Borrar el pasado, sería imposible. Crear un nuevo comienzo... ¿es mas factible? - Privado

por **Florence Stewart** Miér Ene 23, 2019 8:20 am

La estación que mas amaba Florence, - aunque debería ser la primavera - era el otoño, pues éste, con su variedad infinita de rojos, ocres, amarillos, marrones, verdes amarillentos, daban paz y calma a su corazón. Salir a caminar por las calles de París, era un secreto espectáculo, una obra magistral del mismo universo, que permitía a Florence, pensar en ese misterio, en la inmensidad del tiempo, en que la corta existencia de la vida, provocaba el ansia de unir las vidas de dos solitarias alma. Lo había visto tantas veces, repetido en un continuo galimatias, que por momentos le desconcertaba y en otros la emocionaba. Ella misma, había sido parte de uno de aquellos misterios. Mas hoy, no podía aseverar con total seguridad, que alguna vez había amado, ¿como podría? ¿acaso su condición de bruja, y mas específicamente de medium, permitía a las almas errantes tomar su cuerpo y dejar en él, un rastro infinito, de aquellos sentimientos a los que habrían estado aferrados? ¡Claro que si! afirmar que había amado, sería una rotunda mentira. Sus labios jamás había probado el dulce néctar de otros labios, mas en su interior lo añoraba, con la angustia y el extrañamiento de quien lo ha poseído y perdido por su misma culpa.

Sonrió con tristeza a la nada, sus ojos acuosos, por las lagrimas, pasaron desapercibidos, gracias a la inopinada lluvia, que como un tardío regalo de verano, comenzó a caer sobre la ciudad. Observo como las personas corrían a refugiarse, mas ella, continuo su andar sereno, sin importarle que las gotas de lluvia la llegaran a empapar, pues en ese momento, en que la naturaleza y ella, parecían haberse comprendido mutuamente, una cubría el sufrimiento de la otra. Unos pocos metros adelante, la calle que cruzaría, le permitiría llegar a la plaza Tertre, allí, podría encontrar algún café en el cual refugiarse, mientras tanto, la lluvia como llegó se marchó, dejando en sus cabellos perlas que lentamente se deslizaban hasta morir en la acera.

Apenas llegar a la plaza, una suave briza le acarició el rostro y el cuello, ¿era un alma errante? no lo supo, aun sus poderes no estaban del todo desarrollados, pero el sentimiento de paz, inundó su alma, inspiró profundamente, sintiendo levemente. Giró con lentitud, mientras contemplaba la hermosura de un paisaje otoñal. Su mirada se detuvo en una vidriera, en ella, en el interior del café, un hombre contemplaba la calle, ¿o tal vez era la nada? Un sentimiento se fue apoderando de ella, deseaba, por una misteriosa razón, dar un poco de consuelo a esa alma. Por un instante dudo, si acercarse o no. Nerviosa, mordió su labio inferior.y sus pies hicieron el primer paso hacia donde él se encontraba.