AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Mr. Hallward
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Mr. Hallward
-Nombre del Personaje: Henry Hallward
-Edad: 31 años.
-Especie: Humano.
- Tipo y Nivel Social: Clase media.
-Lugar de Origen: Londres, Inglaterra.
-Descripcion Fisica:
-Descripcion Psicologica: Libertino; cuida muy a menudo de su propio placer, de su propia diversión, y es de las pocas cosas por las que piensa que la vida merece la pena. Se podría decir que es un máximo hedonista. Henry, además, tiene la personalidad de un superviviente. Robará y mentirá cuando lo requiera, y de hecho, su oficio es un eufemismo de la mentira. Le encanta conseguir lo que quiere, y cuanto más rápido, mejor. Sin embargo él mismo se impone ciertos límites morales: Unos códigos de conducta que responden a la bondad en el fondo de su alma.
Tiene un instinto picaresco nato, dado por la infancia que vivió y el carisma que ha desarrollado. Esto le da una forma de ser maliciosa, astuta, que no utilizará en detrimento de los demás siempre y cuando pueda evitarlo. Sin embargo ha aprendido lo necesario de la sociedad como para que la máscara física de su rostro no sea la única que porte, y a ojos ajenos, es todo un caballero de espíritu.
-Historia: “Nací en Inglaterra, para más señas en Londres. Dicen que la primera fortuna o infortunio te viene dada al nacer, y desde luego, en mi caso no hubo mucha suerte. Me crié prácticamente entre las calles, medio descalzo, mirando por las ventanas de las casas de los ricos cómo comían, bebían y tocaban música con unos instrumentos muy raros de los cuales no sabía ni el nombre, pero sonaban a gloria. Después me di cuenta de quién era, y todo cambió. Pero como dijo cierta y metódica persona, vayamos por partes.
Los inviernos en Londres son fríos. Quiero decir, fríos para el que tenga poco más que unos bastos zapatos de cuero y un puñado de harapos cedidos por la iglesia desde la caridad. Y es curioso, en cierto modo, porque mi padre ganaba dinero suficiente como para mantener a una modesta familia. Los problemas llegan cuando las bocas que alimentar pesan más que las libras, y el plato de sopa se nos va quedando pequeño. Ahí fue cuando mis cinco hermanos y yo tuvimos que echarnos a la calle a mendigar unos pocos peniques, y a veces a robar, si estábamos en una mala racha. Yo, personalmente – y no es que me vanaglorie de ello, aunque mi mérito tenía –, birlaba saquillos de monedas y hebillas de cinturones con una facilidad asombrosa. No era el mayor de los hermanos, y sin embargo sí el más crecido físicamente, por lo que no podía pasar desapercibido. Necesitaba inventarme algo para entretener a los pobres infelices mientras uno de los míos le iba quitando lo que llevaba encima de valor, y cuando iba solo, me conformaba con el dinero, sin olvidarme de mis trucos.
Como detalle a tener en cuenta para lo que me revelarían más tarde, no puedo pasar por alto el recordaros que mi padre me odiaba. Sí, me odiaba con un rencor frío y latiente, y más me odiaba por el hecho de que solía ser yo el que prácticamente llevaba el pan a casa. He aquí una – para él, supongo – factible explicación para basar su profundo desprecio y antipatía hacia mí. En mi familia todos eran rubios, independientemente del sexo o los ojos, ya que ambos progenitores compartían esa característica. Bueno. Mi pelo es oscuro como el de los gitanos. Veamos la asociación de ideas que mi padre consideraba lógica: Mi devota esposa me ha sido infiel, y como resultado del adulterio, ha nacido un niño que es el emblema de mi vergüenza.
Fui creciendo, y como alternativa a la pobreza, probé suerte en el espectáculo callejero. Aprendí un par de trucos, que fui mejorando y a los cuales les añadí otros más elaborados, haciéndome paso así en la sociedad."
-Datos Extras: Suele ir con una máscara cubriéndole un tercio del rostro. Dicen que se lo quemó en un incendio, que tiene una horrible cicatriz… A decir verdad, la solía usar para los espectáculos, pero pareciéndole un detalle estéticamente atractivo, acabó por llevarla habitualmente.
-Edad: 31 años.
-Especie: Humano.
- Tipo y Nivel Social: Clase media.
-Lugar de Origen: Londres, Inglaterra.
-Descripcion Fisica:
-Descripcion Psicologica: Libertino; cuida muy a menudo de su propio placer, de su propia diversión, y es de las pocas cosas por las que piensa que la vida merece la pena. Se podría decir que es un máximo hedonista. Henry, además, tiene la personalidad de un superviviente. Robará y mentirá cuando lo requiera, y de hecho, su oficio es un eufemismo de la mentira. Le encanta conseguir lo que quiere, y cuanto más rápido, mejor. Sin embargo él mismo se impone ciertos límites morales: Unos códigos de conducta que responden a la bondad en el fondo de su alma.
Tiene un instinto picaresco nato, dado por la infancia que vivió y el carisma que ha desarrollado. Esto le da una forma de ser maliciosa, astuta, que no utilizará en detrimento de los demás siempre y cuando pueda evitarlo. Sin embargo ha aprendido lo necesario de la sociedad como para que la máscara física de su rostro no sea la única que porte, y a ojos ajenos, es todo un caballero de espíritu.
-Historia: “Nací en Inglaterra, para más señas en Londres. Dicen que la primera fortuna o infortunio te viene dada al nacer, y desde luego, en mi caso no hubo mucha suerte. Me crié prácticamente entre las calles, medio descalzo, mirando por las ventanas de las casas de los ricos cómo comían, bebían y tocaban música con unos instrumentos muy raros de los cuales no sabía ni el nombre, pero sonaban a gloria. Después me di cuenta de quién era, y todo cambió. Pero como dijo cierta y metódica persona, vayamos por partes.
Los inviernos en Londres son fríos. Quiero decir, fríos para el que tenga poco más que unos bastos zapatos de cuero y un puñado de harapos cedidos por la iglesia desde la caridad. Y es curioso, en cierto modo, porque mi padre ganaba dinero suficiente como para mantener a una modesta familia. Los problemas llegan cuando las bocas que alimentar pesan más que las libras, y el plato de sopa se nos va quedando pequeño. Ahí fue cuando mis cinco hermanos y yo tuvimos que echarnos a la calle a mendigar unos pocos peniques, y a veces a robar, si estábamos en una mala racha. Yo, personalmente – y no es que me vanaglorie de ello, aunque mi mérito tenía –, birlaba saquillos de monedas y hebillas de cinturones con una facilidad asombrosa. No era el mayor de los hermanos, y sin embargo sí el más crecido físicamente, por lo que no podía pasar desapercibido. Necesitaba inventarme algo para entretener a los pobres infelices mientras uno de los míos le iba quitando lo que llevaba encima de valor, y cuando iba solo, me conformaba con el dinero, sin olvidarme de mis trucos.
Como detalle a tener en cuenta para lo que me revelarían más tarde, no puedo pasar por alto el recordaros que mi padre me odiaba. Sí, me odiaba con un rencor frío y latiente, y más me odiaba por el hecho de que solía ser yo el que prácticamente llevaba el pan a casa. He aquí una – para él, supongo – factible explicación para basar su profundo desprecio y antipatía hacia mí. En mi familia todos eran rubios, independientemente del sexo o los ojos, ya que ambos progenitores compartían esa característica. Bueno. Mi pelo es oscuro como el de los gitanos. Veamos la asociación de ideas que mi padre consideraba lógica: Mi devota esposa me ha sido infiel, y como resultado del adulterio, ha nacido un niño que es el emblema de mi vergüenza.
Fui creciendo, y como alternativa a la pobreza, probé suerte en el espectáculo callejero. Aprendí un par de trucos, que fui mejorando y a los cuales les añadí otros más elaborados, haciéndome paso así en la sociedad."
-Datos Extras: Suele ir con una máscara cubriéndole un tercio del rostro. Dicen que se lo quemó en un incendio, que tiene una horrible cicatriz… A decir verdad, la solía usar para los espectáculos, pero pareciéndole un detalle estéticamente atractivo, acabó por llevarla habitualmente.
Invitado- Invitado
Re: Mr. Hallward
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Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
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