AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Y ésta rosa...es para celebrar toda magia...( Daria A. Olsánskaya)
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Y ésta rosa...es para celebrar toda magia...( Daria A. Olsánskaya)
La luna llena era la única luz en aquel cielo oscuro. Ya nadie estaba por las calles de París, todos estaban en sus casas, con sus familias y algunos amigos. Les contaré el porque de las calles vacías, situación extraña al saber que estamos en verano y las familias aprovechan también la noche para pasear.
Ésta noche, según la leyenda, es una fecha especial, pues todos los fantasmas de los brujos y gitanos que llegaron a Francia pasean por las diferentes ciudades y pueblos, en busca de algún encarnado que los oiga. Y como era de esperarse, para el pueblo francés, era una pesadilla. Todos habían gastado su mínimo ingreso para comprar amuletos contra los espíritus.
Ahora les contaré la verdad, ésta noche, pasada la medianoche se lleva a cabo una de las reuniones más pomposas y escandalosas de brujas. Donde se inician las nuevas practicantes, donde de danza, y también donde se realizan todo tipo de encantamientos, pociones.
Este año, el lugar de encuentro sería el cementerio. Perfecto, por muchas razones:
1) Para los brujos que trabajan con los difuntos
2) Para los brujos que practican la hechicería y la ilusión
3) Para que nadie nos molestara.
El cementerio es la mayor fuente de energía que puede centrarse en la ciudad, además de ser el lugar que da paso a los muertos y sus energías. Pero, no los aburriré con doctrina mágica.
Al fin había llegado. Llevaba mi nueva capa de protección, la cual todavía tenía el perfume de rosas para neutralizar hechizos de magia negra. En una vieja canasta, llevaba mis velas, mis perfumes, cintas, una daga, rosas rojas y blancas, cabellos, agua dulce y agua salada. Si debía preparar un hechizo, tendría que estar preparada. Llevaba en mi cuello un colgante viejo, un guardapelo en forma de corazón que mis verdaderos padres me habían dado el día que me abandonaron.
Recuerdo que yo pensaba que era un viaje, ya que siempre viajábamos, así que lo colgué en mi muñeca.Desde aquel momento no hay un sólo día en que no piense en encontrar alguna salida a aquello opresión que sentía.
Las tumbas, cada una de ellas, estaba iluminada por una vela, al parecer no era la única bruja que se encontraba allí. Alguien estaba cerca, podía sentirlo, tal vez era un juego de mi imaginación.
Miré buscando alguna señal, pero no conseguí nada. Un escalofrío me recorrío, quizá era una joven iniciada, sea quien sea, sin duda era una bruja o brujo.
Ésta noche, según la leyenda, es una fecha especial, pues todos los fantasmas de los brujos y gitanos que llegaron a Francia pasean por las diferentes ciudades y pueblos, en busca de algún encarnado que los oiga. Y como era de esperarse, para el pueblo francés, era una pesadilla. Todos habían gastado su mínimo ingreso para comprar amuletos contra los espíritus.
Ahora les contaré la verdad, ésta noche, pasada la medianoche se lleva a cabo una de las reuniones más pomposas y escandalosas de brujas. Donde se inician las nuevas practicantes, donde de danza, y también donde se realizan todo tipo de encantamientos, pociones.
Este año, el lugar de encuentro sería el cementerio. Perfecto, por muchas razones:
1) Para los brujos que trabajan con los difuntos
2) Para los brujos que practican la hechicería y la ilusión
3) Para que nadie nos molestara.
El cementerio es la mayor fuente de energía que puede centrarse en la ciudad, además de ser el lugar que da paso a los muertos y sus energías. Pero, no los aburriré con doctrina mágica.
Al fin había llegado. Llevaba mi nueva capa de protección, la cual todavía tenía el perfume de rosas para neutralizar hechizos de magia negra. En una vieja canasta, llevaba mis velas, mis perfumes, cintas, una daga, rosas rojas y blancas, cabellos, agua dulce y agua salada. Si debía preparar un hechizo, tendría que estar preparada. Llevaba en mi cuello un colgante viejo, un guardapelo en forma de corazón que mis verdaderos padres me habían dado el día que me abandonaron.
Recuerdo que yo pensaba que era un viaje, ya que siempre viajábamos, así que lo colgué en mi muñeca.Desde aquel momento no hay un sólo día en que no piense en encontrar alguna salida a aquello opresión que sentía.
Las tumbas, cada una de ellas, estaba iluminada por una vela, al parecer no era la única bruja que se encontraba allí. Alguien estaba cerca, podía sentirlo, tal vez era un juego de mi imaginación.
Miré buscando alguna señal, pero no conseguí nada. Un escalofrío me recorrío, quizá era una joven iniciada, sea quien sea, sin duda era una bruja o brujo.
Invitado- Invitado
Re: Y ésta rosa...es para celebrar toda magia...( Daria A. Olsánskaya)
Rápidamente terminé lo que estaba haciendo y borré con el pie lo que había trazado sobre aquella antigua lápida. Respetuosamente, dejé una rosa blanca sobre la tumba y me alejé entre las sombras con semblante sereno. Era una noche especial en muchos sentidos, para las brujas una noche mágica y yo debía aprovecharla, aunque esperaba por mi bien que nadie me hubiera visto. Cobijada tras la estatua de un ángel y compensada por mi baja estatura agucé la vista para captar cualquier indicio de presencia inteligente.
Al instante, mis ojos zafiro se clavaron en una chica a la que no alcanzaba a ver demasiado bien. "Tal vez es otra bruja", me dije con cierta diversión y emergí de mi escondite con rapidez. Envuelta en aquel negro y hermoso vestido, caminé hacia ella sin prisa y mis labios formaron una amplia sonrisa.
- Buenas noches -Saludé llegando silenciosamente por su espalda y al instante me situé junto a ella para que pudiera ver mi blanco rostro, iluminado en esos momentos por un rayo de luna.
- Mi nombre es Daria Olsánskaya. -Me presenté con suavidad, procurando no mostrar lo que llevaba en la bolsa que sostenía con mi mano derecha. Básicamente eran algunos ingredientes y cosas que necesitaba usar en el cementerio. No había traído armas, porque me bastaría con realizar algún conjuro o usar la necromancia, pero aún así tampoco me consideraba mala adversaria cuerpo a cuerpo, aunque el vestido reducía mis posibilidades un tanto.
- Me pregunto... ¿Qué te trae en esta noche tan especial por el cementerio?[/i] -Definitivamente era humana, podía sentirlo con mi empatía. Me estremecí un poco y levanté mis barreras al máximo, "no más dolores de cabeza por esta noche" pensé antes de volver a fijar mi atención en la chica, que suponía era una bruja o eso me decía mi instinto.
Al instante, mis ojos zafiro se clavaron en una chica a la que no alcanzaba a ver demasiado bien. "Tal vez es otra bruja", me dije con cierta diversión y emergí de mi escondite con rapidez. Envuelta en aquel negro y hermoso vestido, caminé hacia ella sin prisa y mis labios formaron una amplia sonrisa.
- Buenas noches -Saludé llegando silenciosamente por su espalda y al instante me situé junto a ella para que pudiera ver mi blanco rostro, iluminado en esos momentos por un rayo de luna.
- Mi nombre es Daria Olsánskaya. -Me presenté con suavidad, procurando no mostrar lo que llevaba en la bolsa que sostenía con mi mano derecha. Básicamente eran algunos ingredientes y cosas que necesitaba usar en el cementerio. No había traído armas, porque me bastaría con realizar algún conjuro o usar la necromancia, pero aún así tampoco me consideraba mala adversaria cuerpo a cuerpo, aunque el vestido reducía mis posibilidades un tanto.
- Me pregunto... ¿Qué te trae en esta noche tan especial por el cementerio?[/i] -Definitivamente era humana, podía sentirlo con mi empatía. Me estremecí un poco y levanté mis barreras al máximo, "no más dolores de cabeza por esta noche" pensé antes de volver a fijar mi atención en la chica, que suponía era una bruja o eso me decía mi instinto.
Daria A. Olsánskaya- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 03/08/2011
Localización : En París...
Re: Y ésta rosa...es para celebrar toda magia...( Daria A. Olsánskaya)
Me había quedado sorprendida, no me imaginaba que muchas brujas dejaran rosas blancas en las tumbas.
Para nosotras, la rosa tenía un poder extraordinario, y la rosa blanca nos permitía estar en gracia con las almas, sobre todo si podías crear una ilusión teniendo con ancla un alma de difunto. Sinceramente, era el don que más me gustaba usar, pero también era el más peligroso, para mí. No sabía como funcionaba en otras brujas o brujos, solamente sabía que más de una vez ya me había quedado sin fuerzas.
En fin, volviendo a ésta noche. Sea quien sea la misteriosa bruja o misterioso brujo, era también hechicero, pues nosotros conocíamos todos los significados de la rosa.
Detrás de un bello ángel de mármol. Tan bello que brillaba con la luz de la luna, salío una joven de grácil apariencia, gestos finos y cautelosos. Cerré mis ojos, tenía en su interior una explosión de emociones varias. No pude evitar sonreir.
- Bonum Noctem...- Buenas noches en latín, si era una bruja de alto rango, me iba a dar cuenta en esos momentos.
En general, me gustaba saludar tranquila, con un simple hola, pero en las reuniones, te podían tirar maleficios incoherentes, si no saludabas como la buena bruja que eras.
Me di vuelta, había usado mi visión espiritual para saber donde estaba con exactitud. Sino fuera por el aroma a pociones, a utencillos mágicos, podría parecer una vampiresa, o una neofita. Era muy hermosa, y era como había descripto, sus gestos finos eran sorprendentes... para ser honestos, jamás había conocido a una bruja con ese aspecto.
Espera un momento, no podía ver su aura, no era mi don, pero, en sus emociones había un bloqueo, cuanto más se acercaba menos podía ver. ¿ Sería una bruja de magia negra?... Personalmente, seguía la doctrina de las brujas de alta estirpe, que decían que todo brujo o toda bruja, son el puente entre el bien y el mal.
Mi corset violeta y mi pollera amplia blanca sobresalían de la capa negra que tenía sobre mis hombros. Me fijé en que ella también llevaba algo en la mano, eso era bueno, dentro de todo, por lo menos no era la única.
- Un gusto conocerte...- hablé con un tono afrancesado, originariamente hablaba italiano en las reuniones.- Mi nombre es Soraya Dalnight...- dije haciendo una reverencia.
Tomé un minuto de silencio, para reflexionar.- No vengo para visitar a un familiar fallecido...y creo que tú tampoco...- dije con una gran sonrisa. Me acomodé mi cabello que volaba por una leve brisa. Quizá Daria ya había comenzado con sus pociones.
Por otra parte... ¿ qué pasaba con las demás?. Se suponía que tendrían que llegar las brujas más viejas... ¿ Acaso había sido una farsa?... Si era así, iría a la casa de Clarisse, y le dejaría un pequeño regalito. Mejor no, ya sabía que si no le llegaba a ellos me volvería. No mejor no lo haría, no era una buena idea.
Me volví hacia Daria.- O estás aquí trabajando...o ibas a venir a la reunión...- mi voz sonaba como un murmullo, quizá porque se acercaba la hora en que las almas comenzaban a aparecerse.- Por las dudas...¿ no eres medium ni nada por ese estilo no?.- dije con una sonrisa, pero si era así yo también los vería.
No había peor cosa que : Dos brujas jóvenes, solas, y las almas que querían hacerse escuchar. ¿Mencioné que estábamos en un cementerio?
Para nosotras, la rosa tenía un poder extraordinario, y la rosa blanca nos permitía estar en gracia con las almas, sobre todo si podías crear una ilusión teniendo con ancla un alma de difunto. Sinceramente, era el don que más me gustaba usar, pero también era el más peligroso, para mí. No sabía como funcionaba en otras brujas o brujos, solamente sabía que más de una vez ya me había quedado sin fuerzas.
En fin, volviendo a ésta noche. Sea quien sea la misteriosa bruja o misterioso brujo, era también hechicero, pues nosotros conocíamos todos los significados de la rosa.
Detrás de un bello ángel de mármol. Tan bello que brillaba con la luz de la luna, salío una joven de grácil apariencia, gestos finos y cautelosos. Cerré mis ojos, tenía en su interior una explosión de emociones varias. No pude evitar sonreir.
- Bonum Noctem...- Buenas noches en latín, si era una bruja de alto rango, me iba a dar cuenta en esos momentos.
En general, me gustaba saludar tranquila, con un simple hola, pero en las reuniones, te podían tirar maleficios incoherentes, si no saludabas como la buena bruja que eras.
Me di vuelta, había usado mi visión espiritual para saber donde estaba con exactitud. Sino fuera por el aroma a pociones, a utencillos mágicos, podría parecer una vampiresa, o una neofita. Era muy hermosa, y era como había descripto, sus gestos finos eran sorprendentes... para ser honestos, jamás había conocido a una bruja con ese aspecto.
Espera un momento, no podía ver su aura, no era mi don, pero, en sus emociones había un bloqueo, cuanto más se acercaba menos podía ver. ¿ Sería una bruja de magia negra?... Personalmente, seguía la doctrina de las brujas de alta estirpe, que decían que todo brujo o toda bruja, son el puente entre el bien y el mal.
Mi corset violeta y mi pollera amplia blanca sobresalían de la capa negra que tenía sobre mis hombros. Me fijé en que ella también llevaba algo en la mano, eso era bueno, dentro de todo, por lo menos no era la única.
- Un gusto conocerte...- hablé con un tono afrancesado, originariamente hablaba italiano en las reuniones.- Mi nombre es Soraya Dalnight...- dije haciendo una reverencia.
Tomé un minuto de silencio, para reflexionar.- No vengo para visitar a un familiar fallecido...y creo que tú tampoco...- dije con una gran sonrisa. Me acomodé mi cabello que volaba por una leve brisa. Quizá Daria ya había comenzado con sus pociones.
Por otra parte... ¿ qué pasaba con las demás?. Se suponía que tendrían que llegar las brujas más viejas... ¿ Acaso había sido una farsa?... Si era así, iría a la casa de Clarisse, y le dejaría un pequeño regalito. Mejor no, ya sabía que si no le llegaba a ellos me volvería. No mejor no lo haría, no era una buena idea.
Me volví hacia Daria.- O estás aquí trabajando...o ibas a venir a la reunión...- mi voz sonaba como un murmullo, quizá porque se acercaba la hora en que las almas comenzaban a aparecerse.- Por las dudas...¿ no eres medium ni nada por ese estilo no?.- dije con una sonrisa, pero si era así yo también los vería.
No había peor cosa que : Dos brujas jóvenes, solas, y las almas que querían hacerse escuchar. ¿Mencioné que estábamos en un cementerio?
Invitado- Invitado
Re: Y ésta rosa...es para celebrar toda magia...( Daria A. Olsánskaya)
- Encantada de conocerte Soraya.... -Dije asintiendo con un brillo satisfecho en mis ojos. "Tiene que ser una bruja", me dije para mis adentros. "Y tal vez ha venido para la reunión" Seguí congeturando y me pudo la curiosidad, así que dejé caer mis barreras unos instantes, muy poco y lo suficiente para sentir el recelo y el interés que desprendía la chica. Las levanté al instante, pero dejándolas a un nivel mínimo para que así mi compañera, si es que era bruja como segundos después se confirmó, pudiera sentirme.
- Ciertamente... no, no estoy aquí para visitar a mis familiares básicamente porque todos están en Rusia -Contuve un leve estremecimiento, eso no era exactamente cierto pero de todos modos no sabía dónde se encontraba mi hermano y esperaba que no fuera en el cementerio-. - Vine por un pequeño trabajo, pero especialmente por la reunión que iba a celebrarse aquí... y por su bien, espero que no hayan decidido un cambio de último momento y se hayan marchado a otro sitio sin avisarme. De momento por lo que he podido ver no hay rastro de nadie más -Expresé con voz calmada y una fina sonrisa en la comisura de los labios, que no auguraba nada bueno si es que se habían marchado sin decir nada.
- Bueno... uso la necromancia -Admití sin reparos tras unos segundos- hoy está todo bastante agitado por el día en que estamos, pero estoy intentando que no me afecte demasiado aunque seguramente dentro de un rato tendré que hacerles caso -Me eché un rebelde mechón de pelo negro hacia atrás y escuché el susurro de la ligera brisa nocturna que soplaba suavemente, agitando mi larga cabellera.
- Ciertamente... no, no estoy aquí para visitar a mis familiares básicamente porque todos están en Rusia -Contuve un leve estremecimiento, eso no era exactamente cierto pero de todos modos no sabía dónde se encontraba mi hermano y esperaba que no fuera en el cementerio-. - Vine por un pequeño trabajo, pero especialmente por la reunión que iba a celebrarse aquí... y por su bien, espero que no hayan decidido un cambio de último momento y se hayan marchado a otro sitio sin avisarme. De momento por lo que he podido ver no hay rastro de nadie más -Expresé con voz calmada y una fina sonrisa en la comisura de los labios, que no auguraba nada bueno si es que se habían marchado sin decir nada.
- Bueno... uso la necromancia -Admití sin reparos tras unos segundos- hoy está todo bastante agitado por el día en que estamos, pero estoy intentando que no me afecte demasiado aunque seguramente dentro de un rato tendré que hacerles caso -Me eché un rebelde mechón de pelo negro hacia atrás y escuché el susurro de la ligera brisa nocturna que soplaba suavemente, agitando mi larga cabellera.
Daria A. Olsánskaya- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 03/08/2011
Localización : En París...
Re: Y ésta rosa...es para celebrar toda magia...( Daria A. Olsánskaya)
Sonreí, por lo menos no intentaba atacarme con un hechizo o incluso con las velas. Había empezado con la pierna correcta.
Casi siempre era odidada por la mayoría de mis hermanas ya que, como era mi costumbre quería transformar toda aquella energía en ilusiones, y muchas veces aquellas ilusiones me iban en contra. No sólo eso, sino que también mis hermanas sufrían mareos constantes hasta que por fin me normalizaba.
Entrecerré mis ojos, pude sentir su añoranza, y aquel atisbo de mentira que detectaba en las emociones superficiales de las personas, inluyendo los brujos, todos ellos.
No era normal que las viejas brujas no aparecieran. Digo viejas brujas por la única razón que tengo en éstos momentos: el enojo. Estaba enojada porque me habían pedido que viniera, estaba enojada porque no quería volver a ver a Clarisse ni mucho menos a mis iniciadoras. Estaba enojada porque al parecer tuvieron algo mejor que hacer y nos abandonaron, a dos brujas jóvenes, en medio de un cementerio. O estaban practicando para un concurso de bromas pesadas o recibirían un hermoso y peligroso regalo de parte mia...y al parecer de Daria también.
Me crucé de brazos, no era que estaba dispuesta a hacer como si nada pasara, tenía nervios. Sonreí.- Bonita noche elegiste para trabajar...- dije con tono sarcástico. Siendo sincera temía con toda mi alma el hecho de que yo también había venido a trabajar, pero para cortarle la clientela a Balthazar que en aquel momento se me venía a los pensamientos como si me estuviera acechando. Era hora de tomar cartas en el asunto y como no quería herirlo...lo atacaría con la caída de su economía.
Me sorprendí, no porque jamás había escuchado de la necromancia, sino porque si yo trabajaba con espíritus ya que mi forma de hacer hechicería, en su mayor parte, se trataba de conjuros. En fin, aquella joven tenía una carga más pesada que la mía, y las únicas brujas que conocía que tenían aquel don eran las más ancestrales.
Comencé a temblar, la tierra no se movía, era yo quien lo hacía.- ¿ Es la hora?...- pregunté a mi compañera...- Por cierto...no tiene nada de malo... incluso yo necesito su ayuda cuando preparo mis traba...- no me salía la voz. Era como si me presionaran la garganta. Sabía, por escasa pero inconfundible experiencia, que se trataba de algo momentáneo. Cerré mis ojos, el temblor pasó.
Al abrirlos, luces de colores brillantes, sobre todo blancas, estaban por todas partes, sino me equivocaba eran las almas de todos los difuntos. Desde lo lejos se escuchó una carcajada. No me asusté. Incleíble pero no me asusté.
En medio de ellos, se podía ver una figura femenina vestida de negro y violeta, con guantes y una capa. Sus movimientos eran muy similares a los de Daria, por lo que adiviné su estatus social antes de fallecer.
Miré a mi compañera.- Escucha... si precisas terminar el trabajo...podría ayudarte....- me agaché para tomar mis velas blancas y negras.- Sólo avísame...
Aquella mujer protegía a las esas almas, seguro era el espíritu de una bruja, por su apariencia y por el respeto que le tenían los demás. Así sin más preámbulos hice una reverencia. Tomé las velas y las puse en los cuatro puntos cardinales : Norte, sur, este, oeste. Más tarde me ocuparía de Balthazar.
Casi siempre era odidada por la mayoría de mis hermanas ya que, como era mi costumbre quería transformar toda aquella energía en ilusiones, y muchas veces aquellas ilusiones me iban en contra. No sólo eso, sino que también mis hermanas sufrían mareos constantes hasta que por fin me normalizaba.
Entrecerré mis ojos, pude sentir su añoranza, y aquel atisbo de mentira que detectaba en las emociones superficiales de las personas, inluyendo los brujos, todos ellos.
No era normal que las viejas brujas no aparecieran. Digo viejas brujas por la única razón que tengo en éstos momentos: el enojo. Estaba enojada porque me habían pedido que viniera, estaba enojada porque no quería volver a ver a Clarisse ni mucho menos a mis iniciadoras. Estaba enojada porque al parecer tuvieron algo mejor que hacer y nos abandonaron, a dos brujas jóvenes, en medio de un cementerio. O estaban practicando para un concurso de bromas pesadas o recibirían un hermoso y peligroso regalo de parte mia...y al parecer de Daria también.
Me crucé de brazos, no era que estaba dispuesta a hacer como si nada pasara, tenía nervios. Sonreí.- Bonita noche elegiste para trabajar...- dije con tono sarcástico. Siendo sincera temía con toda mi alma el hecho de que yo también había venido a trabajar, pero para cortarle la clientela a Balthazar que en aquel momento se me venía a los pensamientos como si me estuviera acechando. Era hora de tomar cartas en el asunto y como no quería herirlo...lo atacaría con la caída de su economía.
Me sorprendí, no porque jamás había escuchado de la necromancia, sino porque si yo trabajaba con espíritus ya que mi forma de hacer hechicería, en su mayor parte, se trataba de conjuros. En fin, aquella joven tenía una carga más pesada que la mía, y las únicas brujas que conocía que tenían aquel don eran las más ancestrales.
Comencé a temblar, la tierra no se movía, era yo quien lo hacía.- ¿ Es la hora?...- pregunté a mi compañera...- Por cierto...no tiene nada de malo... incluso yo necesito su ayuda cuando preparo mis traba...- no me salía la voz. Era como si me presionaran la garganta. Sabía, por escasa pero inconfundible experiencia, que se trataba de algo momentáneo. Cerré mis ojos, el temblor pasó.
Al abrirlos, luces de colores brillantes, sobre todo blancas, estaban por todas partes, sino me equivocaba eran las almas de todos los difuntos. Desde lo lejos se escuchó una carcajada. No me asusté. Incleíble pero no me asusté.
En medio de ellos, se podía ver una figura femenina vestida de negro y violeta, con guantes y una capa. Sus movimientos eran muy similares a los de Daria, por lo que adiviné su estatus social antes de fallecer.
Miré a mi compañera.- Escucha... si precisas terminar el trabajo...podría ayudarte....- me agaché para tomar mis velas blancas y negras.- Sólo avísame...
Aquella mujer protegía a las esas almas, seguro era el espíritu de una bruja, por su apariencia y por el respeto que le tenían los demás. Así sin más preámbulos hice una reverencia. Tomé las velas y las puse en los cuatro puntos cardinales : Norte, sur, este, oeste. Más tarde me ocuparía de Balthazar.
Invitado- Invitado
Re: Y ésta rosa...es para celebrar toda magia...( Daria A. Olsánskaya)
- Sí, una lindísima noche para trabajar. Esto se va a hacer pesado, me parece... -Murmuré por lo bajo. Dirigí los ojos hacia la bolsa que contenía mis ingredientes y mentalmente comencé a prepararme para lo que tendría que hacer.
- No sé si estás familiarizada con esto, pero pase lo que pase... intenta no ponerte muy ner... -Comencé a decir con un cierto tono apresurado, sentía que se aproximaba la hora. Sí, ya era el momento... mi cuerpo se estremeció con brutalidad, me tambaleé y casi caí a un lado pero fui capaz de sostenerme de milagro.
- ...viosa -Terminé con la voz ahogada y traté de sonreír a la chica. Asentí aprobadora y me adentré en el círculo, extraje una tiza de mi bolsa y empecé a trazar signos y runas a nuestro alrededor para protegernos. No era algo muy fuerte, pero dudaba que sucediera algo realmente malo. Cerré los ojos y me concentré abriendo mi mente, dejándome fluir.
Las voces de todas aquellas almas resonaban en mi mente al unísono, diciendo tantas cosas a la vez de forma que no podía entenderles y mi dolor de cabeza iba en aumento. Entre mis párpados cerrados miré hacia donde debía estar Soraya y mis labios formaron una sonrisa que intentaba darle ánimo.
Estaba abrumada por todas aquellas voces, intentaba pensar pero mis pensamientos se escurrían como agua y no lograba retenerlos más de unos segundos; todas mis ideas llegaban al cerebro, pero de ahí no pasaban. "Son muchos... no puedo..." "Necesito..." "Ah, mi cabeza...."
"¡Basta!" Aquel pensamiento, grito mental o como quisiera llamársele nació de lo más hondo de mis entrañas, acompañado por una fuerza interior que salía en los momentos menos esperados e hizo que las ánimas se callaran al menos por unos instantes. Con el semblante tenso y muy pálido me preparé para comunicarme con ellos ahora directamente, necesitaba que se marcharan lo antes posible porque tal vez pudiera hacer esto sola, pero aquella noche ya había tenido algunos trabajos que hacer y empezaba a sentirme cansada.
Extendí los brazos como para abarcarlos a todos, aunque no estaba segura de conseguir lo que me proponía y me lancé en un rápido latín pronunciado en voz baja y apenas entendible para un oído humano. Daba igual si antes de muertos aquellos espíritus no habían sabido hablarlo en su vida anterior, instintivamente sabrían lo que les estaba diciendo. Básicamente les pedía que se marcharan a otro lugar pues aquí se celebraba algo de gran importancia y comunicaba que siempre podrían encontrarme para que les ayudara en otro momento, que estaría dispuesta a hacerlo.
"Aquí no, alejaos..." finalicé con cierto tono musical y alzando más la voz, ahora en francés normal y sentí como las fuerzas que me habían acompañado me abandonaban con más rapidez de la prevista.
- Espero que esto funcione, y espero que esas malditas brujas aparezcan esta noche donde deben o van a haber problemas graves y mucho -Dije observando como las almas comenzaban a dispersarse por el cementerio, pero no se marchaban. Salí del círculo y me desplomé junto a una lápida totalmente extenuada. Hice un intento por regular mi respiración algo agitada y me forcé a sonreír, al fin y al cabo podría ser peor.
- No sé si estás familiarizada con esto, pero pase lo que pase... intenta no ponerte muy ner... -Comencé a decir con un cierto tono apresurado, sentía que se aproximaba la hora. Sí, ya era el momento... mi cuerpo se estremeció con brutalidad, me tambaleé y casi caí a un lado pero fui capaz de sostenerme de milagro.
- ...viosa -Terminé con la voz ahogada y traté de sonreír a la chica. Asentí aprobadora y me adentré en el círculo, extraje una tiza de mi bolsa y empecé a trazar signos y runas a nuestro alrededor para protegernos. No era algo muy fuerte, pero dudaba que sucediera algo realmente malo. Cerré los ojos y me concentré abriendo mi mente, dejándome fluir.
Las voces de todas aquellas almas resonaban en mi mente al unísono, diciendo tantas cosas a la vez de forma que no podía entenderles y mi dolor de cabeza iba en aumento. Entre mis párpados cerrados miré hacia donde debía estar Soraya y mis labios formaron una sonrisa que intentaba darle ánimo.
Estaba abrumada por todas aquellas voces, intentaba pensar pero mis pensamientos se escurrían como agua y no lograba retenerlos más de unos segundos; todas mis ideas llegaban al cerebro, pero de ahí no pasaban. "Son muchos... no puedo..." "Necesito..." "Ah, mi cabeza...."
"¡Basta!" Aquel pensamiento, grito mental o como quisiera llamársele nació de lo más hondo de mis entrañas, acompañado por una fuerza interior que salía en los momentos menos esperados e hizo que las ánimas se callaran al menos por unos instantes. Con el semblante tenso y muy pálido me preparé para comunicarme con ellos ahora directamente, necesitaba que se marcharan lo antes posible porque tal vez pudiera hacer esto sola, pero aquella noche ya había tenido algunos trabajos que hacer y empezaba a sentirme cansada.
Extendí los brazos como para abarcarlos a todos, aunque no estaba segura de conseguir lo que me proponía y me lancé en un rápido latín pronunciado en voz baja y apenas entendible para un oído humano. Daba igual si antes de muertos aquellos espíritus no habían sabido hablarlo en su vida anterior, instintivamente sabrían lo que les estaba diciendo. Básicamente les pedía que se marcharan a otro lugar pues aquí se celebraba algo de gran importancia y comunicaba que siempre podrían encontrarme para que les ayudara en otro momento, que estaría dispuesta a hacerlo.
"Aquí no, alejaos..." finalicé con cierto tono musical y alzando más la voz, ahora en francés normal y sentí como las fuerzas que me habían acompañado me abandonaban con más rapidez de la prevista.
- Espero que esto funcione, y espero que esas malditas brujas aparezcan esta noche donde deben o van a haber problemas graves y mucho -Dije observando como las almas comenzaban a dispersarse por el cementerio, pero no se marchaban. Salí del círculo y me desplomé junto a una lápida totalmente extenuada. Hice un intento por regular mi respiración algo agitada y me forcé a sonreír, al fin y al cabo podría ser peor.
Daria A. Olsánskaya- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/08/2011
Localización : En París...
Re: Y ésta rosa...es para celebrar toda magia...( Daria A. Olsánskaya)
Mi visión se nublaba, veía como si estuviera debajo del agua. Por momentos recobraba todo mi campo si visión y pude notar como Daria también estaba siendo víctima de las altas vibraciones ocasionadas por las almas y el Alma Regente.
Daria, al recuperarse, comenzó a escribir con tiza, el círculo terminado y las runas de protección.
Particularmente, yo sólo las usaba para trabajos de protección, mi capa, antes de ser protectora, sufrío los siete conjuros de protección y siendo sincera, aquel hechizo me servía mucho más que una daga, o un hechizo de libro. En fin, cerré mis ojos y concentré toda mi fuerza en cerrar el círculo de protección. Una bruja estaría perdida, pero en ese círculo éramos dos, podríamos hacerlo.
Daria estaba como un remolino, no sólo eso, se perdía y volvía. Las almas la estaban afectando.
Como si la obedecieran, y para mi asombro, las almas comenzaron a caminar cada camino de tierra del cementerio, sólo una se quedó, la más poderosa y la que no quería pornunciar nada, sólo vigilar. El Alma Reina... o la Reina del Cementerio, se encontraba allí sonriente, me pregunté si Daria podría verla.
Toda bruja tenía dos mentores: el físico y el espiritual, en mi caso el físico había sido Clarisse, y mal que mal había aprendido bastante de ella. Y el mentor o mentora espiritual todavía me era desconocida. Aunque podría llegar a pensar que sería aquella alma, que estaba velando por las demás, claro que... sólo podría saberlo si se lo preguntaba a ella, mi compañera bruja de la noche, pero no ahora, ella estaba muy cansada y yo tenía que trabajar.
- Esas malditas brujas no están...- dije sin aliento cuando rompí el círculo.- Se han ido...nos vieron y se fueron...- mi voz comenzaba a notarse enfadada. Sí sólo alguna de las viejas brujas aparecieran, eso nos salvaría.
Rápidamente me acerqué a mi compañera.
- ¿ Te encuentras bien?...- dije arrodillándome junto a ella. Saqué de mi canasta una poción medicinal hecha con agua dulce, miel y ruda.- Toma...te recuperarás...
No estaba muy segura de qué pasaría esa noche, ni mucho menos sabía cuanto podría costarme en mi licencia, pero después de trabajar me marcharía, con Daria o sin ella.- ¿ Te molesta si trabajo?...- pregunté mirándola con rostro preocupado.
Daria, al recuperarse, comenzó a escribir con tiza, el círculo terminado y las runas de protección.
Particularmente, yo sólo las usaba para trabajos de protección, mi capa, antes de ser protectora, sufrío los siete conjuros de protección y siendo sincera, aquel hechizo me servía mucho más que una daga, o un hechizo de libro. En fin, cerré mis ojos y concentré toda mi fuerza en cerrar el círculo de protección. Una bruja estaría perdida, pero en ese círculo éramos dos, podríamos hacerlo.
Daria estaba como un remolino, no sólo eso, se perdía y volvía. Las almas la estaban afectando.
Como si la obedecieran, y para mi asombro, las almas comenzaron a caminar cada camino de tierra del cementerio, sólo una se quedó, la más poderosa y la que no quería pornunciar nada, sólo vigilar. El Alma Reina... o la Reina del Cementerio, se encontraba allí sonriente, me pregunté si Daria podría verla.
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