Una Vieja Historia [Nicolás D' Lenfent]

por **Lestat De Lioncourt** Dom Ene 06, 2013 8:50 pm

Esta noche quería saciar rápidamente mi sed y luego salir de la ciudad para internarme en los bosques. Huir donde no hubiera hombres, ni mujeres cerca. Perderme donde solo estuviera el viento y los arboles en sombras. Estaba profundamente sumergido en estos pensamientos, cuando una joven y hermosa cortesana busca llamar mi atención tocando mi hombro. Susurro unas palabras a mi oído a las cuales no preste atención y luego toma mi brazo guiándome hacia un lugar apartado. Aquella mujer buscaba un cliente al cual poder drogar y robarle todo lo que trajera encima y yo, deambulaba a la caza de una victima. Casi al tiempo en que estuvimos solos, se aferro a mi cuerpo y sus labios buscaron los míos. Entre risitas murmuro lo frio que estaba mi rostro mientras intentaba desabotonar mi chaqueta, sin previo aviso aplaste su cuerpo contra la muralla y mordí la arteria que sobresalía de su cuello, el chorro de sangre golpeo contra mi paladar y ella emitió un dulce gemido. Frotaba sensualmente su cuerpo contra el mio, pero mi única visión era su pequeña alma jadeante, note como los latidos de su corazón se espaciaban casi hasta cesar y su cuerpo resbalar pesadamente entre mis brazos. Me arrodille frente a ella y bese dulcemente sus labios.

Gracias querida, por tan exquisito trago… -Escuche su último suspiro y observe como su cuerpo se abandonaba a la muerte, sin resistirse.

Tan pronto como me aleje de la ciudad, eché a correr en línea recta hacia la protección de los arboles. Al llegar ahí, el bosque, por un instante, pareció exhalar un suspiro. Me interne en busca del bendito silencio y al cabo de unos segundos, solo podía oír el sonido de mis pasos en medio de la noche. Camine adentrándome en la oscuridad, hacia la masa de ramas sombrías mecidas por el viento que ocultaba a la vista un riachuelo. En ese instante, tras el suave rumor de las hojas susurrantes y el leve aullido del viento, se dejo sentir el latido de un corazón sobrenatural. Aquel ser no parecía temeroso de nada y sus pensamientos me eran absolutamente impenetrables. Podía tratarse de alguien dotado con grandes poderes, sin embargo, estaba completamente seguro que aquel vampiro, había sido creado por mí. Al avanzar me recorrió un leve escalofrió, pero no fue mas que la mera sombra de la angustia que sentí al imaginar de quien podría tratarse. Algo mas agito mi interior, creció con fuerza inmovilizándome de pie junto a un roble cuando lo vi sentado encima de un tronco. El claro de Luna bañaba su pálido rostro, su cabello alborotado a causa de la brisa, brillaba bajo la tenue luz. Me invadió el viejo consuelo mortal al comprobar que las palabras de aquel vampiro en la taberna eran ciertas.

Me sentía como un mortal caminando en sueños o podría tratarse de una pesadilla. Recordé todas nuestras conversaciones y el inmenso dolor que sentí con la noticia de su muerte. Pero ahora estaba vivo, era Nicolás y estaba frente a mí.

por **Nicolás D' Lenfent** Mar Ene 08, 2013 7:11 pm

Desciende la noche lentamente, añorando escapar de la temible tristeza de sus propios escritos, ya no le bastaba escribir alrededor de la llama de las velas, le torturaban las pupilas que naufragaban en pensamientos dolorosos, de ese mismo modo desamparando el nicho más esplendido de una simple eternidad, se dirigió hacia los ventanales y sus manos se extendieron para abrirlas con un solo golpe, sintiendo esa necesidad de volar en cuanto la frescura del aire acariciaba su piel de seda, sin importarle que vistiera de un elegante batín el cual le cubría esa finura de su cuerpo, solo de su pecho y un poco de sus rodillas lucían desnudas, percibiendo los vientos soltados como susurros al envolverle.

Entrando al mundo de la sensación más cautivadora, ese profundo silencio reinaba los cielos ocultos, las estrellas muertas mientras que la luna lucia como guía hacia el bosque, siendo sus alas tal cual ave soñadora que se agitaban sobre el sendero luminoso, su rostro caído hacia las aguas que pasaba donde envolvió una sonrisa, sumergiéndose dentro de su mente a un cautivante paraje de cascadas caerle sobre su cabellera, deleitándose por el sonar del agua azotarse como truenos armoniosos hasta que la magia se termina y sus ojos se pierden en la sombra del bosque enjaulado…Pasando con libertad entre los árboles que de sus hojas se han de caer por la fuerza del viento que desprende, anunciando su llegada con deseos de permanecer escondido entre esa delicadeza viviente, posando su mirar en el árbol de sus tristezas, avanzando cada vez más hacia el que parecían sus ramas extenderle para que se regocijara en ellas y solo así el ave negra guarda su vuelo y se posa en la más dureza de la madera de un tronco…

Sus manos a su cabeza se hallaban, su cuerpo recostado apreciando el cielo nocturno, sabía el bosque que la ave pedía caricias y así le brindan vientos con fragancias divinas, la humedad, el roció del aura y la misma tranquilidad disfrazada en esplendidas luces que adornaban y una suave danza representaban las hojas caídas…

Sus recuerdos se presentan en un solo instante, un deseo siniestro el aire le atrae, dejando que la oscuridad dibujara una adoración en tormento, unos crueles lamentos le gritaban en su interior que desangrara de infinitas lagrimas, pero se contuvo a ese pedido, surgiendo la pasión de una agonía, la maldita tristeza enmascarada junto con su maldito cabello se agitaban…

¿Por qué? Todo parecía detenerse, como si desapareciera… ¡No, no, esta sensación! La sensación de cuando “Lestat” se presentaba, había sido como un viejo recuerdo convertido en una ilusión misma, aguantando esas ganas de alejarse, desaparecer rápidamente, pero no, su deseo era verlo, en su interior siempre le había querido, teniendo aun esa conexión aunque todo fuese ocultó, su rostro se giro y ahí su mirada plasmada en el fulgor de la luna de su refinado rostro…”oh, ¿Cuánto tiempo mi ángel? Luces igual como en mi mente, eres el intento del dulce sangrar de este viento, desearía que te acercara mas a mí, sentirte y saber que no es solo la ilusión… ¡Nunca espere encontrarte, no añoraba verte por sentir que todo muriera como aquella vez!... Ah!, mi señor mata lobos ahora que te miro me doy cuenta que algo está doliendo muy dentro de mi ser…”Pensaba palabras de suplicas, solo palabras que se quedaran muertas…

Sus ojos destellantes lucen por seguir su mirada, sin decir nada, dejando que todo se volviera silencioso alrededor de ellos, perdiéndose en su figura la cual maravillado estaba.

por **Lestat De Lioncourt** Miér Ene 16, 2013 5:32 pm

Los eventos de mi vida desde el día en que lo conocí hasta este instante eran una vorágine de imágenes en mi cabeza que veía una y otra vez, sin prisa ni orden cronológico, sino de alguna manera todas al mismo tiempo. Todos los episodios que compartí con Nicolás estaban albergados en mi mente, se hacían presentes, ahora, desgarrándome el corazón. Me sentí aturdido y, por un instante, tuve miedo. Lentamente crecía dentro de mí una sensación de tristeza y pánico. Estuve a punto de perder los estribos, correr hacia él y estrecharlo fuertemente entre mis brazos. ¿Percibió Nicolás la tormenta que desato en mi mente? Sellé el candado de mi corazón y soporte el suplicio. Volví mi atención hacia la situación inmediata y con calma concluí que debía mantenerme consciente, no ahogarme en las emociones que me provoco ver su delicado rostro y revivir cada detalle en aquella vieja historia. Cerré los ojos un instante, pero no sirvió de nada. Su aspecto actual grabado en mi mente, borro de un plumazo la imagen que poseía de él. Lo vi frágil y cansado enfundado en su refinado batín. Abandonado en la profundidad del bosque. Reluciente y tan hermoso como lo recuerdo.

De pie junto al árbol, apoyé la mano en el tronco. Seguía sentado ahí, sobre las gruesas raíces, mirándome. Temía que solo fuera un sueño, que en cuanto me acercara desapareciera entre las sombras cual maravillosa ilusión. La luz brillo un instante en sus ojos pensativos. Parecía profundamente atormentado, como si mi presencia lo hiciera sufrir. Y, es probable que fuese así… Pero ¿Por qué reflexionaba tanto? ¿Por qué el temor nublaba mis pensamientos? Lestat –me dije- No desperdicies la oportunidad. Sin embargo, mi conciencia me hablaba sobre egoísmo y las consecuencias de las que fui responsable. Mi Nicki estaba justo frente a mí, pero lo sentía completamente fuera de mi alcance.

Nuestras miradas se encontraron y solo en ese instante, tuve el valor suficiente para afrontar el inmenso abismo que nos separaba. Me le acerque remedando el paso de los humanos, escuche mis pisadas. Cada una de ellas lenta, pesada. Deja que me acerque tanto como sea posible, lo que tú consideres prudente. – pensé, examinando algún gesto en él o una mirada distinta que me lleve a detener inmediatamente mis pasos- No hubo nada. Tal vez sus facciones denotaban una total inexpresividad, pero yo pude captar el dolor que sentía.

Cuando estuve cerca de Nicolás, tan solo a unos escasos metros de él, me detuve y le miré directamente a los ojos. ¿Por qué?- Deseaba comprender lo que había sucedido verdaderamente entre nosotros- Como si el entendiera lo que le estaba preguntando, voltio despacio su rostro en otra dirección. Ahora es el momento. Oh Nicolás… como ansió pronunciar tu nombre, deseo decirlo, pero mis labios no se mueven. ¿Te desvanecerás, hermoso mío?

por **Nicolás D' Lenfent** Lun Feb 25, 2013 2:47 pm

“Vuestros ojos se han cerrado, te miro y veo la realidad…Aun siento una especie de desprecio que quizás sea confundido con el mismo cariño, anhelo escupirte fuego al hablar, derretir ese rostro hasta dejarlo esquelético, seco y sin mirarme, de forma siniestra anhelo destruir tus oídos para aclamarte palabras que tanto dolor me provocan, sangrarlos perversamente hasta oírlos tronar, tocarte la canción maldita que tanto te aterra, volverte loco para que sufras en cada instante lo que he pagado por esta realidad”…Su mente desbordada con ese confundible desprecio, sin detener la mirada de un ser que podría matarle tan solo al penetrar sus pupilas, por dentro se mofa al ver como sus ojos se han cerrado, moviendo su postura a la comodidad, observando cómo su mano se ha posado en el tronco y el sonido que sus pies liberaba era el matador del silencio que les rodeaba…

Mientras él se acerca sus pensamientos eran dedicados solo a él, tomando un sarcasmo por saber que él no podrá saber lo que esta desatando con su presencia…”Imagino que esta noche por fin he comprendido el porqué de este viejo recuerdo al haberte dicho “Te odio” ...Me tenía confundido, con tristeza y desconcierto sin poder evitar el afrontar mi realidad, de ti ya no espero nada, ni la luz que algún día vi se ha presentado, sin embargo algo profundo estoy sintiendo...¿Qué es? ..Me desespera saber que te odio imaginariamente, tu un despreciable ser, que de mi alma condeno y la has desgarrado al haber querido el secreto guardado que tenias”…..Recitándole cada palabra entre pensamientos, unidos completamente pero lejanos al instante, sin mostrar alguna especie de desasosiego, como una pierda fría, demasiado fría permanece, aunque el tenue brillo se reflejara su tristeza convertida en daño…

Su rostro se ha dejado caer y la mirada en el cielo forjo, observando las pequeñas estrellas resplandecientes, viendo con claridad al viento pasar con silencio, al tenerlo cerca produjo que dejara de mirarle….Dolía profundamente, sus ojos brillaron por la humedad que lentamente se notaba como si el llanto se presenta, pero se ha aguantado ese deseo, moviendo sus pies sobre el suelo, acariciando la tierra con sus pies desnudos….- ¿Crees que has caído en un ensueño?...-Su voz suave acompañada con el timbre de especia de sinfonía mofadora….-Mi sombra quizás asesine tu razonamiento, dime Lestat …¿Crees que pueda ser posible mi existencia?....La mirada se ha vuelto a él, un rostro disecado de evocaciones, representando el ser muerto que era, sin nada, vacio y olvidado….-Te has preguntado en algún momento si en verdad estaba muerto?...-Invadiendo el pasado en vuestras palabras, quería descifrar esa mirada, invadir sus pensamientos y ser un enigma en el….

Sus pies tomaron la postura para levantarse, estando de pie frente a él, su atención ante sus palabras era necesaria para poder saber que era lo que estaba sintiendo con su encuentro…Un odio supremo, un cariño a pesar de que desee herirlo con sus mismas palabras….

por **Lestat De Lioncourt** Dom Mayo 12, 2013 1:49 am

El velo del silencio que cae sobre maestro y novicio jamás me permitiría escuchar sus pensamientos. Me contemplaba sin pronunciar palabras mientras me lanzaba una mirada llena de odio y desprecio. Lo que su boca y mente callaban, podía interpretarlo en sus pupilas, no compartíamos nuestros mutuos pensamientos, pero podía sentir su odio penetrando mi ser. A pesar de ser yo quien lo había convertido en lo que ahora era, me sentía abrumado con su presencia. – “Cada hombre mata lo que ama; algunos con una mirada cruel, otros con palabras amorosas” – Nicolás, en el bosque frente a mí, trajo consigo el pasado que ahora era más que un borroso recuerdo, los meses dolientes y torturadores de añoranza de él, el amor, la lujuria… Estábamos otra vez en el pueblo de la Auvernia, tras las bambalinas del teatro, en la pequeña posada. No obstante, el momento se desvaneció en la expresión impasible de su rostro.

Nicolás miro hacia arriba, donde la copa de los arboles danzan en el aire del estío. La nube que cubría sus ojos se condensó y creí que las lágrimas lo traicionarían al instante. Su voz resultaba abrumadora y el silencio que nos envolvía era como un inmenso grito.

Nicolás – susurré. Su nombre flotó en el aire –

¿Qué importaba, en realidad, lo que yo sintiera o pensara? Se me rompía el corazón nuevamente, pero tengo demasiado orgullo para demostrárselo. – En una carta, Eleni me anunció tu muerte. – Por dentro, el demonio cazador de las tortuosas callejas urbanas se sentía destrozado y secretamente perdido – ¿Qué diablos está pasando? – Avancé un paso más y cambie mi postura. Mi voz no se detuvo sino que continuó elevándose – Maldición Nicolás – exclamé – Le pediste a Eleni que me enviara el violín ¿Por qué hiciste una cosa así? – Me encontré gritando con cierta violencia. Quise decir algo más, pero se me hizo un nudo en la garganta. Y mi mente no podía trasmitir mis palabras por sí sola.

Sabedor de que pronto recibiría otro golpe demoledor, permanecí callado y aturdido mientras me hundía cada vez más. Lo mire fijamente, recordé haber soñado con él aquella noche que recibí ese extraño paquete donde, en su interior, se hallaba el Stradivarius que había obsequiado a Nicolás.

Resultaba una locura tenerlo conmigo. Una locura tenerlo de pie frente a mí cuando por tanto tiempo creí que le había perdido para siempre. Era yo quien había seducido a Nicolás, quien le había hecho lo que ahora era, quien le había dejado en el pequeño teatro, en manos de esos vampiros y Armand. Había trastocado el camino que podría haber seguido su vida.

No hice ni dije nada más. Me embargaban la certeza y el horror ¿Cuándo empezaría a perder el control? ¿Cuándo rompería a llorar sin poderlo remediar? Todavía no... Me quedé contemplándolo con la mente más en blanco que lo que jamás la había tenido en mi vida.

por **Nicolás D' Lenfent** Vie Jun 07, 2013 8:02 pm

El telón de la soledad se cae, noche de tristezas y recuerdos que no mueren en el ayer, tan grabado y tan presente es el dolor que nos dice que estamos completamente desecados por los que fuimos.

¡Tan vacío! Como el aire trae las amargas desdichas, ese templo que yace frente a él, representa su soledad, tan fría y desafiante por querer añorar no haber mirados sus ojos que muestran la verdadera realidad de lo que está sucediendo, todo se afligía con recuerdos melancólicos, las vivencias tristes de un ayer sin representar un deje de dulzura, todo fue doloroso que ahora mismo podría caer el cielo destrozado por dejar que el pasado le atormente.

Deja que se figure el cielo horroroso en sus ojos, quizás el brillo desgarrador de las pequeñas estrellas destellaban en sus pupilas mientras permanecía perdido en la lejanía de una palabra, sintiéndose como esclavo del nombre pronunciado… ¿Porque lo sentía ajeno? Podía escuchar que el cielo gritaba, tras los pasos tan secos de algún sonido, carecientes de ser producidos, una agonía inversa donde atrapado se encontraba…

Mirando, clavando las espinas de una horrorosa rosa, viajando en el recuerdo de cuando compartía un lazo fuerte y ahora liberaba la cruel realidad de un sueño efímero, dejando su semblante cual veneno producía…-¿Esperas en realidad que lo diga?....-Su voz con desplantes de un desprecio, quedándose de pie frente a él, sin realizar algún movimiento más que la mirada fija como si en un cerrar de ojos se volara una presencia.-Bien, escúchame atentamente porque esta será la última vez que puedas verme, debiste irte cuando me viste, porque querrás no irte nunca por sentirte culpable y sabes que de una vez te digo. ¡Eres culpable de todo!…-Había liberado la bestia que permanecía en su interior tras la muerte, su voz como serpiente maldita se mueve entre timbres de la maldición que carcomía todo por completo. Desprendiendo el fuego ardiente entre sus pupilas, llevando las manos a los hombros ajenos donde les presiono con fuerzas.- Había ardido el cielo, las plumas de un ave fantasmagórica, mi templo se quemaba… ¿Recuerdas a las brujas en la hoguera? Tuve un sueño, me sentía un maldito brujo que temía salir a la luz del día, solo en una pútrida jaula, encerrado como un jodido cadáver que se descompone por ser el maldito que del diablo algún día se enamoró….-Estaba consumiéndose en la agonía de los recuerdos.- Quería morirme, desaparecer sin que quedara rastro alguno, pedí la hoguera para regresar al pasado y quedarme solo en él, pero mírame…-dejo que sus ojos se clavaran en lo ajenos de ira, con un horroroso dolor que se demostraba con las lágrimas que comenzaron a entornarse en sus ojos.- Quise derramar mis últimas lágrimas, estar en silencio mientras era devorado por el dolor, pero escuche un cantico, un rezo funesto que me mostraba las llamas, lloraba como si fuese muriendo de tristeza, recuerdo haber escrito mis palabras de despedida, esa carta que me reconfortaba en una noche muriente, la agonía se proclamó lenta y sentía la nostalgia de un amanecer, pero en mi mente una nube extraña me envolvió, los recuerdos aterrorizados y en mis ojos un color blanco se desbordo, comencé a ver cenizas en mi templo, parecía desvanecerme pero el fuego no me quemaba, me hacía gritar de dolor sin embargo algo sucedió, pero ese maldito recuerdo.-movía a Lestat de los hombros, estaba poseído por el mal que la maldición le nombraba, esa que le hacía añorar matarse con el dolor….-Estaban ellos devorándome, los que no deben ser nombrados, aquellos que como cuervos me hicieron y ahora me veo…-con fuerzas apretó sus ojos, no quería recordar nuevamente esa locura, ya no quería llorar pero se desbordaba el mar de llanto, tan doloroso que sus ojos seguían en blanco pues la frialdad estaba cavándole como una tumba y el amuleto le hace daño que sintió un dolor en la cabeza que estaba a punto de caerse y se alejó de Lestat, yéndose a sentar en el tronco para aparentar que estaba bien….

por **Lestat De Lioncourt** Mar Jul 09, 2013 5:08 pm

La vorágine de sentimientos e ideas en mí interior donde la razón perece en las manos audaces de la locura me sumerge cada vez más en los recuerdos, en los sueños que tuve con Nicolás y cada instante que me torture con este encuentro desde que supe que él jamás había muerto. Deseaba volver a verlo, si, a pesar que todo lo que vivimos en el pasado desde el momento de mi trasformación fuese una pesadilla que hoy vuelve hacerse realidad. Las palabras de Marius toman forma; “Nosotros vivimos para siempre y creo que regresamos”

Mi mente desbocada imagina ya todo tipo de posibilidades; Abrazarlo con fuerza para contener su dolor y el mío era una de ellas. Expresarme no es fácil, era como si aquella noche en el teatro, la última vez que lo vi, volviera a repetirse otra vez. Ah! Su alma ¿No fue ya lo bastante osada?

En su mirada y rostro destila el veneno. Y sus palabras, como un puñal me atraviesan el corazón una y otra y otra vez. En una jaula infame de sueños, permanecen todos los deseos y el amor que algún día profese hacia él. – ¿Esperar algo de ti? – murmuro profundamente dolido pero con cierta ironía que le permito ver. Luego moví la cabeza en un gesto negativo. Este monstruo delicado, mi amigo, mi semejante a enviado mi alma hasta el fondo de un oscuro abismo, a un universo triste donde flotan el dolor y la culpa.

La mordida que propago en mi labio contiene la ira que intento disimular. – Oh Nicolás – susurro entre dientes sosteniendo con tristeza su mirada. Jamás volvería a ver ese rostro afectuoso que alguna vez me dedicó, ahora, lo único que podía contemplar era el ardor de su odio. Presionaba con fuerza mis hombros con unas torpes manos. No me moví, permanecí frente a él. Un escalofrío recorrió mi espalda al oírlo mencionar el lugar de las brujas, me embarga la angustia al imaginar el sufrimiento de Nicolás en aquella hoguera y su dolor que se agravó con cada minuto que transcurrió.

En castigo o expiación al infame destino que sembré para Nicolás soporte silenciosamente todo cuanto pudo decir, incluso la forma desesperada en que agito mi cuerpo. Se aleja nuevamente simulando quietud, pero su corazón permanece desbordante de rencor y de amargos deseos. – A pesar de mis vanos intentos – comencé a hablar – traté de sacrificar la sangrante realidad en mis sueños diurnos, pero jamás pude superarlo. – Como alma ambigua avancé lentamente. Me incliné frente aquel que en secreto durante noches me atormento. Pobre alma cruel y sorda que aún desprecia con la misma intensidad a este monstruo con aire indolente.

Soy culpable, lo sé – Murmure a penas y sumergí mis dedos temblorosos en el espesor de su melena – Nos condené a una insondable tristeza. Te abandoné ahí contando que Armand y los otros harían lo que tuviera que hacerse. – Contemplé sus ojos apagados y las perezosas lágrimas. Sentí fundirse sobre mí insoportables horrores y supe que la bestia jamás podría saciar su inmenso dolor y furia.

La tristeza en mí alimenta la necedad y colma mis ojos de involuntario llanto. ¡Que vergonzoso! ¡Que hipócrita! No pretendo borrar todas esas manchas con aquellas viles lágrimas, pero los tediosos pensamientos y los grandes pesares me abruman con su peso. Y como la niebla que va derramándose indiferente sobre todo París, acaricie su rostro para luego volver a estar de pie y de mis labios deje brotar lentamente aquellas palabras – Jamás debí compartir esto contigo…

por **Nicolás D' Lenfent** Dom Ago 18, 2013 7:26 pm

Se arrancó los ojos con su propia maldición y es como el deseo de sumergirse en la oscuridad está floreciendo lentamente, dejar caer uno por uno los pétalos de una rosa porque al fin el cuervo se devoro sus ojos para alabar la ceguera.

Cielo maldito lleno de huelgas que solo da lo que puede sentir en una sequedad, es una locura el efecto que tiene conseguir cada vez esta historia que pronto llega a su fin, pero es donde todo comienza de nuevo y la mirada que desprende se siente como un cielo oscurecido, sin ver y un sol abierto porque el viento cerro las puertas de aquella luz, no puede vivir más después del adiós que se profeso, desmoronando la intensa causa de la abstinencia de encontrar una esperanza, dejando tendencia de no saber ya que es esencia luminosa, consumido por tristeza, un mute emocional, una adicción al llorar hasta que sus ojos se disequen, desprendiendo la maldita gloria de la soledad, como un negro cautivador, es la mortaja que envuelve sus palabras, desprecia con un sensible romántico esa alma, subiendo escaleras hacia el abismo y unido por el cinismo, llevando su vacío por todo lo que describía como muerto, como llanto terrorífico, dejando que el filo del rencor reinara en esos ojos hundidos en la miserable realidad, devorándose al escucharlo de ese mediocre que a pesar de ver esta culpa profunda no es capaz de volver a dar una esperanza o al menos que demostrara el dolor semejante.

-Ya no hay nada, todo se ha desvanecido, esperar ya no es de ambos ¡Ya no más Nicolás! Se ha terminado al fin lo que alguna vez se creyó que compartíamos…Ya no puedes interpretar el silencio, ya no existe más esa unión que nos mantenía como en nuestra conversación, ya todo se acabó… ¿Intentos? Para que seguir hablando del pasado, ya nada cambiara, permanecerá intacto, seguirá siendo un tormento…Cada vez que me mires, que sientas mi presencia, se encargaran de que no superes este infierno, soñaras aun con los ojos abiertos, no habrá paz ya en esa maldita alma, yo ya conozco el dolor hacia las sombras pero dime: ¿Tú las conoces? Llegará el momento donde dejaras de existir y es ahí cuando aceptare que intentaste salvarme...

Con un movimiento de indiferencia, retirando esa mano de la propia melena, no deseaba ser tocado por él, ni de manera en la que desee consolar una pena…-No me vuelvas a tocar…-musito con sequedad sin despegar la mirada de él, dejando al olvido el llanto, podría ser la maldita roca que absorbe hasta las lágrimas para no volver a ser un melancólico vampiro que se sumerge en el canto prohibido, siento acariciado por solo el sufrimiento, el dolor que aún se elevaba en la cabeza, como las malditas noches en la que siente perder la luz exterior…

Dejando escapar un quejido, se sujeta de la madera con indiscreción mientras con la otra sostiene el rostro agachándolo un poco, ya no era un dolor común, este seguía elevando las fuerzas que ahora justo sentía estallar, negando imitando que nada pasaba y que solo estaba disgustado por sus vacías palabras, formando el puño con fuerzas conteniendo el deseo de desprenderle un golpe, quería callarlo destrozarle los labios…-¡BASTA! ¡Cállate! No debiste, no debiste, mediocre, caótico Lestat, no almendres el querer tener la paz con el halo de cada ceniza, el polvo infinito... ¡Ja! Que aterradora tranquilidad has de sentir cuando en realidad te encuentras hundido en el caos, dime ¿Vives bajo el miedo de que bombardees el dolor, llanto y sufrimiento?… –y los sueños de níquel vuelan, sus ojos se tornan misteriosos, la vista se desfigura y se vuelve un poco borrosa, doliendo la herida del templo, no cicatriza nada y es una hemorragia de muerte, desprendiendo el efímero secreto de su daño, el miedo a seguir existiendo, comenzando el caos de un recuerdo y ahí se levanta viendo a la nada que se dispersa y vuelve a la misma vez, esta es la señal de que esta la maldición haciendo efecto, pronto ha de perder la vista, es como un cuervo que se devoro sus propios ojos.

por **Lestat De Lioncourt** Sáb Abr 26, 2014 10:54 am

“Soy el desesperado, la palabra sin ecos,
el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo”

Vibran en mí todas las pasiones de un hombre que sufre y contempla un inmenso abismo entre lo que es y lo que fue. Sus palabras me torturan y las mías son el gran espejo de mi desesperación. Suave como un maldito he pronunciado dolorosamente consiente aquellas palabras que no traerán más que desprecio desde los viejos tablones del teatro, allí donde acumulamos sueños y mentiras hechas realidad, hasta este instante en el bosque, donde ese recuerdo yace triste como la noche. Después de todo Nicolás tenía razón, nada volvería hacer como antes y nadie puede cambiar nuestro pasado.

Seguí la trayectoria de su mano y la mía cuando en ademán indiferente me aleja - ¿Eso es lo que quieres, Nicolás? – pregunte apretando los dientes y traté de sonreír lo más sosegado posible – ¿Qué mi existencia o esta vida llegue a su final? – Susurré meditabundo. No me preocupe jamás por los acontecimientos que fueran a ocurrir con mi regreso a París, decidí dejar atrás el amargo recuerdo de aquella traición y me encaminaba por un sendero mucho más condescendiente. Sin embargo, la muerte me rodeaba, me envolvía entre sus brazos. – Las conozco…

La noche en que junto a mi madre llegue al Cairo, cuando entre mis pertenencias vi aquel extraño paquete que contemple durante una hora en silencio, en ese instante que rasgué el envoltorio y vi la funda del Stradivarius mi mundo se desmorono y un nudo se instaló en mi garganta. Traté de no ahogarme en el llanto y el sufrimiento, porque por mucho dolor que sintiera jamás volvería a ver a Nicolás, pero simplemente caí sin remediarlo y todo lo que sentía murió junto a él. Nunca, ni siquiera en mis sueños me hubiera visto de pie frente a ti como una amante, de cara al fantasma que tantas veces lloré. El telón de mi tragedia ha cerrado cuando mi violinista comenzó a gritar y mi corazón fue traspasado por su dolor.

¿Paz? – repliqué sin mover un músculo en mi rostro que demostrará mis verdaderos sentimientos y entonces sucedió, el arte cruel que un demonio al nacer me ha dado – ¿Qué pretendes de mí? – pregunte frunciendo el ceño y lentamente estiré mis brazos hasta agarrar la tela del batín, entonces con furia lo obligue a incorporarse y forcé a estar cara a cara ante mí – ¡Nicolás, mírame a los ojos y dímelo! – exclamé y mi agarre entorno a la tela se hizo más fuerte, podía sentir mis uñas clavándose en la palma de mi mano – ¡Lloré por ti cuando me enteré de tu desgracia! Juro que no podía parar de llorar – susurré con amargura odiándome a mí mismo al soltar todo aquello – ¿Pero acaso importa? ¡Sólo soy ese ángel que tanto desprecias! ¿Quieres que desaparezca? ¿Qué esperas? ¡Hazlo tú mismo, AHORA! ¡Otros lo han intentado antes que tú!

La hiel en mis palabras y ahora solo invisibles cadenas me atan, lo estaba fulminando con mis ojos mientras apretaba los dientes. Sentía como poco a poco perdía el juicio y permanecí inmóvil observando su rostro como un recuerdo más de mi dolor.

por **Nicolás D' Lenfent** Mar Mayo 06, 2014 1:14 am

Tumba del amor
Quizás ultima despedida
Flor en un adiós Viento detenido…

Reliquia perdida entre su mirada y los recuerdos que se teñían en cada pupila, como una constelación retumbante queriendo traer remembranzas que ya no son posibles revivirlas, se despejaban mares de sombras al intercambiar miradas, desdeñando su rostro, ¿Cómo era posible seguir sufriendo por verle? Después de todo seguían las secas evocaciones, era intenso porque fue su amigo, su fiel compañía y que pena que en amante termino, quería pretender que todo se desvaneciera con venenosas palabras pero que inútil era, imaginar que como un polvo se esparciera lejos, desvaneciendo rastro alguno de ello, justo gruñía el interior por golpearlo, herir su piel, sangrarlo hasta que se diera cuenta que las malditas palabras no lograran nada, ni clemencia, ni aberración, sin permitir que su piel la sintiera. -Si, añoraría que toda está efímera vida desaparezca, que el señor Lestat permanezca solo, que divague en una ruina sin fin, así es como quiero que poco a poco te veas morir. -Negando, a pesar de que su melancolía no desapareciera su voz sabia clavar alfileres. -¿Las conoces? –Comenzó a divagar en el pensar, había escuchado historias de él pero no funestas como para que conociera el verdadero significado de las terribles evocaciones -¡Nada! No pretendo nada, no fui yo quien te busco y supongo que tú tampoco o ¿Esperas algo de mí? –Desvió el rostro, desprendiendo un paso cuando su agarre le hizo estar frente a él, elevando las manos a las ajenas para retirarle.- ¡Suéltame! –iba a clavar las uñas en las manos cuando escucho y se quedó inmóvil…

“¿Por qué la oscuridad tiene que envolver y volver a sufrir en su capa?” Asesinándolo con las pupilas descontroladas, incrustando las uñas con fuerza hasta teñirlas de carmesí. -No me interesa, así hayas derramado el mismo infierno con fuego.-sonrió descaradamente, mostrando la crueldad que se apega a él.- Así que Lestat D’ Lioncourt hace plegaria para que le perdonen por todo, ¡No! No malcriado Lestat, tu castigo es vivir por siempre, cargar con el odio, la destrucción de la misma humanidad, ¡Esto quiero, que te enfermes de las atrocidades que regala una infinita soledad! –la fuerza de la naturaleza le consumía, si o se alejaba terminaría por aferrarse a sus palabras, cual aliento era traicionero para sí mismo.

¡Qué triste, que drama! Le odia pero se azota la sensación de que todo es mentira y ahí ese rostro sigue sosteniéndolo con la mirada…-Ya que la muerte es reina de nuestra conversación, ¿Por qué no terminas de una vez esto? Una noche pedí saber el secreto y ahora que estamos bajo la hermosa Luna, entre los árboles que callan los secretos fundidos y viajando a los pasados y quizás resurgidas evocaciones, ¿Me regalas el letal beso luciente? –Ladeo el rostro, deslizando la mano a su mejilla a la cual desprendió una caricia.- Así es como asesinare tu presencia, desapareciendo.

Solo esperaba resonar la burla, la bajeza de hundir el dolor en despiadados deseos que siempre le dominan, el trance era insoportable, aun corría en su interior la locura de destruir en agonía lo que fuese, torturar lo que sobra de esa ave aterradora de negrura.

por **Lestat De Lioncourt** Vie Jun 27, 2014 3:34 am

Hay suficiente necedad entre nosotros y me pregunto si debo creer que todo esto nace de una jugarreta del destino, de un accidente temporal que nos arrebató la posibilidad de ser compañeros de sangre. La inesperada muerte de Gabrielle, no podía esperar, mis decisiones fueron solo la necesidad de salvar la vida a quien era mi madre y la única mujer que amaba en aquel entonces. Mi pasado con Nicolás vuelve una y otra vez, jamás pensé que poco a poco crecería la intensidad de mis pensamientos hacia él. – Mon cher violoniste – susurro y no logro deshacerme del pesado dolor en el corazón. El lado oscuro de mi espejo siempre fue él, me mostro el significado de la oscuridad, las ideas que hacían brillar la justicia como armonía sintetizadora entre el bien y el mal.

Esta oscuridad que aún lo envuelve como parte de él, no me impidió amarlo profundamente. Por este motivo le oculte mi cambio, conociendo mi debilidad por su sangre me aleje de él, sin embargo, lo seguí protegiendo incluso ante mi insaciable deseo de consumir en un beso inmortal, su vida. Para nuestra relación, compartir con Nicolás el don oscuro, significo el desastre. ¿Lo entenderás algún día, mi adorado violinista?

Soy indiferente ante el dolor que sus uñas causan sobre mi piel, pero esa maldad y odio en su mirada logran tocarme. – Jamás… – pude murmurar. Pero lo que realmente quería decir es que jamás quise despreciarlo. Ahora sé que nunca llegue a comprender a Nicolás.

Su mano en mi mejilla me distrae y en su caricia percibí otra vez la total oscuridad de su alma, tan luminosa en su negrura que estaba más allá de sí mismo, tan vacío que fue devuelto por las sombras y rechazado por el tiempo, mas incline mi rostro porque deseaba seguir sintiendo el contacto de su piel contra la mía, permitiéndome estar en su sombra más oscura mientras los grises búhos vuelan sobre nosotros. No quería creer que era una ilusión que se desvanecería en un lento letargo.

Impulsivamente y con el corazón vacío de esperanza suelto su ropa solo para deslizar una de mis manos por atrás de su hombro hasta su espalda y posar la otra mano contra su mejilla. Algunos mechones de cabello rozan mi mentón y en mi camisa hay pequeñas manchas de sangre ¿La mía? Lo contemplo congelado como una escultura de piedra escrutándolo a través de aquella penumbra que es su mente para mí. Y dejando atrás las palabras duras, olvidando todas las respuestas desagradables que planeaba decir, abrumado por el dolor de haberlo perdido y creerlo muerto, lo abrace. Lo abrace como no había hecho nunca en el pasado. Lo apreté contra mí fuertemente como tantas veces había hecho con Gabrielle, luego oculte apenas el rostro en su cuello y clave los dedos en su cabello para cerciorarme de que realmente le tenía allí. – Nicolás, ya no hay ningún secreto – Susurré.

por **Nicolás D' Lenfent** Dom Jul 13, 2014 12:40 am

¿Mi melancolía sería tu melancolía?…
Pues aquí te tengo en esta noche, querido mío y acompañante en tormentos…
Esperando tu respuesta…

Y yo te diré mi dulce y maldita melancolía mía:
Mientras existas, la historia aún no termina

« ¡Oh, mi Lestat, mi despreciable mata lobos, ¿Qué significa este sentimiento suicida? ¿Por qué la soledad quiere torturarte por ese amor efímero que te tengo?… ¡Lagrimas, dolor, mi carencia me aleja de tu presencia, mi miseria se despliega lejos de tu fragancia, mi querido amigo el desdén por las remembranzas perforan mi pecho! ¿Acaso esta agonía será eterna? Quisiera dejar de vislumbrarte mi miedo. ¡No llames más a la desgracia! ¡No aclames al trágico violinista!» Abrazando al odio entre la carne teñida del rubí más hermoso, se mostraba el sufrimiento, esas evocaciones que solo ese malcriado conocía y eran suyas, tan suyas que ahora mismo el interior le carcome, le hiere seguir de esa manera, le asesina mirarlo deseándole la muerte, clavarle las mil estacas en solo esa maldita noche; que sollozaran las aves, el viento gritara su muerte y todos presenciaran con el aura el anhelo de que el final llegara de esta obra.

«Mátame porque si mi cantico libero, te ahogare con mis lágrimas, te sacrificare en nombre de estas bellas lágrimas» Conteniéndose frente a ese rostro, la caricia que se consumía sobre esa nívea piel, un acto de debilidad, cayendo a esa necesidad de desvanecerse, implorando a las uñas que siguieran atravesando, sin embargo se deleitaron a estrujar su silueta, percibiendo un temblor al ser envuelto en la intensidad de sus brazos, añorando deshacerlo y empujarlo y esa miserable lagrima se asomó tras su susurro, brindando el horroroso silencio, dejando al pensar que le llamara en esa penumbra donde permanece.

« ¡Dulce nuestra melancolía! Envenenas la hiel que me pudiese liberar, amparando toneladas de palabras cristalinas que formulan mil voces suicidas, siendo ellas intencionalmente no queridas » — ¡Que ironía tan sublime la de tu presencia! Susurras una voz que asoma mi llanto queriendo que las penas te devoren, ¡Tanto que he padecido! Y tan siquiera palabras de aliento me reconfortan, no llenas los espacios que has saciado con delirantes recuerdos… ¡Termina todo! Que no regrese el pasado, que el presente no muestre mi presencia, detenme Lestat, demente estoy por asesinar todo; reencarno las ilusiones agonizantes una y otra vez entre esperanzas escritas en gotas de linfa quemadas, mis ojos secos están que no logro llorar... ¡Pobre diablo que me menosprecio! ¡Pobre que su creador lo abandono! […] ¡Cállame, silénciame porque no te dejare en paz! Ahora el que tiene un secreto soy yo. Melancólico semblante, la voz agoniza, combatiendo por que sienta la locura inmortal de un vampiro atormentado por una ceguedad.

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