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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Tabitha Denveraux Vie Jun 09, 2017 9:32 am

Habían pasado unos días desde que había encontrado a Assur en aquella cueva en el bosque tras la visita a Joe y a su prometida, en la que la noche no había acabado precisamente como yo esperaba. Tras pasar unos días en la cabaña hasta que el vampiro pudo recuperarse por fin pudimos volver a la mansión, donde allí con más sangre que la de la vampira y la mía se recuperaba poco a poco, había sido mucho, y el vampiro venía de una noche anterior donde aquella loba lo había infectado con su sangre… era todo un milagro que siguiera con vida. Se recuperaba favorablemente aunque despacio, sus heridas infligidas y todo ese veneno retrasaban por mucho la curación que debería de tener un vampiro como él, ahora descansaba tras haber de nuevo darle sangre, y yo salí en busca de más sangre que pudiera ayudarnos, tanto a él como a mí.

Necesitaba nueva sangre y además poner en orden mis pensamientos tras todo lo que había pasado, sabía que nos debíamos una conversación que haríamos cuando él estuviera recuperado por completo, y ni siquiera quería pensar en ella. No porque quizás se acabara todo y no estaba preparada para asumirlo, ahora estaba débil y no me había dicho nada al respecto, habíamos mantenido las formas cada uno y ninguna palabra sobre ello había salido de nuestros labios, como si ambos supiéramos que lo haríamos cuando fuera el momento adecuado, y ese momento no era precisamente estos días… sino más bien cuando todo hubiera pasado y la calma volviera de nuevo tras la tempestad.

Sabía que Erlend estaría vigilándome, ese vampiro era implacable en su cometido y aunque no lo notara porque muchas veces siempre mantenía esa distancia conmigo, sabía que me estaba siguiendo. Le debía bastante, en verdad. Si no hubiera sido por él no habría podido encontrar a Assur, si no me hubiera seguido a la mansión esa noche no hubiera dado con él, ni encontrado a Assur, ni mucho menos con el tiempo que teníamos llevarlo a la cabaña que él solía utilizar. También agradecí que volviera la noche siguiente para contarme lo que sabía que había pasado, no tendría por qué haberlo hecho pero lo hizo, quizás sus formas y sus modales no fueran las que Assur más le gustara, pero había que reconocer que el vampiro tener honor en sus palabras… y lo había demostrado también cuando tuvo que intervenir la noche antes.

Debería de agradecerle en verdad lo que había hecho por mí, sabía que Assur le estaría pagando sumamente bien y que yo nada tendría que poder ofrecerle salvo que me quedara encerrada para no tener que vigilarme, que le relegara de sus obligaciones para poder pasar más tiempo con su mujer… sin duda alguna eso sería mucho mejor que lo que pudiera estar pagándole por su servicio como guardaespaldas. Miré hacia atrás de forma inconsciente como si pudiera verlo pero sabiendo que no lo iba a hacer, porque no se acercaba demasiado como para que notara su presencia. Me interné por uno de los callejones de la ciudad para evitar ir por las calles más concurridas de la ciudad, cuando noté una… vibración en el aire, algo diferente cuando de uno de los tejados que había, a unos pocos metros, alguien cayó quedando a unos pasos de donde estaba.

Por el aura podía ver que era un humano, pero ese brillo con ese matiz era uno que reconocía propio de los hechiceros. El humano frente a mi llevaba una capa de color gris que no dejaba ver su rostro del todo, y me pregunté si serían los mismos que me habían cogido para sacar mi sangre, pero las vibraciones que sentía eran diferentes a esas… no tenían nada que ver con ellos. El humano se lanzó contra mí creando una pequeña bola de fuego que esquivé con mis reflejos, haciendo una mueca por tener que ponerme a luchar en esos momentos, estaba cansada, pero no por ello iba a rendirme tan fácilmente. Me puse a su espalda con rapidez y llevé mis manos a su cuello con la intención de partirlo, pero con sus brazos apartó mis manos, se giró con fuerza y sus manos impactaron en mi pecho con fuerza, como si fuera una onda que me empujó contra la pared.

Gruñí por aquel truco que había hecho y lo miré con los ojos rojos, iba a matarlo y a descuartizarlo por entero, hasta reducirlo a trocitos pequeños que quedarían esparcidos por el suelo. Cuatro más bajaron de los tejados, con la misma capa, había visto un símbolo en rojo cuando había pillado al primero por la espalda, un símbolo que no me sonó de nada en aquel momento. Si creían que iba a estar sola, estaban muy equivocados, porque bien sabía que Erlend no tardaría en aparecer, mientras tanto iba a cargarme alguno de ellos. El olor a sangre llenó el callejón cuando el que me había atacado primero se hizo un corte en la palma de la mano, la sangre goteó hasta el suelo del callejón y pronto comenzó a pronunciar unos cánticos mientras yo me acercaba hacia donde estaba.

De pronto me vi privada de todo movimiento posible, me vi anclada en el suelo como si me hubiera quedado paralizada, forcejeé por moverme pero nada pude hacer. Mis brazos se estiraron como si sendas cadenas apresaran mis muñecas en cada pared del callejón, tiré pero no pude mover ningún músculo mientras los otros cuatro protegían al que se había hecho el corte, haciendo un dibujo en el suelo mientras yo solo podía ver lo que hacían, incapaz de moverme, incapaz de hacer nada bajo aquel hechizo.
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Mensaje por Erlend Cannif** Vie Jun 09, 2017 12:35 pm

Todos los trabajos que te encomendaba un Black tenían un halo de caos a su alrededor y no podía ser menos cuidar a la “consorte” del mismísimo Assur Black.
Nunca temí a ninguno de ellos, quizás porque para mi la inmortalidad nunca fue un don si no una carga.
Porque anhele durante siglos que la muerte definitiva me encontrara, muchas son las guerras que libre, en mi nombre, en la de otros  en el de los mismos Black que me trasformaron en lo que hoy soy, una bestia que necesita matar para poder saciar su sed.

Todo cambio cuando la conocí, el abismo era oscuro hasta que ella entro con una antorcha y lo cambio todo para mi.
Nunca hubiera aceptado este trabajo de no ser porque sabia que todo lo que los Black tocaban acaba hecho trizas, y mi mujer ya lidiaba con un monstruo en su vida, no era necesario que Assur la manipulara para lograr su objetivo, yo.

Así que desde la distancia me convertí en la sombra de esa mujer de pelo de cuervo. Una mujer bella, de labios rojos que desprendía sensualidad con cada movimiento.
Sabia que correría peligro, aunque en mi opinión, el mayor enemigo dormía con ella en su propio lecho.
Algunos de nosotros eramos bestias, nos habíamos corrompido con el tiempo. Mis demonios eran afilados como cuchillos y hasta ella pocas cosas lograban aplacarlos por completo.
Ada se tuvo que enfrentar en alguna ocasión a ellos, y salio victoriosa, mas ¿saldría victoriosa Sunshine del demonio de Assur Black?

Ensimismado en mis propios pensamientos aquella noche como de costumbre andaba siguiendo a la morena, que no se estaba nunca quieta.
Hacia poco que mi mujer y yo, habíamos vuelto del viaje de novios y esta últimamente se sentía algo indispuesta. Vomitaba, se sentía cansada, mareada, mi preocupación llegaba a limites insospechados, si a ella le pasaba algo, nada me contendría, volvería al abismo del que me saco.

El ruido de varias calles halla me puso alerta, no tarde en evidenciar las cinco auras de hechiceros que a la inmortal se enfrentaban.
Gruñí desenvainando la espada que silbó al viento y subiendo por las paredes corrí por encima de los tejados, balcones y muros hasta el callejón poco iluminado donde la batalla se desarrollaba.

Sunshine estaba inmovilizada, mas yo me dejé caer en el centro de ese circulo que los humanos y sus cánticos formaban haciendo que la hoja de mi espada mordiera de un tajo sendos cuello.
Ojos rojos como el fuego, sonrisa ladeada y su sangre salpicando en mi rostro mientras yo gruñía golpeando con el puño y mi espada el pecho en señal de desafió.
Abrí los brazos en cruz, invitándoles a combatir, volviendo a impactar en mi pecho con el arma como el bárbaro que era.

Miedo, olía el miedo y sus ojos temblaban casi tanto como sus cuerpos.
-¡Venid! -rugí bañándome con la sangre de esos que habían quedado con la cabeza colgando y que ahora se desplomaban en un acto de reverencia frente a mis pies.


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Mensaje por Tabitha Denveraux Sáb Jun 10, 2017 10:35 am

Incapaz de moverme, así era como me sentía en esos momentos en los que unas cadenas parecían apresar mis muñecas, estirando mis brazos a cada lado del callejón para inmovilizarme. Aquel conjuro me ataba y anclaba a aquel lugar mientras a unos cuantos metros de distancia, en un círculo, los hechiceros hacían cánticos y la que estaba en el centro ahora arrodillada dibujaba algo en el suelo del callejón, un tirón de mis muñecas que me hizo gruñir tensando por completo mis brazos, para luego sentir como unos grilletes aparecían cerniéndose sobre muñecas y tobillos. No podía moverme, tenía paralizado todo cuerpo y de poder mover un solo músculo esas cadenas y grilletes no serían impedimento para matarlos… de ahí el hechizo que me habían lanzado.

No sabía quiénes eran o qué querían de mí, en un principio había pensado que eran los mismos que una vez me atraparon para conseguir la sangre de Assur, pero esos eran diferentes y portaban todos capas grises con un símbolo a la espalda de color rojo, uno que no logré ubicar en esos momentos. ¿Quizás un grupo de hechiceros que se dedicaba a erradicar vampiros? No lo sabía con seguridad y tampoco quería descubrir qué planes tenían para mí, seguí luchando por moverme mientras los cánticos se hacían más y más audibles con el paso del tiempo, más rápidos. Hubo un momento dado en que parecía que los grilletes que me apresaran quemaran como hierros candentes y siseé por ello… en cuanto lograra soltarme iba a descuartizarlos, uno a uno, y lentamente.

Pronto sentí la presencia de Erlend acercándose al lugar, de un salto cayó en aquel centro que habían formado con su espada en alza y de un movimiento cortó el cuello de forma limpia de dos de ellos, haciendo que la sangre salpicara y le bañara, regando el suelo del callejón haciendo que los dos cuerpos cayeran hacia delante como en señal de reverencia. Curvé la sonrisa al ver tal espectáculo del vampiro, sin duda alguna era bueno, y les desafió a que fueran a por él mientras yo intentaba moverme, los grilletes habían dejado de quemar y parecía que ahora que los cánticos se habían detenido podía notar como podía recuperar poco a poco el control de mí cuerpo.

El miedo podía olerse en el callejón ante la presencia del vampiro quien daba golpes con el puño en su pecho  para intentar intimidarles, quedaban todavía tres hechiceros entre ellos el que había aparecido primero de todos y el que al parecer había completado aquel dibujo en el suelo del callejón. Pronto comenzó la pelea con los que restaban, a pesar de que el vikingo los había intimidado parecía que no entendían que iban a morir aquella noche por su mano, y en cuanto pudiera moverme, por la mía… y se dispersaron hacia varios lados del callejón poniendo distancia no solo con el vampiro, sino también entre ellos para tener más oportunidad de atacarlo por diferentes francos. Ellos lanzaban hechizos y creaban escudos para intentar repeler los ataques del vampiro, mucho más ágil que ellos, mucho más rápido y fuerte que los tres juntos.

Parecía que el que había aparecido el primero era el más poderoso de todo, se notaba por el aura que tenía y porque era el que más batalla le estaba presentando al vampiro en ese momento, moviéndose por el callejón como si pudiera leer los movimientos del vampiro y los esquivara como si lo estuviera tratando de un igual. Pronto sentí que podía mover uno de los brazos, y me forcé a mover el resto del cuerpo hasta que finalmente cuando ya sentí que podía tiré con fuerza de los brazos, rompiendo aquellas cadenas que habían aparecido que quedaron reducidas en el suelo ante aquel ruido metálico al caer, gruñí al sentirme de nuevo libre y comencé a andar para unirme a esa batalla, con ganas de matarlos.

Quería apartar al vampiro y encargarme yo misma como si fuera una batalla de relevos y ahora fuera mí turno para derramar sangre. Pero mi paso fue cortado cuando de la nada, sin siquiera haber podido notar su aura o su presencia, una sexta figura cayó de uno de los tejados cortando mi avance haciendo que me quedara mirando al sexto humano que estaba a unos pasos de distancia. Su rostro se alzó para enfrentar mis ojos y pude comprobar el color ámbar brillante que desprendía su mirada, su mano fue a la capucha y la retiró dejándome ver el rostro de aquella joven, que quizás no llegaba a los treinta pero si los rondaría. Su tez pálida, el pelo oscuro como la misma noche contrastando con el tono de su piel. Me miraba con odio clavando sus ojos ámbar en los míos… su rostro me era familiar aunque no podía ubicarlo.



-¿Pensabas que te ibas a escapar con el paso de los siglos, pequeña sanguijuela? –Su voz sonó en el callejón, oscura y peligrosa, fruncí el ceño ante aquellas palabras, había algo en su tono de voz que la hacía parecer de otro mundo aunque la tenía frente a mí y no sabía qué era exactamente.
-¿Quién…? –No me dejó terminar porque volvió a interrumpirme.
-Hace mucho tiempo te dije que te encontraría… ha llegado la hora de que pagues por tus crímenes –murmuró unas palabras en un idioma antiguo, muy antiguo que una vez había escuchado en uno de mis tantos viajes por el mundo… y comprendí lo que estaba pasando.
-Tú… -murmuré frunciendo el ceño pensando que era casi imposible que, tras tantos siglos, pudiera estar ahora frente a mí en estos momentos. Ella sonrió, una sonrisa de pura maldad acompañada con una risa de igual forma que retumbó en el callejón, juntó las palmas de sus manos y creo como una barrera a nuestro alrededor para que no pudiera salir de allí.
-Ahora ese vampiro no podría acercarse para detener el destino que te aguarda… -sacó una daga, pequeña y muy antigua, con la que se hizo un corte en la palma dejando que la sangre corriera hacia el suelo murmurando unas palabras que, de nuevo, me inmovilizaron antes de ir hacia ella y arrancarle la cabeza. Ahora entendía que los otros hechiceros tenían que distraer mientras ella hacía el verdadero trabajo.
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Mensaje por Erlend Cannif** Sáb Jun 10, 2017 12:35 pm

Mi espada silbaba en aquel callejón poco iluminado, ladeé la sonrisa cuando todos ellos se separaron, estaban intimidados, mas no lo hicieron por eso, si no para atacarme desde distintos flancos y a su vez asegurar que mi ataque mordiera de forma menos letal.
Sonrisa ladina en mi rostro dejando la bastarda caer hasta que la punta rozó el suelo y como si fuera un cuerpo muerto al que arrastrar del pelo hice lo propio sujetando con suavidad su mango.

Chispas emergían del pavimentado suelo cuando el acero lo acariciaba, dejando a la vista de esos “hechiceros” una imagen de mi mismo diabólica, si a eso le unes la facilidad con la que esquivé apenas ladeando la cabeza una bola de fuego y como atravesó mi mano uno de sus escudos en un acto macabro, sacando solo de esa esfera el corazón latente, podía asegurar que miedo era lo mas sensato que sintieran.

Sun seguía inmóvil a mis espaldas, mas pronto todo habría acabado, la llevaría sana y salva frente a Assur.
Sabia que no estaban pasando su mejor momento, pero no era de los que se posicionaba en parte alguna, a fin de cuentas los problemas de faldas de los Black no era cosa mía.

Por ende, cuidar de ella si lo era y eso es exactamente lo que haría.
Digamos que no era de los que molestaba en mis vigilancias, prefería hacerlas de lejos, para que mas, cuando no quería entablar conversación alguna.
Así llegué frente al penúltimo hechicero, un tornado de viento impactó en mi pecho haciéndome recular ligeramente, mis ojos rojos como el fuego le desafiaron y la espada la alcé para interponerla entre ambos, empujando con los pies y como si de un bate se tratará le devolví su amado aire haciéndolo impactar contra la pared del callejón.
Una estocada y mi espada se hundió en su vientre, zigzagueé con el filo hasta que sus tripas se esparcieron por el húmedo suelo.

Me giré hacia el ultimo ,ese que parecía “el dibujante” pues había marcado el suelo con runas trazando un circulo perfecto..
Este tenia mas aguante, esquivaba por medio de conjuros y escudos mis ataques y a su vez me mantenía ocupado con trucos de dobles a los que hundía mi espada pero se desvanecían como entes.
Gruñía cabreado por la farsa, odiaba el juego de los trileros y ese cabrón parecía experto en ello.

Quizás ese fue el motivo que evitó que percibiera otra aura, una que ahora caía hasta el callejón y que intercambiaba palabras con Sun.
-Sun -rugí olvidando mi enemigo para correr hacia ella.
Percibía el aura de ese individuo y era poderosa, mas que todos los otros juntos, él era el verdadero peligro, lo otro la distracción.

Tardé, aquella bruja ya había empezado lo que quisiera que fuera que estaba haciéndole a la vampiresa.
Apunto de alcanzarla y rebanarle la cabeza, el hechicero con el que combatía apenas hacia unos segundos me lanzó una especie de cadenas que apresaron mis manos.
Rugí cabreado, ademas un muro cubría a esa mujer encapuchada y a Sunshine, esto pintaba mal.

Alcé las manos y rasgué una de mis muñecas, con sangre manche el escudo que la hechicera había alzado frente a mi, ahora sabia exactamente donde estaba.
Pero primero tenia que aflojar lo que me amarraba al otro, algo que no fue difícil, pues de un tirón atraje al rey de los trileros y así lo alcé por el cuello hundiendo mis dientes en su yugular, dejándolo vació e inerte.
Estampé su cuerpo enrabiado contra la pared alzada, allí donde la sangre quedaba reflejada y con ese mismo cuerpo a modo de porra golpeé tantas veces une la burbuja ademas de embadurnarse de sangre se quebraba.
-Cuando te alcancé, que lo haré, teñiré de rojo esa capa, lo juro por Odin -gruñí cabreado.


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Mensaje por Tabitha Denveraux Dom Jun 11, 2017 7:21 am

Erlend se encargaba de los demás hechiceros mientras que el verdadero peligro lo tenía delante de mí, mirándome con aquellos ojos ámbar brillando en la oscuridad de aquel callejón. Parecía que tuviera su plan estudiado, que supiera qué era lo que tenía que hacer porque había esperado a que el vampiro entrara en acción para distraerle, y luego hacer lo que parecía que realmente había ido a hacer. Una barrera nos envolvía, como una esfera redonda, una burbuja que nos aislaba del resto del lugar y que hacía que nadie pudiera molestarla para comenzar con aquello que tuviera para mí. Me había costado reconocer ese rostro porque hacía más de tres siglos que no lo veía, pero parecía que era igual, la misma voz, aunque los ojos habían cambiado también con ese particular brillo que tenía en ellos.

Jamás pensé que podría volver a verla o que podría estar frente a mí, mucho menos que me encerrara en aquella barrera con el fin de hacer algo que desconocía, pero que sabía que no iba a ser nada bueno viniendo de ella. Viajar por el mundo por diferentes épocas es lo que tenía, que conocías quizás cosas “oscuras” que no debías de conocer, o con las que no debías de relacionarte… y fue precisamente lo que me había pasado. Y ya no hablaba de un hechicero o de un nigromante… sino más bien estaba hablando de lo que antiguamente se conocía como chamanes, salvo que la mujer que tenía frente a mí había abogado a las artes oscuras, hacía pactos con demonios y con diablos, practicaba las malas artes y muchas veces en vez de curar a los de su pueblo y a los vecinos… los maldecía.

Sus ojos estaban fijos e los míos mirándome con aquel odio que llevaba por dentro, con esa sonrisa malvada que la precedía y que sin duda recordaba de haberla visto más de una vez en su rostro. Pero murió hacía ya tres siglos, la única forma de que estuviera ahora frente a mi es que fuera una reencarnación, que había dado conmigo para cumplir aquello que me prometió que haría antes de que el fuego acabara con su vida: maldecirme por toda la eternidad. En esos momentos incluso hasta me había reído, porque realmente ya estaba “maldita” por toda la eternidad, condenada a vivir en una noche perpetua en la que la sangre era lo único que me fortalecía y me daba “vida”, lo único de lo que podía alimentarme.

De nuevo estaba inmovilizada por algún hechizo que había hecho, volvía a tener los brazos estirados y por mucho que intentaba mover algún músculo de mi cuerpo era totalmente imposible, de fondo podía ver como Erlend peleaba con los demás que quedaban matándolos sin problema alguno, solo uno parecía que le daba algo más de problemas pero sabía que el vampiro se lo acabaría cargando tarde o temprano. Corrió hacia donde estábamos para intentar ayudarme, pero unas cadenas lo sujetaron y supe que el hechicero iba a ser víctima en ese momento. Erlend dio contra la barrera que nos rodeaba y dejó una marca con su sangre como si quisiera saber dónde se encontraba. La mujer frente a mí se rió de sus palabras, a salvo en el interior, mientras ahora se encargaba del otro matándolo sin demasiada dificultad.


-Tú vampiro no podrá acercarse para salvarte, sanguijuela –dijo volviendo su vista a mí- nadie va a poder salvarte del destino que te depara –la sangre seguía cayendo de la palma de su mano, mirándome de forma fija, y no supe realmente qué iba a hacer.
-¿Condenarme a una vida eterna? Siendo decirte que llegas ocho siglos tarde –le contesté sin demostrarle nada en absoluto, mientras hacía el esfuerzo y el intento por moverme aunque fuera un poco, pero era imposible. Ella sonrió de lado y dio un paso acercándose.
-Ya tienes una vida eterna, está muy segura y muy tranquila sabiendo que son pocas cosas las que pueden matarte. Que puedes vivir miles de vidas que otros no tienen ese derecho, matando y destrozando a tú antojo… como hiciste hace tiempo. ¿Lo recuerdas, o son demasiadas masacres las que has hecho en tus ocho siglos que una más no es nada comparadas con todas? –Sus preguntas, su tono afilado y bajo iban hacia un mismo camino, el momento en que nuestros caminos se cruzaron y el desenlace que tuvo este. Sabía de qué masacre estaba hablando, del mismo que la había condenado a una muerte segura por el fuego.
-Aún crees que yo hice todo eso… seré inmortal, pero no tengo tantos poderes como te piensas –porque era cierto que había quitado vidas, las que necesité para seguir viviendo, pero ahí mi sed estaba totalmente controlada y no dejaba rastro alguno. Lo que aconteció en esos días, justo en los que yo llegué, no fueron por mí mano porque yo no podía envenenar el ganado, ni sus aguas, ni acabar con cosechas como ella creía que había hecho. La venganza que iba hacia mí, que una vez juró que me haría, no la merecía realmente… yo solo arrebaté vidas para sobrevivir, no me inmiscuí en otros temas.
-Fue cuando llegaste que comenzó a pasar todo, tu llegada todo lo cambió y me condenaste a la hoguera,  a morir quemada viva por tus obras, por tus malas artes…  y ahora vas a pagar por ello –estaba convencida de que había sido yo, pues yo era según ella lo único que podía hacerlo. Desde que llegué a donde vivía fue la primera que supo lo que era, quizás por las malas artes que practicaba, los rituales que hacía- Todo se va a acabar sanguijuela, pronto lo notarás –con el cuchillo que llevaba en la mano hizo un corte en mi vestido, justo en la zona donde estaba mi vientre dejando esa zona de mi cuerpo al descubierto, para comenzar a entonar unos cánticos que retumbaban y hacían eco en el lugar, pronto unas pequeñas sombras oscuras, como si fueran llamas negras transparentes emergieron de cada uno de los dedos de su mano derecha.

Eran pequeñas esferas, llamas muy pequeñas de un color negro pero que eran transparentes porque podía ver la piel a través de  los mismos, siguió entonando mientras intentaba moverme y no podía, la esfera que nos protegía seguía en alza aunque el vampiro había hecho una pequeña grieta que al parecer no revestía de importancia para ella. Cuando el cántico estaba finalizando su mano se acercó hacia la piel que estaba al descubierto y yo intenté moverme, pero fue inútil. Miré, impotente sin poder hacer nada, como los dedos de su mano se posaban en mi piel y fue como si la piel ardiera, como si realmente me estuviera quemando allí donde sus dedos estaban puestos.

Apreté la mandíbula y me mordí el labio con fuerza, cerré mis puños para no darle el lujo de verme gritar por el dolor que me recorría, me quemaba, me abrasaba pero sentía que lo hacía de verdad. Donde puso sus dedos una marca negra se quedó grabada en la piel, y pronto sentí como unas pequeñas runas aparecían también grabándose en mi piel igual forma que se había grabado lo otro haciendo un círculo perfecto, dejando dentro las cinco marcas negras de sus dedos. No podía aguantarlo, era demasiado dolor como para poder soportarlo mucho más y un grito de dolor salió de mis labios, con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados… podía decir que ahora sabía lo que se sentía cuando te quemaban la piel, porque era precisamente lo que estaba sintiendo.

Notaba que con cada runa que se grababa en mi piel más débil me sentía, como si fuera perdiendo fuerza y me debilitara, como si me absorbieran la energía que tenía y me dejara en un mínimo… y eso que ya estaba algo débil antes de salir de casa. Por fin aquella tortura terminó y mi respiración era completamente errática, la mano se apartó de mi piel donde quedaban las cinco marcas y el círculo de runas que lo rodeaban. Se alejó unos pasos de mí cansada también, pero la sonrisa que llevaba quería decir que había cumplido por fin con su venganza, con aquella maldición que un día me juró que me pondría y a la que me condenaría.
Sentí que poco a poco podía moverme, seguramente hubiera gastado poder en aquello y ahora su control sobre mí se debilitaba por completo, cuando lo hice que mis brazos cayeron a ambos lados de mi cuerpo… alcé mí mirada, roja como las mismas llamas, para clavarla en esos ojos.


-Voy a matarte, y esta vez, sí que va a ser por mí mano –en cuanto pude moverme me lancé sobre ella, mi mano en su cuello que apreté con fuerza y la estampé contra aquella barrera con fuerza, allí por donde el vampiro había conseguido hacer en ese tiempo la grieta más grande, la empujé una segunda vez, y a la tercera la barrera se rompió en trozos como si fueran cristales y ambas caímos hacia delante… y no lo pude soportar más. Cuando atravesamos la barrera al romperla mi agarre sobre ella cedió, estaba débil, muy débil, y mi cuerpo cayó de rodillas. Una mano apoyada en el suelo, mi pelo cayendo sobre uno de mis lados como una cascada negra, respiración errática por el dolor que me recorría y notaba como las fuerzas me abandonaban poco a poco. Llevé una mano a mi vientre y notaba el calor que manaba del lugar, dolía horrores y como pude alcé la mirada hacia el vampiro mientras intentaba recuperarme- mátala… -fue lo único que dije, mientras notaba que perdía las fuerzas por aquello que me había lanzado y que no sabía bien lo que era.
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Mensaje por Erlend Cannif** Dom Jun 11, 2017 9:55 am

Como un vulgar espectador veía como la zorra de la capucha hacia de las suyas con una vampiresa inmóvil, su aura era poderosa, mantenía sin dificultad esa burbuja que me aislaba de ellas y que se quebraba lentamente por los golpes del cráneo del maldito trilero ahora desfigurado.
A los pies de la bruja ríos escarlata de sus amigos, mas eso no la distrajo de su misión, dañar por alguna venganza a Sun.
-Bruja estas sentenciandote a muerte o a algo peor -rugí impactando con tesón el escudo rabioso, gruñendo como una bestia de ojos rojos como le fuego.

Fue cuando la víbora estampo sus uñas en el vientre de la vampiresa cuando supe que todo estaba perdido, de quererla muerta, hubiera clavado una estaca en su corazón, su venganza iba mas allá, era como si quisiera hacerla sufrir, que se diera cuenta de lo que es la muerte en el tiempo que le quedara de vida y pudiera así arrepentirse de sus fechorías.
Rugí cuando vi las runas, aquello tenia muy mala pinta, juraría que esos símbolos los había visto antes, de chamanes, mas no acertaba a descifrar su significado ni el efecto que tendría sobre los nuestros.

Sun aullaba de dolor, sus ojos se cerraron y la cascada de su pelo de cuervo cubrió su arqueada espalda, tensa por el quemazón.
Tardó, mas pronto se incorporó para aferrar el cuello de esa furcia que la marcó. Entre ella y yo a golpes con los cuerpos que poseíamos acabamos de quebrar el muro que nos separaba.

Sunshine no se sostenía, la vi caer ante mis ojos, mas con rapidez tome a la bruja por el cuello alzándola en el aire, había gastado parte de su magia. Ahora débil y entre mis zarpas no se le veía tan valiente como antes.
Mis ojos se hundieron en sus amarillos, ladeé la sonrisa de forma sádica.
-Tu final no me pertenece a mi si no a Assur Black, solo te daré una oportunidad para que me digas como salvar a esa mujer, de no hacerlo, tu sufrimiento juro no acabará con una muerte rápida que es lo que yo te daré. Assur es retorcido, créeme, la muerte es aquello que suplicaras cada noche cuando lo enfrentes.

En mi cara escupió que jamas esa mujer hallaría descaso y un puñetazo es lo que obtuvo quedando inconsciente antes de que su cuerpo golpeara estrepitosamente el suelo.
La amordacé con sogas, rasgué su capa, su vestido y en el pechó le dibuje tres runas con mi cuchillo, mientras no cicatrizaran no podría hacer magia, un viejo truco que aprendí de un chaman hace ya bastante tiempo, no era infalible, pero desde luego, esa bruja se iba a desesperar intentando hacer magia antes de llegar a las manos de Assur Black.

Corrí hasta Sun, mi mano en su nuca, la elevé para que me mirara mientras trataba de calmarla.
-Shhhh, no hables, déjame ver.
Rasgué toda su vestimenta dejándola desnuda, iba a replicar mas alcé la mano para que guardara silencio.
-No te preocupes, eres una mujer bella, pero no me interesas de ese modo, no en estos tiempos, solo trato de descubrir que es eso y hasta donde alcanza el poder de lo que te ha hecho.

Rasgué mi muñeca llevándola a sus labios, ríos escarlata los mancharon mientras mis pardos seguían fijos en esos símbolos que trazaban un circulo.
Los había visto, juraba por Odin que así era, pero ahora mismo no acertaba a saber su efecto.
Tenia que llevarla con Assur, este decidiría su sino.
-Bebe, no te curará pero te encontraras mejor.

Alcé la mirada, el sol pronto saldría, iba a ser complicado poder movernos los tres con suficiente rapidez y volver junto a mi mujer.
Resoplé alzando la mirada hasta las tempestades de Sun.
-Hay que darse prisa -atajé -cógete a mi cuello, tranquila, encontraré la forma de quitar eso de tu vientre -susurré atravesándola con mi parda mirada mientras ladeaba la sonrisa y la lazaba del suelo -promesa de vikingo.


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Mensaje por Tabitha Denveraux Dom Jun 11, 2017 11:47 am

Mi cuerpo cedió sin poder evitarlo cuando la bruja dejó aquella marca en mi vientre, una que había dolido horrores y que sentí como si en vez de quemarme desde fuera, las runas se crearan quemando la piel desde dentro. Estaba débil, seguía doliendo y notaba que las fuerzas las iba perdiendo mientras ahora de rodillas contra el suelo y una mano apoyada en el pavimento me costaba respirar, no es como si lo necesitase pero todo mi cuerpo estaba en una combustión espontánea a causa de lo que me había hecho. Había roto la burbuja que había creado, en realidad, lo habíamos hecho entre el vampiro y yo y ahora era él quien sostenía a la bruja entre sus manos, alzándola por el cuello pero ella también estaba débil, poco podía hacer para librarse del agarre firme del vampiro.

Le preguntó que más le valía decir cómo salvarme pero ella parecía no dispuesta a revelarlo sino que se jactaba de que aquello podría matarme, que jamás obtendría salvación por aquello y que estaba maldita y condenada. Erlend le dijo que Assur la torturaría hasta que le dijera lo que tenía que hacer y que cada noche sería un sufrimiento extremo, que querría y pediría por morir para librarse de la tortura que sin duda alguna el vampiro le haría pagar por lo que me había hecho. Mencionarlo hizo que pensara de nuevo en él, aún no habíamos hablado de nada porque quería que se recuperara del todo, quería que estuviera en condiciones para mantener una conversación que sin duda alguna los dos necesitábamos.

En realidad, estaba suspendida sobre una cuerda floja donde la incertidumbre me embargaba por completo, temía en cierto punto aquella conversación que nos debíamos el uno al otro en la que todo podría pasar, y ahora antes de que pudiéramos solucionar las cosas… pasaba esto. Bien sabía que el vampiro no se quedaría de brazos cruzados cuando supiera lo que había pasado, que Erlend no había podido hacer nada para salvarme porque tenían todo bastante controlado como si supieran que él me seguía y tenían que crear un señuelo. No quería preocupar más al vampiro de cómo estaba, apenas manteníamos el tipo frente al otro y hablábamos más bien lo justo después de volver de aquella cabaña, como si de alguna manera se hubiera enfriado todo.

El vampiro le dio un puñetazo que la estampó contra el suelo donde perdió el conocimiento, rasgó su ropa la ató con sogas para que no pudiera moverse y le hizo por lo que vi unos símbolos en el pecho de los cuales desconocía su significado. Pronto cuando estuvo inmovilizada y seguía inconsciente se acercó a mí, se agachó para levantar mi rostro sintiéndome todavía débil y luego ayudarme a ponerme en pie. Me costaba hasta hablar encadenando una frase, así que me dejé hacer por él. Iba a reprocharle por dejarme desnuda, pero levantó una mano y me miró de forma fija diciendo aquellas palabras para tranquilizarme sobre verme desnuda.


-Se nota que amas a tú mujer… -dije como pude mientras él observaba las marcas negras y las runas que formaban aquel círculo- quema… -dije en un siseo antes de que se rasgara la muñeca y la acercara a mis labios para que bebiera de su sangre para que me encontrara mejor. No me quedaba de otra y no creía que el vikingo me dejara más remedio que ese, mis labios se mancharon con su sangre y cerré los ojos bebiendo de la sangre que me ofrecía, la quemazón no pasaba pero si era cierto que algo de mis fuerzas quedaron renovadas, sintiéndome algo mejor como si fuera lo que hubiera necesitado antes. Me sentía mejor quitando lo que me había hecho esa zorra, pero al menos podía mantenerme en pie aunque me seguía encontrando algo débil, pero mucho menos que antes. Vi que miraba al cielo y aparté mis labios de su herida lamiendo mis labios- gracias –dije mientras para tapar mi desnudez, porque el vestido quedaba hecho trizas, cogí una de las capas de los hechiceros me la puse por encima, tapando lo suficiente para no ir desnuda por las calles de parís. Tendríamos que darnos prisa para que el sol no nos pillara por el camino, y sería difícil ir los tres en esas condiciones, pero si la hechicera despertaba estaba bien atada y amarrada como para no hacer nada.

Había una de las cadenas que había quedado en el suelo, enganché uno de los grilletes a su muñeca, y haciendo varias vueltas entorno a su brazos que estaban juntos con las ataduras que había hecho Erlend, cogí el otro extremo antes de que se despertara, ella podía andar fácilmente y que nos siguiera. Miré al vampiro cuando me dijo que rodeara su cuello y lo hice para notar como me alzaba entre sus brazos, la hechicera comenzaba a despertarse pero con la mordaza y atada hasta tal extremo no podía hacer nada, su magia tampoco podía utilizarla e intuí que sería por las runas que llevaba en el pecho y que sus ojos miraban con rabia. Tiré de ella para que se acercara, aunque no quisiera iba a tener que hacer lo que nosotros dijéramos y sería más fácil de esa forma de volver a la mansión.


-No sé cómo darte las gracias, Erlend –dije mientras este comenzaba a andar de forma rápida y la cadena obligaba a la hechicera a andar tras nosotros aunque se resistiera y no quisiera, pero el paso rápido del vampiro y la fuerza de este bastaba para forzarla a andar rápido y a seguirnos- no solo por lo que hiciste en la mansión esa noche, sino por ayudarme a encontrar a Assur cuando te lo pedí, de dejarnos la cabaña que utilizabas para quedarnos allí, si no hubiera sido por ti... –apoyé mi frente contra su hombro, cansada por aquello, el vientre me seguía doliendo aunque notaba que cada vez quemaba menos… o esa es la sensación que yo tenía- ahora esto… sé que Assur te paga bien por vigilarme, pero creo que te voy a dar unas noches libres –comenté sin mirarle con los ojos cerrados- creo que es lo que más necesitas, pasar tiempo con tú mujer… se nota que te preocupa –abrí los ojos para mirarle- perdona, no es de mi incumbencia pero capté algo antes de que aparecieran –lancé un suspiro, no quería preocupar más a Assur con todo lo que tenía encima, no sin antes haber hablado con él para solucionar las cosas de una vez por todas. Entendía que estaba mal y que no era el momento de hablarlo, pero a mí me estaba matando la esperaba y me consumía y carcomía por dentro- No tienes por qué ayudarme, creo que haces más de lo que deberías… -dije volviendo a cerrar los ojos y no hablé más en todo el camino, no hasta que sentí que nos acercábamos a la mansión y que mis nervios crecían. No sabía que me había hecho aquella zorra pero había tardado tres siglos para vengarse, nada bueno podría salir de lo que me había hecho y en parte… hasta lo temía.
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Mensaje por Erlend Cannif** Dom Jun 11, 2017 2:08 pm

Sun tomó una de las cadenas enlazándolas a las manos de la prisionera que acababa de recobrar el conocimiento y se sacudía rabiosa por aquellas runas que había escrito con el acero en su pecho.
Ladeé la sonrisa con aire altivo, como si me importara bien poco las amenazas que esa bruja pudiera verter por su viperina lengua.
Sus días estaban contados, conocía a Assur, quizás no tanto como a el pequeño de sus hermanos, el que me convirtió en lo que era, mas la venganza era algo que Assur se tomaba muy a pecho y esa bruja se había sentenciado ella sola hiriendo a la “amante” del vampiro.

Con la dama entre mis brazos, cansada como estaba y con su cabeza apoyada en mi hombro emprendimos la marcha, sabia que no iba bien esto, su cuerpo caía frágil sobre el mio, como si realmente las fuerzas le fallaran, cerró los ojos como si fuera a dormirse.
-No tienes porque darme las gracias, es mi trabajo protegerte y eso es exactamente lo que hago, aunque esta vez he fallado, es por eso que encontraré le modo de evitar que esas runas se te lleven de este mundo.
Así que aguanta un poco Sunshine -le pedí hundiendo mi mirada parda en ella -juraría que he visto alguna vez esos símbolos, pero no se donde y tampoco estoy seguro, quizás Assur pueda darnos mas información sobre a aquello que nos enfrentamos y si no, te aseguro que Assur se la sacara a esa zorra, porque si me deja una hora con ella en la misma habitación cantara como un jilguero antes de que salga el sol, créeme también yo soy muy persuasivo.

La moví un poco entre mis brazos.
-No te duermas Sun, mírame -le pedí esperando que no se sumiera en ningún sueño, no sabia lo que esas runas hacían y a decir verdad temía que si cerraba los ojos ya no los abriera.
-Me preguntabas antes por lo mucho que amaba a mi mujer, y la verdad es que así es. He vivido desde que me convertí en lo que soy un milenio en la mas profunda de las oscuridades, no quiero aburrirte con mi historia pero hasta Adaline todo fue oscuridad, ella entro con una antorcha, lo arrasó todo en mi vida y me acepto exactamente como era.

Ladeé la sonrisa recordando como la conocí.
-Fue en una misión, me encomendaron cuidarla y lo hice, de echo, desde ese día nunca me he separado de ella.
Estoy preocupado porque últimamente se encuentra mal, no se..ella me dice que no es nada, pero...no imagino Sun una vida sin ella ¿lo entiendes? Solo quiero volver a casa... -reconocí mostrándome por primera vez débil ante alguien.

Yo no era un hombre que expresara sus sentimientos nunca, menos ante una extraña, pero es que el estado de mi mujer me tenia preocupado en demasía.
Así llegamos frente a la mansión de Assur Black, me adentre allí como un tornado ,Assur estaba en su habitación aun no había recobrado las fuerzas por completo, pero en cuanto me vio entrar con Sun en brazos se alzó como el demonio que era, no lo culpaba mi reacción si esta fuera mi mujer seria idéntica.
-Assur he de irme -dije dejando a Sunshine en el lecho y empujando a la hechicera a los pies de Assur -si no me pongo en marcha no podré llegar a casa con mi mujer.
Assur miró por la ventana., pude leer en su mente que pensaba que aun saliendo ya no llegaría, pero por Odin que nada iba a retenerme allí.


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Mensaje por Tabitha Denveraux Dom Jun 11, 2017 7:33 pm

Erlend me cargaba entre sus brazos mientras la hechicera tenía que seguir sus pasos y el ritmo que él imponía, apenas quedaba una hora para que el sol saliera y tenía que dejarme en la mansión y después irse con su mujer, mi rostro quedaba recostado contra su hombro con los ojos cerrados, la quemazón poco a poco parecía ir disminuyendo aunque el dolor todavía prevalecía en el lugar, como si me quisiera recordar que las marca seguían ahí y que no se iban a ir tan fácilmente. Mis palabras hacia el vampiro habían sido sinceras, en realidad no sabía cómo agradecer lo que había hecho en esas ocasiones por mí, y aunque él dijera que era su trabajo no podía evitar agradecérselo, porque bien sabía que Assur le pagaba bien por su servicio, pero quizás con lo que había escuchado de sus pensamientos el dinero fuera la menor de las preocupaciones del vikingo.

Mis ojos lo observaron mientras me pedía que aguantara un poco, y él no sabía el esfuerzo titánico que estaba haciendo para mantener los ojos abiertos, para no caer vencida ante el sueño que asolaba mi cuerpo y el enorme cansancio que me instaba a cerrar los ojos y descansar, necesitándolo como si no lo pudiera haber hecho en días. Decía que había visto esos símbolos que llevaba en la piel en algún sitio, pero que no podía recordarlo, y que seguro que Assur nos podía ayudar y sino… él le sacaría la información a la hechicera, que era muy convincente. Me hizo sonreír de lado de forma momentánea y mis ojos se volvieron a cerrar de nuevo dejando mi cabeza contra el hombro del vampiro, quien con rapidez se movía entre las calles bastante abandonadas para esa hora.

Me sacudió un poco para despertarme y no dejar que me dejara vencer por el cansancio y el sueño, costaba, pero intenté mi mayor esfuerzo por permanecer despierta hasta que llegáramos a la mansión. Al parecer no le molestó que hubiera captado de sus pensamientos la preocupación que sentía por su mujer, de hecho, se animó incluso a contarme lo mucho que amaba a su mujer, que hasta entonces su vida había sido de completa oscuridad hasta que la encontró a ella y esta le aportó esa luz que él había creído perdida. Eso me hizo sonreír y negué levemente con la cabeza ante su mención de que no quería aburrirme, dejando que me contara más porque así al menos me mantenía despierta.



-No me aburres… me ayudas a centrarme en algo… -dije mirándolo haciendo esfuerzo por no cerrar los ojos, contándome cómo la había conocido. Al parecer había sido en una misión en que debía de cuidarla y desde entonces no había dejado de hacerlo, no dejaba de ser algo romántica su historia. Estaba preocupado porque se encontraba mal pero ella le decía que no era nada, claro que él era vampiro y quizás su sangre consiguiera ayudar si ella se encontraba enferma. Lancé un suspiro cuando dijo que no imaginaba una vida sin ella y que si lo entendía, ¿Qué si lo entendía? Había creído morir la noche en que me ayudó a encontrar a Assur, unos minutos más tarde y el vampiro no la habría contado… de hecho aún se estaba recuperando de aquello- te entiendo, Erlend, entiendo ese sentimiento de que tú vida no tiene sentido alguno sin esa persona… verás como todo se soluciona –era algo irónico que en esos momentos yo estuviera animándolo cuando notaba que cedía ante el cansancio, de hecho, mis ojos se cerraron de nuevo lo que quedó de camino y mis pensamientos variaron desde encontrarme a Assur en esa situación cuando no estaba recuperado del todo, y lo que Erlend me había contado acerca de su mujer… nadie podría dudar lo mucho que se notaba que la amara. Fui consciente cuando llegamos finalmente hasta la mansión, las puertas se abrieron de un golpe y el vampiro las atravesó, subió como un vendaval las escaleras que llevaban a la parte de arriba y sentí el aura de Assur que estaría en su habitación seguramente tumbado en la cama, abrió la puerta de esta y se coló raudo.

Mis ojos se abrieron entonces para ver que Assur se ponía de pie levantándose de la cama al vernos entrar de esa forma a los dos, se podía ver con claridad que todavía no estaba recuperado del todo pero ahí estaba mirándonos con extrañeza y preocupación en su rostro, Erlend me dejó sobre la cama llevando todavía la capa de aquellos hechiceros que me habían asaltado como única prenda que cubría mi cuerpo y cerré los ojos unos segundos, me notaba tan cansada y tan débil que si cerrara los ojos por unos cuantos segundos seguidos seguramente cediera a dejarme llevar por el sueño, o la inconsciencia. Oí el ruido que produjo cuando tiró la hechicera al suelo quien se revolvía para liberarse sin poder decir nada, con las runas en su pecho que le impedían hacer magia y soltarse, abrí los ojos cuando escuché las palabras del vikingo y lo miré desde donde me había dejado.


-Ve a casa con tú mujer, vikingo… si te vas ya te dará tiempo -allí él más no iba a poder hacer y sabiendo lo preocupado que estaba sería como una tortura para él quedarse allí porque el sol le pillara, faltaba poco para que amaneciera pero ahora que no cargaba conmigo ni con la hechicera a rastras podría ir mucho más rápido e irse. Me miró y le hice una seña en lo que Assur no dijo nada, no sabía si por no discutir o porque veía la preocupación también en la voz de Erlend, su trabajo había terminado y yo podía explicarle más o menos lo que había pasado. Este se giró dejándonos a los tres allí, cerró la puerta al salir y esperé porque pudiera llegar y no le pillara el sol, seguro que llegaba a tiempo. Se podía notar la tensión en el ambiente incluso sin decir nada y no era para menos, era lo que el vampiro menos necesitaba en esos momentos en los que todavía no estaba recuperado del todo, aún no habíamos hablamos y no sabía exactamente qué iba a pasar en esa habitación cuando le contara por qué iba con una capa, quién era esa y por qué Erlend me había tenido que traer en brazos… era mejor empezar antes de que no pudiera decirle nada. Lancé un suspiro y me incorporé en la cama sentándome, aún ardía aquellas runas y las marcas negras que llevaba en el vientre pero menos que al principio- Assur… -mi voz sonó algo débil y mis ojos lo buscaron, ¿qué iba a decirle que estaba bien? Omitiría ese detalle porque era evidente, y se veía a leguas, que no estaba precisamente bien- Erlend ha hecho todo cuanto ha podido por ayudarme y salvarme –no quería que pensara que él tenía la culpa por no haberme tenido vigilada lo suficiente, porque no era así- nos tendieron una trampa, lo alejaron para dejarme a solas con ella… -la hechicera nos miraba con esos ojos ámbar, a uno y a otro, mientras intentaba soltarse pero con un brillo de maldad y pura diversión por haber logrado su objetivo. Me levanté despacio de la cama ya que la piel tiraba y dolía allí donde estaban las marcas y la quemazón, llevé una mano a mi vientre y la dejé allí donde podía notar el calor que manaba todavía- no sé qué me ha hecho esa mujer… -reconocí mirándolo de forma fija a los ojos, cansada, dolorida y con algo de temor en la mirada. Temor por no saber qué era aquello, temor por la reacción del vampiro tras todo lo que había pasado- sé que esto es lo que menos necesitas ahora mismo… -me callé porque quería decirle tantas cosas que no encontraba, en esos momentos, la forma adecuada de decirlas- lo siento-dije con un hilo de voz y me mordí el labio. Las cosas no iban bien últimamente, y ni siquiera habíamos empezado a arreglar una cosa cuando se nos presentaba otra traba en el camino, esta sin haberla buscado de ninguna de los formas ya que se había presentado de forma inesperada, y en realidad me dolía bastante estar en aquella situación, me dolía no arreglar las cosas con el vampiro antes y que se nos presentara aquel improvisto del cual no sabía el alcance que podría llegar a tener, o las consecuencias del mismo.
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Mensaje por Assur Black** Lun Jun 12, 2017 5:50 am

Me alcé del lecho en cuanto vi a Sun entrar malherida en los brazos de Erlend.
También percibí el fuerte aura de esa que los acompañaba y que el mismo inmortal que me servia había logrado inmovilizar.
Si algo tenia ese vikingo es que era muy eficaz, posiblemente de haberle puesto otro guardaespaldas Sun estaría muerta en este momento.
Erlend se largo por la puerta a toda velocidad, no espero permiso, ni lo pidió.

Me acerqué al lecho con el gesto tenso, mis ojos rojos como el fuego, cargados de ira por lo que le había pasado a la vampiresa se centraron en sus pardos mientras con la voz entrecortada me contaba con exactitud aquello que había pasado.
-Déjame ver esas runas -le pedí esperando que se alzara aquella capa que llevaba.
Mis mirada se centró en esas marcas grabadas casi a fuego en su piel, deslicé suavemente la yema de mi dedo por ellas, acariciándolas, su piel ardía bajo mi frio contacto.
Mi gesto se tensó, mandíbula cuadriculada mientras apretaba los dientes tratando de guardar la compostura.
-Son unas runas antiguas, provienen de antiguas tribus lideradas por chamanes. Joe conoce una gitana, una cambia cuerpos, le pediré que la traiga, encontraremos una solución -susurré acercando mis labios a su frente y depositando allí un casto beso.

No llevábamos una buena racha, no sabia bien como comportarme con ella, digamos que desde que maté al consejo, habíamos eludido los dos el tema, era complicada nuestra situación pues aunque había una sentimiento que ni podía ni iba a negar, mi orgullo no me dejaba olvidar aquello que había visto.
Tampoco sabia lo que ella sentía por Hector, pero ahora mismo tampoco es lo que mas me preocupaba.

Me giré hacia la bruja, gesto sereno mientras mis pasos se acercaban a esa mujer de iris amarillos que reculaba hasta que su espalda choco contra la pared, creo que no esperaba que un Black pudiera meterse entre ella y su venganza.
La alcé por el cuello, mi respiración ronca chocó contra su rostro, mis colmillos crecieron. No iba a preguntar, no necesitaba hacerlo cuando la sangre podía darme aquello que quería en este momento.

Ladeé su cabeza con un gesto de muñeca dejando el cuello al descubierto, en su yugular hundí mis colmillos con rudeza, su grito mostró el dolor que le ocasioné con ese ato, sus dedos se aferraron a mi pecho tratando de zafarse inútilmente de mi agarre.
Como un torrente la vitae de la bruja entraba en mi, potente, vigorosa y repleta de visiones.
Cerré los ojos mientras veía todo aquello que me interesaba hasta llegar al motivo por el que había osado vengarse de mi mujer.
Rugí lanzandola como un muñeco de trapo contra la pared, aun vivía, su tormento acababa de empezar y yo me encargaría que no terminará jamas.

Me relamí los labios regresando al lecho, me tumbé al lado de la inmortal que miraba la escena debilitada por esas malditas runas.
-Sun, he visto lo que hace eso que llevas en tu vientre. Es una maldición chaman, su finalidad es matarte, pero no de golpe, esa marca se extenderá por tu cuerpo, mermando tus fuerzas, te dará una muerte lenta, agonizante, y cuando la marca llegué a tu corazón, morirás.

Tiré de ella para abrazarla, subiéndola sobre mi a horcajadas, acariciando su pelo negro con mis dedos mientras su rostro quedaba apoyado en mi pecho.
Besé su cabeza, mi preocupación era palpable, pero tenia que guardar la calma, al menos yo tenia que hacerlo por ella.
-Escucha -le pedí lazando el rostro por su mentón para que me mirara -no vas a morir, te prometo que voy a encontrar el modo de sacarte esa maldición de encima. ¿Confías en mi?
Apoyé mi frente contra la suya, nuestras respiraciones se fundieron en una, era lo mas cerca que la había tenido desde que entre nosotros pasó lo que paso.

Llamé a una de mis esclavas, le pedí que fuera a la mansión de Joe y que dejara el recado de que necesitaba me devolviera la visita con urgencia esa misma noche.
El conocía a esa vieja gitana que cambiaba de cuerpo, se que era casi tan antigua como nosotros y muy poderosa, estaba seguro de que ella podría darnos una solución, o al meno,s una idea de como poner fin a esta.


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The Black Curse ~ Privado Empty Re: The Black Curse ~ Privado

Mensaje por Tabitha Denveraux Lun Jun 12, 2017 10:10 am

Ahí estábamos los tres en aquella habitación con aquel ambiente algo tenso que se podía cortar fácilmente con un cuchillo, era un tanto complicada la situación en la que nos encontrábamos ahora y más sin poder saber qué era aquello que me había hecho la maldita zorra en el vientre, pero sabía que era una magia muy peligrosa y potente porque tras el tiempo que había pasado desde que las marcas y las runas habían aparecido todavía sentía que mi piel ardía y quemaba, como si una pequeña llama estuviera bajo mi piel que le proporcionara ese calor y esa quemazón… y mientras tanto hacía el esfuerzo por no ceder ante el cansancio que me arrasaba todo el cuerpo y que me descanso, no sin antes al menos haberle podido explicar a Assur qué era lo que pasaba, para que al menos pudiera quedarse tranquilo si es que ese vampiro podría estarlo en algún momento.

Me incorporé en la cama viendo cómo se acercaba con paso firme pero el gesto tenso con aquellos ojos de color rojo seguramente lleno de rabia por lo que estaba pasando, y sabía que era lo que menos necesitaba en esos momentos en los que no estaba recuperado del todo, en los que ni siquiera habíamos podido hablar sobre nosotros y lo que había pasado, en el punto en el que nos encontrábamos en ese momento y en cómo solucionarlo… me dolía que hubiera esa frialdad entre ambos en la que ninguno nos habíamos acercado del todo, yo por mi parte porque quería que se recuperara y estuviera bien para hablar en condiciones. Sus ojos se centraron en los míos y pasé a relatarle como pude lo que había pasado en esa noche, junto a la correspondiente disculpa por seguir dándole aquellos dolores de cabeza.

Subí la capa que llevaba para dejar mi vientre al descubierto y que pudiera examinar más de cerca las runas y las marcas que tenía en la piel, podía notar sus ojos fijos en cada una de las cosas que llevaba en el vientre sin perder detalle, examinándolas, su dedo se alzó y comenzó a repasar de forma suave cada marca que tenía haciendo un contraste entre el calor que manaba mi piel y lo fría que estaba la suya. Solté un leve suspiro ante el alivio que aquel contraste lograba hacer en mi piel pero no dije nada al respecto, mis ojos se fijaron en ese rostro que parecía preocupado, y que por el gesto que hizo supe que no era nada bueno lo que estaba viendo.



-¿Qué es lo que sabes? –Pregunté porque no quería medias tintas, quería saber lo que él sabía y eso mismo fue lo que me dijo; que era unas runas muy antiguas que procedían de tribus lideradas por chamanes, esa mujer había sido una cuando la conocía hacia tantos siglos atrás. Cerré los ojos porque era más o menos lo que yo también había podido percibir, pero seguramente habría algo más que no quería decirme para no preocuparme y yo no quise hacerlo por el momento. Abrí los ojos cuando sentí que sus labios se posaban en mi frente y dejaban un casto beso en el lugar, como si fuera una niña pequeña asustada que necesitaba que la calmaran, mi mano subió por su pecho el poco tiempo que duró aquello y lo miré viendo que ahora se centraba en la hechicera culpable de cómo me encontraba, mientras notaba que mi cuerpo anhelaba al del vampiro y que quería sentirlo cerca de mí. Aquel casto beso y lo que se había acercado a mí era lo más cerca que habíamos estado en esos días, marcando una distancia casi impuesta por los dos sin decir nada y que ahora estaba siendo rota en aquellos momentos.

Sin levantarme de la cama, porque realmente no podía moverme demasiado, contemplé cómo se acercaba con paso firme hacia la hechicera que retrocedía seguramente asustada y aterrorizada por la visión del vampiro acercándose a ella, cercándola. Había que reconocer que de estar en su situación pediría una muerte rápida, una que el vampiro no iba a concederle porque Erlend tenía toda la razón: él no le iba a dejar pasar aquello que me había hecho, y bajo tenía unas preciosas mazmorras donde la encadenaría y la encerraría hasta que le dijera la forma de curarme, o de hacer que parara aquello que me había puesto con la magia negra. La cogió del cuello cuando ella estaba contra la pared y la alzó del suelo sin dejar de observarla, casi era como si pudiera ver en los ojos de ella el reflejo de lo que veía… se notaba el miedo que sentía en ese momento.

No pasé desapercibido como ladeó su rostro para dejar espacio en su cuello en un gesto simple de su mano, y como no tardó en hundir sus colmillos en la yugular de la hechicera quien gritó ante el dolor, y debía de admitir, que me hizo sonreír al verla de esa forma en pago por lo que me había hecho. No supe cuánto tiempo bebió de ella, seguramente en busca de algo que pudiera ayudarnos, mientras veía los vanos intentos de ella por soltarse… ilusa, no iba a escapar tan fácilmente del agarre del vampiro salvo que él lo quisiera. Cuando terminó la lanzo sin miramientos contra la pared, donde rebotó y quedó inconsciente en el suelo, observé como Assur se relamía los labios limpiando estos de la sangre y que volvía hacia donde estaba en la cama, se tumbó a mí lado y yo lo miré a los ojos de forma fija.


-¿Qué es lo que has… podido averiguar? –En esos momentos no sabía descifrar muy bien si había encontrado algo bueno o no, así que esperé a que me dijera qué podía ser aquello que llevaba marcado en el cuerpo. Tenía que admitir que ninguna de las palabras que salieron de sus labios me gustó en absoluto, mi boca se entreabrió ligeramente y dejé escapar el aire con pesadez mientras asimilaba lo que me estaba diciendo… una maldición de un chamán, que me quitaría las fuerzas y me iría debilitando poco a poco hasta que cuando llegara al corazón… me matara. ¿De verdad había podido esperar otra cosa? Esa mujer había tardado tres siglos en poder vengarse de algo por lo que creyó que yo la había condenado a su muerte… ¿por qué no iba a ser su venganza matarme igualmente? Escuchar esas palabras fue como si una estaca me atravesara el corazón, condenada a una muerte que no sabía cuándo se produciría pero que me haría sufrir de forma lenta y agonizante, notando como las marcas subirían hasta que al alcanzar mi corazón se habría acabado mí no vida. Apreté mis manos con fuerza, me mordí el labio sin saber bien qué decir en esos momentos mientras el desánimo me podía y cerré los ojos notando que estos me picaban.

Qué irónico, hacia siglos podría haberme echado aquella maldición que no hubiera temido nada por lo que irme, había vivido más tiempo del que me correspondía, había viajado por todo el mundo y pocas ciudades y países me quedaban por recorrer. Se podría decir que lo había visto todo y que nada me dejaba atrás como para lamentar el irme… ahora, sin embargo, el vampiro que me había subido sobre su cuerpo y en el que tenía mi rostro contra su pecho notando sus brazos rodearme contra él y su mano enredarse en mí cuello… ni podía ni quería dejarlo atrás. Antes había vivido una época de oscuridad perpetua en la que nada ni nadie me ataba a seguir un día más… pero como había dicho Erlend, él llegó y en ese día cambió todo donde mis noches ya no eran tan oscuras, ni tan frías. Cierto era que no estábamos en nuestro mejor momento, pero el amor que tenía por él no había cambiado ni un ápice sino que se había incrementado ante el miedo de pensar que podría haber muerto… no quería morir, quería pasar más noches a su lado.

Dejé que alzara mi rostro con sus dedos sin quitar mis brazos entorno a su cuello sin querer separarme de él y escuché sus palabras notando que habían caído un par de lágrimas de mis ojos… me sentía devastada ante aquella situación, no era una enfermedad que se podía curar con la sangre, ni cualquier herida que llevara su tiempo de recuperación… era una jodida maldición con una cuenta atrás como si fuera un reloj de arena, y los granos empezaran a caer contando hacia atrás. Lo miré escuchando sus palabras en las que decía que no iba a morir, y que me prometía que me quitaría la maldición que me había puesto la maldita zorra. Preguntó si confiaba en él y ni siquiera pensé la respuesta que salió de mis labios.



-Confío en ti –dije de forma segura aun con el cansancio que se oía en mi voz, con sus dedos quitó el rastro de lágrimas que se había quedado en mi rostro y no me aparté teniendo nuestros rostros tan cerca después de lo que había pasado- si pudiera te entregaría mí corazón para que solamente tú pudieras ser el único capaz de otorgar vida o muerte, ser mi verdugo… o mi salvador –cerré los ojos notando su aliento chocar contra mis labios, aquella situación era tortuosa porque no aguantaba más tanto tiempo de esa forma, dejé que llamara a una de sus esclavas para que le llegara el mensaje a Joe y luego lo miré sin apartarme, tentada de besarle pero sabiendo que quizás no era lo mejor dada nuestra situación. Alcé mi mano y la dejé en su mejilla recorriéndola de forma despacio- Assur… necesito que hablemos –pedí para luego mirar sus labios, llamándome tanto de esa forma necesitada y los volví a subir para mirarlo- ya no es por esto, todos estos días han sido un suplicio y no puedo aguantarlo más, no puedo aguantar esta situación que me carcome por dentro, estar tan separada de ti sin poder tocarte, besarte… -un jadeo escapó de mis labios, cerré los ojos presa del cansancio unos segundos pero me obligué a permanecer despierta- quería esperar a que te recuperaras y estuvieras bien, pero admito que esta distancia y la indiferencia me duelen… y sé que yo tengo la culpa –quería tanto un beso suyo, necesitaba que me besara, que me dijera que todo iba a estar y que juntos podíamos con ello. Mis labios acortaron la distancia dejándolos justo sobre los suyos sin llegar a besarlo- deja de torturarme de esa forma, porque no puedo más… -pedí en un susurro, quizás no era el mejor momento para hablar conforme estaba, pero no podía aguantar otro día más de la misma forma. Lo quería, lo amaba y lo necesitaba… todo lo demás no me importaba.
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Mensaje por Assur Black** Lun Jun 12, 2017 11:35 am

Sus labios estaban cerca de los míos y deseaba tomarlos, eso era un hecho, pero la misma imagen se sucedía una y otra vez en mi cabeza, una que no entendía ¿por que? Quizás no me torturaría de mismo modo si hubiera sido un polvo salvaje en un momento esporádico, sin conversación, sin miradas ..solo sexo.
Para mi el sexo era un instinto, como el de matar, el de comer, algo que el cuerpo necesita, y aunque no entendería que Sun lo necesitara, pues hasta ese día habíamos mantenido relaciones sexuales frecuentes, podía entender que en una fiesta con unas copas...no se.
Pero las miradas iban mas allá de eso. Yo podía follar con mis esclavas, pero nunca las miraba como miraba a Sunshine.

Me dijo que pondría su corazón en mis manos, el mio ya lo tuvo en las suyas y... quizás no era el momento de hablar de esto.
Me relamí los labios resecos por el vaho de ambos, cierto era que no acortábamos distancias mas tampoco nos separábamos, estábamos en punto muerto, como si ninguno supiera como reaccionar en ese momento.
A decir verdad, solo quería encontrar la cura a su maldición, mis celos podían esperar.

La temida frase llego, alta clara “tenemos que hablar” mis ojos en sus labios, dispuesto a acortar la distancia una tregua que se quedo silenciada por sus siguientes palabras, decía no poder aguantar mas esta tortura, la distancia, la frialdad con la que la trataba.
Cerré los ojos con mi frente aun apoyada en la suya, sus brazos rodeaban mi cuello y yo no sabia que hacer exactamente en este momento.

Desde que desperté en la cabaña mis sentimientos habían estado encontrados, una parte de mi, la orgullosa, la que dominaba la bestia solo clamaba venganza y me decía que si lo dejaba pasar, si no hacia nada con respecto a lo sucedido ¿por que no iba a repetirse de nuevo?
La otra me pedía que la besara, que olvidara el orgullo y le diera una nueva oportunidad, que nos la diéramos a decir verdad.
Me sentía estúpido, yo no había provocado esta maldita situación, yo había respetado el tratado y sin embargo ella se había dejado agasajar, mordiendo la copa ante sus ojos dejando que los dedos de este rozaran sus labios.
Mis ojos se tornaron fuego, uno burdeos, la bestia ganaba la partida.

Me mantuve inmóvil, escuchando lo que decía, débil entre mis brazos, jadeando. Acorto la distancia, sus labios se posaron en los míos de forma sutil como si le diera miedo tocarlos después de tanto tiempo, no me aparté, no la bese, solo permanecí ahí,cerrando los ojos, pensando en sus palabras, tratando de aplacar a la bestia, no era el momento de que emergiera.
-¿por que? -susurré con un jadeo contra su boca -¿por que lo miraste así durante el baile? Cuando acabó este os quedasteis anclados en mitad de la pista como si algo mágico os envolviera y fuerais incapaces de moveros en ese momento ¿por que?
Es mas, no acabó ahí tu traición, lo invitaste a beber contigo en el balcón, solos, interesada en su procedencia, en él, dime Sun ¿como tengo que reaccionar frente a lo que vi? Te toco los labios, se lo permitiste...sabes de lo que tengo ganas..de venganza, de hacer exactamente lo mismo.

No sabia nada de relaciones, yo nunca había estado en pareja, para mi esto era nuevo. Habia compartido el lecho con muchas mujeres, mujeres que no solo eran mías, pero que me importaba una mierda a quien mas le abrieran sus piernas..era sexo, solo eso, los sentimientos complican las cosas en demasía.
-No se si es el momento de hablar de esto, ahora mismo no me importa nada de eso, nada mas allá de que te recuperes, encontrar una cura para tu maldición, cuando lo hagas podemos hablar largo y tendido de esto.
Ahora mismo mi mente esta en otra cosa ¿lo entiendes? ¿una tregua? -pedí separando mis labios de los suyos, me sentía tan patético en este momento en el que visualizaba la escena una y otra vez en mi cabeza.

No se si no hablarlo era un error, pero de verdad que no sabia como afrontar esta maldita situación, necesitaba sinceramente su ayuda o yo también me volvería completamente loco ¿se creía que para mi esto no era una tortura?
Y luego estaba esa otra pregunta que me hacia sin parar.


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Mensaje por Tabitha Denveraux Mar Jun 13, 2017 1:34 pm

Sabía que lanzar las palabras de que necesitaba hablar con él sería como destapar la caja de Pandora, sin poder saber qué me iba a encontrar en su interior o lo que pasaría cuando se lo dijera, porque algo tenía muy claro es que todo giraba entorno a aquella noche en la que había acudido a una fiesta de una vieja amiga, y allí había conocido al vampiro. Vampiro que luego había resultado ser miembro de la Orden y que Joe, sin saber muy bien cómo se podía enterar de todo eso, me lo dijo justo la noche en que sin temor alguno le pedí a Assur que bebiera de mi sangre, que viera por sus propios ojos que no había pasado nada y que no iba a pasar absolutamente nada, porque sabía que no se fiaba ni de mí ni de mis palabras… no hacía falta que me lo dijera, era algo que podía saber perfectamente.

Sabía que no estábamos en nuestro mejor momento y que esto de la maldición tampoco fuera un buen escenario en el que mantener la conversación que teníamos pendiente, pero es que realmente no podía aguantar un día más en ese estado, viendo que apenas me hablaba, que apenas me dirigía una mirada y que su trato hacía mí era más distante y frío de lo que nunca había sido… y eso me mataba, muchísimo. Yo quería haber esperado a que se recuperara del todo para mantener aquella conversación, pero llevábamos días así y se me estaba haciendo todo una maldita tortura, un calvario que no sabía si lo merecía a tal extremo, aunque al parecer si lo estaba pasando es porque quizás sí que lo merecía.

Ni siquiera estando como estábamos en los que nuestros rostros estaban lo más cerca que habían estado en días nos tocábamos, o nos besábamos… solo un abrazo de consuelo por una maldición que me habían puesto y que podría acabar con mi existencia, como si aquello mejorara en algo las cosas. Ni se acercaba ni se alejaba de ninguna de las maneras, nos manteníamos a esa distancia sin saber exactamente cómo actuar en esa situación en la que esperaba que me dijera algo, cualquier cosa, para poder ayudar a que la situación pasara y mejorara… no podía con aquello, iba a estallar en cualquier momento y me iba a volver completamente loca. Vi que cerraba los ojos sin apartar su frente de la mía y supe que algo iba a decirme, como si estuviera pensando si aquello era el mejor momento o no para eso.

No se apartó mientras escuchaba lo que tenía que decirle y cuando dejé mis labios sobre los suyos… nada, absolutamente nada pasó; no se apartó, no me besó ni acortó la distancia nimia distancia que separaba nuestros labios. Seguí así hasta que finalmente la pregunta salió de sus labios, un porqué que entendí perfectamente a lo que se estaba refiriendo sintiendo el jadeo que dejó contra mis labios, su segunda pregunta fue por qué nos habíamos quedado mirando de esa forma al acabar el baile, y que según él mi traición no había quedado solo ahí… sino que además le invité a tomar una copa al balcón, interesada en él y además me preguntó cómo debía de reaccionar ante el hecho de que sus dedos rozaron mis labios… para concluir en que lo que tenía ganas era de vengarse, y quizás no le faltaba razón alguna… pero no todo era como él contaba, ni como él decía.

Era cierto que la culpa había sido mía, lo asumía y lo reconocía, que de haber sido la situación al contrario no sabría cómo hubiera reaccionado, o qué le habría hecho a la otra persona… pero no todo lo que decía era como él pensaba, las cosas no habían sido algunas así y ya sabía que tenía que pasar por esto, que me iba a preguntar por todo aquello que vio cuando bebió de mi sangre… pero como le dije en aquella noche, no tenía nada que esconder, asumiría lo que había hecho pero del resto no iba a cargar con ello.



-No tengo una respuesta clara al porqué lo miré así durante el baile, pero te puedo asegurar que no era por ningún motivo en el que se incluya ningún tipo de sentimientos hacia él, porque no sería verdad. Es cierto que lo invité a tomar una copa, pero porque nos habían dejado solos los anfitriones para atender a más invitados y no quería ser descortés con él. Fui educada en todo momento con él y sentí el mismo interés que se puede sentir cuando conoces a alguien por primera vez, supe de dónde era y dado que yo visité su país le pregunté por ello, ¿qué tiene eso de malo?Me sentía débil, pero no me iba a callar ahora que me había preguntado y quería dejarlo claro lo que pasó aquella noche- En ningún momento me insinué, en ningún momento le di a entender que podía hacer o tener algo más que aquella simple y banal conversación sobre las ciudades y cómo estas habían cambiado con el paso del tiempo –hice una pausa, como si me costara hacer las frases tan seguidas- no te puedo culpar por reaccionar así, sé que no confías en mí y es normal que actúes de esta forma conmigo por mucho que me duela… yo no sé cómo habría actuado, pero te aseguro que no le di a entender absolutamente nada, no puse ningún tipo de tono para dejarle ver lo contrario, ni me insinué de ninguna manera de forma indirecta… -no sabía cómo decirle que aunque habíamos estado solos, hablando, por mí parte jamás había habido nada. Fue entonces cuando dijo sobre que me había tocado los labios con el dedo, era cierto, lo hizo… ¿pero por qué no habló también de lo que hice yo?- Ni siquiera esperaba que hiciera algo como eso… me aparté cuando lo hizo, puse distancia y me alejé en ese momento, ¿viste eso también? –Fruncí levemente el ceño, pero solo un momento porque lancé un suspiro estando cansada… cansada por todo en general. Bajé los ojos cuando dijo que tenía ganas de vengarse, de hacer exactamente lo mismo… ¿no se daba cuenta de que su traición sería entonces mayor que la mía? Porque él si la estaría buscando, si la estaría buscando… yo sin embargo no quise aquello, y cuando pasó me aparté para que no pudieran haber más dudas, para que no pudiera haber más errores… sentía que se me estaba juzgando por algo que él creía que yo provoqué, no iba a negarle la forma de mirarle mientras bailábamos, pero después fui educada y cortés con él, y no hice nada, mantuve distancia con él y nuestra conversación fue hacia los sitios que habíamos visto y que me sonaba quizás de haberlo visto en alguno.

No me moví de cómo estaba mientras el silencio reinaba en la habitación y no lo miraba a los ojos, me sentía cansada y dolida por aquello juzgada por algo que no hice, pero sabiendo también que nada de lo que dijera iba a creerme porque no confiaba en mí y no se creería ninguna de mis palabras… no sabía qué hacer en esa situación, ni cómo hacer para que me creyera o recuperar su confianza… me mordí el labio con fuerza obligándome a aguantar las consecuencias aunque quizás no todas las mereciera, y a evitar que las lágrimas cayeran de mis ojos, dolida por todo. Escuché sus palabras en las que decía que no sabía si era el mejor momento, y yo me pregunté si alguna vez lo sería, que no importaba nada salvo encontrar una cura y quitarme la maldición… pero yo, en el fondo, sabía que eso no era del todo cierto, que sí importaba aunque él no quisiera decirlo. Me pidió una tregua notando como se apartaba poniendo algo de distancia y subí mis ojos para verlo, sin saber muy bien lo que quería decir con una tregua… ¿tregua de qué, exactamente? Negué con la cabeza sin dejar de mirarlo, dolida y cansada, como si fuera una niña pequeña que se negaba a aceptar una orden de su padre y se quería revelar… aunque quizás, en el fondo, iba a ser lo mejor.


-¿Una tregua…? ¿Qué tregua? –No me gustaron sus palabras, pero, ¿iba a forzar algo que quizás no debía ser forzado? Cerré los ojos de nuevo y lancé un suspiro, derrotada y sobrepasada por aquella situación… yo quería arreglar las cosas y él me pedía una tregua sin saber a qué se refería exactamente con aquella tregua- ¿Y si esto dura más de varios días? ¿Y si dura semanas… meses? –Abrí los ojos para centrarlos en los suyos- ¿Y si no hay cura para esto… y si no hallamos nada? –No quería ponerme en lo peor, pero en esos momentos… empezaba a derrumbarme, y no quería- Confío en ti, y sé que si hay alguna cura o alguna forma de pararlo sé que darás con la manera pero… quiero que me prometas algo –lo miré de forma fija- si no la hay… -paré, porque me costaba hasta decirlo notando que me picaban los ojos- no dejes que esto me mate… no dejes que muera por esta maldición –no supe si sabía, exactamente, qué era lo que le estaba pidiendo y mi frente cayó contra su pecho sin atreverme a mirarlo a los ojos para pedirle aquello- quiero que seas tú quien acabe con mi vida –mi mano se aferró con fuerza a su camisa- prométemelo Assur… prométemelo… -mi voz se iba perdiendo con la fuerza ante lo débil que estaba, notaba que más que nunca la inconsciencia se apoderaba de mi cuerpo y que me costaba mantenerme despierta en esos momentos. Momentos en los que me sentía sobrepasada, desesperada… donde veía más que nunca la oscuridad como único final.
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The Black Curse ~ Privado Empty Re: The Black Curse ~ Privado

Mensaje por Assur Black** Mar Jun 13, 2017 4:48 pm

Escuché su relato, palabra por palabra la hubiera interrumpido infinidad de veces para rebatirle, mas fuerzas es lo único que ella no tenia y yo no estaba dispuesto a arrebatarle ni un solo jadeo mas por tener que seguir explicándome sus actos.
Mas en ese momento su siguiente frase llego alta, clara a mis oídos, creo que hasta con cierto tono de reproche.
“ Ni siquiera esperaba que hiciera algo como eso… me aparté cuando lo hizo, puse distancia y me alejé en ese momento, ¿viste eso también? “
Según ella eso paso cuando el tipo ese le toco los labios.
Mi mirada se alzó convertida en fuego, respiración errática que chocaba brusca contra sus labios, fruto de la ira, de la necesidad, de una lucha interna que me devastaba por dentro.
-No, no quería ver mas y me aparté -reconocí.

La creía ¿por que mentirme si podría con facilidad descubrir su engaño, mas ¿no había visto suficiente hasta ese momento como para mantenerme firme?
Mi orgullo hablaba, fuerte, inquebrantable, parecía una piedra, frente a mi había desplegado todos los escudas tratando de proteger algo que no latía en mi pecho desde hace demasiado.

Mis palabras sonaban duras, era una huida, no quería hablar del tema, ella y su estado era la escusa, pero en el fondo la verdad es que era un cobarde, reconocer que solo quería besarla era algo que me dejaba en una posición vulnerable, así que me atrincheré tras mi orgullo, elevé la bandera de mi propio ego y pedí una tregua que no era justa ni para mi, ni para ella.

Ella se desesperaba por mis palabras, como si le dolieran mas que la misma marca, sus dedos aferraron mi camisa pidiendo que me explicara, posiblemente porque como yo entendía esa tregua por el fin momentáneo de nuestra relación y creo que era capaz de leer en mi mente la palabra vendetta.
Sus ojos me buscaban, sus palabras me quemaban ¿y si no había una cura?
Me removí en el lecho, acortando la distancia, si es que en algún momento la haba interpuesto, acaricié su pelo suavemente.
-Encontraremos el modo Sun, te lo prometo -susurré contra su pelo sin dejar de acariciar con mis dedos su piel.

Entonces me hizo una petición necesaria, no quería que la maldición la matará y entendí a la perfección que no quería sentirse tan débil, tan indefensa, tan vulnerable..quería que antes de apagarse yo y no otro, acabara con su dolor..claro que ella no sabia, no pensaba contarle que yo tenia otro plan bien distinto al que podría tan siquiera imaginar.

Su cuerpo cedía, su respiración se tornaba pesada, la sentía tan cansada, a punto de caer rendida entre mis brazos, desfallecer.
Me recosté en la cama con ella, apartando cada mechón de pelo de su rostro perlado, mis ojos no dejaban de buscar los ajenos, tenia miedo y reconocerlo me mostraría débil ante sus ojos.
-Duerme -susurré contra sus labios.
Atajé la distancia, a la mierda la tregua, a la mierda mi orgullo, no iba a desaprovechar ni un segundo de tiempo.
Las cosas vistas desde la inmortalidad se ven distintas, sabes que tienes una eternidad para enmendar errores, o para jugar al gato y al ratón, perderte en los siglos.
Hoy sentía todo efímero, apenas un suspiro la separaba de la vida, frágil era hoy su cuerpo y por ende nunca la sonetiza mas bella de lo que era en este instante.

Sonreí contra su boca,mi mano atrapó su nuca, para orillarla contra mi, para enredarnos en un beso lento, húmedo y sentido que dijo todo aquello que yo era incapaz de decir.
Pasé la noche vigilando su sueño, acariciando su perlado rostro, calmando sus dolores con caricias y pensando el modo de librarme de esta pesadilla.

Con la noche llegó mi hermano, sabia que era algo urgente y allí estaba con la cazadora mirándonos de frente.
Les hice un gesto para que guardaran silencio, no quería despertarla, aun dormía estrechada entre mis brazos.
-Joe, la gitana, necesito dos osas de ella. Una información, necesito que me diga el modo de librarla de esta maldición.
Destapé lentamente a Sun, alzándole la camisola que le había colocado para que estuviera cómoda.
En su vientre las runas, por la mirada de mi hermano, mucho mas ducho en la brujería que yo supe que eso tenia muy mala pinta.
-La segunda ...-guardé silencio, pero mi hermano no necesitó palabras para leer en mi mente lo que pensaba hacer.
Negó, gruño y de un portazo se largó dejándonos solos a los tres, supongo que tenia que asumir ...


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The Black Curse ~ Privado Empty Re: The Black Curse ~ Privado

Mensaje por Tabitha Denveraux Miér Jun 14, 2017 6:45 am

Estaba tan débil en esos momentos que ya no sabía qué más hacer para que el vampiro me creyera, para restaurar la confianza perdida que tenía en mí, para que viera que nada de lo que había pasado en aquella fiesta cambiaba, ni por asomo, lo que sentía por él en esos momentos y lo que siempre sentiría. Me sentía perdida como si no pudiera encontrar el camino correcto, y tener ahora aquella maldición no era algo que solucionara ni arreglara las cosas… sino que las empeoraba todo aún más. Yo quería hacerle ver que aunque él me hubiera rozado los labios, aunque me hubiera lanzado aquellas palabras y lo que quizás quería decir tras ellas… yo no le seguí, no le di motivos para pensar que yo quería lo mismo que él buscaba. Que no le miré de ninguna forma en concreto, que mis palabras no habían sido dobles hacia él para que pensara que podría pasar algo… que cuando rozó mis labios lo que hice fue alejarme, fue apartarme e incluso decirle que no debería de perder el tiempo conmigo porque ya tenía a alguien, y no iba a traicionarlo.

No sé por qué no vio eso también cuando bebió de mí sangre y no iba a ponerme a discutir por ello, sabía que no le gustaban mis palabras y que quizás no las creyera… pero no podía hacer otra cosa. No conforme estaba en que notaba el cansancio por todo el cuerpo, me sentía débil y pese a todo odiaba que me viera de esa forma, y todo por la maldición que la zorra me había puesto y que me hacía estar de esa forma. De estar en condiciones normales habría sido implacable hasta que el vampiro viera que tenía razón, hasta hacerle ver que no me importaba nada ni nadie en aquel mundo salvo él, que nada me dolía más que la indiferencia con la que me trataba, la distancia entre nosotros y la frialdad con la que nos habíamos mirado en aquellos últimos días.

Terminó por reconocer que no había podido aguantar y no había visto nada más, si no se hubiera apartado habría visto como me apartaba de él, pero igualmente no podía culparle porque… ¿qué hubiera hecho yo en su situación? Me dolía que me dijera que quería hacer lo mismo, que buscaba una venganza por lo que yo había hecho y me dolieron sus palabras, porque aunque yo no había buscado ni provocado nada si él hacía eso… lo estaría provocando directamente, lo estaría buscando y no era lo mismo ni de lejos. Empezaba a desesperarme con cada segundo que pasaba, decía sobre una tregua pero sin embargo no me decía con exactitud qué era aquella tregua y mis temores y mis miedos emergían. Me mordí el labio cuando supe que la tregua significaría terminar con lo que teníamos, y me negué, me negué en rotundo casi como una pataleta a aquello, como si fuera una niña pequeña a la que le dicen que se vaya a dormir y no tienes sueño… no quería una tregua, no podía aguantar aquellos días sabiendo que lo nuestro se había terminado –aunque fuera momentáneamente- mientras sentía que naufragaba en mi interior por aquello… no era mi mejor noche, ni de lejos.

La incertidumbre me embargaba y no podía evitar tras todo aquello en ponerme en lo peor, sabía que si había alguna forma de parar y curar aquello Assur la hallaría y la encontraría, haría lo que fuera por quitarme la maldición y no podía evitar ponerme en la peor de las situaciones… ¿y si no había cura? ¿Y si no había forma de pararlo? Pude comprobar que cuando le expresé mis miedos al vampiro, esa misma incertidumbre tras decirle que no quería una tregua, pude ver cómo se removía inquieto en el sitio quizás al no pensar en esa posibilidad… una que quizás existiera. Si resultaba que al final aquello no tenía cura ni se podía parar, sin duda alguna, no quería que aquello me arrebatara la vida y me llevara, prefería que el vampiro que tenía frente a mí acabara con mi existencia a dejar que me consumiera del todo.

Mi frente estaba contra su pecho, mi mano aferraba con fuerza su camisa incapaz de mirarlo en ese momento en el que le pedía, sin duda alguna, que si no podían hacer nada por salvarme… que me matara. Quizás no estaba siendo justa con él, quizás en esa petición estaba siendo tremenda egoísta, ¿podría yo matarlo de ser al contrario? No lo sabía, no podía acabar con su vida para no volver a tenerlo nunca más, yo sería incapaz de matarlo aunque supiera que le quedaban segundos vida, no podría acabar con su existencia y recé porque si llegaba el caso a él no le temblara el pulso como me temblaría a mí sin duda alguna.

Sus labios estaban en mí pelo asegurándome, prometiéndome, de que encontraría la forma de salvarme, su aliento rozaba mi pelo y yo me quedé quieta contra su pecho con los ojos cerrados aferrando su camisa, cansada y débil, mientras su mano acariciaba mi pelo y la otra recorría mi piel en una lenta caricia. Acabó por recostarse sosteniéndome entre sus brazos, sus labios acortaron la distancia y sobre los míos me dijo que me durmiera, apartó varios mechones de mi pelo sintiendo su aliento en mis labios mirándonos de forma fija, y a pesar de todo el cansancio que llevaba encima… me negué. No quería dormir, en cierta parte me daba miedo lo que pudiera pasar aunque no iba a decírselo al vampiro, no quería poner peor las cosas.


-No quiero dormir… -reconocí con la voz cansada, como si el sueño ya se apoderada de mí sin apartar mis ojos del vampiro. Mi respiración pesada chocaba contra sus labios notando su aliento en ellos, sonrió de esa forma que tanto me gustaba y sentí su mano subir hasta mí nunca para acercarme a él y restar toda distancia que hubiera entre ambos. Mi mano aferró con fuerza la camisa sin querer separarme en un beso más que necesitado, sentido, lento, húmedo en el que nuestros sentimientos y todo lo que callábamos hablaban por sí solos. Mi mano subió a su pelo enredándola allí para que el vampiro no se separara, un jadeo que salió de mi boca y que murió en aquel beso y mi cuerpo buscándolo en todo momento, necesitando su contacto más que nunca, necesitándolo a él más de lo que nunca lo necesité. Dejé un beso más corto antes de separarnos del todo y mi mano bajó para acariciar su rostro- no te separes, no te alejes nunca Assur… por favor… te necesito... -pedí antes de dejar que el sueño me venciera y me perdiera en la inconsciencia pero que, incluso así, de alguna forma podía notar el cuerpo del vampiro sin separarse del mío, estrechándome entre sus brazos, recorriendo mi rostro con sus dedos en una caricia lenta, como si todo lo que necesitara y si es que no lo era, fuera a él. Estaba tan perdidamente enamorada de aquel vampiro, que no me había dado cuenta hasta tal grado en el que lo estaba.

En un momento dado de la noche en la que en aquel sueño pude rememorar el momento del callejón, como si el sueño me transmitiera la preocupación que surcaba mi mente, sentí como de nuevo me ponía aquella maldición que llevaba y justo cuando los dedos de la hechicera tocaron mi vientre me desperté de golpe, incorporándome en la cama ante aquello jadeando de forma rápida con la respiración errática, y la leve quemazón como recordatorio de que no había sido un sueño. Mi mano bajó al vientre y sentí que el vampiro me acariciaba para tranquilizarme y reconfortarme, volvió a recostarme en la cama mientras yo me aferraba a él, sintiendo sus caricias en la espalda y en mi pelo, sus labios dejar un beso en mi frente y después volver a besarme de nuevo en lo que yo no soltaba mi agarre sobre él. Me tranquilizó hasta el punto de que caí de nuevo rendida por el sueño, con su olor envolviéndome, sus manos acariciando mi cuerpo y sus labios en mi frente como si fuera una niña pequeña en mitad de la noche que había tenido una pesadilla, y el vampiro fuera lo único que me salvara de ella. Volvía decirle de nuevo que lo sentía, aunque él no me respondió y si lo hizo… no fui consciente de ello.

No supe cuánto tiempo había pasado solo que cuando volví a abrir de nuevo los ojos el vampiro no se había movido de mi lado, seguía rodeándome con sus brazos aunque notaba otra aura más en la habitación, al llevar mi vista al lugar me di cuenta de que la prometida de Joe estaba allí, eso quería decir que Joe había acudido y quizás pudiera aportar algo de información a todo aquello. Me incorporé notando que estaba algo mejor, al menos mejor que cuando había pasado todo, y miré a Assur dándome cuenta de que me había cambiado de ropa y ni me había enterado. Me pedía que no me moviera pero alcé una mano, podía moverme, era como si ayer hubiera drenado de alguna forma mis fuerzas y mi energía pero en esos momentos, salvo que tenía algo de hambre porque ayer no había conseguido alimentarme… me encontraba bien.


-Estoy bien –le dije mirándole a los ojos, no mentía, salvo por la falta de alimento sentía que el sueño había reparado mis energías- necesito alimentarme, pero es como si ayer me hubiera drenado de alguna forma mis fuerzas y la energía… me encuentro bien, algo hambrienta, pero bien –volví a mirar al vampiro- De verdad –volví a decir y me incliné para buscar sus labios con los míos, no queriendo pensar que lo de ayer había sido un sueño, necesitándolo en esos momentos en los que poco me importaba que no estuviéramos solos, necesitaba sentirle y había pasado muchos días sin poder siquiera acercarme más de lo necesario. Me separé para mirarlo a los ojos, se notaba que él también estaba cansado y es que no se había recuperado del todo- ¿estás bien? –Pregunté en un tono, tan bajo, que la cazadora ni nos hubiera escuchado aunque lo intentara- ¿Y Joe? ¿Ha dicho algo, sabe algo? –Por favor, por favor… que hubiera alguna forma de parar aquello. No podía dejar al vampiro, no quería irme ahora que lo tenía conmigo.
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Mensaje por Joe Black Miér Jun 14, 2017 2:20 pm

La noche anterior un mensajero de mi hermano me cito en su mansión nada mas cayera el sol, por el modo en la que Assur escribió la nota, podía notar la importancia que tenia que acudiera de inmediato, algo debía haber sucedido, algo de vital importancia y dado que me habían llegado preocupantes informaciones sobre la devastación del consejo y el estado grabe de mi hermano que se había encerrado a cal y canto en la mansión, todo me hacia sospechar que algo tenia que ver con eso esta inmediata invitación.

Habia quedado con Dan, pero nuestros planes tendrían que esperar, así que le pedí me acompañara a casa de mi hermano, seria una visita de cortesía y podríamos irnos a seguir con nuestros planes masoquistas.
Sobre la negra montura cruzamos una desierta París. Así alcanzamos esa mansión completamente vigilada pero que no nos puso problemas para ser cruzada, nos esperaban.

En la habitación mi hermano abrazaba a una desmejorada Sun, no pidió que guardáramos silencio y entre susurros me dijo que había sido maldita, iba a alegar que ya seria menos y que no conocía peor maldición que la de aguantar a mi hermano por toda la eternidad, mas cuando levantó la camisa y vi las marcas en su vientre supe que se trataba de algo serio, por eso mi hermano me pedía que llamara a la gitana que ambos tan bien conocíamos.

Fue lo que no dijo y pensó lo que me desesperó, entre los gruñidos de una bestia y los ojos escarlata abandoné la habitación dando un portazo tras atravesar la puerta, obvio era que me parecía un desatino su decisión, es mas, se lo hice saber, pero conocía a Assur Black, una vez una cosa se le metía en la cabeza, eso y no otra cosa es lo que hacia.

Regresé a la mansión una hora después con la gitana, la había puesto al tanto de todo y por el cariño que a ella me unía, esperaba sinceramente que hiciera entrar en razón a Assur, pocas soluciones daba aquella mujer, para todas ellas necesitaban tiempo uno que la parecer no tenían...o no el suficiente según ella y las circunstancias que ahora mismo acontecían en la familia Black.
Con el nuevo consejo formándose, la licantropa queriendo matar a Assur y con un sin fin de inquisidores buscando nuestra sangre, solo nos faltaba que una maldición cayera encima de la novia de mi hermano.
Por no contar que la chiquilla de Assur parecía no atravesar con él su mejor momento.
Assur se mantenía en pie, pero algo me decía que si esa tal Hania se largaba de su lado..Assur era capaz de cualquier cosa.
No quería meterme en sus asuntos, de echo ni siquiera conocía a la rubita mas que de vista, pero si me veía en la necesidad de interceder, lo haría. No permitiría que dos mujeres destruyeran a los Black y la culpa sin duda alguna era del propio Assur Black, los sentimientos son una pesada lacra que te puede destruir y mandarte al confín de los tiempos.

Assur se retiró a otra sala con la gitana, me negó que yo los siguiera, posiblemente porque sabia que aquello que iba a proponerla no era ni de lejos algo que yo aceptaría.
Con el gesto sombrío mire a ambas mujeres que habitaban la estancia, sumido en mis pensamientos no emití ni una sola palabra.


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Mensaje por Danerys Garnert Jue Jun 15, 2017 7:45 pm

Esa noche como muchas otras Joe iba a recogerme a casa para pasar otra noche juntos, cada cual más dispar y diferente que la anterior, sin poder imaginar que nos acontecería esa noche a los dos. Cuando lo vi llegar y anunciaron que ya estaba allí solo cuando nos quedamos a solas dirigiéndonos a su caballo fue que me dijo que debíamos de cancelar los planes momentáneamente, que había recibido una nota de su hermano y que debía de ir a verlo, me pidió que lo acompañara a su mansión y así lo hice, montados a lomo de su negro corcel atravesamos la ciudad hasta llegar a la mansión donde residía el vampiro. Había que decir que estaba bastante custodiada y me pregunté qué habría pasado desde la última vez que nos habíamos visto, en aquella visita de cortesía que nos hicieron donde lo había conocido. Nos dejaron pasar como si supieran que llegábamos y pronto nos adentramos en el interior, subiendo las escaleras hasta dar con aquella habitación enorme, con una cama enorme también, donde residían tumbados los dos vampiros.

Assur abrazaba al rayo de sol quien estaba durmiendo, y si él tenía mal aspecto… la vampira no es que tuviera uno mejor. Costaba decidir quién de los dos se encontraba peor, quizás ella por estar durmiendo y él estar despierto, cuidándola entre sus brazos. Nos pidió silencio y fue entonces cuando le contó a Joe lo que pasaba, pude notar como él miró aquellas marcas que se notaban incluso sin acercarte demasiado a verlas, contrastaban con su pálida tez por lo negras que estaban y noté al vampiro tensarse a mí lado. Assur le pedía que le trajera a la gitana que me había presentado en el campamento para ayudarle, no me extrañaba, por lo que me había dicho Joe era alguien poderosa y que había vivido también por milenios.

Fue algo que no pude comprender qué era lo que hizo que Joe rugiera a mi lado, algo que Assur no dijo del todo pero que el vampiro entendió perfectamente, cuando lo miré ese color escarlata asomaba de sus ojos y sin decir palabra alguna se largó, dando un portazo, y dejándonos allí a los tres. Miré la escena que tenía enfrente, según había dicho él estaba maldita y no sabía que pudiera pasarle eso a un vampiro. Parecía que era algo bastante grave para tener que llamar a la gitana, y en esos momentos, no supe muy bien qué hacía allí sola en la habitación. Se le veía preocupado y aunque era una maldita hija de puta y no habíamos empezado con buen pie, no me alegraba de su dolor y de lo mal que lo estaba pasando.


-Espero que pueda ayudarte –dije mirándole antes de tomar asiento en el sillón que había en la habitación, lo decía de verdad y sin ironías en mi voz. No hablamos nada en el tiempo, eterno, que tardó en volver el vampiro con la gitana con él, pero sí pude darme cuenta de la forma en que la miraba mientras ella ajena a todo dormía, finalmente llegado un punto despertó y se incorporó en la cama diciendo que estaba bien, su mirada se fijó en mí y le hice un gesto con la cabeza sin querer meterme, preguntó por Joe y al poco rato fue cuando llegó con la gitana. Assur y ella se fueron para hablar a solas dejándonos a los tres de nuevo en la estancia. Me levanté para acercarme a la cama y me senté en el borde, la mirada de la vampira estaba fija en mí- ¿puedo verlo? –Pregunté a lo que ella se levantó el camisón, mi dedo rozó su piel notando como aquello parecía estar marcado y grabado en su piel, desprendía hasta cierto calor y parecía que era algo muy, muy jodido y peligroso. Me miró cuando retiré el dedo, como si pensara que me alegraba por ello o algo por el estilo y lancé un suspiro- seré una hija de puta rayo de sol, pero no me alegro de algo que yo no he causado. Espero que esa mujer te ayude, de verdad –fue lo único que dije levantándome para mirar al vampiro que, en silencio y sumido en sus pensamientos, permanecía de pie ajeno a todo. Me acerqué a su lado y solo pareció salir de donde estuviera cuando la voz de Sun lo llamó para preguntarle por lo que había dicho la gitana, y por qué se habían ido a hablarlo a solas… pero él parecía que no iba a hacer mención alguna. Me quedé al lado del vampiro y puse mi mano en su brazo, parecía turbado por algo- Joe –lo llamé para que bajara sus ojos a mí mientras esperábamos a que los otros dos volvieran, sabía que le pasaba algo al vampiro y seguramente no hablaría delante de ella- ¿quieres irte o prefieres que nos quedemos? –Y el hecho de no saber yo tampoco no ayudaba a poder ayudar en nada, estaba igual de perdida que el rayo de sol quien miraba a Joe como si intentara hallar una respuesta.
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Mensaje por Assur Black** Vie Jun 16, 2017 7:21 am

La puerta de la habitación se abrió, mi hermano y su prometida cruzaron el umbral, admito que la otra vez que los vi no les daba ni dos días. Se notaba esa atracción sexual pero...era imposible que pudieran tener algo mas que eso, se odiaban por ser razas enfrentadas, sin embargo cuando mentalmente mi hermano leyó lo que pensaba hacer cuando volviera con la bruja, cuando este gruño con los ojos de la bestia apoderándose de él, no vi miedo en ella, de echo, mas bien veia preocupación...no entendía su relación, pero ¿podía yo juzgarla cuando no era capaz ni de llevar la mía?

Llevé el dedo a mis labios para que guardaran silencio, entre mis brazos Sun dormía plácidamente y después de la noche que habíamos pasado prefería que siguiera haciéndolo.
El portazo de Joe la despertó, el silencio reinaba en la habitación pese a que Sun trataba de fingir sentirse bien, solo hambrienta.
Recorrí con mis labios su cuello con delicadeza, mi lengua marcó su yugular hasta alcanzar el lóbulo de su oreja.
-Ahora pediré que venga una de mis esclavas -susurré

Dan era cazadora, no quería una escena en la que  viera como se alimentaba delante de ella, no sabia hasta que punto ella había presenciado como nos alimentábamos. De echo Joe no tenia esclavas de sangre, el cazaba cada noche.
Dan y Sun conversaban para mi sorpresa la cazadora se mostró cercana con ella, pero mi mente ahora mismo estaba en otra parte y ni una palabra escapó de mis labios no hasta que Joe volvió con la anciana.

Me alcé del lecho  rápidamente y me acerqué a la gitana fundiendome en un abrazo con ella, parecía cansada, su cuerpo estaba debilitado por el paso de los años, pronto llegaría el fin de su vida en ese cuerpo y de nuevo saltaría al de la próxima niña.
Nos quedamos un tiempo a solas, ella me explicó a la perfección como siempre hacia, los riesgos que mi decisión entrañaría, pero como yo..estaba de acuerdo en que ganar tiempo era primordial si de verdad quería salvarla.
Se guardó para contar frente a ella la opción que teníamos para arrancar esa maldición de su estomago, pero lo primero era lo primero y ahora teníamos que prepararlo todo.

Regresamos a la habitación, le dediqué una sonrisa a Sun y pose mi mano en el hombro de Joe mano que apartó como si quemara, sabia que mi decisión le molestaba, es mas, le dolía pero ninguno de nosotros era muy dado a expresar sentimientos, ni siquiera entre hermanos
Respeté su silencio, como hubiera respetado su decisión y con un simple asentimiento le pedí a la bruja que empezara con el hechizo.

En el suelo marcó una especie de pentagrama lleno de símbolos, no entendía nada, la magia nunca llamó mi atención, por contra Joe seguía cada trazo con la mirada, paso tiempo con la gitana y algo de ella aprendió.
Fue entonces cuando  Ilhan llamó a mi puerta, su rostro estaba desencajado, sabia que algo iba mal con Hania, me desesperé al ver como extendía el brazo y un sobre dejaba en mi mano.
Tensé el gesto, apreté los dientes y caminé hacia el mueble del viejo escritorio de roble para dejar allí el sobre.

Mi mirada vidriosa se desvió hacia la bruja y las runas que aun pintaba con sangre sobre el piso, no tenia ganas de hablar, ni una letra de esa carta había leído y sin embargo...sabia su significado.
Todo estuvo preparado, cuando la gitana me lo indico caminé hacia Sun y le tendí la mano, sonreí sin ganas, estaba destrozado.
Justos nos adentramos en ese pentagrama, mis labios acortaron de nuevo la distancia que nos separaba, acaricie con mi indice su inferior dibujándolo despacio.
-No puedo perderte..-casi supliqué dándome igual quien me escuchara, parecer débil -esto nos ayudará a ganar tiempo.
Cerré los ojos al escuchar la voz de a gitana potente empezar con el hechizo. Rodeé con mis brazos el cuerpo de ella en plan protector, su cabeza en mi pecho y mis labios en su frente mientras el fuego nos rodeaba a los dos.
Media alma acariciaba a Sun ,la otra había partido con Hania y para mi, nada quedaba.


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Mensaje por Tabitha Denveraux Sáb Jun 17, 2017 6:55 am

No sabía que era lo que estaba pasando en esos momentos en los que desperté de aquel sueño, pude notar siquiera antes de centrar mi mirada en algo que no fuera el rostro de Assur el aura de la prometida de Joe que estaba en la habitación, y de alguna forma supe que había acudido a la petición de Assur, quizás él pudiera darnos alguna pista de aquello que me había puesto aquella zorra con la maldición, alguna forma de pararlo, alguna manera de quitarla. Me incorporé en la cama notando que estaba mejor que ayer, estaba hambrienta pero al menos notaba que volvía a tener las fuerzas conmigo y que no estaba tan débil y cansada como había estado el día anterior. Apoyé mi espalda contra el cabecero de la cama y mis ojos por un momento se fijaron en la cazadora, parada de pie en la estancia como si no supiera realmente qué hacía allí, de hecho, hasta lo pensaba porque podía leer con facilidad aquello que pasaba por su cabeza.

Sentí los labios del vampiro recorrer mi cuello y mi vista se centró en él, no tenía tampoco un buen aspecto y algo me hacía entender que se había pasado la noche en vela cuidándome por el aspecto cansado que presentaba, sabía que era lo que menos necesitaba en esos momentos, que él venía de unas heridas que aunque ya estaba totalmente fuera de peligro aún tenía que curarse, comentó que enviaría una de sus esclavas para alimentarme y no hice comentario alguno. Assur tampoco me respondió exactamente dónde había ido Joe ni qué es lo que había dicho, estaba callado sumido en sus pensamientos recostado a mí lado. Mis ojos lo observaron de forma fija y me mordí el labio por ello, sin saber si sus silencios eran buenos o malos.

La cazadora se acercó por el otro lado hasta donde me encontraba, se sentó en el borde de la cama y me pidió si podía verlo, mis manos deslizaron hacia arriba el camisón para que pudiera ver las marcas, sus dedos se pasaron por las marcas notando su cálida piel contra la mía, que seguía más caliente de lo normal para ser la piel de un vampiro. Casi podía pensar que podría disfrutar con aquello, ¿por qué no? Yo no era nada para ella salvo otra vampira más, algo que ella cazaba y así habría una menos por el mundo. Pareció que mi mirada le dijo todo lo que necesitaba y sin corte alguno me respondió que aunque era una hija de puta, no se alegraba de aquello a lo que sonreí de lado y enarqué una ceja por sus palabras.

Podía leer en ella ciertas cosas, su mente iba entre varias cosas que llevaba en mente y vi que esos dos seguían igual, Joe seguía jugando con fuego pero al parecer le gustaba quemarse con aquella mujer por lo que había visto. No quise ver mucho más allá y la vi alejándose, no sin antes decir que esperaba que la mujer me ayudara, ¿qué mujer? Me pregunté ya que no sabía absolutamente nada de lo que estaba pasando en esos momentos, sin saber qué me había perdido mientras estaba durmiendo. Mi mirada buscó la de Assur quien seguía sumido en sus pensamientos, mi mano acarició su mejilla sabiendo que si él le había pedido ayuda a Joe sería porque quizás él tendría más noción que la que tenía el propio vampiro.

No supe cuánto tiempo pasó hasta que la puerta de la habitación volvió a abrirse de nuevo, esta vez dejando paso a Joe quien venía con una mujer mayor. Lo primero que llamó mi atención fue su aura, brillaba con intensidad y pude ver la magia, poderosa, que había en aquella mujer. Algo más que no logré percibir pero que había en aquella mujer, Assur se levantó de la cama y se abrazó a ella para luego irse los dos a solas, ni siquiera dejó que Joe los acompañara y allí nos quedamos los tres en la habitación. Miré el rostro del vampiro quien no miraba a ninguna, se mantenía callado y sumido en sus pensamientos como había estado Assur, y me mordí el labio.


-Joe –lo llamé para captar su atención, noté sus ojos puestos en mí pero no dijo nada al respecto, con mi mirada le dije todo lo que necesitaba, lo que quería saber, pero no hizo comentario alguno al respecto y yo me desesperé un poco… joder, necesitaba saber qué iba a pasar con aquello, si había alguna forma de salvarme o si por el contrario estaba totalmente condenada. No dijo nada, ni siquiera le contestó cuando la cazadora le habló y eso me hizo fruncir el ceño, ¿por qué tanta seriedad? Eso me hizo pensar que quizás es que no había forma, porque entonces no entendía la cara que traía el vampiro. Minutos más tarde Assur y la mujer mayor volvieron de nuevo a la habitación, me sonrió pero yo no estaba tranquila del todo después de ver la cara de Joe, y que no me hubiera dicho nada en absoluto. Ella pronto comenzó a dibujar algo en el suelo, un pentagrama como muchos símbolos que no conocía de nada mientras la veía dibujar centrada en lo que hacía. Noté otra aura más cerca de la habitación pero no presté mucha atención cuando supe quién era, quizás quería comentar algo y mis ojos seguían fijos en aquella mujer y en lo que dibujaba en el suelo. Mi vista se fijó en el sobre que llevaba el vampiro cuando Ilhan había abandonado la estancia, ni siquiera pasó de la puerta, y mi vista volvió de nuevo a la mujer quien parecía que estaba terminando con lo que hacía en el suelo.

Esta miró al vampiro haciéndole una seña como que ya había terminado y fue cuando se acercó a mí, con esa sonrisa en el rostro pero que en el fondo me hacía pensar que había pasado algo, que algo no entendía de todo aquello, porque conocía los gestos del vampiro y sabía que algo no iba bien, quizás intentara tranquilizarme pero así no lo lograba demasiado. Esos ojos que ya había visto una vez volvían de nuevo a aparecer, brillantes por un motivo diferente que me hizo mirarlo de forma fija. Tomé su mano y me dejé guiar hasta el centro de aquel dibujo observando su rostro más de cerca, mi mano subió a su mejilla acariciándola con el pulgar de forma lenta, suavemente. ¿Ya iba a comenzar todo? ¿Con lo que quisiera que fuera a hacer aquella mujer… la maldición se quitaría? No sabía nada, no entendía absolutamente nada de nada… pero no terminaba de convencerme la cara que traía el vampiro.



-Assur… -dije antes de que sus labios acortaran la distancia a los míos, los busqué para darle un beso sin saber por qué comenzaba a ponerme nerviosa con cada segundo que pasaba. Al separarnos pero quedando nuestros rostros cerca todavía su pulgar dibujó mi labio inferior, recorriéndolo de una pasada muy lenta y suave, sin que quitara mis ojos delos suyos- te quiero –dije contra sus labios en un tono bajo, rozando nuestros labios con cada palabra. Cerré los ojos un instante tras escuchar sus palabras y los abrí para mirarlo, rodeando su cintura con mis brazos sin querer apartarme de él- no vas a hacerlo… -mis palabras sonaron contundentes, pero ambos sabíamos que en mí no cabía dicha decisión, que si por mí fuera jamás lo abandonaría, ni lo perdería. Pero… es que no podía ver así al vampiro, me mataba verlo de esa forma y a mí me carcomía por dentro que estuviera así por mi culpa. Fruncí el ceño cuando dijo que aquello nos ayudaría a ganar tiempo… ¿tiempo?... ¿no se suponía que aquella mujer iba a curarme la maldición?- ¿Assur? –Pregunté sin estar segura de nada, viendo que la mujer comenzaba con aquellos cánticos, que el vampiro cerraba los ojos y que me abrazaba rodeando mi cuerpo pegándome contra él- ¿Qué vas a hacer, maldito demonio? –Las llamas pronto nos rodearon mientras la mujer seguía cantando y yo miré al vampiro sin saber qué hacía, porqué seguía en mitad de todo aquello... ¿qué narices estaba haciendo?- ¡No! –Dije intentando separarme de su cuerpo, de que se alejara, se apartara… comenzaba a desesperarme por momentos porque no podía alejarlo, él era más fuerte que yo y débil al no estar alimentada nada podía hacer para apartarlo de aquel círculo y que me dejara a mí sola- ¡no lo hagas! –dije porque no quería que nada tuviera que ver con esto, solo me afectaba a mí, no podía permitir que hiciera nada para ganar tiempo… no si eso lo implicaba a él, lo condenaba a él de alguna forma. Me apretó contra su cuerpo como si supiera lo que quería hacer y no me dejara, no iba a perdonarme nunca que algo le pasara por llevar aquella maldición, no sabía qué estaba haciendo, no sabía para qué eran esos cánticos, ni los dibujos… ni nada. Solo sabía que implicaba a Assur con aquella maldición para ganar tiempo… y no lo quería, no si era él quien tenía que sufrirlo- Assur… -murmuré vencida contra su cuerpo, aferrando con fuerza su camisa con mis manos en su espalda abrazada al vampiro, mi rostro apoyado en su pecho, sus labios en mi frente y el ardor de aquella maldición que me quemaba por dentro, sin saber exactamente qué estaba haciendo el vampiro con todo aquello.
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Mensaje por Joe Black Sáb Jun 17, 2017 11:58 am

Observé aquella escena en completo silencio, la bruja pintaba los trazos sobre el suelo, no era ni de lejos la primera vez que la veía hacerlo.
Vincular la vida de uno al del otro, era cierto, eso le daría a ella tiempo..pero..¿y mi hermano? Sin duda acortaría el suyo y ni siquiera sabíamos si esa maldición tenia una cura plausible en este momento.

Negaba molesto sin perder detalle de la anciana, sentí como Dan se acercaba y aun así seguí en la misma posición, sin mover un ápice de mi cuerpo.
Mi hermano tomó un sobre que le entregó uno de sus guardianes, a este se le acumulaban los problemas, sin leer la carta pude notar como el aura de mi hermano se apagaba en colores grises.
Si esto seguía así seria le primer Black que cayera, tenia demasiados enemigos y aunque se mantenia firme, impertérrito como padre nos había enseñado algo me decía que por dentro estaba devastado.

Quizás los humanos y sus mundanas vidas podían solucionar sus problemas menores yéndose a beber un buen vino a la taberna, volver ebrios a la casa y tras un buen polvo solucionar sus diferencias..pero los Black nos lo jugábamos todo a una carta y mi hermano parecía haber perdido los ases que siempre guardaba en su manga.

Lo vi adentrarse en el circulo ofreciéndole a Sun la mano con la delicadeza con la que se pide un baile, manos que la pobre inmortal le cedió, posiblemente sin saber aun lo que mi hermano iba a arriesgar por ganar tiempo para que su insignificante vida siguiera en este lado.
La bruja lazó el fuego nada mas ambos estuvieron en el centro, palabras en una lengua arcaica que condenarían a mi hermano y su débil sino.
Sun luchó por separarlo, mas, sin duda la tenacidad y fuerza de Assur le ganaban la partida.

La bruja movió la cabeza en aquel signo acordado, abrió el paso desdibujando el fuego y así me adentre entre las runas empujando a mi hermano, sacándolo de la ecuación. Hundí mis escarlata en los de la inmortal que me miraba sorprendida mientras mi hermano desesperado trataba de volver a entrar y chocaba una y otra vez con el muro de fuerza que la bruja había creado ante él.

Hundí mi mano en su vientre, cerré los ojos sintiendo la fuerza del fuego abrasarnos y pronto un alarido escapó de mis labios sintiendo como en mi vientre crecía la maldición que asolaba a la inmortal.
Las llamas se avivaron, hasta que como mi cuerpo cayeron en picado.

Cuando abrí los ojos estaba en el lecho, mi hermano daba vueltas como un león por el cuarto mientras la gitana mojaba mi frente con una toalla y agua templada. Mi prometida al otro lado.
No podía permitir que la maldición fuera compartida por los dos, era algo absurdo, ademas con la cantidad de enemigos que Assur tenia en este momento debilitarlo era una sentencia de muerte, yo pasaba mas desapercibido y con mi enlace aun lo haría mas...
Si querían buscar esa cura, adelante, pero lo harían en perfecto estado, era lo mas inteligente por mucho que a mi hermano le doliese.
-Quita esa cara hermano, ya estaba maldito antes.

Mis ojos sobrevolaron la habitación hasta Dan, no sabia que decirle, tampoco es que ella quisiera en el fondo casarse conmigo, no era una relación como la que Assur tenia con Sun..
-Vamos nena, con suerte hasta enviudas pronto, prometo testar a tu favor -bromeé ladeando la sonrisa.


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