Reunión de Poderes (Priv.)

No fue hasta ver por primera vez los ojos de Doreen cuando Milo se dio cuenta de las implicaciones emocionales que acarreaba dicha revolución. La ayudo a subir al carruaje, subiendo después para tomar asiento a su lado. En el silencio del transcurro tomo su mano, atento a los gestos que pudiesen delatar las emociones que gobernaran el anima de la inocente doncella. Su hermosura fue lo único que el Teniente pudo apreciar, recibiendo constantemente una expresión pasiva y comprensiva que no le dejaba ver otra cosa más que la paz. El carruaje los llevo a los límites de la zona de comercio, a un restaurante que había cancelado sus labores solo por ese día, permitiendo a los aliados un escondite cómodo y con una vigilancia que prometía seguridad. Bajo de el, llevando a Doreen colgada de su brazo. A esas alturas Milo nunca hubiera deseado involucrarla en tan peligrosos tramites, pero no podía negar que en su fuero interno había algo fascinante en el heroísmo de Doreen. Su presencia era un balance para si mismo y para Darcy.

Un guardia de dudosa naturaleza los recibió, Milo ya había hablado con el y sin necesidad de devolver otra palabra les abrió las puertas al “Circulo del infierno”. En una mirada lo analizo. El restaurante parecía ser un palacio frio, constituido con las columnas de mármol y los tonos grises que eran la decoración central del salón. Demasiado sobrio para ser el lugar de convivencia de las familias francesas, daba mas la idea de ser una taberna digna de nobles, demasiado elegante. Su compañero ya esperaba sentado en la mesa y Milo no hizo menos que dejar marchar a Doreen a su lado, siguiéndole a pasos prudentes.

- Ninguna copa te acompaña. Seguramente acabas de llegar al igual que nosotros. – Torcio la sonrisa ante su saludo, sacando una de las sillas acomodadas al lado izquierdo de Darcy para ofrecerle el asiento a Doreen.

Otros asuntos me habían mantenido ocupada mas de la cuenta y para cuando había vuelta a casa para cambiarme Corinne se había marchado ya, ni modo..tendría que irme solo, antes de salir nuevamente Bella se interpuso en mi camino.-Escúchame bien Black, no quiero problemas de ningún tipo ¿queda claro eso? no quiero que la historia se vuelva a repetir ya bastante hago con soportar a tu juguete en esta casa como para tener que revivir el pasado .- estaba mas que cabreada y se notaba .-No quiero ver nuestro apellido involucrado en esto ni tampoco que vengan a la casa...se me acerco un poco mas dejándome notar su perfume.-por que a mi no me va a temblar la voz cuando le comente a los del consejo lo que estas haciendo y mucho menos te voy a salvar...estas advertido.- se dio media vuelta y se largo, sabia bien que esa advertencia iba mas que enserio, tanto ella como yo no hablábamos por hablar y eramos los peores cobrando las venganzas.-Si no fueras mujer...me darías mas miedo mi ama hermanita.- colocándome el sombrero salí de la casa para subirme al carruaje que ya había vuelto por mi.

De camino a la reunión pensaba como ser participe de todo sin salir perdiendo y mucho menos sin arriesgarla a ella o a Corinne.-debo ser cuidadoso y no exponerme mas de la cuenta.- mientras el carruaje se movía con rapidez en mi mente se movían diversos planes, algunos a favor de la reunión de la cual seria parte en algunos minutos mas y otros a favor del consejo ..que eran los que realmente me preocupaba mas, pues tenían el control casi total de toda Francia..con calma...no seas idiota..había mucho en juego y las apuestas eran todas a ganar y yo obviamente quería ganar. Un cuarto de hora me había demorado en llegar hasta el lugar de la reunión y desde la ventana del carruaje se notaba que algo pasaba al interior del local...si supieran...nos arrestarían a todos ahora mismo..- una risa casi burlona se dejo escuchar al interior del coche.-Bueno a lo que vinimos.- abrí la puerta del carruaje por mi mismo y di instrucciones de que se quedara a dos cuadras del local por cualquier cosa.

Aquel lugar era bastante "llamativo" para un reunión pero al parecer eso no importaba, con paso firme me acerque hasta la entrada y solo le dirigí una mirada al hombre que resguardaba el ingreso, mostrar el papel estaba demás, ademas era lógico que solo acudiríamos ahí ciertas personas, como si nada el tipo de mal semblante abrió la puerta y me permitió el paso.-Gracias..-susurre mientras ingresaba a la tienda y observaba todo con cuidado hasta que me percate de un olor nauseabundo llenaba todo el lugar, los manteles, las flores y cortinas todo absolutamente todo estaba impregnado con aquel desagradable aroma..poniendo mi mejor cara me acerque a la única mesa que estaba ocupada y quitándome el sombrero salude a los presentes.-Muy buenas noches tengan todos ustedes, me disculpo por el retraso pero obligaciones de ultimo momento me han mantenido ocupado.- con cordialidad salude a todos con un ademan de cabeza.-Me presento damas y caballeros, soy Fenrir Black.- así que yo era el único inmortal hasta el momento en la velada...interesante.

El pequeño huérfano cogió su abrigo y cubrió con éste sus desgastados harapos, para salir de la Catedral rumbo a su destino. Las noches Parisinas ya no eran tan frías como en el invierno, pero el vapor proveniente de su aliento nublaba su vista de la misma forma que en los estados más gélidos del año. Con sus manos en las carteras de su abrigo jugaba tirando de a pedacitos aquella nota que representaba su invitación a la obra que el Conde Trudeau y compañía organizaban. Fue la misma madame Silveráux quien habría descubierto su libro de hechizos mientras la señorita Caracciolo le enseñaba más tips para la lectura. A raíz de eso, madame Silveráux descubriría que el joven Musso tendría aptitudes para crear todo tipo de pociones y médicamente que ayudarían a su causa.

El hecho de sentir que podía ser útil para la sociedad lo hacía sentirse lleno de orgullo y satisfacción. Aunque lejos de comprender dicho dilema y asuntos políticos, el joven Maicol se preguntaba a cada momento si aquello que estaba haciendo era lo correcto o no. ¿Sería eso lo que su madre hubiera deseado para él?. ¿Aquello lo llevaría a progresar en su vida y lo ayudaría a salir de la miseria y decadencia en que vivía por sus propios medios?. Esas eran unas de las tantas preguntas que el pequeño vagabundo se hacía mientras se aproximaba hasta "Le Cercle de L'enfer". Un nombre demasiado blasfemo para su gusto, pero a la vez un nombre que lo marcaría de por vida.

Las enormes puertas del lugar se toparon en su camino. Sacó sus manos de las carteras de su abrigo para empujar con ambas dichas puertas de roble gris verdoso, las cuales se abrieron con pereza dejando a la vista el interior del inmenso y lujoso lugar. Maicol se deleitó unos instantes, curioso, con la vista recorriendo cada extremo del techo de la taberna. Armason y arcos adornaban el techo simulando columnas vertebrales de huesos, los que le daban un aspecto algo tétrico al lugar, mientras en una mesa centrada se encontraban ya el grupo de personas a las cuales entregaría sus habilidades con la creación de pociones y medicinas de todo tipo. Sonrió al ver a Doreen junto a aquel Teniente que tanto miedo y respeto le inspiraba; Van Dyck. Pero sus pasos fueron interrumpidos por un hombre alto y corpulento, de apariencia tosca y poco amigable. Sin siquiera preguntar cogió del brazo al pequeño Parisino con intensión de sacarlo del lugar. - ¡Vengo con ellos! - alertó el muchacho llamando la atención de los presentes. Los que le conocían, al menos de vista, asintieron y el hombre desistió dándole el paso al pequeño. Sobó su muñeca con la mano libre, pues el hombre le había hecho algo de daño. Se aproximó hasta los demás, específicamente al lado de la señorita Caracciolo y cogió su mano con fuerza. - L-lo siento, señorita Do... Caracciolo, yo... - tartamudeó cabizbajo, disculpándose a los presentes y cogió un vaso de agua que le habían servido, irónicamente para pasar el mal trago que debió haber pasado. Si bien serviría de mucha ayuda, los demás eran conscientes de que era solo un niño, o al menos eso parecía.

El teniente asintió con la cabeza una sola vez a las palabras de Darcy y recorrió a los presentes en última mirada rápida. Según su criterio habían asistido pocos de los integrantes pero eran realmente suficientes. Con seguridad en sus pasos abandono su área detrás de Doreen para acercarse a la barra donde se encontraba el dueño del restaurante. – Sírvale a todos los que usted sabe pueden comer una porción de lo mejor de la casa junto con una copa de vino, pero hágalo después de dar los avisos correspondientes. Por el momento venga a la mesa con nosotros. – El moreno se acerco nuevamente a los presentes con seriedad -. Caballeros, señoritas. Su servidor en compañía de mis hombres estuvimos estudiando a cada uno de ustedes, probando que habilidades poseían y como podían usarse, en base a eso se crearon una serie de misiones totalmente particulares y especializadas a sus posibilidades. – La mirada de Milo se enfoco en Sybelle y luego volvió a pasearse en los presentes. – Antes de dárselas, no crean que somos los únicos en este movimiento, habrá mas aliados que conocerán mas adelante y tampoco olviden que todos somos útiles a la causa, pero no indispensables. Ni siquiera yo.

Se dio un momento para dejar a los presentes digerir sus palabras. Preguntándose hasta ese momento Milo a que venia el nerviosismo de su pupila, Lyubba, y a quien se le había ocurrido invitar al joven hechicero. Lo desaprobaba totalmente pero eso era algo que hablaría una vez terminada la sesión.

- Todos tenemos que hacer nuestro trabajo con la mayor discreción, eficiencia y menos tiempo posible. Nos hemos metido en un movimiento realmente importante y riesgoso, del que a estas alturas ya nadie podrá salir. Si ganamos todos tendremos grandes beneficios, pero si fallamos la monarquía no tendrá piedad. Por el bien propio, tenemos que pensar en el bien de todos. – Hizo un gesto con su mano hacia la cambiaformas. – A continuación la señorita Silveráux. Les entregara a cada uno un sobre con su nombre, donde vienen las instrucciones de sus misiones. Si tienen alguna duda, tenemos la cena para discutirlo.

Ya ubicado a la izquierda del cabecilla de esta reunión comencé a notar los pensamientos del cambiaformas y la que parecía ser una gitana, algo similar a una sonrisa de complacencia se dibujo en mi rostro mientras abría la carta con mi misión..a veces el ser el único tenia sus ventajas.-Comprendo...-murmure al ver mi pequeño trabajo, nada del otro mundo, difícil sí pero no imposible de conseguir.-Veo que las misiones son de carácter serio...-hice una leve pausa mientras guardaba el sobre en el bolsillo interno de mi chaqueta.-solo tengo una duda respecto a lo que se me ha encargado ¿debo conseguirlo por mi propia cuenta o contamos con ellos en estos momentos?.-no entre a describir lo que se me había pedido pues sabia bien que ambos tanto el Conde como Van Dyck recordaban a la perfección la función de cada uno, con calma cogí el vaso de agua que estaba a disposición sobre la mesa y le indique a uno de los meseros que lo cambiara por vino.-su mejor reserva por favor...- sinceramente no me importaba mucho lo que pensaran los demás al tocar derechamente el tema en la primera reunión pero era mucho mas practico ya que la próxima reunión podría ser mucho mas adelante y quizás las cosas podían salir mal..era mejor prevenir que curar.

Por otra parte los rumores sobre aquellas personas habían comenzado no hace mucho tiempo atrás y en menos de tres meses la propia seguridad de los miembros del consejo se había triplicado ¿tan bueno serian?..el riesgo era muy alto, de fallar la primera persona que caería no seria yo..si no Bella y con ella el consejo.-acabar con el consejo no es mala idea después de todo...pero ella también seria eliminada.- debía buscar la forma, mientras me mente repasaba ideas y opciones el mesero volvió con lo que había pedido dejándolo en la mesa para retirarse en silencio.-Gracias...- di una probada al vino mientras observa al resto como se analizaban entre ellos, desconfiando de todo y todos.-y bien señores ¿quien aclarar mi duda esta noche?.-pregunte con calma mientras sonreía.

El recibimiento por parte del Conde Trudeau fue de lo más cordial y acogedor. Logrando con ello que mi ansiedad se transformará en tranquilidad después de todo los primeros dos pasos, y los más difíciles, el decidirme a participar y llegar a la reunión, ya los había dado.

Después de mucho pensarlo ya había sopesado todo lo que esto implicaba y la firme decisión estaba tomada, ahora no había vuelta atrás.

Tome asiento en el lugar que me indico el Conde, a su costado del lado derecho.

Poco a poco el resto de los citados fueron arribando al peculiar punto de reunión. Hasta ahora en su mayoría desconocidos para mi. Esboce una enorme sonrisa cuando mire aparecer a Fenrir mucho antes de lo esperado, era bueno que no se perdiera detalle de lo que esta noche se trataría.

Eramos un grupo bastante particular y extraño, conformado por todas las razas lobos, cambiaformas, humanos y vampiros. Algo de pronto robo totalmente mi atención y era que hasta ahora el único vampiro presente era mi caballero, Fenrir Black, ¿acaso sería que era él el único en el movimiento? eso lo dudaba, o ¿sería que los demás no pensaban mostrarse tan abiertamente?.....me olvide de momento de ello al percatarme de la tensión entre las miradas de la chica sentada a mi lado y las de Fenrir, algo no estaba bien pero de momento no debía darle demasiada importancia.

Escuche con atención todas y cada una de las palabras que el Conde y el Teniente manifestaban, comprendiendo y analizando todas y cada una de ellas. Si desde un inicio debíamos actuar con cautela. Ahora conforme todo avanzaba debíamos ser mucho mas discretos y cuidadosos. El Conde mencionaba el nombre que le daba al grupo, espere un momento a ver si alguien más comentaba algo.

- Conde una pregunta ¿Por qué llamar al grupo “Hermandad del Dragón Azul”? – mientras el Teniente Van Dick terminaba de decir sus palabras y esperaba la respuesta del Conde tome entre mis manos el sobre que se me entregaba, lo abrí cuidadosamente y de igual manera leí cual era la misión que se me encomendaba. No me tomo por sorpresa, quizás eso mismo era lo que esperaba. Así que ahora ya solo era cuestión de ponerse a trabajar en ella.
No cabía duda de que ellos tenían pleno conocimiento de lo que todos y cada uno de los que participábamos podíamos hacer por el bien común que nos unía y a todos se nos encomendaban misiones de suma importancia.
Las dudas sobre el trabajo a realizar por parte de algunos no se hicieron esperar siendo Fenrir el primero que lo manifestó y solicito se le aclarara. Por mi parte quizás necesitaría un poco de apoyo, consejos pero estaba segura de cumplir con la misión que se me encomendaba.

- Señores yo preguntaría que tiempo tenemos para llevar a cabo nuestra misión individual?