A metallic taste...

por **Mateo Southgate** Jue Ago 16, 2012 2:55 pm

-¿Que estaba haciendo?..., solo veía el paisaje pasar, corría de manera desenfrenada, ¿algo me estaba persiguiendo?..., no, no era eso, yo era quien estaba persiguiendo a alguien, ¿pero a quien?..., lo rescuerdos son difusos, era una sensación extraña..., como estar despierto y dormido a la vez, una sensación indescriptible, corría desenfrenado, era libre, carecia de toda atadura, mientras sentía la brisa en mi rostro, la blanda tierra en mis pies, la humedad de la bruma, como mi nariz era bombardeada por toda clase de aromas que jamás me había percatado, pero lo veía..., era difuso, poco claro..., como si estuviera en alguna clase de sopor o realidad alterna...

...Pero no era placentero, me había percatado que no podía controlarme, me encontraba prisionero dentro de mi propio cuerpo, nada más que un simple espectador, preso de mi propio instinto..., aquella silueta..., esa presencia enorme y oscura que se encontraba a mis espaldas, la cual como vil titiritero controlaba todo tras bambalinas...

...Estaba temblando, podía sentir su respiración en mi nuca, su álito húmedo, la presencia de unos enormes colmillos..., oh Dios..., como olvidar ese jadeo fámelico...

...No era nada, era prisionero, le había cedido todo el control, el miedo era demasiado, yo sentado ahí, con aquella extensión monstruosa mía sentada a mis espaldas..., era demasiado, no quería sentir más, quería olvidar todo eso, ahí encerrado, espalda a espalda con la fuente de mi desesperación, cerre los ojos esperando olvidar...-

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Los primeros rayos del día salieron entre las montañas, haciendo que Mateo abriera de a poco los ojos, tenía el cuerpo entumecido, tiritando producto de la temperatura y la humedad de la mañana, Mateo instintivamente se abrazo buscando calentarse, percatandose de que no llevaba el menor rastro de ropa encima, aún tenía la vista borrosa, por lo que se refrego los ojos tratando de aclarar la visión.

El día había recién despuntado, se encontraba arrodillado en algún punto de un bosque a orillas de un lago, totalmente desnudo, el reciente sol estaba alumbrando con fuerza, pero aun así el frío que se sentía era notorio.

Miro a su alrededor y se percato del charco de sangre sobre el que se encontraba, mancha que se iba haciendo más notoria a unos metros de distancia, la cual se acumulaba en torno a el cadáver de una mujer la cual tenía las costillas devoradas.

Antes siquiera de que pudiera sentir el más mínimo atisbo de terror, Mateo se sintió preso de unas fuertes arcadas que lo obligaron a vomitar copiosamente.

Sangre..., trozos de carne y más sangre, un metálico sabor era lo único que podía sentir mientras vaciaba su estómago del producto de su cazería nocturna..., al acabar..., simplemente se desmayo, ni el horror, ni la suciedad, la tierra, la sangre, ni el asco pudieron contra el impacto recibido, desnudo e indefenso, cayo inconciente en el mismo lugar en el que hace algunos instantes había despertado...