Dime luna de plata /priv. Ryuu

La luna estaba a punto de mostrarse, y la chica caminaba de manera tambaleante, llevaba notando esa irritación que precedía a la dama plateada, la chica se llevaba una mano a la cabeza, se había alejado del centro de la ciudad, recordaba lo violento que fue las 2 primeras veces que se transformaba en mitad de la ciudad y los desastres que causo aquello. Hubo alguna victima mortal o mejor dicho un par de ellas, y aunque no recordaba aquello si recordaba el desastre causado y ni siquiera recordaba como había llegado al callejón donde despertó. Pero se estaba haciendo a su condición de loba, y estaba deseando alejarse lo suficiente para no causar mayor estragos, quizás estar a las afueras daba la intimidad suficiente para su cambio.

No quería tener improvistos, pero una vez que cambiase su razón se iría al traste, y eso a las malas lo sabía, se alejó todo lo que pudo, al bosque, se sujetó la cabeza ahogando un grito y cayó de rodillas, tenía que adentrarse más, aun estaba demasiado cerca de la civilización, pero el tiempo se le echaba encima, la muchacha de pelo cobrizo alzó temerosa la mirada al cielo. Entonces la vió, tan preciosa, tan brillante, tan redonda....
Lyriett cayó al suelo lamentandose, notando sus musculos retorcerse, sus huesos crujir, temblaba de manera descontrolada, frio...sentía muchos frio, los clarividentes ojos cristalinos de la muchacha cambiaban a un brillo ambar, notaba sus colmillos crecer notablemente, y las uñas alargarse y afilarse en forma de potentes garras, el calor fue ahora lo que le quemaba el cuerpo entero, golpeó el suelo con rabia clavando las uñas en la arena, mientras su cuerpo se contorsionaba, el morro se le formaba, la musculatura crecía, las orejas se alargaban, el tamaño aumentaba, todo se volvía borroso, y la noción se fue cuando termino el cambio a esa bestía licantropa, se puso en pie y aulló con poder demostrando a la luna que la escuchaba y veía. Se relamió el hocicó gruñendo y aunque ahora andaba a cuatro patas tenía una perfecta locomoción sobre las traseras, correteó por el bosque hasta que empezó a olfatear algo, olía carne...carne humana.

No muy lejos de allí había un pequeña casa de agricultores, y a las fosas nasales de la loba le llegó con suma claridad,  no se había adentrado en el bosque tanto como Lyriett había tenido intención y eso ahora podía pasar factura de la peor forma para otros. Gruñía con ansiedad, con hambre de lobo. Nunca mejor definido.  Aulló nuevamente y avanzó con velocidad hacía la finca dispuesta a destrozar, a desgarrar, a desatar su locura animal, más los agricultores no era lo único que su fino olfato captaba, pero lo que más cerca ahora tenía era a los agricultores, uno de ellos se encontraba fuera de la casa, paseando por los cultivos, sin duda había oido su aullido, y estaba alerta por posible ataque de lobos, con un arma en la mano, Lyriett acechaba a su presa, esperando el momento justo para saltar sobre el y destrozar esa garganta del fornido y sucio hombre. Que se le notaba cansado despues de la jornada de trabajo, se movió con agilidad mientras acechaba entre los arboles, pero el hombre no era capaz de ver a la bestia que impaciente esperaba para saltar, aunque movía sus orejas en busca de cualquier cosa que pudiera importunar su momento de caza. El agricultor se giró para volver y fue entonces cuando la loba saltó desde su escondite, se podría decir que consiguió tener la suerte suficiente para que las garras que destrozaron su espalda le dieron una muerte relativamente rapida, ya que el grito de dolor escapo de los labios pero fue silenciado apenas un segundo más tarde por la mordida que a la garganta llegó destrozandolesla, llenandose el morro y las zarpas de sangre mientras destrozaba a la pobre presa que en menos de 4 segundos había pasado de estar vivo a estar muerto y destrozado bajo los gruñidos de la bestia frenetica.

la loba tenía el hocico hundido en la sangre ajena, manchandose el morro mientras clavaba los ambarinos ojos en el que hace apenas unos minutos era un hombre, seguá desgarrando, mordiendo, deborando tal vez mientras daba esas feroces dentelladas contra el cadaver, quizás demasiado concentrada en lo que estaba haciendo, aulló nuevamente marcando así el territorio y la victoria sobre la presa, su locura animal estaba en pleno auge, y mostraba su poder de esa forma, aunque no parecía haber rastro de otros licántropos, puesto que no hubo aullidos de respuesta en la zona.

Más un chasquido hizo girar su oreja izquerda hacía su espalda, el sonido del martillo de un revolver la puso en alerta, se movió rapidamente escuchando los cuatro disparos que vinieron acompañados de ese chasquido primero. Saltó instintivamente hacia la derecha para esquivar, pero rugió con fiereza cuando una de las balas rozaron su espalda, haciendo que se irguiera durante unos segundos a dos patas dando unos pasos, se giró rugiendo en dirección donde vinieron los disparos y corrió escondiendose entre el espeso bosque, iba con toda intención de dar un rodeo para poder cercar a su proxima presa, e intentar cazarlo en mitad del bosque u obligandole a salir huyendo en dirección a los cultivos, que el campo era más abierto, perdería la tactica de camuflarse con la maleza pero ganaría la parte de ser más rapida.

Saltó de entre los arbustos para embestir a ese cazador de tremenda forma, mientras gruñia, y buscaba jugar un poco con su presa, daba feroces dentelladas al aire a modo amenaza mientras sacaba su rosada lengua de entre las fauces, para relamerse el manchado hocico, volviendo a aullar para mostrar su poder, saltó contra él agarrando con sus garras los ropajes del cazador y tratar de tirarle de nuevo contra uno de los arboles cobrandose una pequeña venganza por el disparo acertado previamente en su espalda, aunque era un roce esas condenadas balas de plata escocian en demasia.