Encuentros inesperados [Privado]

El nacimiento de aquella ave negra que ahora el violinista melancólico nombro como ‘cuervo’…es como una sonata que no para de tocar a pesar que los instrumentos son viejos, que se oxidan como el corazón dentro de su cuerpo putrefacto… Su madre como una rosa roja, hermosa, llena de vida, a la cual los rayos del sol fueron quemando con lentitud hasta lograr hacerla sangrar para que su candor fuera excepcional. Su padre aquel hombre que a pesar de ser humano parecía una bestia de la oscuridad, tomo a la rosa para llevarla a un vals, a una noche que jamás olvidara, desde entonces permanecieron juntos, desde entonces su amor floreció, hasta que ella un botón desarrollaba en su vientre para después hacerle florecer en aquel jardín que solo Dios creo para ese amor bajo las estrellas. Pero él, aquel hombre se convirtió en una aberración antes de ver nacer a su pequeño fruto, aquel hombre encontró la fuente de la vida eterna, la rosa, una diosa que jamás dejo de venerarle a pesar de que ahora era trágica la historia de su infinito amor.

Ella viviendo de día, él viviendo de noche, hasta que aquel pequeño vino al mundo con los ojos más hermosos color azul robados de aquel cielo de primavera en los atardeceres más hermosos que jamás se hubieran pintado. De ahí su nombre ‘Asagi’, que significa azul, azul como un azul que jamás volverá a admirar, es así como en un par de años, abandonan al pequeño en medio de la oscuridad, es así como es criado por lobos, por una manada fuerte aunque en su destino esta teñido de sangre y maldad, aquel hombre lo cría para poder dirigir lo que le fue heredado. En su juventud termino por sucumbir al igual que su padre a ese rito de iniciación. A esa fuente llamada eternidad, escondiéndose del sol que jamás volverá a admirar, olvidando el calor humano que ahora no extrañará jamás.

Ahora en esta noche después de más de seis milenios, en parís se encuentra el dulce ave, la fiera ave negra, saliendo a cazar, dejando que la sed que aturde su sistema torne sus pupilas de un color como la sangre, que sus cabellos se alboroten con el aire. Su sed no se calma, desea más y más sangre, desea exterminar a todos y cada uno de los humanos que yacen en parís corriendo y gritando por el terror de la bruma, amor y oscuridad, el abismo aclama en aquel lugar tenebroso donde encuentra a un grupo de humanos que nadie extrañara si llegan a morir, ríe a veces, ríe porque no puede contener las pequeñas preguntas que se desarrollan en su mente, es como un momento épico, donde aquella melodía invade la fiesta y la mascara de miles de hipócritas.

Nadie pide venir al mundo porque no es algo que se tenga que pedir, nadie tiene el derecho de elegir ya que nadie sabe lo que nos espera con la genética de Eva creadora del pecado, del día y la noche, de bien y del mal tal como lo narran aquellas viejas palabras sagradas. Poco a poco extiende los brazos para dejar caer los cadáveres a orillas de aquel pantano, poco a poco ve que ahora son más que cuerpo secos a los cuales se les ha exprimido hasta la última gota, solo queda una mujer y un niño que imploran por sus vidas, no puede ser más que un deseo que no llegará a tiempo a oídos de dios, porque la muerte alcanza primero al pequeño, enterró sus colmillos en aquella piel de mármol extrayendo su sangre, mientras su mano a travesó su pecho de algodón, para poder sacarle la joya más preciada, el corazón, la mujer ha ido corriendo con pavor por todo el pantano, mientras el vampiro come aquel corazón, con elegancia, cuidando de que su abrigo blanco no se manche y siga impecable.

Unos pasos lentos como si las yemas de los dedos tocarán las teclas de aquel piano viejo que yace en la mansión esperando por su dueño y después encuentra a aquella mujer, le toma del cuello y hunde su fiera mirada en aquellos ojos para que deje de gritar como si el demonio hubiese estado presente. Su mirada termina por matarla, sus colmillos de asesinarla, dejándola hueca como el pecho de aquel niño, ahora tira el cadáver lejos de los demás, había escuchando el timbre varonil de otra voz, ahora se escucha el ruido de aquel gangoso y putrefacto pantano. –En este instante no se olvida tan vacío que ha sido devuelto por las sombras, pero es que la voz femenina es tan escandalosa, aun cuando ellas gimen de placer bajo tu helado cuerpo, solo causan terror a los magníficos sonidos de las golondrinas nocturnas –Susurró como despidiéndose de la mujer, pero viendo al vampiro que entre sombras se escondía cual rata en una cañería. Saco un pañuelo y se limpio las blancas y hermosas manos que poseía, después esos gráciles labios de los cuales su voz dulce, tranquila pero varonil salía, con un toque refinado y lleno de elegancia volteo apenas parar verle. –Uno más en la oscuridad, desnudando la sangre de las alas, escarchando una platica con una rata que se oculta en la rama…Monsieur –Quizás no era nada educado, su lenguaje era una sátira de lo más sarcástica.