I'm nott gonna hurt you... [Zavannah]

Sus pies corren rápidos por aquellos campos desiertos que recuerda a la perfección debido al mucho tiempo que pasó en ellos cuando recién había llegado de Rusia, ahí era donde se juntaban todos aquellos necesitados, sin hogar, despreocupados, los que lo acogieron sin preguntas ni malas caras, aquellos a los que la gente llamaba gitanos.
El ojo humano no es capaz de distinguir el cuerpo del vampiro, su velocidad es mayor a la de cualquier otro ser sobrenatural, su mirada se concentra en un árbol, aumenta la velocidad, se prepara y salta sin pensarlo dos veces logrando quedar agarrado sin mayores problemas, el sol se escondió hace ya dos horas, el vampiro está despierto hace una, pero hace tan sólo minutos que salió de la capilla en busca de una víctima, necesita alimentarse, la sed de sangre lo corroe, lo vuelve loco, lo convierte en otra persona. Sus colmillos comienzan a crecer, su nariz ya percibe un aroma extraño, proviene de una mujer, no le cabe la menor duda.

Con rapidez visualiza otro árbol cerca, comienza a trasladarse de árbol en árbol para dar con la esencia detectada, una media sonrisa de satisfacción aparece en sus labios al encontrarla, se cerciora de que esté sola, no quiere derramar más sangre, no es necesario, mas sabe que si hay otro humano cerca mientras él se alimenta no le quedará otra que acabar con él también, no por gusto, sino porque una vez la sangre comienza a fluir por sus venas le es imposible parar, la única forma de controlarlo es matar de a uno y calmarse antes de estar en presencia de otra persona nuevamente.

Salta del árbol, cae atrás de la mujer con sigilo, una joven, posiblemente de dieciséis o diecisiete años, el vampiro no lo lamenta, mas Vladik llora por dentro al saber que acabará con la vida de una indefensa criatura. Sus colmillos penetran la tibia piel de su cuello rompiendo la yugular antes de que la niña pudiera hacer algo al respecto, ni siquiera un grito alcanza a salir de sus labios pues la mano del joven ya está sobre su boca impidiéndole pedir ayuda.
Sus labios succionan la piel como si de una mamadera se tratara, sus ojos se cierran deleitándose con el sabor, su mano desocupada toma la cintura de la pequeña acercándola más a su cuerpo para poder sentir su calor, pequeños gemidos escapan de su boca sintiendo como la sangre no para de fluir proporcionándole todo el alimento que necesita.
La joven poco a poco se debilita, sus rodillas ya no pueden sostener su peso, sus ojos comienzan a cerrarse, su sangre disminuye a tal punto de ya no ser suficiente para el vampiro, su corazón está dando sus últimos latidos. Bum... Bum... Vladik la suelta antes de que dé su último suspiro de vida, se pasa la lengua por sus labios saboreando los restos de sangre que los rodea, abre sus ojos con lentitud mientras se pasa los dedos por la comisura de sus labios limpiando todo rastro de sangre que no fue sacado por su lengua, mira al suelo para ser testigo del último movimiento de la joven antes de abrazar a la muerte, curiosamente se siente lleno, no desea seguir matando, por ahora su ración está completa.

Toma el cuerpo de la muchacha con el fin de ocultar ese cuerpo inservible, camina mirándola por un momento para luego, con suavidad, desviar su mirada al frente quedando paralizado, ¿de dónde salió esa criatura? ¿Cómo es que no la sintió? Una mujer de largos cabellos y cuerpo de en sueño estaba justo frente a él, por inercia suelta el cuerpo escuchando como se desploma en el suelo como si fuera un verdadero saco de papas - Este... yo... - el muchacho no sabe qué hacer, no tiene hambre, no desea beber sangre, Vladik sin esos ataques de ira no es más que el tímido chico de dieciocho años que a penas sabe hablar francés - ¿hace cuánto estás parrada ahí? - estúpida pregunta con acento ruso, sin embargo no puede no realizarla, algo en él le dice que debe matarla, no puede dejarla viva si ha visto lo que ha hecho... no puede defraudar a su padre.

Saber que era una muchacha fuerte no tenía nada que ver a escuchar como las articulaciones del cuello sonaban de aquella manera, el muchacho intentó mover su cuello imitando el movimiento de Zav sin lograr el mismo efecto ni por asomo por lo que se vio obligado a fruncir el ceño ante la cruel derrota frente a una gitanita sensual. Una sonrisa de incredulidad asomó a sus labios al tiempo que movía su cabeza sin poder entender a la humana que estaba a su lado, sinceramente el muchacho pensaba que era una en un millón, debía admitir que no había tenido la oportunidad de conocer muchas mujeres, si embargo después de haber cruzado su camino con el de ella no tenía ganas de conocer a otras más tampoco.

Siguió caminando como si nada cuando sus brazos envolvieron los de él tratando de permanecer inmutable ante su tacto aunque estuviera muriendo por abrazarla, la sorpresa lo había invadido de forma inmediata ante tal gesto, mas no quiso hacer comentario ni movimiento alguno, no quería poner incomoda a la joven por nada del mundo, ya había comprobado con creces lo impulsiva que era así que tentar a la suerte era algo demasiado poco certero a estas alturas, lo mejor era seguir tal cual estaban en estos momentos. - Lo prometo - una sonrisa tierna apareció en sus labios ante la comprensión de la muchacha, al parecer sus expresiones eran más claras de lo que él pensaba pues no había esperado que ella se diera cuenta de lo mucho que le había incomodado su pregunta - ¡Ey! - una exclamación entre risas se dejó escuchar al tiempo que Zavannah tomaba la mano de Vladik dejándolo sorprendido y receloso al no saber qué era lo que se proponía exactamente - ¿Eing? ¿Cómo has sabido qué edad tengo? - El muchacho la miró evidentemente sorprendido ante su descubrimiento y como si él pudiera hacer lo mismo se puso a ver la palma de su mano sin entender ninguna de las lineas que allí se formaban.

Frunció el ceño tratando de encontrarle algo de lógica al acto de Zavannah, sin embargo antes de que pudiera llegar a algún tipo de explicación razonable tuvo que presenciar como la pequeña terminaba de bruces en el suelo provocando que su interior se debatiera entre la risa y la caballerosidad inclinándose por esta última. Sin decir palabra se agachó hacia ella para ayudarla a levantarse, sin embargo la pequeña demostró que era demasiado autosuficiente, pues se levanto sin su ayuda dejándolo ridículamente arrodillado y con una expresión de evidente desconcierto en el rostro. En igual silencio volvió a su postura original dejando en evidencia su imponente altura una vez más mientras no perdía detalle de todas las palabras que salían de la boca de Zavannah las cuales eran... demasiadas.

Otra vez su ceño se frunció ante los comentarios de la pequeña, pero esta vez no era por razones graciosas, interesantes o por la extraña forma de ser de Zavannah, sino por su evidente falta de autoestima, o, en su defecto, por el hecho de asumir que en su casa no poseían espejos, ya que al parecer la muchacha jamás se había visto a uno si es que se atrevía a describirse de esa forma - Tienes toda la razón - sonrío Vladik apresurando el paso para quedar frente a ella y caminar hacia atrás con tal de verle el rostro, específicamente los ojos, mientras hablaba - No eres hábil, eres osada; no eres bonita, eres hermosa; no perteneces a la clase alta, porque no eres hipócrita, dices las cosas como son, algo que ellos sólo sueñan con hacer y evidentemente no eres como todas las otras chicas, porque ni por asomo alguien podría llegar a pensar que eres una mujer común y corriente - detuvo sus pasos haciendo que ella también se detuviera para poder tomar su barbilla con su mano derecha provocando que los ojos de la pequeña no se desviaran a ningún lado y así poder penetrarlos con su mirada - Eres una en un millón y aquel que sea tu pareja deberá tenerlo en cuenta pues cada noche tendrá que darse con una piedra en el pecho por tenerte a su lado. - los ojos de Vladik brillaban cual fuego vivo, algo extraño se había apoderado del muchacho provocando que dijera exactamente las palabras que quería expresar, sin embargo rápidamente bajo la mirada volviendo a su típica timidez soltando el rostro de Zavannah con delicadeza para volver a caminar a su lado sin saber qué hacer o decir para poder enmendar el error que había cometido, había cruzado la linea, ella no le había dado la confianza suficiente como para decir todo lo que había dicho - lo siento... no quería incomodarte - se metió las manos en los bolsillos del pantalón dejando sus pulgares afuera pues las carteras no eran tan grandes, al haberle pasado el abrigo a Zavannah él sólo había quedado con una playera, mas no sentía frío, era imposible sentir frío a estas alturas. - yo creo que tu tía tiene razón - sonrió tímidamente tratando de volver al tema principal - y a mi me has de servir para encontrar el camino a casa, que no se te olvide - bromeó aún con la timidez latente - ¿tienes frío? - preguntó al no saber qué más hacer - ¿Te parece si hacemos una fogata o algo así? - Los vampiros odiaban el fuego, pues era una de las formas en las que podían morir, sin embargo Vladik confiaba en que la muchacha no lo tirara a la fogata para comérselo al palo.

La reacción de la gitana ante sus comentarios para nada acorde a la situación, eran más que entendibles por el pequeño vampiro, aún así le dolió el hecho de ser testigo de como sus primeras palabras cariñosas absolutamente sinceras eran tomadas de esa forma por Zavannah, era justamente por esa razón por la que prefería callar, ser un chico tímido, no compartir con nadie y seguir su camino sin complicaciones... encariñarse con los demás era algo demasiado doloroso en todos los sentidos de la palabra, si ya era doloroso cuando era un humano, no quería ni imagiar cómo sería siendo un vampiro, en donde la eternidad era su fiel amiga, la soledad su única acompañante y el miedo su única arma.
Lentamente se alejó de la muchacha al tiempo que escuchaba sus palabras sobre el amor y las relaciones de pareja sin decir palabra alguna, su forma de ser tímida estaba volviendo a tomar control de su cuerpo, algo que él no quería en lo absoluto, pues se convetiría en un hombre monosilámico completamente aburrido, sin ningún tipo de atractivo para la muchacha. Soltó un suspiro inaudible siguiendo los pasos de la morena que ya haían vuelto a tomar el rumbo.

Una vuelta, dos vueltas, tres vueltas... Vladik casi se mareó. Definitivamete el puesto a la chica interesante de París se lo estaba llevando con creces esa pequeña gitanita que de una conducta desafiante había pasado a la más infantil que el muchacho había visto nunca, verla jugar de esa forma le había recordado aquellos años en los que sus hermanas lo usaban como un juguete más, ¿qué diría Zavannah si supiera que él había jugado a "tomar el te", con dos pequeñas de cinco años, más veces de las que estaba dispuesto a admitir? Sin poder contenerlo una sonrisa alegre, como hacía mucho tiempo no resplandecía en su rostro, se dejó caer en el pequeño reflejándose de inmediato en sus ojos al recordar a las gemelas, noche tras noche lo único que pedía era poder recordar sus rostros hasta el día de su muerte, recordar el por qué estaba ahí y cuál era su propósito en esa inmensa y hermosa ciudad.

Un chasquido lo sacó de sus pensamientos provocando que moviera la cabeza rapidamente volviendo a la realidad en cuestión de segundos - Eh, si, claro - murmuró abriendo los ojos al máximo al sentir aquellos bracitos al rededor de su cuerpo de forma fugaz, había sido un contacto tan leve, quizás para nada significativo en la vida de Zavannah, mas el hecho de que hubiera salido de ella, absolutamente espontáneo era más que suficiente para la mente de Vladik quien se volvió a sentir contento tras el ingenuo movimiento.

Apenas llegaron a un lugar ídilico el rubio comenzó a juntar leña tardándose apróximadamente tres segundos en hacer una ruma considerable para mantener un buen fuego, sólo esperaba que la morena no intentara hazarlo al palo. Una vez estuvo todo arreglado buscó dos piedrecitas, se sacó un poco de pelo y comenzó a hacer fuego el cual no tardó en prender. - Ya está - sonrió de forma inconciente - ¿Vendrás a sentarte a mi lado o no? - preguntó intentando bromear, intuía que lo que ella le había pedido olvidar eran sus palabras totalmente fuera de lugar, así que desde ahora trataría de hacer los menos comentarios posibles acerca de la hermosura que poseía ante sus ojos, por ahora sólo se enfocaría en conseguir un próximo encuentro - Esto es más caluroso de lo que recordaba - comentó cerrando los ojos haciendo una mueca algo preocupado por lo que el fuego podía hacerle a su integridad vampírica - Más te vale no intentar matarme - bromeó volviendo a abrir sus ojos para poder observar el rostro de aquella hermosa mujer que lo incitaba a hacer cosas que ni cuando era un humano había pensado en hacer.