AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Últimos temas
ASIM / La Sombra de Egipto
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ASIM / La Sombra de Egipto
por Asim Jue Ene 07, 2016 8:27 am
▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲
Asim▲EDAD▲
20▲ESPECIE▲
Humano▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲
-▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲
Clase baja▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲
Asexual▲LUGAR DE ORIGEN▲
Egipto▲HABILIDADES/PODERES▲
-Tranquilo, profundo y silencioso como el desierto nocturno. Asim es una sombra, aprendió a sobrevivir en Egipto, abandonado a su suerte, así que su espíritu ha sido forjado con arena y sol, mucho calor y dolor, sobre todo dolor. Es decidido, sabe aceptar órdenes y las cumplirá sin problemas. Le gusta pensar que su desconocida madre le llamó Asim, “protector”, por algo, cree firmemente que tiene un destino brillante como las hermosas estrellas que tanto contemplaba de pequeño. Es egoísta, también, no ha sido educado como correspondería al hijo de Ahmed de Egipto, conocido por comprar y vender valiosos objetos, sino como la rata callejera que le han dejado claro que siempre será.
A pesar de todo lo malo vivido, él sabe que con fuerza y esfuerzo conseguirá cumplir sus sueños y escapará de Egipto, es valiente, y por mucho miedo que sienta no se dará por vencido jamás.
A pesar de todo lo malo vivido, él sabe que con fuerza y esfuerzo conseguirá cumplir sus sueños y escapará de Egipto, es valiente, y por mucho miedo que sienta no se dará por vencido jamás.
"Protector". Eso significa Asim en egipcio, es el adjetivo usado para aquellos cuyo destino es custodiar, sobre todo secretos, tesoros, poder.
Los únicos recuerdos que Asim conserva de su más lejana infancia son los de Ahmed, su padre adoptivo, que lo acogió cuando era un bebé de apenas dos o tres días de vida. No sería correcto decir que lo cuidó, ya que en realidad contrató a un séquito formado por siete mujeres, jóvenes y ancianas, para que cumplieran esa función y al pequeño no le faltó de nada hasta que llegó a los siete años de edad. En ese momento, y siguiendo un plan que llevaba mucho tiempo urdiendo, Ahmed no dejó de recordarle, día tras día, cómo lo había encontrado, porqué lo había acogido y cuál era la deuda que Asim tenía con él por ello. Lo había hallado arrebujado en muchas mantas, berreando a todo pulmón en una de las polvorientas calles de la ciudad cercanas al desierto. Solo una nota, que según su "padre adoptivo" había sido escrita por una ignorante o que apenas sabía escribir, rezaba: "Asim". Ahmed, al leerla, no supo si la mujer habría querido decir que el niño había nacido para proteger o que necesitaba un protector, pero decidió que era un buen nombre, una señal divina que no se le podía presentar en un momento mejor. Él le había cuidado, comprado las mejores ropas, dado el alimento que prefería, educándole en todas las artes menos en la escritura o la lectura, porque según Ahmed no lo necesitaría para su futura misión: iba a convertirse en el mejor ladrón de la historia de Egipto, educado por el anterior jefe del negocio.
Pero no todo salió como Ahmed esperaba. Por muchas horas que le exigiera de entrenamiento diario al niño, por muchos latigazos que le diera, por muy poco que comiera o bebiera, el espíritu del pequeño parecía ser tan enorme como el desierto, tan escaso como los oasis. Así que después de meditarlo bastante, decidió que no había mejor manera de educarle que abandonarle unos meses en el desierto: si sobrevivía a aquello, bien podría convertirse en mejor ladrón de lo que él fue nunca, y si moría, bueno, precisamente en Egipto no era difícil que una mujer vendiera a su hijo por una buena suma de monedas. Así que allí dejó a Asim una noche, alejado de todo lo que conocía y a su suerte ante un enemigo más mortal que las arenas, incluso más aún que los animales que las moraban: la soledad.
Cuando decían que el desierto era el peor enemigo del ser humano no lo advertían en vano, y el pequeño Asim se vio forzado a aprender cada pequeña lección, por insignificante que pareciese, o podría perder su vida allí. Aprendió a diferenciar las especies venenosas de las que lo eran, las nocturnas y las diurnas, un movimiento de arena normal debido al viento al de una tormenta. Aprendió a vivir como el superviviente que era, usando su inteligencia para aferrarse a cada latido, para continuar un segundo más con vida y llevar a cabo su venganza contra Ahmed. No le costó vivir con el corazón lleno de odio, el odio nos mueve más que la tristeza y eso el pequeño lo tenía claro. Creció, sin darse cuenta, unos años en solo siete meses. Pasó de ser infante a ser un hombre encerrado en el cuerpo de un chiquillo. Sus ojos dejaron de reflejar la luz que había habitado en su interior para convertirse en pozos sin fondo. Todo lo que él había deseado era reconocimiento por parte de su “padre”, pero había descubierto que no iba a lograrlo y había ganado un fuego interno distinto del que había poseído, uno oscuro y tranquilo que lo convirtió en el arma definitiva de Ahmed: una rata callejera, un ladrón, un saqueador; la Sombra de Egipto. Su supuesto padre no le alimentó, no le cuidó como lo había hecho durante esos primeros años. Le echó de casa, le prohibió acercarse a aquella mansión que antes había considerado su hogar. La traición no le dolió, era de esperar que, según los planes de Ahmed, él no tuviera que ser reconocido como nada suyo. Por eso había estado encerrado, por eso no había visto casi la luz del enorme sol egipcio.
Un año más tarde de la salida del desierto de Asim ya se contaban las historias de una figura que vagaba por la noche, una sombra capaz de infiltrarse en cualquier casa, mansión, tumba o pirámide, un ladrón que entraba y salía como la arena, silenciosa. Se contaba que era el espíritu que el desierto había enviado para vengarse por todas las cosas malas que hacían en las ciudades, pero nadie imaginaba que se trataba del mismo chico que pedía comida o monedas en las polvorientas calles a dos metros de sus casas.
Pero así como Asim se convirtió en la Sombra de Egipto, Ahmed se hizo el hombre más rico y famoso de allí también por una razón diferente: Él se definía como el protector de los bienes de Egipto, animaba a las personas a entregarle tesoros que encontraran en el desierto mientras obligaba a Asim a conseguir joyas para poder venderlas a buen precio a cualquier rico interesado.
Actualmente Asim sigue siendo el saqueador de Ahmed, roba para él como él quiere y cuando él quiere. No es capaz de enfrentarse a un hombre tan poderoso como su “padre”, pero sigue intentando por todos los medios encontrar una salida. Tal vez ahora, con un golpe de suerte, pueda conseguirlo...
Los únicos recuerdos que Asim conserva de su más lejana infancia son los de Ahmed, su padre adoptivo, que lo acogió cuando era un bebé de apenas dos o tres días de vida. No sería correcto decir que lo cuidó, ya que en realidad contrató a un séquito formado por siete mujeres, jóvenes y ancianas, para que cumplieran esa función y al pequeño no le faltó de nada hasta que llegó a los siete años de edad. En ese momento, y siguiendo un plan que llevaba mucho tiempo urdiendo, Ahmed no dejó de recordarle, día tras día, cómo lo había encontrado, porqué lo había acogido y cuál era la deuda que Asim tenía con él por ello. Lo había hallado arrebujado en muchas mantas, berreando a todo pulmón en una de las polvorientas calles de la ciudad cercanas al desierto. Solo una nota, que según su "padre adoptivo" había sido escrita por una ignorante o que apenas sabía escribir, rezaba: "Asim". Ahmed, al leerla, no supo si la mujer habría querido decir que el niño había nacido para proteger o que necesitaba un protector, pero decidió que era un buen nombre, una señal divina que no se le podía presentar en un momento mejor. Él le había cuidado, comprado las mejores ropas, dado el alimento que prefería, educándole en todas las artes menos en la escritura o la lectura, porque según Ahmed no lo necesitaría para su futura misión: iba a convertirse en el mejor ladrón de la historia de Egipto, educado por el anterior jefe del negocio.
Pero no todo salió como Ahmed esperaba. Por muchas horas que le exigiera de entrenamiento diario al niño, por muchos latigazos que le diera, por muy poco que comiera o bebiera, el espíritu del pequeño parecía ser tan enorme como el desierto, tan escaso como los oasis. Así que después de meditarlo bastante, decidió que no había mejor manera de educarle que abandonarle unos meses en el desierto: si sobrevivía a aquello, bien podría convertirse en mejor ladrón de lo que él fue nunca, y si moría, bueno, precisamente en Egipto no era difícil que una mujer vendiera a su hijo por una buena suma de monedas. Así que allí dejó a Asim una noche, alejado de todo lo que conocía y a su suerte ante un enemigo más mortal que las arenas, incluso más aún que los animales que las moraban: la soledad.
Cuando decían que el desierto era el peor enemigo del ser humano no lo advertían en vano, y el pequeño Asim se vio forzado a aprender cada pequeña lección, por insignificante que pareciese, o podría perder su vida allí. Aprendió a diferenciar las especies venenosas de las que lo eran, las nocturnas y las diurnas, un movimiento de arena normal debido al viento al de una tormenta. Aprendió a vivir como el superviviente que era, usando su inteligencia para aferrarse a cada latido, para continuar un segundo más con vida y llevar a cabo su venganza contra Ahmed. No le costó vivir con el corazón lleno de odio, el odio nos mueve más que la tristeza y eso el pequeño lo tenía claro. Creció, sin darse cuenta, unos años en solo siete meses. Pasó de ser infante a ser un hombre encerrado en el cuerpo de un chiquillo. Sus ojos dejaron de reflejar la luz que había habitado en su interior para convertirse en pozos sin fondo. Todo lo que él había deseado era reconocimiento por parte de su “padre”, pero había descubierto que no iba a lograrlo y había ganado un fuego interno distinto del que había poseído, uno oscuro y tranquilo que lo convirtió en el arma definitiva de Ahmed: una rata callejera, un ladrón, un saqueador; la Sombra de Egipto. Su supuesto padre no le alimentó, no le cuidó como lo había hecho durante esos primeros años. Le echó de casa, le prohibió acercarse a aquella mansión que antes había considerado su hogar. La traición no le dolió, era de esperar que, según los planes de Ahmed, él no tuviera que ser reconocido como nada suyo. Por eso había estado encerrado, por eso no había visto casi la luz del enorme sol egipcio.
Un año más tarde de la salida del desierto de Asim ya se contaban las historias de una figura que vagaba por la noche, una sombra capaz de infiltrarse en cualquier casa, mansión, tumba o pirámide, un ladrón que entraba y salía como la arena, silenciosa. Se contaba que era el espíritu que el desierto había enviado para vengarse por todas las cosas malas que hacían en las ciudades, pero nadie imaginaba que se trataba del mismo chico que pedía comida o monedas en las polvorientas calles a dos metros de sus casas.
Pero así como Asim se convirtió en la Sombra de Egipto, Ahmed se hizo el hombre más rico y famoso de allí también por una razón diferente: Él se definía como el protector de los bienes de Egipto, animaba a las personas a entregarle tesoros que encontraran en el desierto mientras obligaba a Asim a conseguir joyas para poder venderlas a buen precio a cualquier rico interesado.
Actualmente Asim sigue siendo el saqueador de Ahmed, roba para él como él quiere y cuando él quiere. No es capaz de enfrentarse a un hombre tan poderoso como su “padre”, pero sigue intentando por todos los medios encontrar una salida. Tal vez ahora, con un golpe de suerte, pueda conseguirlo...
· Aprendió a leer hace solo unos meses o tal vez un año, es algo que le acompleja mucho.
· Guarda en un saco que lleva siempre con él una pequeña corona llena de joyas, cree que podría haber pertenecido a alguna princesa egipcia pero no puede leer el nombre que está inscrito en ella.
· Aunque el desierto fue la parte más dura de su corta vida, también le enseñó que la belleza nos rodea: cuando está triste, mira hacia arriba, hacia las estrellas.
· Tiene muchos contactos pero a él nadie le ha visto la cara, es una ventaja para el negocio que nadie reconozca a la Sombra de Egipto.
· No cree en el amor, le han enseñado a las malas que eso no existe.
· Es virgen, obviamente la única mujer con la que se ha relacionado fue una de las del séquito de su padre que se encariñó con él, es ella la que le enseñó a leer y trata de enseñarle a escribir.· Solo busca lo mismo que todos, ser valorado por alguien que lo vea como algo más que una vulgar rata callejera.
· Guarda en un saco que lleva siempre con él una pequeña corona llena de joyas, cree que podría haber pertenecido a alguna princesa egipcia pero no puede leer el nombre que está inscrito en ella.
· Aunque el desierto fue la parte más dura de su corta vida, también le enseñó que la belleza nos rodea: cuando está triste, mira hacia arriba, hacia las estrellas.
· Tiene muchos contactos pero a él nadie le ha visto la cara, es una ventaja para el negocio que nadie reconozca a la Sombra de Egipto.
· No cree en el amor, le han enseñado a las malas que eso no existe.
· Es virgen, obviamente la única mujer con la que se ha relacionado fue una de las del séquito de su padre que se encariñó con él, es ella la que le enseñó a leer y trata de enseñarle a escribir.· Solo busca lo mismo que todos, ser valorado por alguien que lo vea como algo más que una vulgar rata callejera.
Última edición por Asim el Dom Ene 24, 2016 6:41 am, editado 3 veces
Asim- Humano Clase Baja
- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 07/01/2016
Re: ASIM / La Sombra de Egipto
por Invitado Jue Ene 07, 2016 4:22 pm
FICHA EN PROCESO
incompleta
TU FICHA ESTÁ INCOMPLETA. CUANDO HAYAS TERMINADO, POR FAVOR POSTEA A CONTINUACIÓN EN ESTE MISMO TEMA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN.
NO OLVIDES QUE PARA PODER ACEPTARLA ES NECESARIO QUE PRIMERO HAYAS REALIZADO LOS REGISTROS OBLIGATORIOS EN ESTE APARTADO Y QUE CUMPLAS CON LO QUE PEDIMOS EN EL ESQUELETO DE LA FICHA, INFORMACIÓN QUE PUEDES VER AQUÍ.
GRACIAS.
CODE BY NIGEL QUARTERMANE
Invitado- Invitado
Asim- Humano Clase Baja
- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 07/01/2016
Re: ASIM / La Sombra de Egipto
por Invitado Dom Ene 24, 2016 9:35 am
FICHA APROBADA
bienvenido/a a victorian vampires
¡ENHORABUENA! YA ERES PARTE DE VICTORIAN VAMPIRES Y TE DAMOS LA MÁS CORDIAL BIENVENIDA.
ANTES DE HACER CUALQUIER OTRA COSA, TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO/A DE CÓMO MANEJAMOS TODO EN ESTE SITIO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MALOS ENTENDIDOS. A CONTINUACIÓN TE DEJO LOS LINKS MÁS IMPORTANTES PARA QUE PUEDAS CONOCER LA INFORMACIÓN, Y SI DESPUÉS DE LEER SIGUES TENIENDO ALGUNA DUDA, PUEDES CONTACTARME A MÍ O A OTRO DE LOS ADMINISTRADORES; ESTAMOS PARA SERVIRTE.
¡QUE TE DIVIERTAS!
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¡QUE TE DIVIERTAS!
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