Noche de fiesta [Perçeline]

por **Benjamin Griezmann** Dom Ene 01, 2012 4:21 pm

Benjamin ni siquiera estaba seguro de cómo había empezado todo. Tras cenar él y algunos de sus recién conocidos amigos parisinos habían decidido ir a una taberna a tomar alguna copa de vino y hablar de literatura, política o cualquier otro asunto trivial. Todos asegurando que sería algo breve, para disfrutar de la compañía y volver pronto al hogar. Pero poco a poco y tras varias jarras de vino se habían dado cuenta que todos eran jóvenes (más o menos), solteros (bueno, uno estaba casado, pero para el caso era lo mismo) y que habían cobrado hacía poco un extra en el ayuntamiento. Así que lo que se disponía a ser una breve y tranquila reunión acabó siendo una vorágine de alcohol y otras sustancias, de la que Baco se habría sentido orgulloso. Ahora, varias horas después y tras haber bajado el vino decidieron poner dirección a uno de los muchos prostíbulos parisinos.

Benjamin entró en el local mientras silbaba una alegre canción, feliz ante la perspectiva de yacer junto a alguna hermosa cortesana curtida en el arte de dar placer a los hombres. A pesar de todo el alcohol ingerido se mostraba sereno y razonablemente dueño de sí mismo, aunque le costara pronunciar de vez en cuando alguna palabra. Vestía con ropas sencillas, propias de un funcionario: pantalón largo, camisa blanca con algún remiendo y un abrigo negro, todo aderezado con una linda mancha de vino en la espalda, propina de uno de sus compinches.

En fin, mientras el grupo se iba desperdigando, cada uno en busca de alguna buena moza con quién pasar la noche, Benjamin se acercó a la zona de la barra y pidió una nueva jarra de vino, que pagó en el acto. Mojó los labios en él para saborearlo, le dio el visto bueno (a aquellas horas tampoco se iba a poner demasiado exquisito) y empezó a deambular por el salón, observando a las muchas mujeres (y sus futuros clientes) que había por allí repartidas. Por un lado su faceta de escritor le obligaba a fijarse en los detalles que pudieran ser útiles para cualquier historia. Por otro su parte de hombre soltero que llevaba bastante tiempo sin catar hembra le hacía prestar más atención a detalles más carnales…

por **Perçelínne Grace** Jue Ene 05, 2012 5:05 pm

De noche y como si se tratase de un día más, Perçelínne trajo consigo el ánimo levantado hacia delante. Bostezo un poco sentada en su habitación, en el borde de la cama que estaba cubierta con aquellas sabanas de seda aguamarina ¿Qué pasaría hoy? La verdad no mucho, nada podría volver a igualar aquello de aquel misterioso brujo, que después de demostrarle sus dotes en la cama, ella cayó exhausta, pero satisfecha...satisfecha era poco la verdad. Se miro en el espejo bien coqueta, ella normalmente, pasaba un peine por su pelo y nada más, no se distraía en muchos detalles, su guardarropa no era el más detallado de sus compañeras de rosa que daban placer a los clientes de París.

No, no quería pensar en su último cliente, se pondría a llorar. La hizo llorar como una puta, callada como lo era, ella a callar y a sentir, ella a demostrar lo que sabía hacer como cortesana que era, solo sabía dar placer a los clientes. No pensó en el, ni pensaría en nadie mas como algo mas. Aquella persona, aquella persona que le dio placer y él se aprovecho de ella, ¿tenía que pensar en ella? No, no tenía porque hacer eso. Ella seguiría tal y como estaba, sola y dando placer como su oficio le requería.

Después de media hora andaba distraída por el burdel, miraba a todos los clientes que se juntaban con las bellas cortesanas del burdel. Solo quería volver...No, no mas con esa persona. Se fue hacia la barra, quería algo para desfogar, para quitarme la pena de en medio. No fue nada serio aquella mañana, que desde hoy, se convertían en cinco días atrás en el pasado.Le sirvieron un whisky doble con ginebra. Algo fuerte para empezar, miraba a los alrededores y entonces su mirada paró en un hombre medio calvo, de piel tostada y ojos marrones. Escondió su desaliñado rostro de aquella mirada neutra, no quería mas palabras ajenas intercambiando con las suyas.

Volvió a mirarlo, pero enseguida la quitó. Una sonrisa asomo en sus labios, a escondidas y coquetamente retiro su pelo de la cara. Suspiro y dio un trago, pero no hizo ningún movimiento mas. Perseguir a sus presas, no era su estilo. Rio y dio de nuevo otro trago. Estaba delicioso.

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