Bosque...una noche ¿Especial? ¿Tu que cres? [Laisha Roux]

Quien lo iba a decir, si a Laisha le hubieran dicho que su lugar favorito donde refugiarse, donde abandonarse a ella misma sería el bosque ella con seguridad hasta se hubiera burlado de semejante cosa. Ahora después de algunas semanas después de aquella noche donde uno de sus miserables clientes la había dejado tirada a mitad de la noche en pleno bosque Laisha se daba cuenta que recurría a este sitio muy seguido. En ocasiones se preguntaba si le había cogido cierto cariño a la naturaleza específicamente al bosque porque aquí venció un miedo enorme al que se enfrento aquella noche o si había tenido algo que ver aquel amable caballero que desinteresadamente la había ayudado aquella noche y ahora lo consideraba un amigo y protector. El conocía muy bien cada recoveco de este lugar y le había enseñado a Laisha andar por el como si caminara con los ojos cerrados. A pesar de ello le suplico evitara andar sola por este lugar cosa que ella le prometió intentar y cosa que le resultaba imposible cumplir cuando la carga de la vida que llevaba, de su trabajo, la agobiaba, la cansaba y aún a pesar de ello tenía que continuar porque había cuentas que pagar, se tenía que alimentar y se tenía que vestir así que terminaba aquí para pensar, relajarse, llenarse de aire limpio los pulmones y al llegar de nuevo a su realidad sentirse una mujer renovada y cargada de energía y de fuerzas para continuar.

Esta era una de esas noches en que el agobio la invadía completamente. Con pesadez se levanto de la cama y casi arrastrando los pies se metió a la ducha. Después de darse un baño se envolvió en una toalla se dirigió frente al armario y eligió cual sería el vestido que portaría esta noche. Siempre era el mejor de la noche ya que el primer cliente solía ser el mejor de la noche casi siempre. Se peino, se maquillo ligeramente y se dispuso a salir de casa para dirigirse al burdel no sin antes pasar a despedirse de Reika quien esta noche era su noche libre. Le había dado un suave beso en sus labios y abandonado la habitación hasta salir casi corriendo de casa pues la mirada casi suplicante de Reika la harían quedarse en casa acompañándola y no podía permitírselo, no podía permitirse dejar de ganar unos cuantos francos ni tampoco podía permitir se diera cuenta del agobio que la embargaba esto último era peligroso lo notara.

A unos pocos metros de las puertas del burdel Laisha freno sus pasos y decidió que no estaba en los mejores ánimos para trabajar esta noche y tampoco deseaba volver en semejante estado a casa. Dio media vuelta y comenzó a caminar por donde momentos antes venia. Ya tenia claro a donde iría lo que no tenía claro era como llegaría ahí esta noche cuando de pronto escucho una voz fuerte llamándola a ella “Modemoiselle” en un inicio no creyó que le hablaran a ella pero no había nadie mas por la calle. Giro un poco el rostro y se encontró con la sonrisa de aquel joven que una noche busco su compañía solo para que lo escuchase hablar. Recordó que él le había pedido que jamás lo mirara como un cliente porque él solo la buscaría como amiga cuando necesitara desahogarse o para que ella lo buscara si ella necesitaba algo que estuviera en sus manos. Esta noche Laisha abusaría de su amabilidad –Joven Beckenbauer, buena noche, si no es mucho abusar de usted me acercaría hasta el bosque- al joven su petición le pareció extraña e intento convencerla de que era peligroso que una dama deambulara a estas horas por semejante lugar. Laisha supo persuadirlo y consiguió la llevara a donde ella deseaba –gracias, estoy en deuda con usted- había dicho cuando bajo del carruaje feliz. Espero a que el joven se alejara y ella inicio su caminata cuidando de su vestido. Sus pasos eran lentos, tranquilos recorrían el camino que solían recorrer siempre que venía por acá con todo el cuidado que Monsieur Ducreaux le había enseñado. Después de largo rato se sintió fatigada y opto por descansar un poco antes de continuar. Pego su espalda sobre el grueso tronco de un frondoso árbol inclinando enseguida su cabeza hacia atrás y cerrar los ojos. Se abandono a las sensaciones del viento y la suave brisa nocturna sobre su rostro y a los sonidos de la noche.