Land Of Dreams ~ Privado

Las últimas semanas habían pasado bastantes cosas que habían puesto mi vida en un punto en el que no pensé que estaría de nuevo. Para empezar la búsqueda del Necronomicón estaba dando sus frutos, debido a que había utilizado mis poderes para convocar a un espíritu este tras varios meses me había dado una pista bastante importante y crucial que me llevó directamente a un vampiro, el cual, había que decir que me había llevado a dar con el libro… pero este era falso, solo era una copia. De todas formas podía sacar provecho de ello, quien lo creara tuvo que tener el original y de hecho es que dentro de la copia la mujer que antes había tenido dicho libro había dejado, por descuido, un trozo del original dentro, como una nota que iba dirigido a una mujer. Una que ahora debía de encontrar porque bien sabía que no era el único que buscaba dicho libro, sino que había más gente en su búsqueda.

También había sacado a una cazadora del mundo de los sueños, más bien, de un mundo rodeado de demonios y demás donde el camino se convirtió en constantes peligros y todo porque había una hechicera que la había llevado a ese estado. Últimamente no sabía por qué pero pasaba, por decirlo de algún modo, bastante en el mundo de los sueños. No era algo que hacía de forma consciente, es más, era en ese mundo de sueños en el que entraba cuando me iba a dormir. Era extraño porque, a pesar de que podía ser como otro sueño totalmente igual y normal estos tenían matices extraños como si realmente no estuviera en un sueño, o si lo estaba todo era totalmente distinto y diferente. Al despertar recordaba algunas cosas, pero la verdad era que últimamente cada vez entraba más en ese “mundo”, dimensión paralela o lo que quiera que fuera… todo desde que había cruzado esa línea cuando fuimos a buscar a la joven cazadora.

Los sueños eran diferentes cada uno, como si cada vez estuviera en un mundo totalmente diferente del anterior, unos más oscuros, otros más claros, de diversos colores… con más gente, con menos gente, era imposible saber qué me encontraría en esos momentos. Busqué una explicación a por qué me pasaba eso y no la encontraba, no daba por qué ahora podía cruzar a ese mundo cuando antes no lo hacía, era como si mi mente se “traspasara” a otro lugar donde en esencia estaba yo, pero sabía que en aquel lugar no existía de verdad. A veces eran como sueños normales, otros como pesadillas. Monstruos de todas clases habitaban en algunos de esos sitios, criaturas que el ser humano jamás sería capaz de imaginar o de crear que a veces me ponían en situaciones difíciles y es que a pesar de cuando fuimos a por la cazadora, en esos sueños, no tenía poder alguno.

Me sentía bastante indefenso en esos momentos como cuando no tenía magia y estaba aprendiendo a utilizarla, era frustrante saber que podía convocar unas simples palabras, un poco de sangre y podría detener todo aquello pero en ese lugar en concreto nada podía hacer, solo esperar a que el sueño terminara y despertara. Esa noche volví de nuevo a aquel mundo, casi onírico, etéreo donde parecían que había escaleras que estaban del revés, parajes casi de ensueño se extendían miraras por donde miraras… y gente, sobre todo había gente siempre por aquel lugar. Lancé un suspiro mientras la gente a mi alrededor paseaba como si no pasara nada, como si todo aquello fuera normal y corriente y no todo lo contrario. Solo podía esperar que terminara aquel delirio y despertar de nuevo. Comencé a caminar por aquel extraño lugar hasta que una de las personas que había en el lugar captó mi atención, me resultaba extrañamente familiar y quizás fuera por el hecho de que la podría haber visto alguna que otra vez por allí pero… ¿no se suponía que todo era un sueño?

Con el ceño fruncido mis pasos se dirigieron hacia ella, tez un poco morena, cabello largo y ondulado negro como la misma noche, figura curvilínea que resaltaba entre la multitud. La seguí de cerca mientras la gente pasaba por nuestro lado como si nada, rostros desconocidos que ningún llamó mi atención salvo el de ella, la pregunta era, ¿por qué? Si todo era un sueño no entendía por qué me había fijado en ella, porque me daba la sensación de que no era la primera vez que la veía. Parecía estar tan desubicada como lo estaba yo en esos momentos, como si se diera cuenta de algo que no era normal en ella como yo me había dado cuenta de que la magia, allí, no podía utilizarla. Miles de cosas se me pasaron por la mente, que fuera quizás todo obra de la misma y que aquel lugar pusiera alguien con mi misma situación para ver como actuaba… conjeturas todo, claro, solo podía mirar la mujer que tenía a unos pasos y que pareció notar mi presencia, porque se giró para mirarme. Ojos de un turquesa, entre azul y verde me devolvieron la mirada y sonreí de lado.


-Parece ser que no soy el único loco que hay aquí –dije observándola, era extraño, interactuar con algo que tu mente creaba y que te diera la sensación de que era de verdad, de que existía realmente. Quizás es que sí que estaba loco o empezaba a perder la cabeza, no lo sabía exactamente, solo que allí estábamos y que nada podíamos hacer para salir de aquel lugar.

París. Último destino hasta donde mis pesquisas me habían llevado y en donde esperaba fervientemente dar con el rastro del inmortal por el que clamaba venganza. Llevaba más de un milenio con el único y obsesivo propósito de hacerle pagar por todo el daño que me había causado. Deseaba mostrarle, mientras agonizaba entre mis manos, el error que había cometido al transformarme en el monstruo que ahora era, en lugar de dejarme morir como al resto de mis familiares y seres queridos. Siglos y siglos de soledad habían pasado en donde mi sed de venganza se había alimentado con cada ser de la noche que cazaba, con cada humano al que mordía cada noche para alimentarme y continuar con esta eterna maldición en vida.

Cerré los ojos una vez más, apretándolos en esta ocasión con más fuerza, esperando que al volver a abrirlos, encontrarme de nuevo en mi cama como si nada hubiese pasado. Y es que, a pesar de que no era necesario para los vampiros el acto en sí de dormir, durante esas horas del día en que salir al exterior nos estaba vetado, podíamos entrar en una especie de trance similar al sueño reparador humano.
Sin embargo esta ocasión era distinta. En esta ocasión, así como en algunas anteriores, ese momento de descanso se había transformado en una extraña conexión con un mundo paralelo; mundo donde los sueños eran tan reales que parecían poder tocarse con las yemas de los dedos y de los que sin embargo era consciente que eran fruto de mi imaginación. Pero, ¿por qué?

Tras tantos siglos recorriendo la Tierra tenía que reconocer que no era la primera vez que me sucedía algo así. Visiones de hechos pasados venían a mi recuerdo durante estos breves trances en los que mi mente trataba de desconectarse del mundo real. Portales mágicos que unían partes opuestas del planeta e incluso épocas diferentes existían en distintas localizaciones secretas, y probablemente eran éstos los causantes de tales creaciones oníricas que tanto me desconcertaban.

Mi frustación fue patente cuando al abrir de nuevo los ojos comprobé que me encontraba en el mismo lugar que minutos antes. Una especie de ciudad ajena a lo que estaba ocurriendo despertaba una mañana soleada, en donde yo, de nuevo, volvía a ser una humana normal y corriente. Nada de sed de sangre, nada de colmillos que ocultar estaban patentes en mí. Era como si hubiese viajado en el tiempo a una ciudad desconocida, porque si algo había llamado mi atención era que, a pesar de haberme recorrido el mundo en varias ocasiones, no conseguía ubicar ese emplazamiento en ninguna parte del mapa. Así que vestida con ropajes de cazadora, en lugar de falda y ajustados corsés, me dispuse a pasear tranquilamente entre el resto de ciudadanos hasta dar con el lugar donde me enconrtaba encerrada hasta que despertase.

Mis pensamientos volaban de un extremo a otro, tratando de averiguar el por qué de esos sueños recurrentes de un tiempo a esta parte, cuando sentí como mi piel se estremecía por completo al notar la presencia cercana de alguien.
- O tal vez los únicos cuerdos del lugar.- respondí observando con detenimiento al caballero que ahora tenía enfrente tras girarme sobre mis talones. Escudriñando su enigmática mirada y haciendo gala de esos dones de cazadora que tanto me definían, pude ver en sus ojos la que podía ser la verdadera razón de mi presencia en aquel lugar. Sonreí vagamente cuando en cuestión de segundos reconocí ese rostro que me había sido mostrado días antes en un pobre boceto de su persona; y es que, por casualidades de la vida, o tal vez porque el caprichoso destino se había propueso cruzar nuestros caminos de una forma u otra, el master del gremio al que yo pertenecía, me había encargado una nueva misión. Darle caza al hombre que tenía frente a mí.

Avancé un paso hacia el hombre, manteniendo todavía una distancia prudencial hasta que estuviese segura de sus intenciones. En ese plano no era inmortal, no dotaba de esos poderes malignos que podían ayudarme en el caso de que la situación empeorase. En ese plano, solo era un simple cazadora; eso sí, cargada hasta las orejas de armas. Tendí la mano con timidez, esperando antes de cumplir con mi encomienda, averiguar algo más de él.- Su rostro me resulta vagamente familiar, ¿nos conocemos?

Un poco de información me podía resultar útil si intentaba averiguar el porqué de mi sueño, y siempre quedaría después tiempo apara darle caza, ahora que parecía confiado.

Estaba completamente desubicado en esos momentos en los que no sabía dónde me encontraba exactamente y por qué parecía que mis poderes los había perdido, claro que si le sumabas a esa ecuación que todo aquello era un sueño entonces todo cobraba mayor significado, salvo por el hecho innegable de que desde que había cruzado aquel portal hacía unos meses para rescatar a aquella joven cazadora de la maldición que había sido presa me pasaba con bastante facilidad que “viajaba” por llamarlo de alguna manera, a esos lugares diferentes y distintos donde era como una realidad alternativa de la que vivía donde miles de sucesos ocurrían sin paro alguno y que eran de lo más extraños. El mundo de los sueños era demasiado amplio y diverso como para poder tener una base de la que partir cuando pasaba, pero era cierto que desde aquella vez esos “sueños” se sucedían con mayor intensidad cada vez, sabiendo que hasta que no despertara era imposible salir de aquel lugar por mucho que quisiera utilizar mi magia porque, de hecho, es como si en aquel lugar no existiera la magia. Y era lo que me pasaba ahora que estaba en otro lugar, uno que parecía vagamente familiar pero que para nada lo era porque era la primera vez que lo veía, era extraño porque era como si mi subconsciente me dijera que ya había estado allí, sin embargo, me era imposible recordar algo que me hiciera pensar que era verdad esas palabras. Todo me resultaba nuevo, lejano y como si estuviera en otra dimensión.

Sin embargo fue la figura de una mujer, que creía que me resultaba familiar, la que entre la gente que había en el lugar que parecían andar de forma autómata llamó y captó mi atención, motivo por el cual me vi tras ella siguiéndola para ver hacia donde conducían sus pasos. Algo en mi mente me decía que ya la conocía pero, como ocurre en todos los “sueños”, los rostros que veíamos eran producto de las personas que conocíamos de toda la vida aunque solamente las hubiéramos visto una vez durante dos segundos, quedaban grabadas en el cerebro y luego salían en los sueños. Entonces no entendía por qué me era tan familiar, por qué solamente quería seguirla a ella para saber hacia dónde iba, quizás tuviera la respuesta de por qué aquel lugar. Pero debía de recordar que estaba en un sueño y que todo podía parecerme real o conocido cuando no lo sería, quizás me hubiera encontrado con aquella joven en algún momento de mi vida y ahora mi cerebro me hacía creer que la conocía. Sus ojos estaban fijos en los míos cuando se giró para mirarme y nuestras miradas se encontraron, sentí un pequeño revoloteo en el estómago como si me advirtiera de algo pero en un mundo como aquella cualquier cosa podría ser insignificante. Sonreí de lado por sus palabras todavía a un par de pasos de distancia el uno del otro, era como si todo me indicara que era real pero de alguna forma me hiciera pensar que no lo era.


-Puede que ambas cosas, señorita –comenté con cierto tono jocoso, era un sueño, ¿por qué tendría que buscarle el sentido de todo? Todo era producto de mi mente, el lugar, las personas, aquella joven que tenía delante. Su pelo, su voz, sus curvas marcadas en su cuerpo... todo era producto de mi mente, no había otra explicación posible. Si no, ¿por qué entonces no poseía magia alguna? Incluso cuando había ido a la otra realidad había poseído mis poderes y estos no se habían ido, con lo cual solo podía tratarse de un sueño.  Avanzó un paso en mi dirección y yo me quedé quieto en el sitio porque no había nada que temer, en cuanto estuviera en peligro o creyera que lo estaba me despertaría del sueño como siempre ocurría, contemplé con más detenimiento la joven frente a mí mientras esa sensación persistía en mi interior, como si se negara a abandonarme del todo. Tendió una mano en mi dirección y me quedé observándola, con cuidado la cogí entre mi mano y la llevé a mis labios donde deposité un beso en su palma con caballerosidad, como la que siempre gastaba y se habían empeñado en inculcarme desde bien pequeño- creo que no, señorita, no me hubiera olvidado de su rostro con tanta facilidad ni de esos ojos verdosos que me devuelven la mirada –solté su mano con gracilidad y con cuidado y la miré de forma fija- pero ahora que tenemos tiempo, ¿por qué no conocernos? Parece que somos los únicos que no pareces autómatas que se mueven sin pensar, y en realidad, la única presencia que me da cierta curiosidad es... la suya –sonreí de lado-Logan Tisdale, ¿señorita...? –Dejé la pregunta a medias para que ella pudiera presentarse, mi mente me hacía soñar con aquella joven así que, ¿por qué no aprovechar el momento? Cuando despertara todo quedaría en aquel sueño y jamás volveríamos a cruzarnos de nuevo- me pregunto qué es lo que tendrá para haber captado mi atención, aparte de esos ojos –me mordí el labio y di un paso hacia ella examinándola más de cerca con cierta curiosidad- quizás es porque puedas mostrar el camino, estoy un poco perdido en estos momentos y no sé muy bien dónde me encuentro, quizás usted pueda serme de ayuda –sonreí ladeando un poco la cabeza observándola- dígame, ¿cree usted que estamos locos... o que los locos serán ellos? –Mis ojos se fijaron por un momento en la demás gente que andaba ajenos a lo que pasaba en esos momentos, como si nosotros no existiéramos y fuéramos invisibles para sus ojos.

Extraña ilusión la que me había tocado vivir esa noche en un mundo paralelo al que había sido transportada mientras descansaba en los brazos de Morfeo. Podía asegurar que era la primera ocasión en la que trataba de interactuar de forma consciente con un ser, y éste me respondía con coherencia, provocando que elevase la ceja con cierta expectación. Traté de recordar, sin éxito alguno las razones por la que el dirigente de mi gremio me había mostrado el retrato de aquel caballero, pero excepto su particular rostro y su nombre no conocía nada más. Deduje que no se trataba de un vampiro, puesto que la luz del sol iluminaba todo el lugar; claro que si esto hubiese sido real, yo deberá estar ardiendo en llamas y no convertida de nuevo en mortal después de tantos milenios. Con lo que llegué a conclusión que no podía fiarme ni de la lógica ni de mis instintos en aquel sueño devastador.

-Yo tampoco acostumbro a olvidar los rostros de aquellos que llaman mi atención y sin embargo, aún a sabiendas de que no nos conocemos, estoy casi segura que alguna vez nuestros caminos se han cruzado. ¿De dónde sois? -Suspiré contrariada al sentir la suavidad de sus manos acariciando las mías cuando concluyó con el saludo protocolario, mientras parecía estar ofreciéndome un plan para esa tarde de lo más irracional.

La calidez de su cuerpo no podía ser comparada a la de un licántropo, de modo que descarté un sobrenatural más sobre el que tenía que haber tenido muchísima preocupación pues éstos no eran solo problemáticos en luna llena, sino que también en tu etapa humana tendían a ocasionar problemas. Entonces, ¿qué era el joven Logan para que mi orden hubiese puesto precio a su cabeza?- Samara Alighieri.- respondí casi interrumpiéndole al entender que ese pequeño silencio había sido provocado para que yo lo ocupase con mi presentación, y una pequeña risa pícara se dibujó en mis labios poco después.- Probablemente lo que le ha llamado la atención de mi persona es que soy la única en el lugar que le ha dirigido la palabra y que no parece un muerto viviente.- aunque en la vida real fuese algo muy similar a un ser carente de vida.

Me encogí de hombros echando un último vistazo alrededor, para buscar de nuevo el cruce de nuestras miradas que parecían querer decir mucho más que lo que nuestros labios pronunciaban.- Desconozco si le seré de ayuda, missie Logan, puesto que desconozco este emplazamiento tanto como vos. Pero de algo estoy segura, y es que si ambos nos encontramos en un lugar tan extraño como éste y nuestros caprichosos destinos han decidido que coincidamos y podamos interactuar, será por algo.- me mordí el labio inferior, como cuando era niña y mi padre decía que estaba tramando alguna travesura.- ¿Qué le parece si descubrimos que aventura nos han preparado nuestros destinos?

Lo cierto es que cada vez aquel lugar me sorprendía más y más, tenía la firme sospecha de que era algo así como un mundo paralelo al mío, no por nada había “entrado” en este cuando me había quedado durmiendo y era algo que me pasaba con cierta frecuencia desde que había traspasado esa barrera para ayudar a una cazadora de una maldición, la verdad es que era como si ahora tuviera más tendencia a invadir dichos mundos paralelos, pero lo que no me había pasado era volver de nuevo al mismo mundo de nuevo, o a una realidad alternativa que era básicamente lo mismo. No era la primera vez que estaba en aquel lugar y podía decirlo por el hecho de que lo reconocía, era familiar aunque en cierto sentido me era completamente diferente, sus personas, lo que allí sucedía... me preguntaba cómo era capaz de poder atravesar con cierta facilidad esos mundos y no hallaba respuesta alguna, era algo extraño y misterioso a la par. Sinceramente que pudiera estar hablando con aquella joven que tenía frente a mí era lo más extraño de todos, por normalidad ninguno había reparado en mi presencia desde que había comenzado con aquellos “viajes” y se me hacía difícil no descubrir la naturaleza y el verdadero motivo de aquello. Observé los ojos castaños de mi acompañante en aquel mundo y me pregunté si ella, como yo, también estaría soñando en aquel mundo o por el contrario sería alguien proyectada por mi imaginación con la que poder interactuar... muchas eran las preguntas que tenían y pocas las respuestas que conseguía, algo que me enervaba por completo y que me frustraba. Además sentía que mi magia había desaparecido, no la sentía envolverme como de costumbre y eso también me cabreaba aunque fuera solamente un sueño, no me gustaba en absoluto.


-Soy de Escocia, aunque llevo unos años viviendo en París –comenté sin darle mayor importancia al asunto, sin querer decir el motivo de mi estancia en la capital francesa- ¿y vos, Samara? –Pregunté para luego sonreír al escuchar sus palabras, cierto, quizás me había llamado la atención porque era la única con la que podía interactuar en aquel lugar- algo ciertamente extraño ¿no te parece? Dos personas que no nos conocemos de nada ahora resulta que coincidimos en este lugar y que, además, de alguna forma nos hemos parado para hablar como si fuéramos los únicos que de verdad existieran... curiosa forma ¿no crees? –Ni yo mismo sabía si ella me serviría de ayuda o no pero, si habíamos coincidido, no era por mera casualidad y quizás solo halláramos la salida juntos, así que lo más seguro era permanecer juntos y ver si así encontrábamos algo que nos ayudara- me parece una excelente idea, quizás es que debíamos de coincidir por algún motivo y solo encontremos la salida juntos, bueno Samara, empecemos –dije haciendo un gesto con la mano para que empezáramos por aquel camino a ver qué nos deparaba, mientras seguíamos andando por aquel lugar las personas que había en el lugar no parecía que se dieran cuenta de que estuviéramos allí, como si no existieran o como si solo existiéramos nosotros y fueran proyecciones de nuestras mentes, pero nada me hacía pensar que Samara no lo fuera, y el hecho de no tener poderes era algo que me frustraba más de lo que quisiera admitir- decidme Samara, ¿creéis que nos hemos juntado por casualidad dos personas que viven en París en este lugar por coincidencia, o hay algo más de fondo? –Hice una pequeña pausa como si no le diera importancia a esas palabras y la miré de reojo- ¿crees en la magia?, ¿crees que es un sueño y que todo forma parte de nuestra consciencia? –Mientras andábamos nos encontramos con una puerta que parecía que salía luz de ella, miré a mi acompañante y le hice una seña- ¿probamos suerte? Algo me dice que si llama tanto la atención será por algo –allí todo parecía bastante normal y nos habíamos encontrado con aquella puerta, algo me decía que quizás era el camino a seguir. Nos acercamos hasta quedar frente a la misma y cuando la abrí la luz se desvaneció para dar paso a un bosque algo sombrío, oscuro sin vegetación alguna... y yo no entendía absolutamente nada de todo aquello.

Pude sentir como todo mi ser se estremecía  al escuchar a Logan afirmar que a pesar de no pertenecer a la capital francesa, actualmente residía en aquel lugar. ¿Podía ser el destino más caprichoso al cruzar nuestros caminos? No solo era una probabilidad remota la que ambos nos encontrásemos en ese momento de nuestras vidas residiendo en la misma ciudad, sino que además ninguno de los dos pertenecíamos a aquel país. Sin olvidar, por supuesto, que no era la primera ocasión en la que yo veía su perfilado rostro, hecho que todavía me tenía del todo desconcertada.

-De nuevo me sorprende la casualidad de esta especie de sueño, puesto que yo misma llegué a París hace unas escasas semanas por asuntos de negocios relacionados con la familia.-  apunté con pulcritud, tratando de no generar más preguntas sobre mi verdadero motivo en la capital. El mundo era muy grande como para que dos almas perdidas se encontrasen también en un universo alternativo como aquel.- Aunque desde luego creo que si solo ambos podemos comunicarnos entre sí es porque solo nosotros como equipo tenemos la solución del problema.

Me miré con nerviosismo las manos, ahora entrelazadas sobre mi abdomen, como si en el surco de éstas pudiese encontrar la respuesta a ese enigma cada vez más descabellado. Icé con suavidad la cabeza, asintiendo cuando el joven me propuso comenzar nuestro peculiar paseo en búsqueda de algo que nos proporcionase las pistas necesarias para salir de allí. Nuestro caminar tranquilo sobresaltaba sobre la rapidez de lo autómatas que continuaban rodeándonos, como si aunque cada uno tomase sus camino siguiesen llegando hasta ese lugar otros diferentes. Si no fuese porque me encontraba junto a Logan, podría haber llegado a sentir pánico por estar rodeada de este tipo de gente.

-Querido Logan, hace mucho que dejé de creen en las casualidades o el simple azar. Las cosas siempre ocurren por una sencilla razón, que cuando se escapa de nuestro entendimiento  y no podemos comprender sus verdaderas razones, acostumbramos  adjudicarlas a la fortuna.- sonreí ladina pasando un brazo alrededor del suyo para pasear tranquilamente como si dos viejos conocidos se tratasen.- Espero que no le importe.- pregunté mordiéndome el labio inferior con picardía, lanzando una fugaz mirada sobre mi brazo colgando del suyo.
Me detuve observándolo con atención  durante unos segundos cuando mentó  la magia en su siguiente pregunta. ¿Qué si creía en la magia? Como decirle que creía en los seres sobrenaturales, en la inquisición y en todas las maldiciones habidas y por haber. A cualquiera que le constase todo lo que había visto pensaría que estaba para encerrar. ¿Debería decirle que debido a mi profesión había tenido que enfrentarme a poderosos hechiceros que finalmente habían claudicado bajos mis armas? – Por supuesto que creo en la magia, ¿qué si no podría haber sido capaz de colocarnos en este extraño tablero de ajedrez, donde para salir de él tenemos que saber que fichas mover?- respondí entusiasmada, como cada vez que una nueva incógnita se abría ante mis ojos.

Mis pasos fueron detuviéndose poco a poco a medida que llegaba a esa extraña puerta que como él, yo también había visto en la lejanía. Asentí decidida a entrar tras sus pasos, más cuando toda luminosidad cesó al abrir la portezuela de madera me quedé paralizada como si alguna extraña fuerza me detuviese.

Abrí el abrigo que cubría mis ropajes tras soltarme de su brazo; la katana que mantenía sujeta a la espalda fue desenfundada con rapidez y sin esperar a que mi acompañante dijese nada, busqué su mirada con necesidad.- No sabemos a lo que nos enfrentamos ahí dentro, pero por lo que parece es el comiendo de un sendero que tenemos que recorrer para salir de aquí.  No se separes de mí, y te prometo que te sacaré sano y salvo de esta.- apunté preocupada por los posibles peligros que nos acecharían al entrar a tal tenebroso bosque. Traspasando con cautela el umbral de esa misteriosa puerta, con mis instintos bien alerta.

Si algo tenía claro de lo que nos estaba pasando en ese momento era que las casualidades no existían y que la magia algo tenía que ver con todo lo que nos ocurría, no era demasiado de extrañar que algún factor más que no supiéramos hubiera entrado en juego en ese momento porque, de todas las personas que habían en aquella realidad o “sueño”, era bastante extraño que solamente pudiera hablar con una, una que parecía sonarme de algo aunque me frustraba no saber de dónde o por qué cuando yo tenía una memoria eidética que me hacía recordar absolutamente todo lo que había vivido, todo lo que veía, escuchaba o leía se quedaba grabado en mi mente y no hallar indicios de ella pero saber que me sonaba de algo me frustraba y, a la vez, me fascinaba porque jamás me había pasado algo como eso ya que recordaba todas y cada una de las caras que había visto y con las que había tenido trato, todo estaba en mi mente y parecía que ella era como una sombra que se había escabullido, pero allí estaba junto a mí en aquel lugar en el que nos habíamos visto sumidos. Me traía también algo mosqueado el hecho de que no pudiera utilizar mis poderes, no era como cuando crucé a la otra dimensión que sí los mantenía pero en ese lugar me sentía indefensos sin ellos y depende de otra persona no era algo a lo que estuviera acostumbrado a hacer, yo, que con mi magia siempre me había bastado para salir de las situaciones más escabrosas. Samara tenía razón, si solo podíamos hablar entre nosotros es porque juntos hallaríamos la solución para salir de aquel lugar si es que de verdad estábamos en otro sitio y no soñando, y de ser esto último, de alguna forma nuestras mentes se habían “juntado” en una para que estuviéramos allí los dos, algo que sin duda si era así investigaría. Ella decía haber llegado a París hacía tan solo unas semanas por lo que el hecho de habernos cruzado era factible, quizás por eso me sonaba vagamente aunque no podía verificarlo con exactitud. Ella decía no creer en las casualidades y lo cierto es que yo tampoco lo hacía, no en situaciones como esa y no con lo que había visto a lo largo de mi vida, cada uno se trazaba sus propios pasos y las casualidades las forzábamos la mayoría de las veces.

Se colgó de mi brazo en esos momentos y yo bajé mi vista al suyo para luego mirarla a ella quien se mordía el labio con cierta picardía mientras me decía si no me importaba, lo cierto es que de hacerlo mi madre me había inculcado unos valores y una educación muy férrea como para rechazar su brazo y quitarlo, así que simplemente me limité a sonreírle negando con la cabeza ante ese hecho, ¿qué podría haber de malo en que su brazo se entrelazara con el mío? Ninguno, a decir verdad. Le había preguntado si creía en la magia y me había respondido que sí y su razonamiento era de lo más acertado, solo mediante magia algo así podría haber ocurrido y eso me hizo reír entre dientes, no sabía exactamente si creía en la “magia” convencional que decían practicar algunas personas y que solamente eran trucos baratos y juego de manos para engatusar a las personas y que creyeran que hacían verdaderos trucos, o la magia que algunas personas teníamos y que utilizábamos para bien o para el mal dependiendo de cada uno... si era lo primero como lo último iba a obviar el detalle de que yo era un hechicero, más que nada por el hecho de que no me interesaba y porque además no tenía de mis poderes para ello. Una puerta que a ambos nos llamó la atención y que al abrirla nos encontramos un bosque bastante sombrío tras esta, uno que parecía bastante peligroso y que de seguro escondía secretos que encontraríamos por el camino. Ella había hablado sobre una partida de ajedrez refiriéndose a que juntos deberíamos de surcar aquel “tablero” para poder salir y ganar la partida, algo que me hizo sonreír de lado.


-Una vez alguien me dijo que las ideas audaces son como las piezas del ajedrez que avanzan hacia delante, que pueden ser vencidas, pero también pueden iniciar una partida victoriosa –la miré y enarqué una ceja cuando vi que se soltaba de mi brazo, abría su abrigo y sacaba una Katana de su espalda en la que no me había ni fijado, la blandía con maestría y con familiaridad así que no me extrañaba demasiado que supiera manejarla perfectamente, lo que hacía preguntarme quién era ella para llevar una Katana como arma dado que una mujer de normalidad no era educada en el arte de las peleas y de las armas. ¿Una cazadora, tal vez? Si era así tampoco había mucho peligro ya que los cazadores de normalidad no solían ir contra los brujos, sino más bien contra vampiros y licántropos. Me reí, aunque no con malicia, cuando me dijo que me quedara cerca de ella y que así podríamos salir con vida de allí, sanos y salvos. No acostumbraba a no tener mis poderes y seguro que los iba a echar en falta, además, que una mujer me protegiese era algo que se salía de lo que era en mi día a día pero suponía que en ese momento todo estaba fuera de sí- vaya, eso sí que no me lo esperaba para nada –dije mirándola con la Katana en la mano y alcé ligeramente mis manos para darle a entender que no iba a oponerme a sus palabras- tú eres la que lleva la Katana –dije con un deje divertido- pongámonos en marcha. Busquemos la salida –nuestros pasos uno al lado del otro se adentraron por aquel bosque sombrío que decía que era peligroso y que fuera posible que nos pasara algo. Estuvimos andando durante unos minutos sin que pasara nada hasta que finalmente dimos con lo que parecía que eran dos puertas, donde detrás había como una pared negra, que llevaba a caminos totalmente diferentes, y un cartel con unas palabras escritas en ellos. Fue cuando escuchamos unos ruidos que provenían del lugar donde nos encontrábamos y que hizo que nos miráramos por unos segundos, una de las puertas conducía básicamente a la muerte, la otra continuaba camino. Enarqué una ceja porque no había forma de decidir cuál era la puerta buena, hasta que un letrero apareció con unas palabras inscritas con lo que era una adivinanza, los ruidos estaban cada vez más cerca y de uno de los lados apareció lo que era un ser de tono ceniza, más bien una forma en tono ceniza con ojos negros que se abalanzó sobre nosotros, Samara con la Katana fue quien le puso remedio pero se oían más ruidos de que más seres como esos se acercaban así que la miré- bien, tú cubres mi espalda y yo intento adivinar esto para salir de aquí –me jodía no tener mi magia, pero debía de adaptarme a las situaciones.