Aromas y Colores en Traicones || Privado

por **Xande Włodek** Dom Oct 04, 2015 8:49 pm

El sol había salido ya en lo más alto del cielo parisino, y tras los eventos pasados un cuerpo aún quedaba en su reposo sobre aquellas telas de mala calidad de aquel hostal sucio y nauseabundo donde mal vivientes y una que otra escoria se refugia en sus entrañas. Más parece la casa de ratas o del infierno, donde los males se reúnen. Entre una de las habitaciones esta aquel hombre que se desees pereza con calma, como si tuviera todo el tiempo del mundo, y lo tiene. Luego de varias horas aquel “caballero”, si se le puede llamar así, sale de aquel inmundo lugar luciendo ropas finas como si fuera un señorito de clase acomodada, la verdad es todo lo contrario; sus pasos se enfilan directo a las zonas residenciales admirando la belleza arquitectónica en cada una de las mansiones del lugar.

Una a una es inspeccionada por fuera por los ojos de aquel felino que ojos hábiles y sentidos bien despiertos, va descartando a muchas y a otras anotándolas mentalmente para hacerles en algún momento alguna visita; más una le ha llamado la atención más que las otras, una villa decente, no, aquella palabra le queda corta, es ostentosa con lujos y acabados que lo hacen olvidar a las simplonas que vio antes y enfocarse a ese objetivo.

Aspira el viento que sopla a su dirección y en contra, avisándole que no hay nadie en casa que sus inquilinos y dueños solo aparecen por la noche, el aroma a cementerio característico de los no vivos que deambulan por las nocturnas calles. Si ahí iba el hijo del viento, como lo solían llamar de pequeño. Caminó atento observando con cuidado aquella propiedad para conocer cada uno de sus puntos de entrada y salida, en la noche, ese sería su momento de gloria.

Entrada la noche no espero mucho, las sonrisas de las “buenas” almas que se cruzaban por su delante solo avivaba más su deseo de cumplir su objetivo; pequeñas palabras pasaba con alguna que otra dama o caballero, todo para hacerles de cuartada si algo salía mal. Poco a poco se fue alejando hasta quedar en un zaguán que quedaba justo entre dos casas modestas, fue ahí que su mayor truco dio resultado. Su transformación en un gato blanco, un gato persa.

Seguro de sí mismo se adentra como dueño en aquella mansión oculto bajo los muebles esperando a que sus dueños salieran para alimentarse y el poder darse un “paseo” por aquel interior lleno de misticismos.

por **Cristina Blair** Lun Oct 05, 2015 9:24 am

Y era así,la cruel vida de un vampiro,vivir enjaulada hasta que el sol decidía abandonar el cielo del día y ocultarse para dejarle paso a se hermana gemela,la luna. Consigo venía la noche y la oscuridad. Momento en que los de mi especie, nos activábamos y salimos de nuestras casas.

Podíamos dejar esa inmensa jaula,cada una decoradas a su gusto. Eso era lo único bueno que tenía. Aunque bueno. Eso era lo que tenían las casas no? El poder decorarlas a su gusto sin que nadie te diga como lo tienes que poner, yo fui la que se ocupó de la decoración de la casa justo antes de que mi madre falleciera. Por aquel entonces estábamos las dos solas. Luego llegaron las compañías y la casa se quedó tal cual.

Pero después de mi cambio,el resto cambio conmigo, las cortinas se volvieron más densas y negras,las cuales apenas dejaban pasar luz dólar,a mi suerte no caí en la absurda tentación de dormir es un cutre ataúd de madera mal logrado,el cual se podría utilizar para otro absurdo muerto del cementerio. Por otra parte,me aficiones a dormir en el como y mullido colchón de mi alcoba. Después de un par de años y caer en la absurda monotonía del matrimonio, mi marido dejó de verme quizás como algo apetecible y con lo que saciar su ansia, y en esa habitación no se hacia más que dormir.

Y más de una vez me había preguntado yo,si tenía una amante, pero tras estar buscando mucho. Mi respuesta fue no. Pero yo no me podía pasar la eternidad sin que me dieran placer, eso sería muy triste,desperdiciar una eternidad siendo una fiel denota del señor. Eso no era para mi.

Satanás pensó en mi cuando hizo el infierno, y como tal no podía dejarme llevar al buen sitio. Así que me busque amantes que hicieran de mi vida algo más placentera. Me levante de la cama. Y lo que hice fue hacer carne a la ventana y abrir las cortinas de golpe. Un rayo de luz plateando inundó la habitación. Al fin podría salir de esta jaula y ser libre por un par de horas. Me puse mi bata,una fina tela de color negro,echa de encaje.

Dejando ver mi cuerpo a través de sus transparencias. El pelo lucía algo alborotado. Hoy tenía hambres si mucha hambre. Pero me tendría que aguante un poco. Baje al salón de la casa,confirmando que me habían dejado sola en esta mismas. Sonreír dejando ver mis colmillos al completo. Y me senté en una de las sillas.observando mis pies desnudos contra el suelo.

por **Xande Włodek** Miér Nov 04, 2015 8:06 pm

El pequeño y suntuoso sonido de alguien acercándose obliga a mantenerse oculto entre las sombras bajo aquel sillón, lentamente el ambiente va cambiando para tornarse más frio y cortante, cual filo de alguna espada de plata que de tajo va alejando la calma para dejar la dura y triste realidad de una fría soledad.

La pequeña sonrisa que aflora en aquel rostro felino junto al ronroneo y aquellas garras que se clavan en la cara y fina alfombra, mientras se devora a aquellos pies delicados moverse de lado a lado con pesadumbres, la fragancia de la desolación llega a sus pequeño cuerpo que oculto bajo aquel mismo sillón que recibe el peso de aquel cuero femenino le hace sonreír más relamiéndose como si fuera un ratón al que va a cazar.

Sale de su escondite mostrándose muy apacible ante aquella vampira de ojos cansinos, su cola la mena sentado frente a ella caminando unos pasos para dejar que sus patas delanteras quedes sobre las finas piernas de ella, su cuerpo curvilíneo viéndose a través de aquella capa transparente de tela que no deja nada a la imaginación algo que el cambiante agradece a los dioses antiguos y profanos.

—Miau— maúlla con una mirada maliciosa, el por dentro está deseando que la mujer lo agarre como a cualquier otro gato, así ella no sabrá lo que le ocurriría. O a lo mejor ella también lo disfrutaría y deseara en su corazón inexistente pero que aguarda algo que la haga revivir.

por **Cristina Blair** Lun Nov 09, 2015 2:48 pm

Estaba relajada,sentada en el sofá escuchando la música de fondo. Tenía los ojos cerrados. Hasta que escuche el maullido de un gato. Abrí un ojo y lo vi. ¿Que hacía un animal dentro de mi casa? Me hacerque y lo cogí. Le acaricie tras las orejas.

Y me fui en dirección a la habitación Anne,ya había pasado por la habitación y había echo la cama. Deje al gato en la cama y saque un vestido de color rojo. Que me había regalado mi marido. Anne apareció sin tan siquiera que yo la llamara. Entro en la habitación,miro al gato. Pero no dijo nada;me quite la suave bata negra,me puse todo lo que llevaba la falda y la junte connel corsé superior. Anne me lo fue abrochado.

Cuando terminamos. Me senté en la silla,frente al tocador me maquille y ella me peino. Me eche un poco de perfume y me coloque la última parte del vestido,que quedó atado al corsé justo por la parte de encima,era una suave tela que protegía los hombros. Me puse las joyas pertinentes y me gire sobre el asiento. Mire al minino que se encontraba sobre la cama.—¿No se piensa presentar,joven?Llevo demasiados años de vida cono para no notar tu naturaleza.

Me puse en pie. Y agarre varias cosas. Y las metí en mi mini bolso de mano. Que en verdad solo era un trozo de tela Unido por una cordel. Pero era bonito y me lo había regalado mi marido.—Piensa quedarse mucho tiempo así.—me gire a mirarle.—Oh prefiere venir conmigo a dar un paseo.—dije mientras salía por la puerta de la habitación.

vestido :

por **Xande Włodek** Lun Ene 04, 2016 10:05 pm

La suavidad de unas manos que pretenden ocultar la realidad de alguien que se mueve entre las sombras de las calles, alguien que conoce el mejor de los trucos “el engaño”. Aterciopelado sillón que deja de ser el escondite de unas patitas suaves que no emiten eco alguno si no al contrario lo eliminan.

Aquel que es cargado y llevado como si de una simple mascota se tratara, acunado sobre la finura de unas telas de seda y madera oscura que crean un ambiente cálido pero con un fondo frío, oscuro y solitario. Sonríe aquel ser que lame una de sus patas blancas como si fuera tan normal para un gato, pero ahí cae el error de una de las mujeres que lo aprecia como un simple felino, uno común y corriente que ha perdido el rumbo adentrándose a la casa en busca de un refugio, algo que se aleja de realidad y a la vez no tanto.

Observa a la mujer que le ha llevado hasta sus aposentos como va retirándose prenda por prenda hasta colocarse otras más “decentes” y llamativas, ladea la cabeza de lado a lado sin perder detalle de los cordones de aquel corsé que le ajustaba como una segunda piel, en su interior una sonrisa ladina es la que esboza, aunque en su rostro no haya rastro de ella.

Se estira en la cama con sus garras tomando la seda en un agarre digno de todo felino cuando busca alejar la pereza o la somnolencia. Mira a la mujer bajando de la cama hasta quedar sentado frente a ella moviendo la cola, lentamente comienza a cambiar a su estado de hombre, solo que en esta ocasión la ropa no le acompaña. El pudor y la vergüenza para alguien como él queda a un lado y por ello se acerca a la mujer lo suficiente para estar nariz con nariz.

—Lamentablemente al volver a este estado no se regresa con ropa y quizás a Lady le moleste un poco ver a un hombre completamente desnudo frente a si— enarca una ceja que es acompañada de una sonrisilla, sus manos tomando los dedos de la joven jugando con los de ella acercándose a la tela del vestido.

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