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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Joe Black Dom Jun 18, 2017 12:58 pm

Recién salido de la tina contemplé en el espejo la marca de mi vientre, negruzca y abultada se extendía por mi piel.
Metí los pies por las perneras y alcé el pantalón hasta abrocharlo dejando así enfundado mi acero, después deslicé la azulada camisa por mis brazos abotonando los botones, todos menos el ultimo.
Como de costumbre no coloqué corbata en mi cuello, si el chaqué y la mascara que cubría mis ojos.

El carruaje estaba preparado, de normal solía recogerla a lomos de mi corcel azabache, mas en esta ocasión, la fiesta era de gala y preferí llevar a mi dama como los cánones del protocolo mandaban.
Me adentre en su mansión con una sonrisa instaurada en mi rostro, los padres salieron afectuosos como de costumbre a saludarme, la madre se abrazó a mi, sisee ligeramente al rozarme la herida de mi vientre, algo que por suerte pasó completamente desapercibido para ella.
-Cada día esta mas bella -alegué contemplándola -entiendo lo cautivadora que resulta su hija conociéndola.

El padre me tendió una copa de bourbon mientras esperábamos a su hija. El hombre de nariz aguileña y ancho bigote se encendió uno de sus puros ofreciéndome otro con una amable sonrisa.
Rechacé su ofrecimiento prestando atención en aquello que no dudó en contarme, al parecer le habían ofrecido un negocio de baja inversión y que pensaba podría darle beneficios, algo que le ayudara a encaminar su hacienda sin el dinero mensual que ponía a espaldas de la cazadora para que su familia saliera adelante.
-Puedo echar un vistazo a esos documentos mañana por la noche, no me importa estudiar la oferta, la demanda y ver si podría resultar rentable moco te han dicho.

El hombre agradecido posó su mano en mi hombro.
-¿y si señor Black se queda esta noche a dormir? Así, a media mañana podríamos mirar los documentos.
Por suerte mi prometida apareció por las escaleras logrando acaparar no solo mi atención si no la de sus propios padres.
Aquella noche Dan resplandecía,  bajaba las escaleras con delicadeza luciendo un vestido rojo sangre con bordados en negro, combinado con una mascara negra y unos guantes.

Atajé la distancia hasta las escalinatas y le tendí la mano para que la tomara, mis labios sobrevolaron su rostro posándose en sus labios escarlata.
-Estáis preciosa -susurré contra ellos.
Desde que pasó lo de la noche en casa de mi hermano no había vuelto a dirigirme la palabra, algo me decía que cuando explotara lo haría a lo grande, peor supongo que así era la relación complicada que ambos nos traíamos entre manos.
No podía olvidar que la tregua había terminado, la noche en el campamento gitano solo un espejismo y de nuevo allí estábamos retándonos como dos niños dispuestos a no ceder ni un ápice.

Nos despedimos de los allí presentes emprendiendo el camino que nos separaba del Palacio Royal, lugar donde hoy había quedado destinado a aquella fiesta relegada a muy pocos y que se celebraba con cierta intimidad y mucha confidencialidad.
-Querida prometida...¿el juego sigue igual? -pregunté hundiendo mis ojos en sus pardos? Es decir ¿sin reglas?
Ladeé la sonrisa relamiendome sin apartar ahora mi mirada de su boca
-besame- susurré.


Última edición por Joe Black el Lun Jun 26, 2017 4:23 pm, editado 1 vez


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Mensaje por Danerys Garnert Dom Jun 18, 2017 7:23 pm

El día acordado había llegado y pronto la hora a la que el vampiro había dicho que me recogería también se acercaba, como siempre tenía a Mina conmigo para ayudarme con aquellos preparativos. Esa mañana había ido con ella, ya que era con la que más confianza tenía, para elegir el traje que luciría aquella noche en la fiesta de máscaras, rojo como el vampiro había pedido y que ahora Mina me ayudaba a colocarme cerrando los lazos de la espalda, con ese corsé que no solo acentuaba mi cintura y estilizaba mi cuerpo, sino que también resaltaba mi pecho por el escote abierto que este tenía. Se podía decir que el vestido era precioso en sí mismo, y la verdad, es que cuando lo había visto pensé que era justo para aquella noche y para que yo lo llevara. Normalmente odiaba llevar vestidos pero con el que llevaba puesto en esos momentos sentía que, de alguna forma, había sido hecho para mí por la forma en la que estaba decorado.

De un rojo sangre que contrastaba con mi tono de piel el vestido llevaba bordados en negro que, si lo mirabas bien, eran como si fueran llamas negras decorando así el vestido… y eso es lo que más me había gustado de él; que parecía estar hecho precisamente para la reina del infierno. Unos guantos negros a juego conformaban el vestido, y además había comprado una máscara negra donde tenía pequeños detalles en rojo, al contrario que el vestido, pero que combinaban perfectamente. Mina fue la encargada de peinarme y de maquillarme, y una vez estuve lista con los tacones negros y la máscara puesta bajé por las escaleras para encontrarme con el vampiro.

Mientras bajaba podía escuchar de fondo la conversación que tenían aunque realmente no podía distinguir casi nada de lo que decían, tan solo cuando quedaban unos pocos escalones para llegar bajo fue que escuché la pregunta de mi padre de que se quedara a dormir para mirar unos documentos, quizás quería hacerle alguna cuestión sobre algún negocio, no me era para nada extraño ya que mi padre pensaba que esos eran los negocios de Joe, pero al parecer había salvado al vampiro de tener que responderle. La atención fue puesta en mi persona y sentí tres pares de ojos observándome de manera fija, aunque realmente solo había una que me importaba en esos momentos, momento en el que nuestras miradas quedaron ancladas al tiempo que él restaba la distancia que había entre ambos y tendía su mano para que la cogiera y terminara de bajar los escalones.

Lo hizo cogiendo su mano hasta llegar al último y quedar frente a él, los tacones me hacían restar esa distancia que había entre ambos ya que el vampiro era más alto que yo y ahora casi estábamos a la misma altura, sus labios fueron hasta los míos susurrando que estaba preciosa, a lo que sonreí mirándole dándome el lujo de recorrerlo por entero hasta dejar mis ojos en los suyos que sin duda alguna sabía que en algún momento de la noche se pondrían del mismo color que el vestido que llevaba, o incluso del carmín que había en mis labios.


-Tú también estás muy guapo, Joe –el vampiro siempre vestido con esa elegancia que lo caracterizaba, con la máscara también puesta en su rostro que incluso le confería cierto atractivo que sumarle al ya que de por sí tenía. Todo algo más misterioso, cono ese toque de morbosidad que sin duda iba a preceder toda la noche y que lo hacía mucho más excitante. Mi mirada en esos momentos se centró en mis padres- quizás acabe pasando la noche en la mansión de Joe, ¿hay algún problema por ello? –Ellos negaron enseguida encantados con la idea, algo que yo ya intuía y que por si acaso me cubría las espaldas porque no sabía exactamente qué iba a pasar aquella noche. Desde que había pasado aquello en la mansión de su hermano no le había dirigido demasiado la palabra al vampiro, y de alguna forma, sabía que Lilith se cobraría venganza en la noche por lo que había hecho al cambiarse por su hermano, por esa marca que ahora se podía ver en su vientre y que anclaba su vida con la de la vampira concediéndoles tiempo para encontrar una posible solución. Nada había comentado al respecto pero tenía la sensación de que Joe esperaba que saltara en algún momento, y aquella noche Lilith no iba a dejar pasar la oportunidad de cobrársela. Nos miramos de forma fija como si ya empezáramos a retarnos y desafiarnos y sonreí observándole- ¿nos vamos, amor? –Pregunté para salir de allí con mis padres, una vez más, encantados con el vampiro sin esconder ese sentimiento y sensación que tenían con él, salimos por la puerta y nos subimos al carruaje donde había venido dejando por aquella noche a su montura negra, sin duda el carruaje más apropiado para la noche que nos esperaba por delante.

Este se puso en marcha hacia el Palacio Royal donde tendría lugar la fiesta, seguramente, para muy pocas personas dando así una confidencialidad a todo lo que pudiera pasar, cuando el vampiro hizo aquella pregunta que me hizo mirarlo para sonreí de forma ladina, ¿creía que me iba a echar atrás ahora que íbamos de camino a aquella fiesta, que iba a ser la única que pusiera alguna regla o norma? Oh no, estaba muy equivocado si pensaba que había cambiado de idea. Sus ojos estaban fijos en los míos y reí de forma corta cuando volvió a cerciorarse de que no iban a haber normas y no… no las iba a haber. No sabía qué nos depararía la noche pero sentía a Lilith con ganas de venganza por aquello, así que no iba a ser yo quien pusiera límites o reglas.


-¿Por qué lo preguntas Joe? ¿Acaso te da miedo y quieres que ponga alguna norma o alguna regla? –Respondí con otra pregunta desafiándolo, con nuestros ojos puestos en los del otro estando tan cerca el uno del otro, volviendo a nuestros retos, a las palabras afiladas y sarcásticas, a la ironía, a eso a lo que habíamos jugado durante aquellas noches sin contar con la del campamento gitano donde todo fue muy diferente. Sonrisa ladeada en el rostro del vampiro y ahora sentí como sus ojos se centraban en mis labios, es más, me pidió que lo besara y yo no pude más que sonreír de forma ladina- ¿Un beso en la frente, Joe? –Pregunté sabiendo que no era ahí donde quería el beso, pero como ya le había dicho la noche que me dejó en casa tras ir al campamento gitano, que especificara dónde quería el beso- ¿Te gusta mi vestido, Joe? –Pregunté sin hacerle el menor caso alguno con mis labios rozando los suyos- ¿era lo que querías, lo que tenías en mente? –Mordí su labio inferior jugando con él, alejándome para acortar la distancia con sus labios y luego volver a alejarme, tentándolo, provocándolo. Lamí su labio inferior en una lenta pasada dejando que mi aliento cálido diera contra sus labios ahora húmedos y me aparté ligeramente- ¡Ah, se me olvidaba! –Llevé una de mis manos a uno de los guantes negros que llevaba dejando ver en mí dedo un anillo, tal y como me había pedido guardando la sorpresa que tenía para el vampiro. Un anillo en plata con toques en negro que, en el centro, llevaba un diamante de color negro también y a cada lado dos diamantes normales más pequeños que había comprado tal y como me había pedido- para que no digas que no cumplo con lo que me dices –sonreí de lado por ello y, además, saqué otro anillo guardado y que era parecido al mío, en negro y plata también, pero sin los diamantes a juego con el que yo llevaba. Cogí su mano y mirándole a los ojos le puse aquel anillo sin dejar de sonreír de lado- ¿creías que te ibas a escapar tú también? –Pregunté sin quitar la sonrisa, no eran quizás dos anillos convencionales pero nos pegaban perfectamente porque, ¿acaso nosotros se podía decir que éramos una pareja convencional? Fue en ese momento, y no antes, cuando acorté la distancia que había entre ambos besando sus labios ahora que le había puesto el anillo, notando que sus labios me daban el paso que estaba buscando para que fuera un beso donde de alguna forma arrasé con todo, húmedo donde se volvía a notar esa atracción que había entre ambos y que nos era difícil de controlar- Sin reglas Joe, veamos qué nos depara la noche –dije contra sus labios, sonriendo de lado, justo cuando el carruaje se paró en las escaleras del palacio- ¿Preparado amor para esta noche?
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Mensaje por Joe Black Lun Jun 19, 2017 1:52 pm

De nuevo Lilith osaba desafiarme con ese mordaz tono ¿miedo yo? No, yo no gastaba de eso, ella no quería reglas pues no las tendríamos, veriamos quien al final de la noche acabaría suplicando a quien que las impusiéramos.
Tiré de su cintura aun con el carro en marcha para sentarla en mi regazo, mis labios atajaron la distancia, mas de nuevo apenas un suspiro nos separaba de rozarlos.

Habíamos vuelto a las andadas, al juego del gato y el ratón o mejor dicho a la encarnizada gesta que nos triamos entre manso los dos, ninguna capa de ceder un ápice, admitir nada al otro, nuestro odio era evidente y la noche en el campamento gitano solo un efímero recuerdo que se diluía como la tinta.
-Un beso -susurré relamiendo mis labios, rozando con mi humedad los ajenos.
Llevé mis labios a su mejilla depositando uno casto mientras mis ojos relucían contra sus pardos.

Se quito el guante aun con una media sonrisa pintada en sus escarlata para mostrarme un anillo de plata con tres rubís en ella engarzada. La plata oscurecida dotaba al anillo de una aspecto algo tétrico, mas sin duda la joya era hermosa y muy cara.
-Vaya, también yo tengo argolla -bromeé la verla sacar otro a juego.
Extendí mi dedo para que ella lo colocara y esta vez fueron sus labios los que me tomaron de improvisto sellando nuestro compromiso.
Jadeé contra su boca hambriento ,dándole paso a que lo debastara todo, lo devorara y se proclamara la reina de este encuentro.

El carro se detuvo y así bajamos de la mano acortando la distancia que nos separaba del umbral de las grandes y majestuosas puertas del Palacio Royal.
-Nací preparado -fue mi ultima frase antes de tirar de su cuerpo para adentrarnos en la lasciva fiesta.
El gran salón con sus lamparas de tela de araña resplandecían por la luz de los candelabros, allí había todo tipo de personas enmascaradas, sin duda de alta posición que como nosotros guardaba la confidencialidad de sus pecaminosos actos.
No era el único sobrenatural, de echo, gran parte de los allí presentes lo eran, era fácil identificarlos por sus auras.

Bailarinas desnudas danzaban sobre enredados mástiles, en el techo pendían cadenas y varias contorsionistas que se deslizaban por pañuelos listas para ser la cena o lo que los allí presentes quisiéramos.
Una pista central para el peculiar baile, infinidad de bebidas servidas por doncellas ligeras de ropa y en la parte mas oscura, mesas bajas con drogas varias, sofás circulares y camas redondas.
Un lugar donde el placer se fundía con la idea de ser compartido con unos y otros por doquier.

Allí las mujeres no eran simple carnaza, al menos no mas que los mismos hombres, todos teníamos un papel importante en este juego de poderes.
Solo los humanos puestos para el deleite de los invitados no podían decidir el juego en el que se verían sumergidos aquella noche en la que solo con suerte saldrían vivos.
-Las mujeres que danzan en las barras y las que penden del techo contoneándose con pañuelos son en su mayoría esclavos vendidos para estas celebraciones ,se pueden tomar sin permiso y hacer con ellos a voluntad -le expliqué. Sin embargo todos los enmascarados son invitados que como nosotros han pagado una gran suma de dinero..ellos habrán fijado o no sus reglas antes de entrar, todos tienen pareja en este lugar..así que el juego empieza ya ¿estas preparada amor? -pregunté ladeando la sonrisa mientras atrapaba dos copas que una preciosa camarera de bucles de cuervo portaba.
-Los y las camareras son intocable..solo están aquí para servirnos la bebida.


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Mensaje por Danerys Garnert Mar Jun 20, 2017 10:46 am

Aquella noche iba a ser totalmente diferente a las que habíamos tenido, a las que yo había tenido acudiendo a bailes de máscaras donde sin duda alguna nada de aquello tendría que ver con las demás de esa índoles, en esta donde el placer, la morbosidad, la lascivia y el anonimato se juntaban para crear una única fiesta, teniendo una idea de lo que podría encontrarme pero que sin duda alguna no se asemejaría a lo que sería de verdad la fiesta. El vampiro me pidió un beso y yo hice caso omiso a su petición, volviendo a ese tira y afloja que nos traíamos entre manos, volviendo a comportarnos como lo estábamos haciendo las últimas veces olvidando la noche del campamento cuando tras varios días separados volvimos a encontrarnos de nuevo.

Dejó un casto beso en mi mejilla y fue entonces cuando me acordé de que no le había enseñado el anillo que llevaba en el dedo, que no le había enseñado el anillo que había comprado a petición suya junto con aquel vestido, quité el guante y se lo enseñé dejando ver aquel anillo de plata, con toques en negro y ese diamante en negro más grande que llevaba. ¿Se esperaba quizás un anillo convencional que solían llevar las demás jóvenes? No me pegaban para nada, pero si pensaba que él no iba a tener su propio anillo y que podría librarse de ello… estaba muy equivocado. Porque justo cuando le enseñé el anillo que llevaba en el dedo saqué el otro que tenía guardado, mostrándoselo, a juego con el que yo tenía aunque sin llevar los tres diamantes como llevaba el mío.

Reí por su comentario, sobre todo por la palabra “argolla”, ya que básicamente era lo que representaban aquellos anillos. Mientras que otros los llevaban por amor nosotros eran como cadenas que nos ataban el uno al otro, sabía que no necesitaba de anillo para tenerlo encadenado, que Lilith ya se había encargado de hacerlo poniéndole unos grilletes la misma noche del hotel… pero si yo tenía que llevar ese anillo, lo mínimo, es que él llevase también uno a juego como el mío para que se lo recordase por si en algún momento se le olvidaba en dónde se estaba metiendo, pero sobre todo con quién. Mis labios buscaron los suyos en ese preciso momento para besarlo, porque así lo quería, sentada sobre su regazo devorando todo a su paso, arrasando con todo, entreabriendo sus labios para dejar que recorriera toda su boca antes de que el carruaje se parara.

Me bajé de su regazo para que bajara él primero y tras hacerlo lo hice yo, entrelazó nuestros dedos y se encaminó hacia las escaleras de la entrada del Palacio Royal alegando que él ya había nacido preparado, haciendo que me riera entre dientes pero no dijera comentario alguno al respecto, adentrándonos en el palacio donde hacía unas semanas todo había empezado con aquel baile, y ahora acudíamos a otro bien diferente que podría marcar una noche memorable. Sentía a Lilith con ánimos y ganas de vengarse por lo que había hecho el vampiro, así que sabía que a la mínima oportunidad que tuviera… la iba a aprovechar. Como nosotros había más gente que se adentraba en su interior vestidos de forma elegante con sus respectivas máscaras, dejándolo todo en el anonimato.

Me fijé en todo a mí alrededor dándome cuenta de las velas que había en el lugar, los candelabros, aquellas enormes lámparas de araña que daban un aspecto mucho más privado, mis ojos también se fijaron en las personas que habían a nuestro alrededor, todos con aquellas máscaras estando convencida de que Joe no sería el único inmortal de la fiesta, a los vampiros les gustaba demasiado ese tipo de… “bailes” y no dudaba de que en su gran mayoría estuviera rodeada de ellos, claro que las máscaras hacían difícil que pudiera identificarlos. Había bailarinas desnudas a lo largo del lugar exhibiendo sus cuerpos que se movían al son de la música del lugar, había cadenas que pendían del techo y más bailarinas que al parecer eran contorsionistas porque se deslizaban y se movían por una enorme tela que colgaba del techo, enredándolo en su cuerpo para deslizarse por el mismo bajando girando, moviéndose por todo el lugar de diferentes formas.

Habían dejado una pista central como improvisado baile y al fondo podían verse enormes sofás redondos para más privacidad, así como camas redondas como la que había en el hotel y que me hizo sonreír de lado. Lástima que no hubieran grilletes que colgaran del techo, observé todo lo que había alrededor fijándome en las camareras ligeras de ropa que había en el lugar, en su mayoría todo mujeres dispuestas para una noche única, entregadas a todo lo que pudiera pasar. Joe no tardó en explicarme cómo iba a aquello, al parecer las mujeres que estaban desnudas eran esclavas que estaban allí como diversión, los que llevaban máscaras eran los participantes que bien podrían haber puesto sus reglas o no… seguro que las habían puesto, a diferencia de nosotros. Los y las camareras no entraban en el lote, tan solo los demás que seguramente estarían allí para obedecer a lo que quisieran hacer con ellos, siendo esclavos que habían sido vendidos para este tipo de celebración.

Atrapó dos copas de una bandeja que traía una mujer con escasa ropa y me ofreció una con una sonrisa ladeada, seguramente se sentiría como en casa porque a saber a cuántas celebraciones y fiestas de máscaras habría acudido antes de pedírmelo. Sonreí de lado ante su pregunta, ¿si estaba preparada? Pero si Lilith parecía estar como en casa, a decir verdad, era como si hubiera estado en varias de esas fiestas y esa fuera solamente una más a las que había acudido, sentía que tenía ganas de jugar y que quería empezar con el juego, así que iba a dejar que hiciera su voluntad y ver en qué acababa todo aquello. Di un trago a la copa bebiendo de su contenido y miré al vampiro de forma fija, con una sonrisa ladina pintada en mis labios viendo que la gente a nuestro alrededor parecía animarse a empezar con aquello, a lo que yo no presté mucha atención.


-Nací preparada, amor –respondí las mismas palabras que había dicho él antes de entrar, porque no pensaba achantarme por nada, aquello era como un pulso de egos y el mío no iba a ceder en nada en aquella noche, menos después de cómo estaba Lilith con el vampiro y las ganas que sentía de querer vengarse. Había dicho que sin reglas y que se valía todo, ¿no? Era una fiesta donde nadie sabía quiénes éramos, dos anónimos y desconocidos que se entregaban a una fiesta donde el placer, la dominación y la lujuria eran los platos principales, y si algo sabía Lilith, era precisamente de esas tres cosas. Me elevé para rozar sus labios con diversión mirándolo directo a esos ojos, lista y preparada para la noche- empecemos amor, a ver cómo se nos da la noche y la sorpresas que encontramos –mis labios fueron a los suyos dejando un beso en ellos, un mordisco al final y me giré para comenzar a moverme por el lugar observando a las “piezas”, por llamarlos de alguna forma, que podías utilizar en tú juego. Mayormente casi todo eran mujeres en su mayoría, claramente dictado hacia un público más masculino ya que, socialmente, era el hombre quien solía mandar y tener el poder de todo… ja, porque no conocían a Lilith. Las jóvenes se movían de forma provocativa en sus bailes siendo admirados por los demás jugadores de la sala, mientras yo copa en mano me iba moviendo buscando alguna presa que cazar para comenzar aquella noche… hasta que al final di con mi presa.

Si el vampiro pensaba que iba a “elegir” a una de las jóvenes estaba muy equivocado, podría jugar con alguna de ellas durante un rato, mandar sobre ellas, obligarle a que hiciera cosas pero… ¿el plato fuerte? No, mis gustos claramente eran hacia otro género diferente y ya que íbamos a jugar aquella noche, ¿por qué no hacerlo bien? Mi mirada se fijó en uno de los pocos hombres que había en el lugar, a diferencia de las mujeres, este solo llevaba una prenda que cubría su cuerpo, y bailaba dentro de una jaula al ritmo de la música. Notó que lo estaban mirando y sus ojos fueron hacia mi dirección, sonrió levemente y los quitó para seguir bailando puesto que no era la única que lo miraba… pero si fui la única que se acercó hacia la jaula donde estaba, viendo que se podría abrir porque no llevaba ningún candado que lo dejara encerrado. Llevaba en su cuello un collar del que caía una cadena de acero que llegaba hasta el suelo, abrí la puerta de la jaula y tiré de la cadena para acercarlo hacia donde estaba yo.


-Se acabó tú cautiverio, pero no te creas que eres libre todavía… ahora pasas a ser de mi propiedad –el joven solo sonrió, alto como era, de tez morena y ojos oscuros como la misma noche. Alzó su brazo en dirección hacia mí cuerpo en una clara señal de que iba a tocarme, pero rápida con mis reflejos aparté su mano y la misma que sujetaba la cadena pegó un tirón hacia abajo, agachando su rostro para coger su mandíbula entre mis dedos- no te he dicho que puedas tocarme –sonreí de lado- ahora póstrate ante mí, pide disculpas y muestra el respeto que merezco –el joven me miró de forma fija, viendo mi sonrisa ladeada, el brillo en mis ojos quizás no acostumbrado a que una mujer fuera tan firme en su forma de… dominar, pero lo hizo, para mi enorme satisfacción- Muy bien, levanta, veremos si eres tan obediente con el paso de la noche –me giré tirando de él quien me seguía, dejé la copa ya vacía sobre una de las bandejas y me acerqué al vampiro- Amor, ¿por qué no eliges a una de las jóvenes que hay y… nos vamos a un sitio más privado? –Mis labios rozaron los suyos en una abrasadora caricia- hagamos la noche más interesante y divertida –mi mano libre la puse justo donde sabía que estaba su marca, totalmente a posta, sonriendo de lado sin apartar mi mirada de la mía. Si pensaba que no estaba preparada… es que estaba muy equivocado.
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Mensaje por Joe Black Mar Jun 20, 2017 2:17 pm

Observe como Dan se movía por la gran sala del palacio, ladeé la sonrisa al ver como omitía los cuerpos femeninos que se movían sinuosos contra las barras para nuestro deleite.
Lejos de querer complacerme buscaba lo contrario, no tarde en darme cuenta de sus intenciones, provocarme.
Una jaula con un hombre en su interior acaparó su atención, era un humano moreno, de ojos profundos y oscuros al que sin meditar lo mas mínimo sacó de su encarcelamiento para contemplar su cuerpo.

Ladeé la cabeza con una tibia sonrisa, si pensaba que con ese gesto iba a provocar mi ira, se equivocaba por completo..sin reglas, eso era lo pactado y eso sucedería si ella no ponía remedio.
Con el hombre siguiéndola como un perro se acercó a mi cuerpo, su mano se posó en mi marca, gesto que me hizo sisear ligeramente, apeas audible, odiaba sentirme débil.
Su boca se trasformó en mi tortura, un roce tibio, una caricia y me pedía la siguiera junto a la mujer que quisiera a un lugar mas intimo.

Ladeé la sonrisa, era mi turno de elegir presa, caminé entre los invitados, muchas eran las esclavas que pendían de los techos, todas ellas buscando un dueño, pero de todas pasé de largo, mi vista fija en la mujer que bebía un bourbon en la barra, una invitada al igual que yo. Su vestido negro plagado de transparencias contrastaban con un largo y ondulado cabello de cuervo y sus ojos rojos como el fuego la delataron.
-Madam ¿quiere jugar conmigo? -pregunté relamiendome los labios con cierta picardia.

La dama dejo la copa sobre la madera deslizando sus dedos por mi rostro, dibujando mis pómulos, lasciva su sonrisa cuando sin responder aun recorrió con su indice mis labios.
Le tendí la mano para que la tomara y juntos acortamos la distancia que me separaba de mi preciosa prometida.
-Mi futura mujer, una desconocida, un esclavo -hice las presentaciones de los allí presentes para como bien dijo mi demonio ir hacia un lugar un tanto mas intimo para los cuatro.

Pasamos a una habitación con espejos en el techo, las paredes eran de cristal permitiendo ver así lo que pasaba en las habitaciones contiguas.
Al otro lado de la sala pentagonal otras habitaciones como esta formando un nido de abeja. En su centro una cama redonda, cadenas, útiles para el placer.
En una mesa bahía drogas de todo tipo, alcohol...

Mis ojos se centraron en los de mi mujer, pregunta implícita en ellos “¿sin reglas?” La inmortal se acercó a mi, apartó su pelo a un lado, aquellos rizos cayeron como una cascada sobre uno de sus pechos, sus ojos me contemplaron por encima de su hombro.
Mis dedos se deslizaron en una caricia por su espalda, lentamente bajé aquella cremallera para dejar que el encaje resbalara lento por sus hombros.
Un sujetados que alzaba sus pechos en tonos negros y rojos, unas bragas a juego cubiertas ligeramente por los ligeros que enganchaban las medias de rejilla que cubrían sus infinitas piernas.

Caminó hacia el lecho dedicándole una picara mirada a Dan para que se uniera la juego.
Me detuve frente a mi prometido camino de la cama, mi dedo se deslizó por sus labios, atajé la distancia sellándolos con un beso cargado de deseo, mi hombría alzada contra su vientre, el juego empezaba.


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Mensaje por Danerys Garnert Lun Jun 26, 2017 2:58 am

Aquella en la que todo podía comenzar ya había empezado, el Palacio Royal el destino donde aquella fiesta privada, donde muy pocos invitados bajo una estricta confidencialidad habían acudido, el lugar preparado para albergar aquel baile de máscaras totalmente diferente al que se podría acudir normalmente. Jamás habría pensado que pudiera haber un baile de máscaras como al que estaba asistiendo, pero sabiendo cómo era la clase alta tampoco me extrañaba en absoluto. Se podía notar que la mayoría de los presentes eran de la alta sociedad por los caros y preciosos vestidos que llevaban, las máscaras sin duda daban ese misterio y discreción que mucho querrían para que no se supieran sus deseos más oscuros, porque si en algo predominaba aquel baile: era el deseo oscuro y casi prohibido que se hacía gala en todo el lugar.

Yo ya había escogido mi presa para jugar esa noche, uno de los esclavos humanos que había estado metido dentro de una jaula, observado por más mujeres que no habían sido indiferentes a la belleza del humano enjaulado, y de todas las presentes la única que se había atrevido a sacarlo de ese lugar había sido yo, si era tan obediente como se había mostrado iba a ser muy divertida aquella noche. Me acerqué al vampiro que se había quedado en un segundo plano, tirando de la cadena del humano que tenía y que conectaba con un collar alrededor de su cuello, hasta quedarme delante y mirarlo a los ojos con diversión. Mi mano fue al lugar donde tenía la marca que ahora compartía con el rayo de sol, mis labios rozaron los suyos y le dije que escogiera a una de las jóvenes para ir a un lugar más privado y poder divertirnos.

No se hizo de rogar y se alejó mientras yo lo seguía observando que pasaba de las esclavas que bailaban, que se insinuaban para que los invitados pudieran hacer con ellas lo que quisieran, hasta que vi que se acercó a una mujer que también llevaba una máscara y que estaba sola en la barra. Otra invitada de aquella fiesta, con un vestido negro con transparencias que dejaba ver su pálida piel, no me costó deducir que se trataba de una vampira y esperé hasta que finalmente ambos volvieron hacia donde estábamos los dos, el vampiro hizo las “presentaciones” antes de poder pasar a un lugar mucho más privado, donde el juego podría dar comienzo en aquella noche donde no había reglas, donde todo podía pasar para ver en qué acababa la noche.

Los cuatro nos dirigimos hacia una de las salas que había apartadas en aquel lugar, con las paredes de cristal para que se pudiera ver lo que pasaba en las demás salas, todo como si estuviera conectado de alguna forma. Cada lugar tenía una cama redonda y una mesa con diferentes utensilios para el placer y para que se utilizaran a antojo de cada uno, había quien ya había empezado la fiesta y sonreí de lado aferrando con la mano la cadena de aquel hombre que ahora pasaba a ser de mi propiedad por esa noche. Noté que estaba a mi espalda y giré mi rostro para observarlo, parado, quieto, observándome como si esperara su orden, como si esperara que le dijera lo que tuviera que hacer y eso hizo que me mordiera el labio.

Me acerqué restando la distancia y mis dedos recorrieron su rostro, su tez morena que contrastaba con la de muchos en aquel lugar, su porte alto y esos ojos oscuros que no perdían detalle de los míos. Sonreí de lado rozando con la yema de mis dedos sus labios que se entreabrieron exhalando su cálido aliento, para deslizarlos luego por su garganta hasta acabar en su pecho mientras él se dejaba hacer, quieto e inmóvil, notando su respiración que cambiaba con cada roce de mis dedos… no ocultaba su atracción y eso me gustaba, lo haría todo mucho más divertido. Le dejaría el collar con la cadena, le daba un toque más morboso y mis ojos observaron los suyos con una sonrisa.


-Quítame el vestido –pedí en un tono bajo para ver que se iba a mover para colocarse a mi espalda, pero tiré de la cadena haciendo que me mirara y negué con la cabeza- sin moverte del sitio –dije acortando la distancia para que le fuera más fácil, sus brazos se alzaron y pronto comenzó a quitar los botones de la parte de la espalda, su respiración contra mi rostro y mi mano recorriendo su torso al descubierto mientras quitaba los botones, sus ojos fijos en mí y sonreí de lado cuando noté lo excitado que estaba. El vestido cayó dejándome con aquel corsé y la ropa interior de encaje y mi mano cogió su mentón- muy bien esclavo, ahora vamos a jugar –me giré para contemplar a la vampira que se dirigía en ropa interior también hacia la cama, lanzándome aquella mirada para que fuera a jugar con ella y sonreí de lado por ello, ante mí tuve al vampiro que me miró como si quisiera corroborar lo de que no había reglas y sonreí de forma ladina, recorrió mi labio con su pulgar y luego atajó la distancia besándome, lleno de deseo y de ganas de jugar, noté su excitación contra mi cuerpo y mi mano recorrió su pecho todavía con aquella camisa hasta subir mi mano a su nuca, dejando un mordisco provocador en su labio inferior. Cerré los ojos en aquel beso “Vamos Lilith, sal a jugar” fue mi pensamiento antes de abrir de nuevo los ojos y mirarlo con los ojos oscurecidos, sabiendo que el juego empezaba y que Lilith estaba preparada- vas muy vestido, amor –dije sonriendo de lado antes de acercarme a la cama vestida solo con el corsé, las bragas de encaje negro y los tacones negros también. Observé a la vampira tumbada en el centro de la cama que me recorría con la mirada y me subí para sentarme sobre la vampira notando sus ojos que me recorrían por completo encontrándose con los míos. Agaché mi rostro para dejarlo cerca del suyo y nuestros labios se rozaron, podía notar su gélido aliento dar contra los míos y sus manos recorrieron mis piernas antes de que acortáramos la distancia y nos besáramos. Sus manos subieron para recorrer mi espalda y yo moví mis caderas sentada sobre ella, provocándola con mis gestos, sus manos bajaron hasta ir a mis nalgas y aferrarlas con sus manos denotando que no solamente deseaba al vampiro, sino que a mí también y eso fue algo que me gustó saber.

Mis manos recorrieron sus brazos y pronto quité su sujetador dejándolo por el suelo liberando sus pechos que se rozaban contra el corsé mientras no dejaba de moverme sobre ella y sus manos me apretaban con fuerza. Me alejé para dejar un mordisco en sus labios y miré por encima del ojo a Joe con una sonrisa ladeada ahora siendo la vampira quien recorría mis pechos por la piel que quedaba al descubierto y el esclavo, a mí lado, contemplaba todo mordiéndose el labio queriendo participar también, le hice una seña para que quitara la prenda inferior que cubría a la vampira y no tardó en hacerlo dejándola desnuda. Tanto ella como él eran los dos atractivos, no podía decir que el vampiro y yo tuviéramos malos gustos pero… en el fondo, debía de admitir que ni los dos juntos llegaban a rozar el nivel del vampiro, la atracción que ejercía sobre mí era difícil de superar, él me tentaba demasiado, su demonio llamaba al mío y cada vez que me tomaba gozaba demasiado, pese a que era mi enemigo y que debía de matarlo, de que lo odiaba…


-Esclavo –dije girando mi rostro para mirarlo- quiero que vayas a la mesa y cojas algo para mí –sonreí de lado, quité las manos de la vampira de mis nalgas y las apresé con las mías- quiero que me traigas algo para atar –dije poniendo las manos de ella sobre su cabeza- algo para infligir dolor –mi mano se soltó y dejé una pequeña palmada en uno de los pechos de la vampira, dando énfasis a mis palabras- y otro para… -dejé la frase a medias, llevé la mano que había dado la palmada y en la que ella había jadeado arqueando su cintura, a su boca donde con sus colmillos hice una pequeña herida en mi dedo que, goteando, dejó un camino por su cuerpo hasta que mi dedo fue a su sexo, recorriéndolo en una pasada- y otro para el placer –él se movió en busca de lo que había pedido cuando ya tenía al vampiro a mi lado, mis ojos lo buscaron con diversión y placer por aquello y llevé mi dedo que paseé por sus labios- Amor –dije para luego llevarlo a la boca de la vampira para que quitara lo que había quedado de sangre- vaya, qué bien chupa… ¿quieres comprobarlo tú amor, o lo compruebo yo? –Pregunté con malicia levantándome de encima de ella para girarme al vampiro y mis manos comenzar a desabrochar su pantalón, mis labios buscaron los suyos y lamí su inferior dejando un mordisco en el lugar. Dejé que el pantalón cayera y la vampira no tardó en acercarse haciendo saber lo que le atraía el vampiro y las ganas que tenía también de jugar con él, arrodillarse frente a él y quitarle la prenda inferior que quedaba dejando su miembro libre, su mano abarcó todo su tronco y mis manos recorrieron bajo su camisa el torso del vampiro notando la zona caliente donde estaba aquella negra marca, condenando su vida a la de la vampira para que les diera tiempo a buscar una solución. Yo permanecía de rodillas sobre la cama y mis labios buscaron los del vampiro cuando la vampira se introdujo su miembro en la boca, moviendo su cabeza en una imagen tremendamente erótica. Observé sus gestos, sus ojos fijos en los míos, los jadeos que escapaban contra mis labios y sonreí de lado, miré como el esclavo dejaba lo que le había pedido; unas esposas, una fusta y un látigo, y un consolador que ahora quedaban sobre la cama. Dejé un beso en los labios del vampiro y me bajé para ir hacia el esclavo sonriéndole, acertando con la elección de los objetos y dejando mis labios sobre los suyos besándolos, pero no me tocó porque yo no le había dado permiso para ello y sonreí- Ahora puedes tocarme –susurré contra sus labios, y él no tardó en hacerme caso. Mi mano bajó hacia su miembro notando lo excitado que estaba y me giré al vampiro para observarlo- Amor… ¿qué quieres que me haga? –Pregunté dejando mi espalda contra el pecho de él quien recorría mi cuerpo con sus manos y sus labios se perdían por mí cuello.
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Mensaje por Joe Black Lun Jun 26, 2017 6:17 am

Mi mirada en la suya se quedó en nada, quería jugar sin reglas y a eso habíamos venido.
Me relamí al sentir su vaho golpear mis labios, un beso húmedo, placentero que marco a fuego nuestro deseo.
Sus dedos se deslizaron por mi pecho, aseguraba que llevaba demasiada ropa para este encuentro.
-Solucionarlo -pedí con la voz ronca dejándome hacer.

Su ladina sonrisa fue una promesa, sus ojos se desviaron hacia la mujer que ocupaba la cama y gateo sobre su cuerpo para sentarse sobre sus caderas. La imagen era demencial desde mi posición.
Exhale el aliento excitado, contemplando como mi preciosa Lilith, aun con los tacones, bagas y corseé puesto torturaba a la vampiresa con cada roce de su piel.
Sus bocas se encontraron, beso húmedo de baile de lenguas, las manso de la vampiresa recorrían el cuerpo de mi prometida hambrienta.

Me limité a observarlas como hacia el otro esclavo, sus ojos oscuros y los míos fuego delataban como nos sentíamos ambos en ese momento..
Ladeé la sonrisa viendo como desnudaba a la vampiresa y esta se dejaba hacer con los ojos rojos como el fuego.
El otro parecía inquieto por participar en aquel encuentro, los humanos siempre tan ansiosos, o se calmaba un poco o poco iba a durarle el encuentro y en cuanto descargara su arma de nada mas que de un aperitivo nos serviría al resto.
Le quitó las bragas como mi demonio exigió, ladeé la sonrisa, parecía estar hecha para esto, para dominar el inframundo.
Ella estaba disfrutando de esto y me gustaba que lo hiciera porque yo a diferencia de Assur no tenia el menor problema en compartirla, para mi esto solo era eso, sexo y mientras tuviera claras sus lealtades no habría mayor problema entre nosotros.

Se alzó orillando su cuerpo ligeramente al del esclavo, le pidió que fuera a por algo para jugar mientras azotaba los pechos de la inmortal.
Esta se arqueaba con cada roce de la que hasta ahora parecía llevar las cadenas de todos los demonios allí presentes.
Con su dedo sajado por la vampiro dejo un reguero de sangre por el cuerpo de esta, hundiéndolo finalmente en su sexo con delicadeza.
El placer quedaba marcado por los jadeos de la dama que me miraba provocandome para que entrara en el juego.

Me relamí los labios cuando Dan dejó de jugar con la mujer para ahora animarme a que descubriera el placer de los labios ajenos.
-Mi boca se entreabrió, mi lengua salio a su encuentro adentrándose entre sus labios, acogiendo así la lengua sierpe ajena que salio a mi encuentro hambrienta.
Se enredaron en una peligrosa danza, espeso el aire que entre nuestras bocas quedaba.
Sus dedos no perdieron el tiempo, mi pantalón callo de inmediato y la inmortal deslizo sus dedos liberando de mi calzoncillo mi miembro.

Mis ojos fijos en los de mi prometida, los cerré un instante cuando la boca de la inmortal engullo mi hombría, su lengua recorría mi glande, torturaba mi frenillo, deslizando sus labios por el tronco metiendola por completo en su boca.
Mis jadeos impactaban contra los labios de mi prometida que entreabiertos los acogían, los sellaban mordiéndome, lamiéndome.

Me abandonó con un beso, ahora para jugar con el esclavo y todos y cada uno de los objetos que este le había propiciado.
Mi mano atajó la distancia enredándose en el pelo de la inmortal para marcar un ritmo mucho mas demencial.
Mi mirada turbia seguía en mi prometida, que ahora besaba al esclavo que ni se lo creía.
Ladeé la sonrisa cerrando los ojos, tirando la cabeza ligeramente hacia atrás emitiendo un gruñido por como me la comía la inmortal.

Mi prometida quería que le indicara al esclavo que hacer. Tiré del pelo de la vampiresa para alzarla. Me tumbé en el lecho, con el dedo le pedí a mi preciosa lilith que se acercara, mi hombría estaba preparada para que me cabalgara sin tregua.
-metetela -pedí sin apartar mis ojos escarlata de los de ella.

Pude ver el desconcierto en su mirada, como si que se la metiera yo no fuera exactamente en lo que pensaba.
Quería jugar con el esclavo, no conmigo en este momento.
-Confía en mi -le pedí atrayendola para que sus rodillas quedaran a cada parte de mi cuerpo.
Mis manos la empujaron contra mi alzado miembro, su cuerpo cedió al notar como su laberinto se abría para mi, como sus paredes me acogían y como se movía gimiendo. Sacudiendo sus caderas contra mi.
-Esclavo follatela por detrás.
Los ojos de mi prometida se abrieron como platos ,seguramente no esperando la rudeza de mis palabras, creo que cuando le pedí que me montara pensaba que mis celos afloraban y que no permitiría que otro la tocara, se equivocaba.

La vampiresa gateó hasta mi posición, su coño contra mi boca, trazo círculos masturbándose con mis labios, ladeé la sonrisa, jadeando contra su humedad. Mi lengua surco su raja, deslizándose de arriba a bajo jugando con su clítoris que se engrosaba para mi haciéndola gemir.


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Mensaje por Danerys Garnert Lun Jun 26, 2017 12:04 pm

Aquella noche absolutamente todo se valía, por algo ninguno de los dos habíamos puesto reglas, por algo nos desafiábamos incluso en ese aspecto esperando a ver quién era el que cedía de los dos, el que primero claudicaba ante aquello… claro que, si él pensaba que iba a echarme hacia atrás en cualquier cosa que pudiera pasar durante la noche, estaba muy equivocado. Justo en esos momentos además estaba demostrando, a mí parecer, que las palabras “sin reglas” seguían todavía vigentes y que además Lilith había salido a jugar divirtiéndose con los allí presentes, con aquella vampira seductora que Joe había escogido y con aquel esclavo atractivo que yo había liberado de su jaula, siendo un juego mucho más divertido, placentero y morboso. La noche solo había hecho más que empezar y, por el momento, era yo quien al parecer llevaba las riendas de aquella, dándole al vampiro la lección de que si decía que no había reglas es que no había reglas, que no me echaba para atrás y además que disfrutaba con lo que estaba haciendo.

La vampira pronto quedó desnuda bajo mi cuerpo y ya podía notar los dos pares de ojos que se centraban en nosotras, deseosos de participar en aquello pero que yo por el momento había tomado la ventaja y parecía que si no lo deseaba no entraría en aquella fiesta privada. Le pedí al esclavo que me trajera algunos objetos para pasar la noche, a su elección, pero con unas especificaciones claras… tenía cosas pensadas para hacer y aún teníamos mucha noche por delante en la que no sabía cómo íbamos a acabar, pero en la que sí sabía que íbamos a tener mucho, mucho placer. La vampira se movía bajo mi cuerpo arqueando sus caderas bajo mi toque cuando Joe se puso a mi lado, dejé de jugar con ella para centrarme en él desabrochando su pantalón en el que la vampira no tardó en arrodillarse frente a él y quitar la última prenda dejando su miembro libre, para después de acariciarlo con su mano introducírselo en su boca.

Mis manos jugaban con los botones de la camisa de Joe notando su respiración dar contra mi rostro, sus ojos rojos cargados de deseo que se cerraron en cuanto la vampira se llevó su miembro a la boca, todo lo recogían mis labios que mordían los suyos, los lamía a mi antojo observando sus gestos sin apartar la mirada el uno del otro dejando que la vampira le diera placer. Terminé de abrir la camisa y pasé mis manos por sus hombros para que esta cayera al suelo, mis manos y mis uñas recorrieron todo su torso hasta dejar mi mano justo sobre su marca, mordiendo su labio con fuerza y tirando de este  con rudeza sin apartar mi mirada de la suya, en un claro ejemplo de que no me gustaba aquello, para nada. Mi mano fue a su nuca y lo acerqué para besarlo de forma pasional, notando el movimiento de la vampira en una imagen totalmente excitante y erótica, arrasando con sus labios hasta que me separé dejándolo bien atendido para ver qué era lo que el esclavo me había traído.

Había cumplido bien con la orden y como “premio” mis labios rozaron los suyos hasta convertirse en un beso más profundo, pero no me tocó en ningún momento y eso me hizo sonreír de lado. Estaba excitada por todo aquel juego, por ver a la vampira dándole placer a mi particular demonio, momento en el que le permití al esclavo que me tocara y sus manos pronto recorrieron mi cuerpo, se colaron por la ropa interior que llevaba y mientras sus labios recorrían mi cuello sus dedos recorrían mi sexo, húmedo y clamando por atención, arrancándome un jadeo de mis labios en los que no aparté mi mirada del vampiro, como si siguiéramos desafiándonos incluso en esos momentos. Le pedí que me dijera que quería que me hiciera el esclavo, sonrió de lado y apartó a la vampira para tumbarse sobre la cama, me hizo un gesto con el dedo para que me acercara a él con un claro mensaje, uno que me hizo mirarlo unos segundos para morderme el labio.

El esclavo no tardó en llevar sus manos a ambos lados de la prenda inferior y romperla dejándome preparada para la orden de Joe, quien quería adentrarse en mí interior cuando pensaba que iba a decirme que fuera la del esclavo, en vez de la suya. No vacilé y gateé por la cama, su mano tiró de mi cintura para dejar mis piernas a cada lado de su cuerpo notando su punta rozar mi sexo hasta que finalmente mi cuerpo bajó sobre su miembro notando como cedía hasta estar por completo dentro, gemí echando la cabeza hacia atrás por el placer de aquello sintiendo su piel fría en comparación con mi interior húmedo y caliente y comencé a moverme sobre él otorgándonos placer, hasta que sus palabras me hicieron mirarlo sin esperar aquello. Sonreí de lado  y una de mis manos fue a su cuello para cogerlo con fuerza, me incliné besando sus labios dejando una risa sobre ellos por lo que había pedido y paré llevando hacia atrás mis ojos, observando al esclavo.


-Vamos esclavo, te han dado una orden –dije con una sonrisa ladeada y con la respiración agitada, tremendamente excitada por aquello. Ya desnudo se subió a la cama y mientras yo me seguía moviendo su brazo rodeó mi cintura, su mano fue a mi sexo y sus dedos lo acariciaron centrándose en el clítoris, provocándome un gemido para seguir moviéndome sobre el vampiro con mis manos sobre su pecho. Notaba su miembro tras mi espalda hasta que con su otra mano en la nuca me tiró hacia delante dejándome cerca del rostro del vampiro y mientras me seguía masturbando con sus dedos noté como se adentraba en mi interior, mis uñas arañaron el pecho del vampiro, dejé un mordisco en su hombro hasta que un gemido salió de mis labios cuando estuvo dentro, abrasándome sin dejar de proporcionarme placer con sus dedos. Cerré los ojos con fuerza ante tal placer y los abrí mirando al vampiro, dejé un mordisco sobre sus labios y cogiendo el esclavo mi pelo me puso de nuevo recta sintiéndolos a los dos en mí interior, una combinación rara y explosiva.

La cosa mejoró cuando él se empezó a mover y el vampiro me instó con sus manos a que me moviera sobre él, los notaba a los dos en mi interior moviéndose, uno salía y el otro entraba y viceversa. Uno frío y el otro calor… volví a gemir por aquello hasta que finalmente encontramos el ritmo que mejor nos venía, el esclavo rodeó mi cintura con su brazo y aumentó el ritmo haciéndome más complicado que me moviera sobre el vampiro, pero aun así no perdí el ritmo. La vampira, frente a mí, había tomado partido de su propio placer y ahora era la lengua de Joe quien la masturbaba. Sus ojos puestos en los míos y sus manos pronto me quitaron el corsé dejándome desnuda, sus manos recorrieron mi cuerpo e inclinándose hacia delante sus labios jugaron con mis pechos mientras el esclavo, a mi espalda, se los ofrecía para que hiciera con ellos lo que quisiera.

El placer era cegador en esos momentos, los sentía a los dos moverse en mi interior llevándome a un punto de locura que no había sentido de esa forma nunca, algo nuevo y diferente, jamás había estado con dos hombres al mismo tiempo dándome placer y la experiencia era jodidamente sensual, erótica y placentera. Noté que la vampira mordía uno de mis pechos y sus colmillos hicieron una pequeña herida de la que brotó sangre, gemí cerrando los ojos en aquella… extraña unión en la que todos recibíamos y dábamos placer en la que disfruté y me gustó. Como siguieran así no iba a tardar demasiado en alcanzar el orgasmo, sentía que este pronto llegaría y no quería terminar tan pronto, aún quedaba noche por delante pero quería jugar mucho más, alargar ese placer que estaba sintiendo.


“Déjate ir, preciosa” mis ojos se abrieron para observar a la mujer que tenía frente a mí escuchando su voz en mi cabeza quien me miraba de forma fija, se lamía los labios y gemía por el placer que el vampiro le proporcionaba, hasta que finalmente estalló en un orgasmo moviendo sus caderas en lo que este remitía, para luego gatear hasta el esclavo a quien le ordenó que otorgara placer a ella y se la follara, el esclavo dio un par de embestidas en mi interior y haciéndole caso a ella salió alejándose, para acercarse a ella quien a cuatro patas le esperaba y él no se hizo de rogar, la penetró por detrás como estaba haciendo conmigo y la vampira gemía por ello, mis ojos bajaron el vampiro moviendo mis caderas en círculos con la respiración agitada, un hilillo de sangre cayendo de uno de mis pechos y moviéndome sobre él, notando ese abismo al que siempre llegaba. Me incliné para besarlo arrasando con todo, un beso cargado de deseo, placer, necesidad, excitación... y morder su labio inferior disminuyendo el ritmo paulatinamente, hasta que finalmente me separé levantando mis caderas, sintiéndome vacía pero alargando aquel momento con una sonrisa ladina en mis labios.


-Aún no, amor –me aparté decidida con mi decisión y cogí la fusta entregándosela al esclavo- azótala mientras le otorgas placer –él cogió la fusta y comenzó a asestar golpes por su cuerpo arrancándole jadeos a la vampira quien me miró con una sonrisa ladeada por aquello, como si le gustara. Mis dedos recorrieron su sexo completamente húmedo notando las embestidas del esclavo y mordí su labio inferior para luego coger las dos cosas que quedaban sentándome en la cintura del vampiro, rozando mi sexo con el suyo. Me sentía vacía ahora que no los tenía en mí interior, pero tremendamente excitada y cachonda, con ganas de más. Mi dedo se paseó por el labio del vampiro y sonreí- ¿Jugamos duro, amor? Ya sabes que me encanta… podemos jugar duro con ellos, ¿cuánto crees que aguantará cada uno? Venga, amor, te cedo el control durante un rato… hagamos algo divertido y placentero con ellos. ¿Qué será? ¿Esposas, látigo…? Muéstrame de qué eres capaz –mi labio atrapó el suyo de forma provocativa, ¿quería jugar? Bien, le seguiría su juego.
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Mensaje por Joe Black Lun Jun 26, 2017 4:22 pm

Mi prometida sentía bruscas embestidas, cuando el humano las daba la empujaba contra mi alzada hombría, cuando yo me sacudía, era estacada por detrás con furia.
Movimiento acompasado de uno y otro que deleito a Lilith que se retorcía de placer sintiéndose posiblemente llena por primera vez.
Conocía esa sensación que la embargaba, para ella esta era la primera vez de un peligroso juego que no siempre acaba complaciendo a todos los miembros.
Mi boca en el sexo de la inmortal, regalandole un placer sin igual, las dos damas se enrollaban ante nuestros ojos, caricias que despertaban mas aquel placer que nos inundaba a los cuatro en este instante en el que el infierno sucumbía ante nosotros.

Vitae, la sangre corrió por sus pechos, la inmortal la paladeaba entre sus labios y no dudó en apartar su frio coño para dármela a probar directamente de su boca, nuestras lenguas se enzarzaron en un duelo brusco, plagado de gruñidos y jadeos.
Mi mujer rasguñaba mi piel, excitada por aquella imagen por sentirse follada por todos los agujeros, la sangre se agolpaba en mi pecho y era lamida por su lengua viperina colocándose por completo.

La inmortal danzaba tocándose a las tetas, de nuevo su sexo había sucumbido ante mi lengua, gritaba arqueándose por mis atenciones, mi aliento impactaba en la humedad de su sexo hasta que la sentí explotar contra mi boca, moviéndose, pidiéndome mas, todo a decir verdad.
Sus ojos rojos fuego me buscaron, se metió los dedos calentándose para mi, se lo que quería, que la tomara de mil formas distintas, me relamí guiñándole un ojo para que fuera con el esclavo y obedeció sin rechistar exigiendo a este que la follara desde atrás.

Mi prometida seguía danzando sobre mi alzada entrepierna, lentamente, acariciando sus pechos que no dudé en alzar mi tronco para que me ofreciera su veneno, sangre que llama a sangre, mi lengua hambrienta coronó las cúspides, succioné cada resquicio de su piel, mis colmillos trazaron nuevos senderos, estaba muy excitado.
Mis manso acompañaron sus lentos movimientos, solos, mirándonos a los ojos, nos retábamos y el aliento de uno y otro chocaba de forma ruda acortando el espacio.
-Te deseo -susurré contra su boca -estas a tiempo de parar esto.

Su respuesta, unirse de nuevo a los otros dos, pedir una tortura para la inmortal y probar de su sexo aquellos fluidos que proporcionaba su tórrido encuentro.
Regreso a mi, mojada, ofrecida a seguir jugando, su abertura quedo sobre mi glande calcinandolo con cada movimiento, iba bastante drogada, pero el control lo tenia así que..continué.

Ladeé la sonrisa antes de introducir mi lengua por el precipicio de sus labios, rudo tome todo lo que me había sido negado, arrase con su interior, mezclando nuestras salivas, la sangre y el elixir de otra en la ecuación.
Gruñí cuando tiró de mi inferior, aun no se daba por vencida, quería segur jugando y los jadeos de la inmortal se incrementaban cada vez mas.
-Estas muy cachonda -aseguré deslizando mis dedos por su mojada feminidad -esta bien, sin reglas.

Me separé de ella caminado hacia el humano que estaba a punto de explotar dentro de la vampiresa, si lo hacia de nada nos serviría ya, así que tiré de él alzándolo del cuello, sacandolo así del interior de mi juguete.
Se lo lancé a mi prometida.
-Dale de beber o ni un asalto te durará pequeña cazadora.

Los labios de la inmortal se curvaron cuando le tendí la mano con caballerosidad, sus ojos en los míos y un susurro en mi oído como colo fon final. La tomo suavemente moviéndose con gracilidad a mi lado.
Subimos sobre el lecho, las grilletes aferraron sus muñecas, mis dedos dibujaron sus labios con suavidad mientras su lengua salia a buscarlos para lamerlos desafiante.
Nuestras miradas se encontraron ,eso basto para escuchar un gemido que salio de lo mas profundo de su interior.
De un saltó baje del lecho, el látigo fue el instrumento que tomé, uno negro, con tres extremos y un mango.
Regresé frente a la dama que me esperaba impaciente relamiéndose, su piel fue acariciada por el cuero, introduje el mango en su sexo sacudiéndolo sin pausa mientras sus ojos me miraban y su boca me reclamaba ansiosa de mucho mas.

No me hice esperar, saque el arma de su interior y sin mediar palabra la azote una y otra vez, la sangre salpicaba mi rostro, ella gruñía, sollozaba y gemía en una mezcla extraña de muerte, caos destrucción y lascivia.
Su mirada seguía fija en mi, sus ojos cada vez mas rojos rugían por tomarme, su cuerpo me buscaba, cadenas tensas que no atajaban suficiente la distancia, mi sonrisa pérfida dibujada en mi sádico rostro cada vez que su piel se desquebrajaba ante los golpes y ella me abría las piernas mostrandome lo que me esperaba.


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Mensaje por Danerys Garnert Mar Jun 27, 2017 12:31 pm

Nos habíamos quedado solos mientras ahora el esclavo embestía a la vampira desde atrás tras haber obtenido un orgasmo que Joe le había proporcionado con su lengua, me movía sobre el vampiro de forma lenta sin querer terminar en aquel momento, alargando la situación y el placer tanto como fuera posible. Me sentía muy excitada, cachonda y necesitada en aquellos momentos, había bebido de la sangre del vampiro cuando mis uñas arañaron su pecho y ya comenzaba a sentir el colocón que eso me producía aunque no hubiera sido tanta cantidad como otras veces. Se había elevado para lamer el hilillo de sangre que caía por mi pecho, para morderme en nuevas zonas arrancándome gemidos, notando sus colmillos abrirse paso por mi piel para beber de mi sangre y sus manos acompasando cada uno de mis movimientos sin dejar de mirarnos de forma fija, sin dejar de desafiarnos como siempre hacíamos.

Lo miré sonriendo de lado cuando dijo que me deseaba, era evidente que ambos nos deseábamos en ese momento pero sabíamos a lo que habíamos ido a aquella fiesta, lo que él me había pedido al ir, así que no entendía por qué decía que estaba a tiempo de pararlo, ¿parar qué? No tenía nada que parar, me estaba gustando, me divertía, disfrutaba y ambos podíamos dar rienda suelta tras aquellas máscaras que por una vez en vez de refrenarnos haciendo que actuáramos de forma que no éramos, nos dejaban ser lo que siempre habíamos sido, lo que estábamos demostrando ser. ¿Mí respuesta? Acercarme a la vampira y al esclavo para darle una fusta y que le diera con ella, claro que la vampira no sentiría lo mismo dada su condición pero no pareció importarle en absoluto, parecía incluso que le gustaba ese tipo de juegos.

Volví sobre el vampiro sentándome sobre su cadera, me movía haciendo que nuestros sexos se rozaran, se alzó para juntar nuestros labios en un beso cargado de deseo, de lujuria, el vampiro tomó todo cuanto quiso de forma ruda y yo me dejé llevar sin dejar de rozar nuestros sexos en ningún momento. Mordí su labio inferior apretando un poco con mis dientes, notando su gruñido contra mis labios que me hizo sonreír, para luego asegurar que estaba cachonda, evidenciando mi estado al pasar sus dedos por mi sexo, esa vez fui yo quien gruñí de placer soltando su labio y moviendo mis caderas hacia su mano. Le había pedido que jugáramos duro, era lo que al final siempre acabábamos haciendo así que, ¿por qué no? Seguí sin entender por qué me recalcaba la parte sin reglas, era lo que yo también había pedido y en esos momentos no pensaba en nada más que todo el calor que me recorría, en la necesidad que sentía y que quería ser saciada… en nada más que eso.

Se separó de mí para acercarse hacia la inmortal cuyos gemidos anunciaban que estaba pronto su orgasmo y alzando sin miramientos al esclavo lo separó de ella lanzándomelo que rebotó en la cama, aconsejándome que le diera de beber o nada más que un asalto me duraría. Ellos tenían mucha más resistencia que nosotros en todos los sentidos, por eso había evitado llegar tan pronto al orgasmo, quería aguantar lo más que pudiera aunque… siempre se podía volver a empezar de nuevo, la noche era joven y aún teníamos para rato. Pero el esclavo ciertamente se notaba cansado, así que le hice una seña para que bebiera algo mientras observaba como el vampiro tomaba a la joven y la subía sobre la cama, apresando sus muñecas en los grilletes. Ella también estaba necesitada y no ocultaba lo que le ponía el vampiro, las ganas que tenía de tomarlo eran evidentes y yo sonreí de lado.

Me bajé de la cama para contemplar aquel espectáculo digno que seguramente nos regalaría con la vampira, así a mí me daba algo de tiempo pese a que mi cuerpo ardía de pura y dura necesidad, conocía esa sensación muy bien de las veces que había bebido del vampiro, pero en aquella ocasión menos por no haber bebido tanta cantidad. No se hizo de esperar, cogió el látigo y tras jugar con ella introduciéndolo en su sexo durante un par de veces comenzó a asestar latigazos. Con ella no tendría por qué contenerse, ella podría aguantar cada uno de los golpes del látigo de tres puntas que había elegido, sus gemidos se elevaban en la habitación mezclándose con sus gruñidos de dolor, la sangre se sucedía en el lugar por la violencia del vampiro con cada golpe pero se notaba que ella disfrutaba por cómo lo buscaba incluso con los grilletes puestos, como abría sus piernas incitándolo y provocándolo.

Me puse detrás del vampiro mordiéndome el labio por aquella escena tan sádica, gore y erótica que presentaban los dos, mordí el hombro del vampiro con fuerza y mis ojos observaron lo mismo que él estaba viendo mientras le daba latigazos, como si fuera yo quien también le diera aquellos golpes, mi lengua lamió la sangre que tenía en el cuello sin dejar de mirar aquel espectáculo y mi mano rodeó su cintura hasta buscar su miembro, completamente duro. Cada golpe era una pasada que le daba yendo al ritmo que él le daba los latigazos, mi respiración errática contra el cuello del vampiro mientras veía aquel espectáculo, viendo como ella se ofrecía dejándose hacer completamente por aquel demonio que no tenía piedad con ella.


-Mira como la tienes, totalmente entregada a ti –mis labios recorrían su cuello para subir a so oído, pegada a su espalda contemplando aquello y con mi mano todavía moviéndose en su miembro- está deseando que sueltes el látigo y te hundas en ella, mira cómo te abre sus piernas deseosa de más –lamí el contorno de su oreja- ¿por qué no le das donde más lo está deseando? –Pregunté con cierto tono malicioso- para que luego vea lo que es que le den de verdad –mordí su lóbulo con fuerza- quiero ver luego como te hundes en su interior y te la follas… o ella te folla a ti –reí con malicia por ello- dale con fuerza, amor, que no se diga que no eres un demonio –me separé para girarme en busca del esclavo para hacer cosas con él, cuando al girar me di cuenta que en la puerta había un hombre apoyado en ella observando todo, rubio de ojos rojos demostrando su condición de vampiro que se mordía el labio deleitado con la escena, tan sumida en el placer estaba que se me había olvidado que los demás podían vernos pues las paredes eran de cristal. No sabía cuánto llevaría allí y sus ojos me recorrieron con lascivia para sonreír de lado, era un invitado como el resto por la máscara en tonos azul oscuro que llevaba.
-Tú vampiro tiene razón, preciosa, no te duraría ni un asalto –sus ojos se desviaron hacia el esclavo a quien yo también miré y luego a él enarcando una ceja- ¿me permites jugar contigo? O que tú juegues conmigo, ambas opciones me gustan y me ponen –se lamió los labios esperando mi respuesta, apoyado desnudo contra la puerta claramente excitado, por una respuesta mía. Miré a Joe tras de mí pero fueron sus palabras los que volvieron mi vista a él- ¿Me tienes miedo, cazadora? –Lo fulminé con la mirada y acorté el espacio que nos separaba quedando frente a él.
-No le temo a nada, ni a nadie. ¿Quieres que juegue contigo? Dime que me ofreces –él sonrió de lado.
-Poder hacer conmigo lo que con tú esclavo no harías, tengo más resistencia, aguanto mejor el dolor, los golpes… no me moriré porque me azotes, ni por pérdida de sangre… porque quieres azotarme hasta hacer que sangre ¿verdad? –su mano se deslizó por mi pecho- me excita que una cazadora pueda jugar conmigo para ver hasta qué punto es capaz de hacerme suplicar… y por lo que he visto puedes lograrlo –su otra mano se enredó en mi pelo echándolo hacia atrás elevando mi rostro- ¿qué tienes que perder? Nada, ganar en cambio… mucho placer –su mano se deslizó hasta mi sexo acariciándolo, un gemido escapó de mis labios moviendo mi cadera, excitada con aquella nueva propuesta. ¿Por qué no? No tenía nada que perder, como él decía. Mis ojos lo contemplaron aferrando su cuello con mi mano con fuerza, apretando ante el movimiento de sus dedos.
-Muy bien, acepto –concluí a lo que él sonrió, quitó sus dedos de mi sexo para lamerlos y soltarme- ¿quieres que una cazadora juegue contigo? Eso tendrás –enredé mis dedos en su pelo tirándolo hacia atrás, mi mano bajó hasta su miembro para masturbarlo un poco, un gemido salió de sus labios y sonreí de lado para apartarme.
-He traído esto para que podamos jugar –señaló la mesa donde había nuevos utensilios que no me había dado cuenta, me acerqué y mis dedos se pasearon por el látigo, las esposas, había incluso un par de dagas y… una estaca, me giré para mirarlo sonriendo con malicia.
-¿Quieres que te clave esto? –Cogí la estaca que parecía improvisada, de las que harías en una situación desesperada y con prisa- Bien, tengo experiencia clavando estacas en vampiros –cogí las esposas y tiré de su muñeca subiéndome a la cama para ponerlo de espaldas a la vampira, tenía los grilletes puestos por lo que yo esposé al vampiro pasando la corta cadena de las esposas por la de los grilletes, quedando como encadenados. Su cuerpo se movía por inercia ante los movimientos de la vampira y me mordí el labio, me arrodillé frente a él y mi boca fue a su miembro para lamerlo y succionarlo escuchando sus gruñidos de fondo, su cadera se movía por el movimiento de ella y me separé sabiendo que pronto la vampira dejaría de ser azotada, subí mi rostro hasta el de él y con mis dedos apreté su mandíbula- quiero que cuando él la esté follando, te gires, y tú también lo hagas… prometo ser mala contigo si lo haces –lamí su labio inferior que él intentó atrapar y me separé para coger la estaca, una daga y dejarme en la cama el látigo. La daga hizo cortes en la piel del vampiro que pronto se cerraron pero de donde salió sangre, que lamí, incrementando mi estado poniéndome más caliente, más eufórica.
El esclavo estaba arrodillado frente a mí con su lengua en mi sexo, otorgándome placer lentamente, la daga hacía cortes en la piel del vampiro para luego clavar la estaca en la zona, no dejando que se cerrara la herida, parecía gustarle y se movía buscando y pidiendo por más. Lo hice en varias zonas de su cuerpo evitando siempre su pecho la zona del corazón, para luego con la estaca incrustada en el centro de su cuerpo pasé al látigo, y en el estado en el que estaba no alcanzaría la fuerza del vampiro, pero sí le daba más fuerte que un humano normal y corriente.
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Mensaje por Joe Black Mar Jun 27, 2017 2:26 pm

Lilith se acerco a mi, su cuerpo desnudo caldeo de inmediato mi espalda frotándose contra mis omóplatos, sintiendo en cada movimiento del látigo como mis músculos eran rozados por la dureza de sus astas.
En mi oído sus palabras sonaban lascivas, me invitaba a tomar a la inmortal que completamente ofrecida, aullaba y gemía por el placer y el dolor que mi mano ejercía.
Su aliento contra mi cuello, lamió la sangre que por el caía, hambrienta, voraz, su lengua saqueó mi boca, ruda se adentró en ella enredándose de forma salvaje con al mía.
Una tregua ínfima que le di a la inmortal y que produjo que se quejara de pura impaciencia.

De nuevo me abandono, estaba claro que el esclavo estaba al limite, excitado ya no podía contenerse, era cuestión de tiempo que explotara por completo, pero un tercero se unió a la fiesta, apoyado en el umbral de la puerta contemplo a mi prometida, sus ojos me buscaron pidiéndome permiso para jugar, uno que no dude en otorgarle, a fin de cuentas..sin reglas era lo pactado y la ausencia de sentimientos hacían que ese fuera el trato.

Mi prometida disfrutaba en esa fiesta de perdición,se dejaba llevar sin problemas, sintiéndose plena, así yo volví a centrarme en mi invitada que se relamía los labios incitándome a continuar con la fiesta.
Dan llevó al inmortal contra ella, así, espalda con espalda lo ató, se centro en darle placer con su boca, los oscuros gemidos del hombre pronto inundaron aquella estancia, sin duda mi preciosa prometida la chupaba bien, no podía quejarme, había encontrado la horma de mi zapato.

El esclavo lamia el sexo de la fémina, era la hora de jugar con mi prisionera, así que solté sus muñecas, sus ojos rojos fuego se clavaron en mi turbia mirad,a su mano aferró mi cuello y con violencia me hizo chocar contra la pared acristalada.
Ladeé la sonrisa con picardia, su cuerpo salto para enredar sus piernas alrededor de mi cintura, completamente ida, sus caderas se movieron contra mi hombría, jadeaba, suplicaba ser tomada, mientras con su lengua viperina repasaba mis labios de arriaba abajo, introduciéndose en ellos para saborearlos.
Exhalé mi aliento contra su boca, ambos con las bocas abiertas nos devoramos, nuestros colmillos chocaba en un duelo rudo de dos diablos.
Tomé su cuello siendo yo ahora quien la estampo contra la pared, el cristal crujió o fue su espalda tal vez.
Gruño efusiva, de forma ronca, abriéndome mas las piernas, estaba tan mojada que mi glande entraba y salia con aquella inusitada danza.

Sus dedos se hundieron en mi pelo, atrayéndome mas contra ella, pero mi brazo la mantenía lo suficientemente lejos como para que solo nuestros alientos impactaran, roncas nuestras respiraciones cuando con un movimiento de cadera la empalé con mi estaca, grito arqueándose por la sacudida, se desgarraba por la brusquedad del encuentro.
El cristal se agrietaba contra su espalda y esta sangraba dejando bajo un reguero de vitae.
Sus pechos en mi boca, sangre resbalando por mis labios mientras mis dientes se hundían desquebrajando su piel, gruñía completamente perdido en su cuerpo, excitado ,cachondo.

Me empujo contra el lecho bajándose de mi,caminando sin apartar su mirada de mis escarlata, sus dedos se introducían en su feminidad mientras se movía como la diosa del averno.
Ladeé la sonrisa al ver como se detenía frente a mi, la repase de arriba a bajo observando como se ofrecía por completo, me permitía ver como introducía un tercer dedo reclamando mi hombría en su abierto coño.

Alcé la mirada hacia Dan por un momento ,ella seguía torturando al inmortal con el látigo, parecía entretenida en su propio juego, así que me alcé las manos para tirar de las caderas de mi dama misteriosa, mi lengua se hundió acompasándose a los movimientos de sus dedos, el clítoris retumbaba contra ella estaba al borde de explotar, notaba como gemía con absoluta brusquedad, sus colmillos fuera, sus pechos alzados, y un te deseo que escapo de sus labios de forma ronca, gutural.


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Mensaje por Danerys Garnert Jue Jun 29, 2017 9:55 am

Tenía al vampiro atado frente a mí el cual le estaba provocando pequeñas heridas con la daga, algunas las cuales lamía bebiendo de su sangre, otras las veía como se cerraban ante esa particular característica que presentaban los vampiros. La estaca la iba clavando de vez en cuando en diferente sitios de su cuerpo mientras ahora ya con el látigo en mano marcaba su cuerpo, marcas rojizas, algunas incluso llegaron a hacerle sangre por la fuerza con la que le daba. Evidentemente no era la misma fuerza que un vampiro, pero había bebido suficiente sangre como para sentirme pletórica, efusiva sintiéndome más poderosa que nunca, como si me hubieran inyectado adrenalina pura que había hecho que mis golpes fueran más fuertes, más rudos y violentos y que al parecer al vampiro no le disgustaba en absoluto. Gruñía con cada golpe recibido, su cuero se sacudía moviéndose en dirección hacia donde me encontraba como si me desafiara a que le diera más, más fuerte, que no me contuviera con él en ningún sentido.

Y no lo hice, descargué en él con furia el látigo, salvaje, sin contemplaciones sabiendo que se curaría y que aquello no revestiría en nada grave mientras el esclavo, sentado frente a mí, lamía mi sexo provocándome pequeñas olas de placer por el cuerpo dificultando un poco la tarea de “castigar” al vampiro. Notaba que no podía más y el mismo vampiro me lo dio a saber mirando al esclavo, él no había bebido sangre alguna y no estaba aguantando tanto como podía aguantar yo en esos momentos, así que paré dándole un poco de tregua, aparté al esclavo alejándolo de mí cuerpo y lamí la sangre que caía de la herida que le provocaba la estaca clavada en su hombro. Mi mirada se centró en Joe, que ya no estaba torturando a la vampira con el látigo sino que estaban contra la pared de cristal, oía los gruñidos de cada uno, se escuchaban los movimientos que hacían el uno contra el otro y por los gemidos de ella claramente estaba disfrutando con lo que le estaba haciendo.


-Tráeme alcohol –pedí al esclavo lamiendo la sangre del vampiro, quien gruñó al verme beber su sangre y sonreí de lado cuando este me trajo una botella de la que no miré el contenido, pero que si vertí por la herida del vampiro que gruñó y siseó, sus ojos rojos y tiró de las esposas que bien podría romperlas, pero no lo hizo porque todo estaba dentro de aquel juego- tienes que desinfectar esa herida –dije como si fuera lo más obvio y volví a lamer ahora mezcla de sangre y alcohol, notando que se movía contra mí pidiéndome más totalmente excitado… primero debería de encargarme del esclavo que parecía que iba a explotar. Me giré apoyando la espalda en el pecho del vampiro y le indiqué con un dedo al esclavo que se acercara, totalmente excitado, su pecho subiendo y bajando con rapidez, sus mejillas coloradas… claramente no iba a durar mucho más. Mi mano bajó por su pecho notando sus latidos hasta que mis dedos se cernieron alrededor de su miembro, jadeó cerrando los ojos al movimiento de mi mano y lo miré sonriendo de lado- no puedes más, ¿verdad que no? –Él negó con la cabeza incapaz de hablar, sus caderas se movían por sí solas buscando más contacto y eso me hizo que riera- va a ser tú noche de suerte, esclavo –cogí su mentón con la otra mano para hacer que me mirara- tómame, en terminar podrás irte para que otros puedan usarte como quieran –él no esperó demasiado, sus manos me alzaron, mis piernas rodearon su cintura y se hundió en mi interior siendo el pecho del vampiro la improvisada pared que amortiguaba sus embestidas, mi espalda chocando contra su pecho, mis nalgas rozando su miembro que él movía contra mí cuerpo, una de mis manos la pasé hasta rodear su pelo y sentí sus labios y sus colmillos pasearse por mi cuello sin poder hacer mucho más al estar atado.

El esclavo se movía con ímpetu sus manos recorrían mi cuerpo y sus labios succionaban y mordían mis pechos aprovechando esa última oportunidad, gemía por aquel placer que me otorgaba y mi cabeza quedó recostada contra un hombro del vampiro, que no perdía detalle de cómo el esclavo me follaba. Le prohibió alcanzar el orgasmo en mi interior y yo me reí de esa orden sin poder evitarlo, sintiéndome eufórica y tremendamente excitada con la situación, y por la sangre que había bebido. De fondo, mezclándose con mis gemidos, se podía escuchar el crujir del cristal y los gemidos de Joe y la vampira que estaban a lo suyo otorgándose placer, el esclavo finalmente acabó tal y como le había ordenado el vampiro y como le había pedido abandonó el lugar tras reponerse y echarnos una mirada, parecía complacido por lo que había pasado en aquella habitación y fue entonces cuando me giré al vampiro.


-¿Aún quieres seguir jugando, vampiro? –Éste rió y moví su cadera contra mí dándome a entender que sí, quería seguir jugando. Me pidió que le diera con todo lo que tuviera y no iba a escatimar en ello, hice cortes en su cuerpo, clavé su estaca en diferentes sitios, lamí más sangre mientras eso le excitaba aún más, el látigo le hizo sangrar, gruñir, jadear y gemir mientras yo parecía sentirme casi invencible en aquel estado, necesitada de algo más que otorgar solo dolor, algo más que eso y sangre. Saqué la estaca que tenía en su cuerpo y, sin miramientos y con una sonrisa fría y ladina… la clavé en la zona de su corazón, poco a poco pero sin llegar a rozar siquiera este. El vampiro se revolvió, gruñó y rugió desesperado por la quemazón que debería de sentir, pero saqué la estaca contemplándolo. Obvio que no iba a matarle, pero si podía clavar la estaca sin llegar a su corazón porque así era como más sufriría, tal y como había visto en el vampiro aquella noche de hotel. Sus ojos se volvieron de un rojo más oscuro, jadeaba de forma descontrolada y me pidió por más en un tono bajo, oscuro, excitante que me provocó una risa fría por aquello para cuando la herida se cerró volver a clavar la estaca poco a poco, esa sensación de tener su vida en mis manos, de saber él que podía matarlo si la hundía más de lo debido… eso me excitaba sobremanera.

Lo hice un par de veces bebiendo de vez en cuando de los hilillos de sangre que caían de la herida, hasta que finalmente tras la última rompió las esposas, lanzó la estaca lejos y me estampó contra la pared del cabezal de la cama. Me alzó con violencia de las nalgas y me penetró de una logrando que gimiera, mis piernas lo rodearon y comenzó a embestirme con furia, raudo, salvaje… descontrolado y totalmente excitado en aquel juego de vida y muerte. Buscó mis labios para besarlos, para morderlos y decirme que no se había equivocado conmigo, entre embestida y embestida mis ojos buscaron los de Joe que ahora sobre la cama volvía a proporcionarle placer a la vampira con su lengua en aquel juego de placer que ambos llevaban, esta estaba cubierta de sangre y los ojos del vampiro y los míos se encontraron en aquel momento, como si de alguna forma quisiéramos comprobar que todo seguía igual… y así fue como seguimos.

La mano del vampiro se cernió sobre mi cuello sin parar de embestirme, apretó privándome de poder coger aire y cerré los ojos notando mi espalda dar contra la pared, mis nalgas rebotando por la violencia con la que me penetraba. Mis manos cogieron con fuerza sus brazos clavando mis uñas y soltó su agarre provocándome más placer con ese gesto, sus labios fueron a mi cuello y me dejó recobrar el aliento para volver a hacer lo mismo, clavar sus colmillos en mi cuello, beber de mi sangre y sacudirse en mi interior con fuerza notando los latidos de mi corazón retumbar en mis oídos, privada de aire, mi sexo palpitar excitado con aquel gesto pero se separó y quitó el agarre cuando alcanzó el orgasmo mientras yo me reponía, se hizo un corte en su pecho y llevó mi boca para que bebiera de la herida y me recuperara por aquello… pero seguía excitada, necesitada de más de ese oscuro placer y cuanto más bebía menos veía una liberación posible, mi cuerpo ardía como si tuviera fiebre, Lilith se sentía como en casa como si todos los días disfrutara de algo así pero, en el fondo, sabía qué era lo que podría aplacar el calor que nacía en mi vientre y se extendía por mí cuerpo.

Mi cuerpo tembló un par de segundos aferrada todavía por el vampiro quien con delicadeza me dejó sobre la cama y él bajaba a ponerse una copa de alcohol, mi pecho subía y bajaba con rapidez, sentía mi cuerpo perlado por el sudor y tremendamente caliente como si me hubieran dejado a las puertas de un orgasmo que me había sido negado, aunque sabía realmente qué era lo que quería en ese momento, a quién mejor dicho… al único capaz de llevarme a ese Infierno al que ambos pertenecíamos. La vampira y él parecían haber terminado mientras me encontraba de rodillas sobre la cama intentando calmarme, pero no podía, había bebido demasiada sangre y me sentía como ida, como flotando un poco mientras mis instintos más primarios y escondidos en lo más profundo de mi interior salían a flote, como demonios que habían estado enjaulados y eran liberados. Gateé hasta quedar a la altura del rostro del vampiro quien estaba al contrario que el mío por la posición de nuestros cuerpos y sonreí de forma ladina.


-Hola de nuevo, amor –mis labios fueron directos a los suyos para arrasar con ellos notando una mezcla de sangre, el placer de aquella vampira, alcohol… todo junto. Me hice dueña de su boca a mi voluntad, nuestras lenguas enredadas en una cruenta batalla en la que al separarme mordí su labio inferior sin mucha sutileza. Seguí gateando por su cuerpo hasta llegar a su miembro llevándolo a mi boca, lamiendo su tronco, succionándolo, engulléndolo totalmente encendida. Acabé dejando un mordisco juguetón y me separé para sentarme sobre sus caderas rozando nuestros sexos, moviendo mis caderas en círculos para inclinarme hacia delante y dejar mi rostro sobre el suyo- tómame –pedí enredando los dedos de una de mis manos en su pelo, dejando su cuello tenso y a mí alcance- como sólo tú sabes hacer –mis labios recorrieron su cuello y luego mis dientes dejaron una marca en el lugar, encendida, caliente, necesitada de algo que quizás solo él podía darme- llévame al Infierno, mon démon –mordí su labio inferior para provocarlo esperando a que me tomara como el demonio que era.
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Mensaje por Joe Black Jue Jun 29, 2017 11:00 am

La mujer se sacudió con violencia contra mi boca, tiraba de mi pelo sin tregua para hundirme mas adentro mientras gritaba presa de un hechizo que incendiaba todo su cuerpo.
Los colmillos fuera, jadeaba sin pausa, no se tomo un respiro, aparto de su humedad de mi lengua dejándose caer bruscamente sobre mi alzado mástil arrancándome un ronco gruñido.
Plagados de sangre nuestros cuerpos se convirtieron en la droga del otro, colocándonos mutuamente en aquel intercambio de vitae.
Su boca desbastaba mis labios, los mordía como si fueran la fruta prohibida mientras mi colmillos sajaban su lengua bebiendo mas de ella.
Cabalgaba como una amazonas al galope metiéndose entero mi miembro para sacarlo por completo, apenas la punta mojada de mi glande quedaba dentro.
Excitado, colocado y muy cachondo tomé la iniciativa nuevamente, la alcé de las nalgas quedando su cuerpo en volandas mientras seguía moviéndose en un vaivén de caderas.
La giré de golpe sacándola de mi, su cuerpo impactó contra el cabecero donde el vampiro se follaba sin pausa a mi prometida. En la misma posición golpeé con violencia la espalda de la inmortal. Sus manso me ofrecían sus pechos, alzados ,expuestos llenos de sangre para mi deleite.
Las embestidas hacían que el cabecero se sacudiera, el cristal de la pared se quebraba bajo los empujones de ambos.
La risa de la vampiresa era música para mis oídos, los jadeos de Dan la danza que bailar.
Metí mis dedos en su boca sin dejar de follármela como una bestia, ella lamia mis dedos, engullendolos, humedeciéndolos.
Llevo su mano a su clítoris para acariciarlo ofreciéndome esa visión mientras la embestía, se abría sus labios para que lo viera todo, la sangre se mezclaba en un duelo en el que dos demonios bailaban en el infierno.
Se sacudió de nuevo, no podía mas, extasiada su mirada me buscaba, la dejé caer en el lecho, Dan del mismo modo había quedado tumbada, las dos no parecían muy dispuestas a moverse después del salvaje encuentro.
El vampiro me tendió una copa que tome apurandola de un trago.
Cerré los ojos dejándome caer también sobre la cama.
Los pasos del inmortal saliendo por la puerta, se había corrido, para él había terminado la fiesta.
Sentí unos labios acariciando los míos, ladeé la sonrisa, los reconocería solo por su calor. Me relamí por la mezcla de saborees y abrí mis oscurecidos ojos buscándola a ella.
Exhalé mi aliento cálido en su boca hambrienta, mi lengua se introdujo despacio entre sus labios, aumentando el ritmo con el que nos enrollábamos tal y como el ambiente se caldeaba de nuevo entre nosotros.
Mis manso surcaron su cuerpo magullado, había bebido mucha sangre iba muy colocada y se notaba por como se movía buscando mas contra mi cuerpo.
Sus pechos presionaban mi torso, su lengua enredada, buscaba mas de todo.
-Vas muy colocada Dan
Me excite muchísimo, era como si hasta ahora todo hubiera sido solo un calentamiento.
Subió sobre mi dejando que mi hombría la penetrara despacio, la oía gemir moviéndose lentamente como si necesitara sentirse llena de mi, su vientre clamaba fuego, sus ojos se perdían en mis pardos totalmente dilatados mientras se tocaba los pechos provocandome.
-¿no estas saciada amor? -pregunté volviendo a colisionar con su boca poco después.
Mis dedos navegaron por su cintura rumbo a sus pechos, los alcé con mis manos para llevarlos a mi boca, primero una teta, succioné su pezón, rasgué su piel bebiendo de ella la sangre que por sus venas debía correr.
Mi nariz castigo su mojada cumbre, lamí el centro del valle perlado en sudor, plagado de sangre, muy cachondo mi cuerpo cada vez pedía mas.
Me era difícil controlar, así que de golpe la alcé.
La giré con brusquedad, su cuerpo contra la acristalada pared, le abrí las piernas con rudeza mientras sus tetas rozaban el cristal pegando se a el. Otos disfrutaban al otro lado del espectáculo tocando sus pezones con e cristal de por medio.
La oía gruñir con cada empalamiento, entraba tan dentro que sus piernas no la sostenían, gemía del dolor del placer, la sangre se abría paso en su sexo mojado, mas dentro, mis huevos chocaban contra ella duros, tirantes, casi podía meter un trozo de ellos.
Una de mis manos bajo a su clítoris, la masturbé sin tregua contra el cristal, muchos miraban como sus labios eran abiertos por mis dedos.
Se masturbaban mientras Dan lo veía todo
La sentí explotar cuando mi hombría se sacudió con violencia dentro de ella.
-ufffff -susurré perdido en su cuello, en su olor, en su esencia.
La sujeté con mi brazo para que no cayera, era incapaz de mantenerse en pie, la alcé en volandas para llevarla al lecho y allí nos deje caer.


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Mensaje por Danerys Garnert Vie Jun 30, 2017 12:27 pm

Mi cuerpo seguía tan cachondo, excitando y ardiendo como si no me hubieran hecho nada, como si el vampiro no me hubiera follado contra la pared del cabezal y hubiera jugado con mi cuello privándome del aire, mordiendo mi cuello y bebiendo de mi sangre… como si nada de aquello hubiera pasado. Estaba sumamente colocada, casi ida en aquel momento en el que sentía un calor abrasador que nacía en mi vientre y que me tenía presa y a su merced, necesitada en todo momento como un animal salvaje en el que su instinto primario salía a flote. Notaba a Lilith embriagada por la sensación queriendo también más como yo lo quería, lo que ambas queríamos y necesitábamos y que teníamos a unos escasos centímetros. Gateé por la cama hasta encontrar al vampiro y adueñarme de su boca, arrasando con todo lo que encontré a mí paso haciéndolo mío por completo. Mi lengua jugaba con la suya, la provocaba, mordía sus labios, su lengua… totalmente entregada, totalmente encendida en esos momentos, necesitada de más, necesitada de algo que solo él podía darme.

Comenzamos a provocarnos mientras nos besábamos, sus manos ascendían por mi cuerpo recorriéndolo en aquella batalla que nuestras bocas presentaban, mis caderas rozando nuestros sexos, mis pechos presionándose contra el torso del vampiro… buscándolo, provocándolo, tentándolo para que cediera contra mi deseo. Pero no hacía falta hacer demasiado porque, como yo, parecía que entrábamos en ese estado en el que al estar cerca y tener nuestros cuerpos desnudos el uno contra el otro era lo que bastaba para volver a encendernos, como una simple chispa que prendía una hoguera entera… las llamas del infierno. No hice caso a sus palabras de que iba colocada, ¿no era claro ese punto? Incluso así el vampiro estaba en el mismo punto que yo y sin apartar mis ojos de los suyos bajé sobre su miembro notándolo ceder en mi interior hasta tenerlo dentro por completo. Cerré los ojos, eché la cabeza hacia atrás y gemí del placer que eso me provocaba, del fuego que aliviaba en mi interior tenerlo dentro.

Comencé a moverme lentamente sobre él en aquella danza placentera, subía y bajaba sobre él notando como mi interior cedía provocándome aquel tremendo placer, con mis ojos puestos en los suyos y mis manos acariciando mis pechos, abierta para él en una clara invitación más que erótica que estaría contemplando en esos momentos, mordiéndome el labio y gimiendo sin dejar de moverme en ningún momento. No tardó en ceder y llevar sus labios a los míos para luego castigar mis pechos con sus labios, lamiéndolos, succionándolos, hizo un pequeño corte con sus colmillos para beber directamente y yo arqueé mi espalda para darle mejor acceso. Mordió el otro pecho y llevé una mano a su pelo aferrándolo con fuerza, dejando que la sangre cayera por mi pecho y él se encargó de lamer la zona entre mis pechos provocándome gemidos todo lo que me hacía. Elevé su rostro para chocar sus labios, manchados con mi sangre, y besarlo de forma ruda. Ante su pregunta de si estaba saciada una risa corta salió de mis labios, como si estuviera poseída por un súcubo que manejaba mi cuerpo.


-No de ti, amor –mordí su labio inferior con fuerza mientras el placer me cegaba con cada movimiento, cada vez que se hundía moviéndome sobre él… gruñí cuando me movió alzándome poniéndome de pie, pero como si fuera el demonio que estaba buscando llevó mí cuerpo contra el cristal de la pared pegando todo mi cuerpo al mismo, mis pechos aplastados por el cristal y mis manos apoyadas contra el mismo mientras el vampiro estaba detrás de mí. Separó mis piernas con cierta brusquedad y de la misma forma me embistió de una hasta el fondo, un grito de placer salió de mis labios notando como se movía en mi interior. Mis pechos se restregaban por el cristal con cada brutal movimiento que me hacía moverme hacia arriba, casi como elevándome un poco de puntillas por la fuerza con la que me penetraba. Las manos de los que estaban en la otra sala fueron a mis pechos como si quisieran tocarme a través del cristal y yo gemía con cada embestida, muerta de placer. Me follaba tan rudo, tan fuerte y tan salvaje que me llenaba por completo topando un punto donde el dolor se mezclaba con el placer, como el demonio que había pedido que fuera, mis gemidos mitad dolor y mitad placer eran la clara muestra de lo que estaba sintiendo.

Mis piernas temblaban incapaces de sostenerme ante las embestidas del vampiro, duras, salvajes, brutales, llevándome a un punto que me volvía loca de placer y que sentía que era lo que estaba necesitando. Con cada embestida sus testículos chocaban de tal forma en mi sexo que enviaban una vibración que me volvía loca, moviendo mis caderas contra él sintiendo que seguía en pie por estar contra el cristal y el cuerpo del vampiro. Mi espalda se arqueó como si así le diera una mejor entrada y separé mis piernas todo lo que pude dejando mi cabeza recostada contra su hombro, mi mano fue a su pelo y allí enredé mis dedos con fuerza incapaz de hacer otra cosa que dejarme llevar y sentir aquel tremendo placer que sentía que sería capaz de partirme en dos de seguir así.

Mis ojos fijos en los que estaban al otro lado, observándonos deleitándose con lo que sus ojos veían en esos momentos, esa tremenda follada que me estaba dando el vampiro y que me llevaba directa al orgasmo, sintiendo que me saciaba con cada embestida dada. Para mejorar las cosas su mano fue a mi sexo, lo abrió para todos aquellos que nos miraban masturbándose ante el erótico espectáculo y comenzó a masturbarme sin tregua, mi cuerpo serpenteó contra el cristal y ladeé el rostro buscando el cuello del vampiro para morderlo como podía. Gemía y gruñía con cada embestida notando que me acercaba a un devastador orgasmo que iba a arrasar con todo dejándome completamente saciada.


-Joe –grité cuando el orgasmo me alcanzó y golpeó con fuerza y violencia notando que él también llegaba y se corría en mi interior, me quedé sin respiración un par de segundos sintiendo todo mi cuerpo ceder ante el placer y desplomarse de forma súbita incapaz de sostenerme, notando los labios del vampiro en mi cuello sujetándome por el brazo para que no cayera al suelo. Como de costumbre cada vez que me tomaba me dejaba tan extasiada, saciada y exhausta que era incapaz de andar en esos momentos en los que mis piernas temblaban sin poder sostener mi peso. Cerré los ojos dejando mi rostro contra su cuello intentando regular mi respiración, mis latidos desbocados que tronaban en mi pecho, dejé que me tomara en brazos y me llevara a la cama dejándonos a ambos sobre esta para recuperarnos de ese momento, de todo lo que había pasado durante la noche. No me moví, me sentía incapaz de moverme como si todo el cuerpo me pesara toneladas, cansada pero saciada por completo. Mi interior latía por la forma en la que el vampiro me había tomado y me mordí el labio ante la suave sensación de placer que me recorría- me gustan tus bailes de máscaras –dije contra su cuello con los ojos cerrados reponiéndome de aquello ahora completamente solos en aquella sala- más divertidos y placenteros que los otros… -me moví contra él solamente para acomodarme más mientras me recuperaba poco a poco, pero mis piernas seguían igual que estaban hacía unos minutos- respóndeme a algo –mis ojos subieron para mirar los suyos, rojos como las mismas llamas del infierno, brillantes por todo lo que había pasado- de haber puesto reglas, ¿qué reglas habrías puesto? –Pregunté recorriendo su pecho con mi mano hasta dejarla sobre la marca de forma leve, sintiendo el calor que manaba de su piel y que se me hacía raro sentir- tengo curiosidad por saberlo –sonreí de lado mirándolo- no voy a preguntar a cuántas fiestas como esta has acudido porque intuyo que muchas –más con todos los milenios que tenía- ¿son todas… iguales? –Hasta esa noche desconocía que hubiera fiestas como esas, para mí los bailes de máscaras eran bailes normales donde la gente llevaba máscaras… no había diferencia alguna- creo que fuera de todo lo que esto concierne jamás habría hecho algunas cosas –como por ejemplo, que me tomaran dos hombres a la vez- pero me ha gustado, he disfrutado y me he dejado llevar creo que como no lo había hecho nunca en mi vida. ¿Por eso vienes tú a estas fiestas, Joe? –Pregunté con una sonrisa ladina- ¿para pervertir a jovencitas? –Reí entre dientes por ello sabiendo que a mí, al menos, no me había pervertido pero me hizo gracia ver la cara que puso por ello recorriendo con mi dedo su pecho.
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Mensaje por Joe Black Vie Jun 30, 2017 1:26 pm

Enredados sobre el lecho, con los ojos cerrados, apenas se oía nuestra acompasada respiración.
Un murmullo de placer escapó de mis labios, me sentía bien ,cómodo allí contra su piel
Sus palabras sonaron entrecortadas contra mi cuello forzándome a ladear la sonrisa de inmediato.
Le gustaban mis bailes de mascaras.
-Ya lo he notado -respondí sin dejar de curvar mis labios.

Abrí los ojos encontrándome con sus tormentas, ahí llego el primer trueno de la noche ¿de haber puesto reglas cuales hubieran sido?
No pensaba contestar a esa pregunta, si quería saberlo, a la siguiente fiesta que me pidiera que las pusiera.
La respuesta a esa pregunta era reconocer que había sentido celos y eso no iba a hacerlo.
-Ha estado bien sin reglas ¿cierto? -pregunté sin apartar mis ojos de los ajenos.

Los dos buscábamos algo que no encontraríamos en el otro, era cierto que yo no era Assur, no tenia esa posesividad de la que él hacia gala, básicamente porque no dejaba que los sentimientos ni siquiera me rozaran ,eso era debilidad y ser débil no estaba en mi plan del día.
Del mismo modo creo que su odio hacia mi la hacia ser perfecta para este juego, no corríamos le riesgo de acabar enamorados como dos niñatos.
Al menos eso me repetía una y otra vez tratando de autoconvencerme.
-¿Has disfrutado? -pregunté deslizando mis dedos por sus labios lentamente -¿mi casa o la tuya? -pregunté relamiendo mis labios.

Con lo colocada que iba lo mas sensato era pasar lo que quedaba de noche durmiendo en mi mansión ,a fin de cuentas no era cuestión que llegara de esta guisa frente a sus padres.
-Muchas fiestas de estas pequeña cazadora, aunque créeme en ninguna he acabado tan saciado como en esta.
Era cierto, me sació el fina, ella, aunque tampoco eso iba a reconocerlo.
-Siempre hay una primera vez para todo Dan, algo me dice que esta no sera la ultima, he abierto la caja de Pandora, te he abierto los ojos a un mundo que ni tan siquiera conocías..y ahora...-mis palabras se detuvieron en mi garganta, mis ojos fijos en sus pozos -ahora querrás mas ¿verdad?

Me eche a reír cuando dijo si yo venia a estas fiestas para pervertir a jovencitas.
-No, a que jovencitas me perviertan a mi -apunté dejandole claro que no se cual de los dos había sido peor en esa habitación.
La alcé en brazos, una de sus manso se perdió en la nuca de mi pelo, su cabeza contra mi pecho, así bajamos las escaleras para salir hacia el carro que nos esperaba fuera.
-Vamos a casa amor, hemos tenido suficiente por hoy.

El viaje fue silencioso, Dan casi se durmió en mis brazos, estaba agotada y no la culpaba, pocas mujeres humanas hubieran aguantado aquel encuentro.
Una vez en la mansión subí la gran escalinata de madera que crujía bajo el tacto de mis zapatos.
Lilith aun bastante colocada mirada con la mirada nublada por donde nos movíamos, empujé la puerta de la habitación de invitados depositandola en el lecho.
-¿te ayudo a desnudarte y ponerte cómoda puedes sola? -le pregunté con una picara sonrisa en mis labios.
Ahí estaban de nuevo mis miedos, no la había llevado a mi lecho, no pensaba compartir noche con ella, eso implicaría algo que no estaba dispuesto ni a aceptar ni a admitir.


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Mensaje por Danerys Garnert Sáb Jul 01, 2017 9:24 am

Mi respiración se normalizaba poco a poco al igual que lo hacía el ritmo de los latidos de mi corazón, tenía los ojos cerrados con mi rostro en el cuello del vampiro, las piernas temblaban y un leve cosquilleo de placer me recorría el cuerpo apagándose lentamente mientras permanecía tumbada en la cama junto al vampiro. Me sentía tremendamente cansada, extenuada… como cada vez que pasaba cuando me tomaba, aparte esa noche había bebido más sangre que las anteriores y sentía como que pese a todo flotaba, como si mi cuerpo fuera liviano pese al enorme cansancio que me hacía incapaz de moverme demasiado. Y sueño, tenía bastante sueño ahora que había pasado todo, había descargado bastante adrenalina esa noche y había disfrutado de maneras y formas que no creí posible pero que dejándome llevar sin pensar en nada había hecho todo más placentero y excitante. Estaba tan cansada en esos momentos que incluso me costaba mantener los ojos abiertos cuando elevé mi rostro para observar al vampiro, a esos ojos rojos que me devolvían la mirada con esa sonrisa ladeada que llevaba en sus labios, costándome mantener mi mirada fija en él por el cansancio.

No contestó directamente a mi pregunta y eso me hizo mirarlo de forma fija, se había empeñado varias veces a lo largo de la noche en recordarme que no habían reglas, como si me lo tuviera que recordar o quisiera cerciorarse de que realmente era lo que quería, y para ser la primera vez que hacía aquello la verdad es que había estado bastante bien, disfrutar plenamente sin tener ningún tipo de reglas porque era evidente que el vampiro había ido a más fiestas de esas si había sido invitado, dudaba que cualquier persona recibiera una invitación como esa. Asentí con la cabeza cuando dijo que había estado bien sin reglas, pero igualmente quería saber cuáles habría puesto él para esa noche, yo desconocía totalmente ese mundo pero ahora que lo había sentido y vivido en mis propias carnes quizás pudiera poner algunas reglas que se ajustaran más a lo que era aquello.


-Ha estado bien –reconocí porque no había mentira alguna, era como si aquella fiesta y llevar esas máscaras nos dejara ser como realmente éramos pero que de normalidad reprimíamos por la sociedad en la que vivíamos y los modelos y conductas que debíamos de tener. La máscara que llevaba esa noche distaba mucho de la que solía llevar a diario, esta era mucho más liberal y que ofrecía una libertad que no solía tener en mí día a día. Su pregunta sobre si había disfrutado me hizo enarcar una ceja sin apartar mis ojos de los suyos, ¿no era obvio de que sí había disfrutado? Al igual que sabía que él también había disfrutado jugando con aquella vampira, no hacía falta preguntarle porque los gemidos que se habían oído de ambos daban a entenderlo perfectamente, ella disfrutó mientras él la torturaba, la masturbaba y la penetraba… y él de igual forma había disfrutado todas y cada una de las cosas que le había hecho, hasta que como punto final de aquel encuentro habíamos vuelto a tomarnos de esa forma tan salvaje que nos había dejado totalmente saciados- Sí Joe, he disfrutado como sé que tú también has disfrutado –sus dedos se deslizaron por mis labios y mis dientes atraparon las yemas de sus dedos dejando mi cálido aliento sobre ellos, dejando una pasada de mi lengua antes de soltarlos, sonreí de lado por su pregunta y negué lentamente- mis padres saben que es posible que no pase la noche en casa, ya les he prevenido antes de salir y… no creo que quieras dejarme de esta forma en mi casa, ¿no? –Claro que no, porque eso sería alzar muchas preguntas y dudas y era lo que menos queríamos en esos momentos, sería responder a preguntas que no queríamos responder y que no debíamos de dar lugar a dudas, todo debía de quedarse para ellos en esa farsa que los dos nos traíamos entre manos. Reconoció lo que ya sabía, que había estado en muchas fiestas de estas y me hizo sonreír de lado cuando dijo que en ninguna había acabado tan saciado como en esta, no supe si lo dijo por cumplir o porque realmente lo había sentido y tampoco tenía la manera exacta de saberlo y no iba a preguntarle- claro, porque no habías jugado con esta Lilith a tú lado –él parecía pensar que aquella vez no sería la última y yo no siquiera había pensado en una segunda vez… en esos momentos me costaba pensar en algo más que no fuera una cama y no caer rendida en esa habitación, en aguantar despierta lo que pudiera hasta llegar a la mansión del vampiro. Pero había algo de cierto en sus palabras, me había abierto los ojos a un mundo nuevo del cual desconocía, en el que para ser una primera vez que me iniciaba en aquel mundo había disfrutado bastante, me había sentido cómoda y a gusto y a esas alturas no me arrepentía de nada de lo que había pasado en aquella habitación- ¿tú quieres que vayamos a otra fiesta? –Pregunté mirándolo de forma fija, algo en sus palabras me hacían dudar sobre lo que él quería y en esos momentos no estaba en condiciones de debatir sobre aquel tema- no te voy a mentir, he disfrutado de la noche, me he sentido a gusto y cómoda y no me arrepiento de nada de lo que he hecho… pero no había pensado en el hecho de acudir a más fiestas –mis ojos se cerraron por un par de segundos, obligándome a abrirlos de nuevo- si volvemos, ¿me vas a poner y a decir esas reglas? ¿Jugaríamos de forma diferente? –No era el mejor momento ni el lugar para hablar de aquello, no porque estaba tan cansada que no podría debatir realmente a gusto como quisiera, me costaba llevar esa simple conversación que estábamos teniendo- no sé cómo una jovencita podría pervertirte, demonio… -concluí antes de que me ayudara a ponerme la ropa porque yo no podía, me abrochó el corsé, ayudó a ponerme el vestido y lo que faltaba dejándome sin ropa interior puesto que estaba rota en el suelo, él se vistió en apenas unos segundos o eso me pareció a mí tumbada en la cama y me alzó de nuevo para salir de allí.

Mi mano rodeó su cuello y recosté mi cabeza contra su pecho dejándome vencer, no fui consciente demasiado del camino de vuelta a casa e incluso podría decir que en un par de veces pegué una pequeña cabezada arrullada por el movimiento del carruaje, por la forma en que el vampiro me sostenía contra él y su esencia me envolvía en cada respiración que daba. Me medio desperté cuando llegamos finalmente y nos adentramos en la mansión, mi pelo caía por mi espalda y por el brazo del vampiro mientras semi consciente veía el recorrido que hizo el vampiro por la mansión desde que entramos por la puerta, las escaleras que llevaban a la parte de arriba y como abrió la puerta de una de las habitaciones, habitación que me di cuenta que no era la suya que era donde había pasado la primera noche que nos conocimos y en la que me había proclamado vencedora. Me dejó sobre la cama y me preguntó en tono divertido con esa sonrisa que traía en los labios si me ayudaba o podía sola, en otro momento y en otra circunstancia le habría dicho que podía sola… en esos momentos lo único que quería era quitarme la ropa, tumbarme en la cama y dormir.


-Desata el corsé –pedí sentándome como pude en la cama quitando el vestido, dejando que los tacones cayeran al suelo al quitármelos dejándome con el corsé que el vampiro se encargaba de quitar lazo a lazo, no lo veía pero seguro que traía una sonrisa socarrona en el rostro por aquello mientras que yo estaba totalmente agotada él parecía estar perfectamente y en plenas condiciones, clara diferencia de lo que aguantaba un vampiro. Mis ojos recorrieron la habitación notando que poco a poco el corsé cedía con cada lazo que él quitaba para dejarme desnuda, en verdad no me importaba dormir desnuda no hacía falta que me diera ropa alguna, mi mirada fue hacia el vampiro por encima del hombro- ¿la habitación de invitados? –Solté una corta risa entre mis dientes- ¿tienes miedo de que te mate en mitad de la noche, o que abra las cortinas cuando salga el sol? –Hice una leve pausa- ¿qué pasará cuando nos casemos… dormirás en otra habitación por miedo a dormir conmigo? –Si iba a matarlo no lo iba a hacer de esa forma, me gustaba que me presentara batalla y las cosas fáciles no me gustaban. Quedé finalmente desnuda y me tumbé en la cama tapándome con la sábana con las ganas de dormir que tenía en esos momentos- ¿un beso de buenas noches, Joe? –Pregunté con una sonrisa ladeada como había pasado en el hotel, no esperé en verdad que me hiciera caso pero acortó la distancia y me dio un beso más tranquilo y calmado recorriendo mi boca a su antojo, cuando se separó mis ojos ya estaban cerrados y poco tardé en dormirme tras aquello, ni siquiera fui consciente de cuándo el vampiro abandonó la habitación y dormí prácticamente de tirón toda la noche.

Desperté cuando los rayos del sol se colaban por la ventana, parecía que era ya pasado medio día por la posición en la que estaba el sol, enrollé la sábana en mi cuerpo para levantarme notando que tenía pequeñas agujetas, como si hacía tiempo que no entrenaba y empezaba a hacerlo tras una temporada, pero estaba acostumbrada a esa sensación cuando fui entrenada por Matthew. Me acerqué hasta la puerta para darme cuenta de que una de las sirvientas se percató de que estaba despierta y pronto me dijo que me adentrara en la habitación y que me llevarían un vestido para ponerme, como si supieran que lo necesitaba. Quizás el vampiro les dijo algo, no me extrañaría en lo absoluto que lo hiciera. Volvió al rato dejándome un vestido en la cama y me preparó un baño diciéndome que pronto la comida estaría preparada, que podía quedarme si así quería. Tomé ese baño que me sentó demasiado bien y me puse el vestido, sencillo pero elegante de color turquesa que se amoldaba a mi cuerpo pero que no era para nada ceñido.

Bajé con la intención de volver a casa al final acabé quedándome a comer ya que las sirvientas parecían bastante complacidas con contar con presencia femenina en la casa, y sobre todo la pequeña Nim no se despegaba de mi lado. Parecía que ese día tenía mejor aspecto que el que le vi la primera noche, a veces la miraba observando por la ventana como si deseara salir y no pudiera, el vampiro era evidente que no podía hacerlo y tenía un halo de tristeza a su alrededor… quizás lo mejor fuera que no alargara su sufrimiento, pero eso dependía solamente del vampiro. Decidí llevármela esa tarde a dar una vuelta contra todo pronóstico, ¿por qué? Porque quizás me veía identificada cuando quería salir y no podía hacerlo, el caso es que las demás me miraron y negaron como si no pudiera hacerlo pero igualmente me la llevé, la pequeña parecía entusiasmada con la idea y prometí traerla por la noche, que un día fuera no le iba a pasar nada y parecieron entenderlo, y creo que no se pudieron negar al ver la cara de la niña con sus ojos brillando.

La llevé al parque de atracciones aunque como no sabía qué era lo que tenía evité emociones fuertes para ella en varias atracciones, pero parecía contenta con poder pasar ese tiempo fuera divirtiéndose, viendo a otros niños, jugando… acabé ganando un peluche para ella en uno de los puestos que por poco era más grande que la misma niña, un juego fácil para una cazadora instruida en las armas. Le compré hasta algodón de azúcar de vuelta a casa que ya era de noche, el vampiro se habría despertado seguro y sería conocedor de que me había llevado a Nim, y con la amenaza que le había hecho con ella a saber qué estaría pensando, pero me daba igual para ser sincera. Atravesamos la puerta de la mansión con la niña terminando el algodón de azúcar, tomando mi mano y yo cargando el oso de peluche que había ganado para ella, cuando la mirada del vampiro se fijó en nosotras… encontrarlo con el ceño fruncido y fulminándome era algo que ya había previsto que pasaría. Nim corrió hacia el vampiro quien se arrodilló para abrazarla mientras yo sostenía al oso entre mis manos, dejaba un beso en su mejilla y riendo le contaba la tarde que habíamos pasado, pero era hora de irse a dormir que ya era tarde.


-Que no se te olvide tú oso –le dije agachándome un poco para que lo cogiera- aunque no sé si vas a poder con él –ella rió y lo cogió entre sus brazos, dejó un beso en mi mejilla y con la misma mujer que la había visto el primer día se fue contándole todo lo que había hecho, feliz. Miré entonces al vampiro que me miraba de forma fija sin saber por dónde me iba a salir y acorté la distancia acercándome a él- ¿Estás enfadado, cabreado? Seguro que estabas desesperado cuando sabías que me la había llevado y que incluso por un momento se te ha pasado por la cabeza que pudiera haber cumplido mi amenaza –no hacía falta preguntarlo, seguramente lo habría pensado en un momento dado.
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Mensaje por Joe Black Sáb Jul 01, 2017 2:18 pm

Dan aun tenia ganas de jugar, quizás no su cuerpo, pero su sonrisa ladina decía lo contrario.
La ayudé a despojarse de la ropa, aflojé su corsé y desnuda quedo sobre las sabanas de seda.
Iba a marcharme cuando sus afiladas preguntas llegaron a mis oídos, parecía decidida a hurgar en la herida, a dejarme claro que conocía mis miedos y que le divertían soberanamente.
-Cuando nos casemos ..-repetí ladeando la sonrisa -¿acaso es que me echas de menos en el lecho? ¿necesitas dormir apoyada en mi pecho como si estuviéramos enamorados? -una sonrisa cínica murió en sus labios.
Me había pedido un beso, uno que le di de forma lenta, húmeda, arrasando y deleitándome del sabor de su lengua.
Le había devuelto de algún modo el desafió, la pregunta era ¿por cuanto tiempo?

Casi antes de abandonar su cámara escuché su pesada respiración, había caído presa de un profundo sueño, su cuerpo humano no daba mas de si, la verdad había aguantado como un demonio el sexo con dos vampiros.
Tras echar un vistazo a la habitación de la pequeña,. Besar su frente y confirmar que estaba en buen estado dada la gravedad de la enfermedad que amenazaba con llevársela en cualquier momento me marche a mi cuarto.

Desperté cuando el sol se extinguió y en su lugar una magnifica e impoluta luna blanca se adueño de la noche estrellada.
No tarde en ser alertado de lo que pasaba, Dan se había llevado sin permiso y contra mi voluntad a mi pequeña ahijada.
Rugí, presa del pánico, de la desazón y la rabia, juraba ante el caos que reinaba hoy en esa casa que si algo le había pasado no quedaría nadie en pie ni siquiera la mujer con la que pensaba contraer nupcias.

Iba a salir en su busca cuando se adelantó a mis acto entrando por la puerta con una sonrisa.
Sus ojos pardos se fundieron en los míos, creo que sabia por el tenso gesto de mi rostro como me sentía en ese momento.
Estaba muy cabreado, pero a la vez sentía alivio al ver a la pequeña a salvo.
Devoraba un algodón de azúcar, creo que yo nunca lo había probado.
Me agache para abrazarla y permitirle besar mi mejilla.
Revolví su pelo escuchando lo bien que lo había pasado, Dan la había echo feliz y solo por ese motivo pasaría por alto este claro desafió.

La pequeña se marcho con un oso mas grande que ella y sin dejar de mostrar una felicidad inusitada.
Mi prometida se acercó a mi depositando un casto beso en mi mejilla, pronto quedamos solos, como si el servicio supiera que se desataría la tormenta.
Un dedo alzado fue el modo de advertirle que no jugara conmigo y que estas palabras jamas se las repetiría.
-No vuelvas a sacarla sin mi permiso, si alguna vez le haces el menor daño me importara una mierda que dentro de ti viva mi alma gemela ¿lo entiendes? -rugí mostrandole el fulgor de mis ojos rojos.

Apreté los dientes, de nuevo la marca crecía, ardía en mi vientre, no hice mayor gesto de dolor, pronto el desazón se aplacaría.
-¿que deseas Dan que hagamos hoy? -pregunté ladeando la sonrisa.
Esperaba que mi advertencia fuera mas que suficiente para que entendiera que conmigo no se jugaba.
-Has jugado a las mamas y papas ¿quieres algo especial para la noche demonio de mi averno?

Yo la había llevado a la perdición la noche anterior, hoy dejaría que fuera ella la que guiara nuestros pasos hacia la destrucción.


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Mensaje por Danerys Garnert Sáb Jul 01, 2017 8:20 pm

Sabía que el vampiro estaría cabreado siquiera antes de verlo y entrar por la puerta, había encontrado negativas a la hora de llevarme a la pequeña pero por una tarde dudara que le pudiera pasar algo malo y tampoco íbamos a hacer nada grave como para que su situación se agravara. Entendía esa mirada que tenía cuando la había visto mirando por la ventana, yo misma la había puesto muchas veces cuando era pequeña, quería salir y no me lo permitían. El vampiro no iba a sacarla a que le diera la luz del sol y dudaba que tuviera muchas salidas fuera de aquella mansión así que ¿por qué no? Por una tarde nada iba a pasar, por eso decidí llevármela y ella se puso tan feliz que no fueron capaces de decir nada, había disfrutado de la tarde en el parque de atracciones, se había llevado un oso que era más grande que ella y volvía a casa feliz comiéndose un algodón de azúcar… a mí me hubiera gustado que hicieran lo mismo por una vez conmigo.

Cuando entramos por la puerta sentí la mirada del vampiro puesta en mí una vez que se cercioró de lejos que la niña estaba bien, fulminándome con la mirada dándome a entender lo cabreado que estaba, la niña corrió hacia él y cambió su gesto con ella dejando que le contara lo bien que se lo había pasado y las cosas que había hecho en aquella tarde, para luego marcharse no sin antes coger el oso de peluche y marcharse a dormir puesto que ya era un poco tarde para ella. Nos quedamos los dos solos ya que el servicio desapareció como si supieran lo que iba a pasar ahora que la niña se había ido, y yo acorté la distancia que nos separaba elevándome para dejar un casto beso en la mejilla del vampiro, quien no quitaba sus ojos de los míos en ningún momento, y su cabro no tardó en estallar en ese momento.

Alzó un dedo ante la amenaza de sus palabras y lo miré frunciendo el ceño por ello, era cierto que le había amenazado con hacerle daño a la niña pero como bien había dicho él era una humana, y no podía hacerle daño por ese hecho y porque yo no atacaba a quien no podía defenderse, menos una niña enferma aunque eso no quitara que le atacara con ella porque sabía que era su punto débil, y la parte que lo odiaba sabía un punto flaco del vampiro al igual que sabía otro diferente y por el cual también le atacaba, uno que anoche no pude responder como me hubiera gustado por cómo estaba pero que sin duda alguna recibiría contestación porque desde pequeña tenía la maldita –y desquiciante manía, según mi madre- de tener siempre la última palabra, tenía que ser la mía y era una manía adquirida desde bien pequeña. Sus ojos mostraban el enorme cabreo y enfado que llevaba y no me moví ni un mísero centímetro contemplándolo.


-¿Acaso ha llegado con algún moratón, algún rasguño o herida? Yo creo que ha venido mucho más feliz y contenta de lo que se ha ido esta tarde, mucho más feliz de lo que tú ni siquiera en mucho tiempo la has visto –fruncí el ceño mirándole, entendía que era su punto débil, que me mataría si algo le pasaba pero no le había hecho absolutamente nada, solo darle un poco de esa vida que él le estaba alargando- no voy a entrar en lo que haces con ella, pero alargas su vida y la dejas aquí encerrada cuidándola como si fuera un pajarillo enjaulado, si hubieras visto la expresión que tenía antes de decidir llevarla a disfrutar como la niña de su edad que es, en esa vida que te empeñas en alargar venciendo a la muerte, incluso tú mismo ni siquiera me hubieras puesto pegas –no me callé ni me corté en mis palabras, quizás metía el dedo en la llaga pero la verdad es que no lo había hecho para enfurecerlo y cabrearlo, y sin embargo era de todo lo que podía haberle hecho lo que más enfurecido le había puesto- pero tranquilo que si alguna vez por alguna casualidad se me ocurre de nuevo algo parecido ten por seguro que te pediré permiso como su dueño que eres –lo fulminé con la mirada ahora que le había respondido a su amenaza, pero no había pasado por alto el hecho de las otras palabras con las que había terminado y que me hicieron enarcar una ceja- ¿tú alma gemela? ¿Desde cuándo soy tú alma gemela, Joe? –Me crucé de brazos esperando una explicación ante aquello porque era la primera noción que tenía sobre ese hecho, así que quería saber exactamente desde cuándo el vampiro pensaba eso por lo que me estaba enterando ahora- ¿te refieres a la misma que has encadenado a la vampira? –Mi mano subió hacia donde sabía que tenía en su vientre la marca dejando allí la mano que tras aquella noche tenía en su piel, la misma que la vampira, la misma que anoche se podía apreciar sin mucho esfuerzo en su inmaculada y pálida piel- ¿hablas de esa alma? –Pregunté haciendo un poco de presión sobre la zona, incluso con la camisa que llevaba puesta podía notar el calor que desprendía la marca. No había comentado nada al respecto sobre esa noche, en parte porque tampoco habíamos sacado el tema pero ahora salía a colación y notaba que esa vez no iba a callarme por aquello, además tenía más preguntas de las que quería respuesta y que nacieron igualmente la noche que fuimos a la mansión de Assur- Y, en cuanto a lo de anoche –comenté cambiando de tema porque no iba a hablar sobre eso allí, haciendo alusión a sus últimas palabras que no pude responder porque el sueño y el cansancio me vencían- no se puede echar de menos algo que nunca has tenido, ¿no crees? –Claramente hacía referencia al hecho de dormir juntos, porque de las noches que habíamos pasado ninguna había dormido conmigo y sabía también que ese era su otro punto flaco, que era un punto por donde atacarle y si podía no dudaría en hacerlo- ya que nunca hemos dormido juntos es imposible saber si te echaría de menos en la cama o no, por el momento, no es algo que eche en falta –fui mordaz en mi tono y como de costumbre con mis palabras siendo las últimas en ese asunto- No me llames de esa forma –dije cuando me llamó por mi apelativo, cierto era que anoche también me había llamado de esa manera pero no había podido rebatirle, cosa que ahora sí podía hacerlo. Sentía la necesidad de hacer más daño y grande la herida con el tema de la niña ante sus palabras sobre jugar a “mamás y a papás” sin embargo no dije nada al respecto y lo dejé estar porque no era ese el lugar- La verdad es que sí, pero no aquí –lo que tuviera que hablar con él no lo haría allí, eso estaba claro porque a saber cómo terminaba todo- ¿Por qué no coges un par de botellas y te reúnes conmigo fuera? Podrías coger algo también de comer para mí, ya de paso, jugar a mamás y a papás me ha dado hambre –sonreí de forma ladina y sin dejar que me contestara me elevé para silenciarlo con un beso, cargado de tensión pero al mismo tiempo de mucha necesidad como si cuando se juntaran nuestros cuerpos todo lo demás restaba de tener importancia- diez minutos, fuera –dije separándome para salir de allí mientras hacía lo que le había pedido y yo por mi parte me iba hacia las cuadras donde tenía aquel corcel negro como la misma noche, el cual acaricié, saqué y monté parándome frente a la puerta donde esperé a que saliera el vampiro con lo pedido, tardó un par de minutos en lo que esperé viendo que salía con una pequeña cesta y una ceja enarcada por verme sobre su corcel- hoy te llevo yo –le hice una seña para que subiera tras de mí, estaba acostumbrada a montar a caballo así que esperé a que montara para salir de la mansión.

Sabía dónde iba a llevarle y sabía el camino a la perfección porque había ido allí muchas veces de picnic con mi padre, motivo por el cual era yo quien esa noche dirigía a su corcel bordeando la zona de las afueras de la ciudad adentrándonos por un camino un poco antes de llegar al bosque que conducía a una pequeña laguna algo escondida donde me había bañado muchas veces, las montañas como paisaje de fondo y el césped como manto de aquel lugar donde había algunos árboles y tras un buen trecho al otro lado había un pequeño río con un sendero que conducía a una pequeña catarata, un lugar tranquilo donde podríamos hablar y pasar la noche y en donde nadie nos molestaría. Al llegar paré el corcel esperando a que el vampiro bajara para hacerlo yo también y dejarlo que pastara libre por allí a su antojo. La luna llena brillaba sobre lo alto del cielo iluminándolo todo y se reflejaba en aquella laguna, la última vez que había venido había sido hacía un par de semanas con mi padre.


-Aquí es donde suelo venir con mi padre cuando nos vamos de picnic –dije acercándome al vampiro quien había dejado la cesta en el suelo, la miré y enarqué una ceja- ¿un picnic? –Pregunté con la sonrisa ladeada esperando que hubiera traído algo de comer para mí como le había pedido, me acerqué hacia la orilla para mojar mis manos y quitándome los zapatos que llevaba dejar que mis pies se mojaran también con el agua, estaba un poco fría pero perfecta para el calor que hacía esa noche, volví de vuelta a él y me senté para ver qué había dentro de la cesta. Había un par de botellas, un par de copas y algo de fruta y comida, lo saqué todo poniéndolo sobre el pequeño mantel que había extendido y cogí las copas llenándolas con lo que había traído, para luego coger algo de comida y llevarla a mi boca, dar un trago y mirar al vampiro que tenía frente a mí y que no sabía quizás por donde le iba a salir- Bien, hablemos –dije dándole a entender lo que quería y el motivo del por qué estábamos allí- ¿Por qué te cambiaste por tú hermano para llevar esa marca que tienes, y que ahora compartes con la vampira? –Admitía que me enfadaba ese hecho y que Lilith rabiaba por lo que significaba, así que quería una respuesta de su parte- ya que voy a contraer matrimonio contigo y que soy consciente de ciertas cosas, me gustaría saber a lo que me enfrento –mis ojos lo miraron de forma fija- no eres un vampiro normal y corriente, eres uno de los primeros vampiros, hijo de Caín, perseguido por los Iluminati, Inquisición, una loba quiere matarte, compartes una maldición… -enumeré volviendo a llevar la copa a mis labios al terminar- ¿Algo más que deba de saber, Joe? ¿Algo que añadir a la lista, y que, ahora que vamos a casarnos me atañe indirectamente? –Enarqué una ceja mirándolo de forma fija, al principio pensaba que era otro vampiro más pero me daba más y más cuenta de que de “normal” tenía más bien nada- si yo fuera tú enemigo, y supiera que estás casado, es evidente a por quién iría si quisiera hacerte daño… me gustaría saber a qué me estoy ateniendo.
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Mensaje por Joe Black Dom Jul 02, 2017 8:35 am

Mi gesto se tensó, aunque sus palabras no estaban exentas de razón, mi infancia tampoco fue precisamente un camino de rosas y aquí estaba, en pie y no caído.
Todo niño merece una vida plagada de felicidad, pero las circunstancias marcan nuestro sino.
Mi circunstancia fue un trato con el demonio que me convirtió en lo que soy, la suya que la enfermedad de no ser por mi se la hubiera llevado ya.
-Siento si no puedo llevarla a la feria todo lo que me gustaría, pero..entre salvar su vida sin llegar la punto de trasformara ni en vampiro, ni en esclava de sangre mientras trato de enfrentarme a todos los enemigos que me acechan tengo bastante -rugí cabreado.

Fácil era verlo todo desde su maravillosa perspectiva de la vida, se quejaba de haber vivido en una urna de cristal, que no conoció la felicidad hasta que ese cazador demente del bosque la tomo como aprendiz descubriendole un mundo distinto..pero ¿era es comparable con lo que vivía la pequeña? Luchaba contra la muerte, yo era su salvavidas ..por no decir que las amenas que un día salieron por su boca no me habían permitido estar tranquilo.
Desconfiaba de ella, por supuesto, lo hacia hasta de mi sombra, así que tampoco tenia porque sentirse ofendida.
-Muy bien, así me gusta, que reconozcas que has hecho mal y asegures que me pedirás permiso para la próxima.

Se que lo dijo con sarcasmo, el mismo que encerraban mis palabras, si creía que claudicaría en ese tema se equivocaba, la niña era importante para mi, quería que estuviera segura y si Dan no podía garantizar su seguridad no la sacaría de la inmensidad de mis jardines.
Quería saber siempre donde estaba esa criatura, así que ,si volvía a llevársela solo seria bajo mi supervisión y consentimiento, se que su intención fue buena, pero...no midió que podía haber tenido consecuencias.

Ahora llegaba la siguiente parte, enarqué una ceja por su pregunta, si pensaba que iba a responderla se equivocaba, que pensara que era mi alma gemela no era algo que iba a explicarle..nada que tuviera que ver con sentimientos y dejarme expuesto seria un tema de conversación entre nosotros.
Todos luchábamos con nuestros propios fantasmas y yo por desgracia luchaba con muchos de ellos.

Ladeé la sonrisa de forma engreída cando hizo mención a la herida de mi vientre, esa marca que se extendía y amenazaba mi vida constantemente.
Apretó por encima de la tela de mi camisa la oscuridad de mi piel, siseé ligeramente sin apartar mis ojos de sus pardos.
-¿Cuando has pasado de quererme muerto a preocuparte por mi sino? -pregunté mordaz -yo también sabia ser dañino en este juego -si la marca acaba conmigo heredaras todo lo que poseo, tus padres saldrán de sus problemas económicos y tu podrás casarte con un hombre por el que sientas algo mas que odio ¿no crees que te sale bastante en cuenta?

Ahí venia su siguiente ataque, el dormir juntos, pero por suerte simplemente alegó que no echaba de menos lo que no tenia, cierto era, algo que di por finalizado con un beso en sus labios.
Si para ella no era un problema dormir en cuartos distintos por mi perfecto, así lo haríamos.
-Pediré que monten a tu gusto una habitación contigua a la mía, así después de -le lancé un par de mordiscos al aire con picardia -podrás ir a tu lecho a pasar lo que quede de noche y día tranquila ¿te parece?
La pregunta era retorica, no había otra opción, mi postura era inamovible en este tema, compartir lecho implicaba dar pasos en nuestra relación, sentimientos que trataba de esquivar a toda costa.
Sabia lo que eso te hacia, solo tenia que ver a mi hermano derruido por dos mujeres que amaba ocn toda su lama.
-He aceptado llevar la maldición en el lugar de Assur porque mi hermano tiene bastante con lidiar consigo mismo -aclaré en ese momento.

Dejamos por el momento aparcados esos temas, sabia que mi querida prometida ni de lejos se había quedado convencida con mis respuestas, pero al final decidió llevarme a un lugar que conocía, 10 minutos me dio para coger unas botellas, algo de fruta y como no, su cena y salir de allí rumbo a las caballerizas.
Mi demonio me esperaba fuera, enarque una ceja la verla sobre mi espectro, parece que hasta él pensaba obedecerla aquella noche estrellada.
Bufe ligeramente pero acabé aceptando ser yo el llevado, algo a lo que ni mucho menos estaba acostumbrado.
Cabalgamos durante una hora hasta llegar a un pequeño lago de aguas claras donde se reflejaba la bella dama blanca.
El agua era sacudida por una cascada que burbujeaba en el choque letal de las aguas y a la orilla un valle plagado de flores rojas, amapolas.
Ladeé la sonrisa cuando dijo que acudía allí con su padre, algo me decía que era el día el que iluminaba ese valle y ahora la oscuridad la que lo hacia infinitamente mas hermoso, apetecible y excitante.
Rellené sendas copas de vino mirándola fijamente.
-Si, un picnic ¿algún problema?

Las preguntas se sucedieron,había deducido que no era un vampiro normal y corriente, algo evidente teniendo en cuenta que mi estirpe se remontaba al mismo Cain.
Ladeé la sonrisa dando un nuevo sorbo a mi copa.
-¿Esa preocupación es por tu seguridad, la mía o la de ambos cazadora?
Era cierto que mi vida era una constante llena de peligros, pero jamas permitiría que le hicieran daño y con eso debía bastarle, dudaba que necesitara conocer muchas mas información de la que en si ya conocía.
El consejo se reagruparía y buscarían acabar con mi estirpe, una clara amena hacia nuestra propia raza.
Hector parecía tejer en su nido de arañas, el modo de dar a Assur el jaque mate y a su vez este estaba inmerso en la búsqueda de un libro para salvar la vida de su amada y de paso la de su hermano.
Si esto no bastaba, la presencia de padre desestabilizaba todo llenado nuestras vidas de un Caos sin sentado. A esto había que añadirle la loba, no podíamos olvidar la manada de licantropos que nos había jurado venganza.

Sin duda aquello se podía meter en una coctelera, saldría una explosiva bebida solo apta para demente o suicidas.


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Mensaje por Danerys Garnert Lun Jul 03, 2017 9:08 am

El vampiro no me había respondido directamente a las preguntas que le había hecho, había dado un rodeo y no me había contestado como yo había querido, algo que me hacía pensar por qué evitaba responderme y que sin duda alguna no iba a pasar por alto, y que apunté mentalmente para más adelante que me volviera a responder de nuevo, porque ni de lejos iba a dejar la cosa así con respuestas vagas rodeando y evitando la pregunta… quien evitaba cosas era porque sencillamente no quería decir la verdad, y si tenía que apretarla para averiguarla… lo haría, no me importaba. Había muchas cosas esa noche que quería saber y otras dejar en claro con el vampiro ahora que el enlace seguía adelante y que no había motivo alguno por el que pararlo. Mis padres como de costumbre estaban encantados con el vampiro y seguía preguntándome qué les habría hecho, o dicho, para que cada vez que lo vieran se sintieran así de contentos y complacidos. Claro que debía de quitar el hecho de que le sacaría de su problema económico pero… era como si le tuvieran afecto, algo que me enervaba enormemente porque no sabían la verdad sobre Joe, y si supieran que era un vampiro seguro que les daba algo.

Dejé pasar estando en la mansión el responderle a aquello o jamás saldríamos de allí, así que tras pedirle que cogiera un par de botellas y algo para mí para cenar lo esperé fuera, montada ya sobre su negro corcel, esperando a que saliera. Al parecer le sorprendió verme montada para que subiera detrás pero mejor llevarlo yo que sabía el camino a dejar que le fuera guiando durante todo el camino. Tras varios caminos y senderos por los que me metí sabiéndome el camino de memoria llegamos al claro donde la luna, llena y brillante, iluminaba todo el lugar, dándole un aspecto un poco más… oscuro, pero igualmente hermoso y distinto a cuando había ido allí con la luz del sol con mi padre. Mayormente iba con él de picnic, o bien se venía mi hermano, a mi madre no le gustaba mucho la idea de estar tanto tiempo montada en un caballo y a mí era algo que me encantaba.

Tras mojar mis manos y descalzarme para mojar también mis pies me giré viendo que el vampiro había extendido un mantel a modo de picnic, me senté en el otro lado y comencé a sacar las cosas viendo que sí había traído algo para mí y él llenaba las copas, era el momento perfecto para hablar allí que no nos molestaría nadie y que estábamos los dos solos. Me enervaba que no me respondiera a las preguntas y eso me hacía preguntarme por qué no las respondía, como si tuviera algo que esconder… y yo quería saberlo todo, sobre todo aquello que me afectaba directamente ahora que íbamos a casarnos, si él tenía enemigos era evidente que para el resto era un punto débil con el que hacerle daño –aunque no supieran de la misa la mitad- y quería estar preparada para lo que pudiera venirme, Joe no era un vampiro más del montón como había pensado en un principio, tenía frente a mí a un demonio de seis mil años de vida que pertenecía a la primera estirpe de vampiros que había en el mundo… seis milenios te daba mucho tiempo para hacer enemistades. Ya que en la mansión no había respondido con sinceridad y había dado un rodeo, y aprovechando que estábamos solos, volví de nuevo a esas preguntas que dejó a medias y que claramente para mí era como si no hubiera respondido.


-No me has respondido a la pregunta Joe, y eso me hace pensar en ello –di un trago a la copa de vino observándolo, para luego llevar un trozo de carne a mi boca y comer con despreocupación como si no fuera un tema importante y relevante, pero que sin duda alguna no era así- una parte de mí sigue queriéndote muerto –porque era cierto, era como si dos formas vivieran dentro de mi cuerpo, como si mi mente se dividiera entre la parte cazadora que pugnaba por querer matarlo, y la otra pugnaba por obtener diversión con el vampiro, esta última ganaba más la batalla porque había descubierto que solo él podía presentarme batalla, desafiarme, retarme como él solo sabía hacer y… saciarme; de diferentes maneras, y era cierto que sus palabras habían sido mordaces como las mías, pero no le iba a dar el gusto de verlo- ¿sabes que tú rodeo y tú no respuesta dice más de lo que crees? Es como si no quisieras darme la respuesta, ¿a qué temes Joe? Dices que eres mi alma gemela, o que yo soy la tuya, y la tienes encadenada a esa vampira… es lógico que pregunte, más cuando ella no es tú pareja y siento que no le tienes demasiado aprecio –volví a coger un trozo esa vez de queso mientras lo observaba, si quería jugar a ese juego… bien, jugaríamos- te equivocas en algo, nunca he querido nada tuyo ¿tengo que recordarte por qué estoy en esta situación? –Hice una leve pausa y sonreí, ladina- casarme con otro hombre… ¿te refieres a Matthew? –Pregunté con toda la intención del mundo- por él siento algo más que odio –sentencié de forma mordaz y afilada para dar otro sorbo al vino y no paré, seguí con todo aquello- Assur ya tiene bastante que lidiar consigo mismo, ¿y tú no?, tú mismo me lo has dicho; tus enemigos, Nim… -hice un gesto con mi mano en un “etc.”- ¿Y por eso sentencias tú vida, tú alma, a una vampira por la que no tienes aprecio? –Fruncí el ceño, eso me cabreaba para ser sincera, porque por una parte entendía que no quería que su hermano la llevara pero… eso le hacía la diana más grande de la que ya la tenía sobre él- ¿eres consciente de que si a ella le pasa algo, a ti también te pasa? Si no hay cura morirás como morirá ella, ella también es un blanco fácil por estar con el vampiro –seguía sin responderme directamente y no entendía por qué no lo hacía, porque no me decía lo que quería saber y ya cuando mi vida también ahora por estar unida a él peligraba- ¿Preocupada por ti? No creo que eso te guste y tampoco lo querrás ¿no es así? Lo pregunto porque mi vida no ha sido llena de constantes peligros como la tuya, cazar es lo más peligroso que puedo hacer y es algo que cuando lo hago sé a lo que me enfrento, sé lo que va a pasar… si tienes una lista de enemigos me gustaría saberlo para estar preparada y que no me pille de sorpresa, ¿tan difícil te resulta responderme o… es que no quieres? –Lo miré de forma fija cogiendo ya un trozo de fruta habiendo terminado con la carne y lo que había puesto en la cesta- ¿Preocupada por ti? No creo que eso te guste y tampoco lo querrás ¿no es así? Si no quieres dormir conmigo dudo que quieras que me preocupe por lo que te pueda pasar… -volví a meter el dedo en la llaga ante sus constantes intentos claros de dejarme claro que, si compartíamos lecho, sería solamente para fundir nuestros cuerpos y llevarlos al infierno y para nada más- eso me hace pensar a qué le puedes tener miedo… ¿compromiso, quizá? No, a eso no si te vas a casar… -hice una breve pausa, como si pensara en realidad cuando sabía qué era lo que iba a decir- ¿tienes miedo a sentir, Joe? –Lo miré de forma fija para observar sus reacciones ante mi pregunta- ¿por eso no me respondes con claridad y evitas dormir conmigo? –Sonrisa ladina en mis labios- Oh, ¿la cazadora ha cazado al vampiro? –Sabía que me la estaba jugando, que podría cabrearlo por mis palabras pero… si no me respondía por las buenas, me respondería por las malas.
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