AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
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Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Bajo el místico cielo nocturno de París, caminaba sin rumbo fijo a través de los pastizales, recordando con satisfacción el motivo que me había traído a tan solitario lugar en una noche tan encantadora como ésta. Mi sequito de hechiceros había realizado un ritual sangriento en los aledaños de esta zona aparentemente inhóspita, mutilando hasta desangrar a una joven mujer de apariencia caucásica que aparentaba aproximadamente unos 15 años de edad, a sus dioses paganos invocando la supremacía y poder que le eran otorgados con cada sacrificio, algo que se había convertido en un método de entretención muy efectivo para mí en estos días, cuando debía disimular mi naturaleza ante el populacho de esta ciudad, convirtiéndome en un simple fantasma condenado a vagar entre aquella raza que solo era un complemento vital de nuestra cadena alimenticia.
Suspire un tanto aburrida, alejándome de la enorme hoguera que ellos habían creado para completar su ritual, admirando el fuego crepitante que se elevaba entre sus llamas danzarinas que se alzaban a iluminaban el oscuro cielo que funcionaba como una cúpula oscura sobre nuestras cabezas. Lentamente comencé a alejarme, perdiéndome conscientemente entre los trigales, balanceando sobre mi mano una rosa negra que estaba salpicada por la sangre de aquella joven que había sido azotada magistralmente ante mis ojos mientras yo sólo permanecía inmutable y sumida en mis propios demonios internos.
Me detuve en seco al percibir el aroma almizclado de un ser completamente ajeno a cualquiera de nosotros. No se trataba de alguno de mis hechiceros o alquimistas, ni mucho menos era alguna victima para el sacrificio… Esto era diferente… Algo totalmente fuera de lugar o contexto… Cautelosamente enfoque mis ojos cristalinos en un punto lejano, donde algo brillante captaba mi atención y aclamaba a mi curiosidad innata a acercarse… ¿Un humano a mitad de la noche en un lugar como éste? Pensé dando pasos cortos y gráciles mientras una discreta sonrisa se dibujaba en mi rostro ¿Hola? Disfracé de ingenuidad mi anzuelo, notando que entre los trigales, había un pequeño valle donde un humano permanecía inmerso en la belleza estelar donde ausentemente se fijaban sus ojos… Sonreí jovialmente cuando él parecía notar mi presencia, dando un respingo y levantándose del pasto para observarme con un gesto de alarma Buenas noches, Monseur… Mi saludo fue emitido como un susurro cortes y travieso, enmascarando tenuemente la mirada fija que le dedicaba mientras ladeaba mi cabeza intentando enfocar cada uno de sus gestos que a pesar de ser mortales, eran genuinamente hermosos.
Suspire un tanto aburrida, alejándome de la enorme hoguera que ellos habían creado para completar su ritual, admirando el fuego crepitante que se elevaba entre sus llamas danzarinas que se alzaban a iluminaban el oscuro cielo que funcionaba como una cúpula oscura sobre nuestras cabezas. Lentamente comencé a alejarme, perdiéndome conscientemente entre los trigales, balanceando sobre mi mano una rosa negra que estaba salpicada por la sangre de aquella joven que había sido azotada magistralmente ante mis ojos mientras yo sólo permanecía inmutable y sumida en mis propios demonios internos.
Me detuve en seco al percibir el aroma almizclado de un ser completamente ajeno a cualquiera de nosotros. No se trataba de alguno de mis hechiceros o alquimistas, ni mucho menos era alguna victima para el sacrificio… Esto era diferente… Algo totalmente fuera de lugar o contexto… Cautelosamente enfoque mis ojos cristalinos en un punto lejano, donde algo brillante captaba mi atención y aclamaba a mi curiosidad innata a acercarse… ¿Un humano a mitad de la noche en un lugar como éste? Pensé dando pasos cortos y gráciles mientras una discreta sonrisa se dibujaba en mi rostro ¿Hola? Disfracé de ingenuidad mi anzuelo, notando que entre los trigales, había un pequeño valle donde un humano permanecía inmerso en la belleza estelar donde ausentemente se fijaban sus ojos… Sonreí jovialmente cuando él parecía notar mi presencia, dando un respingo y levantándose del pasto para observarme con un gesto de alarma Buenas noches, Monseur… Mi saludo fue emitido como un susurro cortes y travieso, enmascarando tenuemente la mirada fija que le dedicaba mientras ladeaba mi cabeza intentando enfocar cada uno de sus gestos que a pesar de ser mortales, eran genuinamente hermosos.
Invitado- Invitado
Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Si...Necesitaba salir de la carreta en la que vivía con mi abuela y pasear un rato al aire libre, a la luz de la luna, como siempre me había gustado. Me parecía tan hermosa y enigmática aquella noche...Si alguna vez tenía una hija, decidí, la llamaría Selene, que significaba "Luna"
Llegué a los campos que estaban totalmente en silencio. Un olorcillo a humo me inundó las fosas nasales. Quizás alguien estaría haciendo una hoguera en mitad de aquel campo, aprovechando la bonita noche que hacía.
Silbé a Payaso que se había quedado rezagado y lo acaricié. Me senté durante un rato para contemplar el cielo y lanzarle palitos a Payaso.
-¿Hola?-dijo alguien desde detrás. Me giré con rapidez y me puse en pie, alerta. Payaso se colocó a mi lado gruñendo como un salvaje.
-Buenas noches, Madame-la saludé algo arisco. Si Payaso le gruñía, no significaba nada bueno-¿Qué haces usted a estas horas sola en este lugar?
Disimuladamente saqué una navaje de debajo de la manga y la oculté con habilidad para que ella no la viera. Todos los sentidos me alertaban de que era peligrosa y malvada y debía alejarme de ella...
Entonces até cabos: Una dama hermosa, seductora, sola en mitad de la noche, con esa gracia imposible...Sólo podía ser un asqueroso demonio bebedor de sangre. Gruñí y me agarré la cruz que pendía de mi cuello mientras daba pasos inseguros hacia atrás sin apartar mis ojos oscuros de ella.
Llegué a los campos que estaban totalmente en silencio. Un olorcillo a humo me inundó las fosas nasales. Quizás alguien estaría haciendo una hoguera en mitad de aquel campo, aprovechando la bonita noche que hacía.
Silbé a Payaso que se había quedado rezagado y lo acaricié. Me senté durante un rato para contemplar el cielo y lanzarle palitos a Payaso.
-¿Hola?-dijo alguien desde detrás. Me giré con rapidez y me puse en pie, alerta. Payaso se colocó a mi lado gruñendo como un salvaje.
-Buenas noches, Madame-la saludé algo arisco. Si Payaso le gruñía, no significaba nada bueno-¿Qué haces usted a estas horas sola en este lugar?
Disimuladamente saqué una navaje de debajo de la manga y la oculté con habilidad para que ella no la viera. Todos los sentidos me alertaban de que era peligrosa y malvada y debía alejarme de ella...
Entonces até cabos: Una dama hermosa, seductora, sola en mitad de la noche, con esa gracia imposible...Sólo podía ser un asqueroso demonio bebedor de sangre. Gruñí y me agarré la cruz que pendía de mi cuello mientras daba pasos inseguros hacia atrás sin apartar mis ojos oscuros de ella.
Cam Rohan- Gitano
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Aun estando a varios metros de él, podía sentir el temor fluyendo por su torrente sanguíneo entre cada latido de su agitado corazón. Fruncí el ceño e hice un gesto de molestia al notar que aquel espantoso animal osaba tomar aquel temple amenazador y emitía ladridos ruidosos que causaban un estruendoso eco que en el pastizal que sólo alertaría a mi sequito de que no estábamos solos. Lleve aquella rosa negra a la mitad de mis labios como un previo gesto de que guardara silencio tanto el amo como su mascota, pero la imprudencia del canino logró captar la atención de uno de los alquimistas que gritaba a lo lejos que algo extraño sucedía en este lugar. No, mis diversiones eran solo mías y no estaba dispuesta a compartirlo… Rápidamente acorte la distancia entre nosotros, impulsando su cuerpo con un grácil movimiento para que cayera de espaldas hacia el suelo mientras me giraba mostraba mis afilados colmillos al animal que comenzó a alejarse despavorido a pesar de que lloriqueaba por su amo.
Con una media sonrisa separe sus brazos a cada lado de su cabeza con fuerza para inmovilizarlo mientras me posicionaba sobre su cuerpo con mis piernas a cada lado de su cadera ¿Podría ser un poco más silencioso, Signore? Complete aquella frase en un murmullo apenas audible y jovial, como si salvarle de las garras de mis súbditos fuera algo tan natural como la lluvia o la misma noche. Fijé mis ojos sobre los suyos en un instante de forcejeo, adentrándome en la vulnerabilidad de su naturaleza para sumirlo en una momentánea hipnosis mientras mi sequito volvía a alejarse y regresaban aun desconfiados hacia la hoguera que pronto se extinguiría. Esta vez, mientras el caballero parpadeaba difusamente para volver a la realidad, uno de mis dedos bordeó su labio inferior, vagando errante hasta el borde de su quijada hasta que el brillo de un objeto bajo su manga me obligó a retroceder. Su mirada afilada que en vez de intimidación me causaba una increíble diversión, aunque no podía disimular una sensación de frustración por aquella osadía.
Es indignante que aun no me conozca y ya desee matarme, Monseur… Hice un mohín de meditación al percatarme de que no conocía tan siquiera su identidad, ni él la mía… ¿Entonces como sabía que yo representaba una amenaza para él? ¿Al menos podría conocer la identidad de mi verdugo? Comencé a caminar lentamente en círculos a su alrededor, bordeando su pequeña fogata, acercando inútilmente mis manos para percibir el calor que jamás conservaría… Tenga mucho cuidado, Signore… Una tentadora presa no debe tentar a un cazador de ese modo… Concluí con seriedad con mis ojos fijos en el fuego…
Con una media sonrisa separe sus brazos a cada lado de su cabeza con fuerza para inmovilizarlo mientras me posicionaba sobre su cuerpo con mis piernas a cada lado de su cadera ¿Podría ser un poco más silencioso, Signore? Complete aquella frase en un murmullo apenas audible y jovial, como si salvarle de las garras de mis súbditos fuera algo tan natural como la lluvia o la misma noche. Fijé mis ojos sobre los suyos en un instante de forcejeo, adentrándome en la vulnerabilidad de su naturaleza para sumirlo en una momentánea hipnosis mientras mi sequito volvía a alejarse y regresaban aun desconfiados hacia la hoguera que pronto se extinguiría. Esta vez, mientras el caballero parpadeaba difusamente para volver a la realidad, uno de mis dedos bordeó su labio inferior, vagando errante hasta el borde de su quijada hasta que el brillo de un objeto bajo su manga me obligó a retroceder. Su mirada afilada que en vez de intimidación me causaba una increíble diversión, aunque no podía disimular una sensación de frustración por aquella osadía.
Es indignante que aun no me conozca y ya desee matarme, Monseur… Hice un mohín de meditación al percatarme de que no conocía tan siquiera su identidad, ni él la mía… ¿Entonces como sabía que yo representaba una amenaza para él? ¿Al menos podría conocer la identidad de mi verdugo? Comencé a caminar lentamente en círculos a su alrededor, bordeando su pequeña fogata, acercando inútilmente mis manos para percibir el calor que jamás conservaría… Tenga mucho cuidado, Signore… Una tentadora presa no debe tentar a un cazador de ese modo… Concluí con seriedad con mis ojos fijos en el fuego…
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Sin comerlo ni beberlo me encontré con la espalda apoyada contra el suelo y vi a Payaso alejándose asustado. Así que no me equivocaba...Sólo esperaba que el perro no alertase al resto de gitanos porque esto podría ser una masacre.
Forcejé con ella en un intento vano de zafarme de su implacable agarre. Gruñí, como si yo mismo fuera un animal, y entonces oímos voces que se aproximaban. Me quedé quieto, inmóvil...No sabía si eran buenas o malas personas, pero no se merecían morir asesinados por la criatura que acababa de atraparme. Así que guardé silencio preparándoe para lo peor.
Ella clavó sus ojos claros y hermosos en los míos oscuros y repletos de ira. El odio palpiataba dentro de mí y me imaginaba apresando su blanco cuello en mis fuertes manos para ahogarla y eliminarla del lugar. Los odiaba, a todos ellos.
No obstante, comencé a sentirme mejor. Una sensación de irrealidad me inundó y todo lo que estaba sucediendo me parecía demasiado lejano e inverosímil. La voz de la abuela salió a flote en algún lugar de mi mente...
-Recuerda, Cam, que esos vampiros tienen magia...Tan poderosa como la mía propia y como la de nuestras amigas brujas. Pueden engañarte, engatusarte sin que siquiera te des cuenta...
Poco a poco regresé a la realidad, al momento que estaba viviendo. Parpadeó confuso y avergonzado de mí mismo por caer en su juguecito. Me acarició el labio inferior con suavidad y estuve tentado de morderle el níveo dedo. Me contuve, esperando su siguiente paso. Sentía un sudor frío extendiéndose por mi piel, pero no le iba a dar el gusto de verme asustado. Mi rostro se mantuvo serio, sin dejar de observarla con odio y repugnancia.
¿Cómo algo con una fachada tan bella podía ser tan vil y despiadado? Si hubiese sido una mujer cualquiera en este momento estarían habando nuestros cuerpos, pero no. Yo tenía que toparme con un hermoso y sangriento vampiro en mitad de la noche. Oí un lloriqueo de Payaso que estaba a pocos emtros contemplando la escena. Lo miré y le sonreí fugazmente antes de encararme nuevamente con la mujer que, habiendo advertido mi navaja, se alejó de mí y comenzó a caminar en círculos alrededor de la pequeña fogata que había usado para entrar en calor. Cuando escuché sus preguntas comencé a ponerme en pie con cautela.
-Sé más de usted de lo que me gustaría, Ma...-iba a llamrla "madame", pero no se merecía ese respeto-. Mi nombre es Cam Rohan-me presenté empuñando mi navaja y dejando la cruz visible en el pecho-Y sie piensa que le temo a usted o a la muerte está muy equivocada.-la miré de arriba abajo, deteniéndome en sus ojos iluminados por las llamas-¿Tienes nombre?
Forcejé con ella en un intento vano de zafarme de su implacable agarre. Gruñí, como si yo mismo fuera un animal, y entonces oímos voces que se aproximaban. Me quedé quieto, inmóvil...No sabía si eran buenas o malas personas, pero no se merecían morir asesinados por la criatura que acababa de atraparme. Así que guardé silencio preparándoe para lo peor.
Ella clavó sus ojos claros y hermosos en los míos oscuros y repletos de ira. El odio palpiataba dentro de mí y me imaginaba apresando su blanco cuello en mis fuertes manos para ahogarla y eliminarla del lugar. Los odiaba, a todos ellos.
No obstante, comencé a sentirme mejor. Una sensación de irrealidad me inundó y todo lo que estaba sucediendo me parecía demasiado lejano e inverosímil. La voz de la abuela salió a flote en algún lugar de mi mente...
-Recuerda, Cam, que esos vampiros tienen magia...Tan poderosa como la mía propia y como la de nuestras amigas brujas. Pueden engañarte, engatusarte sin que siquiera te des cuenta...
Poco a poco regresé a la realidad, al momento que estaba viviendo. Parpadeó confuso y avergonzado de mí mismo por caer en su juguecito. Me acarició el labio inferior con suavidad y estuve tentado de morderle el níveo dedo. Me contuve, esperando su siguiente paso. Sentía un sudor frío extendiéndose por mi piel, pero no le iba a dar el gusto de verme asustado. Mi rostro se mantuvo serio, sin dejar de observarla con odio y repugnancia.
¿Cómo algo con una fachada tan bella podía ser tan vil y despiadado? Si hubiese sido una mujer cualquiera en este momento estarían habando nuestros cuerpos, pero no. Yo tenía que toparme con un hermoso y sangriento vampiro en mitad de la noche. Oí un lloriqueo de Payaso que estaba a pocos emtros contemplando la escena. Lo miré y le sonreí fugazmente antes de encararme nuevamente con la mujer que, habiendo advertido mi navaja, se alejó de mí y comenzó a caminar en círculos alrededor de la pequeña fogata que había usado para entrar en calor. Cuando escuché sus preguntas comencé a ponerme en pie con cautela.
-Sé más de usted de lo que me gustaría, Ma...-iba a llamrla "madame", pero no se merecía ese respeto-. Mi nombre es Cam Rohan-me presenté empuñando mi navaja y dejando la cruz visible en el pecho-Y sie piensa que le temo a usted o a la muerte está muy equivocada.-la miré de arriba abajo, deteniéndome en sus ojos iluminados por las llamas-¿Tienes nombre?
Cam Rohan- Gitano
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
La insolencia de aquel joven humano lo pagaría con las lágrimas de sangre que le haría derramar luego de que llevara a cabo los planes divertidos que mi mente macabra preparaba exclusivamente para él. Lejos de causarme disgusto alguno con su conducta agresiva más que defensiva, me arrancaba un nuevo gesto de regocijo por la estúpida entereza que poseía este mortal que parecía marcar la diferencia entre los demás. La cruz de plata reluciendo en su pecho, mas el brillo de aquella arma filosa, captaron la atención de mis ojos cristalinos que permanecían expectantes ante cualquiera de sus movimientos repentinos Signore, Rohan… ¿Trata de ese modo tan descortés a quien acaba de salvarle la vida? Hice una mueca exagerada de puchero, manteniendo aun mis ojos fijos en el resplandor del fuego Debo decir que me encuentro bastante decepcionada. Intempestivamente, en el efímero instante que dura un parpadeo mortal, bordee aquella improvisada hoguera para aparecer ante él, propinándole una fuerte bofetada en el rostro que bombeo su cuerpo de vuelta al suelo donde debería retorcerse como la alimaña que representaba su molesta especie.
Voy a informarle algo, Monseur Rohan… Sonreí complacida al dejar a un lado los modales protocolares que me exigía mi aristocrática posición real y tomándole la palabra para convertir ésta conversación algo más personal e intimo. Inclinando mi cuerpo para volver a sujetar sus manos a cada lado de su cuerpo, ejerciendo una fuerza descomunal en sus muñecas que cortaba la circulación que era conducida hacia sus manos que tomaban un matiz azulado muy adorable para el distintivo tono de su piel bronceada Ésos caballeros que se acercaban hace un momento, eran pertenecientes a mi sequito privado… Personas que sin duda le arrancarían la cabeza únicamente por el placer de crear un rio carmesí con su sangre o probar alguno de sus nuevos artificios… Apreté la quijada con una repentina furia cuando él trataba de emitir algún sonido entre sus labios que de seguro, estaría plagado de puras falacias o blasfemias.
Solté sus manos para redireccionar la sujeción sobre su cuello, arrancándole la oportuna cruz que pendía de él, para introducirla en su boca entreabierta hasta que percibí las arcadas que daba cuando estimulaba a su garganta a tragarse ese insulso artefacto No haga que me arrepienta de haber tomado esa decisión, y definitivamente NO juegue con alguien que ha vivido demasiado… Arrebate de sus manos la preciosa navaja cuya curvatura del filo, aseguraba que no era la primera vez que la empuñaba en contra de alguno de mi especie, solo que, en este caso, tal vez debía aprender una meritoria lección. Empuñé su propio cuchillo para atravesar la palma de su mano que reposaba sobre el suelo, su cuerpo se sacudía bajo el mío ante la agonía de la asfixia y el dolor que causaba al retorcer la hoja que aperturaba un hermoso agujero en su piel. ¿Qué sabe usted del miedo? ¿De la muerte? Creo que es hora de que el perrito aprenda un nuevo truco… Me levante resoplando con sarcasmo y viendo atentamente como escupía su propia cruz que impedía el paso de oxigeno hacia sus pulmones, centrándose ahora en retirar la navaja que atravesaba la palma de su mano. Tengo nombre, mortal… Pero supongo que si usted no es capaz de mantener una simple e inofensiva conversación, es mejor que obvie esa concesión para dedicarme a mejores cosas… ¿No cree, Monseur? Alce una de mis finas cejas con apatía, mientras retomaba mi rosa negra y me deleitaba con su aroma mezclado con el de la sangre que fluctuaba en el ambiente.
Voy a informarle algo, Monseur Rohan… Sonreí complacida al dejar a un lado los modales protocolares que me exigía mi aristocrática posición real y tomándole la palabra para convertir ésta conversación algo más personal e intimo. Inclinando mi cuerpo para volver a sujetar sus manos a cada lado de su cuerpo, ejerciendo una fuerza descomunal en sus muñecas que cortaba la circulación que era conducida hacia sus manos que tomaban un matiz azulado muy adorable para el distintivo tono de su piel bronceada Ésos caballeros que se acercaban hace un momento, eran pertenecientes a mi sequito privado… Personas que sin duda le arrancarían la cabeza únicamente por el placer de crear un rio carmesí con su sangre o probar alguno de sus nuevos artificios… Apreté la quijada con una repentina furia cuando él trataba de emitir algún sonido entre sus labios que de seguro, estaría plagado de puras falacias o blasfemias.
Solté sus manos para redireccionar la sujeción sobre su cuello, arrancándole la oportuna cruz que pendía de él, para introducirla en su boca entreabierta hasta que percibí las arcadas que daba cuando estimulaba a su garganta a tragarse ese insulso artefacto No haga que me arrepienta de haber tomado esa decisión, y definitivamente NO juegue con alguien que ha vivido demasiado… Arrebate de sus manos la preciosa navaja cuya curvatura del filo, aseguraba que no era la primera vez que la empuñaba en contra de alguno de mi especie, solo que, en este caso, tal vez debía aprender una meritoria lección. Empuñé su propio cuchillo para atravesar la palma de su mano que reposaba sobre el suelo, su cuerpo se sacudía bajo el mío ante la agonía de la asfixia y el dolor que causaba al retorcer la hoja que aperturaba un hermoso agujero en su piel. ¿Qué sabe usted del miedo? ¿De la muerte? Creo que es hora de que el perrito aprenda un nuevo truco… Me levante resoplando con sarcasmo y viendo atentamente como escupía su propia cruz que impedía el paso de oxigeno hacia sus pulmones, centrándose ahora en retirar la navaja que atravesaba la palma de su mano. Tengo nombre, mortal… Pero supongo que si usted no es capaz de mantener una simple e inofensiva conversación, es mejor que obvie esa concesión para dedicarme a mejores cosas… ¿No cree, Monseur? Alce una de mis finas cejas con apatía, mientras retomaba mi rosa negra y me deleitaba con su aroma mezclado con el de la sangre que fluctuaba en el ambiente.
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Aun luchaba contra la navaja clavada en la palma de mi mano cuando pude recuperar el habla de lo sorprendido que estaba. Esperaba que me atacase, includo que me matase, pero no que intentase ahogarme con mi propia cruz y mucho menos que usase mi navaja para intentar darme una lección.
Conseguí sacar la afiilada alma de mi carne y la limpié en la hierba antes de cortar un trozo de tela de mi camiseta para envolverme la mano con ella. Sangraba bastante y eso delante de una vampira me asustaba bastante. Sin embargo, mi vena masoquista salió. Recogí la cruz del suelo y me la volví a colgar del cuello, la navaja estaba ahora en mi otra mano aunque mi posición era relajada. Si ella quería matarme lo haría de un momento a otro así que no valía la pena hacer nada...Por supuesto iba a demostrarle cuanto la odiaba y la detestaba hasta el final.
La miré y reí con sarcasmo.
-¿De verdad cree usted que podría estarle agradecido por lo que haya podido hacer? Y más teniendo en cuenta que mis supuestos atacantes eran súbditos suyos. Supongo que estarán aquí por algún motivo...¿alguna damisela que matar? ¿un anciano mendigo? No, no he de esarle agradecido a quien permite esas atrocidades.
Silbé a Payaso.
-A casa-le ordené-Espérame junto al fuego, Payaso.
El can pareció dudar, pero luego dio media vuelta y lo vi alejarse en dirección al campamento gitano. Si moría quería que la abuela conservase a mi perro en mi memoria; había sufido las pérdidas de su hijo y de su esposo, y quizás ahora también la de su propio nieto.
-Sé mucho del miedo y de la muerte-la taladré con la mirada-No hay que vivir demasiado para entenderlas y vivirlas, sobre todo para los que son como yo. La pregunta es, ¿qué sabes usted? Roba vidas sin pensar en las consecuencias creyéndose por encima de todo cuando no es más que un monstruo que pierde el control frente a la sangre...¿Eso es lo que os hace superiores?-pregunté con ironía-Permítame que lo dude. Para ser mejor y demostrarme lo fuerte que es usted no hacía falta torturarme...Así sólo me ha demostrado que los vampiros poseen mucha fuerza...pero poco cerebro. Y sí, me gustaría saber su nombre al menos para llamrla de un modo porque no creo que se merezca que le diga Madame.
Me daba igual lo que pasase, para mí sólo era un monstruo que asustaba para existir y eso no me daba miedo. ¿Qué mi clavava una navaja? Felizmente la sacaría de mi cuerpo y lee scupiría sangre en su estúpido rostro.
off: recuerda que no puedes hacerme más daño del necesario si el user (yo) no te lo permite, al igual que tampoco puedes matarme ni a mí ni a payaso...
Conseguí sacar la afiilada alma de mi carne y la limpié en la hierba antes de cortar un trozo de tela de mi camiseta para envolverme la mano con ella. Sangraba bastante y eso delante de una vampira me asustaba bastante. Sin embargo, mi vena masoquista salió. Recogí la cruz del suelo y me la volví a colgar del cuello, la navaja estaba ahora en mi otra mano aunque mi posición era relajada. Si ella quería matarme lo haría de un momento a otro así que no valía la pena hacer nada...Por supuesto iba a demostrarle cuanto la odiaba y la detestaba hasta el final.
La miré y reí con sarcasmo.
-¿De verdad cree usted que podría estarle agradecido por lo que haya podido hacer? Y más teniendo en cuenta que mis supuestos atacantes eran súbditos suyos. Supongo que estarán aquí por algún motivo...¿alguna damisela que matar? ¿un anciano mendigo? No, no he de esarle agradecido a quien permite esas atrocidades.
Silbé a Payaso.
-A casa-le ordené-Espérame junto al fuego, Payaso.
El can pareció dudar, pero luego dio media vuelta y lo vi alejarse en dirección al campamento gitano. Si moría quería que la abuela conservase a mi perro en mi memoria; había sufido las pérdidas de su hijo y de su esposo, y quizás ahora también la de su propio nieto.
-Sé mucho del miedo y de la muerte-la taladré con la mirada-No hay que vivir demasiado para entenderlas y vivirlas, sobre todo para los que son como yo. La pregunta es, ¿qué sabes usted? Roba vidas sin pensar en las consecuencias creyéndose por encima de todo cuando no es más que un monstruo que pierde el control frente a la sangre...¿Eso es lo que os hace superiores?-pregunté con ironía-Permítame que lo dude. Para ser mejor y demostrarme lo fuerte que es usted no hacía falta torturarme...Así sólo me ha demostrado que los vampiros poseen mucha fuerza...pero poco cerebro. Y sí, me gustaría saber su nombre al menos para llamrla de un modo porque no creo que se merezca que le diga Madame.
Me daba igual lo que pasase, para mí sólo era un monstruo que asustaba para existir y eso no me daba miedo. ¿Qué mi clavava una navaja? Felizmente la sacaría de mi cuerpo y lee scupiría sangre en su estúpido rostro.
off: recuerda que no puedes hacerme más daño del necesario si el user (yo) no te lo permite, al igual que tampoco puedes matarme ni a mí ni a payaso...
Cam Rohan- Gitano
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Negué con la cabeza en un evidente gesto de empalago hacia sus palabras, mientras hacia una graciosa mímica con la mano como si el mortal no dejara de parlotear en tan breve momento. Mi atención no estaba bifurcada precisamente en su conducta soez o incluso en sus palabras agraviantes, en mi mente se maquinaba la exacta dirección que su mascota tomaba para conducirme a un nuevo campo de juegos donde habían mas mortales divertidos como Monseur Rohan. Hablas demasiado mortal, lo cual es aburrido… Aburrimiento y peligro estaban tomados de la mano en una noche muy similar como ésta, ya que era precisamente lo que desataba mi lado bizarro e incitaba a probar nuevas experiencias que podría recrear en un escenario como éste.
Tome delicadamente uno de los maderos de la fogata que aun estaba flameante en la punta y que usaría como antorcha en mi nueva travesía, y tarareando una alegre canción de Beethoven mientras el humano continuaba con su repulsivo discurso, salte la pequeña fogata con la gracilidad de una bailarina de ballet, aparecí tras él para depositar un gélido beso en el arco de su cuello Sabrina… Ese es mi nombre… Le susurré muy cerca del lóbulo de su oreja, percibiendo un ligero escalofrío que recorría adorablemente su cuerpo. No estoy aquí para demostrarte mi superioridad, querido… Solo tenía… Curiosidad… Mis impulsos fueron imposibles de refrenar ya que mi lengua ahora acariciaba su pabellón auricular, dándome solo un segundo para desaparecer justo en el instante en que él se giraba para hacer demostración de su increíble entereza.
Antes de que Cam pudiera reaccionar, ya me encontraba en camino a través de los pastizales siguiendo el aroma que su asquerosa mascota dejaba al pasar. Varias veces tuve que detener mi paso ya que el animal era tan astuto que al escuchar el más mínimo sonido de mis pasos, volvía sus ojos para percatarse de que no era perseguido o detectado. Buen chico… Dije como apremio cuando note las fogatas a lo lejos de lo que parecía ser una errante campiña de ermitaños, vagando en sus carpas de una locación a otra con el fin de jamás ser detectados. El cachorro corría rápidamente a los brazos de una dulce anciana que, por pura suposición, auguraba que debía tener algún parentesco con el… Gitanos… Expresé aun oculta entre los trigales al observar con ojos de depredador a aquellos personajes alegres que danzaban al compas de guitarras y panderetas.
A lo lejos, escuche la voz del humano que anteriormente había sido el protagonista de nuestro previo encuentro, comencé a andar sigilosamente hacia una de las carpas más apartadas y deje caer la antorcha sobre una conglomeración de de paja y troncos secos que debían usar como reserva para el viaje. El fuego comenzó a dispersarse tal como la histeria colectiva, uno de aquellos humanos corría descontroladamente al ser bañado por las llamas mientras otros intentaban apagar la carpa que era consumida por el ímpetu del fuego. Lastimosamente (para mí), los otros gitanos lograron salvar a aquel anónimo que había sido alcanzado por mi extraordinaria travesura, sin embargo, algunas de sus carretas y viviendas organizadas ahora estaban en ruinas, siendo reducidas solo a cenizas.
Aquel estúpido animal, mostraba sus afilados dientes tras de mí dando rienda suelta a su instinto de protección y furia ¿Cómo llegaste hasta allí? Fruncí el ceño y dije con una media sonrisa al cachorro… Lógicamente estaba tan concentrada en el incendio y en todo lo que hacía Cam para salvaguardar a su pueblo, que no me había percatado en lo más mínimo, del horrendo canino. Me incliné hacia él, dilatando mis pupilas y sumiéndolo en una nueva clase de hipnosis profunda, permitiendo que me acercara para introducir el tallo de la rosa negra bajo su collar para que posteriormente, llevara a su amo un preciado recuerdo de nuestro encuentro… Los ojos vigilantes de Cam, pronto me encontraron cerca de su fiel amigo, vociferando algo a lo lejos que no me molesté en atender… Ve… Acaricie el pelaje de su cabeza para que el perro fuera a toda velocidad al encuentro de Monseur Rohan mientras yo regresaba al anonimato del pastizal y volvia al lugar donde le había encontrado.
Tome delicadamente uno de los maderos de la fogata que aun estaba flameante en la punta y que usaría como antorcha en mi nueva travesía, y tarareando una alegre canción de Beethoven mientras el humano continuaba con su repulsivo discurso, salte la pequeña fogata con la gracilidad de una bailarina de ballet, aparecí tras él para depositar un gélido beso en el arco de su cuello Sabrina… Ese es mi nombre… Le susurré muy cerca del lóbulo de su oreja, percibiendo un ligero escalofrío que recorría adorablemente su cuerpo. No estoy aquí para demostrarte mi superioridad, querido… Solo tenía… Curiosidad… Mis impulsos fueron imposibles de refrenar ya que mi lengua ahora acariciaba su pabellón auricular, dándome solo un segundo para desaparecer justo en el instante en que él se giraba para hacer demostración de su increíble entereza.
Antes de que Cam pudiera reaccionar, ya me encontraba en camino a través de los pastizales siguiendo el aroma que su asquerosa mascota dejaba al pasar. Varias veces tuve que detener mi paso ya que el animal era tan astuto que al escuchar el más mínimo sonido de mis pasos, volvía sus ojos para percatarse de que no era perseguido o detectado. Buen chico… Dije como apremio cuando note las fogatas a lo lejos de lo que parecía ser una errante campiña de ermitaños, vagando en sus carpas de una locación a otra con el fin de jamás ser detectados. El cachorro corría rápidamente a los brazos de una dulce anciana que, por pura suposición, auguraba que debía tener algún parentesco con el… Gitanos… Expresé aun oculta entre los trigales al observar con ojos de depredador a aquellos personajes alegres que danzaban al compas de guitarras y panderetas.
A lo lejos, escuche la voz del humano que anteriormente había sido el protagonista de nuestro previo encuentro, comencé a andar sigilosamente hacia una de las carpas más apartadas y deje caer la antorcha sobre una conglomeración de de paja y troncos secos que debían usar como reserva para el viaje. El fuego comenzó a dispersarse tal como la histeria colectiva, uno de aquellos humanos corría descontroladamente al ser bañado por las llamas mientras otros intentaban apagar la carpa que era consumida por el ímpetu del fuego. Lastimosamente (para mí), los otros gitanos lograron salvar a aquel anónimo que había sido alcanzado por mi extraordinaria travesura, sin embargo, algunas de sus carretas y viviendas organizadas ahora estaban en ruinas, siendo reducidas solo a cenizas.
Aquel estúpido animal, mostraba sus afilados dientes tras de mí dando rienda suelta a su instinto de protección y furia ¿Cómo llegaste hasta allí? Fruncí el ceño y dije con una media sonrisa al cachorro… Lógicamente estaba tan concentrada en el incendio y en todo lo que hacía Cam para salvaguardar a su pueblo, que no me había percatado en lo más mínimo, del horrendo canino. Me incliné hacia él, dilatando mis pupilas y sumiéndolo en una nueva clase de hipnosis profunda, permitiendo que me acercara para introducir el tallo de la rosa negra bajo su collar para que posteriormente, llevara a su amo un preciado recuerdo de nuestro encuentro… Los ojos vigilantes de Cam, pronto me encontraron cerca de su fiel amigo, vociferando algo a lo lejos que no me molesté en atender… Ve… Acaricie el pelaje de su cabeza para que el perro fuera a toda velocidad al encuentro de Monseur Rohan mientras yo regresaba al anonimato del pastizal y volvia al lugar donde le había encontrado.
Invitado- Invitado
Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Sabrina...ése era su nombre, el nombre que me estaba haciendo temblar en ese instante no sbaía si de terror o de placer mientras me lamía el cuello. Estaba helada, su contacto era como acariciar a un muerto, justo como ella estaba.
Iba a girarme para ordenarle que se apartase de mí cuando me percaté de que había desaparecido. A lo lejos vi una figura borrosa y luminosa. Miré hacia el fuego y luego hacia allá, entendiéndolo.
-¡Joder!-exclamé mientras echaba a correr tras ella, aunque sabía que no la alcanzaría. Era más rápida y poderosa que yo y además me llevaba mucha ventaja ya. ¿A dónde podía dirigirse? Allí no había na...
Payaso. Payaso estaba regresando al campamento gitano y ella lo sabía. Aceleré notando como mis piernas se agotaban cada vez más. Ella ya habría llegado, seguro. Yo no podría hacer nada. Mi abuela, los niños...Sería una masacre y yo sería el único culpable.
-¡Sabrina, detente!-le grité cuando llegué y vi el horrible espectáculo que había montado. Me apresuré a meterme en el campamento buscando agua, cacerolas, donde pudiésmos salvar las carretas que se quemaban, aunque sólo conseguiríamos savar escombros.
El señor Rafaello salió de repente de una de ellas. Ardía y gritaba de dolor desesperado por que el fuego acabase. Todos a uno, los que estábamos más cerca le lanzamos agua y le golpeamos con capas y camisetas hasta que el fuego se fue extinguiendo. Lo miré, asustado. El suelo había vuelto parte de su carne rosada y su rostro estaba parcialmente quemado.
-¡Abuela!-la llamé, ella era la curandera-¡Abuela, por favor!
Fiona vino corriendo hasta donde estábamos y ordenó a algunos hombres que lo metiesen en el interior de su carreta para comenzar a curarlo. El fuego provocado se iba extinguiendo poco a poco y yo lo sentía todo demasiado extraño...
Unos lametones en la mano me hicieron mirar hacia abajo. Payaso estaba allí y llevaba algo en el collar. Me agaché para inspeccionarlo y vi la rosa con la que Sabrina había estado juguetando. Era su firma, el toque final a aquella barbarie. Miré en la dirección en la que había venido Payaso y me pareció ver unos ojos azules.
-¡Demonio!-le grité todo lo fuerte que pude. Dejé a Payaso en el suelo y sabiendo que ella sabía que yo le seguiría, me adentré en la foresta volviendo sobre mis anteriores pasos. No había cansancio ni miedo, sólo odio puro.
Cuando llegué al punto de nuestro encuentro ella estaba allí. Recobré el aliento y la miré desde el otro lado de la hoguera.
-¿Te has divertido?-le pregunté enfurecido.
Iba a girarme para ordenarle que se apartase de mí cuando me percaté de que había desaparecido. A lo lejos vi una figura borrosa y luminosa. Miré hacia el fuego y luego hacia allá, entendiéndolo.
-¡Joder!-exclamé mientras echaba a correr tras ella, aunque sabía que no la alcanzaría. Era más rápida y poderosa que yo y además me llevaba mucha ventaja ya. ¿A dónde podía dirigirse? Allí no había na...
Payaso. Payaso estaba regresando al campamento gitano y ella lo sabía. Aceleré notando como mis piernas se agotaban cada vez más. Ella ya habría llegado, seguro. Yo no podría hacer nada. Mi abuela, los niños...Sería una masacre y yo sería el único culpable.
-¡Sabrina, detente!-le grité cuando llegué y vi el horrible espectáculo que había montado. Me apresuré a meterme en el campamento buscando agua, cacerolas, donde pudiésmos salvar las carretas que se quemaban, aunque sólo conseguiríamos savar escombros.
El señor Rafaello salió de repente de una de ellas. Ardía y gritaba de dolor desesperado por que el fuego acabase. Todos a uno, los que estábamos más cerca le lanzamos agua y le golpeamos con capas y camisetas hasta que el fuego se fue extinguiendo. Lo miré, asustado. El suelo había vuelto parte de su carne rosada y su rostro estaba parcialmente quemado.
-¡Abuela!-la llamé, ella era la curandera-¡Abuela, por favor!
Fiona vino corriendo hasta donde estábamos y ordenó a algunos hombres que lo metiesen en el interior de su carreta para comenzar a curarlo. El fuego provocado se iba extinguiendo poco a poco y yo lo sentía todo demasiado extraño...
Unos lametones en la mano me hicieron mirar hacia abajo. Payaso estaba allí y llevaba algo en el collar. Me agaché para inspeccionarlo y vi la rosa con la que Sabrina había estado juguetando. Era su firma, el toque final a aquella barbarie. Miré en la dirección en la que había venido Payaso y me pareció ver unos ojos azules.
-¡Demonio!-le grité todo lo fuerte que pude. Dejé a Payaso en el suelo y sabiendo que ella sabía que yo le seguiría, me adentré en la foresta volviendo sobre mis anteriores pasos. No había cansancio ni miedo, sólo odio puro.
Cuando llegué al punto de nuestro encuentro ella estaba allí. Recobré el aliento y la miré desde el otro lado de la hoguera.
-¿Te has divertido?-le pregunté enfurecido.
Cam Rohan- Gitano
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Fecha de inscripción : 20/06/2010
Localización : Con la mano en tu bolsillo
Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Mis pasos eran casi imperceptibles en medio de la maleza espesa que bordeaba el campamento gitano, del que partía rápidamente como un halo de luz en medio de la fatua oscuridad. Me detuve en seco al llegar a aquel pequeño claro donde había encontrado al gitano; Aquel hombre que poseía aquella actitud distintiva que había captado mi atención, algo que podía resultar peligroso… Demasiado para alguien de su especie… La sed comenzaba a exacerbar mis instintos, agudizando mis sentidos y afilando especialmente mi mirada que brillaba engreída y absorta por el reflejo del fuego de aquella hoguera casi extinta. Al inspirar profundamente, percibí la fragancia almizclada de aquel mortal que contra todo pronóstico, había tomado la errada decisión de seguirme cuando su mejor opción era la de huir.
No puedes culparme, Cam… Susurré con un tono ausente mientras seguía concentrada en las flamas que pronto se extinguirían por la gélida brisa nocturna Soy un demonio tal como lo has pronunciado… Alce mis manos para que mis ojos pudieran percibir el níveo matiz que les envolvía eternamente sin variación alguna a pesar del paso de los siglos No puedes juzgar un alma que ya ha sido condenada, ni maldecir a alguien que ya lo ha estado centurias atrás… Lentamente mis ojos fueron ascendiendo hasta hacer contacto visual con aquel caballero que recobraba el aliento para replicar mis palabras No, Monseur Rohan… Usted sabe lo que soy y no puede reprochar toda la sangre que ha sido derramada por mis manos a pesar de mi voluntad…
Acompasando el ritmo de mis pasos, lentamente fui acercándome hacia él, bordeando la fogata y con una cadencia pausada tal como la de los humanos agraciados por los modales de antaño. A pesar de que retrocedía y trataba de esquivar la cercanía que lentamente se veía interrumpida por mis infructuosos impulsos que aun exigían más y más, tal como una adicción impetuosa por saciar mi curiosidad retorcida que despertaba este ser sin explicación alguna y me enfurecía por no poder controlarlo, caí en cuenta de que a pesar de su esfuerzo, me encontraba frente a él acariciando su mejilla con la misma suavidad con que la seda más pura rozaría el cuerpo de dos amantes furtivos encontrándose en una noche de luna. No puedo cambiar lo que soy a pesar de lo que digas… Mis ojos permanecían fijos en los suyos con cada susurro que mis labios emanaban sin el ánimo de la justificación, sin presencia de algún tinte escabroso o maquiavélico en ellos Cam… A pesar del comportamiento que tomes, no puedo reparar lo sucedido en tu campamento, ni retroceder el tiempo… ¿Qué buscabas al venir detrás de un demonio? ¿Querrías enfurecer a una bestia arrojándole una piedra? ¿Hacer lo mismo que todos los demás al repudiar lo que no entienden?
Baje la mirada a sus labios cuando noté que su cuerpo ya no ofrecía resistencia alguna, acercándome un centímetro más para saborear por un minuto su aliento narcótico mientras mis parpados aun permanecían cerrados Lo siento tanto… Pero no puedo desvanecer lo que soy… Deposite un beso cerca de la comisura de sus labios y retrocedí ante una breve reacción que sin duda alguna, no la esperaba.
No puedes culparme, Cam… Susurré con un tono ausente mientras seguía concentrada en las flamas que pronto se extinguirían por la gélida brisa nocturna Soy un demonio tal como lo has pronunciado… Alce mis manos para que mis ojos pudieran percibir el níveo matiz que les envolvía eternamente sin variación alguna a pesar del paso de los siglos No puedes juzgar un alma que ya ha sido condenada, ni maldecir a alguien que ya lo ha estado centurias atrás… Lentamente mis ojos fueron ascendiendo hasta hacer contacto visual con aquel caballero que recobraba el aliento para replicar mis palabras No, Monseur Rohan… Usted sabe lo que soy y no puede reprochar toda la sangre que ha sido derramada por mis manos a pesar de mi voluntad…
Acompasando el ritmo de mis pasos, lentamente fui acercándome hacia él, bordeando la fogata y con una cadencia pausada tal como la de los humanos agraciados por los modales de antaño. A pesar de que retrocedía y trataba de esquivar la cercanía que lentamente se veía interrumpida por mis infructuosos impulsos que aun exigían más y más, tal como una adicción impetuosa por saciar mi curiosidad retorcida que despertaba este ser sin explicación alguna y me enfurecía por no poder controlarlo, caí en cuenta de que a pesar de su esfuerzo, me encontraba frente a él acariciando su mejilla con la misma suavidad con que la seda más pura rozaría el cuerpo de dos amantes furtivos encontrándose en una noche de luna. No puedo cambiar lo que soy a pesar de lo que digas… Mis ojos permanecían fijos en los suyos con cada susurro que mis labios emanaban sin el ánimo de la justificación, sin presencia de algún tinte escabroso o maquiavélico en ellos Cam… A pesar del comportamiento que tomes, no puedo reparar lo sucedido en tu campamento, ni retroceder el tiempo… ¿Qué buscabas al venir detrás de un demonio? ¿Querrías enfurecer a una bestia arrojándole una piedra? ¿Hacer lo mismo que todos los demás al repudiar lo que no entienden?
Baje la mirada a sus labios cuando noté que su cuerpo ya no ofrecía resistencia alguna, acercándome un centímetro más para saborear por un minuto su aliento narcótico mientras mis parpados aun permanecían cerrados Lo siento tanto… Pero no puedo desvanecer lo que soy… Deposite un beso cerca de la comisura de sus labios y retrocedí ante una breve reacción que sin duda alguna, no la esperaba.
Invitado- Invitado
Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Ella llevaba razón, maldita sea. ¿Qué le quedaba por perder? ¿qué podía decirle yo que ella no supiera? ¿le afectaba algo acaso? La experiencia de sus siglos era enorme y supuse que ya nada le importaba a Sabrina.
Intenté alejarme de ella cuando se acercó. Yo con la mirada gacha y los puños apretados. Me preguntaba hasta donde podía llegar mi idiotez, mi afán por meterme en problemas de todo tipo. Era un estúpido por haberla seguido hasta aquí esperando...¿Esperando qué? ¿Qué pidiese perdón o que se autoinmolase?
Por tercer vez consecutiva en lo que llevaba de semana me dije lo tonto que era por esperar algo así y más ahora que me parecía estar mirando a la muerte a los ojos. Unos ojos muy bellos, por cierto.
¿Había yo pensado que la vampiresa era bella de algún modo? Probablemente sí, su cuerpo era el de una mujer humana y por mucho que la odiase no podía mentirme a mí mismo respecto a ello.
Su mano acarició mi mejilla, pillándome casi por sorpresa. Mientras había estado intentando negar lo que pensaba de ella no la había visto acercarse. Aunque, viendo su rapidez, bien podía haber estado yo muy atento y me hubiera sorprendido igual.
-Cam… A pesar del comportamiento que tomes, no puedo reparar lo sucedido en tu campamento, ni retroceder el tiempo… ¿Qué buscabas al venir detrás de un demonio? ¿Querrías enfurecer a una bestia arrojándole una piedra? ¿Hacer lo mismo que todos los demás al repudiar lo que no entienden?-ella estaba muy cerca, podía notar su aliento que era muy atrayente. Me encontré cerrando los ojos y aspirándolo. ¿Qué me sucedía? Esto no estaba bien yo odiaba a los vampiros y...¿me había hecho una pregunta? Tenía que responderle.
-No lo sé, no sé que hago aquí-respondí, sinceramente, desprovisto de toda altivez y bravuconería. La temía, pero tenerla tan cerca y de esa forma me hacía sentirme débil Era cierto pues, que los vampiros provocaban una terrible atracción hacia los humanos. Me decepcionó pensar que yo no era más fuerte.
Y la muestra de lo débil y humano que ella la obtuve casi al instante. Ella besó la comisura de mis labios y yo, como impulsado por una fuerza que no pude entender, giré la cabeza y junté por un breve lapso de tiempo, sus labios con los míos. Ambos nos separamos sorprendidos. Yo el que más.
Jadeé y retrocedí varios pasos mirando en derredor. ¿Me había visto alguien? ¿Qué hacía? ¿Qué demonios me pasaba? ¿Acaso era tan idiota como para dejarme llevar por tanta belleza y sofisticación?
Intenté alejarme de ella cuando se acercó. Yo con la mirada gacha y los puños apretados. Me preguntaba hasta donde podía llegar mi idiotez, mi afán por meterme en problemas de todo tipo. Era un estúpido por haberla seguido hasta aquí esperando...¿Esperando qué? ¿Qué pidiese perdón o que se autoinmolase?
Por tercer vez consecutiva en lo que llevaba de semana me dije lo tonto que era por esperar algo así y más ahora que me parecía estar mirando a la muerte a los ojos. Unos ojos muy bellos, por cierto.
¿Había yo pensado que la vampiresa era bella de algún modo? Probablemente sí, su cuerpo era el de una mujer humana y por mucho que la odiase no podía mentirme a mí mismo respecto a ello.
Su mano acarició mi mejilla, pillándome casi por sorpresa. Mientras había estado intentando negar lo que pensaba de ella no la había visto acercarse. Aunque, viendo su rapidez, bien podía haber estado yo muy atento y me hubiera sorprendido igual.
-Cam… A pesar del comportamiento que tomes, no puedo reparar lo sucedido en tu campamento, ni retroceder el tiempo… ¿Qué buscabas al venir detrás de un demonio? ¿Querrías enfurecer a una bestia arrojándole una piedra? ¿Hacer lo mismo que todos los demás al repudiar lo que no entienden?-ella estaba muy cerca, podía notar su aliento que era muy atrayente. Me encontré cerrando los ojos y aspirándolo. ¿Qué me sucedía? Esto no estaba bien yo odiaba a los vampiros y...¿me había hecho una pregunta? Tenía que responderle.
-No lo sé, no sé que hago aquí-respondí, sinceramente, desprovisto de toda altivez y bravuconería. La temía, pero tenerla tan cerca y de esa forma me hacía sentirme débil Era cierto pues, que los vampiros provocaban una terrible atracción hacia los humanos. Me decepcionó pensar que yo no era más fuerte.
Y la muestra de lo débil y humano que ella la obtuve casi al instante. Ella besó la comisura de mis labios y yo, como impulsado por una fuerza que no pude entender, giré la cabeza y junté por un breve lapso de tiempo, sus labios con los míos. Ambos nos separamos sorprendidos. Yo el que más.
Jadeé y retrocedí varios pasos mirando en derredor. ¿Me había visto alguien? ¿Qué hacía? ¿Qué demonios me pasaba? ¿Acaso era tan idiota como para dejarme llevar por tanta belleza y sofisticación?
Cam Rohan- Gitano
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Tanta magnificencia de la naturaleza, donde sus lamentaciones no tienen un nombre y sus miedos solo eran enfocados por la especie a la que yo representaba, allí estaba yo, con un gesto inmutable mientras lo observaba fijamente sin comprender el por qué de su reacción tan repentina. Alce una de mis manos para acariciar mis labios con la punta de mis dedos, tratando de controlar las rabiosas voces en mi mente que me exigían mucho más de lo que había obtenido hasta ahora, pero… Estamos en un punto donde no hay remordimiento ni redención, Monseur Rohan… Gire mis ojos de un lado a otro, escuchando como a lo lejos los gitanos de su aldea intentaban dar una explicación lógica a todo lo acontecido durante la noche, hasta que la voz de una anciana preguntando acerca del paradero de Cam, resonó en mis tímpanos como un agudo chillido de un ave siniestra que se ocultaba en la penumbra de la oscuridad.
Como un argumento de gratitud, le sonreí con naturalidad para aseverar en un tono hipnótico Estamos solos, si es lo que le preocupa… Suspiré al notar su actitud sorpresiva ante mi respuesta, no era necesario ser un erudito o incluso un mentalista para adivinar que si observaba inseguro a su alrededor, era infundado por el temor de ser visto por alguno de su comarca en compañía de un vampiro. Tal vez ambos estemos soñando, por lo que le agradecería no despertarme hasta que todo llegue a su fin… La distancia desapareció nuevamente cuando aparecí frente a sus ojos humanos e invadí febrilmente sus labios con los míos… Su sabor… Su dulce aroma… Era todo lo que me bastaba para avivar la flama de todos mis instintos que gritaban en mi interior para llamar mi atención.
La misma mano que había tocado mis labios por la extrañeza de esa nueva sensación, ahora marcaba mi nuevo sentimiento adictivo al perderse entre su cabello largo y rizado que bordeaba su rostro mientras mi boca invadía la suya con exigencia, anhelando aquella porción embriagadora de su aliento que exhalaba entre cada tibia pausa de nuestros besos intensos. Empujando su cuerpo contra el suelo, me posicione sobre él como en un principio, esta vez endulzando mi paladar con suculentos besos propagados hacia el arco de su cuello, recorriendo con devoción aquella porción de piel tentadora que palpitaba al mismo ritmo en que la punta de mi lengua trazaba una fina línea húmeda entre tanto mis manos recorrían su pecho y abdomen.
Dime Cam… ¿Qué venias buscando al venir detrás de mí? Susurre casi con un tono hipnótico al pie de su oreja mientras mis ojos se tornaban turbios y tan negros como el ébano más puro, sin ser detectados por sus hermosos ojos que estaban puestos en otro lugar. El llamado de la sangre comenzaba a elevar su cantico entre la inspiración pasional que despertaba este mortal tan distintivo al resto… ¿Qué lo hacía tan inusual? ¿Tan llamativo? Solo había una manera de saberlo… Sonreí de una forma macabra, cerrando mis labios alrededor de su cuello, arañando con mis incisivos la delicada capa fina que delimitaba su vena Cam… Es mejor que corras… Dije apartando súbitamente de su rostro de su cuello, sin mover el resto de mi cuerpo de su postura, hasta que un impulso emocional hizo que mi lengua recorriera sus labios entreabiertos antes de prorrogar alguna otra actitud que me motivara a continuar por un camino donde no existe retorno... Interesante, pero peligroso... Muy peligroso...
Como un argumento de gratitud, le sonreí con naturalidad para aseverar en un tono hipnótico Estamos solos, si es lo que le preocupa… Suspiré al notar su actitud sorpresiva ante mi respuesta, no era necesario ser un erudito o incluso un mentalista para adivinar que si observaba inseguro a su alrededor, era infundado por el temor de ser visto por alguno de su comarca en compañía de un vampiro. Tal vez ambos estemos soñando, por lo que le agradecería no despertarme hasta que todo llegue a su fin… La distancia desapareció nuevamente cuando aparecí frente a sus ojos humanos e invadí febrilmente sus labios con los míos… Su sabor… Su dulce aroma… Era todo lo que me bastaba para avivar la flama de todos mis instintos que gritaban en mi interior para llamar mi atención.
La misma mano que había tocado mis labios por la extrañeza de esa nueva sensación, ahora marcaba mi nuevo sentimiento adictivo al perderse entre su cabello largo y rizado que bordeaba su rostro mientras mi boca invadía la suya con exigencia, anhelando aquella porción embriagadora de su aliento que exhalaba entre cada tibia pausa de nuestros besos intensos. Empujando su cuerpo contra el suelo, me posicione sobre él como en un principio, esta vez endulzando mi paladar con suculentos besos propagados hacia el arco de su cuello, recorriendo con devoción aquella porción de piel tentadora que palpitaba al mismo ritmo en que la punta de mi lengua trazaba una fina línea húmeda entre tanto mis manos recorrían su pecho y abdomen.
Dime Cam… ¿Qué venias buscando al venir detrás de mí? Susurre casi con un tono hipnótico al pie de su oreja mientras mis ojos se tornaban turbios y tan negros como el ébano más puro, sin ser detectados por sus hermosos ojos que estaban puestos en otro lugar. El llamado de la sangre comenzaba a elevar su cantico entre la inspiración pasional que despertaba este mortal tan distintivo al resto… ¿Qué lo hacía tan inusual? ¿Tan llamativo? Solo había una manera de saberlo… Sonreí de una forma macabra, cerrando mis labios alrededor de su cuello, arañando con mis incisivos la delicada capa fina que delimitaba su vena Cam… Es mejor que corras… Dije apartando súbitamente de su rostro de su cuello, sin mover el resto de mi cuerpo de su postura, hasta que un impulso emocional hizo que mi lengua recorriera sus labios entreabiertos antes de prorrogar alguna otra actitud que me motivara a continuar por un camino donde no existe retorno... Interesante, pero peligroso... Muy peligroso...
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Ella me miró igual, o incluso más incrédula que yo. No sabía qué hacer. ¿Me debía ir? Quizás eso fuera lo mejor para los dos...Ella se habría marchado en cuanto yo hubiese desaparecido en el bosque, en cuanto la oscuridad que lo envolvía me atrapase a mí también. Sin embargo mis pies se negaban a obedecer. Era como si me hubieran clavado dos grandes clavos para fijarme a aquel lugar imposibilitando llevar a cabo ninguna acción lógica o racional.
¡Por el amor de Dios! Estaba en mitad de un campo con una vampiresa que acababa de prender fuego a mi amado campamento y aún así no quería marcharme de allí. Me encontré a mí mismo observando sus labios, hambriento. Deseaba besarlos una y otra vez, acariciarlos con la lengua y que ella hiciese los mismo con los míos. Deseaba enterrar mis manos en sus cabellos y comprobar si eran tan suaves como parecían. Anhelaba estar en contacto con su esbelto cuerpo. Involuntariamente di un paso hacia delante en el momento en que me aseguaraba que estábamos solos.
Ella acortó la distancia que nos separaba como si hubiera podido leer mi mente. En un momento mis deseos se estaban haciendo realidad. Cerré los ojos y le devolví el beso con ansia, bebiendo de él como si me hallara en mitad de un desierto y su boca fuese un lago de agua dulce...Extraordinariemente dulce...¿Era un sueño, como ella había dicho? ¿O más bien una pesadilla? No podía decir si la odiaba en ese momento. Mi parte más racional me decía que le hiciese daño ahora, pero yo la desobedecí. Estaba lleno de deseo, de ansia...No podía parar de contemplar tanta belleza y sensualidad.
Volví a encontrarme en el suelo pocos segundos después, ella sobre mí. Sentía cada parte de su cuerpo pegado al mío, encajando. Sus besos eran alentadores; me hacían confiarme e ir a por más caricias, más besos suaves, rabiosos, lentos...Como nos apeteciera. su boca exploró mi cuello y cerré los ojos disfrutando de esa sensación. Sus labios frescos sobre mi piel ardiente y morena. Sus manos también quisieron hacerse partícipes de este intercambio de caricias y vagaron seguras sobre mi pecho y abdomen, al igual que las mías se atrevieron a acariciar su espalda.
Cuando me llamó por mi nombre de pila y me preguntó que venía buscando cuando decidí seguirla, me detuve unos segundos. Con la voz ronca debido al deseo respondí:
-Creo que...No lo sé-confesé aturdido y semiperdido- No sé que quería hacer..yo...
Mi respuesta fue interrumpida por su boca en mi cuello nuevamente. Ahogué un gemido de placer al notar algo que arañaba suavemente la piel de esa zona. ¿Sus dientes? ¿Iba a morderme? ¿Existía el dolor en el paraíso?
Ella apartó su rostro bruscamente de mí cuello y la miré muy confuso. ¿Por qué lo hacía? Quería que volviese, quería que siguiese haciéndome arder cada vez que me rozaba. Me pidió que corriera, pero los clavos que sujetaban mis piernas seguían allí, más firmes que antes.
Iba a hablarle pero no me dio tiempo. Su lengua lamió mis labios entreabiertos y volví a atrapar su boca con la mía. Cerré los ojos abandonándome ya a ella, totalmente, aferrándola con fuerza de la cintura para pegarla más a mí, besando su barbilla, su cuello, lamiéndolo con suavidad...
¡Por el amor de Dios! Estaba en mitad de un campo con una vampiresa que acababa de prender fuego a mi amado campamento y aún así no quería marcharme de allí. Me encontré a mí mismo observando sus labios, hambriento. Deseaba besarlos una y otra vez, acariciarlos con la lengua y que ella hiciese los mismo con los míos. Deseaba enterrar mis manos en sus cabellos y comprobar si eran tan suaves como parecían. Anhelaba estar en contacto con su esbelto cuerpo. Involuntariamente di un paso hacia delante en el momento en que me aseguaraba que estábamos solos.
Ella acortó la distancia que nos separaba como si hubiera podido leer mi mente. En un momento mis deseos se estaban haciendo realidad. Cerré los ojos y le devolví el beso con ansia, bebiendo de él como si me hallara en mitad de un desierto y su boca fuese un lago de agua dulce...Extraordinariemente dulce...¿Era un sueño, como ella había dicho? ¿O más bien una pesadilla? No podía decir si la odiaba en ese momento. Mi parte más racional me decía que le hiciese daño ahora, pero yo la desobedecí. Estaba lleno de deseo, de ansia...No podía parar de contemplar tanta belleza y sensualidad.
Volví a encontrarme en el suelo pocos segundos después, ella sobre mí. Sentía cada parte de su cuerpo pegado al mío, encajando. Sus besos eran alentadores; me hacían confiarme e ir a por más caricias, más besos suaves, rabiosos, lentos...Como nos apeteciera. su boca exploró mi cuello y cerré los ojos disfrutando de esa sensación. Sus labios frescos sobre mi piel ardiente y morena. Sus manos también quisieron hacerse partícipes de este intercambio de caricias y vagaron seguras sobre mi pecho y abdomen, al igual que las mías se atrevieron a acariciar su espalda.
Cuando me llamó por mi nombre de pila y me preguntó que venía buscando cuando decidí seguirla, me detuve unos segundos. Con la voz ronca debido al deseo respondí:
-Creo que...No lo sé-confesé aturdido y semiperdido- No sé que quería hacer..yo...
Mi respuesta fue interrumpida por su boca en mi cuello nuevamente. Ahogué un gemido de placer al notar algo que arañaba suavemente la piel de esa zona. ¿Sus dientes? ¿Iba a morderme? ¿Existía el dolor en el paraíso?
Ella apartó su rostro bruscamente de mí cuello y la miré muy confuso. ¿Por qué lo hacía? Quería que volviese, quería que siguiese haciéndome arder cada vez que me rozaba. Me pidió que corriera, pero los clavos que sujetaban mis piernas seguían allí, más firmes que antes.
Iba a hablarle pero no me dio tiempo. Su lengua lamió mis labios entreabiertos y volví a atrapar su boca con la mía. Cerré los ojos abandonándome ya a ella, totalmente, aferrándola con fuerza de la cintura para pegarla más a mí, besando su barbilla, su cuello, lamiéndolo con suavidad...
Cam Rohan- Gitano
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
En medio del pasional disturbio que nos envolvía en su suave manto pasional, no me percataba de que el oscuro cielo comenzaba a lanzar furiosas estelas estruendosas que se vislumbraban como truenos que iluminaban sutilmente nuestros cuerpos, unos que se devoraban acompasados con la libido que de un modo sublime cincelaba un peligroso trazo apenas mis labios hacían contacto con cualquier centímetro de su piel. Mis manos actuaban por voluntad propia, despojándole de su camisa y arrojándola a un lado sobre la espesa maleza que nos rodeaba, dejando descubierto ante mis ojos el poderío de cada uno de sus músculos que se tensaban y relajaban entre cada contacto o pausa de nuestra piel. Un equilibrio simbólico, atípico pero perfecto, tanto como el hielo y el fuego, algo cóncavo y otro convexo, cuyo destino final estaba predispuesto a ser atraídos y repelidos como polos opuestos de una roca imantada.
Cam… Eres tan hermoso... Su nombre fue pronunciado en un susurro apenas audible, a la vez que nuestras posiciones se invertían, dejándome mi espalda plegada sobre el suelo, entre tanto él separaba mis piernas con las suyas y ascendía mi vestido por encima de mis muslos. Arquee mi espalda como respuesta a ello, acunando su rostro con mis manos, atrayéndolo hacia mí nuevamente mientras la estorbosa vestimenta comenzaba a ser descartada como por arte de magia hecha por un ilusionista… No… Hecha por las suaves y tersas manos de un soberbio gitano que me hacían alcanzar lo divino incluso bajo mi estado de contención. ¿Qué debía hacer? ¿Acabar con la esencia de tan maravilloso ser? ¿Dejar que mis instintos fluyeran de un modo que lo guiaran hacia su propia desgracia?
Suspire en la base de su cuello cuando sus dedos se perdían al ras de mis muslos que abrazaban su cadera, percibiendo la electrificación que emprendía cada base nerviosa de mi cuerpo por su eminente contacto, aunque, en el preciso instante en que su cuerpo se ondulaba sobre el mío, incitando a la simulación de lo que haríamos cuando el resto de nuestro vestuario hubiera desaparecido, sin poder dominar mi naturaleza, cerré mis labios en el arco de su cuello y con extrema suavidad (más de la que podía hacer alarde con un humano), mis incisivos se abrieron paso hacia la suculenta vena que palpitaba y bombeaba aquel bálsamo delicioso hacia mi paladar, entre tanto mis manos se perdían en la hermosa enredadera castaña que componía su larga cabellera. Gemí de una forma ahogada bajo sus brazos, manteniendo los ojos cerrados y respirando débilmente entre cada succión, percibiendo como Cam en medio del doloroso delirio jadeaba y masajeaba cuanta porción de mi cuerpo gustara y estuviera a su alcance. Arañaba su espalda conforme la succión se volvía más intensa, aferraba sus caderas hacia mi pelvis para que concretara el contacto tan deseado, aunque como cualquier humano, olvidaba lo debilitado que podía quedar tras ser vaciado por las garras vampíricas.
Cam… Eres tan hermoso... Su nombre fue pronunciado en un susurro apenas audible, a la vez que nuestras posiciones se invertían, dejándome mi espalda plegada sobre el suelo, entre tanto él separaba mis piernas con las suyas y ascendía mi vestido por encima de mis muslos. Arquee mi espalda como respuesta a ello, acunando su rostro con mis manos, atrayéndolo hacia mí nuevamente mientras la estorbosa vestimenta comenzaba a ser descartada como por arte de magia hecha por un ilusionista… No… Hecha por las suaves y tersas manos de un soberbio gitano que me hacían alcanzar lo divino incluso bajo mi estado de contención. ¿Qué debía hacer? ¿Acabar con la esencia de tan maravilloso ser? ¿Dejar que mis instintos fluyeran de un modo que lo guiaran hacia su propia desgracia?
Suspire en la base de su cuello cuando sus dedos se perdían al ras de mis muslos que abrazaban su cadera, percibiendo la electrificación que emprendía cada base nerviosa de mi cuerpo por su eminente contacto, aunque, en el preciso instante en que su cuerpo se ondulaba sobre el mío, incitando a la simulación de lo que haríamos cuando el resto de nuestro vestuario hubiera desaparecido, sin poder dominar mi naturaleza, cerré mis labios en el arco de su cuello y con extrema suavidad (más de la que podía hacer alarde con un humano), mis incisivos se abrieron paso hacia la suculenta vena que palpitaba y bombeaba aquel bálsamo delicioso hacia mi paladar, entre tanto mis manos se perdían en la hermosa enredadera castaña que componía su larga cabellera. Gemí de una forma ahogada bajo sus brazos, manteniendo los ojos cerrados y respirando débilmente entre cada succión, percibiendo como Cam en medio del doloroso delirio jadeaba y masajeaba cuanta porción de mi cuerpo gustara y estuviera a su alcance. Arañaba su espalda conforme la succión se volvía más intensa, aferraba sus caderas hacia mi pelvis para que concretara el contacto tan deseado, aunque como cualquier humano, olvidaba lo debilitado que podía quedar tras ser vaciado por las garras vampíricas.
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Sus manos buscaron la forma de deshacerse de mi camisa y lo lograron. La dejó tirada a un lado mientras exploraba cada centímetro de piel que iba descubriendo mientras sus dedos ágiles y frescos se deslizaban por mi torso. Me notaba estremecerme con cada diminuto roce de su piel contra la mía.
¿Había dicho que yo era hermoso? ¿Y ella que era entonces? Cada vez que la miraba me parecía imposible que semejante belleza estuviera reunida en el cuerpo de lo que se suponía era un demonio. La contemplé mientras la hacía girar para dejarla debajo de mí. Busqué los suaves muslos debajo de la pesada falda que fui apartando para dejarlos al descubierto, maravillado ante tanta perfección. Deslicé mis manos cerca de su sexo acariciando la zona con delicadeza, preparándola para lo que vendría después.
Sus manos acariciaron mi rostro y lo atrajeron hacia ella para besarnos nuevamente. Recostado sobre su cuerpo me moví simulando lo que iba a llegar. Encontré su sexo y lo acaricié por encima buscando darle el placer que ella ansiaba...
O el que yo creía que ella ansiaba.
Noté algo punzante en el cuello y supe que iba a morderme. La dejé, no me resisití. La oí gemir mientras succionaba el líquido que me daba la vida y no me importó; en mi mente sólo estaba la idea de acariciarla de hacerla mía una y otra vez.. Nos pegamos todo lo que pudimos mientras ella seguía bebiendo de mi cuerpo y yo en ese loco frenesí no sentía lo débil que iba quedando.
¿Había dicho que yo era hermoso? ¿Y ella que era entonces? Cada vez que la miraba me parecía imposible que semejante belleza estuviera reunida en el cuerpo de lo que se suponía era un demonio. La contemplé mientras la hacía girar para dejarla debajo de mí. Busqué los suaves muslos debajo de la pesada falda que fui apartando para dejarlos al descubierto, maravillado ante tanta perfección. Deslicé mis manos cerca de su sexo acariciando la zona con delicadeza, preparándola para lo que vendría después.
Sus manos acariciaron mi rostro y lo atrajeron hacia ella para besarnos nuevamente. Recostado sobre su cuerpo me moví simulando lo que iba a llegar. Encontré su sexo y lo acaricié por encima buscando darle el placer que ella ansiaba...
O el que yo creía que ella ansiaba.
Noté algo punzante en el cuello y supe que iba a morderme. La dejé, no me resisití. La oí gemir mientras succionaba el líquido que me daba la vida y no me importó; en mi mente sólo estaba la idea de acariciarla de hacerla mía una y otra vez.. Nos pegamos todo lo que pudimos mientras ella seguía bebiendo de mi cuerpo y yo en ese loco frenesí no sentía lo débil que iba quedando.
Cam Rohan- Gitano
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Con sentidos pretéritos de mi naturaleza, retraje mis colmillos cuando sentí el cuerpo del mortal pesado y endeble sobre el mío; A pesar de su anémico estado, continuaba tallando aun aquellas firmes caricias en mi entrepierna que solo incitaban a mis gemidos y a los estremecimientos que se disipaban a lo largo de mi piel que aclamaba ser poseída por aquel cálido ser ahora envuelto en una de mis redes. Mi lengua rozó el arco de su cuello, fomentado la cicatrización acelerada que le proveería mis fluidos mezclados con su sangre entre tanto esbozada una amplia sonrisa e impulsaba su cuerpo debilitado a un lado del mío ¿Ahora el grandioso gitano le gustan los vampiros? Disfrace la ironía con un mohín discreto de puchero, dedicándole una mirada inocente mientras limpiaba las comisuras de mis labios carmesí impregnados con su sangre.
Con total gracilidad, reacomode mi postura sobre él, mordiendo mi muñeca derecha y succionando algunas gotas de mi sangre que mi boca depositaria luego, directamente sobre la suya, invitándole a tragar con un beso de la muerte tan apasionado que el mismo inferno se helaría ante su veneno. No pensaba transformarle, era demasiado valioso como para obligarlo a perder su maravillosa esencia en mi mundo plagado de tinieblas, pero al menos recobraría la vitalidad de la que le había privado en un momento tan crucial como éste.
Me alejé un instante para admirar con mis ojos verdosos, como tosía y se contorsionaba por el sabor férreo del preciado regalo carmesí que ahora quemaba su garganta y se abría paso hacia la continuidad de sus órganos que le exigían mucho más, a pesar de que su voluntad inquebrantable se rehusaba. No te resistas, Cam… Lo hago porque no quiero que pierdas el conocimiento, querido… Ladee mi cabeza con un gesto sereno, cuando mis dedos cobraron la osadía de su portadora para aventurarse a recorrer con suaves caricias el área intima que aprisionaba su pantalón y escondía la tensión que se erigía en mi nombre. Solo dos segundos bastaron para liberar los seguros de la tela, descendiéndola un poco para continuar al siguiente nivel de un juego que prometía superar las barreras invisibles de una simple entretención.
Una de mis gélidas manos se introdujeron para enfundar aquel órgano viril y cálido que ardía ante el estimulo de un vaivén pronunciado y apretado, simulando una y otra vez la firmeza que le esperaría en mi interior que demandaba un contacto más directo con aquel sinfonía de placer que ahora masajeaba al compas de sus gemidos. No pareces humano a pesar de que he corroborado tu fragilidad… Eres especial, es lo que ha captado mi atención aunque me odies por lo que soy… Incliné mi cabeza hacia adelante, orientándola precisamente hacia la pieza que ahora ungiría con el rubor de mis labios, aunque éstos se desviaron hacia un lado de su pelvis, localizando con la punta de la lengua, la vena femoral que también reclamaría como mía. Lo que te hace tan único, es que careces de temor y eso, no sé si es una virtud o un craso error. Mis colmillos se abrieron paso justamente a un lado donde su zona erógena estaba siendo expuesta por una de mis manos, que aun estaba ocupada prodigándole caricias aun más fuertes y rápidas a medida que su corazón bombeaba y enviaba más sangre desde su torrente sanguíneo hacia mi paladar.
Con total gracilidad, reacomode mi postura sobre él, mordiendo mi muñeca derecha y succionando algunas gotas de mi sangre que mi boca depositaria luego, directamente sobre la suya, invitándole a tragar con un beso de la muerte tan apasionado que el mismo inferno se helaría ante su veneno. No pensaba transformarle, era demasiado valioso como para obligarlo a perder su maravillosa esencia en mi mundo plagado de tinieblas, pero al menos recobraría la vitalidad de la que le había privado en un momento tan crucial como éste.
Me alejé un instante para admirar con mis ojos verdosos, como tosía y se contorsionaba por el sabor férreo del preciado regalo carmesí que ahora quemaba su garganta y se abría paso hacia la continuidad de sus órganos que le exigían mucho más, a pesar de que su voluntad inquebrantable se rehusaba. No te resistas, Cam… Lo hago porque no quiero que pierdas el conocimiento, querido… Ladee mi cabeza con un gesto sereno, cuando mis dedos cobraron la osadía de su portadora para aventurarse a recorrer con suaves caricias el área intima que aprisionaba su pantalón y escondía la tensión que se erigía en mi nombre. Solo dos segundos bastaron para liberar los seguros de la tela, descendiéndola un poco para continuar al siguiente nivel de un juego que prometía superar las barreras invisibles de una simple entretención.
Una de mis gélidas manos se introdujeron para enfundar aquel órgano viril y cálido que ardía ante el estimulo de un vaivén pronunciado y apretado, simulando una y otra vez la firmeza que le esperaría en mi interior que demandaba un contacto más directo con aquel sinfonía de placer que ahora masajeaba al compas de sus gemidos. No pareces humano a pesar de que he corroborado tu fragilidad… Eres especial, es lo que ha captado mi atención aunque me odies por lo que soy… Incliné mi cabeza hacia adelante, orientándola precisamente hacia la pieza que ahora ungiría con el rubor de mis labios, aunque éstos se desviaron hacia un lado de su pelvis, localizando con la punta de la lengua, la vena femoral que también reclamaría como mía. Lo que te hace tan único, es que careces de temor y eso, no sé si es una virtud o un craso error. Mis colmillos se abrieron paso justamente a un lado donde su zona erógena estaba siendo expuesta por una de mis manos, que aun estaba ocupada prodigándole caricias aun más fuertes y rápidas a medida que su corazón bombeaba y enviaba más sangre desde su torrente sanguíneo hacia mi paladar.
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Notaba la debilidad en cada fibra de mi ser pero no podía detenerla, su placer estaba allí, en mi sangre. No era humana y no les bastaba lo mismo que als humanas corrientes. Cuando sentí sus colmillos retirarase de mi piel ladeé la cabeza para intentar mirarla sin éxito. Ahora lamía la zona. La abuela me había dicho que la saliva de los vampiros cicatrizaba las heridas que ellos mismo abrían en las pieles humanas. Sabrina estaba haciendo justo eso cuando me preguntó si ahora me gustaban los vampiros. Negué con la cabeza y respondí con la voz algo ronca.
-Muy pocos.-la miré directamente. Me atraía tanto...Era pura maldad, pero por algún extraño motivo eso me gustaba.
Mientras cavilaba sobre la posibilidad de que mes estuviera volviendo loco, Sabrina se mordió la muñeca y se la lami. Se agachó para besarme y su sangre penetró en mi boca. Me deabtí tratando de escupirla cuando nos separamos pero ya se estaba deslizando garganta abajo. Para mi enorme verguenza su sabor era el mejor que había probado jamás. La miré como pidiéndole más. Las fuerzas volvieron a mí paulatinamente y Sabrina se aventuró a desabotonar mi pantalón. Sólo entonces fui consciente de lo duro que estaba mi miembro.
Sus manos heladas aferraron mi sexo y gemí al notar la diferencia de temperaturas. Ella hablaba y aunque yo odiaba lo que era-un ser sediento de sangre, pensé-no podía negar el terrible deseo que sentía con solo contemplarla. Mis gemidos se intensificaron cuando comenzó a masajear mi zona más íntima provocándome un placer indescriptible. Su cabeza se inclinó hacia mi ingle, buscando la palpitante vena que allí se escondía. Volvía a la carga una vez más y yo no se lo impedí. Me aferré a sus cabellos y cerré los ojos disfrutando de la sensación de tenerla cerca y saber que ella me estaba acariciando.
-No soy especial...-negué sus palabras entre jadeos-.Hay mucha gente valiente por ahí yo...sólo soy un gitanillo...
Con muy buena suerte, fue mi pensamiento antes de gemir con fuerza.
-Muy pocos.-la miré directamente. Me atraía tanto...Era pura maldad, pero por algún extraño motivo eso me gustaba.
Mientras cavilaba sobre la posibilidad de que mes estuviera volviendo loco, Sabrina se mordió la muñeca y se la lami. Se agachó para besarme y su sangre penetró en mi boca. Me deabtí tratando de escupirla cuando nos separamos pero ya se estaba deslizando garganta abajo. Para mi enorme verguenza su sabor era el mejor que había probado jamás. La miré como pidiéndole más. Las fuerzas volvieron a mí paulatinamente y Sabrina se aventuró a desabotonar mi pantalón. Sólo entonces fui consciente de lo duro que estaba mi miembro.
Sus manos heladas aferraron mi sexo y gemí al notar la diferencia de temperaturas. Ella hablaba y aunque yo odiaba lo que era-un ser sediento de sangre, pensé-no podía negar el terrible deseo que sentía con solo contemplarla. Mis gemidos se intensificaron cuando comenzó a masajear mi zona más íntima provocándome un placer indescriptible. Su cabeza se inclinó hacia mi ingle, buscando la palpitante vena que allí se escondía. Volvía a la carga una vez más y yo no se lo impedí. Me aferré a sus cabellos y cerré los ojos disfrutando de la sensación de tenerla cerca y saber que ella me estaba acariciando.
-No soy especial...-negué sus palabras entre jadeos-.Hay mucha gente valiente por ahí yo...sólo soy un gitanillo...
Con muy buena suerte, fue mi pensamiento antes de gemir con fuerza.
Cam Rohan- Gitano
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
“Gitanillo” fue la palabra principal que se quedo grabada en mis pensamientos, un término bastante dulce para el anzuelo que intentaba arrojar a un tiburón cuyo apetito voraz solo apuntaba al pescador. Si él resultaba ser un pequeño gitano anónimo entre tantos de su aldea, ¿Entonces que era yo? Justo desde mi postura alce mi mirada para ver sus gestos invadidos de placer, recordando aquel excéntrico seudónimo que el último de mis amantes me había proferido antes de morir envenenado por mis propias manos “Devoradora de Pecados”… Si, exactamente era eso… La condena perpetua para un mortal singular, pero no para Cam…
Alargue una de mis manos asaltando su piel con fuertes caricias sobre su pecho y abdomen, mientras la otra de mis manos se mantenía ocupada prodigando aquellos deliciosos masajes sobre su rígida intimidad. Mis incisivos se retrajeron automáticamente al sentir la pesadez en el ritmo de su latido cardiaco, permitiendo que mi lengua palpara aquella zona de su pelvis para que las cisuras de mi mordida se cerraran frente a mis ojos con una esplendida regeneración, dejando solo unas diminutas marcas que le recordarían nuestro encuentro por siempre. ¿Muy pocos? Hice una mueca de puchero, ahora orientando mis labios con sutiles besos hacia el órgano que enfundaba mi mano recelosamente No sé si sentirme agradecida u ofendida por ello… Aquella breve pausa solo bastaba para cerrar mis labios en la cúspide de su erección y saborearlo como si fuera la fruta prohibida que mis instintos aclamaban Agradecida, porque entonces has conservado contacto selectivo con algunos de mi especie… Mi mano mantenía su letargo en aquellas caricias sinuosas, manteniendo un vaivén tortuoso entre tanto la leve succión de mi boca limpiaba los residuos preseminales de la punta de su erección.
Pero… No sé si sentirme ofendida porque entonces, eso significa que ya otra mujer de mi especie ha profanado tan exuberante cuerpo… ¿No es así? Mi voz se tornó casi somnífera, manteniendo la melodía en un sonido bajo apenas audible solo para percibir el maravilloso contraste de sus gemidos y jadeos que emanaban de sus labios como una asombrosa sinfonía auditiva. Cerré mis ojos, dejando que mi aliento envolviera su erección hasta que la misma estuvo por completo en el interior de mi cavidad bucal, acariciándolo y ondulando su miembro con mi lengua, saboreando su textura rozando mi paladar, simulando el vaivén que obtendría en otra parte de mi cuerpo que tan solo humedecía con imaginarlo. Solo dime algo… Me levante desde mi postura, alzando la estorbosa tela de mi falda para descubrir mis esbeltos muslos frente a sus ojos, rodeando una vez más su cadera con mis piernas, retomando su erección para reacomodarla justo por debajo de la pequeña prenda de mi ropa intima que nos delimitaba del clímax profundo. Que ninguna otra mujer mortal o inmortal te ha tocado como yo… Incline mi rostro hacia él, invadiendo sus labios entreabiertos con mi pecaminosa lengua exigente, intensificando aquel beso que me hacía perder la cabeza entre sus brazos, moviendo cada fibra de mi ser. Que ninguna otra logra hacerte vibrar con solo un beso…
Retrocedí solo para conducir sus dóciles manos hacia mis pechos, desplazando descendentemente el estorboso escote para que él mismo comprobara la turgencia de los mismos mientras yo arqueaba mi espalda y mordía mis labios en un intento por no gritar al sentir su calor tan directo sobre mí. Dilo Cam… Que a pesar de que soy un demonio, me deseas como tuya… Sisee cuando sus manos por voluntad propia, declinaron hacia mi abdomen, siguiendo la línea de mi estrecha cintura hasta mi cadera, apartando con sus deliciosos dedos la prenda íntima para que su piel rozara entrañablemente la mía Siénteme… Tócame… Tómame… Le murmure con una sonrisa sombría, estimulando a su erección entre mis pliegues húmedos en un pequeño vaivén sinuoso sin incluir a la penetración… Aun…
Cam se había sentado sobre el pasto aun conmigo sobre él, sujetando con fuerza de mi cintura y alimentando su apetito carnal con briosos besos y lametones sobre mis pechos, desmantelando mi juego por completo, haciéndome desearlo con la misma intensidad, gimoteando con la respiración entrecortada cuando sus labios se cerraban en los montículos de mis pechos para succionarlos, mordisquearlos traviesamente. Mis manos se perdieron entre su cabello largo y rizado, forzando a que su rostro conservara aquella primordial postura, hasta el momento, en que tuve que regresar a la realidad… Ruidos… Humanos…
A lo lejos, en la soledad retumbaba la voz de una anciana emitiendo el nombre del gitano como un cantico desesperado a su vez, que varios mortales se aventuraban a los matorrales con la guía de aquel molesto canino que servía fielmente a mi gitano… Mío… Pensé con un irónico sentido posesivo a pesar de que esta noche desaparecería definitivamente de su vida y maldecía en mi interior por la interrupción. Eran demasiados, y si me encontraban aquí, llamarían la atención de mi sequito que estaban muy cerca y una batalla campal se llevaría a cabo, corriendo el riesgo de que Cam saliera herido. El resto de los mortales, solo eran corderos que caminaban en la oscuridad directo al matadero, pero él, era algo diferente a ello. Mi presa predilecta, único en su especie, distinto, invaluable, algo que nadie más podía obtener. Ya no quiero tu sangre… Deseo tu alma, gitano… Me levante en contra de mi voluntad cuando los gritos se hicieron más audibles y llamaron la atención de Monseur Rohan. Debo irme…
Alargue una de mis manos asaltando su piel con fuertes caricias sobre su pecho y abdomen, mientras la otra de mis manos se mantenía ocupada prodigando aquellos deliciosos masajes sobre su rígida intimidad. Mis incisivos se retrajeron automáticamente al sentir la pesadez en el ritmo de su latido cardiaco, permitiendo que mi lengua palpara aquella zona de su pelvis para que las cisuras de mi mordida se cerraran frente a mis ojos con una esplendida regeneración, dejando solo unas diminutas marcas que le recordarían nuestro encuentro por siempre. ¿Muy pocos? Hice una mueca de puchero, ahora orientando mis labios con sutiles besos hacia el órgano que enfundaba mi mano recelosamente No sé si sentirme agradecida u ofendida por ello… Aquella breve pausa solo bastaba para cerrar mis labios en la cúspide de su erección y saborearlo como si fuera la fruta prohibida que mis instintos aclamaban Agradecida, porque entonces has conservado contacto selectivo con algunos de mi especie… Mi mano mantenía su letargo en aquellas caricias sinuosas, manteniendo un vaivén tortuoso entre tanto la leve succión de mi boca limpiaba los residuos preseminales de la punta de su erección.
Pero… No sé si sentirme ofendida porque entonces, eso significa que ya otra mujer de mi especie ha profanado tan exuberante cuerpo… ¿No es así? Mi voz se tornó casi somnífera, manteniendo la melodía en un sonido bajo apenas audible solo para percibir el maravilloso contraste de sus gemidos y jadeos que emanaban de sus labios como una asombrosa sinfonía auditiva. Cerré mis ojos, dejando que mi aliento envolviera su erección hasta que la misma estuvo por completo en el interior de mi cavidad bucal, acariciándolo y ondulando su miembro con mi lengua, saboreando su textura rozando mi paladar, simulando el vaivén que obtendría en otra parte de mi cuerpo que tan solo humedecía con imaginarlo. Solo dime algo… Me levante desde mi postura, alzando la estorbosa tela de mi falda para descubrir mis esbeltos muslos frente a sus ojos, rodeando una vez más su cadera con mis piernas, retomando su erección para reacomodarla justo por debajo de la pequeña prenda de mi ropa intima que nos delimitaba del clímax profundo. Que ninguna otra mujer mortal o inmortal te ha tocado como yo… Incline mi rostro hacia él, invadiendo sus labios entreabiertos con mi pecaminosa lengua exigente, intensificando aquel beso que me hacía perder la cabeza entre sus brazos, moviendo cada fibra de mi ser. Que ninguna otra logra hacerte vibrar con solo un beso…
Retrocedí solo para conducir sus dóciles manos hacia mis pechos, desplazando descendentemente el estorboso escote para que él mismo comprobara la turgencia de los mismos mientras yo arqueaba mi espalda y mordía mis labios en un intento por no gritar al sentir su calor tan directo sobre mí. Dilo Cam… Que a pesar de que soy un demonio, me deseas como tuya… Sisee cuando sus manos por voluntad propia, declinaron hacia mi abdomen, siguiendo la línea de mi estrecha cintura hasta mi cadera, apartando con sus deliciosos dedos la prenda íntima para que su piel rozara entrañablemente la mía Siénteme… Tócame… Tómame… Le murmure con una sonrisa sombría, estimulando a su erección entre mis pliegues húmedos en un pequeño vaivén sinuoso sin incluir a la penetración… Aun…
Cam se había sentado sobre el pasto aun conmigo sobre él, sujetando con fuerza de mi cintura y alimentando su apetito carnal con briosos besos y lametones sobre mis pechos, desmantelando mi juego por completo, haciéndome desearlo con la misma intensidad, gimoteando con la respiración entrecortada cuando sus labios se cerraban en los montículos de mis pechos para succionarlos, mordisquearlos traviesamente. Mis manos se perdieron entre su cabello largo y rizado, forzando a que su rostro conservara aquella primordial postura, hasta el momento, en que tuve que regresar a la realidad… Ruidos… Humanos…
A lo lejos, en la soledad retumbaba la voz de una anciana emitiendo el nombre del gitano como un cantico desesperado a su vez, que varios mortales se aventuraban a los matorrales con la guía de aquel molesto canino que servía fielmente a mi gitano… Mío… Pensé con un irónico sentido posesivo a pesar de que esta noche desaparecería definitivamente de su vida y maldecía en mi interior por la interrupción. Eran demasiados, y si me encontraban aquí, llamarían la atención de mi sequito que estaban muy cerca y una batalla campal se llevaría a cabo, corriendo el riesgo de que Cam saliera herido. El resto de los mortales, solo eran corderos que caminaban en la oscuridad directo al matadero, pero él, era algo diferente a ello. Mi presa predilecta, único en su especie, distinto, invaluable, algo que nadie más podía obtener. Ya no quiero tu sangre… Deseo tu alma, gitano… Me levante en contra de mi voluntad cuando los gritos se hicieron más audibles y llamaron la atención de Monseur Rohan. Debo irme…
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Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Su boca se cerró alrededor de mi miembro haciéndome estremecer. Cerré los ojos y gemí, sintiendo como su diestra boca prodigaba todo tipo de caricias a aquella zona tan sensible para mí. Mi mente se hallaba cada vez más lejos, sumergida en un mar de placeres, entrando de lleno en un juego peligroso que yo temía tanto como anhelaba.
-Nunca he estado con otra mujer de tu especie...-le susurré ante su comentario-Pero si conozco a...-me mordí el labio sintiendo su lengua jugueteando en la punta de mi sexo- algunos vampiros que pueden ser incluso amables...
Su boca comenzó a subir y bajar emulando el movimiento que más placer me otrogaba. Sentí como mis manos se clavaban en la hierba, noté los dedos enterrados en la tierra y mi tensión, mi deseo...Me consumía igual que el fuego había consumido las cabañas del campamento gitano, de la misma manera que las llamas devoraban la madera. No había casi forma de impedirlo. Sabrina habló de nuevo mientras se levantaba sus elegantes faldas para mostrarme los níveos muslos que yo ya había acariciado. Los contemplé mientras se colocaban ambos lados de mi cuerpo y me rozaba con su vagina, cubierta por una prenda interior que me impedía el paso.
Sabrina me besó como si no hubiera mañana y sentí un escalofrío recorrerme todo el cuerpo. Ella llevaba razón, jamás nadie me había hecho vibras de esa manera, nunca ninguna de las mujeres a las que había hecho el amor habían conseguido mi total entrega como Sabrina la estaba consiguiendo. No entendía el por qué y me daba miedo; ella era peligrosa y yo había caído entre sus brazos de la misma manera que caen los indefensos insectos en las telas de las arañas.
Se separó de mí ligeramente y buscó mis manos para conducirlas hacia sus pechos, los que yo estaba deseando besar y acariciar desde que habíamos empezado a darnos caricias. Me fui incorporando mientras ella se apartaba ese molesto corsé que me impedía contemplarla entera. Cuando lo hizo contuve el aliento, sin palabras ante tanta perfección. Jamás había visto unos pechos tan exquisitos, tan bellos. Acaricié la punta de sus pezones con mis pulgares, estimulándolos. luego deslicé los dedos por su abdomen, su vientre pálido y plano que me tenía hechizado.
Sentaco con ella sobre mis rodillas incliné la cabeza para ir a buscar su propio placer. Acomodé los labios alrededor de un erecto pezón y comencé a lamerlo con delicadeza primero y con más brío después, sintiéndolo en mi boca ponerse más y más duro, mojándolo con mi lengua y mordisqueando su pecho con suavidad. Repetí la operación con su otro seno deleitándome ante esa...diosa. No podía llamrla de otra manera aunque pensase que era un demonio venido del infierno para hacerme caer en la tentación. La mejor manera de evitarla es caer en ella, ¿No?
-Te deseo-confesé separándome un instante de sus pechos, los cuales apretaba entre mis manos- Te deseo...
Ella se apartó de mí dejándome con ganas de más. La miré sin entender hasta que ecsuché los ladridos y las voces de otras personas de mi campamento que se aproximaban. alerta, me levanté y me abotoné los pantalones. Busqué mi camisa para ponérmela lo más rápido posible.
-¿Te marchas?-Deseaba mi sangre, mi alma. No sabía si eso era bueno o malo-¿No volveré a verte?-pregunté sintiéndome estúpido al instante.
-Nunca he estado con otra mujer de tu especie...-le susurré ante su comentario-Pero si conozco a...-me mordí el labio sintiendo su lengua jugueteando en la punta de mi sexo- algunos vampiros que pueden ser incluso amables...
Su boca comenzó a subir y bajar emulando el movimiento que más placer me otrogaba. Sentí como mis manos se clavaban en la hierba, noté los dedos enterrados en la tierra y mi tensión, mi deseo...Me consumía igual que el fuego había consumido las cabañas del campamento gitano, de la misma manera que las llamas devoraban la madera. No había casi forma de impedirlo. Sabrina habló de nuevo mientras se levantaba sus elegantes faldas para mostrarme los níveos muslos que yo ya había acariciado. Los contemplé mientras se colocaban ambos lados de mi cuerpo y me rozaba con su vagina, cubierta por una prenda interior que me impedía el paso.
Sabrina me besó como si no hubiera mañana y sentí un escalofrío recorrerme todo el cuerpo. Ella llevaba razón, jamás nadie me había hecho vibras de esa manera, nunca ninguna de las mujeres a las que había hecho el amor habían conseguido mi total entrega como Sabrina la estaba consiguiendo. No entendía el por qué y me daba miedo; ella era peligrosa y yo había caído entre sus brazos de la misma manera que caen los indefensos insectos en las telas de las arañas.
Se separó de mí ligeramente y buscó mis manos para conducirlas hacia sus pechos, los que yo estaba deseando besar y acariciar desde que habíamos empezado a darnos caricias. Me fui incorporando mientras ella se apartaba ese molesto corsé que me impedía contemplarla entera. Cuando lo hizo contuve el aliento, sin palabras ante tanta perfección. Jamás había visto unos pechos tan exquisitos, tan bellos. Acaricié la punta de sus pezones con mis pulgares, estimulándolos. luego deslicé los dedos por su abdomen, su vientre pálido y plano que me tenía hechizado.
Sentaco con ella sobre mis rodillas incliné la cabeza para ir a buscar su propio placer. Acomodé los labios alrededor de un erecto pezón y comencé a lamerlo con delicadeza primero y con más brío después, sintiéndolo en mi boca ponerse más y más duro, mojándolo con mi lengua y mordisqueando su pecho con suavidad. Repetí la operación con su otro seno deleitándome ante esa...diosa. No podía llamrla de otra manera aunque pensase que era un demonio venido del infierno para hacerme caer en la tentación. La mejor manera de evitarla es caer en ella, ¿No?
-Te deseo-confesé separándome un instante de sus pechos, los cuales apretaba entre mis manos- Te deseo...
Ella se apartó de mí dejándome con ganas de más. La miré sin entender hasta que ecsuché los ladridos y las voces de otras personas de mi campamento que se aproximaban. alerta, me levanté y me abotoné los pantalones. Busqué mi camisa para ponérmela lo más rápido posible.
-¿Te marchas?-Deseaba mi sangre, mi alma. No sabía si eso era bueno o malo-¿No volveré a verte?-pregunté sintiéndome estúpido al instante.
Cam Rohan- Gitano
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Fecha de inscripción : 20/06/2010
Localización : Con la mano en tu bolsillo
Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Una urgente necesidad de aquellos labios huérfanos que los míos habían abandonado por la profanación de nuestro momento, era la temida tentación que los de su especie evadían a como de lugar. No puedo quedarme… Concrete con total serenidad con mis ojos fijos en el corsé que vestía, acomodándolo y sacudiendo los residuos de arena que se fijaba entre los finos encajes… Aunque su aroma… Su adictiva fragancia estaba presente en mi piel y eso contradictoriamente ya lo marcaba como mío El resto de los gitanos me verán y entonces iniciaran una cacería… Me acerque hacia él acunando su rostro entre mis manos y acariciándolo como una de tantas muñecas de porcelana que podían romperse con facilidad No querrás que asesine a uno de ellos para perpetuar este encuentro entre nosotros… ¿O sí? Mis ojos estaban fijos en los suyos, acercándome como una grácil bailarina hacia su compañero para ejercer un efímero contacto de mis labios sobre los suyos… Tan sublime pero frágil… Tal como un sueño…
¿Deseas volver a verme, Cam Rohan? Aquella pregunta fluyo después de aquel beso fascinante, cargado de tantas cosas difíciles de definir o simplificar… Locura, pasión, ansia, rencor… ¿Cómo encerrar todos esos sentimientos en una esfera y conferirles un titulo? No podía, al igual que no permitiría que el tiempo borrara mi recuerdo de la mente del humano que me había demostrado no ser uno más de la prole a la que pertenecía. ¿Deseas frecuentar a un demonio? ¿A un ser que es fuego de noche y hielo en el día? Ladee mi cabeza con una sonrisa discreta mientras continuaba acariciando su rostro con suavidad y una gran ternura jamás manifestada hacia alguna de mis presas… Difícilmente concedía esta clase de concesiones a alguien, pero algo lo hacía indiscutiblemente diferente…
Repentinamente mis pupilas se dilataron para persuadir a su mente ante mi voluntad, había dejado demasiados cabos sueltos por lo que podían dar con mi identidad, y eso era algo más preciado incluso que su propia vida. Cuando alguien te pregunte algo acerca de lo que hiciste en este lugar, les dirás que no recuerdas en lo absoluto… Tu memoria solo es una terrible sombra que mordió tu cuerpo y se alimento de él, pero para ti mismo, sabrás mi nombre y lo que ha sido real para nosotros en medio de esta cruel fantasía que ha llegado a su fin… La prosa fluyo en un tono tan hipnótico como el cantico de una sirena en medio del mar, atrayendo a inocentes pescadores hacia sus propias redes para ahogarlos en medio de la penumbra del océano. ¿Entendido? Finalice culminando aquel control que no le permitiría olvidar, pero lo limitaría de contarle a alguien más nuestro… Pequeño secreto…
Ajuste su camisa con mis dedos lívidos, atrayéndolo de la cintura hacia mi para abrazarlo entre tanto depositaba un beso sobre su cuello, una despedida adecuada para un par de amantes albergados bajo el manto de la noche, la única diferencia, es que en cualquier momento, su odio vencería a su impulso carnal cuando se viera prendado de mi. No les permitas que te alejen de mí… Si quieres verme, no los dejes llenarte la cabeza con aquellas falacias acerca de los seres de la noche… Solo somos hijos de la luna, querido… Salvajes e indómitos por las heridas de la batalla por nuestra supervivencia… Algunas luces comenzaron a asomarse entre los pastizales, por lo que determine que nuestro tiempo estaba a punto de terminar; Mis labios solo respondieron a los suyos con un beso rabioso, impetuoso y renegado a dejarlo ir Búscame en… Antes que pudiera culminado la frase al separar aquel íntimo contacto de nuestras bocas, la voz de una anciana y el ladrido del perro se alzaron desde detrás de mí, por lo que no tuve otra opción que esfumarme técnicamente entre sus brazos, aprovechando la velocidad de mi especie para ocultarme tras el tronco de un árbol muy cercano del templado valle, aguardando en silencio, agudizando mis sentidos y sintiendo un llamado extraño a desentrañar los secretos de su linaje. Maldiciendo a la vez por tener que ocultarme, y escuchando como algunos de sus "compañeros" de clan, comenzaban a notar las pequeñas marcas en el cuello de Cam...
¿Deseas volver a verme, Cam Rohan? Aquella pregunta fluyo después de aquel beso fascinante, cargado de tantas cosas difíciles de definir o simplificar… Locura, pasión, ansia, rencor… ¿Cómo encerrar todos esos sentimientos en una esfera y conferirles un titulo? No podía, al igual que no permitiría que el tiempo borrara mi recuerdo de la mente del humano que me había demostrado no ser uno más de la prole a la que pertenecía. ¿Deseas frecuentar a un demonio? ¿A un ser que es fuego de noche y hielo en el día? Ladee mi cabeza con una sonrisa discreta mientras continuaba acariciando su rostro con suavidad y una gran ternura jamás manifestada hacia alguna de mis presas… Difícilmente concedía esta clase de concesiones a alguien, pero algo lo hacía indiscutiblemente diferente…
Repentinamente mis pupilas se dilataron para persuadir a su mente ante mi voluntad, había dejado demasiados cabos sueltos por lo que podían dar con mi identidad, y eso era algo más preciado incluso que su propia vida. Cuando alguien te pregunte algo acerca de lo que hiciste en este lugar, les dirás que no recuerdas en lo absoluto… Tu memoria solo es una terrible sombra que mordió tu cuerpo y se alimento de él, pero para ti mismo, sabrás mi nombre y lo que ha sido real para nosotros en medio de esta cruel fantasía que ha llegado a su fin… La prosa fluyo en un tono tan hipnótico como el cantico de una sirena en medio del mar, atrayendo a inocentes pescadores hacia sus propias redes para ahogarlos en medio de la penumbra del océano. ¿Entendido? Finalice culminando aquel control que no le permitiría olvidar, pero lo limitaría de contarle a alguien más nuestro… Pequeño secreto…
Ajuste su camisa con mis dedos lívidos, atrayéndolo de la cintura hacia mi para abrazarlo entre tanto depositaba un beso sobre su cuello, una despedida adecuada para un par de amantes albergados bajo el manto de la noche, la única diferencia, es que en cualquier momento, su odio vencería a su impulso carnal cuando se viera prendado de mi. No les permitas que te alejen de mí… Si quieres verme, no los dejes llenarte la cabeza con aquellas falacias acerca de los seres de la noche… Solo somos hijos de la luna, querido… Salvajes e indómitos por las heridas de la batalla por nuestra supervivencia… Algunas luces comenzaron a asomarse entre los pastizales, por lo que determine que nuestro tiempo estaba a punto de terminar; Mis labios solo respondieron a los suyos con un beso rabioso, impetuoso y renegado a dejarlo ir Búscame en… Antes que pudiera culminado la frase al separar aquel íntimo contacto de nuestras bocas, la voz de una anciana y el ladrido del perro se alzaron desde detrás de mí, por lo que no tuve otra opción que esfumarme técnicamente entre sus brazos, aprovechando la velocidad de mi especie para ocultarme tras el tronco de un árbol muy cercano del templado valle, aguardando en silencio, agudizando mis sentidos y sintiendo un llamado extraño a desentrañar los secretos de su linaje. Maldiciendo a la vez por tener que ocultarme, y escuchando como algunos de sus "compañeros" de clan, comenzaban a notar las pequeñas marcas en el cuello de Cam...
Última edición por Sabrina Di Alessandro el Vie Jul 16, 2010 5:58 am, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Una rosa negra bañada en sangre... [Reservado]
Sabrina comenzó a ajustarse el corsé mientras yo me ponía la camisa con dedos temblorosos. No ella no podía quedarse, aunque yo anhelase el contacto de su piel con la mía, sus besos...Incluso sus colmillos clavándose en mi cuerpo. Sí, me estaba volviendo loco, sin duda alguna. Era hora de hacer una visita el sanatorio mental.
-No quiero que ninguno de mis amigos muera...-dije ya algo más sereno-. Ellos no tienen por que...
Fue silenciado por uno de los besos de Sabrina. Cerré los ojos al sentir nuevamente sus labios gruesos sobre los míos. ¿Cómo podía ser ella un diablo? Bebía sangre...Había quemado a...¿quién? ¿Qué? Sólo existíamos Sabrina y yo, aunque fuera un pensamiento egoísta. Ella estaba empezando a convertirse en lo que yo más deseaba, quizás porque estaba prohibida. Yo nunca había sido así, pues prefería jugármela sobre seguro. Con Sabrina rompía todas las reglas que me había impuesto.
-Claro que deseo volver a verte-le contesté controlando mi voz ante la perspectiva de encontrarme nuevamente con ella. Sonreí con ironía.- Y sé que tú también quieres volver a verme.
Me acariciaba el rostro mientras yo acababa de abotonarme la camisa. Luego djé que una de mis manos se apoyasen en su cintura, como atrayéndola hacia mí pero son llegar a hacerlo.
- Fuego con fuego-le susurré-Esto va a ser interesante.
Sin comerlo ni beberlo sus pupilas se agrandaron y antes de que pudiera darme cuenta caí en uno de los hechizos de vampiro. Sabrina me hablaba con voz melodiosa susurándome las órdenes que mantendrían su identidad a salvo. Eso era importante para ella y para poder seguir viéndonos. Yo quería seguir viéndola, quería conocer a esa enigmática criatura. E iba a ocultarla incluso ante mi abuela.
Sabrina me abrazó y me besó el cuello con dulzura. Yo respondí a su abrazo y me impregné de su aroma. No podía olvidarlo, así sabría que era ella cuando la encontrase de nuevo. Sabrina y yo volveríamos a vernos una vez más y esa sería el inicio de muchas o el final...
-No les permitas que te alejen de mí… Si quieres verme, no los dejes llenarte la cabeza con aquellas falacias acerca de los seres de la noche… Solo somos hijos de la luna, queridos… Salvajes e indómitos por las heridas de la batalla por nuestra supervivencia…-dijo apresuradamente. La miré asintiendo con lentitud con el ceño fruncido y muy serio.-Búscame en...
De repente desapareció justo a tiempo antes de que mi abuela apareciese precedida por Payaso. Miré a mi abuela entre confundido y aliviado de que Sabrina no se hubiese topado con ella. No quería que Fiona fuera sometida a control mental.
-¡Cam!-exclamó abrazánome-Mi niño, creía que te habían raptado. ¿Qué...?
La abuela alargó la mano y rozó las marcas de mi cuello. Al instante el resto de gitanos se acercaron para verlas mejor mientras se santiguaban y se llevaban las manos a las cruces que pendían de sus cuellos, iguales que la mía. Los miré a todos y comencé a interpretar mi papel.
-No recuerdo casi nada, sólo que salí corriendo detrás de algo que me pareció sospechoso y luego una mancha borrosa que se lanzó a por mí yo...acabo de despertarme-fingí que me dolía la cabeza.
-¡Te ha atacado uno de esos sucios vampiros!-exclamó la abuela-¡Oh, Cam, Cam! Casi pierdo a mi nieto como perdí a mi hijo...
La abuela se echó a llorar y me sentí mal al instante. No uqería hacerla sufrir y al estar viéndome con Sabrina me exponía a que me acabase matando. No obstante, no tenía miedo. Acarcié el cabello de la abuela mientras escrutaba la noche disimuladamente. Cuando partimos de nuevo hacia el campamento me quedé un poco rezagado para susurrar, sabiendo que ella lo oiría:
-Iré a buscarte a los lugares que más frecuentan los vampiros...Te lo prometo.
-No quiero que ninguno de mis amigos muera...-dije ya algo más sereno-. Ellos no tienen por que...
Fue silenciado por uno de los besos de Sabrina. Cerré los ojos al sentir nuevamente sus labios gruesos sobre los míos. ¿Cómo podía ser ella un diablo? Bebía sangre...Había quemado a...¿quién? ¿Qué? Sólo existíamos Sabrina y yo, aunque fuera un pensamiento egoísta. Ella estaba empezando a convertirse en lo que yo más deseaba, quizás porque estaba prohibida. Yo nunca había sido así, pues prefería jugármela sobre seguro. Con Sabrina rompía todas las reglas que me había impuesto.
-Claro que deseo volver a verte-le contesté controlando mi voz ante la perspectiva de encontrarme nuevamente con ella. Sonreí con ironía.- Y sé que tú también quieres volver a verme.
Me acariciaba el rostro mientras yo acababa de abotonarme la camisa. Luego djé que una de mis manos se apoyasen en su cintura, como atrayéndola hacia mí pero son llegar a hacerlo.
- Fuego con fuego-le susurré-Esto va a ser interesante.
Sin comerlo ni beberlo sus pupilas se agrandaron y antes de que pudiera darme cuenta caí en uno de los hechizos de vampiro. Sabrina me hablaba con voz melodiosa susurándome las órdenes que mantendrían su identidad a salvo. Eso era importante para ella y para poder seguir viéndonos. Yo quería seguir viéndola, quería conocer a esa enigmática criatura. E iba a ocultarla incluso ante mi abuela.
Sabrina me abrazó y me besó el cuello con dulzura. Yo respondí a su abrazo y me impregné de su aroma. No podía olvidarlo, así sabría que era ella cuando la encontrase de nuevo. Sabrina y yo volveríamos a vernos una vez más y esa sería el inicio de muchas o el final...
-No les permitas que te alejen de mí… Si quieres verme, no los dejes llenarte la cabeza con aquellas falacias acerca de los seres de la noche… Solo somos hijos de la luna, queridos… Salvajes e indómitos por las heridas de la batalla por nuestra supervivencia…-dijo apresuradamente. La miré asintiendo con lentitud con el ceño fruncido y muy serio.-Búscame en...
De repente desapareció justo a tiempo antes de que mi abuela apareciese precedida por Payaso. Miré a mi abuela entre confundido y aliviado de que Sabrina no se hubiese topado con ella. No quería que Fiona fuera sometida a control mental.
-¡Cam!-exclamó abrazánome-Mi niño, creía que te habían raptado. ¿Qué...?
La abuela alargó la mano y rozó las marcas de mi cuello. Al instante el resto de gitanos se acercaron para verlas mejor mientras se santiguaban y se llevaban las manos a las cruces que pendían de sus cuellos, iguales que la mía. Los miré a todos y comencé a interpretar mi papel.
-No recuerdo casi nada, sólo que salí corriendo detrás de algo que me pareció sospechoso y luego una mancha borrosa que se lanzó a por mí yo...acabo de despertarme-fingí que me dolía la cabeza.
-¡Te ha atacado uno de esos sucios vampiros!-exclamó la abuela-¡Oh, Cam, Cam! Casi pierdo a mi nieto como perdí a mi hijo...
La abuela se echó a llorar y me sentí mal al instante. No uqería hacerla sufrir y al estar viéndome con Sabrina me exponía a que me acabase matando. No obstante, no tenía miedo. Acarcié el cabello de la abuela mientras escrutaba la noche disimuladamente. Cuando partimos de nuevo hacia el campamento me quedé un poco rezagado para susurrar, sabiendo que ella lo oiría:
-Iré a buscarte a los lugares que más frecuentan los vampiros...Te lo prometo.
Cam Rohan- Gitano
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