Ilusa mujer

por **Chloé Hohenzollern** Jue Ago 03, 2017 2:06 pm

Nunca nada me dolió así. Más que la muerte, más que el abandono, más que las esperanzas rotas mes a mes… Más que todo. Nunca nada me había lastimado tanto. Yo, que solía llorar de felicidad, que no tenía problemas reales y elegía maximizar los cotidianos. ¿Cómo me repondré de esto? ¿Cómo levantaré la cabeza luego de una humillación así? Me avergüenza. No he hecho nada malo y pese a eso me siento tan avergonzada, es una humillación tan grande…

Siempre supe que no había nada especial en mí, desde pequeña lo asimilé y no me apena decirlo, es lo que soy: una mujer corriente, sin mucho de lo que estar orgullosa. Al menos antes estaba casada, tenía a mi esposo, él era mi familia. Ahora se ha ido dejándome sumida en el dolor, en el llanto y la vergüenza. ¿Cómo puedo mirar a mis vecinos sin sentirme humillada? ¿Cómo seguir viviendo con este estigma en la piel, en el rostro, en el pecho, en las palabras?

Tal vez debería dirigir mi enojo hacia esa mujer; porque de seguro lo sedujo con mentiras para alejarlo de mí, de su esposa ante Dios y los hombres, de su verdadera y única familia. Ella le habrá susurrado mentiras, atándolo con palabras dulces y sensuales… Y él era tan débil.
Sí, debería odiarla. Buscarla para amenazarla, para obligarla a que me devuelva lo que es mío y sólo mío, lo que me robó cuando me quitó el corazón de mi esposo… Pero, ¿en qué me convertiría yo si lo hiciera? No sería más que sumarle condimentos a un escándalo que me hace la comidilla de la ciudad.

Tendría que odiarla, pero lo odio a él. Imaginarlo escabulléndose con la complicidad de la luna, cerrar los ojos y verlo tocarla, oírle prometerle todo… ¿Quién podría perdonar algo así? Dios me ampare, porque yo no puedo.

por **Chloé Hohenzollern** Vie Nov 02, 2018 12:12 pm

Soy hipócrita. Sigo esperando que suceda lo que no sucederá, finjo que todo está bien, cuando no lo está, que soy una esposa ejemplar -devenida en viuda ahora-, que elijo ir cada sábado en a la mañana a dejar flores en tu tumba, que te extraño, que te necesito... Pero en verdad no te extraño y no te necesito, tal vez era algo que dejaba que creas porque a ti siempre te gustó eso, sentir que tenías personas dependientes de ti. Nunca me sentí así, tal vez lo veo ahora cuando todo es incierto, cuando no hay en el horizonte nada seguro, pero en mi mente ya todo está claro, ya mis pensamientos toman forma y se encausan. Te fuiste, por eso me voy yo también. Ya mucho antes de tu muerte esto estaba resuelto, no eramos más que dos desconocidos que intentaban tener algo en común, dos adultos que poco se conocían pero que intentaban tener hijos destinados desde el principio a no ser, a no nacer, a no vivir. Y ahora que no estás, ahora que solo nos unen flores semanales, tengo que aparentar que estoy apenada, que no puedo seguir viviendo con tu ausencia... pero no es esa la verdad, si no puedo seguir es porque no tengo las herramientas, porque yo estoy perdida, porque no sé que hacer, pero todo pasa por mí y no por ti. Soy yo la que necesita trazar un plan, la que debe ser valiente ahora que al fin tengo las riendas de mi propia vida. Intentaré cuidar de lo que has dejado aquí, aunque no sé si podré, es una apuesta demasiado fuerte. Como sea, quedan solo meses... no me permitiré dudar por mucho tiempo más. Quiero hacer esto, levantarlo como un logro personal pues no tengo a nadie a quien demostrarle mis capacidades, solo a mí misma.

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