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por **Mercredi Du Lilyan** Sáb Feb 08, 2014 7:12 pm

Muchas veces se había preguntado de qué color eran las nubes al caer el sol, pero en esa tarde que estaba en la biblioteca no lo sabría. Solamente sabría el olor de los libros al ser abiertos, no escucharía a nadie que la moleste con estupideces, pero siempre había alguien que pudiera hacerle distraerse. En realidad, se escondía de su prima la loca….bueno, no estaba loca, la amaba pero no se sentía de ese tipo de amor. Sentía que en su interior quería quedarse con ella, solo con ella, pero por otra parte su mente, el raciocinio le decía que tenía que irse a otra parte, a otro país o al menos pedir ayuda a su familia con el tema de su prima. Pero no hacía nada. Seguía cada día al lado de su prima, Emma, la cual la mantenía siempre en su mansión. Estaba escondiéndose de ella pero no de la forma que creía Emma. Cuando Mercredi quería leer en paz, no podía porque llegaba su prima a molestarla, hubo varias veces, varias tardes que consiguió avanzar de capitulo en alguna que otra novela que leía cuando podía.

-Mmm….Jane Austen…-suspiro mirando la tapa de aquel libro. Era una autora que le gustaba en demasía, pero tenía tanto tiempo si leer que bueno, estaba desentrenada, desanimada, sin inspiración a abrir un libro y ahora que podía no le apetecía en realidad. Dejo sus cosas escondidas y fue caminando entre las estanterías. Se preguntaba como lo hacía su prima para encantar a todos, era mucho más guapa que ella misma, eso estaba claro, pero igual ella también deseaba ser tan fogosa, tan encantadora como su prima Emma.

Caminando por los pasillos, encontró un libro bastante curioso. No tenía diagramas, ni bocetos ni nada, tan solo imágenes en pequeño que representaban uniones entre dos o más personas, como si estuvieran teniendo sexo. Soltó el libro que cayó al suelo, se fue hacia donde estaban sus cosas y descubrió ahí a la persona que menos se esperaba. Una mujer hermosa, de cabellos castaños, ojos marrones y una mirada que conocía bastante bien.

-Ah...Emma...-Dijo mirándola a los ojos, quedándose entre dos estanterías que seguramente llenas de libros interesantes y que estarían deseosos de ser leídos por ella. Pero ahora estaba frente a alguien que no podía ignorar-…¿Qué haces aquí? –Levanto una ceja suya, se acercó rápidamente para besarle la mejilla, acariciarle la otra mejilla y abrazarla como bienvenida-…Pensé que no te gustaban los libros….-levanto una ceja, sentándose en la silla de enfrente-…Necesitaba leer…-encogió los hombros, se echó el pelo hacia un lado y hacerse una trenza rápida que en realidad le salió bastante bien.

por **Yoham Warren** Mar Mar 04, 2014 4:49 pm

Una de las cosas que a Emma más detestaba era que Mer se ocultara de ella. No era capaz de comprender por qué evitaba o le miraba en algunas ocasiones como si fuera a dañarle. Claro que no era para nada normal la manera en la que se la llevo a su lado y sobre todo aquella forma en la que demostró el deseo que sentía por ella, pero para Emma nada de aquello era malo y de hecho, Mer nunca se había quejado directamente con ella así que no había motivo alguno para que se sintiese culpable o se detuviera.
Cuando buscaba en sus propios recuerdos solo encontraba la sensación de la tersa piel de su prima y aquellos gemidos que le parecían tan melodiosos.

Ese día en particular llevaba gran parte de la mañana buscándole, quería solamente charlar con ella y quizás arreglar aquellos malentendidos; sin embargo, los deseos y necesidades de su cuerpo eran tan fluctuantes que no podía estar segura de no terminar buscando sentir el calor de Mer contra el suyo.
Suspiro, pues pensaba darse por vencida por ese día porque si algo le quedaba claro es que si Mer no deseaba ser encontrada no daría con ella en todo París o al menos no hasta que terminara por regresar a su casa. Pasaba cerca de la biblioteca cuando recordó el profundo amor que su prima sentía por los libros, siempre que la observaba antes desde la distancia o incluso cerca le veía un libro. Aquella era su ultima esperanza así que sin mucho que esperar, entro.

Caminaba entre los estantes de libros, creía haber fracasado una vez más hasta que pudo reconocer el color de cabello de su prima más allá de donde se encontraba y sin esperar más fue a buscarle. Se acercaba a los estantes donde le había visto cuando un libro cayo a sus pies y al levantar la mirada se encontró con quien estaba buscando.
– Estaba buscándote Mer, como siempre. Así que no me digas eso – Se agacho levantando el libro aquel mientras le escuchaba. Suspiro pesadamente abriendo el libro para encontrarse con aquellas imágenes sugestivas que le provocaron una carcajada que debió ocultar para que nadie fuera hasta donde se hallaban solo para callarles. – Ya veo que estabas muy interesada en la lectura – se acerco lentamente a aquella silla en la que se encontraba su prima y dejo el libro a medio camino, sobre algunos otros en uno de los estantes – Pero si tan interesada te sientes por esa clase de temas, yo puedo ayudarte – termino cerca de ella, inclinando su torso para con fiereza tomar los labios de su prima, aquellos que consideraba como suyos así como todo aquel cuerpo.
Esas eran la clase de cosas que Emma solía hacer cuando sus deseos eran desatados y era extremadamente sencillo desatarlos.

por **Mercredi Du Lilyan** Jue Mar 06, 2014 1:01 pm

Su prima siempre era así de esas personas que improvisaban sobre la marcha. Pensándolo mejor, siempre la sorprendía con algún arrebato de pasión, algún beso en su cuello, nuca o cualquier parte de su cuerpo. Siempre la sorprendía y tenía siempre en cuenta de que ya le encontraría allá donde fuera. Ella estaba un momento leyendo y al otro segundo su prima la había puesto sobre la mesa, excitándola y llevándola a la perdición que, aunque no lo admitía, lo disfrutaba con creces -….Emmita…linda…-Puso una mano en la mejilla de su prima, observando cómo estaba sobre ella y de reojo, vio aquel libro que dejo caer al suelo -…No es lo que piensas…yo…-suspiro lentamente, mirando por doquier a ver dónde refugiaba sus escusas –Solo lo mire por curiosidad, no por lo que piensas…-Se levantó de su asiento donde la silla sola se quedó, miro a todos lados, buscando donde ocultarse o quizás es que presentía que se acercaba el peligro, pero no, eran imaginaciones suyas.

De mayor grado pensó en satisfacer a su prima, pero no, era demasiado fácil y termino por recoger sus cosas rápidamente, metiéndolas en su bolsa y así poder acercarse a Emma-….Emma, este no es tu lugar, es aburrido y yo bueno me iba ya…-Tomo sus cosas para colgárselo a modo bandolera pero la bolsa por debajo se descosió sin más dejando caer todo lo que llevaba encima-…¡NO! –Fue rápidamente a cogerlo todo, pero le faltaba un libro ¿Dónde estaba su diario rosa? -¿Dónde…? –Siguió buscando el diario rosa, pero vio que había caído cerca de los pies de su prima--…Emma…pásame ese libro por favor…-Extendió la mano, su cuerpo curvándose en una línea suave que delineaba un estilizado cuerpo que era ayudado por un corsé -….Em-ma….Da-me Mi Di-a-rio…..-En aquel libro rosa, se escondían cada uno de sus sueños eróticos que tenía por las noches con ella y su hermana, en especial con su prima. Algunos sueños habían ocupado demasiadas páginas, algunos eran historias de fantasía-….Dame…-Se moriría si su prima descubriera su debilidad por ella, le dejaría sin ser ella misma, la dejaría, le daría el rol de ser la sumisa de su prima, y ya de por sí, Mercredi tenía orgullo y dignidad. Vaya que no deseaba ser su sumisa, pero no le gustaba que la gente consiga todo tan fácil.

-Da igual…-se levantó del suelo, puso todo lo que se había caído sobre la mesa de madera y tomo el libro que su prima estaba viendo la portada rosa-…..-Se lo quito de las manos, guardándoselo para sí misma, se estiro inclinándose hacia delante para colocar el libro rosa con los demás, se estiro un poco más pues la distancia escaseaba, intentaba acercarse más y más, poniendo el culo en pompa si podía un poco más, pero de reojo vio a Jeremias, un joven simpático y dulce con el que había hecho una pequeña amistad -…Hola…-Saludo con la mano de un modo vago, consiguió ocultar el libro rosa bajo el resto de cosas, se separó de su prima, de la mesa y se fue a ver que hacia Jeremias.

por **Yoham Warren** Dom Abr 20, 2014 8:02 pm

– Realmente debo creer tus palabras Mer, simple curiosidad, que no es lo que pienso – le sonrió de una manera que casi podía ser juzgada como tierna pero nunca nada de lo que ella hacía debía ser considerado de esa manera – Estas loca, ¿sabes por qué? – le miro y paso su dedo por aquellos labios que acababa de besar – porque aunque dices que es por eso la verdad es que tu mente esta tan retorcida como la mía y estabas buscando excitarte – río – ¿Qué ibas a hacer después? Ir entre los estantes a tocarte a ti misma o buscarme – siempre directa cuando se trataba de esa clase de asuntos y más si aquella que estaba poniendo tentación sobre sus pensamientos era la única persona que deseaba únicamente para ella misma.

Hizo una mueca. Mer estaba huyendo de ella nuevamente y eso de verdad estaba comenzando a frustrarla, pero no le dejaría por más que su prima lo buscara o por más frustración que contuviera el cuerpo de Emma, su prima era suya y nada ni nadie iba a quitársela.
– Mer eres una descuidada – suspiro observando como comenzaba a recoger todo lo que se encontraba en el piso y cuando vio el pequeño libro rosa a sus pies le causo una curiosidad tremenda que solo se incremento al escuchar que era el diario de su prima – ¿Un diario? ¿Puedo ver que dice? – con suavidad se agacho para tomar entre sus manos aquel pequeño libro que le gritaba que lo abriera – ¿Qué harás para que te lo devuelva? – eso le llevo a la mente la idea de que tal vez tendría que chantajear a Mer para conseguir que hiciera lo que ella quisiera. Para sentir que su prima realmente la quería de la manera en que Emma la quería a ella. Ante las ultimas palabras se dio cuenta de que tampoco de esa forma conseguiría nada y fue por eso que no lucho cuando el libro abandono sus manos. Su prima se iría de ahí, la dejaría sola de nuevo y entonces ella debería tragarse las ganas de llorar porque no tenía lo que quería.

En el preciso instante que escucho aquel suave hola, sus ojos se posaron sobre el hombre a quien su prima había hablado. Era un joven bien parecido que no paraba de mirar en dirección a lo que Emma consideraba suyo y eso le hizo hervir la sangre. Estaba de hecho por decirle a Mer que salieran de ahí juntas cuando termino sola, con las palabras en la boca y una tristeza profunda en el pecho. Permaneció en esa mesa unos segundos, se quito una lagrima que estaba amenazando con salir y se acomodo el vestido que llevaba.
Cansada de lo mismo; así es como se sentía. Le era imposible resistir a sus impulsos y algunas veces terminar dañando a su prima, pero la amaba demasiado. Con paso firme camino en dirección a ellos y siendo lo más grosera que podía goleo con su hombro a aquel chico para poder pasar entre ellos.
– Me largo… – sentenció sin mirar a su prima, de haberlo hecho se hubiese tirado a llorar en ese mismo lugar. Se alejaba de ellos, iba realmente a irse de allá cuando vio a un joven que estaba arreglando libros en unos estantes que se encontraban un poco más ocultos. Si Emma no podía besar a su prima y hacer tanto como quería con ella, ya encontraría con quien hacerlo.
Con una sonrisa avanzo hacía aquel otro hombre y sin decir nada, ni siquiera sin pensar en si sería rechazada o aceptada, lo beso; todo para darse cuenta de que lo que quería más que nada y más que a nadie en esos momentos era solamente a su prima y que la abrazara.

por **Mercredi Du Lilyan** Lun Abr 28, 2014 12:46 pm

Mercredi se quedó perpleja en cuanto vio a su prima irse con otro. Intuyo que la había malinterpretado y se debería de dar prisa si quería que su prima no la malinterpretase del todo, pero la vio desaparecer de su área, se despidió de Jeremías que tenía que ir a buscar a su esposa al hospital que al parecer le habían dado el alta a su mujer por haber llevado a un bebe 9 meses en el vientre -..Em…ma…-Se quedó perpleja cuando la vio besar a otro chico, pero cayó en la cuenta que aquello para Emma era algo rutinario –Oh…perdona…te….os dejare a solas….-Murmuro algo ¿Dolida? Era imposible. Sabía que su prima tenía una enfermedad que solo se curaba con tener sexo con una persona, era algo que a Mercredi se le escapaba de su raciocinio, pero sintió ganas de querer ser aquel joven al que estaba besando en aquel momento.

-…mmm…-Se tocó su pecho en el lugar en donde estaba el corazón, sintiendo una sensación incomoda y en su mente solo veía a su prima besando a aquel joven, sentía celos, quería matar a aquel joven, sus instintos asesinos afloraban considerablemente pero se contuvo, vio su mochila ahí, casi con todos los libros dentro, pero decidió mejor irse hacia un rincón en donde pudiera leer tranquilamente, sin celos ni tonterías -…¿Porque me incomoda verla? Es algo que hace a menudo…-Murmuraba para sí misma, sintiéndose cada vez aún más miserable si pudiera caber.

-Mierda….-Mientras iba hablando se había ido por un laberinto sin fin de estanterías en donde ahora no se encontraba del todo -….Ah….-Lo peor que llevaba, era la orientación la mayoría de las veces, si volvía hacia atrás, se perdería aún mas aunque tuviera la seguridad de que por ahí estuviera la salida-….eh…esto no pinta bien…-Se mostró insegura en aquel lugar con su bolsa en sus brazos, observando a ambos lados, si ir a izquierda o ir hacia la derecha, aunque cuando miro hacia la izquierda, vio que salía un poco de luz por una puerta, decidió ir allí y para cuando entro por aquella puerta, encontró el paraíso de los libros -…..Esto no es verdad….-Se quedó en el umbral asombrada por lo que veía, si, había muchísimos libros -….Cuantos libros…-susurro para sí misma, hasta que entro finalmente y dejo su bolsa rota en una mesa circular-A….este lugar no debe de venir mucha gente…-dijo para sí misma aun asombrada por lo que veía-….Waaa….-Cuando vio un libro que pesaba más que su espejo de mesa, se emocionó de tal manera que lo tomo entre sus manos y se sentó en una de las sillas cercanas.

No había ninguna portada en aquel libro, ni siquiera unas letras de quien pudiera decir el autor. Mercredi comenzó a sentirse inflamada por el querer saber que se escondía en esas páginas, pero no se atrevía al no saber de qué iba el libro -….Vamos…La vida ya de por si es una aventura….-Suspiro nerviosa para después ir abriendo la primera página pero para su sorpresa, había ilustraciones un tanto insinuantes-….Dios…-Cerro el libro deprisa para pensar un momento en su soledad.

La curiosidad mato al gato, nunca mejor dicho.

Mercredi abrió nuevamente aquel libro y conforme pasaba las páginas no las creía posible -…¿Se puede hacer en esta pose? –Giro varias veces el libro para ver si le encontraba sentido pero no creía que dos personas pudieran hacerlo en esa posición-….Es imposible…-Termino por pasar de nuevo diez páginas más hasta que finalmente le entro la curiosidad. Ella misma fue abriéndose las cintas que ataban el escote frontal, miro hacia la puerta y como no había nada siguió adelante. Una vez que se desanudo el escote lo suficiente para poder dejar vistos sus senos, continuo con su falda, la iba subiendo lentamente y mientras veía las ilustraciones de aquel libro, su cuerpo iba inflamándose de un libido que ni ella misma creía poseer-…Mmm…-Y lo siguiente que hizo fue meterse una mano dentro de sus pololos, rozo sutilmente su entrepierna, pero le resulto tan nuevo, que aparto la mano, cerro el libro, se volvió a vestir y salió corriendo de allí, quería salir antes de que algo embarazoso ocurriera, pero cuando se acercaba a la puerta, está por arte de magia se cerró.

Mercredi comenzó a asustarse y su mirada solo podía dirigirse hacia el libro que estaba cerrado malamente por las prisas.

Como era el dicho:
“La curiosidad, mato al gato”

por **Yoham Warren** Lun Jul 14, 2014 7:54 pm

Fue a aquel chico, tomándole como su tabla de salvación ante el rechazo de Mer. Realmente no deseaba estar cerca de ese hombre, solo quería estar cerca de su prima y que ella no escapara cada vez que Emma buscaba su cercanía. Eran tan complicado para Emma contenerse cuando ella estaba cerca, su mente le decía que se acercara a Mer y sintiera su piel, sus labios, todo cuanto pudiera de ella; pero era imposible. Ahora, terminaba en los brazos de joven que beso inesperadamente y quien no se negó a seguir el beso, dejandose llevar quizás por la intensidad o el repentino acercamiento. La voz de Mer fue la que le saco del hechizo en el que se había sumido a si misma; buscando el remedio a su dolor terminaba por alejar nuevamente a quien tanto le importaba.
– Mer, ¿A dónde vas? Regresa acá – Antes de poder desprenderse por completo del joven, su prima ya había desaparecido de su vista y sin decir nada más, ni siquiera mirando al joven comenzó alejarse, con el único pensamiento en la mente de encontrar a Mer pronto.

Andaba entre los estantes, tratando de escuchar la voz que tanto esperaba o pasos que pudieran guiarla hasta la ubicación de aquella que escapaba nuevamente de ella. Iba pensando que aquello era algo que se merecía su prima, ella era quien le había dejado en primer lugar para irse con un hombre y ahora que ella hacía lo mismo le arruinaba el momento con aquella voz de sufrimiento y la mirada de un animal perdido. Siempre era lo mismo, no importaba cuantas veces fuera ella quien no provocaba el mal, una y otra vez era quien seguía a Mer para contentarle. Para Emma, estar enojadas ambas era un completo infierno.
– Mer, ¿Dónde demonios estas? – No estuvo segura del tiempo que paso andando entre estantes repletos de libros, ni como fue que lentamente se fue alejando de los lugares más concurridos, pero creía que era imposible perderse en un lugar como la biblioteca y solo por ese pensamiento, continuo su camino hasta que se encontró con lo que tanto esperaba.

Más allá de donde estaba, pudo ver como Mer se levantaba para acercarse a la puerta de lo que parecía ser un pequeño estudio. Emma no pudo evitar sonreír e ir en dirección al estudio aquel, solo para ver como Mer cerraba la puerta o eso era lo que ella había visto.
– ¿Qué? – la molestia nuevamente invadió el cuerpo de la joven que siguió su andar y sin pensar mucho, abrió la puerta aquella, que le cedió paso al interior – ¿Qué estas pensando? ¿Por qué me cierras la puerta? – Sin saber que era realmente lo que pasaba en el interior de aquel lugar, soltó la puerta, que justo como antes fue a cerrarse – Vamonos de aquí – Sujeto firme la mano ajena y tironeo de ella hasta la puerta. Su mano trato de abrir la puerta únicamente para percatarse de que no podía abrirse – ¿Qué pasa con esta puerta? Creo que se ha atorado – se giro en dirección a su prima – Deja de jugar, seguramente tu sabes como abrirla, así que vamos. Estoy cansada de todo esto y quiero ir a casa ahora.

Ninguna iris a casa, ambas estaban atrapadas.

por **Mercredi Du Lilyan** Miér Jul 16, 2014 3:21 pm

Ojala ella supiera como abrir aquella puerta si no era para salir. Mercredi tras haber abierto el libro, ahora al parecer su prima estaba atrapada con ella, más Mercredi no parecía ella en realidad – Emmy….-Lentamente Mercredi levantaba su falda mostrando sus pololos, en un gesto tímido y coqueto a su vez -¿quieres jugar un rato? –Pregunto como si estuviera dentro de algún sueño del que no despertaría jamás hasta que alguien le siguiera el juego.

Enseguida, en aquella sala, de los libros comenzaron a emanar un leve aroma a incienso, Mercredi se sentía inflamada por dentro -….Emmy…vamos….-Dijo Mercredi soltando su falda para alzar la mano, pero la quito, llevándosela a la cabeza -.agh! no! Emmy! Ayuda! –Pero Mercredi tras decir eso, tembló un poco, volviendo a mirar a Emma como si viera un fantasma -….Vamos Emmy…quiero jugar a mamas….ya me entiendes una mujer con otra mujer…-Decía la cambia formas de una manera segura y confiada, no sabia que se traía entre manos, pero en realidad, ahora mismo, en este mismo instante no era completamente Mercredi.

¿Entonces quien era aquella que se escondía tras la mascara o quien era aquella “Mercredi” que ocultaba a la verdadera Mer que tanto adoraba Emma Warren? Nadie sabia el juego que había en la sala en ese momento, sin mas dilación, Mercredi comenzó a desnudarse lentamente a vista de su prima –Vamos sé que quieres follarme y quedarte conmigo….-Dijo mientras se desanudaba el escote que momentos atrás se había desanudado. Después iba lentamente por su falda la cual dejo caer sin mas, se dio la vuelta, provocando a quien era su prima, moviendo su trasero, acariciándoselo lentamente con cierto juego, sonriente y divertida disfrutaba tentando a la ociosa de Emma Warren, de su prima – sabes quien quiere esto? –Pregunto acariciándose uno de sus pezones, jugueteando con ellos mientras miraba de reojo a Emma, después Mercredi se echo sobre un montón de cojines, pero al ver que no se acercaba, se dirigió hacia la mesa donde leyó aquel libro.

El libro.

¿tendría la culpa de todo?

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