Jaque Mate

Entré en la residencia dando un gran portazo al abrir la puerta y chocar esta contra la pared. Los siervos me miraron ceñudos inmediatamente. Pero de poco les servia “enfadarse” al ser humanos. Pues sus miradas quedaron perdidas y ausentes gracias a mi, en cuanto me vieron avanzar hacia las escaleras con grandes zancadas.

Habían pasado varios días…
Varios días en los que me había mantenido primero lejos del mundo, y luego simple y llanamente colérico, realmente furioso, rabioso, como casi ya apenas recordaba que podía sentirme. De hecho había preferido aislarme incluso de mi familia, demasiado indignado para tratar con mis semejantes, demasiado enfadado como para socializar sin gritar. Incluso había ido a "cenar" casi cada día. Sediento y a la vez necesitando saciar cierta sed instintiva. Como si de pronto el hambre aflorase y algo me moviera a actuar, a beber, a usar mis dones... Como si fuera al fin la hora de salir y romper lo que se me cruzara por el camino…

¿Por qué?...¿porque me hallaba tan furioso?...

No podía parar de pensar en lo acontecido los últimos días. Me enrabiaba la actitud de mi… "ex mujer", y sin embargo me seguía comiendo la cabeza una y otra vez con su imagen, con sus palabras, con su prácticamente huida desde donde estábamos…

Subi las escaleras de tres en tres, llegando arriba enseguida. Caminando sin dilación hacia su habitación donde sabia que estaría.
La abrí con otro manotazo ya sabiendo lo que me encontraría. Por lo que mi rostro de furia siguió como había llegado al ver a los dos mozos en su cama, dándole lo suyo y lo de su prima. La molestia para mi, era que yo era el único que se sentía con derecho para darle lo suyo y lo de su prima. Después de todo, su primo era yo.

Me abalance sobre ambos hombres, humanos los dos. Agarrando al primero que aun se hayaba dentro de mi mujer para agarrarle del pelo y tirarle hacia atrás con bestialidad. Sujetándole el miembro erecto y húmedo para arrancárselo de cuajo de un solo tiron ante su grito desgarrador.Acallando su ahullido sobrecogedor cuando mis manos retorcieron su cuello velozmente como si un de un pollo se tratara.  Siendo el crujido seco uno que resonó en el ambiente cuando su cabeza cedió hasta ponerle los ojos blancos al primer difunto. El segundo, por debajo de Eyra, me miro con los ojos desorbitados cuando agarre a Eyra lanzándola hacia un lado de la cama para tomar al segundo hombre, abalanzándome sobre el para tirar de su mentón hacia atrás y bebérmelo por completo. No sin antes deleitarme con enterrar mis dedos en su pecho, arrancando su corazón para, después de dejar caer al segundo difunto, darle un mordico cual manzana….

Buenas noches cielo mio.

Indique con el mentón ensangrentado, mientras me ponía de pie al lado de su cama, paseando mientras miraba los cuerpos desgarrados que acababa de dejar desperdigados sobre su lecho. Mis valores morales con los humanos se iban a la porra con los amantes de Eyra, y ya ni me pesaba eso de admitir.

Debería disculparme por el estropicio. Peeeero. Lance el corazón lejos, chocando este contra la pared.
Tengo cosas más importantes que hablar contigo.
¿Qué me dices?... Te daré cinco minutos. Te espero abajo en la sala de estar, hoy nos vamos de fiesta tu y yo.

Limpie mi menton con mi antebrazo y silbe una alegre melodía compuesta por mi mismo mientras metía mis manos en mis bolsillos, bajando las escaleras a buen ritmo.

Habian entradas elegantes, otras dementes, otras absurdas y luego la mia. La entrada de un Délvheen.