AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una mañana entretenida [PRIVI]
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Una mañana entretenida [PRIVI]
Por la mañana decidí darme un paseo por la calles, quería despejarme un poco. Ande pensando en cosas tontas hasta que alguien me empujo cuando salia de una taberna. me caí al suelo con algo de arena y barro. En vez de ayudarme el señor se fue como si nada.
Me levante del suelo, me quite un poco el barro de la chaqueta y mire la taberna desde fuera. No parecía estar mal. No había estado en una taberna salvo cuando fue necesario o por que alguien me había traído hasta allí.
Decidí entrar, no había mucha gente y ,e senté en la barra. Me extrañe un poco cuando cuando el mesero paso delante mía sin inmutarse. Me reí un poco y comprendí que no había notado que yo estaba allí.
Cuando volvió a pasar alce un poco la mano en forma de saludo y aviso de que estaba ahí y comente:
-Disculpe.-
Me levante del suelo, me quite un poco el barro de la chaqueta y mire la taberna desde fuera. No parecía estar mal. No había estado en una taberna salvo cuando fue necesario o por que alguien me había traído hasta allí.
Decidí entrar, no había mucha gente y ,e senté en la barra. Me extrañe un poco cuando cuando el mesero paso delante mía sin inmutarse. Me reí un poco y comprendí que no había notado que yo estaba allí.
Cuando volvió a pasar alce un poco la mano en forma de saludo y aviso de que estaba ahí y comente:
-Disculpe.-
Alexandra Jovivich- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 09/08/2011
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Re: Una mañana entretenida [PRIVI]
Una mañana cotidiana en su empleo, su ir y venir entre las mesas a la barra o bien quedarse en ella cuando su turno lo meritaba, borrachos que se quedaban desde la madrugada allí o que pasaban directamente de una fiesta nocturna extendida a ese lugar, la mayoría ya estaba muy pasados de copas y él, junto al resto que trabajaba allí, se negaban rotundamente a seguir vendiéndole más alcohol a esas personas en específico, por normativa del establecimiento y claro, para su propia seguridad y del resto de los clientes, tenía experiencia con ese tipo de clientes y más bebida en su cuerpo sólo haría que reaccionasen de manera violenta contra el primero que encontrase, como justo ahora pasaba con otro de los clientes, ambos con un alto estado etílico y en el cual tuvieron que interferir otros trabajadores para sacar, literalmente, a patadas del lugar al revoltoso iniciador de la revuelta. Por su parte suspiró, no pesimista si no que algo cansado, nunca terminaba por acostumbrarse a tales demostraciones de idiotez en público que debía soportar a como diera lugar, él había decidido conseguir un segundo empleo para aumentar sus ingresos de por si bajos, no podía comenzar a quejarse por algo que fue su idea desde un principio.
Ya cuando el espectáculo acabó todos regresaron a su respectiva labor, ya sea limpiar, beber o seguir atendiendo, cosa que él descuidó un momento tan sumido en sus pensamientos que estaba, poco lúcido de actuaciones como un saludo o bien percibir a algún nuevo cliente, su ir y venir por el lado del bartender era lento y su mirada estaba pegada al suelo, siendo llamada su atención por una mano alzada entre todas. Subió la vista y notó que era una mujer.. ¿Una mujer? ¿Sola? ¿En un lugar donde apestaba a hombres borrachos? Eso sí que era nuevo e interesante. Regresó entonces a punto de ser su marcha una corrida por lo rápida de ésta hasta situarse frente a la joven, del otro lado de la barra que los dividía.- Me disculpará usted, con la revuelta de recién estaba algo sacado de onda -se disculpó con una apenada sonrisa y un modismo común de su país y nada normal en la capital francesa, que en primera no percibió.- Dígame usted, ¿Qué desea tomar? -dudó, volviendo a su papel de empleado, pero sin evitar que su curiosidad actuase al detallar a la mujer frente a él que era su clienta. Eran bella, sin duda, como había notado que eran las europeas de su tipo, cabello que acentuaba bien la forma de su rostro por la forma y longitud de éste, pero luego pasó a su ropa y la notó que, si bien no era de mala calidad, estaba algo sucia y desarreglada, cosa que no entendió en un principio pero prefirió preguntar quizás luego, cuando el pedido fuese entregado.
Ya cuando el espectáculo acabó todos regresaron a su respectiva labor, ya sea limpiar, beber o seguir atendiendo, cosa que él descuidó un momento tan sumido en sus pensamientos que estaba, poco lúcido de actuaciones como un saludo o bien percibir a algún nuevo cliente, su ir y venir por el lado del bartender era lento y su mirada estaba pegada al suelo, siendo llamada su atención por una mano alzada entre todas. Subió la vista y notó que era una mujer.. ¿Una mujer? ¿Sola? ¿En un lugar donde apestaba a hombres borrachos? Eso sí que era nuevo e interesante. Regresó entonces a punto de ser su marcha una corrida por lo rápida de ésta hasta situarse frente a la joven, del otro lado de la barra que los dividía.- Me disculpará usted, con la revuelta de recién estaba algo sacado de onda -se disculpó con una apenada sonrisa y un modismo común de su país y nada normal en la capital francesa, que en primera no percibió.- Dígame usted, ¿Qué desea tomar? -dudó, volviendo a su papel de empleado, pero sin evitar que su curiosidad actuase al detallar a la mujer frente a él que era su clienta. Eran bella, sin duda, como había notado que eran las europeas de su tipo, cabello que acentuaba bien la forma de su rostro por la forma y longitud de éste, pero luego pasó a su ropa y la notó que, si bien no era de mala calidad, estaba algo sucia y desarreglada, cosa que no entendió en un principio pero prefirió preguntar quizás luego, cuando el pedido fuese entregado.
Zeth Kouzounis- Prostituta Clase Baja
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Re: Una mañana entretenida [PRIVI]
Vi al chico que se coloco enfrente mía, era joven y olía a alcohol y a sexo. Lo del alcohol pensé que seria debido a su trabajo y lo del sexo no me lo plantee. EL chico no era muy adinerado o no estaría ahí eso me hizo pensar que aunque mi vida hubiera sido un desastre al menos había tenido algo de dinero para comer algo... era dinero sucio pero era algo mejor que nada. En se instante sentí que mi vida podía a ver sido peor y me sentí algo mejor por mi y algo apenada por aquel chico.
Olvidando el tema del dinero y todo eso sensiblero sonreí un poco al joven y dije:
-Tranquilo, no importa, y ponga me un...-me interrumpió alguien que se sentó al lado y con muy poca educación exclamo:
-YO compartiré mi copa con la dama-Mientras me miraba de arriba abajo.
Me reí para mi misma, el chico estaba borracho pero conmigo no iba a conseguir nada.
-Si tienes problemas para terminarte tu copa yo te ayudare.-Le dije mientras cogía el vaso y se lo echaba por encima.
EL hombre se cabreo y fue a pegarme pero antes de que se pudiera mover con el pie empuje la silla del borracho tirándolo para atrás.
Alguien por detrás me dijo algo, me gire y con cara de buena dije:
-se ha caído solo-me excuse bajamente.
Después de todo ese ajetreo el hombre se levante y volvió a reclamar mi atención. Estaba un poco harta de ese tipo, tirarle de la silla no era suficiente?.
Me baje de la silla y me puse delante de aquel hombre, le mire a los ojos y comente:
-Lárgate de mi vista, si quieres un polvo vete de putas, porque conmigo lo único que conseguirás es una buena paliza-Dije cabreada. Me miro a la cara y al ver que en ella no había miedo se fue corriendo al baño, lo mas seguro para vomitar cosa normal con el alcohol que tenia en el cuerpo.
Relajándome un poco volví asentarme y a contemplan al chico que tenia delante.
-Siento el numerito,-me disculpe.-Ponme un Chianti.
Olvidando el tema del dinero y todo eso sensiblero sonreí un poco al joven y dije:
-Tranquilo, no importa, y ponga me un...-me interrumpió alguien que se sentó al lado y con muy poca educación exclamo:
-YO compartiré mi copa con la dama-Mientras me miraba de arriba abajo.
Me reí para mi misma, el chico estaba borracho pero conmigo no iba a conseguir nada.
-Si tienes problemas para terminarte tu copa yo te ayudare.-Le dije mientras cogía el vaso y se lo echaba por encima.
EL hombre se cabreo y fue a pegarme pero antes de que se pudiera mover con el pie empuje la silla del borracho tirándolo para atrás.
Alguien por detrás me dijo algo, me gire y con cara de buena dije:
-se ha caído solo-me excuse bajamente.
Después de todo ese ajetreo el hombre se levante y volvió a reclamar mi atención. Estaba un poco harta de ese tipo, tirarle de la silla no era suficiente?.
Me baje de la silla y me puse delante de aquel hombre, le mire a los ojos y comente:
-Lárgate de mi vista, si quieres un polvo vete de putas, porque conmigo lo único que conseguirás es una buena paliza-Dije cabreada. Me miro a la cara y al ver que en ella no había miedo se fue corriendo al baño, lo mas seguro para vomitar cosa normal con el alcohol que tenia en el cuerpo.
Relajándome un poco volví asentarme y a contemplan al chico que tenia delante.
-Siento el numerito,-me disculpe.-Ponme un Chianti.
Alexandra Jovivich- Cambiante Clase Media
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Re: Una mañana entretenida [PRIVI]
Debía admitir que se sentía un poco avergonzado por todo lo ocurrido, si bien ya estaba acostumbrado al ambiente ni dejaba de sentir esa "vergüenza ajena" hacia el resto de los hombres y mujeres, porque habían, que se pasaban de la raya con la bebida, y a uno no le quedaba más que aceptar como el tabernero que es y servirle hasta que claro, lo ve conveniente. Agradecía también en parte que fuese una tradición casi familiar aquel negocio, pero era evidente que su país en comparación a París, era muy diferente, partiendo claro por el idioma y las costumbres, incluso las personas, podría hasta jurar que las bebidas olían distinto, sin mencionar lo lúgubre y deplorable que a veces lucían las mesas con vasos sobre ella hasta rebosar. Mas sin embargo calló y se dedicó a lo suyo, atender clientes en la barra como su tiempo se lo exigía, pero por igual su atención se desvió y admiró la escena digna de peculiaridades. Si llevaba poco en la francesa ciudad, pero sin contar a las chicas que en su principal trabajo conocía, las parisinas tenían muy asumido el papel de "damisela en peligro", algo que sin duda estaba aceptado por la alta cantidad de hombres que caballerosamente estaban dispuestos a ayudar. Pero éste no era el caso.
Simplemente observó, atento claro a por si debería interferir, y claro intentando no reír una vez el hombre estuvo de bruces en el suelo o bien tuvo que correr a descargar antes que sus fluidos se expulsaran por la boca poco agraciadamente.- ¡Ah, sí claro! -saliendo de su ensimasmiento asintió, dando la media vuelta hacia la sección de vinos mientras en el camino tomaba una de las copas para servirlo. Estaba asombrado, no eran muy seguidas las veces que alguien pedía en una taberna un vino tan caro y prestigioso como ese, sin mencionar que se le hacía muy raro que en una taberna hubiera dicho vino. ¿Sería alguien de mundo? Puede ser, no lucía como él, obvio, las clases de ambos a simple vista eran separadas pro varios francos y estatus, como le pasaba con todo mundo. ¿Avergonzado? No, claro que no. ¿Sorprendido e interesado? Eso sin dudarlo. Con la maestría y agilidad ganada de experiencia por los años, sirvió el oscuro contenido de la botella en la loza de vidrio, vertiéndolo en el ángulo perfecto para que sus componente se mezclaran y expidieran lo mejor de sí, colocando la cantidad tan justa que hasta parecía haber sido medida, pero era su ojo experto el que había trabajado.
Sin desperdiciar ni botar una sola gota de vino pro los costados de la copa, aun así se aseguró en una ojeada rápida pero acuciosa, cerró la botella pero que dejó cerca por si la dama deseaba una repetición; media vuelta dio y la colocó frente a ella, sobre la barra que previamente limpió con el paño de color amarillo pálido que constantemente estaba atado a su cinto.- Aquí tiene, espero sea de su agrado -comentó con una de sus amplias sonrisas plasmada en sus labios, y sus vívidos ojos sobre el rostro de la joven.- Veo que usted sabe defenderse muy bien -se atrevió a opinar, con ese chispeante y curioso tono de voz cuando un interés llegaba a su cerebro y ojos.- No me mal interprete -agrego pronto.- Tan sólo que es sorprenderte que por aquí una mujer sepa sacarse a los pillos de encima tan fácilmente y sola -concluyó entonces. Hablaba con cierta soltura, timidez y nerviosismo de entablar una posible plática con un desconocido como muchos sufrían, en él jamás estuvo presente por ahora, mucho menos cuando algo llamaba su atención, entonces dejaba todo de lado y se concentraba en indagar y sólo saciar su curiosidad, sin importarle si la persona es buena o mala, algo que tiende a juzgar demasiado tarde en algunas ocasiones.
Simplemente observó, atento claro a por si debería interferir, y claro intentando no reír una vez el hombre estuvo de bruces en el suelo o bien tuvo que correr a descargar antes que sus fluidos se expulsaran por la boca poco agraciadamente.- ¡Ah, sí claro! -saliendo de su ensimasmiento asintió, dando la media vuelta hacia la sección de vinos mientras en el camino tomaba una de las copas para servirlo. Estaba asombrado, no eran muy seguidas las veces que alguien pedía en una taberna un vino tan caro y prestigioso como ese, sin mencionar que se le hacía muy raro que en una taberna hubiera dicho vino. ¿Sería alguien de mundo? Puede ser, no lucía como él, obvio, las clases de ambos a simple vista eran separadas pro varios francos y estatus, como le pasaba con todo mundo. ¿Avergonzado? No, claro que no. ¿Sorprendido e interesado? Eso sin dudarlo. Con la maestría y agilidad ganada de experiencia por los años, sirvió el oscuro contenido de la botella en la loza de vidrio, vertiéndolo en el ángulo perfecto para que sus componente se mezclaran y expidieran lo mejor de sí, colocando la cantidad tan justa que hasta parecía haber sido medida, pero era su ojo experto el que había trabajado.
Sin desperdiciar ni botar una sola gota de vino pro los costados de la copa, aun así se aseguró en una ojeada rápida pero acuciosa, cerró la botella pero que dejó cerca por si la dama deseaba una repetición; media vuelta dio y la colocó frente a ella, sobre la barra que previamente limpió con el paño de color amarillo pálido que constantemente estaba atado a su cinto.- Aquí tiene, espero sea de su agrado -comentó con una de sus amplias sonrisas plasmada en sus labios, y sus vívidos ojos sobre el rostro de la joven.- Veo que usted sabe defenderse muy bien -se atrevió a opinar, con ese chispeante y curioso tono de voz cuando un interés llegaba a su cerebro y ojos.- No me mal interprete -agrego pronto.- Tan sólo que es sorprenderte que por aquí una mujer sepa sacarse a los pillos de encima tan fácilmente y sola -concluyó entonces. Hablaba con cierta soltura, timidez y nerviosismo de entablar una posible plática con un desconocido como muchos sufrían, en él jamás estuvo presente por ahora, mucho menos cuando algo llamaba su atención, entonces dejaba todo de lado y se concentraba en indagar y sólo saciar su curiosidad, sin importarle si la persona es buena o mala, algo que tiende a juzgar demasiado tarde en algunas ocasiones.
Zeth Kouzounis- Prostituta Clase Baja
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Re: Una mañana entretenida [PRIVI]
Me reí cuando el chico opino sobre mi defensa personal, me arrebato una sonrisa debido a la soltura y la valentía con lo que lo decía. Me pareció bien que ese chico sacase un poco de conversación, no parecía ser peligroso ni nada por el estilo así que no tenia nada de malo hablar con el un rato. Sus ojos mostraban curiosidad cosa de la que no me sorprendió lo mas mínimo, era normal, aunque dudaba que averiguase el verdadero motivo por el que sabia defenderme. En ese momento pensé en como había aprendido y al aire se volvió frió a mi alrededor, mientras que mi sonrisa desaparecía brutalmente para dejar a cambio un horrible recuerdo.
Estaba tumbada debajo de un puente, con una mochila de dinero; mi boca sangraba debido a los golpes recibidos y el dolor de mis costillas me impedía moverme mucho. Aun agonizando por el dolor, intente levantarme, me caí estampando mi cara contra el suelo frío. Los dos chavales que me habían pegado hablaban burlándose de mi, hasta que se entretuvieron con el descubriendo del dinero que contenía la mochila; ambos chicos de quedaron a cuadros cuando lo vieron. Yo por mi parte intente arrastrarme alejándome de ellos, tenia miedo de morir, o lo que seria peor de ser violada y matada por aquellos dos chicos de la calle. Mis ojos lloraban lo cual provocaba que mi vista fiera borrosa. A cada poco que me arrastraba mi estomago devolvía un poco de sangre a mi garganta queriendo ser expulsada. No vomite hasta la tercera o cuarta ver que me impuse por el suelo. La arcada era demasiado fuerte, el miedo me aprisionaba el corazón aplantandomelo como si fuera una cucaracha. Por lo lejos oí la propuesta de uno de los dos chabales de violarme y no pude contenerlo más. Me asuste y no pude avitar la arcada. Una gran cantidad de sangre salio por mi boca dolorosamente. Unos pasos se acercaban a mi, el chico. No tenia fuerzas para arrastrarme más solo me quede mirando mi rostro en mi propia sangre pero esa no era yo. Tenia mi cara pero en mis ojos había un brillo en vez de las lagrimas que tenia yo. Una lagrima callo cuando el chico dijo algo hacia mi; y oí una voz que no me amenazaba pero esa voz no era ninguno de los dos chicos que estaban ahí conmigo; era la chica reflejada que me decía;- yo los matare, déjame y no te haran nada.-Sentí una patada en la espalda que me aprisiono la cara contra el charco de sangre. -Déjame salir-una lagrima más callo por mis ojos, pero era la ultima que derrochaba... Me desperté la mañana siguiente, casi sin ningún dolor, y con dos cadáveres al lado. Miré mi pantalón y vi que estaba en mis piernas, no me habían violado. Miles de preguntas asomaron por mi cabeza pero ninguna tenia respuesta. Me acerque a ver a uno de los chicos y en la sangre de su cuello me vi reflejada, era un lobo gris que me decía- Te dije que no te iban a hacer daño.-Entonces desapareció para convertirse en la chica que había visto antes, tenia el mismo brillo en los ojos que había tenido cuando me ayudo, me señalo un lugar; mire hacia el y estaba la mochila con el dinero intacto. Algún que otro billete estaba manchado de sangre pero no me importaba, se podía limpiar. Volví a ver el reflejo en la sangre de la traquia del chico, ahora era simplemente yo...la misma chica indefensa... aunque en ese momento comprendí que no estaba indefensa, tenia a un par de aliados que nunca se separarían de mi, ya eran... eran parte de mi...
Volvi a la realidad tan rápido como me fui de ella, el chico seguía mirándome y me pregunte si había notado algo de mi repentino cambio; había sido rápido pero visible al ojo humano. Volví a sonreír para aparentar que nada había ocurrido. Bebo un poco de mi copa para refrescarme la garganta la cual estaba seca debido al recuerdo. El vino estaba delicioso y me consolé un poco con ese delicioso sabor; lo había preparado exquisitamente lo cual me extraño ya que no era una bebida bastante común en París. -Si quieres sobrevivir tienes que aprender a defenderte,-le dije amablemente.-y tranquilo por el comentario nunca viene mal una opinión de más.-me reí un poco.-Por cierto tienes un don para esto de las bebidas, esta excelente, de normal no mucha gente sabe prepararlo, y menos a un saben que es un vino.-comente bebiendo otro trago.
-Supongo que tiene que ser duro; eso de trabajar en un bar con tanto borracho desquiciado, seguro que muchos de los que están aquí también saben defenderse,-me reí un poco en mis adentros-sino alguno ya tendría algún que otro ojo morado ¿no crees? -pregunte para sacar conversación, sabia que aquel chico tenia curiosidad por saber algo y a mi no me importaba hablar, aunque dudaba que ese chico consiguiese toda la verdad.
Estaba tumbada debajo de un puente, con una mochila de dinero; mi boca sangraba debido a los golpes recibidos y el dolor de mis costillas me impedía moverme mucho. Aun agonizando por el dolor, intente levantarme, me caí estampando mi cara contra el suelo frío. Los dos chavales que me habían pegado hablaban burlándose de mi, hasta que se entretuvieron con el descubriendo del dinero que contenía la mochila; ambos chicos de quedaron a cuadros cuando lo vieron. Yo por mi parte intente arrastrarme alejándome de ellos, tenia miedo de morir, o lo que seria peor de ser violada y matada por aquellos dos chicos de la calle. Mis ojos lloraban lo cual provocaba que mi vista fiera borrosa. A cada poco que me arrastraba mi estomago devolvía un poco de sangre a mi garganta queriendo ser expulsada. No vomite hasta la tercera o cuarta ver que me impuse por el suelo. La arcada era demasiado fuerte, el miedo me aprisionaba el corazón aplantandomelo como si fuera una cucaracha. Por lo lejos oí la propuesta de uno de los dos chabales de violarme y no pude contenerlo más. Me asuste y no pude avitar la arcada. Una gran cantidad de sangre salio por mi boca dolorosamente. Unos pasos se acercaban a mi, el chico. No tenia fuerzas para arrastrarme más solo me quede mirando mi rostro en mi propia sangre pero esa no era yo. Tenia mi cara pero en mis ojos había un brillo en vez de las lagrimas que tenia yo. Una lagrima callo cuando el chico dijo algo hacia mi; y oí una voz que no me amenazaba pero esa voz no era ninguno de los dos chicos que estaban ahí conmigo; era la chica reflejada que me decía;- yo los matare, déjame y no te haran nada.-Sentí una patada en la espalda que me aprisiono la cara contra el charco de sangre. -Déjame salir-una lagrima más callo por mis ojos, pero era la ultima que derrochaba... Me desperté la mañana siguiente, casi sin ningún dolor, y con dos cadáveres al lado. Miré mi pantalón y vi que estaba en mis piernas, no me habían violado. Miles de preguntas asomaron por mi cabeza pero ninguna tenia respuesta. Me acerque a ver a uno de los chicos y en la sangre de su cuello me vi reflejada, era un lobo gris que me decía- Te dije que no te iban a hacer daño.-Entonces desapareció para convertirse en la chica que había visto antes, tenia el mismo brillo en los ojos que había tenido cuando me ayudo, me señalo un lugar; mire hacia el y estaba la mochila con el dinero intacto. Algún que otro billete estaba manchado de sangre pero no me importaba, se podía limpiar. Volví a ver el reflejo en la sangre de la traquia del chico, ahora era simplemente yo...la misma chica indefensa... aunque en ese momento comprendí que no estaba indefensa, tenia a un par de aliados que nunca se separarían de mi, ya eran... eran parte de mi...
Volvi a la realidad tan rápido como me fui de ella, el chico seguía mirándome y me pregunte si había notado algo de mi repentino cambio; había sido rápido pero visible al ojo humano. Volví a sonreír para aparentar que nada había ocurrido. Bebo un poco de mi copa para refrescarme la garganta la cual estaba seca debido al recuerdo. El vino estaba delicioso y me consolé un poco con ese delicioso sabor; lo había preparado exquisitamente lo cual me extraño ya que no era una bebida bastante común en París. -Si quieres sobrevivir tienes que aprender a defenderte,-le dije amablemente.-y tranquilo por el comentario nunca viene mal una opinión de más.-me reí un poco.-Por cierto tienes un don para esto de las bebidas, esta excelente, de normal no mucha gente sabe prepararlo, y menos a un saben que es un vino.-comente bebiendo otro trago.
-Supongo que tiene que ser duro; eso de trabajar en un bar con tanto borracho desquiciado, seguro que muchos de los que están aquí también saben defenderse,-me reí un poco en mis adentros-sino alguno ya tendría algún que otro ojo morado ¿no crees? -pregunte para sacar conversación, sabia que aquel chico tenia curiosidad por saber algo y a mi no me importaba hablar, aunque dudaba que ese chico consiguiese toda la verdad.
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Re: Una mañana entretenida [PRIVI]
Una sonrisa, es bastante aliviante en todo el sentido de la expresión, al menos para Zeth presentaba esa confianza que el otro le daba en sus actuares, es por ello que la sonrisa que recibió unos momentos después de su hablar por parte de la joven señorita lo tranquilizó, le hizo sentir mayor confianza y el conocimiento que el hablar no era una mala opción, conociendo en muchos de sus clientes que deseaban limitarse a servir el trago y no hablar hasta que Dios se los perdonara, y cuidado de no acatar. Pero la joven era diferente, claro está, hasta que su expresión cambió. La transición de una apacible sonrisa a ese ceño fruncido fue tan brusca y dramáticamente sin fundamentos, al menos al pensar del chico latino, que evidentemente le pareció extraño, más aun al ser adjuntado por un silencio sepulcral.- Seño... -muchos comentarios habían sido arraigados de su cabeza casi tan rápido como habían sido implantados, el "trance", para llamarlo de una forma al momento de debrayes mentales de la joven, se cortó y el contacto visual lo calló, más aun por lo habitual que actuó después ella.
En primera la situación fue tensa, al menos por su propio lado, pues tontamente se debatía por preguntar si se hallaba bien o, por el contrario y como era que lucía la joven, sólo dejarlo ir. En su caso, rió, tanto por su comentario como por el nerviosismo que sintió por escasos minutos, mirando por encima el lugar infestado de gente y plática a gritos que se le hacían sordos, muy ensimismado en su propia charla con la joven que hacía cualquier otro sonido su menor preocupación de atender. Nuevamente rió en menos de cinco minutos, entre dientes y por lo bajo, adjunto a una inclinación de su cabeza para asentir.- Me alivia saber que es de su agrado -jovial su sonrisa se asomó en sus labios antes de proseguir.- No es la gran cosa, yo en lo particular aprendí de bebidas alcohólicas casi al mismo tiempo que aprendí a leer, desde muy pequeño si me deja especificarle -y era cierto, viniendo de una familia de al menos cuatro generaciones antes de él dueños de una taberna, era muy obvio que su conocimiento no sería escaso en tragos desde lo más consumidos en Europa hasta los más rebuscados y finos.
- ¿Sí? No lo sé, si es que los hay realmente yo no soy uno de ellos -burlándose de su propia mala fortuna, rió irónicamente ya que a pesar de saber que no era la persona más débil en combate de todo el mundo, tenía experiencias que reafirmaban el hecho de que frente a hombres con alto estado de ebriedad encima no podía luchar bien, mucho menos resistirse con elocuencia.- De cualquier modo, de una forma alguien debe sobrevivir en éste mundo; y cuando la suerte en el linaje no fue exactamente el mejor.. Es lo que se siente~ -sí, la frase en sí había sonado bastante deprimente desde muchos puntos de vista. Pero, junto a su nada melancólica vista, su animado tono de voz y claro, la amplia sonrisa curvada en sus finos labios, era evidente que Zeth no sufría esa crisis autodestructiva de lamentarse el no haber nacido en una familia noble sino todo lo contrario.- Señorita, por cierto, ¿De qué manera me refiero a usted? No sé si sea apropiado saber su nombre y no quiero que nuestra conversación acabe aquí. Pero ciertamente, las palabras "señor" o "señorita" me fastidian demasiado -comentó unos momentos en lo que observaba a la mujer degustar su bebida que poco a poco era consumida ávidamente por su boca.
En primera la situación fue tensa, al menos por su propio lado, pues tontamente se debatía por preguntar si se hallaba bien o, por el contrario y como era que lucía la joven, sólo dejarlo ir. En su caso, rió, tanto por su comentario como por el nerviosismo que sintió por escasos minutos, mirando por encima el lugar infestado de gente y plática a gritos que se le hacían sordos, muy ensimismado en su propia charla con la joven que hacía cualquier otro sonido su menor preocupación de atender. Nuevamente rió en menos de cinco minutos, entre dientes y por lo bajo, adjunto a una inclinación de su cabeza para asentir.- Me alivia saber que es de su agrado -jovial su sonrisa se asomó en sus labios antes de proseguir.- No es la gran cosa, yo en lo particular aprendí de bebidas alcohólicas casi al mismo tiempo que aprendí a leer, desde muy pequeño si me deja especificarle -y era cierto, viniendo de una familia de al menos cuatro generaciones antes de él dueños de una taberna, era muy obvio que su conocimiento no sería escaso en tragos desde lo más consumidos en Europa hasta los más rebuscados y finos.
- ¿Sí? No lo sé, si es que los hay realmente yo no soy uno de ellos -burlándose de su propia mala fortuna, rió irónicamente ya que a pesar de saber que no era la persona más débil en combate de todo el mundo, tenía experiencias que reafirmaban el hecho de que frente a hombres con alto estado de ebriedad encima no podía luchar bien, mucho menos resistirse con elocuencia.- De cualquier modo, de una forma alguien debe sobrevivir en éste mundo; y cuando la suerte en el linaje no fue exactamente el mejor.. Es lo que se siente~ -sí, la frase en sí había sonado bastante deprimente desde muchos puntos de vista. Pero, junto a su nada melancólica vista, su animado tono de voz y claro, la amplia sonrisa curvada en sus finos labios, era evidente que Zeth no sufría esa crisis autodestructiva de lamentarse el no haber nacido en una familia noble sino todo lo contrario.- Señorita, por cierto, ¿De qué manera me refiero a usted? No sé si sea apropiado saber su nombre y no quiero que nuestra conversación acabe aquí. Pero ciertamente, las palabras "señor" o "señorita" me fastidian demasiado -comentó unos momentos en lo que observaba a la mujer degustar su bebida que poco a poco era consumida ávidamente por su boca.
Zeth Kouzounis- Prostituta Clase Baja
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