Trío…. [Privado]

La joven cortesana sonreía aún con lujuria y deleite al despedirse de aquel hombre que la había hecho vibrar de cuerpo entero, que la había hecho viajar hasta la luna y las estrellas, de aquel hombre que a cada segundo que la poseyó sus ganas aumentaron, su deseo y su pasión se desbordo deshaciéndose por complacer a ambos cuerpos bajo el calor de las sabanas y de sus propios cuerpos, de aquel hombre que le prometió siempre hacerla vibrar y estallar de placer y que le juro siempre tratarla como una dama a cambio de disfrutar del cuerpo de la joven como si él fuera el único hombre en su vida, como si él fuese el hombre al que la mujer escondida detrás de la cortesana amara aunque esto fuese una vil farsa. Clientes como este eran los que encabezan la lista de hombres sedientos de placer de la muchacha a cambio de una muy buena paga. –Monsieur sepa que siempre estaré ansiosa esperando su regreso…cada noche habrá un espacio para usted si así lo desea- fueron las palabras de la joven cortesana quien aún contenía el aliento extasiada por el placer recibido. Algo en su interior le pedía a gritos que no lo dejase ir que continuara dándole y recibiendo ese placer que el caballero le hacía experimentar pero ese no era su papel si él había quedado complacido y satisfecho esta noche nada le quedaba por hacer más que esperar por su regreso para volver a tenerlo entre sus piernas.

Parsimoniosamente se ducho, se vistió, se maquillo, se peino, se perfumo y bajo de nuevo hasta el salón aún sintiendo unas ganas inmensas por ser poseída de aquella manera en que ese hombre lo había hecho minutos atrás. Sentada sobre uno de los taburetes frente a la barra Laisha jugaba con la copa de vino que amablemente el cantinero le acerco apenas tomo asiento. Contemplaba las pequeñas ondas que se formaban al girar lentamente en círculos la mano que sostenía la frágil copa de cristal mientras esperaba a que uno de esos millonarios insatisfechos en sus hogares acudiera en busca de una buena compañía y de una buena noche de sexo. Ahí estaba ella más que dispuesta a satisfacer hasta los más bajos instintos de su próximo cliente.

-Nadie que valga la pena- le guiño el ojo y le sonrió en total complicidad recordando lo bien que la había pasado juntos. Encantada por la verdad de su respuesta porque así era, a pesar de ser su trabajo proporcionar placer a cualquiera que se lo solicitaba no era lo suyo, la mayoría de las veces era ella misma quien se daba el lujo de elegir a sus clientes y no ellos a ella, no cualquiera podía gozar y disfrutar de sus caricias y placeres, ese era el plus que su belleza, su juventud le brindaba.

Laisha se relamía los labios ante la propuesta y la evidente envidia de sus compañeras por tal propuesta del joven y misterioso cortesano del que Laisha ya tenia la dicha y el placer de haber gozado y del cual encantada volvería a disfrutar una y mil veces –Encantada de repetir- respondió relamiéndose sensualmente los labios mientras notaba como la vista se le iba hacía el joven que se sentaba al lado de la muchacha. Lo miro de soslayo notando que se trataba de otro de sus compañeros al cual solo conocía de vista. Una idea paso por la mente de Laisha. Sonrió de lado mientras un mohín seductor se dibujaba en sus labios –Si quieres puede ser un juego de….- apretó sus labios para no decir más ante los espectadores pendientes de lo que entre Laisha y Keith sucedería y solo miro una vez mas de soslayo al joven atractivo que acababa de sentarse a su lado -….de tres- se acerco y susurro a su oído. Se giro y le sonrió al joven solitario a su lado –Buena noche…¿aburrido?....¿nada de clientes?- sonrió divertida por haber preguntado exactamente lo mismo que Keith le había preguntado a ella.