Pecados Capitales... ¿Descubrimiento o Evolucion? [Soren Kaarkarogf]

Había pasado casi una semana desde la fatídica noche en la que, se había enfrentado estúpidamente contra el hombre lobo. Si, estúpidamente, porque, enfrentarse a un enemigo del que de ante mano sabes te pateará el culo con facilidad, para salvarle la vida a un humano que acabas de conocer, no es valentía, es estúpidez. Y esa misma estupidez le había costado una costilla rota, un hombro dislocado y unas espantosas sicatrices en sus mejillas, nariz y labios. Eso sin mencionar claro, el dolor en la espalda y los homoplatos gracias al hecho de haber sido arrastrado casi 5 metros por la tierra del bosque con su cara contra el suelo y la garra del animal cerrada en su cabeza.

Pero bueno, estaba vivo y eso era lo que importaba, o eso quería creer. Pues cuando uno ha vivido tantos años, comienza a desear la muerte con más frecuencia que antes.

De cualquier forma, Soren Kaakarogf había recibido su merecido y había aprendido su lección, 'Jugar con lobos no es una buena idea' aunquer rompiera con la monotonía y le dara un toque de emoción a su existencia. Esa noche en particular, cansado del encierro y luego de deborarse casi todos los libros que había prestado en la biblioteca y sin nada mejor que hacer, Soren decidió de nuevo, salir a los peligros del mundo.

A riesgo de que Erkki (su mentor) cumpliera su amenaza de cortarle las pelotas si no cumplia con sus dos semanas de recuperación obligada, el profesor Kaarkarogf saltó por la ventana, disfrutando del fresco aire nocturno y el cielo estrellado, mientras saltaba por los techos de las casas Parisinas.

Se detuvo en el borde de una cornisa, observando con curiosidad como un humano le lanzaba una moneda a un hombre que a su juicio, parecía más bien un antiguo señor feudal que un pordiosero mismo. Escuchó sus palabras, complejas y bastante filosóficas, con suerte había dado con un algún viajero erudito.

- Pero la compasión del hombre por ayudar al prójimo ¿es entonces un pecado en si mismo Monsieur? - Exclamó desde el techo, olvidando que, las personas normales no aparecen de la nada en los techos de las casas y mucho menos, espian a transeuntes incautos como ese.

(( ¿Podrías no usar ese color rojo en tus posts? se me dificulta la lectura D: ))

Todo sucedió demasiado rápido. El humano había corrido al parecer asustado y la conversación del hombre bajo él, le reveló tanta información al mismo tiempo que se vio aturdido por unos instantes para leer entre líneas y entender el doble sentido de lo que decía. Porque siempre había un doble sentido, especialmente entre creaturas como ellos dos. Al comienzo había creído que se trataba de un humano más, pues no se había detenido a concentrarse en su aura para descubrir si era un ser imortal, pero no había sido necesario después de todo, las particularidades de ese hombre se habían puesto en evidencia casi inmediatamente.

Monsieur Felino.

Aquello tenía gracia. Porque a él le gustaban los gatos. De hecho había llegado a tener 10 en casa y había sido un desorden total, la casa olía espantosamente y los vecinos que quejaban de los maullidos. Mientras pensaba en los gatos, un par de mortales se habían percatado de su presencia en el techo y estaba a punto de saltar al vacío y desaparecer en las sombras de la noche como siempre solía hacer, cuando por algúna razón mistica, los hombres parecían haber desistido de su idea y fue sólo entonces cuando fue consciente de que el hombre de sombrero había aparecido trás de él.

Se giró con desconfianza, su velocidad y agilidad eran obviamente inmortales, pero debido a su reciente desventurado encuentro con el hombre lobo, temió que el hombre fuera un lupino persiguiendole el trasero. Soren se concentró en observar el aura del extraño y de inmediato su visión se volvió en escala de grises, la figura del hombre en frente suyo tomó una tonalidad grisasea, veteada con negro, la inconfundible aura de un vampiro que ha asesinado demasiado en su vida. Parpadeó y su visión volvió a la normalidad, se levantó y quedó de pie, llevándose las manos a los bolsillos con cautela.

- Disculpe si le he incomodado con mi imprudencia, pero no pude evitar hacer un comentario - Explicó paseando su mirada por el cuerpo del otro, buscando encontrar armas visibles - No todas las noches se encuentra uno con personas que filosofan de esa manera - Agrega, subió con la mirada al rostro del hombre, sus ojos parecían demasiado intensos, así que desvió la mirada - Soy... el felino Soren Kaarkarogf - Finalizó sin sonreír, no le era fácil sonreír, aunque lo quisiera, aunque sus ojos no fueran hostiles, simplemente la sonrisa no salía cuando quería - Profesor en la Universidad de Paris... ¿y usted es? -

Un gato con alma de trueno.

Esa era la segunda vez que lo relacionaba con un gato y le parecía de lo más simpático, de repente tuvo ganas de tener un gato de nuevo. Recordaría buscar algún minino callejero y llevarlo a casa, justo com Erkki había hecho aquella noche de lluvia, 154 años atrás. Volvió al presente cuando el hombre dijo que era cientifico, Soren abrió los labios con sorpresa para decir algo, pero sólo una silenciosa exclamación salió de ellos. ¿Cientifico? ¿En serio? él nunca había conocido a uno, pero desde que era mortal había deborado libros de Gallileo y Netwon y había admirado con fervor el trabajo de dichos eruditos.

Le escuchó extrañado de que, le estuviera revelando tanta información de si mismo. De donde él venía los vampiros eran creaturas sumamente discretas que nunca hablaban de más ni daban información inecesaria, cualquier cosa se podía usar en contra y no se podía confiar en nadie. Pero rápidamente Soren obtuvo una gran cantidad de información de ese hombre quien al parecer no era un don-nadie, sino más bien un reconocido vampiro trabajando para la mismisima realesa.

Soren no fumaba ni bebía así que, no supo que decír cuando el lo mencionó. Le siguió con la mirada atento a cada una de sus palabras, con la curiosidad a flor de piel como siempre que se encontraba con un sujeto digno de estudiar. El pecado, valla tema había escogido ese hombre para filosofar, observó el objeto que ahora usaba como bastón mientras comenzaba a caminar tranquilamente por el tejado y decidió que le seguiría, a decir verdad ya no recordaba que demonios había venido a hacer allí en primer lugar.

- Umm... pues este felino sabe de la vida lo suficiente para conseguir su plato con leche diario y su ración de pescado fresco - Comenta haciéndo una referencia metafórica a su condición - A decir verdad no mucho, por lo cual es un alivio saber que tengo la eternidad para seguir estudiando su significado - Agregó siguiéndole a una prudente distancia de metro y medio - ¿Y usted? -

Le gusto que dijera o más bien aceptara su propia ignorancia. Sólo los tontos, e inmaduros eran arrogantes y presumían de su saber. Soren sabía mejor que nadie que información no era lo mismo que sabiduría y muchos se jactaban de saber muchas cosas, pero eso no los convertía en sabios ni eruditos, sino simplemente en payasos ridiculos que vivían de las apariencias y del reconocimiento de los demás.

Ese vampiro frente a él podía ser mucho más viejo que él, podría tener mil años o podría ser tan sólo un recién convertido. De cualquier forma, el conocimiento era algo que llegaba con el tiempo y una muestra de sabiduría era la humildad para aceptar que aún te faltaba mucho por estudiar y entender. Caminó cautelosamente detrás del hombre, escuchando sus palabras con atención y entonces fue cuando el sonido de los gritos de la mujer y las risas de los hombres le distrajo. Soren se asomó por el borde del techo y observó la escena. Muchas personas sentirían el afán de ir a salvar al débil, otras en cambio se unirían a la fiesta y terminarían por violarla. Soren sólo contemplaría con curiosidad y les estudiaría sin entrometerse.

Porque eres un jodido voyerista depravado y un cobarde egoísta.

Intentó alejar esos pensamientos de su cabeza y parpadeó sorprendido cuando el vampiro había aparecido en el callejón, por unos instantes creyó que salvaría a la mujer en un acto heróico de caballero, pero conforme los minutos pasaban y la sangre se esparcía por los aires, Soren no pudo evitar sentir una macabra sensación que conocía muy bien. La sed. Por unos instantes quizo asesinar, enterrar sus colmillos despiadadamente en esos cuellos frágiles, unirse a la matanza y reír con ganas. ¿Pero en que estaba pensando? Sus manos de repente temblaban aferrándose al borde de las tejas.

Saltó en silencio y la mujer dejó escapar un quejido de sorpresa al notarlo al lado de ella, había esperanza en sus ojos castaños, le pedía gritos que la ayudara con una muda súplica, Soren saboreó el miedo. Ah, que delicia.

- Si abres la boca sobre lo que ha ocurrido hoy aquí - Comentó observándola con las manos en los bolsillos y un malsano brillo en sus pupilas dilatadas - Te cortaré yo mismo la lengua después de terminar el trabajo que comenzaron estos bastardos -

Y estaba a punto de tomar al desgraciado que se desangraba en el suelo para beberlo (Su padre le había enseñado siempre a no desperdiciar la comida), cuando una tercera voz, se escuchó desde alguna parte del callejón. Una voz que vagamente recordaba y que respondió a las cuestiones de Monsieur Di Brunni.

- Valla es la primera vez que estoy de acuerdo con tan despreciables sangijuelas - La voz era ronca, potente, intimidante, no era un humano eso estaba claro y Soren no pudo evitar que un escalofrío le recorriera desde el inicio de la columna vertebral. - La muerte es mucho más divertida - Agregó la voz desde algún punto en las sombras - Y ya que os preguntais acerca de ella, estaré más que complecido de enseñarola personalmente...-

Entonces de alguna parte y con una velocidad desorbitante inclusive para sus ojos de vampiro, el enorme, peludo y descomunal cuerpo de un hombre lobo completamente transformado, saltó por los aires con las garras extendidas y las fauces abiertas de par en par...

((Go ahead Giáccomo, third person rules!))

En los frenéticos segundos en los que el hombre lobo había saltado de las sombras avalanzándose por los aires con esa agilidad innnata de los de su especie, Soren se percató de que era el mismo bastardo de la otra noche.

Maldita sea. Maldita sea, ¡me ha seguido!

Quizás había sido demasiado inocente al creer que el lobo mantendría su palabra y respetaría el código de caza cuando se habían encontrado en el bosque una semana atrás. Soren recordó con todo lujo de detalles, su batalla contra el descomunal animal y la clara diferencia de fuerza: Ese hombre lobo no era cualquier tonto, era un luchador experto y tenía probablemente 10 más fuerza que él.

Apenas si logró escuchar las palabras de Giáccomo. Todo su cuerpo estaba tenzo por la adrenalina, sus ojos se habían dilatado y su boca se había abierto para mostrar los colmillos y gruñir cual animal provocado.

El lobo que parecía haber saltado hacía Giaccomo, pareció cambiar de idea en el último momento o quizás así lo había planeado desde un principio, pues sus patas en vez de aferrarse al cuerpo del vampiro, se habían apoyado en la pared casi como una araña y se había impulsado nuevamente, sin tocar el suelo, hacía su lado izquierdo. Soren apenas pudo parpadear, cuando una garra del tamaño de una pelota de baloncesto, se aferró a su cara y le lanzó contra el suelo, donde previamente el Italiano había lanzado ese extraño líquido. El bastón calló medio metro por encima de su hombro derecho y Soren ciego, sin poder respirar o gritar, sólo atino agarrarse del brazo peludo del animal, entenrrando sus uñas en la piel en un vano intento de soltarse del agarre.

El químico corrosivo, comenzó a deshacer el gabán negro que llevaba puesto con rapidez y un extraño olor a un compuesto que jamás había olído, pero que presumía era algún tipo de ácido, se esparció suavemente por el aire.

- Creíste que te dejaría ir tan fácilmente hijo de puta - Gruñó el lobo con una macabra sonrisa llena de afilados dientes- Luego de que me robaras mi presa de esa manera tan despreciable en el bosque, ¡A la mierda el código de caza! Voy a matarte a ti y a tu amiguito -

(( Perdona no había visto que habías respondido, además que no sabía como responder, puesto que, en lo que escribiste, 'supusiste' que Soren estaba inconsciente o incapacitado para moverse D: y en ningún momento escribí que lo estuviera, entonces lo que había pensado hacer ya no lo pude hacer ))

Alguna vez alguien le había dicho que morir por asfixia era una de las peores muertes. Cuando estaba vivo y vivía en el castillo Kaarkarogf con su prestigiosa familia, los cuentos y leyendas urbanas eran pasados de boca en boca por los plebeyos hasta llegar a sus oídos. Cuando tenía 14 años había escuchado por primera vez la historia de la mujer del herrero, que se había caido dentro del lago congelado, mientras regresaba del bosque con unas raices y hongos secos. La delgada capa de hielo que se había formado en la superficie le había impedido salir del agua y había muerto inevitablemente atrapada en esa carcel de cristal frío.

A sus 14 años no logró imaginarse cuan espantosa esa muerte podría ser, pero 277 años después, gracias al agarre del lobo, vivió en carne propia el horror de ser asfixiado. Lentamente perdió el conocimiento, luego de que el lobo apretara su rostro con aquella fuerza sobre humana por el tiempo suficiente para que sus pulmones chillaran de dolor rogando por aire.

Se perdió en una oscuridad desconocida, flotando a la deriva sin ser consciente de nada. Sólo recordando a la señora del herrero y a su vida en el castillo. El rostro de Izaak su esclavo personal apareció por ahí con su mirada sumisa y su piel color aceituna. Vio a su hermano, con su sonrisa burlona, altivo y arrogante vistiendo unas preciosas ropas como un principe, vio a su madre, con sus ojos infinitamente preocupados por todo, a su padre, con el eterno seño fruncido y las canas surcándole los costados del cabello dandole la impresión de ser un elegante noble y finalmente el rostro afable de Annika su hermana menor apareció sonriéndole vistiendo el traje de novia que tenía la última vez que la vio, extendiéndole la mano como si le invitara a seguirla al paraiso.

Abrió los ojos lentamente y lo primero que vio fue la borrosa mezcla de colores del mundo a su alrededor. Parpadeó y entonces fue consciente de que viajaba a gran velocidad... ¿Colgando en el hombro de alguien? Arqueó las cejas con sorpresa al darse cuenta de que estaba siendo cargado por el vampiro que había conocido momentos antes. Un momento, ¿Se había desmallado? Frunció el entrecejo y entonces los recuerdos de lo ocurrido lo golpearon como un puño físico.

Iba a decir algo cuando sin previo aviso, había sido lanzado varios pisos abajo por el vampiro. Instintivamente cerró los ojos y se cubrió el pecho y rostro con los antebrazos. Entonces las bolsas de basura y desperdicios amortiguaron su caida. El hombro recentido al igual que su costilla partida, crugieron ligeramente con el impacto y aunque su cuerpo le pedía que se quedara allí acostado de par en par tal y como había caido, su mente volaba frenética de regreso al techo, en donde se escuchaban los rugidos de la pelea.

Se puso de pie tan rápido como pudo y trepó los pisos que le separaban del techo impulsandose con sus piernas y agarrándose de las rejas de las ventanas con facilidad. Una vez su cabeza asomó por encima del techo, se quedó bastante sorprendido con lo que vio. Aquel vampiro, era definitivamente un hombre peligroso.

Soren sintió que la capacidad para hablar lo había abandonado por unos instantes, mientras observaba como magistrarlmente el vampiro luchaba contra el hombre lobo, notó la ténica mental, porque él mismo la dominaba, sin embargo sólo podía usarlo con humanos, nunca con otras creaturas mágicas o poderosas. Ese vampiro debía ser mucho más viejo que él para poder tener ese nivel de control mental, Soren no pudo evitar sentir un escalofrío recorriendo su cuerpo. Entonces el hombre había producido nada más y nada menos que fuego!

Con un movimiento instintivo Soren se había llevado los brazos y las manos a la cara para cubrirse, si había algo a lo cual temía era el fuego y pensar que alguien pudiera producirlo a su antojo, era más espantoso todavía. Retrocedió un par de pasos, su mente pensando en la manera de escapar del lugar lo más rápido posible, pero la visión del lobo ardiendo en llamas mantuvo sus pies congelados e inevitablemente se mantuvo observando la escena hasta el final.

Corre maldita sea, ¡corre! Este hombre es peligroso y no debes confiar en nadie.

Pero no pudo correr, como tampoco pudo esconder su miedo reflejado en su rostro. Tragó saliva y finalmente pudo hablar:

- G...racias Monsieur- Exclamó con una voz que hubiera querido no sonara tan temblorosa - Eso fue... impresionante - Y mientras hablaba, su mente viajaba a una velocidad vertiginosa pensando en las posibilidades que tendría de sobrevivir si se enfrentaba a ese vampiro en una lucha directa.

(( Se que me quedó mucho más corto, pero te seré sincero, nome gusta escribir post muy largos, no va mucho con mi estilo de escritura haha, además si le metía más sería puro relleno lol ))

A lo largo de suis 291 años Soren había enfrentado cosas espantosas, había luchado con licantropos, vampiros e inclusive otros seres no muy comúnes en esa parte del mundo, pero siempre había tenido una arma con él, 70 años atrás había trabajado como Ayudante del Sherif de Estocolmo y siempre salía con una larga espada de plata ajustada a su espalda bajo su gabán, espada que se le daba muy bien manejar, gracias a su entrenamiento militar con la policía paranormal de Suecia. Pero ahí estaba él sin ningún tipo de arma que pudiera utilizar, de frente a un jodido loco que había amenazado con matarle luego de salvarle la vida.

¿Porque demonios alguien te mataría luego de tomarse la molestia de salvarte? Pensó por esos erráticos segundos, mientras escuchaba los pasos de los lobos acercandose y las venenosas palabras de Giaccomo. Porque necesita algo de mi. Información o alguna otra clase de mierda y luego se deshará de la evidencia.

- No tengo trato alguno con Lobos - Respondió escuetamente - El que nos atacó, intentó cazar a mi humano en mi territorio, creí haberle dejado claro el código de caza... pero al parecer volvió por más - Cerró los ojos por unos segundos y cuando los abrió todo estaba en escala de grises, frente a él la aura descolorida y griseasea de un asesino se manifestó inmediatamente rodeando al vampiro, giró su rostro y localizó las presencias de los lobos que se acercaban al lugar.

- Mierda - Murmuró, necesitaba una maldita arma o no saldría de esta, miró a su alrededor, seguían en el techo y sólo habían tejas y uno que otro trasto, rápidamente se deslizó hasta el borde y arrancó el borde de hierro con ambas manos, partiéndolo en dos con fuerza, no había tiempo para delicadezas, esa vara de hierro tendría que servir para algo. - Creo que tenemos compañía - Comentó azorado, cuando vio a los demás lobos, quizás de la misma manada, aparecer en el tejado, tres en total, transformados en su estado humanoide y bestial y todos notoriamente enojados.

Tragó saliva y se agarró a la varilla de metal con fuerza, en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo probablemente no tuviera muchas posibilidades, pero podía hacer uso de sus habilidades mentales...