Tonto, por ser demasiado bueno [Xavier <3]

Ser cazador tenía sus altos y bajos y aunque amaba los altos de ser uno hacia un mes que no veía a mi prometido, ya le había explicado que pasaría días, semanas quizás sin saber de mi, pero él, si Lionel era mi razón para estar con vida aun, por que él había devuelto esa extraña esperanza de seguir adelante o mejor dicho de que me cuidara, porque antes solo iba a morir, a matar por matar, a acabar con mi vida porque ya sentía que no valía nada. Pero el, me daba las fuerzas de que querer proteger la raza humana, de aquellas bestias que nos rondaban a diestra y siniestra, una razón para vivir, aquello hacia mucho que me hacía falta. ¿Cuanto había pasado de aquel primer encuentro en un café? En realidad había perdido la cuenta, había perdido el interés de las fechas pero mi subconsciente algo aguardaba…

Llegue a la carreta de Lionel con ganas de estar con él, revise el lugar los gitanos ya me conocían, se habían al fin y al cabo acostumbrado de nuestras preferencias, entre a su carreta como cual entra a su habitación, estaba todo con ese orden que solo el gitano podía darle, yo era un bruto toda mi vida lo había sido y no quería cambiar tampoco, no iba en mí, pero tenía cosas que informarle, y mucho que contarle, me acerque a sus almohadas y las toma las olorice llenándome de su aroma tan nativo, tan único. Cuanto estuve así, ¿a caso importa? Me deje llevar, el tiempo paso, el tiempo corrió y como una clavada que llega a mi corazón la fecha era exacta como si hubiera contado los días, los minutos los segundos –¡Es hoy! – mi voz salió como si de un grito se tratase, salí del lugar y pregunte a todos los gitanos donde estaba… hasta que uno me dio con su paradero…

Horas más tarde.

Entre al restauran con una sonrisa maliciosa en mi rostro, no quería comer o tal vez si, acomode un sombrero que nunca antes había ocupado, un abrigo que llegaba a mis talones y ocultando mi rostro me senté en la primera mesa que vi desocupada, en lo lejos lo vi, y quise olvidarme de todo lo que había planeado pero no, seguiría con mi plan hasta el final. Se acerco un mesero y le dije al oído pasándole algunos francos de mas – Quiero que ese, me atienda – apunte a Lionel. Mi rostro no se veía, el no podría saber nunca que se trataba de mi. Tan solo me quede a la espera que mi pareja llegar a atenderme.

Oculto en mi gran abrigo oscuro, y a la espera que Lionel se acercara, comencé a idearme más de una manera para hablarle, para sacarlo de ahí, llevarlo lejos, no quería que estuviera precisamente ese día tan especial para nosotros trabajando un año cumplíamos y había que celebrarlo por que Lionel había sido el único ser en el mudo que había podido calentar mi corazón de hierro, desilusionado con la vida, el si aquel gitano de cabellera larga, de piel blanquecida, de buenos modales, aquel joven con ganas de aprender, el poeta encubierto con la careta de un gitano. Aquel hombre había cambiado mi vida del cielo a la tierra y ahora sabía que en la tierra era donde ambos pertenecíamos. Suspire cerrando los ojos, concentrándome en escuchar, los pasos que pausados quizás por el cansancio llegaban a mí, como su voz tan solo me estremecía, sonreí para mi mas que nada y sin mirarle tan solo escuche lo que tenía que decirme.

Tan ingenuo, pensé al tiempo que mi corazón comenzó a latir con fuerzas, aun con ese año cumplido no sabía bien de los poderes que tenia Lionel, sabía que todo gitano poseía poderes, pero ¿cuales eran los de mi gitano? Trague saliva antes de hablar pero no pude resistirme al final de cuentas yo era de él como el mío estire la mano y alcance gracias a mis reflejos su muñeca – Te quiero tomar a ti – gire mi cabeza y lo quede mirando con seriedad encubierta claro estaba, no podía mostrarme serio ante la única persona que me entendía por completo y me levante, reprimiendo el impulso de tomarlo y besarlo ahí mismo, acerque mis labios al pero pase de largo a su oído – Te amo y ahora te vas como la primera vez conmigo – susurre y tomándole de la mano lo hice pasearse por el lugar hasta donde supuse estaba la dueña o supervisora.

A ella le explique con todas mi buena educación y caballerosidad que Lionel no se podía quedar ahí, que su madre estaba en su lecho de muerte, claro estaba que era una mentira pero tenía que sacarlo de ahí, no había peor dolor en mi que ver a mi gitano no feliz haciendo algo que no le correspondía un día como ese. La señora hablo del dinero, de que perdería a un buen mesero y puras idioteces que en realidad eran insignificantes para mi, mire a Lionel, parecía un poco acongojado, cansado, lo veía un tanto melancólico y definitivamente no quería eso. Del bolsillo mas oculto de mi abrigo saque una bolsa con francos en su interior, lo suficiente como para que la señora se quedara callada y me dejara ir con Lionel. Sonreí hasta podría decir con picardía y saque a Lionel del lugar.

Me siento como el héroe que no soy, sacándote de ese lugar – blasfeme, y pase mis dedos pos su mejilla con cuidado no espere nada, aun habían varias sorpresas esperándonos esta larga tarde y noche – Te amo mi Lionel – tome sus cabellera y la desordene un poco mientras mis labios se acercaban a los suyos para saludarlo como tenía que hacerlo.