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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Violante Lun Sep 15, 2014 9:48 pm


Continuación de...
Regresas a la vida derrochando furia


Violante miró los cautivantes ojos de Saskia, y en ellos vio su dolor. No el que Violante provocó al volverla una inmortal, para él sería sencillo disiparlo. Pero existía algo más en ella... una tristeza de un amor pasado, si bien él ya era consciente de eso y estando al tanto inclusive antes de observarlo a lo lejos; el príncipe percibía en Saskia un enamoramiento y un temor de que el príncipe le provocara una herida similar o peor. En los ojos de su hija descubrió a la pequeña mujer, la vulnerable y la débil escondida en la altives que poco podía compararse a la de él, pero sobre todo a los arranques de poder que ella destellaba como la furia, el odio o los deseos de venganza. En el fondo ella era todo pureza. El príncipe quería seguir meditando en lo que vio a través de los ojos femeninos y volvió a llevar la cabeza de su hija a su pecho, luego la abrazó para que se sintiera protegida y guardó silencio.

Aquella niña pura dentro de Saskia representaba la creatividad, era bajo su encanto que creaba perfumes tan cercanos a la perfección, sublimes olores de pureza, y cuando su niña interior se escondía aterrorizada a llorar en silencio, la indomable mujer tomaba posesión y creaba nada más que pócimas olorosas. Sin que lo escuchase de los labios de Saskia ya había descubierto esa sensibilidad... pero ¿acaso ella era consciente de ello? Violante sabía perfectamente que pocas eran las personas que se conocían a sí mismas y aunque su arrogancia era mucha, él reconocía que cada mujer descubría más de él que él mismo y al darse cuenta de eso su muerto corazón se apesadumbró, una cortina de melancolía cubrió el hermoso rostro pálido y sin darse cuenta ya acariciaba el bello cabello de Saskia.

Llegó el momento, un hombre tiene que tener una pareja, una esposa... Tengo que dejar la vida que llevo, tengo que dejar de provocar malicia en otros y llevar traiciones a los hogares de mis amantes casadas. Es tiempo de abrir mi corazón como lo hice con Benelope... Benelope, mi bella Benelope– pensó y las lágrimas de sangre estuvieron por desbordarse de sus ojos, pero resistió, no permitiría que nadie lo viera llorar, como inmortal nunca había llorado y ese día no iba a hacer la excepción. Pero de algo sí estaba seguro... Violante estaba decidido a desposar a una mujer, tener una pareja para la eternidad y esa mujer podría ser Saskia. Esa noche tomaría la decisión, aunque su pensamiento le decía que buscara otras candidatas, él, aunque se había dado un plazo, ya daba por hecho desposar a Saskia.

La mano que acariciaba el cabello de su bella neófita, bajó al brazo y se deslizó lentamente hasta la mano y entrelazó sus dedos con los de ella. Después, la reincorporó —Saskia, tengo que decirte que...— el coche se detuvo y Violante se perdió del momento y viajando al otro lado de la carroza abrió la cortina que lo comunicaba con el chofer, cuando lo hizo vio que se encontraban justo en el Palacete. Si decir nada se bajó y cerró la puerta como clara orden de que se quedara en el coche.

¡Oh, mi señor discúlpeme no creía en lo que el hombre me decía de inmediato abro el enrejado para que pueda pasar el coche—. —Déjalo Igor, sólo ábreme a mí la puerta y despacha al cochero. Su mayordomo asintió y el príncipe decidió regresar a la carroza pero Saskia ya estaba afuera— Violante le extendió la mano y ella la aceptó, el príncipe la acercó a él y emprendieron el camino al palacete. Los majestuosos jardines fueron el principal y primer espectáculo para su hija, el príncipe poseía una colección impresionante de todo tipo de flores (las que se adaptaban al clima natural) y poseía además dos invernaderos para las plantas exóticas de todas partes, principalmente del nuevo mundo. —Bienvenida, a partir de esta noche este, mi palacio, puedes llamarlo hogar... Eres la primera gran invitada, ¿sabes? Nadie había venido antes, tan sólo me acompañaba la servidumbre— no dejaron de caminar, era largo el camino empedrado pero la vista valía la pena, y más cuando la persona que venía con él sabía de plantas y poseía un magnífico invernadero en su establecimiento.

Entonces, sin previo aviso el se detuvo soltando la mano de Saskia, ella atendió a ese repentino gesto, el rostro de Violante se ensombreció pero decidido acortó la distancia entre ellos, luego, su mano la tomó de la cintura y se desplazó suavemente hacia la espalda atrayéndola más a él. —Quiero compartir todo esto con alguien... Y quiero que seas tu— le dijo deseando besar sus labios pero se conformó con besar tan sólo su barbilla. —No me respondas ahora pese a que tu respuesta sea un no, porque lo que digan tus labios en estos momentos lo desecharé como mis sirvientes lo hacen con la basura, piénsalo Saskia, piénsalo bien como yo lo estoy haciendo— y ahí se quedaron, mirándose.


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Mensaje por Arisha Spivak Lun Sep 15, 2014 10:35 pm

El Carruaje que los llevaba a un lugar del que Saskia no tenía idea, recorría las distancias a gran velocidad. Pero ella, cautivada por la mirada de su maestro, poco y nada se daba cuenta. Se sintió pequeña ante el silencio que inundaba el lugar, aunque las miradas, los pequeños gestos decían mucho. - ¿que pensará? – se preguntó cuando Violante la atrajo nuevamente a su pecho, abrazándola con fuerza, como si intentara protegerla de todo lo que le pudiera herir. Saskia, suspiró y cerró sus ojos. Su perfil recostado en el pecho masculino se relajó. Sus brazos fueron rodeando la espalda y el pecho del vampiro, la mano que recorría la espalda cayó suavemente al asiento, temía molestarlo. Con la otra, acarició el pecho, el cuello, dejándola suavemente bajo su propio mentón. Era tan extraño y a la vez maravilloso, los misterios que ese nuevo universo se descubrían uno a uno ante la vampiresa, como por ejemplo el no sentir el calor o el frio,  entre vampiros, ya que los dos tenían la misma temperatura, y aunque en la perfumería ella había sentido el frío de la piel del caballero, ahora, la sentía sumamente agradable.

Intentó poner su mente en blanco, disfrutar de aquel momento, porque en su vida, todo lo que la hacía feliz tenía una existencia efímera, - no, no quiero pensar en ello – se reprendió, temblando como un pequeño gorrión en la madrugada invernal. La suave caricia de la mano de su maestro, la sorprendieron y a la vez le dieron calma, - no importa, solo disfruta de éste momento, vamos Saskia, no lo arruines – se encontraba angustiada, apretó la mandíbula con fuerza para no llorar, no deseaba mostrarse vulnerable ante el ser que la había convertido en una inmortal. La caricia se detuvo, bajando por su brazo hasta entrelazar los dedos, ella, contempló con un poco de asombro el gesto de su creador, cuando la ayudó a incorporarse. Le estaba por decir algo que se notaba sería importante,  pero el coche se detuvo. El vampiro se movió con rapidez y sin decir una palabra la dejó sola dentro del coche. Ella, caviló que debía hacer, - quedarme aquí hasta que él vuelva o...- sonrió moviendo su cabeza negando, - nunca me he quedado quieta esperando ser rescatada, ni he sido obediente como una muñeca de porcelana... y no comenzaré ahora – se dijo mientras abría la portezuela del vehículo y descendía con elegancia.

Observó con curiosidad al hombre que acompañaba a su maestro, como también dejó que su mirada recorriera el imponente jardín que se apreciaba por detrás de las bellas rejas de color negro. Quedó atónita, se podía imaginar la belleza que sería esas flores al sol, iluminadas por el astro rey y por un segundo la tristeza mas profunda dio un zarpazo en mitad del corazón, - nunca mas podré contemplarlas en la magnificencia de un día de primavera o disfrutar de la delicada fragancia que despiden a la hora de máximo calor -. Inspiró con profundidad, tratando de sacar de su pecho esa angustia; de su mente ese pensamiento que no tenía ningún sentido, ya que si ahora era una vampiresa, había sido porque el hombre que se acercaba a ella, le salvó la vida, de la única manera que creyó posible. Le sonrió de lejos, acomodando aquel vestido que no le pertenecía, debajo de éste, sus pies descalzos no sentían el frío de la acera, había salido de la habitación de aquel hotel con tal impetus, sin pensarlo, que había pasado todo ese  tiempo descalza. Al darse cuenta de eso, se apenó, - como puede ser, Saskia, eres una Baronesa – volvió a reprenderse.

Aceptó su mano y dejó que la condujera por el camino que llevaba a la imponente construcción, - es hermosa – susurró, en verdad descubrió con inmenso agrado el buen gusto que tenía su anfitrión. Traspasar las magnificas rejas de Hierro forjado y poder contemplar con detalle la excepcional colección de flores que poseían los jardines la dejaron sin aliento, - ni siquiera la isla jardín en el lago Maggiore tiene la imponente cantidad de ejemplares, podría crear mil fragancias y aun así no descubrir todo el potencial de este paraíso – pensó sonriendo, aunque el recordar a uno de sus amantes, malvado, iracundo, despiadado, asesino, que la tuvo cautiva durante un tiempo antes de poder llegar a Paris la hizo envararse, - solo espero que no se convierta en una bella jaula de oro – caviló recordando la antigua experiencia.

La voz seductora y varonil de Violante la salvó de sus pensamientos y la trajo al presente. Saskia, se aferró al brazo de su maestro y reclinó su cabeza en el hombro de su compañero, - me siento inmensamente agradecida por vuestra invitación – dijo, sin poder expresar del todo lo que en verdad representaba para ella que su creador la acogiera y cuidara tras aquella noche, pues ¿que se suponía que debía hacer? ¿ adonde iría? ni su perfumería y menos su Palazo podrían resguardarla del sol, ya que siempre había adorado a Efebo y sus residencias poseían grandes ventanales en los que la luz entraba hasta el mas escondido rincón. Cuando escuchó que él vivía solo, un sentimiento de total empatía la hizo besar con sumo cariño el brazo de Violante, - se, lo que se siente, vivir solo con la servidumbre – le susurró. Quería contarle de que ya no se sentía sola por que con ella ahora vivía otra bruja, su socia Galia, pero él se detuvo, soltó su mano, haciendo que ella se alejara, la sombra en el rostro del vampiro la amedrentó, temió que pudiera leer su mente, y se hubiera ofendido porque ella recordara por un momento al Conde Borromeo. No supo si era posible pero sintió que su piel se volvía mas pálida por el miedo que se apoderaba de ella.

En un rápido movimiento, él acortó la distancia, la rodeó con sus brazos atrayéndola. Al principio Saskia puso sus manos en el pecho de Violante para alejarlo y protegerse, pero las palabras que él le decía la dejaron enmudecida,  sintió el beso en su barbilla, a pesar de que eran segundos los que transcurrían, a ella le parecieron eternos. Lo miró a los ojos, asintiendo a su pedido de no contestarle en ese momento, - en verdad, no se que contestar – pensó, todo le parecía un sueño, aquella noche tenía para ella visos de irrealidad, por momentos pensó que se despertaría cayéndose de la cama y riendo al verse en el piso y el amanecer entrando cálido por el balcón. Pero aquellos orbes que la miraban ahora con seriedad y a la vez con la necesidad de que su decisión fuera tomada con el mayor de los respetos, le hizo darse cuenta que todo lo vivido en esas horas no eran fantasías. Como  tampoco lo eran los fuertes brazos que la acercaban cada vez mas a ese rostro, llevó su mirada a los seductores labios y dejó que cada vez se acercaran mas a ella, su decisión no estaba tomada, ni mucho menos, pero lo pensaría, ella también reconocía que no deseaba seguir viviendo una vida como la que había experimentado hasta ahora. Asintió con la cabeza, - si, deja que lo medite, solo te pido tiempo – le sonrió con timidez, llevó sus manos al rostro, enmarcándolo, - ahora, solo dejemos que la velada continúe – depositó un suave beso en los labios y suspiró apoyando su frente en la del vampiro.
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Mensaje por Violante Lun Sep 15, 2014 10:45 pm

Si Saskia podía ver su sonrisa en ese momento en el que sus frentes estaban unidas, a Violante no le interesaba. —Que así sea— susurró y tomándola de la mano continuaron su camino. Para cuando llegaron a las puertas enmarcadas en plata, éstas ya estaban abiertas; Igor les hizo una reverencia y la luz en el interior los recibió con candidez. Ambos, entraron tomados de las manos, el piso de mármol estaba recién pulido y como era de esperarse en una corte real, la servidumbre estaba congregada en la estancia principal, perfectamente alineados para su amo. Igor cerró la puerta una vez que los inmortales habían entrado, luego, avanzó sin darles la espaldas y se unió a los sirvientes. El príncipe se detuvo con Saskia y la servidumbre les hizo una reverencia, luego, con un gesto de su mano los dispersó para que volvieran a sus labores, todos, a excepción de Igor se marcharon asegurándose de no darle la espalda a su amo. El mayordomo se acercó y volvió a hacer una reverencia, —¿desea que le prepare algo su majestad?— por supuesto, esa pregunta no era referente a un alimento o una bebida tanto para él como para su invitada que bien había deducido era una inmortal pese a ser después de Violante, el único vampiro que había visto en su larga vida. La pregunta se dirigía a facilitarle lo que su amo deseara, sí, un instrumento, un mueble o lo que fuera a pedirle. Y aunque siempre se sentía preparado, en esta ocasión no sabía ciertamente lo que el príncipe le fuera a pedir y es que, nunca, nunca desde que se instaló en París había recibido ninguna visita, su señor nunca había traído a cualquier persona o seres en general.

Igor, ella es la Baronesa Saskia Bornago, es mi invitada esta noche por lo que te encargaré de que te asegures que carezca de nada, no quieres que tenga fama de mal anfitrión, ¿o sí?— el mayordomo se desconcertó, era la primera vez que su amo le hablaba de esa forma y el príncipe le sonrió con confidencia. Aquel hombre viejo no representaba para él simpatía alguna, ningún miembro de la servidumbre, pero le gustaba jugar con la idea de que para él, sus sirvientes eran indispensables y los valoraba. —Ve a la segunda sala de descanso y enciende la chimenea, pronto te alcanzaremos— ordenó con delicadeza, —si su majestad, como sea su voluntad, con su permiso Baronesa— hizo una nueva caravana y se marchó rápidamente.

¿Sabes? A veces pienso que mi hogar es como un refugio, tengo ocupadas ochenta de cien habitaciones por toda la servidumbre, muchos no los necesito y supongo has de pensar que tipo de labor ejercen esos mortales. Y para mi capricho de tener mis jardines e invernaderos impecables, bueno, trabajan muchas personas seguro sabes de eso— el príncipe sonrió de lado, quizás no era un acertado comentario luego de que la haría pensar que no volvería a ver la luz del sol, algo que seguramente ella ya había pensado. Poco le importó en las reflexiones que su hija hubiera hecho, para él le interesaba las que tendría a partir de ese momento. —Vamos Saskia, el fuego ya debe de estar prendido— empezaron a caminar a su izquierda, pasaron por una estancia, un comedor impresionante y enorme y luego, una grande sala de descanso con amplios sillones de terciopelo rojo, el exquisito color a perlado de sus paredes, las lamparas de araña con sus diamantes, las cortinas rojas abiertas sobre los ventanales, la alfombra colorida con un dragón chino justo en medio separaba la chimenea del sofá principal; fueron lo que deleitaron los ojos del príncipe.

Si bien era cierto que desconocía muchas partes de su palacete, el segundo salón de descanso no le era desconocido, de hecho al ser su favorito había influido bastante a que el ni siquiera visitara su biblioteca, el estudio principal o las otras dos salas de descanso. A Violante le gustaba sentarse frente al fuego y leer cualquier libro que su mayordomo le trajera de su enorme colección perfectamente cuidada por su bibliotecario personal.

Tu perfectamente sabes que todo ser tiene algo valioso. Lo mío es cada palacio que poseo, estando ahora aquí es signo de que he abierto mi corazón al tuyo, aquí conocerás mi verdadera naturaleza, aquí no hay máscaras... Así, sentémonos frente al fuego y mientras las llamas se consumen dejemos que, como bien lo dijiste, la velada continúe... Pero que lo haga con libertad, natural y sincero, así debe de ser nuestra noche, la primera noche que pasaremos juntos— le dijo sin mirarla y sin soltar su mano caminaron al sofá, se sentaron muy de cerca y él se acomodó a modo de poder verla sin molestias. —¿Cuánto tiempo has vivido sola?— le preguntó tomándole de la mano y entrelazando sus dedos con los de ella.


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Mensaje por Arisha Spivak Lun Sep 15, 2014 11:09 pm

Al llegar a la puerta de la mansión, fue abierta por el mismo hombre que los condujera desde la entrada de la propiedad, Saskia lo contempló con disimulo, le pareció que era de edad avanzada aunque en muy buenas condiciones físicas, con marcas en su rostro de haber vivido situaciones adversas. Endureció el ceño, que le estaba sucediendo, todo le llamaba poderosamente la atención, como si el mundo y los seres fueran un descubrimiento para ella, cuando no hacía mas que algunas horas, las personas que la rodeaban poco o nada eran observadas por ella, - las plantas y las flores, siempre fueron mas interesantes que cualquier humano – caviló y volvió a darse cuenta que se refería a  otras personas como si se tratasen de seres ajenos a su condición, a su naturaleza. La presión en su mano, gentil pero fuerte, que él vampiro ejercía en ésta la hizo volver a prestar atención.

La magnificencia que se apreciaba en el exterior de la mansión, era igual adentro, el decorado llamó la atención de la Baronesa a pesar de estar acostumbrada a la corte Italiana, pero ésta era algo distinta, Saskia supuso que aquello debía ser por tratarse de la nobleza de los Países Bajos. Sonrió pensando en la decisión que debía tomar, un tema que aunque fuera muy personal, era su responsabilidad consultarlo con su rey, y que ella supiera, éste era un perfecto engendro, petulante, pagado en si mismo y totalmente intransigente. Estuvo a punto de echarse a reír de solo pensar en el  escándalo que podría desatar aquel personaje si su unión no estaba apoyada por la corte italiana.

Logró dominar su pensamiento y concentrarse en saludar con cortesía a la servidumbre que en verdad era un pequeño ejercito. El único que permaneció mientras los demás se retiraron rápidamente  fue Igor, la vampiresa le sonrió, aunque eso no fuera muy protocolar, ni mucho menos, pero le recordó a un sirviente que tenía cuando era pequeña, un jardinero que le solía traer hermosas flores o jugosa frutas, cada vez que la veía triste en su torre de cristal. El amo y su sirviente hablaban mientras ella seguía cavilando en su solitaria infancia, luego volvió a  saludarlo moviendo la mano como una pequeña, sonriendole, como si en verdad estuviera frente a su querido Giorgio.

Al quedar solos, Violante le habló de la servidumbre, a ella le había sorprendido que entre ellos hubiera tantas mujeres, de distintas edades, eso le agradó ya que pensó en su Sociedad Secreta, que ayudaba a las mujeres desvalidas para sobrevivir y poder cuidar de sus hijos. Contempló el rostro del vampiro con admiración y gratitud a la vez, no era común encontrar que las personas de clase alta y menos nobles, se preocuparan por los mas necesitados. Cuando le habló que la mayoría de ellos trabajaban en los jardines, ella asintió, pensando que desde ahora debería tener también jardineros que se ocuparan de su colección ya que para ella eso sería un suicidio.

La condujo, tomados de la mano por un elegante pasillo hasta llegar a la habitación de Descanso, a Saskia le pareció realmente elegante con las paredes cubiertas de un damasquino perlado y los sillones de terciopelo rojos enseñoreándose de parte del lugar, las lamparas de caireles brillaban con un suave destello amarillento reflejando el color de las llamas de la imponente chimenea. El dragón llamó su atención, - ¿acaso has viajado al lejano oriente? - susurró, mientras contemplaba el objeto desde cierta distancia, aunque sus ansias hubieran sido acercarse y poder tocarlo.

Observó con una mirada rápida por la habitación algunos indicios que le dieron pistas de quien era el hombre que vivía en ese lugar. Un libro dejado como al descuido en una pequeña mesa de arrimo cerca de uno de los sillones, le hizo reflexionar que Violante era un hombre culto, que pasaba parte de sus días leyendo y seguramente sus charlas serían interesantes y amenas. Lo contempló de soslayo y sonrió, en verdad le gustaba lo que estaba conociendo de su maestro.

Asintió a la frase expresada por su maestro y caminó a su lado, tomados de la mano hasta un sofá donde se sentaron, ella se acomodó tratando de quedar de frente a su creador. El calor que despedía el hogar le era en sobremanera agradable y la calidez que daba a la piel de aquel hombre lo volvía mas atractivo, la vampiresa lo miró a los ojos, luego a los labios y por último a la manos que entrelazó sus dedos con los suyos.

- ¿Cuanto tiempo viví sola? - repitió la pregunta dirigiendo nuevamente su mirada al rostro de su anfitrión, - pues si uno puede estar sola, rodeada de personas, de sirvientes – reflexionó en voz alta – podría decir que desde toda mi vida – suspiró, mientras recordaba las veces que sus padres la dejaban al cuidado de la servidumbre porque debían atender razones sociales y de la nobleza. - Solía huir de la mansión de mis padres y esconderme entre los jardines de invierno, hablar con las flores y ponerles nombres – rió al recordar aquella fantasía de niña pequeña, sus ojos destellaban felicidad recordando esos pequeños momentos en que todo le parecía tan especial y feliz.

Volvió su mirada al fuego y su semblante se endureció, - cuando cumplí los catorce años, mi padre me llevó a la corte, allí me prometió a un caballero – buscó los orbes del vampiro, - pero sabes, nunca me ha gustado seguir las reglas, ni que me planifiquen mi vida – sonrió con picardía,  - me escapé, como siempre lo hacía y deambulé por las calles de Florencia – se mordió el labio inferior mientras recordaba aquella experiencia – así fue que conseguí mi primer libro de pócimas, descubrí que las plantas también sirven para crear venenos y pensé que si me obligaban a casarme, les daría algún regalo a ese hombre, que me observaba de forma asquerosa cuando me presentaron frente a él – bajó la mirada, no quería que Violante pensara que ella era una asesina, pero tampoco dejaría que creyera que se trataba de una inútil damisela a la que se debía salvar.
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Mensaje por Violante Mar Sep 16, 2014 12:54 am

Violante escuchó a Saskia con paciencia que normalmente no concedía, no cuando sus intenciones  hacia las mujeres era siempre encaminadas al pecado sexual, todo aquella perversión que en su mente y la de las mortales se desarrollara; pero esta vez era diferente y no sólo se trataba de una paciencia sana, sino también de una mirada que no veía a Saskia como un pedazo de carne, o como un juguete; no, ella se encontraba en nivel mayor a los demás, el príncipe le ofrecería respeto y admiración. —Hay muchos vampiros que consiguen su título de realeza por medio de sus poderes, cuando fueron mortales debieron de ser figuras insignificantes con aspiraciones a la grandeza... Pero yo no, en mi vida mortal fui un príncipe, hijo de Ivan IV y Anastasia Románovna...— se detuvo y evocó a través del reflejo de los ojos de Saskia su pasado, nunca había estado solo, su gran compañera fue su madre, después Dalma Folckò y llegaría Benelope como su último amor cuando era vivía.

Pensar en Dalma y Benelope le hicieron estremecerse, el príncipe siempre había sido un verdadero villano y nunca hasta ese momento se dedicó a investigar esa idea, si bien era cierto que él era consciente de lo petulante que era y que sus engaños provocaban problemas a otros, nunca profundizó en qué tan graves eran las consecuencias, nunca le interesó si un matrimonio se destruía luego de su intervención, o de si sobrevivían sus esclavas de sangre cuando las dejaba en sus hogares necesitadas de su sangre, no había memorizado ningún nombre de todas las mujeres que compartieron cama de él, tan sólo en su mente se encontraban las difuntas Dalma, Benelope y su gran capricho Amanda Smith, pero ahora, a la lista de mujeres que él nunca olvidaría, que estarían tatuadas a su existencia por muy distinta que sean las circunstancias estaba Saskia, su bella creación. —A diferencia tuya— continuó —en mi vida mortal viví rodeado de infinidad de personas y seres que quise o me amaron, pero, todo se derrumbó, mi esposa dio a luz un varón que alojaba impresionantes poderes, mi padre lo condenó de maldito y antes de escapar su azote maté a la mujer que me dio la vida, mi amada madre...— la mirada del príncipe se ensombreció, su mirada se desvió y sus ojos brillaron con sangre.

Violante depositó su mirada en el fuego y su cuerpo se movió a una postura reflexiva, —antes de poder superar el shock de lo que sucedía, y totalmente a terrado puse a mi esposa en resguardo de su familia y concedí un nuevo apellido para él y para ella creyendo que así podía protegerlos de mi padre, pero consciente de que al hacerlo estaba renunciado a cualquier herencia de la familia Vasilievich. Entonces supe que mi padre no descansaría hasta vengar la muerte de mi madre y matar a mi familia, fue así que traté de regresar a mi patria pero en el camino lo conocí... al actual rey de los Países Bajos y que es mi creador. Él no solamente me arrebató la vida, también me separó de mi familia, de mi esposa, de mi hijo y siendo su compañero abandoné la cruzada que representaba conseguir el perdón de mi padre, no sé que sucedió con mi padre, lo que sí sé es que me borró la de existencia, prohibió que se hablara de mi e impuso un olvido a mi persona lo que considero fue generoso... mi soledad vivo después, cuando aquella mujer me despojara de Dragos, por más de un siglo viví en soledad, ocultando mi alma a otros, presentarme bajo una máscara pero con la esperanza de encontrar a mi pareja perfecta— el fuego fue testigo de una sonrisa de lado, Violante cerró sus ojos y se reincorporó, se volvió a Saskia y ofreciéndole la mano la ayudó a levantarse.

Besó la mano femenina y entrelazó los dedos con los de ella. —Vayamos a la alcoba, tienes que conocerla— le sonrió y reanudaron lo que aspiraba a ser un paseo por el palacete, algo que no sería. Subieron por las escaleras de estilo barroco hasta llegar al primer piso, luego, tomaron un pasillo a su derecha, había muchos cuadros en las paredes, la mayoría de la realeza rusa, retratos de su madre, sus hermanos, su padre, sobrinos y nietos que nunca conoció y al fondo, donde estaba la puerta y justo encima de ésta, el retrato de él como mortal, junto a su joven esposa y su hijo en brazos de ella. Pese a ser un camino melancólico, él se aferraba a tener toda esa colección, ya se había acostumbrado a pasar sin verla pero lo que siempre hacía era contemplar el cuadro de su esposa e hijo antes de tomar el picaporte y entrar a la habitación; sin embargo, esta vez no lo hizo, esta vez sólo giró el picaporte de la amplia puerta e ingresaron a la majestuosa y enorme alcoba previamente iluminada por Igor, todo mueble era de caoba en estilo Luis XV, una gran alfombra de matices rojos se expandía por toda la habitación y aunque los muebles estuvieran acentuados claramente en la cultura francesa, el estilo de las paredes, de los objetos, de las cortinas no eran más que estilo ruso, inclusive el enorme ropero que era la única pieza de roble. Caminaron al centro de la habitación, entre la cama y el tocador.

Violante se puso frente a Saskia y echó el largo y brillante cabello hacía atrás, —seré paciente a tu decisión, no te vayas a precipitar, no me veas como alguien que necesita amor, no te conmuevas por mi y permitas que eso influya en tu decisión, sé objetiva, deja que la razón tome junto con los sentimientos la última palabra, no te quedes mis palabras, tan sólo escucha y medita, no las tatúes en tu alma... porque yo quiero estar contigo Saskia, no sólo esta noche, sino el resto de la eternidad pero no imponiéndolo— aseguró y acariciando las blancas mejillas la acercó a él y le prodigó un beso que prolongó por un par de segundos, luego, sus labios se separaron y las narices hicieron contacto —Te deseo Saskia— susurró en los labios femeninos y se separó de ella, caminó ahora sólo al fondo de la habitación, hacía el balcón resguardado por unos ventanales orientales ocultos en las cortinas de lino rojo oscuro. Corrió las cortinas y a través de los ventanales contempló la brillante luz de luna. —En esa habitación está el baño por si deseas lavar tu cuerpo— dijo aún dándole la espalda y señalando a la puerta a su derecha.


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Mensaje por Arisha Spivak Mar Sep 16, 2014 5:38 pm

Saskia, contempló los labios de su maestro, hablando de su vida, luego subió su mirada a sus orbes y pudo distinguir la tristeza cuando mencionó a su madre, - ¿tu eras príncipe de Rusia? - susurró, sonriendo de lado, - tu padre habrá querido que tu recuerdo se borrara, pero en las leyendas que se dispersan como las horas de la noche, el recuerdo del caprichoso príncipe, que tomaba cualquier mujer que le apetecía, siguió contándose de madre a hija – caviló – si hasta mi madre que es rusa me lo contó a mi -  Se condolió por el dejo de reproche a si mismo que pudo percibir en el relato del asesinato de su madre y la huida de la esposa e hijo, para poder salvarlos. Trató de imaginar a esa mujer con su niño, - la debes haber amado muchísimo y por supuesto a tu niño – reflexionó sin dejar de contemplar el rostro del vampiro que por momentos rehuía la mirada. Quiso preguntarle el nombre de su esposa y del bebé, pero no creyó conveniente poner mas leña a esa pira en la cual se quemaba lentamente el dolor del sobrenatural. Suspiró y sin pensarlo acarició las manos masculinas, como una forma de demostrarle que ya no estaba en ese lugar,  que debía perdonarse y perdonar, pero bien sabía ella que aveces eso era imposible.

Cuando habló de su conversión, Saskia llevó su cuerpo mas próximo al de Violante, eso le había interesado en sobremanera, - ¿como fuiste convertido? - pero la pregunta quedó en la formulación mental porque él llevaba su relato con suma rapidez y la vampiresa no deseaba perderse ni un detalle, en verdad que la existencia de aquel vampiro era sumamente interesante. Una punzada de curiosidad y celos la llevó a preguntar, - ¿quien es “esa” mujer? - refiriéndose al ser que lo separó de su creador. Pero nuevamente su pregunta quedó inconclusa, ahora su maestro, se reincorporaba a su lado y extendiéndole la mano, le invitaba a recorrer el palacio. Ella asintió, no tanto porque le pareciera en extremo lujoso o pomposo, ni porque la atrajeran las pertenencias de un príncipe, no eran sus tesoros lo que la llevaban a estar allí, ni a caminar junto a él, era el sentimiento extraño que surgía en ella, la necesidad de conocer afondo a esa persona que deseaba hacerla su mujer, - la compañera de alguien, para el resto de la existencia – caviló mientras la mano le tembló al ser sujetada por la del vampiro. Ella estaba meditando la propuesta del caballero, como él le había pedido, no deseaba tomar una decisión apresurada y tampoco lo haría esa noche. Deseaba consultarlo con su pequeña familia, Galia era extremadamente objetiva e intuitiva, - ¿y por alguna casualidad, si le pido que se comunique con el espíritu de la madre de Violante? - disimuló la sonrisa que surgió en su rostro por la tontería que había pensado e inspiró profundamente, disfrutando el olor que desprendían los materiales con que había sido realizada la elegante escalera.

Giró su rostro buscando el de Violante, cuando comenzaron a caminar por un pasillo donde cuadros de antepasados del vampiro los miraban con diferentes expresiones, frialdad, dolor, angustia, apatía, todo el ser de Saskia se estremeció, - ¿acaso es una autoflagelación que se hace cada vez que pasa por éste pasillo? -  volvió a contemplar a su maestro y descendió su mirada por el brazo masculino hasta las manos que con los dedos enlazados los unían el uno a la otra, apretó suavemente los dedos de su compañero, - no te preocupes, por lo menos hoy, no estarás solo – sonrió por aquella pequeña decisión, se quedaría con él hasta poder regresar con Galia y Nouvel, Buscó nuevamente el rostro de su maestro que solo podía contemplar de costado. Se imaginó a la pequeña niña de cabellos rubios saltando de un lado a otro y festejando que su tía se casara. Su sonrisa se expandió por todo su rostro y una sensación de bienestar fue inundando su interior.

Llegaron a una imponente puerta y sobre su dintel, un igual de imponente cuadro en el que se apreciaba una pareja con su hijo, los contempló, no fue necesario que mantuviera su mirada en los ojos pintados del rostro masculino para reconocer a su maestro, estaba igual, nada en él había cambiado, - no, algo ha variado, su mirada era mas cálida, su sonrisa mas iluminada, ahora están como ocultas tras un velo de hielo, un invierno eterno – pensó con tristeza, llevó su mirada fugazmente a la de la mujer y el niño, en verdad eran hermosos. El rostro de la mujer, no supo por que razón le pareció familiar y el pequeño... en verdad nunca le habían llamado la atención los bebés, pero ahora con aquel pequeño tornado que vivía en su casa llamado Nouvel, había comenzado a quererlos. Sonrió pensando en que seguramente si habían sobrevivido ese niño habría llegado a ser un hombre hermoso, - como su padre – se escuchó decir en un susurro.

La Puerta se abrió y la magnificencia que imperaba en el resto de la mansión no podían faltar en la alcoba principal, todo lo que había allí fue de su agrado, aunque si debía elegir un sector especifico, no fue ni el suntuoso decorado de estilo ruso, ni los muebles afrancesados, lo que mas le gustó, fue el balcón, ella lo había adivinado, pues no se veía, aunque su olfato le decía que las flores estaban cerca, por lo que dedujo que tras de un hermoso cortinado de color rojo oscuro, se encontraba la cristalera que daría al balcón que seguramente tendría una majestuosa vista de los jardines iluminados por una enorme luna. Estaba pensando en ello cuando su maestro se colocó frente a ella, le acomodó sus cabellos dejando expuesto su largo y delicado cuello, un escalofríos recorrió su espalda, quiso inclinar un poco su cabeza, porque pensó que su creador quería tomar su sangre, pero no fue así, él volvió a pedirle que fuera lo mas seria y consciente posible al recapacitar sobre la sedición que debía tomar, Saskia asintió con la cabeza a cada frase y abrió sus ojos, volvió a temblar al sentir como él se acercaba a ella y la besaba en los labios, para luego, escucharle decir que la deseaba, no sabía porque la sorprendía pero simplemente esa revelación la dejó enmudecida y hierática como una antigua estatua.

Sintió un gran alivio cuando Violante se separó de ella y le indicó que podía refrescarse, que en la habitación contigua, encontraría dispuesto el baño, lo vio encaminarse al cortinado y abrirlo, descubriendo lo que ella ya intuía, sonrió satisfecha sin decir un una palabra y se dirigió al cuarto señalado. Cuando abrió la puerta contempló como estaba preciosamente decorada. Una imponente bañera preparada y lista para ser usada, la esperaba, para darle bienestar luego de una noche en verdad frenética. En una silla auxiliar un delicado  desoville del color de la sangre y chapines haciendo juego, estaban dispuestos para que los usara al terminar de bañarse. Rió pensando en que no lo podía imaginar al príncipe usando aquellos femeninos zapatos en sus ratos de ocio, supuso que era un obsequio o una delicadeza de parte de Igor. Se desnudó e introduciéndose en el agua caliente con pétalos de rosa flotando en su superficie y despidiendo un aroma que la sedujo, se dejó mimar por el hermoso presente.

Allí se quedó unos quince minutos y luego se comenzó a secar y vestir, Cuando estuvo lista, se miró en un espejo de cuerpo entero, le agradó ver el resultado de unos pocos minutos de descanso y se decidió ir en busca de su creador.
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Mensaje por Violante Miér Sep 17, 2014 12:06 am

Violante la vio en caminarse al baño y entrar. El príncipe suspiró y evocó los viejos recuerdos que pretendió sepultar, pensó en Benelope y en su extraordinaria amante Dalma... ¿Cuál fue su destino? Él recordó aquel momento en el que su amante se presentó ante él para señalar a su hijo como agente del mal, le había advertido de los poderes que poseía y él lleno de ira por esa acusación la mandó a ejecutar... ¿Pero realmente murió, o algún guardia real la rescató y la hizo su mujer? Era una fantasía que Violante le gustaría creer pero que estaba seguro de que no fue así, de que en algún bosque fue llevada, ejecutada y dejada para que el invierno se encargara de desaparecer el miserable cuerpo de su hermosa amante.

El vampiro caminó a la cama y se sentó, del buró del costado derecho, Violante sacó una alhaja muy valiosa para él, era un guardapelo que conservaba un anillo de su familia real, un obsequio que dio a Dalma y que ahora entregaría a Saskia, aquella joya que lo había acompañado por bastante tiempo atrás tenía que adornar nuevamente un dedo, Violante lo sabía mas no había encontrado alguien digna antes, y él dudaba que hubiera otra persona mejor que Saskia para portar tal honor. ¿Pero ella lo aceptaría? Sí no lo hacía el príncipe estallaría en furia, una cosa es rechazar un encuentro sexual a rechazar un regalo que él otorgara, eso lo desquiciaba completamente y más cuando se empeñaba en asegurar que no podía haber otro ser capaz de merecer el regalo que pretenda dar, como sea, su hermosa hija no podía negarse y no lo haría, él estaba seguro de eso.

Se recostó y mientras miraba el amplio techo borro cualquier pensamiento que lo invadía, pronto, no pensó más que en Saskia, en su bella hija que desnuda se refrescaba, sintió deseos de entrar y poseerla en la bañera pero entonces se reprendió, no podía hacer eso con ella, no cuando pretendía que se convirtiera en su compañera, sus ojos amarían a Saskia tanto como su corazón, sí eso era posible, el príncipe la haría la mujer más feliz del mundo, ese era su propósito, eso es lo que deseaba, eso era lo que se merecía ella, su niña que aquella noche perdió algo tan valioso que, aunque pretende saberlo, con el paso de los días descubrirá que tan enorme es la perdida, comprenderá con los años la verdadera inmensidad que es la vida, lo que Violante le arrebató y luego, vendría su conflicto de supervivencia, así sucedía con todos, así sucedió con él.

Después de cerrar un momento sus ojos se reincorporó y volvió a caminar a los ventanales, en un par de horas el amanecer se apoderaría de París y Saskia tendría que dormir, dormir como una inmortal por vez primera. ¿Cómo había sido su primera vez? Violante no había reflexionado al respecto, no parecía recordarlo, sabía como lo encontró Dragos, como lo tomó pero después, nada, una inconsciencia, un vacío en su mente que se alimentó de ese recuerdo hasta desaparecerlo, así que, para recuperar ese recuerdo que comenzó a intrigar al príncipe, atesoraría la primera noche de Saskia, lo tomaría como propio, se aferraría a que aquel sueño sería su primero.

Violante cerró las cortinas y disminuyó la intensidad de la luz, luego, caminó a un sillón y tomando un libro se sentó a leerlo esperando con paciencia a su vástaga, no tuvo que esperar mucho, ya había hecho él demasiado tiempo que no midió, la vio salir vestida con prendas que no le pertenecían, –¿Por qué deja Igor que entre la servidumbre a mi bañera?– pensó aunque para ser honesto, sí él atendiera más su palacete ya se hubiera dado cuenta y tratado con su mayordomo, peor no importaba, ahí estaba ella, radiando sensualidad, belleza y los ojos de Violante se extasiaron, cerró el libro de golpe y se levantó. —Espero que tu baño haya sido reconfortante— dijo sonriéndole y caminó a la cama. —Ahora ven a mi Saskia, recuéstate junto a mí, abrázame y mientras esperamos el amanecer, nuestro velo que anuncia nuestra hora de descanso, cuestióname todo cuando quieras que yo responderé, o cuéntame todo cuanto quieras que yo escucharé, como  lo haré si decides convertirte en mi compañera— dijo mientras se recostaba en la enorme cama y la esperaba.



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Mensaje por Arisha Spivak Miér Sep 17, 2014 8:49 am

Saskia se detuvo en el marco de la puerta, apoyó su cuerpo de manera provocativa, pero con elegancia, en la madera, recorrió el cuerpo de su maestro con ojos soñadores y sensuales, una juguetona y tierna sonrisa bailó en su rostro, al ver que leía pacíficamente un libro. Con sus manos en la espalda se encaminó a donde se encontraba Violante, éste apenas levantar su vista y mirarla, había dejado el libro y se dirigía al imponente y señorial lecho. Al comentario, si había sido de su agrado el baño, ella asintió con la cabeza y suspiró, - en verdad delicioso... pero... – sonrió con malicia y sensualidad – tal vez un poco solitario... una buena copa de vino y una excelente compañía es el mejor - .

Caminó tras de él mientras se dirigía a lecho, cuando ya se había recostado, ella se deslizó suavemente por la superficie del cobertor, acercándose. Se colocó a su lado, de costado, con su cabeza en el pecho del vampiro, su mano izquierda se deslizó acariciando el torso. Levantó su mirada para contemplar el rostro masculino, pero desde esa postura, solo, podía ver el cuello,la mandíbula bien definida y la unión de ésta con el cuello y la oreja. Recordó como hacía pocas horas había sido capaz de buscar el perfume en la piel del vampiro y se sonrió, - como puede variar la vida... o la muerte en un segundo – reflexionó. Estiró su cuello y besó la piel bajo el mentón.

Cerró los ojos y suspiró, deseaba preguntarle tantas cosas, muchas referente a lo que había contado en la sala de descanso. Con sus dedos hizo algunos dibujos en el pecho de Violante mientras su mente divagaba en que debía preguntar y qué podía llegar a ser impertinente. Nunca había sido una mujer insegura y sentirse así, aunque tan solo fuera un poco, la sacaba de sus casillas. Suspiró algo frustrada, cerro sus ojos y trató de serenarse, no entendía muy bien porque la ponía tan nerviosa, - bueno es la primera vez que un vampiro me pide casamiento... desde... - la furia comenzaba nuevamente a tomar posesión de su cabeza, cerró su mano en un puño y se clavó las uñas, filosas como garras, su piel se abrió, dando paso a unas gotas de sangre que escurrieron por su puño, a lo que lo escondió tras su espalda,  porque no deseaba que Violante viera como aun le afectaba que uno hombre inmortal como ellos, la hubiera abandonado.

La sangre en unos pocos segundos se secó y las pequeñas heridas desaparecieron como si no hubiera pasado nada. Intentó componer su semblante y recordarse que no todos los hombres eran unos canallas mentirosos, que su amor variaba de forma intempestiva como el viento o las tormentas, que aunque pocos, había hombres que cuando se enamoraban de verdad, se entregaban en alma y cuerpo. Estuvo un instante en silencio, meditando si Violante sería uno de esos hombres, de los que pueden amar con el alma, luego habló contemplando el cortinaje que ocultaba el balcón, - ya te conté de cuando era pequeña, pero no quien me enseño a crear perfumes –  se apretó mas a él como si hubiera sentido frio, - fue mi madre, quien me enseñó como las plantas podían ser el origen de  perfumes únicos y sublimes, la familia de mi madre era rusa de San Petersburgo, donde poseían la única perfumería que creaba sus productos exclusivamente para la nobleza rusa, desde hace centurias – sonrió pensando en la sorpresa que sería para él pensar que en sus venas también corría sangre rusa, - de allí que me enseñara los secretos, algunos cuentos y leyendas que pasaron en la familia de generación en generación, sobre las diferentes dinastías -. Apretó su mentón al pecho del vampiro, - Mi padre me puso su nombre por el gran amor que le tenia. Mientras fui pequeña, ella era muy amorosa conmigo, cada vez que los asuntos protocolares le daban un respiro. - hizo una pausa tratando de recordar a esa mujer tan hermosa pero a la vez peligrosa como un áspid, - Siempre le gustó ser el centro de atención, por eso cuando cumplí los 16 años, digamos que me ayudó a escapar – sonrió de costado – prefería tenerme lejos, para poder manejar mejor sus asuntos – se removió en el lecho, no le gustaba hablar de ese periodo de su vida pero si la iba a aceptar creía conveniente que no hubiera secretos. - Cuando estuve lejos, llegaron a su poder unos documentos que había esperado mucho tiempo, mi abuela había muerto y mi madre, tenía la esperanza de convertirse en la Baronesa de Italia. Supongo que tantos años trabajando para la nobleza, pusieron en su corazón la ambición de ser parte de ella a costa de cualquier método-.  por momentos callaba buscando la forma de contar su historia y la de su familia- pero la madre de mi padre, no la toleraba por lo que en su testamento, negaba el título a mi padre para que pasara a mis manos – una sombra recorrió sus bellos ojos – Supongo que se sintió frustrada, haber pasado toda su vida esperando ese momento y terminar eclipsada por su propia hija-.  sus dedos se deslizaros hasta rodear la cintura masculina y traerla mas hacia ella, - Mi padre trató de compensarla, pero no pudo, ella solo quería ostentar un titulo. Supongo que por eso lo mato – dijo, envarando su cuerpo, - a todos podía mentir y ocultar su método... menos a su discípula, por eso había esperado hasta que yo desapareciera de sus planes, y lo que no esperó fue que volviera a pocos meses de la muerte de mi padre, descubriendo todos sus planes – suspiró, - en cuanto la descubrí intenté cobrar venganza, apelando al Rey de Italia, pero su nuevo prometido era un noble con mas influencias que una baronesa de 17 años. Tuve que volver a huir, y buscar refugio. Desde entonces, me prometí que ningún hombre me volvería a  herir y que si debía tener una familia la crearía por mi cuenta -.

Limpió la palma de su mano en el desoville, como una niña que se ha ensuciado sus manitas jugando, para luego incorporarse un poco y poder ver los hermosos ojos de su maestro, - por eso, si os doy una respuesta, debe ser muy bien meditada, porque no deseo vuestro titulo, como lo haría mi madre, ni me interesa una aventura, pero no pondré mi sentimiento en vuestras manos para que hagáis con el un trofeo del cual estar orgulloso como de una presa obtenida en una cacería – dijo con sus ojos del color del cielo clavados en los azules, - por favor Violante, no juegues conmigo – le dijo mentalmente.
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Mensaje por Violante Jue Sep 18, 2014 9:17 pm

La tuvo entre sus brazos, sintiéndola, ya no con el calor de vida, pero si con la sensación de una calidez. Su perfume había desaparecido completamente, y aunque usase los mejores perfumes nunca más éstos le devolverían el aroma de la vida. No se entristeció, no sintió lastima ni siquiera arrepentimiento; sólo la ironía de que ella no comprendía aún lo que le depararía el futuro, por eso le era importante que la decisión de su primera hija no tardara tanto en llegar.

Sí, cuéntame que yo te escucharé como lo haré por toda la eternidad— y le acarició sus oscuros cabellos. La voz de Saskia había incrementado en belleza y sus palabras pese a tener un acento de tristeza le parecía oír en ellas poesía. No la interrumpió, tan sólo reaccionó a sus caricias con las suyas. Besó su cabello un par de veces durante todo el relato en gesto de reconfortarla en su dolor. En una parte quiso detenerla, su voz se estaba quebrando pero cuando aumentó en tono declinó.

Lo sé— dijo cuando ella habló sobre pensarse bien en la respuesta a la petición del príncipe. —Y reitero que esperaré con paciencia y sea cual sea tu respuesta yo la aceptaré aunque nunca, nunca te abandonaré— le tomó de la barbilla para que no dejara de mirarlo, para que viera en sus ojos la verdad con sus ahora inmortales orbes. Acercó su rostro al de ella, —no diré más al respecto porque quiero que hablen mis acciones y ya no mis palabras, lo que haga quiero que sea para obtener de ti lo más valioso que nunca has de abandonar pese a que ya no lata más, pese a que esté ya muerto… tu corazón— y le dio un beso, la besó como no lo había hecho antes.

No fue un beso de pasión o de lujuria; en ese momento no tenía deseos perversos de yacer con ella, no, estaba conforme con tenerla ahí, a su lado, abrazados hasta que durmieran y la noche volviera a despertarlos. —Así quiero estar, satisfecho de la vida— dijo cuando el beso terminó, no había sido prolongado pero sí con la intensidad de que dejara huella en ellos, y al menos él si lo consiguió. —No eres mi invitada Saskia, eres la señora de la casa hasta que tomes tu decisión, la servidumbre así lo sabrá, y aunque esté a tu lado no te restringas de pedir lo que quieras— indicó y volvió a besarle como segundos antes lo había hecho.

No puedo saber lo que deseas más que interpretándolo por tus gestos, pero si tienes sed, puedes beber de mí. Recién has nacido y no debes permitirte tener esa sensación de sed— besó su frente, sus mejillas y luego de un movimiento hizo que ella se pusiera encima de él. —Anda, bebe un poco, pronto amanecerá y quiero que descanses bien— levantó su cabeza y la volvió a besar mientras sus manos cruzaban su espalda reteniéndola en un abrazo.


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Mensaje por Arisha Spivak Lun Sep 22, 2014 6:11 pm

Escuchó las palabras de su compañero, asintiendo cuando era necesario, manteniéndose callada, pero temblando levemente cuando una de sus frases, rosaban su malherido corazón. Claro que entendía lo de entregar el corazón, por supuesto  que era mucho más que ese músculo que había dejado de latir cuando, Violante, la transformara para de alguna forma salvarle la vida. Pero, ella, ¿estaría a la altura de la situación? ¿Podría confiar luego que un ser como él, le había prometido la dicha y el cielo, para luego abandonarla? - ¿serías capas de abandonarme, si decido entregar mi corazón a tu sentimiento? – caviló, mientras se apretaba al cuerpo masculino.

Cerró los ojos y apretó su mentón al pecho de su creador.  Violante tomó su barbilla para que el contacto de sus miradas fuera franco y directo.  Sus ojos se humedecieron, como los pétalos de las rosas que tanto amaba, cuando la lluvia de la tarde caía mansa sobre ellas. Mordió sus labios, insegura, deseaba confiar,  suplicaba porque  él no la defraudara, quería creer en esas palabras, en esas acciones.  Se había perdido en sus orbes cuando sintió el contacto de sus labios en los suyos, sonrió  al escuchar que él la quería en su vida, que desde ese momento sería su compañera por la eternidad y por primera vez en toda su vida como mortal y como vampiro, sintió que había llegado a su hogar.  Disfrutó el segundo beso, que  logró espantar  las dudas, aunque  comprendía  que  en el universo de los sentimientos, nada era eterno, pero no quiso negarse la dicha de soñar con la posibilidad de que así lo fuera.

Suavemente se movió, subiendo sobre el fuerte cuerpo del vampiro. No tenía sed, ¿como podía siquiera pensar en eso cuando en su cabeza,  y en sus sentimientos solo se repetía su pedido, su proposición de matrimonio? Por supuesto que era diferente a los mortales, pues su unión sería eterna, en cambio los humanos  con el tiempo, envejecían y morirían, dejando rota la promesa de un amor eterno.  Si aceptaba la unión sería para toda la eternidad, o por lo menos ella así lo creyó. Suspiró acomodándose, para poderle contemplar. Su mirada recorrió las facciones de aquel hombre que hacía horas, había irrumpido en su vida, poniendo todo su mundo de cabezas, le había entregado  un don que era enorme y que solo con su compañía podría sobrellevar. Le sonrió mientras se deslizaba, suave y en movimientos sensuales hasta llegar a sus labios. Lo besó , sus manos acariciaron su pecho, sus hombros para luego subir por su cuello y hundir sus dedos en el cabello del vampiro. Cerró los ojos mientras sentía las manos ajenas recorrer su espalda aferrarla en un abrazo el que no le permitiría separarse de él. Prosiguió con sus besos, pequeños, tiernos, por las comisuras de la boca del vampiro.  Sus colmillos fueron emergiendo, lentamente, sin querer hirió los labios y una gota de sangre del vampiro se escurrió por sus labios, con la punta de la lengua la tomó, saboreándola,  un suave gemido de placer salió de su boca. las pupilas se dilataron y su mirada se volvió totalmente obscura como la misma noche que pronto se alejaría de ellos. Sus labios recorrieron la barbilla de Violante, hasta posarse en el fuerte cuello, donde con sumo cuidado pero con inmensas ansias, clavó por fin sus colmillos y comenzó a beber, la lengua, acariciaba aquella piel  tomando la sangre que fluía, sus manos se deslizaron de los cabellos masculinos a los hombros, sus piernas se abrieron, colocándolas a cada lado de las caderas del vampiro, volvió a gemir y un pequeño bufido, como un gruñido salió de su garganta, era una sensación cargada de sexualidad la que la inundaba al alimentarse. Temía no poder parar, hacerle daño, con  esfuerzo se separó del cuello, lamiendo las pequeñas heridas que se comenzaron a cerrar apenas quitó sus colmillos de ellas. – perdón, te he herido – dijo al ver que sus uñas se habían clavado en los hombros masculinos, desgarrando la tela de la vestimenta que llevaba.

A un así como estaba, con su rostro a milímetros de él, lo contempló a los ojos, sus dedos acariciaron sus cabellos. Le estaba por dar una respuesta, en ese preciso segundo, le hubiera dicho que aceptaba, que no le haría esperar más. Pero, los orbes de aquel vampiro, de pronto se le presentaron como un enorme abismo, en el que no lograba distinguir sus misterios, ni entenderlo completamente, aquel sentimiento de inseguridad  le provocó un pequeño vacío que se aferró como una zarpa feroz en la boca del estómago, - no, deja que pase ésta primera noche, permítenos experimentar  lo que podría ser estar así juntos  toda la eternidad – caviló mientras le sonreía enigmáticamente, besándole luego con suma delicadeza.  Volvió a acomodar sus piernas entre las de él, descendió por su pecho, hasta que su mejilla se posó en éste. Suspiró cerrando sus ojos, sus manos se movían suaves y delicadas por el pecho, - ¿me amarás eternamente?-  le dijo mentalmente, intentó que sus labios permitieran  formular esa frase, pero el miedo los selló.
Arisha Spivak
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Vampiro Clase Alta
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Acurruca tu cuerpo con el mío, que yo estaré por siempre a tu lado | Privado - Flashback | La caída del Príncipe Empty Re: Acurruca tu cuerpo con el mío, que yo estaré por siempre a tu lado | Privado - Flashback | La caída del Príncipe

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