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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Ragnar Lothbrok Miér Ago 20, 2014 8:58 pm

Estaba raro.

Me sentía raro al empezar la función en la que tendría engañados a todos, incluso con aquella muchacha que parecía estar muy mimada por su padre, pero al fin y al cabo, acabé enterándome de que ella era quien recibía los golpes por todos lados. Ahora, mientras estaba observando la luna creciente, pensaba en que dirían aquellas personas que por Delay ahora no existían en este mundo. ¿Qué dirían del hijo que adoptaron y que ahora es asquerosamente rico? Mi mirada vuelve a la cubierta aterciopelada de uno de los antiguos libros de mi biblioteca. Tenía casi los mismos años que yo y ya querían jubilarse sus páginas a una vida mejor. Cuando no tienes a nadie, lo único que se tiene son solamente páginas escritas por algún filósofo o algún novelista de drama romántico o de suspense. El ejemplar que descansaba en mis manos estaba desgastado de las veces que me lo habría leído. Estando acorde con mis intereses, el libro me había satisfecho en varias ocasiones y en algunas misiones que “El brujo” tal y como lo llamaba Lesa, me había encomendado debido a la estrecha amistad que teníamos.

Ahora, sí.

Podría decirse que todo estaba a punto de empezar, me pondría mis mejores galas y haría mi mejor actuación. Precaución debería de tener, parece que el carruaje esperaba ya con el destino marcado por mi mandato, pero yo aún necesitaba un baño relajante y mis armas antes de ponerme hecho un pincel. Gracias a la educación por los Lothbrok, y por los que por ellos aun puedo mantener el apellido intacto, sé que tengo sangre de los Strauss, precisamente por ser el varón y primer hijo del seno Strauss me recae aún mucho más responsabilidad y mi hermana menor aun comete fallos de principiante. Debería anotar al brujo en la lista negra de momento hasta que mi plan de Delay haya concluido, haya podido arrebatarle todo a Delay igual que él hizo con mis padres adoptivos.

La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno que alguna vez hubiera podido probar. Sabía que Desari era bien lista pero aun a pesar de ello, no se daría cuenta a la primera, sabía de ella como la muchacha más ingenua en toda la villa, apasionada por los animales y sobre todo por los caballos. Sabía que tenía una yegua en la que solía montar y otra que tenía dolores de parto, pero que nadie se pispaba de ello ya que solo creían que el animal estaba fuera de sus cabales. Ojeando los mapas más interesantes que tenía, anotados estaban los lugares por donde ella había estado sola o en compañía de alguien. La mayoría de las veces estaba siempre acompañada de su padre o Keith, otra vez el brujo por delante. Me puse a pensar y salí con querer la cabeza del brujo puesta en una pared, pero después pensé en que Lesa estaba relacionándose con él de un modo peligroso. Tenía que planearlo todo al dedillo, no podía salir nada mal en mi propósito. Mostrarme apacible con Delay, hacerme su ojito derecho para así estrujarlo hasta hacérselo sangrar al mismo tiempo que intentaría acometer el propósito de Keith en que Desari estuviera protegida por mis dotes de protector o prácticamente lo que Keith quería es que hiciera de canguro de una maldita niña que lloraba con cualquier cosa. Iban a ser las nueve en punto, hora en el que el ostentoso carruaje debería de haberse puesto en marcha hacia uno de los eventos de Delay y al que seguramente iría Keith.

El primer paso era aliarme con el enemigo y pasar desapercibido ante los morosos de la cuna alta, pero hasta que no viera vía libre para continuar, tendría que o bien retirarme o seguir si había éxito en el primer objetivo. Las nueve y diez. Pardiez. Odiaba quedarme obsoleto en mis pensamientos cuando un plan he de llevar a cabo con discreción y aún sigo en la humilde biblioteca de mi ostentosa mansión. Debería de ponerme de gala, triunfante pues sabré que nada podrá detenerme ni menos una chiquilla como lo era Desari.

-Señor…El rojo le sienta bien…-Greta, una de mis doncellas con bellos ojos azules y gran cabellera cobriza, me sostenía dos corbatas de las que no me decidía. Una roja y la otra verde esmeralda. ¿Cómo debería ir? ¿Apasionado por un plan satisfactorio o simplemente ir envenenada mente hermoso con la corbata esmeralda? Agh, difícil decisión, pero enseguida veo que las deja aparte y se decanta por una azul teñida de oscuro sobre una hermosa camisa blanca y mas adornos. Greta se acaba de ganar un plus por hoy, la observo como se aleja por el pasillo hasta que por fin, ya me tomo el baño que me corresponde y me acicalo para colocarme las armas bajo la chaqueta de gala, retocarme un mechón de mi engominado cabello y listo para comenzar lo que sería el comienzo de una bonita historia melodramática.


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Mensaje por Desari Delay Miér Ago 27, 2014 7:00 am

Al fin.

Viéndome en uno de los espejos de mi tocador, me alegraba en la soledad de mi gran y silenciosa habitación de que finalmente los moratones y golpes de hacia el último mes recibidos por mi padre, parecían haber desaparecido de mi blanca piel. Un suspiro salió de mis labios y sonreí, acariciando la piel de mi hombro, donde hasta hacia poco habían quedado las huellas de sus grandes manos y ahora ya solo quedaba el recuerdo. El cual muchas veces era peor que la propia tortura o “paliza correctiva” como las llamaba mi padre. Sin duda lo peor era como me dejaba luego. Temblorosa, encogida en un rincón de mi habitación, llorando y preguntándome el porqué de aquella malicia, aquella violencia. Siempre me lo preguntaba y realmente no tenía ni una solo respuesta satisfactoria que darme a mí misma, para calmar mis miedos. Solo sabía que mientras tuviera en mente mi padre que podía sacar una buena faja de dinero por mi mano, mi virginidad y por mi vientre, sinónimo de dar descendientes, no me pasaría nada. No obstante, si algún día cometía un desliz o a él se le cruzaran los cables, ya podía darme por muerta. Él solo paraba cuando su consciencia lo detenía y le prohibía darme en el vientre. Aun así él luego seguía en otros sitios. Pechos, espalda, rostro, piernas, muslos… cualquier lugar que pudiera albergar sus golpes, era bien recibido por él.

Esta era la maldición de ser una Delay. Yo sufría por lo que mi padre me hacía y mientras de cara a los demás debía de fingir, de hacer ver que lo amaba y era su consentida, su hija amada. Su pequeña avecilla dorada. Por un momento sin darme cuenta mi mano subió en forma de puño en mi boca, y me mordí acallando así el grito que estaba por subir por mi garganta y que silencié. No debía despertar a mi padre, jamás. O no me lo perdonaría y seguramente se habría ido a dormir muy tarde, casi rozando los primeros rayos del sol de la mañana de sus juegos y apuestas.

Tras unos segundos angustiosos, en que deseé gritar, desahogarme de alguna forma que no fuera con el silencio y la contención, me coloque de nuevo la fina bata de seda sobre mi cuerpo y fui hacia una de las ventanas. Descorrí las cortinas, llenándome de la luz y el calor de aquella mañana. Cerré los ojos cegada al principio y disfrutando de la caricia del sol sobre mi piel, oí unos suaves toques en mi puerta. Mi doncella me habría visto descorrer las cortinas. Sonreí y dando la espalda a la luz directa del sol la llamé, dándole paso para que entrara.

Buenos días mi señora. ¿Habéis dormido bien? Hoy deberemos salir de compras por el día tras vuestro desayuno. Creo que necesitareis cintas nuevas para el vestido de la noche. — Ante sus palabras arqueé las cejas sin comprender, mientras la veía ir de un lado a otro de mi habitación, buscando quien sabe qué. Siempre era muy nerviosa y habladora, lo que me gustaba mucho de ella. — Muy buenos días Alessandra. — dije en una sonrisa, sin poder ni contestarle a sus preguntas, que de nuevo su voz volvía a romper el silencio de mi habitación. — Marie no deja de repasar cada rincón de la casa y de supervisar las cocinas. ¡Está de los nervios! Se contrataron tres cocineros más para solo una noche e ¡Imaginase! Con lo desconfiada que es ella con los extraños, desea saber todo lo que ponen en los platos y como los hacen, para evitar que ocurra como la anterior velada que a alguien se le olvidó la alergia de vuestro padre a las almendras. ¡Y de poco que no ocurre una desgracia! Así que por ello me mandó a buscaros, literalmente no desea a nadie en la casa mientras deba centrarse en las cocinas. — ¡Oh! Ahora me acordaba, mi padre volvía a hacer una de sus fiestas de negocios. Y de nuevo iba a haber juego, dinero y mujeres hermosas, entre ellas la joya de su casa; Yo. Y justo eran sus fiestas donde más veces yo terminaba siendo reñida por él a los días siguientes. Siempre había algún amigo suyo que intentaba acercarse a mí y yo le rehuía, lo que si hacia caer sobre mí la mirada inquisitiva de mi padre, ya podía darme por dañada nuevamente. La verdad era que pocas veces era que mi piel se encontraba inmaculada. Suspiré triste y seguí a la joven, la que con sus rápidas palabras y gestos me hicieron sonreír por unos breves segundos. Tomé uno de los vestidos que me tendió y quitándome la bata y la ropa de dormir, me lo coloqué, mientras ella ataba las cintas y el corsé a mi figura, alistándome para un desayuno en el jardín y después todo un día de compras. No vería a mi torturador hasta la noche, hasta que apareciera por la fiesta y aquello me alegró. Podría disfrutar de un día tranquila fuera del hogar.



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Mensaje por Ragnar Lothbrok Dom Sep 28, 2014 3:20 pm

Las paredes de mi casi palacio eran ostentosas y me animaban a mirarlas detenidamente, pero entonces comencé a pensar que iba a una fiesta que el trayecto duraría demasiado y se cómo soy, puedo aburrirme con facilidad si no encuentro la adecuada diversión de mi parte aunque dudaba que me fuera a aburrir en cuanto llegara a la mansión Delay. Todos los invitados estarían pendientes de sí mismos y en cierto modo yo tendría el honor de poder reconocer el terreno. Seguramente alguna joven de clase alta estará sola y desamparada, lista para que pueda maniobrar mejor y reconocer más terreno. En principio esos eran mis planes, ya que viniera otra variante tendría que empezar a trazar nuevas maniobras de ataque. En parte, tenía que hacerme pasar por la mano derecha de Delay, pero sobre todo mantenerme oculto de sospechas que pudieran demostrar lo contrario.

No usaría el recurso del asesinato, no hasta que me fuera necesario utilizar ese recurso. Mis pasos estaban por concluir el paseo abajo por la gran escalinata de mi mansión de mármol, seguía sintiéndome el dueño de mi hogar hasta que pusiera un pie fuera de esta, entonces Clarisse pasó por mi lado. Bien sentía el fresco aroma a amapolas de su perfume que le había regalado en un intento de conquista pero esta jamás se había dejado caer bajo mis zarpas. Que ilusa. Cree que durara demasiado lejos de mí al contrario que su hermana Greta que también suspiraba los aires por mí, pero que la veía mucho más fácil y entonces mi interés se perdía enseguida. Solo pude suspirar y en realidad quería una diversión hasta que llegara a la mansión Delay, además, Mi “gran” estimada amiga Desari puede ver que he re-hecho parte de mi vida con una marioneta. Yuhuu.

Es muy reconfortante saber que eres el idiota de la feria, pero sabía que a ambas les gustaban los alborotos y más cuando daba fiestas privadas en la mansión. En realidad me estaba replanteando llevarme a alguna de las dos, pero ¿A cuál? ¿A la fogosa e inalcanzable Clarisse o a la dulce e inocente Greta? Entonces parecía que me iría de nuevo solo hacia la fiesta que acontecía dentro de una hora como a poco tardar de donde estaba mi residencia. Para mi sorpresa, ambas aparecieron hechas un pincel, se notaba que eran hermanas mellizas pues sabían cómo complementarse la una a la otra. Estaban radiantes, Greta en un recatado vestido blanco roto y su hermana Clarisse en un atrevido y escueto atuendo color esmeralda - ¿Listas? –De mi voz resurgió la diversión y el ánimo que subió a mis mejillas poniéndose rojizas, ambas sujetas a mis brazos y los tres caminando hasta la puerta de salida. Verás, esto sí que iba a ser una fiesta divertida y demasiado movidita.

Los planes iban surgiendo por si solos. Estando en el carruaje, tenía a las mellizas delante y al parecer la inspiración me venía por si sola. Pensaba en planes de como poder hacer esto o lo otro, se me ocurrían planes B por si todo salía como no era esperado. En silencio estaba y mi cabeza estaba que no paraba de darle vueltas al plan una y otra  vez, pero con toda confianza, vi como Clarisse se colocaba a mi lado y me ponía tenso cuando metió su mano derecha dentro de mi camisa tras haber desanudado un poco la corbata y después vi por consiguiente como su hermana se arrodillaba frente a mí, abriéndome de piernas y metiéndose para abrir mi pantalón - ¿Empezáis tan pron…-No pude terminar la dichosa pregunta ya que fui capturado por los sedosos labios rojizos de Clarisse mientras que gemía en la boca de los movimientos manuales de Greta sobre mi ahora erecta polla y enseguida moví la mano derecha bajo el interior del vestido esmeralda de Clarisse para ahora estar todos enlazados.

Después de una media hora, me cansé y decidieron acabar las mellizas dándose arrumacos la una a la otra mientras yo personalmente terminaba mi asunto entre manos. Acabé, pero gracias a Dios había una laguna cerca metida entre una gran arboleda. Mis doncellas y yo nos fuimos levemente del carruaje cuando paro hacia el lago. Ellas se quedaron vigilando mis ropas conforme yo me daba un alargado baño, termine y me vestía delante de ellas sabiendo que no les incomodaba en absoluto. Habiéndomelas satisfecho sobre todo a Greta cuando esta dormía plácidamente. Luego me reía por las mañanas de la incomodidad que sentía al moverse al mover las piernas, habiendo yo estado entre ellas por la noche. A Clarisse costaba bastante pero siempre la tenía en mi polla chupándomela como una puta desesperada en una esquina.

De todas maneras, ahora mismo me encontraba en un paraíso nocturno. Mis mellizas estaban hablando entre si y Greta de reojo pude ver que arreglaba parte del escote de su hermana. A este paso tendría que darme otro baño en el lago – Volvamos. Hay una fiesta que nos espera…-Dije conforme ahora ignoraba sus quejas, entre ambas me quisieron sacar del carruaje, comportándose de un modo egoísta, de un modo que no me gustaba. Enseguida me enfade y saque mi cinturón para castigarlas a latigazos suaves pero dolientes sobre las espaldas de ambas. Paré y estas sollozaban. Volví a ponerme el cinturón y solamente me mantuve en silencio hasta que se metieron dentro del carruaje y yo después de ellas – Al baile –Dije ya, con mirada sombría sobre mis dos doncellas.

Durante el viaje me explicarían sobre él porque hicieron aquello. Si no, que la suerte las acompañara.


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Mensaje por Desari Delay Lun Sep 29, 2014 2:15 am


Y tal y cómo había temido, las réplicas de mi doncella parecieron verdad, cuando la cocinera en medio el desayuno nos echó del jardín con un nerviosismo exaltado, por la llegada de los jardineros y la preparación de la fiesta. — Jovencitas ¿Os pensáis que estas son horas de desayunar? Vuestro padre es estricto y cuando quiere algo al momento, se hace como él dice. Además, señorita Desari … aún debe de buscar el vestido que llevara esta noche y el día apremia. ¡Vamos, vamos, o los mejores vestidos parisienses se darán al vuelo antes si quiera que podáis verlos! — ¿No creía que empezar con los preparativos a las nueve de la mañana era exagerado? Riendo terminé rápidamente de llenarme el estómago con el ultimo de mis bollos preferidos y antes de que volviera a gritarnos para que nos fuéramos de allá y dejáramos a los demás trabajar, tomé la mano de Alessandra y corrí. El sol que empezaba a alumbrar las calles de París, se me antojaba demasiado radiante como para desaprovecharlo. Así que simplemente y poniendo rumbo hacia las cuadras donde en unos minutos tendríamos el carruaje listo para esa mañana, admiré el esplendor de los jardines. Las rosas alumbradas, perladas por el rocío de la noche. Pasé más de cinco segundos viéndolas, aquellas rosas al final de los jardines las había plantado yo misma en mi infancia, en recuerdo a mi fallecida madre. Y estas cada año florecían más espectaculares y bonitas que los años pasados, como si de alguna forma pudieran saber lo importante que eran para mí. El bonito recuerdo que encerraban.

Mi señora, ya tenéis el carruaje listo para partir. — La voz de mi doncella me hizo titubear y dejando de centrarme en aquellas rosas rojas, la miré y sonreí asintiendo tras asimilar sus palabras. La mañana recién empezaba y ya había tenido un almuerzo a la carrera, un vestigio de lo que me esperaría en la noche y unos gritos nerviosos y exaltados. Eso último, con la diferencia que por una vez dentro de aquella mansión no gritaba mi padre quien debía de andar durmiendo tras la noche de borrachera, si no la cocinera y ama de llaves de mi hogar. Con una sonrisa dejé mis pensamientos y fui hacia ella y tomándola del brazo ambas subimos al elegante carruaje que esperaba por nosotras, tirado por los dos mejores caballos de tiro de nuestra cuadra.

Rápidamente el tiempo se nos fue pasando, como dos niñas que solo hacen que jugar entre bosques y campos. Llegamos ante la primera tienda a las diez de la mañana y sobre las tres del medio día, aún nos encontrábamos visitando tiendas. Nos habíamos recorrido toda la calle principal y las mejores modistas de la ciudad. Sin embargo, ningún vestido aún me había llenado suficiente. Quería algo especial. Una pieza que no tuviera en el armario. Y así fue que llegué al recuerdo de la joven Donovan. Una diseñadora que poco a poco se estaba logrando hacer un hueco en París con sus diseños exclusivos. ¿Y por qué no? Quizás solo ella tuviera lo que necesitaba.

Era increíble con qué facilidad una doncella podía enterarse de todos los chismes de una gran ciudad y aún más con qué rapidez lograba sonsacar información. Alessandra consiguió en menos de diez minutos la dirección de la joven y allá que fuimos tras tomar un tentempié por el camino. Al llegar a la mansión de los Donovan, solo entrar fuimos recibidas por la joven Alenna quien tras hablar de lo que buscaba, me aseguró que podría tener algo parecido a mis deseos, solo que era demasiado apresurado hacer un vestido para esa misma noche y tras ver la lista de espera que tenía ¡Lo entendí todo! ¿Cómo podía si quiera comer con la larga lista de vestidos que crear si sola? Mostrando mis más sinceras disculpas por no haber previsto el encargo días atrás, le seguí hacia el almacén donde guardaba los ejemplares que no había vendido. Y allí si lo encontré. Apenas le vi la tela supe que aquel vestido haría juego con mi piel, tanto como el más caro y lujoso de los vestidos más finos de Paris. — Madeimoselle Donovan, es usted un artista. Y es perfecto, justo lo que siempre deseé. Agradezco que no lo vendiera antes de tiempo. —Dije en una sonrisa dichosa de haber encontrado aquella pieza única que ahora tendría un privilegiado lugar en mi armario. Al sacarlo de la funda que lo recubría, me enamoré mucho más de su estructura. De corte largo, con sedas naturales las que debían de moverse al compás de mis pasos y una espalda descubierta atada solo por unos hilos dorados, era el vestido perfecto. Me lo probé y tras vérmelo puesto, sin duda alguna lo compré y hasta di una propina a la joven. Un vestido como aquel en otro lugar habría costado el triple de lo que me pedía. ¡El triple! Y tras las molestias que le había causado, más que merecido lo tenía.

Volviendo hacia casa, fue que nos dimos cuenta de lo tarde que se nos había hecho. ¡Padre iba a asesinarme! Odiaba no tenerlo todo controlado y sin duda el que su hija no hubiera vuelto y se encontrara alistándose para la fiesta, lo tendría malhumorado y hasta furioso. Por suerte esta vez el camino se nos hizo más corto y al llegar las luces de la mansión nos indicaron que la fiesta había iniciado. Lo que quería decir dos cosas; La primera, que mi padre se encontraría ya ocupado con los invitados para buscarme y segunda, no teníamos mucho tiempo para perfeccionar mi peinado y apariencia. Por ello esperaba que aquel vestido que como una segunda piel se me pegaba fuera suficiente, sumado a mi belleza natural para agradar a todos y salir airosa de aquella noche. Yo solo pedía tranquilidad. Una noche sin pesadillas, ni lágrimas. ¿Tanto pedía?. Apresuré a mi doncella entrando a la casa desde la entrada trasera por la cual pudimos acceder a mi dormitorio sin tener que pasar por el salón principal donde se reunían todos. Al llegar y cerrar la puerta tras de mí, nos pusimos manos a las obras y mientras ella arreglaba mi cabello, dejándolo al natural, con mis bucles cayéndome por la espalda, yo retocaba mi rostro con colores suaves. Lo justo solo para resaltar un poco de color en mis pómulos. El vestido iba a juego con mi piel y junto con unos zapatos del mismo color, y tras caminar por la habitación observando el vuelo de la falda, el relieve de la espalda y como al caminar se adaptaba a cada uno de mis pasos, respiré tranquila. Mi padre esta vez no tendría queja de su hija. Ni una sola.

Ya estáis lista, mi señora. — Me miré al espejo y sonreí. En efecto, la fiesta ya podía empezar.

Salí de la habitación y dirigiéndome a las escaleras principales por las que daría mi entrada a la fiesta, tomé aire profundamente. Odiaba deber de mentir y era en aquellas fiestas que debía fingir ser la hija perfecta; el tesoro de su amado padre. Suspiré y con una mano en la barandilla finalmente empecé a bajar aquella escalinata. Con una sonrisa estática en mis labios, empecé a sentirme observada y en tanto terminé de bajar mis ojos curiosos se fijaron en un joven que recién entraba en la fiesta con la mirada puesta en mí, acompañado por dos jóvenes idénticas a cada lado de él. Bellas y elegantes, no obstante no eran ellas las que me causaban intriga. Era aquel joven al que observé de forma fija también durante unos segundos y al que sonreí, al tiempo que me ruboricé. Sentía mi corazón acelerado ¿Quién podría ser? Me pregunté sin reconocerlo. No debía ser un joven común de las fiestas de mi padre al ser la primera vez que le veía. Me mordí el labio y seguidamente aparté la mirada, centrándola en mi padre quien me esperaba al final de la escalinata. — Querido padre… Ruego me perdoneís la tardanza. — Susurré al llegar a su lado sin dejar mi sonrisa de lado. Él correspondió a mi saludo y me presentó al grupo de empresarios con los que conversaba. — Agradezco que decidierais acudir, es un auténtico privilegio conocer hombres de tanto renombre y que como vosotros, sean tan il-lustres, Monsieurs. Espero os quedéis en la velada y disfrutéis de los bailes organizados para esta noche. — Dije ante la sonrisa fanfarrona de mi padre quien dedicó a halagar mis cualidades. Sonreí a los nuevos comentarios y dejé que uno de ellos besara mi mano al presentarnos, dándome cuenta allí de que quien deseaba acudiera y besara mi mano, no era el joven que tenía ante mí. Era aquel extraño, de bellos ojos y electrificante mirada con el que me había encontrado. ¿Dónde estaría?


El vestido de la noche



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Mensaje por Ragnar Lothbrok Dom Oct 19, 2014 4:52 pm

“Desari está de buen ver” “No vestiría de blanco, sino desnuda en mi cama, cuando volviera del trabajo, la haría mía” “Esos velos que esconden ese inocente cuerpo…deberían ser corrompidos…” “Mmm aquel joven que se fue con las pelirrojas…debería hablar con él...”

Un silencio sepulcral nos había acompañado durante el viaje que nos faltaba por recorrer en el carruaje. Las gemelas al parecer habían tenido una taque de posesividad, un ataque que muchas doncellas quisieran tener algún día, pero les toco a las mías precisamente. Sinceramente todo no estaría en contra mía esta noche. Los pensamientos de aquellos que tenían copas en sus manos dirigiéndose a la visión angelical que bajaba por la gran escalinata, me daban arcadas. Mentes sucias ocultas por sonrisas y atenciones falsas hacia la anfitriona. Prefería mantener distancias, las memorias borradas seguramente de una mente protegida no recordarían al introvertido de mi persona cuando éramos un grupo de tres críos, pero siempre el más despierto siempre se tenía que llevar las atenciones de todas y de todos. Antaño la recuerdo igual que ahora, solo que su cuerpo se había tornado distinto. Se había convertido en el de una mujer hermosa e imposible de llegar a ella por la barrera de hombres que la miraban con asombro por debajo de su barbilla.

Podría ser alguien de reputación indomable, pícaro y burlesco, que no está atado a las reglas, pero el respeto ante una mujer estaba en lo primero de mis prioridades. Noté que estaba buscándome con su corazón pero la vista la tenía puesta sobre el joven que la estaba besuqueando, pero yo, seguí cubierto de sombras mientras esperaba a que una de mis doncellas volviera con los platos sucios de Delay, no debería de estar tardando tanto, siendo un escurridizo animal el que me estaba haciendo el trabajo sucio mientras yo me daba unas buenas vistas. Greta tardaba demasiado. Comencé a sentirme preocupado hasta que por fin la vi llegar convertida en el felino de pelaje oscuro. Ocultándome aún más en las sombras mi vista hacia Desari término, volviendo hacia el animal que traía los documentos que necesite tras ojearlos rápidamente pero que eran los que necesitaba para poder hundir en la miseria al desdichado de Delay. Clarisse estaba pendiente de que nadie las hubiera visto. Greta volvió en su estado humanoide e inmediatamente desapareció con su hermana tras meterse dentro de una de las habitaciones.

Mis pies volvían sobre los pasos por donde me fui.

El color ambarino de mis ojos reflejaba la necesidad de alimentarme y desgarrar la carne de Delay, podía saborear el futuro próximo que se aproximaba en mi venganza, mis ojos inmediatamente volvieron a quedarse en el color celeste que acostumbraban tener, sintiendo que en mis entrañas la sensación de venganza se alejó al oler el aroma refrescante de la dulzura en persona, pude sentir todo mi cuerpo jadear al instante debido a que no conseguía alejar ese sentimiento de calma, enseguida vi que se estaría acercando a mí, pero pude ver que solamente era una muchacha de cabellos oscuros y grandes ojos claros, expresivos y llenos de jovialidad pero también iba al parecer acompañada de su anciano padre, quien me insistió en que bailara con su hija.

Maldita sea, pude maldecir interiormente. Sintiendo que se me acababa el tiempo, solo pude mandar mentalmente un  mensaje a mis queridas doncellas que ellas siguieran con lo planeado hasta que pudiera deshacerme de la muchacha que me tocaba sacar a bailar. Una reverencia que sentí indiferente a la elegante que me proporciono la joven de cabellos oscuros, tomando la posesión en baile la música parecía haber empezado y nuestros cuerpos ya comenzaban a bailar el baile que yo propuse en el interior de la pista. La sorpresa lívida se transformó en una activa por mi acompañante, acercándola como la única de la pista hacia mí, mirada indiferente aun reflejaban mis ganas en ese baile, un baile que estaba siendo controlado por mí mismo y a mi antojo cuando solamente yo tenía mi interés sobre unos cabellos dorados y ondulados, tez pálida y cubierto por un vestido cubierto y por voluminosos volantes, bellos labios rosados que no serán vírgenes cuando yo me haga posesión de ellos.


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Mensaje por Desari Delay Miér Oct 29, 2014 7:04 am


Recién comenzaba todo y aquel sentimiento de estar ahogándome, me tenía de nuevo atrapada entre todos esos saludos frívolos y falsas sonrisas. ¿Por qué la gente no podía ser realmente si misma? Yo jamás había podido mostrarme completamente, más que como mi padre me exigía delante de los suyos, y casualmente de Keith, mi gran amigo de juventud y de quien estaba muy orgullosa por haber encontrado a una joven a quien cuidar y amar. ¿Tendría yo, alguna oportunidad similar a la suya, algún día?  O me vería siempre a la sombra de mi padre, apresada por él y sus artimañas? — Si, es una fiesta increíble. Y lo mejor son los gustos exquisitos de padre, a la hora de escoger el champan de la noche…  El elixir de la fiesta ¿Deseáis probar? — Hablando con los invitados a la fiesta y al lado de la mirada fija de mi progenitor, no tenía salida ninguna a la que aferrarme, por lo que opté por tomar un trago y así distraerles un tiempo. Aprovechándome de que uno de los camareros pasó por cerca de nosotros, le hice una seña para que se acercara y sirvió un trago para cada uno de nosotros. Al tomar la copa y sentir el cristal frío entre mis dedos, sonreí y lentamente tasté el champan con mi paladar. —Tenéis razón joven, es uno de los mejores que he llegado a probar. Enhorabuena por la elección Monsieur Delay. Muy acertada. — Los halagos, el reconocimiento hacia que mi padre se creciese más y pronto se empezó a hablar de política. Conversación que interrumpí y en donde me hice de perdonar por no poder cuestionar con ellos esos asuntos de estado, diciéndoles que sería mejor fuera a ver los músicos tocar y a los bailes que se darían al salón, ya que como toda joven no había sido apreciada por nacer con dotes políticos. — Como siempre la razón es vuestra Madame, no deberíamos hablar de tales conversaciones delante de las damas. No debemos de molestar a vuestra cabeza y robaros tiempo con asuntos políticos, ruego me perdonéis. — Sonreí ante las palabras del amigo de padre y asentí. Solo deseaba poder irme de allí y perderme en la fiesta, alejarme de ese grupo de idiotas que junto a mi padre, parecían no querer separarse de mí. — Hija mía id mejor a ver a los músicos, y que toquen de nuevo. El salón debe de estar lleno de parejas bailando y si la banda tarda tanto en hacer el siguiente baile, perderemos importantes invitados en la velada.

Asentí y tras unas nuevas sonrisas y una ligera inclinación con la cabeza, me disculpé nuevamente deseándoles que pasaran una buena noche. Me alejé de ellos a paso tranquilo y seguro hasta que dejé de sentir sus miradas en mi nuca y allí me relajé, aminoré el paso pasando entre las parejas que aún no se habían salido de la pista de aquellos improvisados bailes encaminándome hacia la banda de música que había contratado para animar la velada y mientras me acercaba a ellos, no podía evitar enfocar mi mirada en aquellos jóvenes que me observaban, buscándole… buscando al joven que había conseguido mi atención exclusivamente. Como si un hilo tirara de mí hacia él, como si la propia fiesta me echara irremediablemente a sus brazos. Y quizás por el mar inmenso de rostros y facciones que me hacían perderme, pero de nuevo no le encontraba. ¿Dónde se habría metido? ¿Seguiría con aquellas jóvenes de la entrada? Aquel pensamiento me hizo cruzar un mohín, fruncí los labios y llegando ante la banda musical disimule aquella crispación que sentía, con una sonrisa que dediqué a los músicos. Hablé con ellos y tras mis palabras, se anunciaron los siguientes bailes finalmente y su inicio inmediato. Agradecí que siguieran tocando ya que así me ahorraba las palabras de mi padre y de nuevo me alejé de allí con la mente puesta en subir al segundo piso y de allí aprovechándome de la vista privilegiada de la fiesta, buscar a aquel joven y acercarme a él ya que él no daba señales de querer acercarse a saludar a la anfitriona.

Tenía aún sus ojos en mi mente, la forma en que me miraba y ligeramente sonrojada me deslice rápidamente por la pista de baile, intentando no encontrarme en medio para cuando las parejas volvieran a danzar, quedándome unos instantes detenida al encontrarme a unos pasos de distancia del joven que buscaba. Sin saber muy bien porqué, mi corazón se aceleró como un colibrí batiendo las alas en mi pecho y una sonrisa nació de mis labios. Estaba de espaldas, por lo que no debía de ser consciente de mi cercanía. Suspiré sintiéndome ciertamente extraña, ya que nunca antes había sentido algo parecido. Era como si una parte de mí ya lo conociera y solo quisiera correr a sus brazos ¿Pero porque? De nuevo no se me hacía conocido pero la sensación de su cercanía y su mirada, si me resultaban confusamente conocidas. Di un paso hacia él y luego otro y cuando me encontraba a menos de cuatro pasos de tocar con la mano su espalda, una joven se interpuso entre ambos tomando la iniciativa por la cual yo había sido demasiado lenta. Me quedé viendo a la joven con la mirada crispada mientras a mi alrededor ya danzaban las primeras parejas, y tras ver como el joven aceptaba el baile de la joven morena, tuve claro que debía de hacer. Yo también debía bailar. Por suerte estos bailes eran de parejas, pero al cabo de un cierto tiempo, al cambiar la melodía había un intercambio de parejas y mi intención clara pasaba por terminar en las manos de aquel joven y bailar con él, descubriendo así quizás porque me resultaba tan fascinante.

No hizo falta mucho para que un joven me pidiera de bailar, a lo que acepté y aunque no se veía muy diestro con los pies, yo pude ir manejándolo en las vueltas para acercarme más a aquella pareja que me interesaba. Tras unos minutos, finalmente cerca de él y de la joven, nuestros ojos coincidieron de nuevo y le sonreí recorriendo con los ojos todo su rostro. Me mordí el labio turbada por un instante por los labios de él y su sonrisa, y aprovechando que mi pareja recién terminaba de pisarme aparté la vista. No deseaba que me descubriera tan rápido y aún menos que mis intenciones fueran claras. ¡Yo jamás había actuado así! Y ahora nada me apetecía más que quitar a la joven morena de los Chassfords de sus brazos e ir yo hacia ellos. De seguro yo podía bailar mejor que la joven y él indudablemente mejor que mi pareja, quien no dejaba de pisarme. Ante su última pisada que solo yo parecí darme cuenta, en mis ojos apareció el rastro de lágrimas causadas por el intenso dolor. Esta vez había sido fuerte. Respiré hondo e intenté tranquilizarme. Di una vuelta más y finalmente la música cambió dando lugar al cambio de pareja que tanto deseaba.

Ha sido un auténtico placer bailar con usted señorita, os lo agradezco. — Sonreí e inclinándome de reojo observé al joven que dejaba su pareja de baile y parecía irse, alejarse de la pista y del salón. — No me lo agradezcáis por favor, el placer también ha sido todo mío Monsieur. — A veces debía de mentir para así contentar a mi padre y aquel era uno de aquellos momentos en que debía de mantener mi faceta de jovencita educada y refinada, aunque en el fondo verdaderamente yo era así. Me besó la mano y se fue quizás en busca de otra pareja o de una copa. Sinceramente poco ya me importaba lo que hiciera, ahora solo importaba que el joven aquel volviera a los bailes o pudiera detenerlo de alguna forma, y así fue como terminé tras sus pasos, sorteando las parejas hasta que antes de que saliera definitivamente de la pista de baile en aquel majestuoso salón, mi mano fue a su mano y detuve sus pasos.

 — Podríais concederme este baile, Monsieur? —Estaba siendo muy directa y yo jamás había sido así antes. Por lo que al volverse hacia mí y descubrirme, mis mejillas se sonrojaron tenuemente, luego aparté lentamente su mano de la suya y esperé que me perdonara por aquella confianza que me nacía con él mientras esperaba su respuesta. Sin embargo, desde el momento en que mi mano fue a tocar la suya, la sentí cálida, mía… o quizás fue que mi mano desde aquel momento fue a pasar como suya. — Prometo no pisaros…si os sirve de consuelo. — Añadí sonriente con voz dulce en una suplica escondida de los oídos de los demás, mientras mis orbes no dejaban de mirarle, cayendo en el enigma de sus ojos, en el misterio que él representaba.



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Mensaje por Ragnar Lothbrok Miér Nov 19, 2014 3:56 pm



Y fue así de fácil cuando Eva comió de la fruta prohibida del paraíso eterno, Dios simplemente la podría haber bendecido pero ahora había captado la mirada del diablo, la mirada con la que la miraba podría decirse que era incrédula por aquel atrevimiento, pero me gustaba que hubiera sido así, me gustó que me viera como algo misterioso pues sabía que me miraba de la  manera en querer resolver un rompecabezas – Desari….-Dije sin más, pretendía decir “Cuanto tiempo” pero todo aquello podría desequilibrar el plan que teníamos planeado, las gemelas y yo mismo, todo estaba previsto. No habría sangre pero si algún que otra salida de tono. Sabía cómo era Desari de protectora con su propio cuerpo, sabía lo pudorosa, sabía lo quisquillosa que era y eso me traía ventaja con lo que jamás ella no sabría quién era yo. Si me hubiera reconocido, ya lo habría hecho.

Ella no era tonta, es más, bajo esa capa de inocencia pura y virginal escondía una mujer inteligente. Aunque creo que algunos se percataron de ello aunque igualmente querían aprovecharse de ella. Era algo asqueroso lo que escuche momentos atrás de las mentes de algunas otras personas y en un inesperado brinco en el compás de la siguiente canción arrastre conmigo a Desari para tomarla de la cintura con mi brazo derecho y alzar su mano con la izquierda a la altura de nuestras cabezas.

Hice que con el ritmo de la música Desari diera una vuelta y otra para después ponerla contra mí de espaldas, aun agarrando su delicada mano a la vez que nos metíamos entre todo el barullo de gente, ocultándonos de las miradas ajenas que me pudieran entorpecer el trabajo, entonces mientras mi mano aun permanecía quieta en su cintura, me pegaba a ella, manteniéndola cerca haciendo que nuestros labios meramente se tocasen, casi, podía escuchar el latido de su corazón, sabía que la estaba poniendo nerviosa pero ese era mi objetivo tanto, que mi mano derecha sujetaba la tela caída de la falda arrastrándolas en una caricia suave por la tersidad de su muslo, provocando un deseo sexual en ella que para finalmente volví a ponernos en posición inicial, ella estuviera deseosa de más.

Seguimos bailando al son de la música y la acerque más a mí en cuanto se había estado acercando una pareja demasiado como para tropezar, pero en ese momento mis labios se toparon con la frente de Desari otorgándole un casto beso – Vaya...que torpeza la mía…-Susurre entonces cerca de su oído haciendo que diéramos otra vuelta junto con el compás del momento y acabara yo por inclinarla hacia un lado alzando las manos izquierdas aun juntas para volver finalmente a la pose inicial.

La música paro. El silencio reinó la sala.

Nos habíamos quedado sin querer separarnos, pero esto me había gustado de una manera que no encajaba con el plan, que a la vista urgente de mis doncellas gemelas, acerque mis labios con lentitud a los de Desari, provocando así un ciclón de miradas sobre nosotros a la vez que jadeos de sorpresa. Tendría que ser creíble mi intento de poseer a Desari que añadir una mano sobre una de sus nalgas mientras la besaba pero terminé acabando por separarme de ella, acariciarle el rostro para así poder tenerlo todo calculado. Una caricia suave por su mejilla izquierda y después volver a querer besarla pero no más sentí la sensación de rechazo y pensé que el plan había funcionado.



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Mensaje por Desari Delay Jue Nov 20, 2014 2:45 pm

¿Por cuán rápido podía darse cuenta la inocente caperucita, que por sí sola no satisfecha con entregarse a las manos del lobo, ahora iba y caía en sus brazos de los que una vez atrapada entre ellos, huir no podría? Caí. Así es. Desde el momento en que sus labios susurraron su nombre y su mano tomó la mía, que dejé de ser Desari Delay, por ser solo una joven atrapada en su conjuro. En el hechizo agónico del roce de su cuerpo contra el mío, de la caricia de sus manos entre las finas telas de mi vestido. Y aunque debiera de reprobar su conducta, y fuera mi deber apartarme en aquel inicio cálido del baile, me vi incapaz de detener aquello de lo que misteriosamente y sin explicación disfrutaba como una adolescente en cual fuera su primer baile de la temporada. El más anhelado y esperado.

Tras ocultarnos de la mirada de los más curiosos en medio de aquella pista y bailar los primeros minutos, me di cuenta de lo curiosamente fácil que encajaba mi cuerpo con el suyo. De cómo nos sincronizábamos sin ni siquiera pensarlo, solo guiándonos por la música. Su cuerpo más grande que el mío parecía alejar a los demás de mí, protegerme de interrupciones e inclusive de él. Le miré a los ojos y le sonreí justo unos segundos antes que la mano que descansaba en mi cintura desviase sus caricias más abajo, a mis muslos y un rubor rojizo empezara a extenderse por mis mejillas. En otras circunstancias no habría dejado que se sobrepasara de aquel modo conmigo, sin embargo, era demasiado fácil dejarme llevar en su mano y protección, mientras yacía febril por su toque. ¿Qué era lo que me ocurría? Me pregunté en cada ocasión que mi mente pudo pensar más allá de su roce, su mirada y de aquella cercanía que lentamente me hacía morir de deseos por terminar de vencer la corta distancia de sus labios a los míos. Me torturaba. Me hacía voltear, y luego de nuevo se unía contra mí. Siempre más cerca que la anterior vez. Siempre danzando.

Los cuatro minutos que duró el baile, me parecieron eternos en medio de aquel baile abrasador. Solo podía en mi fuera interno rezar para que nadie me hubiera visto o me estuviera viendo de esa forma bailando con un desconocido. Todo lo contrario a lo que él debía estar pensando que en cuanto sus cálidos labios besaron mi frente tras un movimiento inesperado de una pareja que hizo que nos uniéramos más de lo que estábamos, sentí que muchas mirabas se fijaban entonces. —No se preocupe, no es vuestra culpa. Todo está perfecto con usted…— susurró al tiempo que un escalofrío bajaba por su espalda a causa del roce sensual de su voz contra mi sensible oído. ¿A caso aquel sería uno de mis puntos sensibles del cuerpo? Me mordí el labio y seguí bailando hasta que al detenerse la banda de música en la sala, me encontré cuerpo contra cuerpo e inevitablemente lo que había deseado en secreto que pasara, pasó. Con lentitud le vi acercarse hacía mí. Sus labios tentadores se entreabrían delineando desde el aire los míos y al encontrarse, no pude reprimir un suave gemido que escapó de mi garganta. ¿Aquel ruido provenía de mí? ¿Había sido yo? Definitivamente había enloquecido. Él me había enloquecido y por unos segundos disfruté de su caricia, de su roce, de su presencia… hasta que el rumor de la gente me hizo darme cuenta que ahora todas sus miradas estaban fijadas en nosotros, incluyendo seguramente la de mi padre. Quien al ver a su hija tan libertina con el joven, tan mansa, se encabritaría. Por ello al hacer de nuevo el intento de besarme, y por mucho que en verdad deseara volver a repetir la experiencia de sus labios contra los míos, me obligué a recular un paso hacia atrás, culminando por extender una mano y acercándome de nuevo a él, propinarle una bofetada que resonó en el silencio abrupto de la habitación. ¡Debía de sentirme ofendida! Y así es como debía de verme. Una señorita no podía dejar que le robasen besos de esa forma impune frente a miles de invitados, por más que deseara volver a probar por gemir de nuevo en su boca.

— ¿Cómo os atreveís?— Alcé la voz lo suficiente para que los más cercanos me oyeran mientras mis ojos nublados por lágrimas de dolor se encontraban fijos en los ajenos. La mano me ardía a horrores y entumecida tras el golpe, sentía el latir del corazón en aquella parte dolorida de mi cuerpo. ¿A caso aquel joven era de piedra? ¡Me habría podido dañar la mano! si es que no lo había hecho ya. —No soy una de vuestras chicas a las que perturbar con vuestra lasciva, ni este lugar el adecuado.—Dándome cuenta de que una de mis manos seguía aún entre la suya, la aparte de él con molestia por lo que me había obligado a hacer con su comportamiento y lo que me había dañado, justo en el momento exacto en que mi peor pesadilla fue expuesta ante todos los allí presentes. La voz de mi padre me aterrorizó y apenas recién comenzó. Tenía claro que lo peor vendría después.

— ¡Hija! Que son esos modales? ¿Qué es esa forma de avergonzarme ante los invitados? De deshonrarte con ese comportamiento tan propio de rameras? Ruego que le perdonéis, Messier Lothbrok y que esta escena no os haga replantearos nuestra fructífera amistad. La fiesta ha debido de alterar sus nervios.— Mis mejillas antes sonrojadas ahora yacían blancas del pánico y de la sorpresa de oír todo aquello que mi padre decía frente a los demás. Si alguien me estaba avergonzando frente a todos, era él en ese mísero instante. —Él me ha besado sin mi consentimiento…Yo solo…— Uno de los brazos de mi padre me tomó fuerte del hombro y con una mueca de dolor me volteé hacia él, quedándose las palabras trabadas en mi lengua, dándole la espalda al joven por el que mi padre más tarde me castigaría.

— ¡Tú le besaste! Pequeña mentirosa, pídele perdón y disculpas. ¡AHORA! — Agaché la mirada ante su grito y por lo bajo me negué, con lo que únicamente conseguí que entreviera de reojo a mi padre alzar su mano en mi dirección. Quizás había olvidado que había más gente y debía mantener su faceta de buen padre, o quizás era que tenía la certeza de que podría golpearme frente a todos, que todos apoyarían y verían bien su respuesta ante aquella bochornosa situación. Yo apenas le vi alzar la mano, cerré los ojos con fuerza y recé. Recé; para qué del golpe, no volviera a romperme el labio otra vez.



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Mensaje por Ragnar Lothbrok Dom Dic 14, 2014 5:58 pm



No podría estar divirtiéndome más que nunca. Si, así estaba pasando. Observaba la gracia de ver a mi amor platónico ser machacada psicológicamente por su padre, pero detuve a Delay justo antes de que pusiera una mano sobre el rostro angelical y perfecto de Desari. Tendría que andarme con cuidado si quería seguir con el plan, y para ello el rostro de Desari tenía que estar intacto a partir de ahora aunque yo no hubiera estado las veces que la había maltratado.

-Quieto Delay, o provocarás que el sulfuro te explote la cara….
-Susurré una vez estuve bien cerca del oído ajeno para poder avisarle de que había muchas miradas sobre el y que no eran las que acostumbraba a invitar a sus bailes, el mismo estaba siendo vigilado por refuerzos que había llamado pero que estaban bien escondidos por toda la mansión – Y..-Aparte la mano hacia abajo, interponiéndome entre el anciano y su sumisa - ¿Por qué detener esta fiesta? –Sonreí – Estaba siendo de lo más entretenido ¿no lo sabes ya Delay? –Tuve que soltar una risita suave antes de encontrarme a cada lado a mis gemelas de cabello de fuego, mirando a Delay fijamente como si estuvieran estudiando los procedimientos para destriparlo.

– Seguramente hagamos muchos planes en el futuro, tal y como están tus acciones de….débiles – Volví a reir pues el momento me estaba sabiendo a gloria – No creo que tengas más salidas aparte de las que yo te puedo dar…después de que hablemos tendidamente en tu despacho…-los movimientos eran gráciles, elegantes y soberbios, sabía cómo tenía que tratar a cada tipo de esta especie – Simple, será el que dejes de intervenir en el castigo contra tu hija ya que veo a más de un aspirante que querrá profanar el hermoso cuerpo de tu hija….a no ser -mis manos entrelace sobre mi cadera, viendo con una sonrisa socarrona el rostro pálido y perdido de Delay – que las cosas cambien…a mejor entre ambos –La ultima silaba la arrastre entre los dientes haciéndose afilada como una navaja de carnicería.




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Mensaje por Desari Delay Dom Dic 14, 2014 8:54 pm

No recuerdo cuantas veces mi mejilla había ya sido golpeada por la mano dura y firme de padre, pero aún menos podía acordarme de las veces en que finalmente la mano de mi padre no fuera a impactar en mi piel con toda su fuerza. Por no decir y hasta afirmar, que aquella vez era la primera en que esperándome ser golpeada, no terminaba en el suelo y con las mejilla roja tras el impacto. Desconcertada, resté unos segundos más esperando el golpe, pensando que quizás fuera uno de los juegos de padre y al no esperarme me golpeara. No obstante no ocurría nada y lentamente al tiempo que volví en mi misma y era consciente de las voces que me rodeaban, fue cuando me di cuenta de que aquel joven había detenido el golpe y ahora mismo se encontraba hablándole a mi padre, quien no dejaba aun así de mirarme fijamente.

Aparté la mirada y me centré en la espalda del joven que seguía hablando con mi padre. Encontrándome con que de un momento a otro dos jóvenes rubias, sus acompañantes a la fiesta fueron a ponerse en cada lado de él, como se le protegieran y con una sonrisa pensé en quien podrían andarlo protegiendo. De mi o de mi padre… y más creía que de mí, ya que a mi padre parecía tenerlo bajo control y sorprendida de ello, no podía dar crédito a lo sucedido.

— Por favor que siga la fiesta… solo ha sido un malentendido. No hay nada de qué preocuparse.—Dije en alto a los demás invitados que habían dejado de bailar para vernos y así poder llevarse algo que contar. Tras unos segundos la gran mayoría al ver que no pasaba nada y que solo habría un beso que contar a los que no habían podido asistir a la fiesta, volvieron a sus conversaciones y quehaceres, incluyéndome a mí misma, que me acerqué hasta mi padre y el joven con sus acompañantes.

— ¿Está todo bien? — Pregunté sin saber que ocurría, colocándome lejos del alcance de mi padre, pero lo suficiente cerca para oír lo que se decían. Mi padre me mandó a callar y las chicas que repararon en mí finalmente, me miraron de arriba abajo y sintiéndome medida por sus ojos, fruncí el ceño y tosí incomoda mientras reparaba en la mirada seria y fría de mi padre. Oí parte de lo que dijeron al final y entendiendo que mi padre debía de encontrarse con algún problema con las acciones y sus empresas, atendí mejor a las palabras de aquel joven por el que me moría de ganas de volver a verle sonreír y de disculparme en privado por mi comportamiento. Ahora tenía una deuda con él tras haberme salvado de las garras de mi padre. Suspiré e igual que mi padre no entendimos sus últimas palabras. Intenté entenderlas y solo obtuve la ida de que quisiera decir que de negociar con él y salir beneficioso el acuerdo, él le dejaría profanar mi cuerpo como hasta ahora había hecho sin medida alguna más que la de su palma. Al pensar en aquello, me enfadé. ¿Me salvaba para entregarme luego de nuevo a las garras de mi sádico padre? ¿Todo esto había sido solo un truco para conseguir un beneficio a mi costa? Apreté la mandíbula y sintiendo la mirada de las rubias en mí de nuevo, me acerqué más a ellos hasta interponerme entre mi padre y él.

— ¿A que os referís con eso?¿De que se trata todo esto de lo que habláis? — Le pregunté esperando que no fuera capaz d entregarme por dinero de nuevo a los caprichos de mi padre y viendo a mi padre que parecía de nuevo molesto con mi interrupción, llanamente lo acallé como mejor supe; Encarándomelo. — Padre los negocios Delay, algún día pasaran a ser míos y cuando eso ocurra quiero saber todo lo que acontece a nuestro capital, por lo que tengo el derecho de saber que ocurre, tanto como lo tendría cualquier varón que hubiese nacido años antes que yo. — Le recordé, sabiendo que lo que decía era en parte falso, Puesto que al ser una mujer por ley yo no podría adquirir nada, sino que lo haría mi futuro marido quien asumiría el cargo.

Mi padre me miró reprendiéndome hasta que y quizás demasiado asustado por las palabras de su invitado, dejó pasar mis palabras y me dejó quedarme allí a escuchar. Con una sonrisa complacida por haber ganado esa pequeña batalla volví a voltearme a ver el joven que en cierta forma creía que se parecía a alguien que en mi infancia conocía. Quitando rápidamente aquellos pensamientos, al acordarme del sabor de sus labios y del beso que habíamos compartido, alcé la mirada hacia sus ojos y sintiendo de nuevo mis mejillas sonrojarse, por más que intentaba que no sucediera, me quedé esperando que continuaran con su conversación y así saber de qué trataba aquello y que era lo que estaban negociando. ¿Mi libertad o por el contrario, mi cadena permanente al amparo de mi padre?



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Mensaje por Ragnar Lothbrok Jue Feb 12, 2015 5:54 am



Las noticias volarían rápidamente de boca en boca.

Simplemente cuando empezara el nuevo día la gente hablará sobre lo de la fiesta y pasado una semana toda se olvidara o se volverá con más fuerza. Parecía que algo en mi plan se había torcido. En realidad no sabía que fuera tan narizotas esta Desari, pero no podía evitar el hecho de que aun sentía algo bastante fuerte hacia ella, tanto como para que fuera mi esposa y no soy de esos que sientan la cabeza fácilmente, pero ella, es ella.

Es inevitable oler el perfume que desprende su timidez o el sentimiento de valentía que tenía para hablar frente a un par de engendros como nosotros, o simplemente como se le iluminaba aquella mirada al verme intrigada de quien era. Seguramente se negaba en recordarme o su mente vagamente lo hacía. . . . . .

EN EL PASADO……
RESIDENCIA LOTHBROK
ALEMANIA


-Dime Keith ¿Qué miras tanto en Desari? – Preguntó un Ragnar de ojos cristalinos tras unas gafas redondas transparentes y con un libro de biología avanzada en uno de sus brazos.
-Pues que ella alguna vez será mi esposa, JAJAJAJAJ – Keith decía vanidosamente, valiéndose de que estaban de visita en casa de los Lothbrok para el baile celebrando el aniversario de los Lothbrok y por el anunciamiento de un nuevo Lothbrok en la familia. Ragnar estaba contento de que tendría una hermanita o un hermanito. Miró a Keith con recelo, pues Ragnar deseaba también a Desari, allí viéndola jugar con las flores al lado de su niñera y haciendo coronas de flores. Ragnar sonrió porque no pudo evitarlo. Keith parecía rascarse la barbilla de un modo pensativo - Dime Ragnar ¿Qué miras tanto en Desari? –Preguntó repentinamente Keith a su amigo el próximo erudito.
-Pues que ella, algún día será…
- ¿Tu esposa? ¡Solo puede ser de uno! ¡Yo la vi primero!
-Iba a decir, que algún día será la mujer más bonita del mundo, como las flores que dan color y vida a este mundo.
-Eres un presumido Rag, así no llegarás nada lejos.
-Siendo un cretino, tu si que no llegarás lejos Keith – Y con esto dicho, se levantó del suelo y le encaró – Nunca llegarás a ella con esa actitud, solo sabes engatusar su apariencia, no su interior –Pequeño Ragnar suspiró y dejó a Keith para poder ir hacia la mansión como dictaba cerca la hora de almuerzo con el resto de los invitados.

EN EL PRESENTE……

-Su padre solo quiere la mejor disciplina para usted….-Dije mirando hacia la belleza irrefutable de Desari – Y si me lo permite su padre, volveré a bailar este vals con usted con enorme placer Srta. Delay –Dije mientras la miraba, me acercaba aun cuando estaba su padre delante. No me importaba un comino. Pronto ese cochinillo de Delay sería servido con una manzana en la boca y en bandeja como recompensa de mis sirvientes fieles que darían la vida por su amo, pero ahora estaba vivo y coleando, gruñendo como al cerdo que se le golpea en una granja. Pude observar que Delay asentía a mi petición, dándome permiso para volver a bailar junto Desari y no esperé en tomarla de la mano para acercarla efusivamente sensual a mi cuerpo, manteniendo ambos torsos pegados el uno con el otro y entonces es cuando fallé.

Cuando mis sentidos fallaron y no pude evitar embaucarme en el hechizo de Desari, aquel que me atraía desde temprana edad, aquel recuerdo de haberla curado cuando se pinchó con una espina de cuento de hadas, aquella sonrisa, aquellas lágrimas que secaba con un rasposo pañuelo de la mesa del comedor, cuando pasé solamente por su amigo. Mi agarre en ella se hizo aún más fijo, mi cabeza se perdía en los recuerdos que solo pase como amigo ante sus ojos, pero ahora esperaba que aquella faceta de mi hubiera sido olvidada para que viera quien era en realidad.

Una vuelta le di en el sitio para ponerla de espaldas contra mi pecho y seguir bailando como todos lo hacíamos y entonces fue cuando mis labios estaban demasiado cerca de los ajenos. No, tenía que resistir a la necesidad y entonces mi mano fue a su vientre mientras la otra le sujetaba la mano alzada en el aire y la puse atrás en mi cuello, subí mi mano de un modo que encendería la caldera interior de su cuerpo para ponerla también detrás de mi cuello y asi hacer un movimiento de baile giratorio en el que enseguida volví a reunirla a mi lado.





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Mensaje por Desari Delay Jue Feb 12, 2015 8:29 am

En mis adentros por unos segundos me sentí perdida por las palabras del joven. Mientras mi terquedad era puesta a prueba y seguí esperando para que dijeran algo más, fui arrastrada fuera del alcance de padre de nuevo al escenario en el que me vieron besar y por unos instantes enloquecer por aquellos labios que ahora nuevamente parecían desear volver a acariciar los míos. Sus manos rápidamente encontraron su lugar y mientras dejaba que él fuera quien empezara con los primeros pasos y marcara el ritmo, mi mirada no dejó de beber de su presencia. De su sonrisa a medias, de la seguridad de sus pasos y de cómo sus manos me sujetaban dando pie a miles de vueltas que sin esfuerzo llevé volviendo a quedar bajo la premura de sus labios.

Me resultáis conocido… —Susurré contra sus labios. Me relamí mis labios y de nuevo volteada, me encontré lejos de la tentación. ¿Quién era? No me había desmentido mis palabras. No había contestado en absoluto lo que únicamente quería decir que teníamos un pasado juntos. ¿Pero quién? Al volver a sus brazos jadeé con fuerza contra su mirada. Mi piel se erizó bajo aquel vestido de seda ante el hechizo oscuro de sus ojos. Me sentí la garganta seca y mis labios palpitaban de deseo. Inclusive bajo la tela de mi vestido y escondidos de las miradas ajenas mis pechos se irguieron dolientes contra el pecho masculino. El rubor de mis mejillas se extendió por todo mi cuerpo y entreabriendo los labios hice lo único que llenaba mi mente; le besé. Lentamente y sin prisas acoplé mis labios en los suyos. Al principio los roce de forma suave, dulce hasta que sus labios se volvieron demandantes y tras entreabrir los labios para darle acceso a mi boca, me sentí perder entre las sensaciones de su lengua buscando desesperadamente la mía. Ahogué un gemido y cerré los ojos dejando que él me cuidara, sintiéndome a salvo en sus manos. Sus manos recorrieron la curva de mi espalda y en lo que una se afianzó a mi cintura baja, empujándome hacia él la otra acarició mi mejilla levantándome la barbilla con el pulgar para un mejor acceso a mi boca. Mis brazos rodearon su nuca y sin importarme la gente a nuestro alrededor junté más nuestros cuerpos en aquel íntimo abrazo.

Y ahí, en ese beso magistral, en esa prueba que los labios ajenos podrían hacer que mis tobillos femeninos temblasen por solo besarle y en la caricia de su mano en mi mejilla volaron mis recuerdos hacia un tiempo casi olvidado tras las penurias del presente, en el que un joven me acariciaba de aquel mismo modo cuando me veía triste, secando mis lágrimas con sus dedos. Y aquel pulgar lo conocía tan bien que bajo mi mandíbula lo reconocí. Keith había sido siempre el más cercano a Desari, quien la había ayudado frente a la sociedad, bajo esa fachada de clase alta. Sin embargo, no fue él quien conoció su interior. Si no fue Ragnar, el frío y silencioso Ragnar quien estuvo allí junto a ella cuando más lo necesitó, sin defraudarle jamás. Conociendo facetas de la pequeña Desari que jamás nadie se había preocupado de desentrañar.

Ragnar. —Lo llamé tras que nuestros labios se separaron, terminando aún sin romper aquella cercanía. Alcé la mirada y encontrándome con la suya, suspiré. Era él quien había venido a adueñarse de mi castillo, de mis jardines… de las ilusiones de esta pobre paloma que vivía encadenada en lo más profundo de mi alma.

Entonces a mi memoria de nuevo vinieron sus palabras. La mejor disciplina para mí que podía otorgarme mi padre a parte del cuero del látigo ensañándose en mi carne, era un marido. No cualquier esposo. No serviría cualquier hombre para sus propósitos. Debería ser alguien en quien poder confiar en sus estratagemas. Un líder nato. Un lobo hambriento de méritos y tan manso como un corderillo de ser requerido su inocente disfraz. Y quien finalmente pudiera poner en vereda a su hija. El fuego incauto de mi corazón.

No me hicieron falta las palabras para confirmarlo. Y aunque una parte de mi deseó apartarse de su fiera seducción, de aquel hombre que preveía podía ser una de mis mayores debilidades. Quien encadenara por siempre mis alas de cristal bajo su palacio de hielo y fuerza. Una parte de mí se rindió a la magia indómita de su mirada. Mis manos en las suyas se sentían sujetas y protegidas en su calor, como todo mi cuerpo en aquel lento baile en que los fantasmas del pasado acechaban mi memoria, abriendo las puertas contigua a los recuerdos que en alguna parte de mi niñez escondí. Y ahí siempre Ragnar aparecía. Desde pequeños él siempre había cuidado de mí, auxiliándome en cada errado paso de mis pequeños pies. No fueron muchas las veces en que nos encontramos. Keith solía ser quien más me visitaba pero ahora que recordaba, él siempre había estado allí. Alerta, como un lobo protegiendo sus tierras o a mi lado socorriéndome cuando el mundo era demasiado cruel para mi inocencia. Lejos de mí o cerca, acariciándome con sus manos, ahuecando mi rostro dulce mientras sus dedos suaves se hacían con las lágrimas de mis húmedos ojos o simplemente observándome, hasta que las familias se separaron y mi padre me arrebató por siempre de aquellos días cálidos con sus tardes doradas de mi niñez.

La música cesó. De nuevo, otro baile que terminaba y el eco de los aplausos retuvo el momento mientras mis ojos y mi cuerpo se negaban a alejarse de aquel amigo que ahora había regresado tiñéndose de misterio, haciendo que mis pensamientos se cubriesen de deseos que hasta ahora tenía ocultos. Anhelantemente deseaba que lo que en mi mente cada vez se hacía más creíble, fuera realmente una verdad y no un sueño inalcanzable. ¿Él sería el escogido? ¿Él quien me libraría de la tiranía de padre, para encadenarme a las sombras de sus recovecos? Sentí a mí alrededor el vacío que dejaban las parejas en busca de víveres mientras los músicos preparaban la orquestra para otro baile. Más mis ojos no fueron conscientes de nada más que de sus ojos. Su aliento contra el mío, chocaban en el aire. Parecían dos tormentas creando un huracán y cuando su mano tiró de la mía en un intento de alejarnos, yo me negué devolviéndole el tirón y de nuevo nuestros cuerpos se unieron en su forma original. Uno frente al otro, acariciándose.

¿Por qué has venido ahora a arrebatarme la vida? ¿Porque el solo verte… causa estragos en mí? — Había aprendido que ser débil ante los hombres siempre conllevaba dolor. En antaño me dejé acariciar y proteger por aquel niño que aún frío y de pocas palabras siempre demostró su cariño hacia mí. No obstante, este niño había cambiado. Ahora sus manos ásperas y firmes eran capaces de dañar tanto como de proteger. Y yo, era débil ante él. — Siempre he tenido voz, ahogada en susurros pero voz al fin y al cabo. Y ahora al verte solo atino a temblar. Ahora solo soy una flor cautivada por su primavera… como aquellas que una vez tomaste para hacerme una corona de ellas.



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Mensaje por Ragnar Lothbrok Sáb Feb 21, 2015 9:04 am



Sus palabras eran réplicas o simplemente una vía de escape para que yo no pudiera hablar ni poder defenderme. Sabía que no lograría nada, si volvía a caer del todo bajo su influjo o sobre algún tipo de hechizo. Tenía derecho a saberlo todo, pero no, ella no estaba en mis planes de deshacerme a Delay, ella para mi tenía que ser el premio que conseguiría cuando hubiera destruido a Delay – Desari…acompáñame a algún lugar en donde no tengamos ojos curiosos encima de nosotros, creo que tenemos muchas cosas que…..contarnos –Deslice mis dedos por su piel desnuda de aquel brazo y directamente coloque mi brazo alrededor de su cintura, llevándola conmigo, con un poco de esfuerzo pues note como sus nervios afloraron. No la iba a violar, no aún.

Habíamos llegado a una de los rincones más ocultos de la mansión. En frente nuestra había un gran ventanal en el que mostraba a través de sus cristaleras un hermoso paisaje nocturno. Paris iluminado a noreste, la Notre dame se podía visualizar a duras penas y al noroeste los paisajes de bosques y prados vírgenes que seguramente a la espera de ser descubiertos. Observe el fino vestido que Desari llevaba esa noche – Debes de estar helada –Deslice mi chaqueta sobre los hombros de Desari y la acerque hasta mi torso, rodeándola de la cintura no la dejaba sola en ningún momento. Si ella quería alejarse, no la forzaría a quedarse a mi lado pero ahora era yo el lobo solitario que quería probar de los labios inquietos de caperucita roja –Ahora que el misterio se desveló, es doloroso escuchar que me juzgas con malas palabras como causarte estragos….-Fui susurrando en su oído mientras le iba acariciando la espalda con sutileza – y querida vine a salvarte de un futuro nefasto que ni tu misma ves con claridad –Acabé susurrándole aquello mirándola a los ojos, aquellos ojos que una vez eran tan grandes y que aun seguían siéndolos pero con un brillo diferente.

Ya podría tardar un poco más en que la noche nos cubriera para ocultar las locuras que profanarían el cuerpo de la mujer que siempre estuvo y que está en mi punto de mira, acaricie su rostro conforme  la ponía contra una de las esquinas cerca del gran ventanal, prácticamente en aquel rincón oscuro la tenía acorralada, como una presa fácil que teme a su opresor. No quería hacerla daño pero todo me llevo a besarla con el deseo contenido que obtuve desde el primer momento en que la vi esta noche, rodeándola con ambos brazos su cintura estaba mientras seguía intercambiando saliva entre beso y beso pecaminoso, llevando una mano por detrás de su nuca para entrelazar como pude sus cabellos de oro entre mis ásperos dedos aprisionándola más contra aquel rincón oscuro – Dess…quiero salvarte – Mordí el labio inferior rosado de la tentación, retire a un lado sus hebras de oro para comenzar a oler su aroma excitado mezclado con la sensación virgen que en mi interior se moría por catar el primero – Y que tu seas mi salvación….Solo tú puedes….serlo….-Sin evitarlo más, baje un tirante de su vestido hacia abajo e indague más con mis besos en aquel pálido cuello, pero el libido creciente en mi interior llevaba al aumento de una adrenalina mayor que enseguida, yo mismo me retiré de ella con lentos pasos hacia el otro lado de aquel oscuro rincón.

-Dess…Estoy echando el plan a perder –Maldecí mi desliz, casi lo hecho todo a perder por un par de ojos bonitos de la infancia. Estaba al borde de quitarle el vestido, de hacerla mía y de secuestrarla, pero solo esto se me estaba yendo de las manos. No quería involucrarla pero ya era demasiado tarde. Mis sentimientos se habían mezclado con la profesionalidad que mantenía en el plan.

Ahora tenía que establecerme de alguna forma.



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Mensaje por Desari Delay Dom Feb 22, 2015 7:45 am

¿Qué hacía él aquí? ¿Por qué tras tantos años sin saber de él, sin volverle a ver había decidido regresar a hablarse con padre? Aunque ahora que le tenía frente a mí, tras probar sus labios y ver el regocijo; la llama de la pasión en sus ojos, sentía en lo más hondo de mi alma que por alguna razón había sido mi presencia, mi persona la responsable de su regreso. No olvidaba que ahora parecía que fuera socio o alguien cercano y por encima de mi progenitor, pero viéndole a los ojos era imposible no olvidarte de todo pensamiento que cruzara tu mente.

Sí, será mejor que salgamos. Hay demasiados ojos puestos en nosotros y si no queréis habladurías más valdría desaparecer del centro de atención o separarnos. — Dije sintiéndome cohibida al ser consciente de la gente que nos rodeaba y que apenas empezaban a murmurar a nuestras espaldas tras terminar aquel beso que aún sabía a gloria en mis labios. Nunca antes me habían importado las habladurías, no obstante en esta ocasión todo era muy diferente. No conocía los deseos de Ragnar y un beso como aquel, una cercanía como la nuestra a ojos ajenos podría parecer el inicio de un romance, de un enlace esperado por todos, excepto por mi padre de quien me encontraba segura jamás cedería ante nadie que no pudiese ser un buen patrocinador para sus negocios.

Tras mis palabras esperé que se despidiera y se alejara como todo soltero codiciado que no busca malas impresiones, ni dejar sus vidas de pecado y pasiones. Sin embargo, volvió a sorprenderme y sintiéndome jalada delicadamente hacia él tras unos breves segundos de confusión dejé que fuera él quien guiara nuestros destinos y mi camino. Su memoria seguía siendo la misma que de pequeño ya que enseguida tras sortear a mi padre y a sus compinches que seguían hablando animadamente de negocios me llevó hacia el rincón más alejado de la mansión. Aquel rincón en el que de pequeños alguna vez me había encontrado oculta, escondida de los gritos de mi padre.

Hacía mucho tiempo no acudía a este lugar. —Mencioné fijando mi vista en la ventana y las vistas como también el reflejo de Ragnar en el cristal. ¿Cuándo se había vuelto tan imponente, tan seguro y masculino? Cada uno de los poros de mi piel se erizaban con solo el mínimo roce de sus manos en mi piel y mi corazón parecía desbocado con tan solo verle. Exudaba magnetismo en cada uno de sus movimientos, en cada uno de los sonidos de su voz… Jamás antes me había encontrado con un hombre como él. Suspiré al sentir su chaqueta sobre mis hombros y sus manos cálidas acariciándome la espalda en una intimidad que en ningún momento deseé romper, por más nervios que sintiera la inocente caperucita ante aquel lobo que en silencio la reclamaba para sí mismo. La caperucita siempre había sido para aquel lobo.

No busco tu dolor… jamás quise hacerte daño, solo no entiendo porque tras tanto tiempo acudes a salvarme…Yo, no estoy preparada para ti. Ya no eres aquel infante y yo sigo siendo aquella que se escondía siempre de las sombras… ¿No ves que solo soy una joven vulnerable ante ti? Yo jamás podré ser salvada. —Susurre contra sus labios tras que voltearme me lo encontrase ante mí. Me estaba confesando, abriendo las puertas de mi ser a quien formaba parte de mi más dulce pasado y aun así, por más que me dijera que él era demasiado intenso para mí, que estaba seguro merecía una mujer fuerte de su mano, más anhelaba ser yo la joven dueña de aquel lobo. Por unos segundos no encontré palabras, sus ojos me inducían a dejarme llevar y tras sentir mi espalda contra la pared solo fui consciente de sus labios tomando con intensidad los míos. De nuevo abrí la boca para él y ahogue un jadeo contra su aliento. Más me valía llenarme de fuerza, porque mi corazón estaba ganando esa cruenta batalla contra mi razón. A cada beso le correspondí con la misma intensidad con la que mi corazón bombeaba la sangre de mi cuerpo. De forma ardiente jadeé al ser mi labio mordido entre sus dientes. — ¿Cómo podréis salvarme de la calidez que se adueña de mi cuerpo? ¿De las cuerdas que penden de mi cuerpo…? ¿De estas cadenas? —Pregunte arqueándome contra él, agarrándome de sus hombros cuando los besos masculinos bajaron a la curva delicada de mi cuello y las mariposas volvieron a sobrevolar mi alma. — Como podría yo… salvaros?— Añadí antes de morderme el labio hiriéndomelo sin querer en uno de sus extremos por la desmedida fuerza y sintiéndome extraña, demasiado ligera de pronto él se alejó de mi cuerpo dejándome con la respiración inquieta y los labios entreabiertos confundidos. ¿Cuándo se hubo alejado? Aún me quemaban los dedos de agarrarme con fuerza en sus hombros al sentir como el mundo tras sus besos empezaba a girar a nuestro alrededor.

¿Qué ocurre, Ragnar? —Pregunté tras calmarme ligeramente y dar un paso hacia él de forma algo recelosa a causa del miedo que tenía a nuevamente su rechazo. Jamás antes un rechazo y una lejanía como aquella me había dolido tanto. — ¿De qué plan habláis? ¿Estáis así por causa de mi presencia? No deseo veros afligido, ni avergonzado por mi comportamiento… Siento si en algún momento hice algo mal. Si deseáis que olvidemos, solo hace falta que lo digáis y acatare vuestra palabra por la amistad que nos unió. Puedo hablar con padre y desmentiré cualquier teoría a raíz de un nosotros, pero decidme que os hunde así el corazón de esta forma.

Ante todo, lo último que deseaba oír de sus labios era que me olvidara de él, porque yo jamás me olvidaría de aquellos besos, ni de la magia de sus manos al tocar mi piel. Era la primera vez que me sentía tan femenina y fuerte a la vez enmedio de unos brazos masculinos y no deseaba perderlo. ¿Por qué no podría tener un esposo al que pudiese amar y desear de esa forma?



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Mensaje por Ragnar Lothbrok Dom Feb 22, 2015 8:36 am



Como príncipe y lobo abatido estaba arrodillado en el suelo con las suplicas de Desari por encima de mi cabeza. ¿Cómo podría ella salvarme de mi calvario? ¿Cómo? Pensándolo mejor estaba en la mejor tesitura de mi vida. En la del trabajo y en la del amor de toda mi vida, con la que peligraría si alguien decidiera tomarla en mi contra. Keith de hecho sabía que Desari siempre fue mi debilidad.

Y un rayo de luz me cruzo a la cabeza. Ahora sabía qué hacer y era luchar y ser el macho alfa que siempre tuve que haber sido, el Ragnar, que siempre obtenía lo que quería a cualquier costa. Mis pies se elevaron seguros y sin temblar apenas, mis manos, mi porte era temerario y mi mirada celeste se concentraba en la sensual y delicada figura de Desari. Dos zancadas hacia ella y ya la tenía de nuevo presa entre mis brazos y la pared, comencé a comer del néctar excitado de su cuerpo a través de profundos y sensuales besos alrededor de la fina curva de su pálido cuello, alzando ambos de sus brazos por encima de su cabeza, apretándolos contra la pared decorada de mármol y el resto de mi cuerpo haciendo presión en su vientre y torso.

Le mantuve las manos hacia arriba, ahí, que estuvieran en alto por al menos un rato en lo que mis manos se deslizaban lentamente por la fina seda del vestido, aumentando la intensidad de los besos detrás de su oreja, mis manos la toman de los muslos alzándola en alto, haciendo que note mi excitación por ella a través del pantalón, pero no, solo quiero que note que puedo hacerla perder en el paraíso de los avernos si sigue adelante conmigo y con lo que tengo planeado para el capullo integral de su padre – Sálvame de noches en la oscuridad….-Los susurros eran la  maestría del diablo – En los que seas aquella, la única con la que encuentre la luz –Rozándome estaba un par de veces hasta que la bajé con cuidado, poniéndola de pie, que sus pies tocaran el frio mármol, cogiéndola de la cintura y sus brazos los coloque sobre mis hombros.

Rocé sus labios con cierta sutileza contra los míos.

Lentamente, saboreándolos y tras exhalar aire de mis pulmones lentamente me separé de ella.

-No quiero olvidar lo mejor y lo único que me ha hecho seguir adelante que ha sido la esperanza….pero quiero, saber…si estáis dispuesta a sobrepasar un infierno conmigo a estar varios inviernos congelándote en la soledad – Susurraba, no hacía falta elevar las voces, nadie tenía porque escucharnos. Después de tantos años, tantos recuerdos estos meses volvían a mí y ahora estaba con uno de los más preciados aparte de los fraternales con mi hermanita. Desari, oh Desari – Si quieres seguir adelante dímelo, sígueme –Me iba separándome de ella lentamente, sabía que ya estaría estable como la persona fuerte que siempre supe que había sido – Si no…Olvidemos y hagamos de esto una mala pesadilla….



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Mensaje por Desari Delay Dom Feb 22, 2015 11:30 am

Habría esperado más maldiciones e inclusive algún que otro grito, arrojándome así lejos de él y de su presencia. De un momento a otro mis pasos se encontraron contra un muro impenetrable y regresando contra la pared de la que apenas me había liberado hacia unos escasos segundos, mis labios fueron tentados y alimentados por el demonio en persona.

De nuevo me encontraba apresada contra su cuerpo y mi cuerpo ardía. ¿Qué había ocurrido para terminar de esa forma? Mis brazos se encontraban alzados sobre mi cabeza asegurados por unas manos fuertes y firmes y mientras mi paladar enloquecía en aquel excitante y tan intenso beso, los jadeos en mí eran una respuesta constante como a si mismo también lo era, el rubor virgen de mis mejillas. Me tenté a morder esos labios pecaminosos y sonsacándole un gemido respiré duro contra su aliento al sentir sus manos dejando las mías para empezar a recorrer mi cuerpo, que aunque actuando siempre con delicadeza por unos segundos me asustaron, pues a cada caricia mi cuerpo saltaba, reaccionando como las brasas a la cadencia del fuego y sus llamas.

Sus besos se alejaron de mis labios y creando un camino en mi piel prodigó a mi cuello sus atenciones mientras me alzaba contra él. Encadenándome así con mis piernas a su cintura temblé y por unos instantes me agarré con más fuerza de la debida a su nuca. Los nervios afloraron y al sentir a tal grado aquella intimidad como la que tantas veces había leído en las novelas románticas agradecí que él me sostuviera, pues mis piernas podrían haber fallado. Ser inexperta no tenía nada de bueno, más que aquel deseo inusitado que en todo hombre producía la carne virgen para desflorar y a pesar de ello, del sonrojo, de los pensamientos pecaminosos que a cada trazo de sus labios me hacían desearle más de lo permitido, mi cuerpo, todos mis sentidos reaccionaron como cualquier otro cuerpo joven al cobijo de uno mayor y más fuerte que él, como cualquiera otra versión de los amantes amándose en silencio escondidos del mundo. A estos extremos ya era imposible no sentir como todo mi ser reclamaba sus caricias y sus besos, poseída por completo en aquel extraño y excitante sinvivir. Como imposible era ocultar los jadeos y suspiros que terminaban contra el rostro ajeno. ¿Era esta la pasión de la que todos los enamorados hablaban? Me pregunté agradeciendo sentir sus labios dulces y tiernos contra los míos mientras sus manos disponían a dejarme en el suelo con cuidado, para alejarse una vez estuve sobre mis  cinco sentidos y con los pies en la tierra.

Arrebatador aquel demonio que con su mirada se hacía con todo mi cuerpo. Dulce demonio, maldito lobo que buscaste la desgracia de caperucita entre tus brazos.

¿Podría ser que yo fuera aquella luz que tanto había esperado?

¿No crees que ya sea tarde para preguntar? —Pregunté deslizando mi mirada de vuelta a la ajena, afianzándose en aquellos orbes poderosos. El depredador relucía en su mirada y a pesar de lo que aquella mirada debería de significar para las presas, yo no sentí la urgencia de huir, solo la de acercarme y dejarme morder por aquel lobo feroz. —No puedo olvidarte, ni echarte a un lado. Una parte de mí, quisiera poder aceptar mi destino como la joven que obediente debo de ser y vivir así el resto de mis días al lado de algún déspota y aburrido hombre por mandato de padre. Pero realmente, no podría vivir de esa forma. Mis ojos se apagarían como el sol al atardecer y tú, más que nadie lo sabes bien. Yo preciso de las atenciones a una dulce flor pero también del peligro, del calor pusilánime recorriendo mi cuerpo. Y mientras esa parte se resquebraja la otra se alegra de que no me pidas que te olvide, pues desde verte en la fiesta ya quedaste impreso en mi iris para siempre.

Al tanto pronuncié las palabras, respiré hondo y avancé lentamente hacia él terminando por tomar una de sus manos en las mías y quedándome frente a frente al tenerlo cerca nuevamente. Mis manos apretaron las suyas e intentando desvelar con mis ojos cada una de sus facciones, me pregunté qué tan valor le daba al hecho de que yo misma me estuviese entregando a él sin resistencia más que la ligera prudencia de la oveja al aventurarse sin saber si resultaría comida o aquel sería su día de suerte.

Ya es tarde para mí. El infierno me ha escogido y yo ahora, lo escojo a él. — Las palabras salieron solas bajo la sombra de sus ojos y por unos segundos temí mi decisión. Me estaba vinculando a un joven amigo que ahora se había vuelto demasiado diferente al inocente y protector joven que conocí. El paso de los años terminaba cambiando hasta a las mejores personas y a pesar de ello; la niña que se acordaba de él, en mi interior me decía que confiase mi vida a sus manos, por que aquella mirada perdida, aquella mirada vacía en busca de su faro de luz en la costa más próxima no podía ser una mentira. Él jamás había sido tan bueno mintiéndome. No a mí. —Las pesadillas deberán de esperar.



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Mensaje por Ragnar Lothbrok Dom Mar 15, 2015 12:21 pm

Yo fui el culpable de llevarla al lado oscuro de lo que ella no estaría preparada excepto de cuando su padre desahogaba el cinturón sobre su espalda y otras partes de su cuerpo. Aquel sentimiento de ira me hizo acariciarle aquellos brazos desnudos que mostraba, lentamente como queriendo apagar las llamas del pasado. La observaba detenidamente a lo que no esperaba que aun estuviera cerca de mi persona, a lo que llegue a comprender el peligro que suponía estar a mi lado a no ser que ella fuera más valiente de lo que pareciera – Des, escogerás un camino lleno de sorpresas, dolor y suspense del cual no sabrás si podrás salir o seguir cuerda ¿estas lista para adentrarte en lo que con mi persona respecta? –Pregunte curioso de su respuesta, estando de hecho que no quería que se asustase de mi cuando yo tuviera que transformarme delante de ella o tuviera que desaparecer por dichos motivos, pero en cuanto me acercaba a deleitarme nuevamente con aquellos labios rosados que me tentaban demasiado, una de mis fieles criadas fue hasta mí y Desari, haciendo una inclinación breve sabiendo más o menos el intuitivo futuro venidero – ¿Clarisse? –Solo diciendo el nombre de mi sirviente la puso en alerta.

-Problemas señor…-Clarisse miro a Desari – Ella debe permanecer oculta, a salvo –Y en menos que hubiera tardado en decir nada a Clarisse de mi inconformismo, escuche los gritos de pánico dentro de la sala, formándose los pasos de la gente como un remolino y gritando. Ese sonido era para mí, como música celestial. Tenía a Desari a mi lado pero estaba pensando en que hacer. Clarisse tenía prisa en hacer su siguiente movimiento, de momento vi como arreglaba un desorden del vestido de Desari.
-¿Delay?
-No, mi señor, un demente empezó un debate trastornado a golpes –Clarisse era concisa en lo que decía – Motivo principal, aquí la damisela –Clarisse entonces no se jacto en mirar de manera ofensiva a Desari, cosa que en parte me molesto pero que no mostré mucha empatía.
-Vaya Desari, eres única ¿Verdad? Has debido de enaltecer las ganas de ser rifada entre los caballeros de la fiesta –Con algo de molestia transmití mis palabras a Desari que omití la necesidad de observarle el rostro, pero era inevitable que sobrepasara mis necesidades de ver la luz de sus ojos y ese brillo tan especial que en nada volví a verla enseguida, tomándola de la mano a la vez que disimuladamente entrelazaba sus dedos, afianzando el agarre y caminando hasta el umbral, pero retire mis pasos hacia atrás, hacia donde estaba Clarisse, con anillos hermosos los cuales yo regale a ambas gemelas por cada logro que hacían…o robábamos como fieles siervos de los pobres – Este –Tome un anillo de diamantes del dedo anular de mi sirvienta y se lo coloque en el dedo correspondiente a Desari - ¿Quieres que haga la escena delante de todos? –Susurre sobre aquellos labios que después bese lentamente, agarrándola de la cintura y de detrás de su nuca acercándola hacia mí, hacia donde estaría ella perdida.

Clarisse me notifico que Delay se acercaba, disimuladamente tome el anillo del dedo de Desari pero mantuve la corta distancia entre ambos, nunca más separados y teniéndola de la cintura agarrada, simplemente porque la mirada de odio que Delay posaba sobre mí era un triunfo más en el camino hacia mi venganza, pero por otro lado, odiaba que la posara sobre Desari. Ella solo era una joya en el camino de la cual siempre estuve deseoso de tener en mi poder, como si fuera yo el desamparado y ella la guía hacia la luz que cubre mi oscuridad cada luna llena. Nadie decía nada y ya Clarisse retiro a Desari de mi lado, colocándola detrás de mí, lejos de la vista de Delay.

-Ya me acuerdo de ti muchacho – Delay estaba en estado furia, observando a Ragnar mirándole con desdén. No dijo nada antes de seguir hablando – A mi oficina…-Delay negaba pero Ragnar estaba confuso, no sabía si era simplemente que se sentía asqueado frente al licano o simplemente el recuerdo del que se olvidó.

Escuchaba como cuchicheaban mientras me guardaba el anillo en el bolsillo interior de la chaqueta de etiqueta que llevaba, guiñe un ojo hacia Desari prometiéndole que todo iría bien –Clarisse quédate..-Vi que se acercó Greta – Quedaros con Desari, yo vuelvo en un rato –Dije permaneciendo paciente hasta que Delay me abrió la puerta de su despacho, pavoneándome de mi altivez y soberbia de como entraba al interior de la sala la cual parecía muy ostentosa.

-¿De qué se acuerda supuestamente? –Dijo mostrándome como en mi propia casa que en breves lo seria con la propuesta que tenía entre manos – Simplemente, porque –me senté en una de las sillas – No sé a qué se refiere – Estaba esperando sentado correctamente en aquella silla de oro casi puro, una imitación bastante ostentosa y delicadamente buena, pero sobresalte un tanto simplemente por el aire que produjo al mostrarme un fichero el cual tenía mi nombre en ella- ¿Quiere un autógrafo? -Esto no me olía nada bien pero mantuve una postura rígida y tranquila, en la que ni el mayor de los jueces de justicia me podría intimidar. Delay lo vi andar inquieto de lado a lado.

- ¿Dónde se quedó el niño embaucado en formulas y plantas? ¿Te convertiste en asesino?
-Hay que ganarse la vida. Con las plantas aprendí que se les podía dar muchos otros usos que el estudio – Una sonrisa burlona apareció en mi rostro mostrando que no Delay, no me vas a intimidar con tus preguntas sobre mí en el pasado, no conseguirás moverme de mi estatus.
-Eso me preocupa. Fuiste la primera opción para mi hija la cual con los azotes que le doy consiguen serenarla y mantenerla en su sitio, pero ¿A qué has venido aquí? –Pregunto mostrando su acostumbrado ceño fruncido del que no me importaba demasiado.
-Solo vine como un invitado del pasado, como los fantasmas de Navidad, pero yo, te puedo dar más por culo que esos tres aficionados, así que ahora Delay ¿Cuál es tu verdadero motivo para que me encierres aquí contigo? No sabía que quisieras intima...
-¡BASTA! ¡Además de zalamero traes nada de respeto sobre el apellido Delay! – Escuche a Delay farfullar más que una perra en celo, conseguía que me diera dolor de cabeza, pero hablaba de respeto ¿¡RESPETO?! Intente serenarme lo bastante como para toser y demostrar que nada me afectaba todavía.
-Me largo –No había servido de nada estar con este mal hombre, ni si quiera me dio un comienzo para poder largarle lo que tenía previsto antes de salir del despacho.
-Espera- Dijo Delay de un modo seco. Me detuve en frente de la puerta y con la mano en el pomo aun sin girar todavía – Lamento haber matado a tu madre –Maldito cabrón, hijo de perra, si me había reconocido – Fue un accidente – Y encima escupía mentiras, más motivos para matarlo, yo mismo vi como la estrangulaba mientras la violaba sobre el cuerpo muerto de mi padre adoptivo.
-Está en el pasado –Sonreí aunque el recuerdo violento de aquella noche aun perdurase en mi mente, no derrame ninguna lagrima –y por ello –Gire elegantemente en el sitio, irguiéndome lentamente y jugando con los puños de mi chaqueta – Tomaré a Desari como mi esposa. No seguiré los tradicionalismos – encogí los hombros lentamente, sonriendo de la situación – Ni la verás una vez la haya desposado y al menos la tendré a salvo de las garras depravadoras de su padre.
- No seas necio Ragnar, las mujeres son solamente instrumentos para el progreso del hombre. Solo sirven para dar varones. No comprendo el sentido de guardarlas como tesoros de gran valor. Mi hija es una joven común y corriente, como también lo era su madre.

Estaba a punto de volverme, salir de la sala y echar todo el plan por la borda. No tenía sentido que sintiera el enfado que estaba sintiendo en este momento.

-Creo que desconoce el valor de un diamante en bruto, Sr Delay –Dije conformándome con la tranquilidad, saliendo de aquella sala dejando sin nada que decir a Delay, reajustando mi chaqueta en su sitio, buscando con la mirada a Desari. Enseguida la visualice junto a las gemelas en el interior de la fiesta donde ahora estaba en proceso una pequeña muestra de teatro. Me acerque por detrás de Desari hasta quedarme a su lado, la bese en el hombro mientras aun las gemelas nos hacían de barrera frente a los demás de la fiesta, sonriente al lado de quien sería, quisiera Delay o no, mi esposa ya que lo bueno siempre se hace esperar, siempre.


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Mensaje por Desari Delay Lun Mar 23, 2015 6:29 am

Todo estaba pasando deprisa y a pesar de que lo más seguro que padre tildara a toda aquella aventura de enamorados jóvenes y nos negara vernos más, yo simplemente no podía dejar de pensar en sus besos, en besarle y en aquellas palabras que él me decía una y otra vez como asegurándose de mi lealtad y mis deseos. Los que únicamente iban por él.

El camino que me lleve a ti, a tu lado… no creo que sea peor que el infierno en el que siempre he vivido. —Dije con sinceridad viéndole fijamente a esos ojos que sabía que escondían más de un secreto. — ¿Tan misterioso os habéis vuelto? No temo este camino… no a menos que me asegures sería peor que estos años pasados, pero lo dudo y te conozco lo suficiente para saber que no me dejarías enloquecer, ¿verdad? Deseo estar aquí, contigo.

La sonrisa en mis labios que se acrecentó al verle acercarse para depositar un beso más en mis suaves pétalos se borró en cuanto una de las féminas acompañantes de él en la fiesta nos encontró y llegó a nosotros en lo que un grave alboroto se adivinaba en el salón principal. ¿Qué ocurría? Me pregunté dando por inercia un paso hacia el lugar del escándalo y encontrándome detenida por la mano en la cintura de Ragnar que me llevó de vuelta a su lado. —Pero debo ir. Soy la anfitriona de la fiesta, debería ir a calmarlos y poner paz, Ragnar. —Me quejé un segundo con el ceño fruncido hasta que con solo una mirada me convenció a quedarme con él. Suspiré y a su lado permanecí sintiéndome mal en cuanto llegaron ante mí lo sucedido abajo. Seguramente padre habría dispuesto la noticia de que espera que me despose en un día cercano a estos mismos días, lo que llevó a las disputas y de aquí, todo parecía haberse salido todo de sus manos. La mirada de Ragnar y sus palabras me dolieron unos segundos en los que me encontré tentada a pisarle los zapatos o a alejarme hasta que vi como sus ojos me buscaban y en un suave gemido dejé que me arrebatara los pensamientos en un beso húmedo y desesperante. Sus labios contra los míos encajaban perfectamente y cada uno de sus besos hacía que el corazón me latiera más acelerado y que una extraña pesadez se expandiese por mi cuerpo.

Haz como desees. Delante de todos, delante de padre… pero quiero que lo sepan todos para que lo de antes no vuelva a repetirse. No deseo que quieran rifarme…tampoco deseo tu malestar o molestia. Y el anillo… es perfecto. — susurre contra esos labios al tiempo que me miré la mano en donde ya reposaba el anillo de prometida. ¿De verdad estaba prometida? Aún faltaba hacerlo oficial, pero jamás imaginé que pudiera sentirme dichosa por un enlace, no cuando mi padre solo deseaba la fortuna y un esposo para mí que siguiese cada uno de sus pasos. Lo que sin duda, Ragnar no haría, pensé mirándole y acercándome de nuevo a sus labios le besé cálidamente, enlazando nuestras manos hasta sentir como el anillo quedaba afianzado entre nosotros y una sonrisa escapo de mis labios en los suyos.

Era extraño pero era la primera vez que actuaba así frente a otra persona. Me daba igual lo que pudiese pensar la acompañante de Ragnar de mi o de aquellos besos, yo solo deseaba sentir aquella cercanía y los brazos de él pegándome a su cuerpo mientras sus labios devoraban los míos. Sin embargo el momento pronto terminó y con la presencia de padre rápidamente me recoloque bien el vestido y me escondí ligeramente tras el cuerpo de Ragnar, pero ni así me libré de la mirada reprobatoria y llena de maldad de padre. Y bien si esa noche había pensado en olvidarme de sus gritos y torturas, esa mirada quería indicarme lo contrario. Debería de prepararme y mi piel de imaginar, ya temblaba. Apreté con más fuerza mi mano sobre el brazo masculino y de un momento a otro lo vi entrar al despacho de padre mientras Clarisse se detenía a mi lado y me ofrecía el brazo.

No puede quedarse a solas con mi padre… es peligroso. ¡Puede hacerle daño! — Mencioné viéndola con la preocupación en mis rasgos.

Quería ir y sacar a Ragnar de ese lugar. No obstante la joven permaneció tranquila y volvió a sugerirme de que tomara su brazo y bajásemos a la fiesta donde en breves daría inicio un pequeño teatro que habíamos concertado con una compañía. A regañadientes asentí y agarrándome a su brazo dejé que se me llevara lejos de vuelta a la fiesta e intentara hacerme olvidar de Ragnar unos minutos, en lo que puse un poco de paz en la fiesta y di la señal de inicio para el pequeño teatro. El teatro resultó ser al final mucho más de mi agrado de lo esperado, solo que no podía dejar de estar inquieta y ver tras mis hombros por si veía la figura de Ragnar llegar hacia mí. Estaba muy intranquila, conociendo a mi padre podría ser que ya me hubiera encontrado un prometido o tuviera en mente alguna de sus retorcidos y pudientes ideas, por lo que Ragnar podría correr peligro de terminar herido y si así fuera no me lo perdonaría. Por eso cuando de pronto sentí una mano rodeándome la cintura y unos labios cálidos depositando un beso en mi hombro derecho sonreí dejando salir todos mis nervios y mi inquietud, liberándome de lo que hacía mal en mi corazón.

Estaba preocupada por ti... ¿Ha ido todo bien? —Le pregunté en un susurro dejando que mi cuerpo se recostara contra su duro cuerpo, cual me rodeó con seguridad rompiendo de nuevo mis labios en sonrisas que no podía esconder de él. — ¿Él lo sabe? ¿Se lo has contado?—Añadí con curiosidad mientras mis ojos iban del dedo en que debía estar enlazado la alianza a sus ojos. Aquellos ojos de los que no deseaba separarme.



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Mensaje por Ragnar Lothbrok Mar Abr 14, 2015 2:24 pm

Aquel teatro de figuras seguía moviéndose y entreteniendo a la plebe. Ragnar indago en el beso que enseguida propino a Desari con dulzura, rodeándole la cintura con un brazo mientras que con la otra le agarraba del cogote para que no moviera su rostro, en ese momento, una de las gemelas, en el momento que Ragnar distraía a Desari con besos interminables a escondidas entre la gente, Clarisse al ser más ágil echo un líquido purpura en el recipiente de Desari, en el interior de la copa que después se volvió transparente, mezclándose con el agua. Cuando el proceso había terminado, ahora él tendría que yacer con ella y el efecto de aquella poción que le dio haría su efecto. Si Ragnar veía a Desari desmayarse, es que en su interior, su inocente alma y su cuerpo estaban peor de lo que pensaba.

Ragnar pensaba casarse con Desari y tener descendencia pero para ello, ella tenía que ser fuerte, tenía que sentirse lo demasiado fuerte como para aguantar. Sabia de la historia y el temor, lo podía sentir en su piel cuando la besaba, sentía que temía de llegar a mas – Desari, conmigo estarás a salvo siempre –Separándose un poco beso ambas de las suaves manos de Desari, estando cerca de ella, pero de repente la música que escuchaba del teatrillo se detuvo, aquello le extraño con lo que levanto la mirada y observo que Delay entraba con varios guardias acompañándole, haciendo el camino hasta Ragnar y Desari, la gente en el baile extrañada y preguntándose qué es lo que pasaba – apártate hijo –Dijo Tajante Delay a lo que Ragnar suspiro de alivio, llevándose consigo a Desari hacia su lado haciendo más libre el camino y vio que Delay objetaba calumnias contra un invitado que finalmente había sido descubierto - ¡¡Levároslo a la inquisición!! –Escucho y miro al joven, reconociéndolo entre la multitud, gritaba y se quería zafar del agarre de los guardias, Ragnar sonreía cuando se llevaban al criminal lejos de la sala.

– Hoy en día, dejan entrar a cualquiera, ¿Des? ¿Me escuchas? –Pregunto Ragnar con curiosidad, había atraído a Desari demasiado fácil y se preguntó si el efecto de la pócima estaba haciendo efecto, con lo que la miro con una sonrisa del pasado, de aquellas suaves que eran para ella - ¿d-Des? –Rápidamente, en un movimiento ágil cogió a Desari en brazos tras el desvanecimiento que tuvo – Dios…-Finalmente consiguió ponerla bien sobre sus brazos, buscaba un sitio y una pareja le señalo un diván que desocuparon en seguida. Ragnar no se lo pensó dos veces y lentamente la coloco allí, tumbándola en el diván y algo le molesto al arrodillarse sobre una rodilla. Saco el anillo del bolsillo y sonrió, miro a Desari desmayada y le coloco el frio anillo con un precioso diamante puro en el centro. Todos sacaron un “ooh” grande y el ego de Ragnar no podía crecer más que sonrió abiertamente. La misión aquella en la isla abandonada donde había mil y un tesoros  se cogió un buen puñado hasta su mansión.  Allí conoció a las gemelas que ahora le sirven lealmente.

Greta le paso un frasco el cual abrió y paso por debajo de las fosas nasales de Desari, lentamente hasta que la vio despertarse. La tomo de una mano y con la otra bien atento le retiraba los mechones dorados de su frente – Despierta Dissy –Susurro lentamente – Traigan agua –Ordeno a un camarero que daba vueltas sin hacer nada.



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Mensaje por Desari Delay Jue Abr 23, 2015 6:59 pm

No podía describir cuanta tranquilidad me transmitían los besos de Ragnar. Estaba segura de preferir antes sus besos que sus palabras, ya que con los primeros podía tan bien decirme si estaba bien o estaba mal, como con las palabras. Solo que esta era de una forma más íntima, como la forma en que nuestros labios se acobijaban y como sus manos se posaban en mi barbilla, en mi rostro acercándome aún más a él sin perder aquella delicadeza con la que solía tratarme. Hasta de pequeña había sido así y se lo agradecí. No podría soportar el caer en manos de un hombre como mi padre y aunque Ragnar pudiese parecer el perfecto tipo que deseaba mi padre para mí, en el fondo sabía que él nunca sería así y no hicieron falta sus palabras para que lo supiera. Yo estaría con él a salvo, lo presentía y él me lo decía con sus labios suaves y dóciles a los míos, deteniéndose en cuanto yo los detenía o viceversa. Me fascinaban sus besos.

Lo sé Rag, contigo sé que estoy segura.—Le contesté sin poder acallarme de nuevo el mote con el que de pequeña le llamaba, mientras me recostaba de nuevo contra él con el rostro sonrojado por aquellos infinitos y cálidos besos. Suspiré y con lentitud me tomé mi copa necesitada de un trago para bajar aquel sonrojo de mi piel. Me mordí el labio y le miré de reojo ¿Por qué se presentaba ante mi tan perfecto? ¿Tan atento? Suspiré en medio de mis pensamientos al ver sus ojos y su sonrisa de nuevos centrados en mí y entonces hubo algo extraño en todo ello. El estómago se me revolvió y un extraño malestar, como si me faltase el aliento atacó mi cuerpo hasta que me recosté en la fuerza de Ragnar por completo. Entonces todo se volvió borroso, y tras recordar a mi padre pidiendo paso y la mano de Ragnar llevándome más cerca de él, empecé a perder la consciencia de todo lo demás hasta el punto de no poder responderle apenas en cuanto me preguntó si le escuchaba.

No-o… —Balbuceé sintiéndome la lengua pastosa contra mi boca y el mareo creciendo hasta que mis parpados se cerraron y caí en los brazos de Ragnar a tiempo de que me sostuviera en sus brazos. En ese momento no fui demasiado consciente de nada. Un sudor frío bajó por mi cuello y temblé en sus brazos. ¿Cómo podía enfermarme tan rápido? Me pregunté sin encontrar respuesta a esa debilidad repentina. Gemí de dolor al sentir mi espalda contra el diván y me removí aún demasiado inconsciente como para abrir los ojos, hasta que un olor muy fuerte e intenso se coló en mis fosas nasales hasta hacerme picar los ojos y muy lentamente conseguí abrir los ojos. Primero parpadeé y poco a poco fui forzando la vista en la figura masculina que tenia a mi lado y a quien sonreí primero cuando conseguí dejar de ver borroso. — Hola, ¿Qué-e ,que… ha pasado?

Le miré confundida esperando por sus palabras cuando un joven camarero llegó con una copa de agua. La acepté y dejando que Ragnar me ayudara a sostener la copa ya que aún me sentía un poco mareada, oí de lejos la voz de padre viniendo hacia nosotros. Dejé de beber tensándome en el diván e inconscientemente busqué la mano de Ragnar y su férreo apoyo cuando mi padre llegó ante nosotros y me miró con el ceño fruncido y aquella mirada molesta que nada bueno deparaba.

De que va esto, muchacho? ¿Qué ha sucedido aquí? —Preguntó con su voz grave y su dura mirada puesta en nosotros.

Padre, no es nada, estoy bien no debes preocuparte. Solo ha sido un desvanecimiento sin importancia. —Dije esperando así poder calmar su humor volátil, sin embargo pareció no oír siquiera mis palabras pues sus ojos se fijaron en algo que aún no había llegado a mis ojos pero si a los ojos de todos los demás. Fruncí el ceño y miré la mano que sostenía Ragnar y entonces le vi; el anillo y todo mi mundo pareció tambalearse o quizás fui yo que de nuevo me desvanecía. Rag, le llamé en mi mente con miedo, no quería que me dejara sola con padre, no quería que se alejara. Lo quería cerca, muy cerca de mí hasta que la protección de sus brazos se hiciera permanente y dejara de temer.



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