dudando, aun cuando tenía tantas ganas de ir, de dormir en una cama caliente y tener un poco de comida en su estómago se había mantenido firme en su idea de penitencia, durante el tiempo que había estado en la calle haba pasado por muchas y cosas, casi tantas como las que había hecho, cuando vivía en la parroquia jamás se creyó capaz de tomar aunque sea la basura de alguien más y ahora se encontraba a sí mismo en las calles robándole a la gente sus pertenencias, claro, él nunca había gastado nada que no se hubiese ganado porque todo lo que tomaba terminaba regresándolo, pero eso solamente le hacía sentirse más sucio, el simplemente hacia sufrir a las personas una angustia innecesaria para después regresarles el sueño, si, su camino se había estado torciendo desde el momento en el que puso un pie fuera de las paredes de la parroquia.

- Porque yo?-pregunto repentinamente, sus palabras habían salido justo en el momento en el que las pensó, pero la idea había comenzado a revolotear desde hace mucho en su cabeza aun cuando el no pudiese darse cuenta, probablemente estaba siendo meticuloso pero el tenía que saber, tenía que escucharlo de la boca su acompañante porque si él no contestaba probablemente estaría todo el resto de la noche y las demás pensando en una posible explicación ante la amabilidad de aquel ser, el no dudaba de sus buenos sentimientos pero muy en el fondo si de su integridad mental- No había nadie más en este callejon a quien quisieses llevarte? No hay nadie más en esta ciudad a quien quieras ayudar?.ahí estaba de nuevo, aquella vivora sucia en su interior que se retorcia luchando por salir, luchando por llenarlo con su oscuridad, negó con la cabeza suavizando su mirada nuevamente- lo siento es solo que… es extraño…-el quería preguntarme muchas cosas aun, el quería saber más antes de aceptar irse con el

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