La noche es la mitad de la vida y la mejor mitad || Privado - Flashback.

por **Payne Manie Folie** Sáb Jun 01, 2013 3:56 pm

En la frontera italiana, año 1795.

Son secretos. Secretos que de todos modos se comparten, secretos acumulados como el rocío en la copa de los árboles. Un secreto y él se acerca, pone un dedo sobre sus labios y en un sólo gesto firma el contrato que ambos hemos pactado. Deberías guardar silencio o será como la última vez. Deberías decirle algo o será como la última vez. Si la sonrisa se amplía en mi rostro es por la indecisión. ¿A quien debo hacerle caso? ¿Cuándo he obedecido a una de ellas en particular? Deberías extender tus brazos y tocarlo, quizás él tampoco es real. Tampoco… ¿qué quiere decir con eso?

— Tenemos lo que nos pidió… ¿cuánto tiempo más seguiremos moviéndonos? — Nuestros ojos están muy abiertos, intento captar todo antes de olvidarlo como cada noche, apenas reconocemos los lugares en los que hemos estado. Él tampoco ha querido revelarme nuestra ubicación quizás por miedo a que nosotros podamos huir. ¿Cómo podría siquiera pensar en algo así? ¿A dónde iríamos si lo dejamos? Él sabe que nosotros somos capaces de reconocer el idioma y por eso nos mantiene encerrados sin permitirnos hablar con alguien más. Él es astuto. Se mueve sigiloso pero de todos modos podemos oírlo.

Durante dos noches hemos podido escuchar su voz pero al amanecer todo se disuelve y sólo está otra vez él y nosotros. También puede oírnos y nos habla mientras tú duermes. Es mentira, sabemos que es mentira porque siempre tratas de engañarnos. Y porque la mayor parte del tiempo lo consigo.

— ¿Puede decirme cuál es mi nombre? Es todo lo que le pido hoy, sólo dígame mi nombre y luego seguiré caminando junto a usted… Mi nombre… porque lo conoce ¿verdad? Yo se que usted lo conoce, sé que usted lo ha dicho antes… necesito oírlo, escucharlo una última vez nada más…

De todos modos nuestros pies se mueven, la noche cae rápido y apenas alcanzo a observarlo de reojo. Él es más alto, más fuerte pero de todos modos creo que esconde algún tipo de miedo, es quizás mi propio miedo que se refleja en él. Dicen que cuando la luz se va llegan nuevas criaturas, incluso puedo recordar los gritos de aquellos que las han visto de cerca. ¿Será que tal vez nosotros también nos acercaremos a ellos? No deberíamos encender el fuego o podríamos espantarlos.

Nuestro caballo relincha, algunas de las cosas se caen. Soltamos una carcajada porque es lo que hemos estado esperando. Ya no estamos solos. Nunca hemos estado solos. Pero ahora podremos tocarlos, verlos, ahora… Él está de pie frente a mí, yo me pierdo en sus palabras y la forma en que poco a poco se deslizan desde su boca. Si algo intenta decirme no puedo oírlo, si es que sus manos están sobre mí no puedo sentirlo. — Debería usted dejar de mirarme a los ojos… —

Debería quizás decirnos su nombre, así dejaría de ser para nosotros sólo “Él”.