Te protegeré porque eres un cliente [Privado]

Había tenido unos días muy ajetreados, quizás incluso demasiado. Los problemas que había tenido no hacían más que aumentar...hasta un punto bastante alarmante. Aparte de mis deberes como baronesa tenía que lidiar con mis deberes como hechicera, y encima también con mis deberes como buena samaritana...y todo eso me había llevado a un desagradable interludio que prometía convertirse en algo bastante horrible, en la luz de una vela que amenazaba con convertirse en una fiera llama que podría destruir mucho y salvar poco.
¿Que en qué consistía mi pequeño problemilla? Me las había topado con un cambiaformas estúpido que quería algo que yo no le podía dar. Un estúpido cambiaformas que había hecho algo tan horrible que me daba asco recordarlo. Yo le había atacado y él me había atacado. La historia era muy larga...algo que debía explicarle a la persona a la que había tenido que solicitar protección.
No había tenido más remedio que hacerlo. Era algo casi más arriesgado todavía, pero no había tenido más remedio. Era lo más seguro y lo más arriesgado al mismo tiempo. Solicitar la protección de un inquisidor era lo que más alejaría las sospechas de mi humilde persona. Aunque podría ser lo más tonto si no me andaba con cuidado.
Había oído hablar de él en varias ocasiones...estaba muy bien recomendado. Así que le mandé una carta y cuando llegó el día acordado me puse un vestido oscuro y sencillo, me recogí el cabello en un moño con tirabuzones negros y salí hacia una de las cafeterías, dónde me senté a esperarle.
No tardó mucho en llegar aquel caballero, que llegó, le besó la mano y se sentó delante mía. Le sonreí con cordialidad. El pobre parecía medio dormido. No me extrañaba, para algunos aquella hora era demasiado temprano.
-Buenos días...-le respondí. Luego dije.-no pasa nada. De todos modos hay tiempo de sobra...-luego le dio un sorbo a la bebida que ella había pedido y esperó un poquitín, para que bebiese un poco más, antes de hablarle de aquel cambiaformas.
Le observé un ratito en silencio mientras tanto. Desde que un inquisidor...y vampiro había intentado matar a mi familia, le tenía una rabia tremenda a la Inquisición. Me había parecido desde entonces increíble que algunos de los que pertenecían a la Inquisición fuesen así, con un aspecto tan...amable, apuesto. Parecían buenas personas, hasta que tocaba el momento de matar.

El joven me sonrió, ahora un poquitín más despierto, y me preguntó cuál era mi "problema". Ladeando la cabeza, me dispuse a contarle el problema que tenía con aquel cambiaformas.
Pero entonces, antes de comenzar a hablar, me detuve en seco. Se me acababa de ocurrir algo de repente...una nueva idea.
Era una situación perfecta...¿por qué no aprovecharla? ¿Qué sentido tenía hacer qué buscase a un estúpido cambiaformas? En el fondo había otra cosa qué sería muchísimo más útil, otro trabajo qué nos libraría de una carga muchísimo más grande. Decidí pedirle al cazador qué buscase al...vampiro qué había atacado a mi familia. Aquel vampiro qué sedujo a mi hermano y que intentó matarnos a todos. Sí...ese mismo vampiro trabajaba como cazador, y por eso había intentado matarnos. Pero era cierto que ese mismo vampiro era culpable de varias cosas que probablemente le interesarían bastante a la Inquisición. Y si le encontraban a él quedaría resuelto de paso el problema del cambiaformas. La cosa vendría sola.
Así que decidí comenzar a relatarle el problema.
-Pues verá...-comencé a hablar, tratando de encontrar las palabras adecuadas-Tenía que hablar con vos para buscar a un vampiro...un vampiro miserable qué mató a mi familia hace varios meses...-me estremecí tratando de ahogar un fingido sollozo. Luego me arrepentí. No sentía tristeza ante lo que había hecho ese vampiro. Más bien rabia.-Un vampiro que sedujo a mi hermana y qué luego trató de matarnos a todos. Tengo la sospecha, y creo que algunas pruebas de que pueda hallarse en París...es probable que me halla seguido...-dije inspirando y respirando hondo. Luego comencé a hablar más de él.-Se llama Marcus, es de pelo castaño...y un maldito...-me mordí el labio inferior tratando de no soltar la palabrota qué había estado a punto de soltar. Era un cabrón. Pero una dama no debía decir esas cosas.-creo que era de Alemania, por su acento, aunque habla francés arrastrando un poco las palabras. Siempre...siempre viste de negro y además es un maldito sádico. Un demonio al que le gusta jugar con la comida. Si le cuento lo que hizo aquella noche...-agaché la cabeza tratando de no recordarlo-Y tengo aquí otras pruebas de cosas qué hizo...¿se las enseño?-dije sacando la bolsita en la que normalmente llevaba mis pociones. Pero no las llevaba esta mañana. En vez de pociones llevaba otra cosa aún más interesante.






Off: Siento la tardanza.

Cuando fue la última vez...justo en cuanto lo dijo traté de evocarlo en mi memoria, evocarlo con toda la nitidez posible, rescatarlo de mis recuerdos, que había tratado de esconder o de mantener en algún rincón apartado, más no olvidarlos, puesto que nunca jamás había sido partidaria de esas cosas. Olvidar los recuerdos más horribles no suele ser buena idea, porque sabía de primera mano que pueden florecer así, de repente, cuando les da la gana, así, porque sí, por haberlos reprimido. Y pueden reaparecer de cualquier manera, tanto en un recuerdo repentino como en un sueño. En un sueño. Sobre todo en un sueño, dónde solían aparecer los deseos más reprimidos y oscuros de la mente.
Y en el complejo mundo de los sueños podía aparecer cualquier cosa, cualquier emoción, cualquier sentimiento, cualquier...deseo. Cualquier cosa. Por eso no era buena idea esconder los recuerdos más oscuros en lo más recóndito de la mente.
Es justamente por eso mismo por lo que no me costó mucho rato evocar esos recuerdos. Como si hubieran sucedido ayer, justamente ayer, y no hace más de un año.
-Fue hace casi un año-comencé a decir-En Edimburgo, en nuestra mansión. Allí, en una noche de verano, cuando trató de matarnos a todos. Mi hermana entró con él en casa, le habíamos invitado a cenar aquella noche porque pensábamos que harían un anuncio especial.-dije recordando la cena, su entrada, su exquisita educación...la mirada que nos lanzaba a todos de vez en cuando, con los ojos brillantes, anticipadores-Al principio fue todo bien, muy normal. Se mostró educado...agradable, condenadamente refinado y mi hermana andaba como loca, feliz, por lo que pensamos que quizás anunciarían su compromiso aquella noche. Pero justo cuando acabamos de cenar se levanto...mostró sus colmillos y se echó encima de una de mis doncellas. Y lo que se sigue ya podrá imaginárselo. En realidad no estoy muy segura de si los mató de verdad, puesto que no encontraron los cuerpos, a la mañana siguiente me desperté medio desangrada y con los cuerpos de los criados a mi alrededor. Pero sus cuerpos jamás fueron encontrados. Quizás los quemaran, no hay nada seguro. Ésa fue la última vez que le vi, pero a veces he
notado su presencia a mi alrededor. Al principio sólo la sentía, cuando
caminaba por la calle, pero luego supe que era él porque oía su voz
burlándose de mí.-dije inspirando hondo, cogiendo aliento con mucho cuidado para seguir
Y entonces comencé a buscar las pruebas para mostrárselas, algo divertida. Le había dicho la verdad, porque quería que le encontrara. Y se me antojaba una situación interesante si le encontraba y el vampiro chillaba lo que yo era delante del cazador, porque él...lo sabía. Aquel condenado. Aquella situación me atraía sobremanera, y por eso había sido sincera, así que saqué una de las pruebas y se la mostré.
Lo que le acababa de mostrar era un papel en el que ponía varias direcciones. Direcciones de lugares en los que se había alojado Marcus o en los que cambiaba de sitio adrede, para confundir a los mortales y a los cazadores...
-Éstos son lugares dónde ha residido o dónde residía...como verá, las últimas tres direcciones datan del centro de París.
Esperaba que no me preguntara cómo las había conseguido. No lo consideraría un método lícito, lo sabía ya.

Escuchaba atentamente lo que tenía que decir, asintió en algunas partes al notar que la mujer parecía darle un poco te temblor en su voz, era normal, estaba contento algo muy fuerte. Tenía algo extraño en su relato ¿las lagrimas donde habían quedado? No había drama ni tampoco chilladera, simplemente un pequeño lamente en las fracciones de su rostro, pero nada exagerado, Choi busco alejar aquellas pequeñeces, tal vez era una mujer lo suficientemente fuerte como para no afectarle aquellos relatos de su familia muerta… hasta como lo pensaba parecía totalmente diferente a como ella lo relataba, pero en fin, era mejor mantenerse tranquilo por el momento.

Sujeto el papel leyéndolo detenidamente –Normalmente los vampiros esconden sus cuerpos…- susurro mientras leía las direcciones: -pero… ¿Por qué la dejo viva a usted? ¿Por qué no enterró a sus criados?- había muchas preguntas que responder, pero solamente el vampiro las sabría responder, su modo de operaciones tal vez sería variado, se notaba que era un vampiro viejo que sabia jugar con las personas. Aquellas direcciones eran solamente las que visiblemente se podrían notar, pero había más, estaba seguro. Las que tenía en su mano seguramente era donde llevaba a sus cortesanas o alguna clase de entretenimiento.

-Debe ser un hombre lujoso que le gusta la buena vida- dijo luego de dejar el papel con las direcciones a un lado –mire el lugar donde están esos aposentos, lejos unos del otro pero en lugares lujosos.- aquel vampiro no era alguien que se dejara llevar por los impulsos o tal vez si… eso solamente se vería en su modo de actuar antes las víctimas. Miro nuevamente a la mujer un poco receloso de lo que podría decirle -¿Dónde lo conoció?- pregunto buscando su taza de café para tomar un sorbo de ella –Dígame…¿Usted lo presento a su hermana? ¿Sabía usted lo que era él?-

Aquel cazador comenzó a hacer algunas preguntas. Contempló el papel que le había dado con atención, y luego me fue preguntando cosas. Que por qué me dejó viva, por ejemplo, y ésa era una pregunta bastante interesante. Si le contaba la verdad, podría decirle que me desperté sola en nuestra mansión. Sola, con mis familiares desaparecidos. Que aquella noche me dejó inconsciente y que creía que moriría.
Y no sería mentira. Es cierto, no sería mentira, ¿para qué negarlo? Pero también era cierto que aquella noche había habido una auténtica lucha. Todos en nuestra familia, mis padres, mi hermano, mi hermana y yo, éramos brujos de muy diversas habilidades, y habíamos peleado con fiereza. Mi hermana había luchado para protegerme, con todas sus fuerzas y mi hermano había logrado hacer algo que había dejado debilitado al vampiro, al igual que mi madre, mientras mi padre había intentado...prolongar la lucha hasta el día. Porque entonces no hubiéramos tenido más que empujar al vampiro fuera, o abrir todas las ventanas, entonces ahí sí que se habría acabado la lucha. Pero no fue posible.
Porque...bueno, yo sólo recordaba la lucha hasta alrededor de la una, cuando me había quedado inconsciente, cuando aquel tipo me clavó los dientes en el cuello. Y luego la oscuridad se cernió sobre mí y no recordé nada de lo que ocurrió después. No me sacó mucha sangre de todos modos. Había pensado en ello durante todo este tiempo y a veces creía que me habían protegido, o que habían logrado mantener al vampiro alejado de mí el tiempo suficiente, estuvieran vivos o no. El tiempo suficiente como para que sol asomara por el horizonte y tuviera que irse antes de que el astro rey lo redujera a cenizas.
-No lo sé, la verdad-dije respondiendo a su primera pregunta-Quizás se hubiera hartado de beber cuando terminó con los demás-de repente tuve la sensación de que se me escapaba algo. De que debía hacer algo que no estaba haciendo y de que me podría poner en un peligro muy grave, pero la verdad es que no caí en la cuenta de lo que podría ser. Y quizás me arrepintiera de ello más tarde. No podía estar segura de ello en aquellos momentos-O quizás se acercaba la hora del amanecer cuando terminó con los demás, y tuvo que irse. O quizás hubiera deseado dejarme para después, quién sabe-dije mientras me encogía de hombros. No le mencioné la lucha. Quizás eso fuera demasiado sospechoso porque...¿cómo van a defenderse unos simples mortales de un vampiro? Con toda su fuerza y velocidad...sí, sin duda eso sería bastante sospechoso.-Y no sé por qué no enterró a sus criados...quizás por el mismo motivo, o simplemente porque era idiota-me mordí el labio inferior, casi deseosa de echarme a reír por ese comentario. Para que luego dijeran que los vampiros eran listos.
Luego le preguntó otras cosas, el cómo lo conoció y si yo se lo presenté a mi hermana. Negué con la cabeza:
-No, no se lo presenté yo. Era mi hermana mayor, y a mí me mantenían apartada de las fiestas de sociedad por aquella época, aún no había sido presentada en sociedad, por lo que no conocía a mucha gente-de la alta sociedad no. Pero conocía aun montón de gente de mis escapadas.- Fue ella quién me lo presentó, a todos nosotros, aquella misma noche. Aunque nos había hablado de él muchas veces. Dijo que lo conoció en un baile real al que había sido invitada en Escocia, por nuestros anteriores reyes. Decía que se casaría con él y todo. Creo que fue a comienzos de la primavera del año pasado-dije tratando de recordar la fecha.