Black Out The Sun | Privado

El instinto animal que yacía dentro de su cuerpo emergía de vez en cuando para saciar su sed. Es anoche particularmente se mostraba inquieto, no había modo de detenerlo cuando eso sucedía y la válvula de escape perfecta la había hallado dos días antes. Sedujo al hombre y la cita póstuma ya la tenía trazada en su mente. Era una manera extraña en la cual visualizaba a sus víctimas, pero siempre los resultados eran los mismos. Semidesnudo aún sobre el cuerpo del hombre. Como era costumbre, los labios de François moldearon una semi curva ante su víctima, un par de forcejeos y de inmediato colocó la diestra en su boca para evitar que pidiera auxilio, en su vano intento solo halló un par de puñaladas más.

Un par de semanas atrás el ahora occiso había descubierto al inglés en la cama con una mujer de renombre y bajo la amenaza de hacer publica dicha infidelidad el más joven se las había arreglado para estudiar con escrutinio su rutina. Sabía que era un hombre poderoso y con suficientes medios para hacer estallar la bomba y echar abajo todo el plan. Fue precavido en sus movimientos, el hombre era solitario y muy pocos se preocuparían en donde terminaría su cadáver. Ese detalle sin duda alguna fue un punto a favor del rubio. La hora resultaba poco transitable y era bien sabido que quienes deambulan por esos lugares estaban precedidos de cierta fama que no era bien vista a ojos de la sociedad gala.

Aunque de igual modo le renombre de esas mismas personalidades bastaba para cubrir con dinero las notas amarillistas o rumores que pudieran cernirse sobre ellos.

–Nadie te buscaría en un lugar como este, bastardo. Ahora sonríe para mí–

Sofocado aún por el asesinato y el sexo que había ocurrido minutos antes vistió su desnudez para salir lo más pronto posible de aquella pocilga. Normalmente cuando eso sucedía el joven de cabellos cenizos permanecía junto al cuerpo. Pero esta vez realmente quería largarse de ahí. No tenía el mínimo interés en permanecer en dicho paraje, pero tampoco se mostraba nervioso o ávido por huir. Conocía aquellos rincones como la palma de su mano a pesar de ser un hombre extraño a Paris. Ese era su modus operandi desde hace un tiempo, sobrevivir por medio de engaños para no ser asolado por la desgracia y podredumbre que le había visto nacer. Respiró el aire taciturno y por unos breves instantes cerró los ojos creyendo que era un residente más con el alma libre de macula, en poco tiempo notó que alguien le seguía, jamás le había sucedido algo similar. Tensó ligeramente los nudillos un poco antes de girar su cuerpo. Lo primero que recibió fue un golpe directo sobre su rostro, con apenas esfuerzo pudo librarlo aunque trastabilló. Un par de patadas cayeron sobre su cuerpo al tiempo que su instinto le decía a gritos cubrirse la cabeza para evitar un daño irreversible.