¿Es un peligro que la mujer piense? ¿Y una cambiante?

por **Sinéad O'Neill** Sáb Jun 06, 2015 10:26 pm

Colibrí

Con los ojos entreabiertos.

Escribo apurada con letras un tanto torcidas
intentando recuperar
la extraña nostalgia que extraño con extrañeza.
Nostalgia por esos días
en que parecía que por dar –o no dar– un beso
se iba a acabar el mundo, se iban a caer las nubes;
así como al séptimo día de la creación,
mientras Dios descansaba,
los hombres querían tener una fiesta en el jardín del Edén.

Escribo un poco cansada,
con la cara rebalsada de sol
y el carruaje, aunque sólo para mí, completamente sofocado
El colibrí que no sabía
combinar colores
por
la ciudad.

Escribo con muchas ganas, pero con poco resultado.
Mi mamá –me mima– me dijo que las cosas no son siempre
como uno quiere.
Bien, te creo;
pero de todas formas.
Igual no me gusta cuando tengo que perder la cordura
para poder caminar por las veredas cochinas de gente
y llenas de desencuentros y llenas de tontos que duermen
como si no les importara
cómo está subiendo el pan que se llevan a la boca.
Perros mentirosos, que me quieren hacer creer
que no tienen nada que ver con la crisis económica que es el mundo.
¡Que más que económica es crisis humana!
Bien, no les creo, perros mentirosos:
pero igual los perros mentirosos te mueven la cosa.

Ahora trato de abrirme paso entre todos los colibríes que
revolotean, que se agitan, pero que a pesar de tener colores no
son tan atractivos como los colibríes.
Me abro paso y te veo colibrí, con sueño,
colibrí con los ojos entreabiertos,
colibrí con colores sin combinar,
colibrí me acerco, y antes de saludarte con un abrazo
colibrí, te paso la carta
que te escribí en el carruaje.

Dato

Créditos

por **Sinéad O'Neill** Lun Jul 13, 2015 10:21 pm

Las mujeres poetas son la
poesía en el acto de servir. Servicio
es el otro nombre que tiene el
amor. Entre ellas no hay nada más
extraño que la gratitud como
servicio, y el servicio como perdón.
El perdón como una forma de
agradecerte que hayas recordado
que estás entre nosotros. En el
mundo para hacerlo más posible
para aquellos que jamás
conoceremos.
Sea usted una conspiradora
poeta. La poesía que ha despertado
no puede quedarse en las líneas de
un cantor sin auditorio. En un solo instante podría hacer que otras mujeres puedan
desesperarse por ser la misma paz y el mismo amor. Ayude a otras mujeres a recordar
que su existencia es una danza fresca cada día.
Que la realidad no es la angustia de no saber cuál es el destino de la humanidad,
la angustia real es no saber aún que la poesía es un viaje que conduce a la libertad. Que
no importa descubrir el sentido que tiene el mundo, pues quizá jamás lo encontraremos.
Que lo importante es el milagro del ahora y que el destino es la poesía en acción.
Una poesía que sólo las mujeres son capaces de despertar.
Prepárese para compartir la espontaneidad de su
sonrisa. Decenas de mujeres con las ropas desgastadas
parecen miran tan lejos dentro de ellas mismas. Por eso
vuestra misión es una cruzada. Viven dos veces los latidos
de corazones prestados. Y necesitan saber que existir sin
vivir es como el agua en un recipiente ante el sol. Es
consumirse para un mundo que no existe.
Vivir con miedo es morir a cada instante. Y usted mujer poeta estará allí para
recordarles que vivir con la libertad de la poesía es el arte de estar enamorado de la
vida.
Gracias por ser mujer poeta, por ayudar a recordarles a las mujeres que una
sonrisa tímida es una verdadera sonrisa. Por recodar que la forma exacta de sonreír es
inversamente proporcional a la forma en que el miedo enseña a hacerlo. Ser tímido no
es ser un algodón del miedo, es el primer paso para tejer poesía.
Los miedosos se hicieron valientes para matar a la poesía. Para vivir
poéticamente uno tiene que perderse en la carrera que ya se ha ganado. Los poetas son
tímidos. Sólo habita en ellos.
No existe en los valientes, a eso se llama historia, no poesía. Los tímidos son los
verdaderos valientes, son la poesía. Ser tímido es abandonarse a la poesía.

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